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Existe una relación entre las aspiraciones y metas que el adolescente tiene para su
futuro y su conducta frente a situaciones de riesgo para su vida. Aquellos con
expectativas más altas, desarrollan conductas protectoras que le evitan los riesgos
tanto en su vida sexual como en el consumo de psico-activos.
Planear la vida permite ubicar en forma más clara sus posibilidades dentro de un
contexto real, para que sus conductas se proyecten hacía el futuro. Elementos
como la toma de decisiones, la asertividad, los valores y la autoestíma si son
integrados en la estructura psico-social del adolescente contribuirán a definir su
nivel de aspiraciones y las posibilidades de cumplirlas.
AUTOESTÍMA
Si asimiláramos al mundo con una nave que viaja a través del espacio,
seguramente imaginaríamos a su tripulación con muchos años de experiencia y
con muchas travesías a cuestas, de manera que sus canas y sus arrugas nos
infundieran seguridad sobre la manera como es capitaneado nuestro navío.
También es probable que ubicáramos a los adolescentes como pasajeros
caprichosos o a lo sumo como grumetes o ayudantes poco diligentes.
Ante una comparación de este tipo los jóvenes seguramente se sentirán ofendidos
y subvalorados, pero más allá de las intenciones y las percepciones que jóvenes y
adultos podamos tener sobre esta metáfora, lo importante es comprender la
manera como las sociedades nos asignan funciones de acuerdo con nuestra figura
y con el número de viajes que hayamos realizado alrededor del sol.
Así es, aunque no nos resulte evidente, existe todo un sistema de privilegios y
limitaciones que las sociedades otorgan e imponen a los individuos que las
componen. A esta silenciosa normatividad los sociólogos le dan el nombre de
status y de esta manera postulan la existencia de un status adulto, un status
adolescente, un status infantil, etc.
Frente a esta última pregunta, desde esta editorial nos atrevemos a afirmar que el
status adolescente que posee nuestra sociedad, a pesar de su reciente aparición,
afronta una grave crisis. En efecto, aunque la palabra adolescente hace pocas
décadas es utilizada en nuestro medio, ya está asociada a una condición de
sufrimiento, de etapa difícil y peligrosa e incluso antisocial.
Pareciera que la sociedad prefiriese condenar al joven a convertirse en "el virus del
sistema", tal como lo manifiestan los mismos adolescentes, antes que modificar
sus instituciones y cuestionar sus valores.
Recordemos que el status adolescente no es una especie de ley emitida por el
Congreso. El status es construido por todos nosotros en nuestra cotidianidad.
Al invitarlo a pensar de que habla usted con los demás y con usted mismo,
pretendemos que se pregunte si su comunicación no está reducida a cosas
prácticas, y por la manera como en su casa o trabajo, en la escuela o en la vida
social, estará usted comprometido su afecto al comunicarse con los demás.
La comunicación no es solamente una
herramienta práctica para dar informes o
recibirlos. Es también la mejor manera de
establecer redes afectivas. Si usted se atreve a
reforzar el elemento afectivo de la comunicación,
decidiéndose a dar y recibir cariño y
reconociendo la mutua dependencia, sin lugar a
duda su vida cotidiana mejorará de manera
sensible.
Dentro del entorno comunicativo, el contacto físico que usted establece con los
demás y en especial con el alumno, es fundamental para determinar el tipo y
calidad de la relación afectiva. Podría al respecto preguntarse: cuando establece
usted contacto físico con sus hijos?; en que situaciones establece usted contacto
físico con su pareja?; en el trabajo, cuando y de que manera establece usted
contacto físico con los demás?; con sus amigos y amigas, cuando y porqué razones
establece usted contacto físico?; cuando establece usted contacto físico con sus
padres?; cuando con sus hermanos?; finalmente, de que manera establece usted
contacto físico con sus alumnos?.
Al respecto, vale recordar que no existe palabra o discurso que pueda reemplazar
el contacto físico. Lo fundamental de la educación sexual; tanto en la familia como
en la escuela, puede transmitirse con un gesto, sin hacer uso de las palabras. El
discurso viene a matizar y precisar el clima afectivo que se crea con la
comunicación corporal. Por eso, mas que mostrarse preocupados por no tener los
contenidos básicos para iniciar un proceso de educación sexual, cabe preguntarse
por el tipo de educación sexual que de manera implícita, con nuestra actitud
corporal hemos estado transmitiendo. Se trata de reformular este entorno
comunicativo, teniendo presente que el tacto, y el contacto corporal son
experiencias muy importantes y necesarias, tanto para los niños como para los
adultos.
ABIERTOS AL AFECTO
Muchas veces convivimos con personas que, al igual que nosotros, están
necesitadas de afecto, de seguridad y aunque creemos que se lo estamos
ofreciendo, ellas no lo llegan a saber nunca, porque no sabemos cómo expresar
ese afecto. Establecemos relación con los demás simplemente para intercambiar
información que nos interesa, o para demostrarles nuestro éxito y poder. Pero
pocas veces establecemos relaciones en donde comprometamos a plenitud
nuestros sentimientos.
Pocas veces nos comunicamos por placer, para compartir, porque sí. Creemos que
al comunicarnos con los demás o con nosotros mismos tenemos que buscar alguna
utilidad. Hemos aceptado que todo en la vida tiene que servir para algo práctico y
nos estamos quedando solos. Pero eso no es todo. Utilizamos el afecto como una
moneda y damos afecto solo a quienes nos obedecen. Sin darnos cuenta decimos:
"te quiero si eres como yo quiero que seas".
Atrévase por eso a pensar en su manera de comunicar y recibir afecto, porque ahí
puede estar la clave para una vida mejor.
BIBLIOGRAFÍA
Ziglar, Zig. Cómo criar hijos con actitudes positivas. Editorial Norma, Bogotá, 1994.
Maddaleno Matilde, Serrano Carlos, La Salud del Adolescente y el Joven. Ed. OPS,
Washington, 1995.
BIBLIOGRAFIA ADOLESCENCIA
MAITER, Henry W. "Tres teorías del desarrollo del niño: Erikson, Piaget, Sears".
Amorrortu Editores. Buenos Aires. 1982.