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Fábula del Zorro y las uvas

En un día soleado, un zorro sintió hambre e instintivamente se acercó hasta unos hermosos y
jugosos racimos de uva que colgaban en lo alto de una parra. El zorro quiso agarrar los racimos
saltando efusivamente una y otra vez; sin embargo, no consiguió coger los racimos y todo lo que
podía escuchar era su estómago tamborileando del hambre. El zorro se sintió humillado y viró para
todos lados para ver si alguien lo había visto. Inmediatamente después, se alejó del lugar
diciéndose a sí mismo con voz de susurro entre jadeo y jadeo: “Todavía están verdes”.
Algunos hombres y mujeres hacen lo mismo. Cuando no pueden llevar a buen término sus
asuntos, acusan del fracaso a las circunstancias. Escondiendo de esa manera su incapacidad para
realizar ciertas acciones, lo que no les permite superarse personalmente.

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