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El Realismo 1

EL REALISMO

1. EL REALISMO COMO TÉCNICA

El realismo es una arte mimético, alude a la semejanza que existe entre la creación artística y el
entorno. Desde Aristóteles surge una corriente interpretativa que entiende el arte como imitación
(mímesis) de las acciones humanas y de los fenómenos de la naturaleza. Desde esta perspectiva,
el arte realista necesita de dos pasos esenciales en la labor representativa de la realidad:
a) Observación: conocimiento y análisis de la realidad como materia literaturizable
b) Ficcionalización: elección de medios lingüísticos, estilísticos y literarios idóneos para
plasmar la realidad, de manera que el receptor asocie la representación literaria con la
realidad que es reflejada.

El objetivo del arte realista –plasmar la realidad con verosimilitud– necesita de un proceso de
observación de los detalles. Para analizar los detalles se necesita de una observación directa de
la realidad. De ahí que las obras realistas giren en torno a la sociedad contemporánea del autor,
única que puede ser objeto de indagación directa.
A continuación se presenta una síntesis de algunas características definitorias del arte realista:
a) Stendhal, en su novela Rojo y negro (1831) proporciona la que quizá sea la más
proverbial definición de este tipo de arte: “La novela es un espejo que se pasea a lo largo
1
de un camino” .
b) Benito Pérez Galdós tituló su discurso de ingreso en la Academia La sociedad presente
como materia novelable
c) Wellek define el realismo como “la representación objetiva de la sociedad
2
contemporánea”
3
d) Auerbach apunta que el realismo es por esencia historicista: ha de reproducir no sólo
los hechos externos, sino la realidad total, social, política, económica y cultural. Por otra
parte, hay que tener en cuenta que el auténtico realismo nace cuando se rompe con la
teoría de los niveles que sustentaba la tradición clásica, según la cual a las clases bajas y
medias les correspondía el tono cómico y ridículo, mientras el trágico quedaba reservado
a las elevadas”. El paso decisivo consiste, afirma Auerbach, en convertir “a personas
cualesquiera de la vida diaria, en su condicionalidad por las circunstancias históricas de
su tiempo, en objetos de representación seria, problemática y hasta trágica”
4
e) Forster relativiza el alcance del realismo recordando que la obra de arte tiene sus
propias leyes. Los elementos que la constituyen han de ser relevantes (ejercer una función
dentro del sistema), lo cual justifica la inclusión de materiales pertinentes y la omisión de
otros (los no pertinentes, como detalles innecesarios de la vida cotidiana de los
personajes, aunque la novela moderna se encarga de focalizar la atención en algunos de
estos aspectos aparentemente no aptos para ser novelizados). Forster recuerda que los
personajes de la novela realista “son reales no porque sean como nosotros mismos (…),
sino porque son convincentes”. No en vano la literatura aspira a ser verosímil, no
verdadera. Verdadera es la realidad.
5
f) Villanueva efectúa una distinción entre dos tipos de perspectivas en el realismo:

1
Y continúa así la cita: “Ora refleja ante nuestros ojos el azul de los cielos, ora el fango de los charcos del camino. ¿Por
qué acusar de inmoral al hombre que lleva el espejo en su mochila? ¡Su espejo muestra el fango, y acusáis al espejo!
Acusad más bien al largo camino donde se encuentra el charco, o mejor aún al inspector de caminos que deja que se
encharque y se forme el fango” (Stendhal, Rojo y negro, Madrid, Alianza, 1983, pág. 410). La frase parece ser que la toma
de Saint-Real, un novelista francés del siglo XVII.
2
WELLEK, René: “El concepto de realismo en la investigación literaria”, en Conceptos de crítica literaria, Caracas,
Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, 1968.
3
AUERBACH, Erich: Mimesis. La representación de la realidad en la literatura occidental, México, FCE, 1950
4
FORSTER, E. M., Aspectos de la novela, Xalapa-México, Universidad Veracruzana, 1961
5
VILLANUEVA, Darío: Teorías del realismo literario, Madrid, Instituto de España-Espasa-Calpe, 1992
El Realismo 2

(i) Realismo genético: pretende reproducir con puntualidad y exactitud el mundo


exterior. Un teórico del realismo genético es Zola, que busca que la observación,
la trascripción de la realidad se sobreponga y predomine sobre la imaginación.
Pero pronto, los mismos seguidores de Zola fueron evolucionando del realismo
genético al realismo formal-inmanente.
(ii) Realismo formal o inmanente: no aspira a transcribir la realidad, sino a
construir una obra de arte, internamente coherente, que utiliza como material,
como ‘trampolín’, lo que rodea al creador. Un representante esencial de esta
última tendencia es Flaubert. Apunta Villanueva: el realismo formal-inmanente
“concibe para la obra literaria no un mundo externo, previo a ella, sino una
realidad creada, simultánea al propio texto, pues nace y se constituye al unísono
con él”.

