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“TEMAS PARA EL DEBATE ECONOMICO Y POLITICO DEL CONTEXTO CULTURAL” ‘Autor: DELGADO, Eduardo Documenta fia po lau Jorge Gomez del er. nivel deCIPOL PUERTO MONTT, JUNIO DE 1999 ‘Temas para el debate econdmico y politico del contexto cultural Algunas claves para el andlisis La indigencia académica que ha suftid este pais durante muchos aos ha petjudicado eas itreparablemente el desarollo de sus ciencias sociales, La falta ‘de tradiciin teérica acomparada de la nulidad de recursos investigadores y la ‘debilidad de las estructuras docentesremiten a las paradojas del desirto y sus ‘oasis cada ver mas vrtuales. Fstaaridez se hace particularmente intratable en lo referente a los “estudios culturales’. Dicha diseiplina tiene sus origenes en Ia tradicign angloamericana donde la puritana separacién entre cultura y poder politico permitio desde hace mas de 60 aos la emergencia de un sector de eritica Independiente basada en la observacién empirica de los fendmenos culturales ‘contemporineos ¢intrasocicales. Por ora pate, la propia tradicin empirista en las ciencias sociales favorecia en esos paises el uso de téenicas procedentes de Ia antropologia o de la soviologia de molde positivsta apicadas a las conductas ‘expesivasy creativas de sus comunidades. Reeordemas que hasta hace muy poco, lo que entendemos por "cultura" se traducia en inglés por "Arts™. Mientras que el ‘érmino "culture™ se referia a ‘Civilizacién” o "Pueblo", abjeto de estudio de la ‘tnologia tradicional. En Espatia, el ancestro més citado continua siendo Ortega y Gasset (1) quien en los aos 30 se alined con las correntes de anaisis cultural de ER. Leavis su contemporineo inglés dedicado a los estdios de Ia evilizaciin {desde su conocido prisma liberal-centrista. La supremacia dela cultura de élite y cl reconocimiento de su valor como distincién socal, diseccionado por Ortega, ontrasta con las corrintes de ta postguerra mundial donde la atencién a las, culturas populares y de masas presidié los "estudios culturaes" mas influyentes. En el entormo de ta escucla de Francfor, Walter Benjamin y Theodor ‘Adorno, abundaron en el andlisis cultural de los totalitarismos y acufaron ‘éminos como el de “industrias culturales'. Su influencia fac inevitable en los incipientesestudios sobre los 'mass-media, la eritica politica ala americanizacion 4e las costumbres y la ancsesia politica através de la television. Los otjgenes :maristas de su 6ptica se vieton severamente acusados de heterodoxia al tratar de armonizar el concepto de propiedad de los medios de produccidn industrial de Ia cultura con las tansferencias de significados entre dstnias clases sociales, [Este concepto de transaccionalismo cultural fue a su vez desarollado por Gramsci a través dela nocién de “eultuas populares nacionaes" y sobretodo del concepto de "begemonia” explicando la construcién pacifica de consensos inerelasitas a través de procedimientos culturales. Todo ello redundaba en el reconocimienlo de an espacio relativamente auténomo de los procesos culturales ‘en relacion a las relaciones de produccién y dominacién de clase 1 proceso de moderizacion de las ciencias sociales y coneretamente dela tntropologia, capaz de clasificare interpretar conductas simbolicas y constuctos tmiticos, desarolléen los as $0 os "cultural studies" bajo la pda de Raymond Williams y Richard Hoggart desde el Centro de Estudios Cultures, CContemporincos de Birmingham, interesados en of estudio de las culturas ‘populares, especialmente fas cultura obrers, La irrupeidn de la postmodernidad, especialmente en la Francia de los ‘fos 70, con acento en la ecléctica intercambiablidad de los sigificados ‘ulturales,deberiaencajar particularmente bien en Espafia con la explosion de si heterogénea diversdad cultura. No abstante, todavia son escasos los abordajes investigativas que nos abran las auténtcas claves del pensamiento cultural en la