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De orígenes poco precisos, el término cuchara proviene del latín

"cochleare", y podemos decir que es uno de los instrumentos


más antiguos de los que se ha valido la humanidad tanto para
comer, como para servir, aunque en un principio contase con
formas muy dispares. Algunos expertos opinan, que desde el
Paleolítico los hombres ya utilizaban diferentes tipos de
utensilios para poder tomar los alimentos (sobre todo alimentos
pastosos o líquidos). Unas veces con forma de pala y otras con
un poco más de concavidad. Pero todas tenían la misma
función, poder tomar ciertos alimentos que no era posible tomar
pinchándoles.

Para encontrar algún vestigio de utensilios fabricados por el


hombre, nos tenemos que remontar al Neolítico, según afirman
los expertos, donde las comunidades asentadas en medios
rurales, que vivían de la ganadería y la agricultura, elaboraban
ya utensilios que les servían para cocinar, para llevarse líquidos
a la boca o trasvasarlos, etc.

Muchos de los útiles, considerados como cucharas, no tenían


una función expresa para la alimentación, sino que eran
utilizadas para diversas actividades médicas, productivas o
ceremoniales. Unos tres mil años antes de Cristo, en el rico eje
Mesopotamia - Siria - Egipto, se producían estupendas
cucharas, con mangos tallados y otros adornos de fantasía,
logrando una gran variedad de modelos y formas. Más que
cubiertos eran auténticas piezas de joyería, elaboradas por los
más destacados artesanos de la época. Si visita muchos de los
mejores museos del mundo puede contemplar muchas de estas
piezas, pero hay que hacer una especial referencia al museo del
Louvre de París, donde se encuentran algunas de las mejores
piezas de todos los tiempos, con trabajos muy reconocidos
dentro del mundo artístico.

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