2. EL REALISMO COMO ETAPA: EL REALISMO DECIMONÓNICO

El realismo como técnica basada en el reflejo de la realidad está presente en todas las épocas
literarias. No obstante, es usual hablar de Realismo (con mayúsculas) para referirse a la etapa
literaria conocida como Realismo decimonónico o del siglo XIX. A juicio de todos los críticos el
Realismo es la realización más perfecta de la tendencia artística que busca el reflejo de su entorno
(técnica realista). Con todo, se pueden rastrear a lo largo de la historia de la literatura otras
manifestaciones del realismo como técnica que son claros precedentes del Realismo como etapa:
la picaresca es el género más característico.

“realismo” (técnica; reflejo del entorno)

“Realismo” (etapa literaria)

Realismo decimonónico

Realismo burgués

El Realismo decimonónico se desarrolla en el momento en que la burguesía se atrinchera en el


poder tras la Revolución Francesa y se hace conservadora. Desde la Baja Edad Media, la Edad
Moderna ha sido testigo del constante esfuerzo de esta clase social emergente, que pronto
adquirió el poder económico (enriquecida con el comercio), por obtener el poder político. En la
sociedad del Antiguo Régimen, en una sociedad estamental, la burguesía tenía vedado el ascenso
social, pertenecía al estamento de los no-privilegiados. Su máxima aspiración consistía en asumir
el poder e instaurar un nuevo sistema económico y social que le fuera ventajoso y en el que
pudiera desarrollar sin cortapisas sus transacciones económicas. Este sistema no es el “liberalismo
político exaltado y grandilocuente que predicaban los románticos, sino una economía de mercado
6
que se encamina hacia el capitalismo monopolista” .
El papel del artista en este nuevo contexto socio-económico es reflejar los puntos de vista de la
burguesía, sin excluir la crítica, recurrentemente centrada en el conservadurismo, el puritanismo
moral (especialmente en la Inglaterra victoriana) y la hipocresía.

6
PEDRAZA JIMÉNEZ, Felipe y RODRÍGUEZ CÁCERES, Milagros: Las épocas de la literatura española, Barcelona, Ariel,
1997, pág. 225
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El sustento teórico del Realismo decimonónico es el positivismo , rastreable en el carácter
fundamentalmente descriptivo y no interpretativo de este arte, en cierto empirismo y utilitarismo.
Por otra parte, la relación entre Realismo y romanticismo es compleja. A priori parecen actitudes
antitéticas. No obstante, se puede afirmar con Hauser que el Realismo “es a un tiempo la
8
continuación y la disolución del Romanticismo” . En efecto, en el costumbrismo romántico está el
germen de la novela realista.
En resumen, como afirman Pedraza Jiménez y Rodríguez Cáceres: “El Realismo decimonónico
debe ser considerado, por tanto, como un concepto de época, ya que es el fruto de una etapa (…)
caracterizada por el deseo artístico de objetividad y condicionada por la realidad social que forja
la burguesía conservadora en el poder, auténtica protagonista de las nuevas creaciones literarias”
(op. cit., pág. 225).

3. EL OBJETIVISMO

La principal aspiración del Realismo es la objetividad y la impersonalidad. La objetividad es la