peninsula, La crtica periodstica substitye el andlisis social y el seguimiento de las poiticasculturales. Fn resumen, quod po hacer Ia histori de las eulturas poplaresy fas relaciones ‘en Espa en el Siglo XX, en dilogo con Tos paoaesintemacionales de Tos “cultural Studies" para los que el caso espaol es ain una fuente desiproveskada de pstas para omprendet ls rlaciones entre modemizacin, poder y cteatividad en este fin de Milenio, ‘Algunas claves econémicas Decia Manuel Castells (2) que la tecnologia no crea ni destruye empleo sino que lo transforma. Ello es partcularmente evidente en el sector cultural {curopeo) donde si bien los emplcos del ramo audiovisual han eaido en un 20% desde 1989 (3) (la teenologia en Ia produccién, la edivién, ee. no perdona), se hhan ereado numerosas fuentes de trabajo en las industrias de los programas. A ‘més teenologia menos operarios de platé pero més guionists para nutrir las {nsacablesfauces de los "media". Fsta constatacin nos introduce a una reflexién sobre cultura y espacio econémico en este fin de década, las ocupaciones y los ‘oficios dela cultura tienen ya una eentralidad intimidantemente negligida por los ‘erdneos de la planificacién ecupacional. En nuestros dis, Ia ocupacign en los sectores cultures (Europa de los 15) esti legando a nivel aleanzado en la civilizacin sumeria aunque andamas algo por debajo del Egipto de los faraones. Entendamos que por sectores culturales. nos referimes a las industrias de ‘produccidn masiva en el libro y el audiovisual, las artes decorativas, las artesanias, Ja educacién aristca, la educacién social para Ta cultura, Ia fase creativa de Ia publicidad, fa moda, el disefo, la arguitectura... Nuestra deinicién también ‘comprende la lectura pdblca, In conservaciin y divulgacion del patrimonio, ef turismo cultural, las burocracias cultural (piblicas y privadas) y~ "last but not least, ls artes. Dejamos al margen ls sectores vinculados ala metafsica aunque hay un debate se ha abierto en muchos frentes sobre In necesidad de inclu la religidn en la familia de actividades culturales. En cifias manejadas en el mencionado encuentro de Spoleto (3) y en la claboracion del informe "In from the margins” del Consejo de Europa (4), se calcula que hay en Ia Europa de los 15, unos 5 millones de personas ocupadas en ‘menestees culturales, Su labor justilica aproximadamente un 2% del PIB. Ello supone un nivel de empleo y creacion de riqueza superior al de la industria del auiomévil, la energia 0 la agricultur, quedando por debajo de la banca, la alimentaion oles transportes, Item, las plusvalias generadas por los sectores cultrales se encuentran entre las de mayor potencial. De una parte, los valores intangibles multiplcan _eométicamente su base material, Por otra, el costo de creacin de un empleo en cl sector cultural es muy inferior (al set de abajo itensivo) al de cualquier otto amo productivo. Complementariamente hay que tenet en cuenta la contnibucion dde_las_dinimicas cultusles en procesos de indole educativa, social y ‘comunicatva En su vertimte externa, la inversion cultural forma parte de las estrategias de desarrollo de cietas“colectividadesteritorales'en toda Europa. La araccion de inversions, mano de obra cualificada y visibilidad para una empresa dependen ‘eada vez més de la calidad de su encomno. La contibucién del patrimonio, la ‘educacién antistca, las buenas biblitecas, ls fetivales y los especticulos en Perfil de una comunidad es un factor determinantc en el crecimiento econmico. ‘Giertas zona de la Europa desarrllada deben el crecimiento de sus "technopoles" 2 la existencia de un entormo de I+ favorecide por un entorno de nivel edcatvo, calidad cultural y ereaivide. Et argumentario socioecondmico corolario de ess reflexiones nos lleva & considerar que la cultura ¢s y estard centrada en los recursos humanos ys dindmica influrd decisivamente en los recursos mentales de Ia sociedad, Por ahora, las maiquinas