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El cine es el arte más importante para la Revolución.

LENIN

¿Qué es el cine?1
Alejandro Galindo

! Cuando un grupo de personas se reúne para hablar de cine se opta en general por
cualquiera de estos dos aspectos principalmente:
! Uno; se habla o se discute sobre películas realizadas, esto es, sobre el producto de
la actividad llamada cine.
! Dos; se habla de las personas que hacen o trabajan en las películas. Se habla de
la labor y sobre los emolumentos de los actores y actrices, sus cualidades histriónicas o
físicas.
! Últimamente, de quince a veinte años a esta parte, se habla y se discute también
sobre los directores, como responsables de la acción cinematográfica. Esta práctica de
tratar estos aspectos del cine -me refiero al relativo a las películas como obras en sí, y el
de sus artistas (los llamaremos de este modo para sintetizar y generalizar), y también el
nuevo tema de los directores, deviene, o se convierte invariablemente y en última
instancia, en un simple anecdotario de emociones acumuladas que las películas y sus
artistas nos han proporcionado. Después de una o dos horas de plática o discusión, la
verdad es que no hemos obtenido ningún beneficio en el campo del conocimiento; no
hemos enriquecido nuestras experiencias ni rectificado criterios. De hecho se sale de las
reuniones tal cual entramos a ellas. Deducimos que la anécdota, por interesante que sea,
por valiosa, oportuna y divertida que pueda parecernos, jamás habrá podido ni podrá
satisfacer las exigencias existenciales o espirituales del individuo y mucho menos del
grupo social.
! Uno de los factores -si es que no el primero- que concurren para hacer de las
juntas o pláticas sobre el cine algo intrascendente, es el hecho de que para normar
nuestros juicios en relación con las películas y aun con las mismas pláticas, confluyan una
gran variedad de elementos, tales como son los formales, los estéticos, los dramatúrgicos,
los temáticos, los sociales, los políticos, los económicos y los religiosos. Esto da por
resultado que se crea o se agrava un estado de confusión tanto en relación con el cine
como en relación con la vida misma, puesto que el cine tiene una estrecha vinculación
con la vida actual.

1 Conferencia dictada en el Cine-Club de la Lotería Nacional, el 20 de septiembre de 1973.


! Dadas estas circunstancias, se obtiene un resultado fácil de observar en los días
que vivimos, y es el de ver que los públicos del mundo entero viven en un permanente
estado de desconcierto, porque esperan del cine un algo que responda a los estados
emocionales que una vida preñada de acontecimientos como la que se vive en la
actualidad y de la que nadie en este planeta puede escapar, con legítima esperanza,
demandan de la actividad cinematográfica las respuestas a todas las interrogantes que
nos plantean los acontecimientos.
! El público, o los públicos, requieren con justificado derecho, que el cine los informe
y los guíe para normar su criterio en relación con los acontecimientos, o sea, con lo que
está ocurriendo en la vida. El público comprueba consecuentemente que el cine insiste en
evadir o ignorar esa exigencia: la de ser informado, guiado. Y se crea con ello un estado
más, uno más grave que la confusión: el de una permanente frustración colectiva. De ahí
que concurra a las pláticas, discusiones y mesas redondas, esperando encontrar algún
alivio a su malestar.
! Ante el panorama que acabamos de dibujar y que nos brinda la realidad
cinematográfica -y el propio panorama de las pláticas y conferencias- y con el objeto de
no caer en el anecdotario que tanto confunde, esta noche no hablaremos de artistas, ni de
películas, ni de realizadores. Vamos a tratar de hablar únicamente sobre cine; esto es,
sobre esa actividad creativa que tanto nos preocupa. Trataremos asimismo de esclarecer
qué es lo que pasa con él; que si logramos poner en claro, por poco que sea, habremos
traído algo de luz a este mar de confusiones en el que estamos sumergidos. Ojalá que
logremos aquí aunque sea esa mínima luz.
! Empecemos pues.
! Lo primero que debemos preguntarnos es: ¿Qué es el cine...? ¿Qué objeto
tiene...? ¿Para qué o por qué se inventó...?
! Se nos dice con muy buen sentido, que si queremos saber algo sobre alguna cosa,
fenómeno o acontecimiento, debemos partir, debemos empezar desde el origen de la
misma y, a continuación, preguntarnos para qué sirve, precisarnos qué objeto tiene, cuál
es su razón de ser.