capacidad de existencia de un objeto desligado del sujeto pensante. La impersonalidad es la
carencia de personalidad en la materia de estudio, la desvinculación del objeto con la persona
que lo percibe, cuya personalidad (categorías cognoscitivas) no influyen en la configuración del
objeto, sólo en su aprehensión.
Esta aspiración surge en oposición a la presencia abusiva de la subjetividad y la “exaltación
romántica del yo” (Welek, op. cit., pág. 190). En efecto, el Romanticismo ponía el énfasis en la
emotividad del artista, en la expresión de las emociones del héroe provocadas por las
circunstancias y los elementos de la naturaleza. La realidad, de hecho, estaba distorsionada por
las emociones, eran una plasmación simbólica de estados de ánimo exaltados. No es de extrañar
que a situaciones anímicas extremas se asocien paisajes nocturnos o tormentosos.
El Realismo, en cambio, niega la existencia de una realidad de esencias o formas que no sea
accesible a la percepción ordinaria de los sentidos. Son herederos, como se comentó
anteriormente, de los postulados Positivistas. El Realismo es una arte empírico y fisicalista. Esta
terminología no ha de juzgarse inadecuada si tenemos en cuenta que una de las aspiraciones
fundamentales del Realismo es convertir la literatura en una ciencia exacta.
exacta La realidad es
observada y descrita, es algo ajeno al hombre; el hombre es un mero observador, no crea la
realidad. Su arte no debe distorsionar la realidad para adecuarla a su estado de ánimo, sino
simplemente describirla. En el plano individual (en el análisis de los personajes, tanto
prosopográfico como etopéyico), el artista debe tratar de describir las formas o los caracteres
siendo fiel a su materia de estudio, detallando sus componentes, utilizando un lenguaje preciso y
exacto. El romántico no aspira a detallar con exactitud su objeto de análisis, ya que no lo llega a
comprender. Prefiere seleccionar aquellos rasgos físicos y de personalidad que desencadenan los
sentimientos. Sólo pueden ser descritos simbólicamente, magnificando sus características,
relacionándolas analógicamente con otros fenómenos naturales que, a veces, escapan a la razón.
El Realista es un médico que hace un diagnóstico; el Romántico es un vidente que esboza una
interpretación de algo que escapa a la razón.

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“El ‘positivismo’ designa la doctrina y la escuela fundadas por Augusto Comte [1798-1857]. Esta doctrina comprende no
sólo una teoría de la ciencia sino también y muy especialmente una reforma de la sociedad y una religión. Como teoría
del saber el positivismo se niega a admitir otra realidad que no sean los hechos y a investigar otra cosa que no sean las
relaciones entre los hechos (…) subraya decididamente el cómo y elude responder al qué, al por qué y al para qué. Se une
a ello naturalmente una decidida aversión a la metafísica (…) El positivismo pretende atenerse a lo dado y no salir jamás de
lo dado. De esto se derivan varias características: hostilidad a toda construcción y deducción; hostilidad a la
sistematización; reducción de la filosofía a los resultados de la ciencia y, finalmente, naturalismo” (cf. José Ferrater Mora:
Diccionario de filosofía abreviado, Barcelona, EDHASA, 1994 [1962], s.v. ‘Positivismo’).
“En metodología histórica, el positivismo prima fundamentalmente las pruebas documentales, minusvalorando las
interpretaciones generales, por lo que los trabajos de esta naturaleza suelen adolecer de excesiva acumulación
documental y escasa síntesis interpretativa” (cf. Wikipedia, s.v. ‘Positivismo’: [http://es.wikipedia.org/wiki/Positivismo]
8
HAUSER, Arnold: Historia social de la literatura y el arte, Madrid, Guadarrama, 1980, t. III
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4. EL NATURALISMO

4.1. ORIGEN. ÉMILE ZOLA

El Naturalismo es la aplicación a la literatura de las Ciencias Experimentales y el Positivismo (vid


nota 7). Son evidentes también las influencias tanto del Determinismo (Laplace, Friedrich Ratzel,
Ellen Churchill Semple, etc.) como del Evolucionismo de Darwin (Origen de las especies, 1859) y el
evolucionismo social de Herbert Spencer. Por otra parte, también se hace notar el influjo del
materialismo histórico de Marx y Engels y el utilitarismo de John Stuart Mill. Utilizando la
terminología aportada por Villanueva (vid. Supra 1) es la manifestación más característica del
“realismo genético”, es decir, aquel que aspira a transcribir puntualmente la realidad.
Se debe al francés Émile Zola la formulación de esta nueva doctrina, cuyos principios teóricos
quedan expuestos en La novela experimental (1880) y Les romanciers naturalistes (1881).