son incapaces de realizar las sintesis creatives que los, hhumanos - todos sin exclusion - tienen capacidad de sentir. A pesar de lo que pudiera parecr, la introduccign del snttizador en la misica hace mas de 20 aos no ha hurtado empleo alos masicos sino que ha creado mas demanda de creacion musical. (La tecnologia no erea ni destruye empleo... También hay que considerar que la cultura es un secto-faro en el Iaboratorio de nuevas formas de ‘empleo. Nos referimos al empleo intermitene, itinerante, auto-gestionado, de diversa especializacién alo largo de una carera...Con ello no queremos indicat ‘que esas formas precarizadas de empleo sean los geniales resultados del Taboratocio sino que las propias necesidades de los secoresculturales han exigido tuna experimentacion de formas de prestacin consideradas durante muchos afios como atipicas Finalmente, consideremos que los sectores culturales tienen un peso estratégico en cl émbito socio-laborl ya que a menudo ocupan a los que durante largo tiempo han sido los sectores mis inempleables y discolos de la sociedad, {Jvenes con alto nivel educaivo en las artes, humanidades y as ciencias sociales, ‘euya exclusién del mundo del trabajo constituye una pérdida intolerable de desirezas y saberes. Es probable que los licenciados barrenderos vayan en ‘aumento aunque fa sociedad no pueda permitrse ese Tujo. La alterativa suele ser cl imbitocultral. En lo relativo a la inversidn las industrias de lo inmaterialy los oficios de 4 consciencia, se hallan entre los sectores mais globalizados, A. nadie escapa la ‘multinacionlizacion del capital en el audiovisual, el mundo editorial, las insialacones turistieas y buena parte de la Sper, Ins artes plistics, Ia misica © incluso, el teatro. Si Jack Lang se va al Piccolo, Purcarete pone un "pied a terre" ‘en Notingham y ya hace ais que Peter Brook deleita en les Bouffes du Nord de Paris con todas las citculaciones concomitantes de capitales para. las ‘coproduccionesintémacionales, La planificacién estratégica en la economia, hoy por fin en magna crisis, tiene mucho que aprender de los sectores de la cultura donde las mejores virtues cn la fexibilidad organizativa, la comunicacién multidreccional, la cultura oral, 4a imaginacién y la adaptabilidad son consubstanciales con su propia exstencia {No son ésas las vitudes predilectas de "management contemporinco”” En conjunto pues, combinando los factores econémicos: financicros, ‘empresariales y laborales, hay que convenir en la necesidad de un profunda resituaciin de ios sectoresculturaes en le galaxia econdmica. Ent alhor de le sociedad dela informacin y -esperemos- el aumento de 1a imerativida, la demanda de producto simblico en la maquinaria multimedia va a incrementar sin doda los rendimientos de los sectores culturales. Este planteamiento, no obstante, puede ser perfectamente asumido por una liyica liberal y de mercado con resultados contrarios alas correspondients a una Iigica {de democracia cultural. El reconocimiento del papel econémico dela cultura en el Aesarrollo solamente puede asumirse en un contexto de defensa del espacio piblico donde mecanismos de compensacién, impulso y proteccin actien con foda su fuerza. La cultura legard pronto a ser el motor de la economia, el problema es silo ser a partir de los productos basuradirgidos al mercado dela diversién y a estupefacienciaespiritual o si representaré una oportunidad para la ‘iversidad, la equidad y la ereatvidad, Algunas claves politicas Los arguments en favor del pape de a cultura en fa economia mpezaron 2 desarolase a ines de Ios afos 70 bajo un paradigms palico de dearalo temitorial€ imtegracion ene Ia cultura y los dems vectores del crecimiento, Desafortunadamente a panoptiadialética de Tos economists primigenis dela cultura tenia dbiles bass polticasy fue absorbida po as conenesneoiberales delos 80 Tomemos como ejemplo el trabajo de John Myersoough, "The Economic Importance ofthe Arts