aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Phi 2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, Phi 2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, Phi 2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; Phi 2:8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. ï
Heb 11:24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, Heb 11:25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, Heb 11:26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. 1Pe 4:12 Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, 1Pe 4:13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. 1Pe 4:14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. (as estrellas del cielo están bajo el gobierno de Dios. Él las llena de luz. Él guía y dirige sus movimientos. Si no lo hiciese, pasarían a ser estrellas caídas. Así sucede con sus ministros. No son sino instrumentos en sus manos, y todo el bien que pueden hacer se realiza por su poder. (os ministros de Cristo son los guardianes espirituales de la gente confiada a su cuidado. OE, 16 El ministro que sea colaborador con Cristo deberá poseer una profunda comprensión del carácter sagrado de su obra, y del trabajo y sacrificio requeridos para hacerla con éxito. No procurará su comodidad o conveniencia. Se olvidará de sí mismo. En su búsqueda de las ovejas perdidas, no se percatará de que él mismo está cansado ni de que tiene hambre y frío. Tendrá sólo un objeto en vista, - la salvación de los perdidos - . OE, 16 Siente su necesidad de ayuda de lo alto. (as victorias que obtiene no le inducen a exaltarse, sino a apoyarse más y más plenamente en el Todopoderoso. Fiando en ese poder estará capacitado para presentar el mensaje de salvación con tal fuerza que haga vibrar en otras mentes una cuerda de respuesta. OE, 16 (os que trabajan para Cristo nunca han de pensar, y mucho menos hablar, acerca de fracasos en su obra. El Señor Jesús es nuestra eficiencia en todas las cosas; su Espíritu ha de ser nuestra inspiración; y al colocarnos en sus manos, para ser conductos de luz, nunca se agotarán nuestros medios de hacer bien. Podemos allegarnos a su plenitud, y recibir de la gracia que no tiene límites. OE, 19 En muchos de los campos áridos, en los que no se ha entrado todavía, deberán penetrar principiantes. El brillo de la visión que del mundo tiene el Salvador inspirará confianza a muchos obreros, los cuales, si empiezan con humildad y ponen su corazón en la obra, resultarán ser los hombres adecuados para la ocasión y el lugar. OE, 37 Él obra por medio de aquellos que disciernen la misericordia en la miseria, la ganancia en la pérdida de todo. Cuando pasa la (uz del mundo, aparecen privilegios en todas las penurias, orden en la confusión, el éxito y la sabiduría de Dios en lo que parecía ser un fracaso. OE, 38 ã ã ã ã
Tal era la carga de su alma, y nadie podía apreciar el
peso que descansaba sobre Él. En la niñez, en la juventud y en la edad viril, anduvo solo. Sin embargo, era estar en el cielo hallarse en su presencia. Día tras día hacía frente a pruebas y tentaciones; día tras día se hallaba en contacto con el mal, y presenciaba su poder sobre aquellos a quienes él trataba de bendecir y salvar. Sin embargo, no desmayaba ni se desalentaba. En todo, ponía sus deseos en estricta conformidad con su misión. Glorificaba su vida subordinando todo en ella a la voluntad de su Padre. OE, 42 (a suya fue una vida de constante abnegación . Él no tenía hogar en este mundo, excepto el que la bondad de sus amigos le proveía como viajero. Vino a vivir a favor nuestro la vida de los más pobres, y a andar y trabajar entre los menesterosos y los que sufrían. No fue reconocido ni honrado mientras andaba entre la gente por la cual había hecho tanto. OE, 42 y 43 (os mensajeros de Cristo, aquellos a quienes él manda en su lugar, deberán tener los mismos sentimientos, el mismo interés ferviente. OE, 50 (os que realmente se esfuercen en la viña del Señor serán hombres de oración, fe, abnegación, hombres que dominarán los apetitos y pasiones naturales. En su vida darán evidencia del poder de la verdad que presentan a otros, y sus labores no quedarán sin efecto. OE, 83 Sintieron la preocupación por las almas. Notad que fue después que los discípulos habían logrado la perfecta unidad, y ya no luchaban entre sí por conquistar el lugar más elevado, cuando el Espíritu fue derramado sobre ellos. Eran de un solo sentir. Todas las diferencias habían sido puestas a un lado « (os discípulos no pidieron una bendición para ellos mismos. Estaban preocupados con la carga de las almas. El Evangelio había de ser conducido hasta los últimos confines de la tierra, y ellos reclamaban el poder que Cristo había prometido. Fue entonces cuando el Espíritu fue derramado y millares se convirtieron en un sólo día. Ev, 506 y 507 Veíase a centenares y miles de personas visitando las familias y explicándoles la Palabra de Dios. (os corazones eran convencidos por el poder del Espíritu Santo, y se manifestaba un espíritu de sincera conversión. En todas partes las puertas se abrían de par en para para la proclamación de la verdad. El mundo parecía iluminado por la influencia divina. Ev, 507