4.2. METODOLOGÍA NATURALISTA

4.2.1. Fases de la metodología naturalista


Lo que pretende Zola es aplicar a la literatura el método experimental desarrollado por las
ciencias. Para ello, al igual que el científico, el novelista ha de basar su experiencia literaria
en varias fases:
a) Observación.
Observación Esta fase es común a la metodología realista (vid. Supra 1). No obstante,
mientras el realismo llevaba a cabo el proceso de ficcionalización y verbalización de la
realidad después del proceso de observación, los naturalistas aportan una fase
intermedia:
b) Experimentación.
Experimentación Emulando la metodología científica, el Naturalismo no se conforma con
hacer una transcripción (más o menos) detallada de la cara externa de la realidad, sino
que su principal objetivo es estudiarla en profundidad para formular las leyes que la rigen.
Recuérdese, a este respecto, que la metodología de la ciencia se compone de las fases
observación-experimentación-predicción. Es decir, si se llegan a comprender las leyes
que rigen la realidad se pueden establecer predicciones acerca de cómo se comportará
la misma en el futuro.

4.2.2. Focalización de los aspectos sórdidos


Los naturalistas, en su afán por transcribir fielmente la realidad (con el objetivo de
comprenderla), no eluden verbalizar los aspectos más sórdidos y oscuros de la sociedad.
De hecho, se puede observar una delectación en la recreación pormenorizada de estos
aspectos, que puede calificarse de morbosa, tremendista o feísta.
feísta En este tipo de novelas
se muestran al desnudo las lacras humanas (tarados, psicópatas, viciosos…) y sociales
(alcoholismo, delincuencia, prostitución…).

4.2.3. Componentes de la novela naturalista


Como se ha apuntado, el Determinismo es una de las influencias más notables de este tipo
de arte. Zola cree que el hombre no puede escapar del influjo que ejercen sobre él dos
grandes fuerzas: el aire y la sangre.
a) Determinismo ambiental (aire) . El influjo del medio social sobre el individuo es
inevitable. El pesimismo derivado de este factor es evidente: la imposibilidad
de sustraerse de un entorno nocivo .
b) Herencia biológica (sangre).
(sangre) El poderoso agente socializador representado
por la familia y los genes es la otra gran fuerza que rige el destino de los
hombres. En muchas novelas zolescas los protagonistas están marcados por
los vicios familiares (locura, alcoholismo, etc.), que tarde o temprano acaban
reproduciendo.
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4.3. CAMBIO IDEOLÓGICO

El giro estético está relacionado con un cambio ideológico. Anteriormente se ha comentado


que el Realismo Decimonónico está asociado a la clase social protagonista del siglo XIX : la
burguesía. Se denomina, por tanto, Realismo burgués.
burgués Esta clase social, como se apuntó más
arriba (vid supra 2), ya establecida en el poder, se hace conservadora. Los escritores
realistas, muchos burgueses ellos mismos, sienten la necesidad de focalizar su atención en su
clase social. Escriben novelas burguesas dirigidas a burgueses. No obstante, si quieren ser
fieles a la realidad, no pueden eludir mostrar los vicios o aspectos criticables. La burguesía
gustaba de estas novelas porque se veía reflejada en ellas, también en (o especialmente por)
sus vicios más recurrentes: hipocresía, envidia, materialismo, arribismo, intolerancia, etc.
Con la evolución del sistema capitalista y el surgimiento del proletariado surgen los
movimientos obreros (Sindicalismo,
Sindicalismo, Socialismo, Marxismo, Anarquismo),
Anarquismo destinados a
defender la nueva clase social, antagonista de la burguesía, y encaminados a establecer un
nuevo sistema económico-político. El Realismo burgués se convierte en Realismo- Realismo-crítico-
crítico-
proletario (y en Rusia en Realismo-
Realismo-socialista).
socialista En este contexto surge el Naturalismo, que
recoge en sus novelas las posturas críticas con la burguesía y el sistema capitalista propias de
los movimientos obreros, así como un marcado anticlericalismo.
anticlericalismo Por primera vez el
proletariado se convierte en el protagonista de este tipo de novelas: en Germinal de Zola, La
espuma de Armando Palacio Valdés y en La Horda de Vicente Blasco Ibáñez.

Realismo Decimonónico

Realismo Burgués

Realismo Crítico-Proletario (Naturalismo)

Realismo Socialista

De todas formas, es paradójico que el naturalismo crea en el Determinismo en la esfera de lo


individual (que conduce al pesimismo y el fatalismo) a la vez que se muestre optimista en la
capacidad colectiva para el cambio social (las masas sociales son el verdadero protagonista
del cambio).