! Dilucidado lo anterior podremos entonces comprenderlo, dominarlo, y con ello darle
el uso debido, discernir sobre sus aplicaciones en la vida, y explotarlo para un beneficio
determinado.
! Lo dicho hasta aquí, que suena a módica filosofía, que nos ayudará sin embargo a
facilitar la comprensión del problema cine.
! A la primera interrogante: ¿Qué es el cine...? críticos e intelectuales nos responden
como resorte: el cine es un medio de difusión; otros nos dicen que es un medio de
expresión; otros más -los de nuevo cuño- nos responden que es un medio de
comunicación.
! Muy bien. Para facilitar las cosas, vamos a encerrar esas tres definiciones en una
sola, que, después de todo, difundir, expresar y comunicar, en el sentido que se les da a
estas tres definiciones como propias del cine, vienen, en último término, a ser lo mismo.
! Ahora lo importante es definir qué expreso, ya que así sabré, por lo pronto, para
qué sirve este medio de difusión. A esta pregunta le sigue una simple respuesta: ideas. Se
expresan ideas, pensamientos... y también nuestros sentimientos. Los comunicamos,
difundimos, expresamos.
! Ahora la siguiente pregunta: ¿Qué objeto tiene...?
! La pronta respuesta sería que obedece a la necesidad que el hombre tiene de
expresarse, de comunicarse con sus semejantes. Expresar sus anhelos, sus temores, sus
esperanzas y, lo más valioso, comunicar las experiencias, los conocimientos, pues la vida
en común, entre los hombres en sociedad, sería imposible sin el factor de la
comunicación.
! Cierto. Todo eso es cierto. La vida entre los hombres no hubiera sido posible de no
haber logrado los hombres entenderse entre sí.
! Este punto es importantísimo, fundamental para llegar a saber el por qué del cine,
su existencia, y, como veremos más adelante, por qué tenía que explotarse en el siglo XX.
! Pero no nos adelantemos. Quedamos en que veríamos las cosas desde su origen.
Veámoslas pues.
! Si seguimos el orden cronológico del desarrollo de los medios de comunicación o
de difusión (como se les quiera llamar), nos encontramos que lo primero que el hombre
inventó para entenderse, para comunicarse con sus semejantes, fue la mímica
acompañada de gruñidos. De ahí pasó a las palabras que ya significaban ideas. Luego
inventó la escritura: esculpió sus pensamientos en la piedra. Los indios de estas latitudes
inventaron lo que hoy llamamos códices, hechos en el pergamino de la hoja de maguey.
Se llegó hasta formular reglas para la escritura y con ello se elaboró la gramática. Todo
esto, que todos sabemos, sirvió primero a la tribu, después a la aldea, al poblado. Más
tarde a los habitantes de un país.
! Pero, un momento: hay que tener en cuenta que las primeras ciudades, aldeas y
tribus eran muy reducidas en cuanto al número de habitantes. Este es un punto que hay
que tener bien presente: el número de habitantes.
! Como los centros de población (vamos a llamarlos así), eran reducidos en
superficie y sobretodo en habitantes, al hombre le era relativamente fácil comunicarse con
todos sus vecinos.
! El pregonero, en la plaza leía el pregón, y con ello se le hacía saber al pueblo la
voluntad del rey, su último decreto. El sacerdote se comunicaba con toda su parroquia en
el templo. El juglar, que cantaba, danzaba y hacía música y poesía, realizaba su
espectáculo para el pueblo entero, también en la plaza y en una sola sesión.
! Pero los pueblos y países crecieron. La comunicación de los pensamientos, los
poemas del juglar y los decretos del rey ya no podían decirse más de viva voz y de un
solo golpe en la plaza mayor. Ahora había que hacérselos saber a muchos poblados y a
miles de personas.
! El problema surgido de la demanda de conocimiento de toda aquella gente, se
buscó solucionarlo con unos señores a los que se llamó escribas. Ellos sacaban copias a
mano de todo el documento que se distribuía por los pueblos.
! Pero el número de pueblos seguía creciendo, y con ello la demanda de
conocimientos crecía también. Europa contaba ya por aquellos tiempos con algunos
millones de habitantes. Fue entonces que se inventó la imprenta. El nuevo invento vino a
ser el primer medio masivo de difusión.