publicado en 1986 (5) pensado para legitimar una mayor inversién pabliea en cultura pero que a fin de cuentas abtuvo el resultado opuesto; ‘una mayor "desregulacin” cultural y el eierte de numerosos musees, biblioteca, tcattos y salas de exposiciones que se beneficiaban de apoyo oficial Sif cultura proclamabs su alto impacto econdmico en el juego de mercado, se podian obviar las politics piblieas. De hecho, el trabajo de Myesrcough y sus epigonos tivo ‘una ambiguedad calculada que intentaba complacer tanto a Tos miilantes como a los liberales. Finalmente su discurso fue recuperado por los conservadores. ‘Aunque a fin de cuentas la privatizaci6n dele cultura britiniea pede llegar a sor absorbida por un sistema de "checks and balances" (equilibrios y controle) consubstancial con la cultura politica de aquel estado, la exportacién de sus filosofias privaistas ha sido devastadora en muchos paises curopeos, cxpecialmente en los surgidos dela érbita sovidtca ‘Si bien se achaca normalmente al sistema cultural francés su dependencia 4 a politica, el caso britinieo contemporéneo es una muestra mucho mis clocuente de ideologizacin, De hecho, los cambios de manda en el "Eliseo" han conllevado desplazamientos de proridades mucho menores que los habidos en Gran Bretafa dentro de la misma mayoria parlamentara desde de principios de los 80. Lo que se debate en las poitcas cultures es lo mismo que preside las discusiones de cultura politica en este fin de siglo: la dimensién y fuerza del espacio piblico. Para ello, los franceses estan equipados con una poderosa tradicin Republicana donde lo que se considera “Estat” es intocable con Io cual las politica liberlistas entra répidamente en calisién con Ia defensa del espacio Piblico. Conirariamente, el liberalismo britinico, puede avanzar’ con mayor ‘celerdad ya que 0 encuentra Ia oposicién de wna Consttvein (ni una cultura Politica) que defienda ese espacio piblic, Recordemos que uno de los caballos de batalla en esta drbita es fa cemergencia de un nucvo individualism bajo las siglas de la sociedad civil. Una sd Ias claves politica del momento cultural europeo se halla en la restuacibn de la galaxia de_signiticados alrededor de téeminos como "sociedad abicrs, "sociedad civil, "tercer sector” o "ONG". Mucho se esta abendonando, “desegulando” © privatizando en nombre de esos conceptos. Hoy sabemos perfectamente que favorecer la iniciativa social en el Ambito euftral psa por una ‘nteasa participacion en las polticas pablicas,pactadas entre Estado y Sociedad y administradas por quien en cada caso esté mejor situado para hacerlo, La contestaci6n del espacio piblico en la cultura no ha procedido, como se hubiese podido esperar, de sectores industriles vidos de levantar barreras Proteccionstas. Es cierto que existe un debate sobre la privatizacién de la {elevisin y ia excepeidn cultural del GATT para los productos audiovisuales. No ‘obstante, en los sectores "propiamente”culturales, ha sido el sector piblico oficial 4uien presa de una crisis de déficit piblico ha anunciado (y efectuado) cores severos cm las lineas presupuestarias dedicadas a la cultura sin que elo obedeciera ‘ninguna presi real. Cabe deci que el mismo pinico ha afectado la educacion 0 fos servicios sociales, aunque proporcionalmente en menor escala, El ajuste del <éficitpablico correspondiente alos criterios de Maastricht no debié haber pasado ‘nunca por los sectores culturales por su escaso peso presupuestario, especialmente en Espatia El caso espatiol es paticularmente sorprendente dado que nuestro "Estado Providencia” no ha llegado ni a la adolescencia cuando se le ha “puesto a gana el pan”. Hay que decir agui que la provision cultural publica en Espa, se ba ‘quedado en los niveles més bajs de Ia Unién Europea, especialmente teendo en ‘cuenta que nuestros principales socios y competidores han tenido tiempo desde 1946 de crear una inffaestructura de la que aqui carecemos. Se