5. CRONOLOGÍA DEL REALISMO-


REALISMO-NATURALISMO DECIMONÓNICO

a) Entre el romanticismo y el realismo (1830-


(1830-1850)
b) Realismo: desde 1850
c) Naturalismo: 1870-
1870-1893

Es común citar a los novelistas franceses Balzac (La piel de Zapa, 1831, Eugenia Grandet, 1833, Le
père Goriot, 1834) y Stendhal (Rojo y Negro, 1830) como los iniciadores del Realismo en Francia y
el año 1830 como fecha significativa del inicio de esta etapa.
El Realismo 6

Sin embargo, quizá sea más correcto considerar estos gigantes de la literatura ilustres precedentes
del realismo –en el fondo Julián Sorel, el protagonista de Rojo y Negro, es un auténtico héroe
romántico– y fijar la eclosión del Realismo tras la revolución de 1848.
1848 El desencanto tras el fracaso
revolucionario empujó a los intelectuales a repudiar el idealismo y las utopías y a abrazar un arte
objetivo y crítico.
Es en la década de 1850 cuando se configura definitivamente el Realismo, término que es
acuñado por primera vez en la revista Réalisme (1856-1857) de Edmond Duranty y en el volumen
de crítica titulado Le Réalisme publicado por Champfleury.
Champfleury
Se puede considerar a Gustave Flaubert (Madame Bovary, 1856) como el primer gran novelista
realista francés.
La primera novela naturalista es Thérèse Raquin (1867) de Émile Zola.
Zola Podemos acotar los límites
del naturalismo a partir de las fechas de publicación de su serie de novelas tituladas Les Rougon-
Macquart. Histoire naturelle et sociale d’une famille sous le second Empire (1871-1893).

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6. EL REALISMO EN LA LITERATURA EUROPEA Y NORTEAMERICANA9

6.1. NOVELA REALISTA FRANCESA

La segunda mitad del siglo XIX es la época dorada de la novela, asociada al triunfo social de la
burguesía. En toda Europa los escritores describen con espíritu crítico y realista la nueva sociedad,
pero no hay nación que, en conjunto, pueda disputar a Francia su supremacía, con sus cuatro
grandes novelistas: Stendhal, Balzac, Flaubert y Zola. La novela demuestra ser el género más
adecuado para retratar la sociedad capitalista movida por el poder y el dinero. Sus rasgos
facilitan una perspectiva amplia y objetiva en la descripción de ambientes y psicologías. El tema
central de las novelas realistas es la compleja y conflictiva relación entre sociedad y individuo,
siempre con el fracaso de éste.
Gracias al desarrollo de la prensa periódica, que solía incluir entregas coleccionables de novelas
y folletines, el público lector se amplía considerablemente.

Del Romanticismo al realismo

Henry Beyle (1783-1842), más conocido por su seudónimo, Stendhal,


Stendhal llevó una vida de romántico
en perpetuo conflicto con la ruin sociedad francesa de su tiempo, de la que procuró huir,
especialmente a Italia, país que adoptó como segunda patria. Escribió libros sobre pintura, viajes,
biografías, y hacia el final de su vida, novelas.
 El rojo y el negro (1830) es la historia del fallido intento de ascenso social y de conquista
de la propia felicidad por parte de un plebeyo, sin más medios que su ambición. Ello
permite al autor, con una actitud neutral y un sobrio estilo, trazar una radiografía de la
hipócrita sociedad burguesa francesa.
 La cartuja de Parma (1839), ambientada en Italia, narra las vicisitudes de un joven
aristócrata repudiado por su familia que emprende una carrera entre eclesiástica y
política, en la que triunfará a costa de numerosas intrigas y de sacrificar su gran amor.

Tanto la vida como la obra de Honoré de Balzac (1799-1850) se desarrollan bajo el signo del
exceso. Tras una juventud pobre y bohemia, el éxito le permitió llevar una existencia de lujo y
derroche (con las consiguientes deudas) marcada por numerosos amoríos que culminarán en su
matrimonio con una aristócrata ucraniana.

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El apartado 6 está extraido de la web Hiru.com [http://www.hiru.com/literatura/literatura-europea-de-los-siglos-xviii-
y-xix]
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Sus primeras obras son novelones históricos y fantásticos de tono romántico. Hacia 1830 concibe
el vasto proyecto literario de la Comedia humana. En él hay desde novelas históricas hasta
simbólicas, como La piel de zapa, o policiacas, como Un asunto tenebroso.
La mayor parte describe críticamente la sociedad de entonces. Destacan Eugenia Grandet (1833),
centrada en un avaro que impide la felicidad de su hija, Papá Goriot (1834), que, por el contrario,
narra los sacrificios de un padre por satisfacer los enredos y caprichos de sus hijas.

