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Cultura democrática

En aquellos países que no tienen una fuerte tradición democrática, la introducción de


elecciones libres por sí sola raramente ha sido suficiente para llevar a cabo con éxito
una transición desde una dictadura a una democracia. Es necesario también que se
produzca un cambio profundo en la cultura política, así como la formación gradual de
las instituciones del gobierno democrático. Hay varios ejemplos de países que sólo han
sido capaces de mantener la democracia de forma muy limitada hasta que han tenido
lugar cambios culturales profundos, en el sentido del respeto a la regla de la mayoría,
indispensable para la supervivencia de una democracia.

Uno de los aspectos clave de la cultura democrática es el concepto de "oposición leal".


Este es un cambio cultural especialmente difícil de conseguir en naciones en las que
históricamente los cambios en el poder se han sucedido de forma violenta. El término se
refiere a que los principales actores participantes en una democracia comparten un
compromiso común con sus valores básicos, y que no recurrirán a la fuerza para obtener
o recuperar el poder.

Esto no quiere decir que no existan disputas políticas, pero siempre respetando y
reconociendo la legitimidad de todos los grupos políticos. Una sociedad democrática
debe promover la tolerancia y el debate público civilizado. Durante las distintas
elecciones o referendum, los grupos que no han conseguido sus objetivos aceptan los
resultados, porque se ajusten o no a sus deseos, expresan las preferencias de la
ciudadanía.

Especialmente cuando los resultados de unas elecciones conllevan un cambio de


gobierno, la transferencia de poder debe realizarse de la mejor forma posible,
anteponiendo los intereses generales de la democracia a los propios del grupo perdedor.
Esta lealtad se refiere al proceso democrático de cambio de gobierno, y no
necesariamente a las políticas que ponga en práctica el nuevo gobierno
DEMOCRACIA
DICTADURA

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