eran de bronce. Este tercer reino dominará sobre toda la tierra. Grecia entró en el campo de la visión para ser durante un tiempo el objeto que absorbía toda la atención, como el tercero de los que se llaman los imperios universales. Darío procuró refundir los derrotados restos de su ejército, y defender su reino y sus derechos, pero Alejandro el Grande le persiguió en las alas del viento. Vez tras vez Darío eludió a duras penas el alcance de su veloz perseguidor
Daniel 2:32, última parte, 39, segunda parte
Alejandro Magno, después de haber Alejandro, el grande sucumbió por la heredado de su padre el recién agrandado indulgencia del apetito una víctima de la reino grecomacedónico se puso en marcha intemperancia. Bebió dos veces el para extender la dominación macedónica y contenido de la copa de Hércules, que era la cultura griega hacia el oriente y venció al más de 5 litros. Se apoderó de él una fiebre Imperio Persa. El Rey Darío III (Codomano), violenta, de la cual murió once días más que fue derrotado por Alejandro en las tarde, el 13 de junio de 323 ant. de J. C (32 batallas de Gránico (334 a. C.), Iso (333 a. años). C.), y Arbela o Gaugamela (331 a. C). Este reino se debilitó y posteriormente sucumbió ante otro imperio (Roma).
Proverbios 31:4, 5; 16:32; Profecías Daniel y Apoc. U. Smith Pág. 38
Conquistas de Alejandro el Grande Esta representado por ROMA: Sus piernas, de hierro. Este cuarto reino SERÁ FUERTE COMO HIERRO; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo. Cuando se inició la Era Cristiana, este imperio abarcaba todo el sur de Europa, Francia, Inglaterra, la mayor parte de los Países Bajos, Suiza y el sur de Alemania, Hungría, Turquía y Grecia, sin hablar de sus posesiones del Asia y del África... “‘El imperio de los romanos llenó el mundo,…”
Daniel 2:33, primera parte, 40; Lucas 2:1
Extensión del Imperio Romano Nació el Salvador Jesús. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, la cual estaba encinta. Estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Un ángel desciende a la tierra para ver quiénes están preparados para dar a bien venida a Jesús. Pero no puede discernir señal alguna de expectación. No oye ninguna voz de alabanza ni de triunfo que anuncie que la venida del Mesías es inminente …. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Lucas 2:4-7; Juan 1:5, 11, El Conflicto de los Siglos, págs. 360, 361 Había pastores en la misma región, que VELABAN Y GUARDABAN LAS VIGILIAS de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. No hay señal de espera a Cristo de los hombres, y el mensajero celestial está a punto de volverse al cielo con la vergonzosa noticia, cuando descubre un grupo de pastores que están cuidando sus rebaños durante la noche, y que al contemplar el cielo estrellado, meditan en la profecía de un Mesías que debe venir a la tierra y anhelan el advenimiento del Redentor del mundo. Ellos estaban preparados con la esperanza y aguardando el momento.
Lucas 2:8, 9; El Conflicto de los Siglos, pág. 361
No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: QUE OS HA NACIDO HOY, EN LA CIUDAD DE DAVID, UN SALVADOR, QUE ES CRISTO EL SEÑOR. Aparece el ángel del Señor proclamando las buenas nuevas de gran gozo. La gloria celestial inunda la llanura, una compañía innumerable de ángeles aparece, una multitud de voces entonan el cántico que todas las legiones de los rescatados cantarán un día: ‘¡Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz; entre los hombres buena voluntad!’.
Lucas 2:10, 11; El Conflicto de los Siglos, pág. 361
Un hombre llamado SIMEÓN, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Vinieron del oriente a Jerusalén unos MAGOS, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Observadores de la naturaleza, los magos habían visto a Dios en sus obras. Por las Escrituras hebraicas tenían conocimiento de la estrella que debía proceder de Jacob, y con ardiente deseo esperaban la venida del Salvador.