! Hasta aquí es fácil ya concluir que las necesidades y exigencias de información y
de conocimientos crece en forma proporcional al número de personas que forman una
comunidad, un pueblo, una nación, y al número de esas mismas personas por sus
relaciones entre sí.
! En tanto no se descubría América, ni se inventaban la navegación a vapor y los
ferrocarriles, las cosas se circunscribieron a Europa; pero descubierto el Nuevo Mundo,
establecidas las relaciones con el lejano Oriente, crecieron las necesidades de
comunicación de ideas, pensamientos y conocimientos para el desarrollo del comercio y
de la industria. Vinieron entonces el telégrafo sin hilos, luego el cable submarino, el
teléfono, los diarios de grandes tirajes.
! Paralelamente al desarrollo de tantas y tantas actividades y medios de
comunicación, crecía el número de habitantes, ya no el de la aldea, no el de un solo país,
sino del mundo entero. Y para esa gente -tres mil millones de habitantes- que tienen
exactamente las mismas necesidades, las mismas exigencias de información y de
conocimientos, tan disímbolas ya de las del hombre de la prehistoria y de la vieja historia,
era imperativo inventar un medio de comunicación que respondiera a esas exigencias, a
esas demandas. Era preciso, ineludible, inventar el medio que sirviera a tales fines y a
todos los pueblos; para ellos y entre sí.
! Las exigencias de un mundo más dinámico, más poblado, más inquieto, no pueden
esperar que tal o cual teoría científica, tal o cual libro sea traducido a cien lenguas
diferentes. Es cosa que toma mucho tiempo. El mundo iría más despacio. Se necesitaba,
pues, algo que, masiva y simultáneamente, en un mínimo de tiempo, hiciera conocer al
mundo cómo se piensa, cómo se vive en tal o cual país, en tal o cual continente. Solo la
imagen y ésta en movimiento podía responder a la exigencia.
! Para eso y por eso se inventó el cine. Para conocernos entre nosotros todos, todos
los que ahora constituimos la aldea-Tierra.
! Conocer, saber, comunicar nuestros problemas económicos, sociales, políticos.
Esa es la función del cine. Ese es su objetivo: identificarnos entre nosotros.
! De ahí se sigue que el cine nació para satisfacer las necesidades de la gran masa
que puebla el mundo, nuestro mundo; de la gran necesidad que tiene este mundo de
comunión, de conocimiento, de información y, por esos conocimientos, llegar al
entendimiento entre todos los hombres.
! Por tal aserto podremos ya concluir que el cine es cosa, fenómeno y
acontecimiento. De hecho encierra estos tres aspectos.
! Como cosa, es un complejo físico-mecánico: un medio electromecánico de
reproducción múltiple y simultáneo de imagen, sonido y movimiento; se desarrolla en el
tiempo y tiene una gran variedad de aplicaciones. La función que desempeña es, según el
empleo o la utilización que se le de, lo que define su estamento, mismo que nos
esforzaremos en resumir:
! La utilización del cine en el laboratorio experimental de todas las ramas de la
ciencia, lo hace instrumento.
! Cuando se registran sucesos y acontecimientos de la conducta de los hombres y
los elementos, el cine es documento.
! Valerse del cine para pesquisar los acontecimientos científicos, sociales y políticos
trascendentes, así como la proyección ordenada de lo filmado hasta la fecha, lo convierte
en historia o anécdota.
! En la discusión científica de los acontecimientos y fenómenos de la naturaleza, del
hombre y entre los hombres, el cine es pedagogía.
! La información fílmica concreta sobre el acontecimiento social, político o científico,
así como de la naturaleza, hace del cine periodismo.
! Cuando se proporciona información documentada, favorable o desfavorable a lo
que se propone, se hace del cine propaganda.
! El uso de la pantalla para el planeamiento, discusión y crítica de los conflictos del
hombre, sean consigo mismo, con sus semejantes o con la naturaleza, es filosofía.
! Con el planeamiento de los conflictos del hombre -sociales, políticos, económicos o
afectivos- por la vía estrictamente emocional, el cine es drama.
! Ante la exposición de los conflictos del hombre en cualquiera de los campos de la
acción humana, y cuando los hechos expuestos, ficticios o verdaderos, son sometidos a
las disciplinas de la narración para lograr efectos emocionales predeterminados, el cine es
dramaturgia.
! Cuando la composición dramática no resuelve el problema que expone, es
denuncia o protesta. Cuando lo resuelve es proposición. Cuando es el autor quien lo
resuelve y no los hechos expuestos o sus consecuencias, entonces es canto o
propaganda.