podria decir quc e! periodo 1979-1996 ha servido para ponernos ala altura de las dotaciones con que ‘estos vecinos del norte contaban en 1979. En términos porcentuales de hoy, ‘con un presupuesto ministerial para cultura de poco mis de 60.000 millones y ‘unos presupuestos locales y autonémicos que raramente rebasan el 3% (ene $y 10% en "Europa"\6), estamos en las perifeias del espacio cultural de proteceiin piblica En 1997, ain con indicadores econdmicos favorables, la inerca politica en 4a que 10s hallamos inmersos reerudece Tos ataques conta fos gastos voluntarios el mbito publico siendo la cultura la primera victima en la linea de amortizaciones, Este largo exordio deberia serve para inttoducit una clave politica det ‘momento cultural actual; los ataques conta cl espacio aiblico de la cultura y su finaneiacién se apoyan en argumentes econémicos pero tienen un transfondo politico de primera magnitud. Et espacio cultural de protecidn piblica siti al poder ante opciones que se ve incapaz de confrontar; toda inervencién pblica en este campo representa el epitome de la voluntad politica para alcancar tres utopias: la diversidad, el acceso ¥ Ia ereatividad, No puede existir una politica cultural sin utopias y la Cosa Pabliea parece haber tirado la toalla ante su ineapacidad de enarbolar dichas Ulopias. La de la diversidad porque Ia coariada de Shenghen excluye las migraciones culturales y establece de rebote una jrarquizacn entre cultura; las {que pueden enirar en nuestro sistema de mercado y las que no. La del acceso Porque parece ridiculo garantizar lo que sanciona la clausula 15 de la Carta de Derechos Econdmicos, Sociales y Culturales de Ia Declaracion Universal de Derechos Humanes (que establece el derecho de todos al acceso a ta cultura). ‘Acatar dicha cliusula impicaria una accién paricipativa sobre Ta demanda cultural cuyas consecuencias politicas son imprevisbles. A qué cultura hay que garantizar el acceso? (Hasta qué punto es responsabilidad pica? La respuesta ‘de la partcipacién parece pasada de moda. Queda la utopia de la cratividad. Un imperative ineémodo por lo que tiene de apoyo a las vaneuardias; unas cultures ‘emergentes que por de pronto rechazan el mercado y Hevan su lucha al terreno de las utopias, un terreno aborrecido por laconfiguracién politica del momento, La alianza entre creatvidad atsticay teonologia ha creado mayor desazén centre cl "status quo” politico para el que la experiencia de Internet empieza & converte en una pesadilla de monstruosas dimensiones. La pérdida de Ia utopia cultural scompaa el abandono de las utopias sociales (empezando por el espacio piblico) y con ells la calidad intelectual del centro y Ia capacidad critica de la sociedad, La presencia de gobiemos conservadores en buena parte de Europa no hace sino acelerar un proceso de censura ente las utopias culturales emergentes y Jas utopias sociales residues. Una cesura que puede converse ficilmente en censura més © menos ‘banaizada tal y como hemos visto recientemente en distinos palses europeos. La correccién de la tendencia deberfa venir de una nueva alianza entre caulturas emergentes empefiadas en el desarrollo de las tres utopias. los ‘movimientos sociales en defensa del espacio piblice. Una alianza que pucde parecer una utopia en si misma si tenemos en cventa el estado actual del debate politico. Los resquicios de esperanza se podrian hallar en las teorias comunitaristas" que proponen una dialéctica de lo local en una perspectiva dela slobalizacién cultural y econdmica. EI émbito local constituye mis que nunca una reserva. de necesidad politica para In defensa del espacio pablico, En una perspectiva de critica historia, a toma de consciencia de “lo local" como via de Jncidencia plobal gracias alas nuevas alianzas mundiales que permite la sociedad de a informacion favoreceria el fortalecimiento de nucvos espacios para la lop,

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