! El filme ya terminado es arquitectura; arquitectura emocional. Y también puede ser
arquitectura conceptual.
! Ambiente, tono y ritmo, según se empleen para la exposición del drama, definen el
campo emocional en que la obra opera. Es lo que en la dramaturgia emocional se
distingue como género.
! Cada una de las distintas funciones que puede desempeñar el cine exige una
técnica particular para la exposición eficaz del tema.
! La calidad de un filme se determina por el fin que persigue. El fin que persigue un
filme se determina por su valor axiológico.
! El valor axiológico de un filme radica en la solución que el autor de al problema y a
las situaciones dramáticas expuestas; la honestidad en la exposición habrá de
manifestarse en la fidelidad a los personajes, a sus características sicológicas
establecidas en relación con las condiciones sociales, políticas, económicas y afectivas
que conformen el ambiente en que se desarrollen los acontecimientos.
! Por medio de su técnica singular, todas y cada una de las funciones que
desempeña el cine, pueden ser convertidas en espectáculo.
! Por todo lo que hemos expuesto se sigue que, siendo el espectáculo el aglutinante
masivo de los sentimientos y conceptos de la masa, por el cine se puede elevar a los
pueblos en su nivel educativo, de información, científico, social, político, afectivo y moral.
En una palabra: elevar su nivel cultural. En cuanto a su nivel económico, éste depende de
la capacidad de creación y trabajo de los pueblos. Capacidad que depende a su vez, de
su nivel cultural. Cultura, capacidad productiva y economía, son concomitantes. El
desarrollo de tales condiciones sólo es posible en un ámbito de justicia y libertad.
! El instrumento ideal para elevar en forma masiva el nivel cultural de los pueblos,
según se ha visto, es el cine.
! La lucha ideológica entre individuos, grupos y pueblos -en unos por la supremacía
económica y política, ésta última como natural consecuencia de aquella- constituye el
principal, si no es el único obstáculo para el desarrollo y empleo del cine como
instrumento para la liberación económica, política y cultural del hombre y de los pueblos.
! Nos toca ahora explicar por qué el cine es fenómeno. Es fenómeno porque juega y
altera nuestros conceptos del tiempo y el espacio.
! Y es un acontecimiento histórico social, porque aparece en un momento de la
historia en que le es necesario, y porque además de servir al gran conglomerado social
del mundo, altera todas sus concepciones y normas de vida.
! Tal es nuestra concepción del cine. Muy diferente a la que el afán de lucro y política
le han dado.
! Los que pueden ser incluidos en el primer concepto, buscan exclusivamente el
beneficio económico; y los segundos, buscan el maniobreo y ocultamiento de la
información, la limitación de la expresión de las ideas y de proposiciones que pudieran
solucionar problemas económicos, sociales, políticos y espirituales que nos aquejan.
! Para lograr sus fines, que son la ambición de unos -ganar dinero, servir intereses
políticos- se nos ha venido engañando durante más de medio siglo, diciéndonos, por
medio de una intensa y permanente campaña publicitaria, que el cine es divertimiento,
que es un mero entretenimiento. Esto por una parte. Que por la otra, es algo que tiene
estrecha relación con el primero, y es que los productores de películas sostienen: que los
filmes que hacen, atienden a lo que los públicos quieren.
! Ambos conceptos son falsos. El cine, como ya lo hemos expuesto, no es única y
necesariamente diversión. Si el cine ha de ser la expresión de la vida, ésta no es divertida
del todo ni para todos. Mucho menos en los tiempos que vivimos.
! En cuanto a lo segundo, eso de lo que el público quiere, la cuestión que la vida
contemporánea nos plantea es la de acudir a lo que el público necesita, no a lo que un
señor, político o comerciante piense o crea, según su capricho, que el público quiere. Lo
esencial es no confundir la necesidad con un supuesto deseo.
! La orientación es que no debemos olvidar que la parte rectora espiritual y de la vida
en sociedad, las grandes creaciones en el campo de los valores morales, a través de toda
la historia, corresponde a las artes. A las artes dramáticas en particular, para cuya
expresión masiva se inventó el cine. Y se inventó como una necesidad de nuestro siglo.
Necesidad que no podrá ser satisfecha mientras el dinero y la política impongan sus
criterios para servir a sus intereses, que no a los del hombre.

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