Flaubert: el arte y la realidad

Gustave Flaubert (1821-1880) es el más moderno de los realistas franceses por su ahondamiento
en la psicología de los personajes y su cuidadosa descripción de ambientes. En la vida de este
escritor apenas hay nada reseñable, pues la pasó prácticamente recluido en una finca de su
propiedad, consagrado a alcanzar con sus obras un ideal de perfección literaria basado en la
objetividad y la impersonalidad. Escribió cuentos, novelas históricas y fantásticas y dos grandes
novelas realistas:
 Madame Bovary (1857), su obra maestra, le costó un proceso judicial por inmoralidad. En
esta novela, que es una especie de homenaje a Don Quijote y, a la vez, una crítica al
Romanticismo, traza un despiadado retrato de un caso de intoxicación idealista en un
ambiente de asfixiante vulgaridad provinciana. La protagonista, Emma, aburrida mujer de
un médico rural, alimenta su fantasía con lecturas de novelas sentimentales que le llevan
una serie de aventuras eróticas. Al final, abrumada por sus deudas, acaba suicidándose.
 En La educación sentimental (1869) narra la historia de un joven burgués y de sus
frustrados amores con una mujer casada. La triste constatación final de cómo el tiempo
arruina toda ilusión constituye una profunda crítica de los ideales burgueses. El
naturalismo de Zola

Émile Zola (1840-1902), influido por el positivismo de su época, intentó dotar al realismo de
mayor valor científico, analizando la conducta humana y social mediante las leyes de la herencia,
el influjo del medio ambiente y el método experimental.
Siguiendo el ejemplo de Balzac, escribió entre 1871 y 1893 una serie de veinte novelas, Los
Rougon-Macquart, centrada en las distintas ramas de una familia. En ella se presentan los
aspectos más crudos de la sociedad francesa de final de siglo (taras, alcoholismo, enfermedades,
miseria). Obras como La taberna (1877), Nana (1880) o Germinal (1885) se caracterizan por la
fuerza de sus descripciones y por tener como protagonista a la emergente clase proletaria.

6.2. LA NOVELA REALISTA EN INGLATERRA Y OTROS PAÍSES

Toda Europa vive, durante la segunda mitad del XIX, una compleja situación económica, social y
espiritual motivada por la Revolución Industrial y el acceso al poder de la burguesía. La narrativa
realista se encargará de ser testigo de todo ello y, lógicamente, su desarrollo será mayor en
aquellos países con sociedades burguesas más consolidadas, como Inglaterra. Allí brilla con luz
propia la figura de Charles Dickens.
Inglaterra era ya un país de arraigada tradición lectora. La consolidación de la novela por
entregas o folletín, vendida por capítulos a poco precio o con el periódico, provoca una auténtica
pasión que hace a los escritores ídolos de su público. Condicionadas por este sistema, las novelas
de la época suelen ser extensas, de estructura itinerante y llena de suspense, y con final feliz.

Charles Dickens es un perfecto ejemplo de este nuevo tipo de escritor de éxito, cuyas entregas
mensuales esperaban ávidamente los lectores. En su infancia, sin embargo, se vio obligado a
trabajar duramente cuando su padre fue encarcelado por deudas.
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Sus primeras obras fueron Los papeles póstumos del Club Pickwick, de tono humorístico, y Oliver
Twist, sombría historia de un pobre huérfano. Este filón melodramático y sentimental se prolonga
en La pequeña Dorrit o el famoso cuento Canción de Navidad.
Más adelante escribió sus mejores novelas, como la autobiográfica David Copperfield (1849-
1850), Tiempos difíciles (1854) sobre la vida de los obreros, y Grandes esperanzas (1860-1861).

Otros novelistas ingleses

William Thackeray (1811-1863) publicó por entregas La feria de las vanidades (1848), visión crítica,
tierna e irónica de la sociedad de su tiempo a través de una trama sentimental.

Wilkie Collins (1824-1889) se hizo famoso por sus novelas de intriga La piedra lunar y La dama de
blanco.

Un caso especial es el de las hermanas Brönte,


Brönte desconocidas en su época por su vida aislada y el
tono misterioso y romántico de sus novelas, en las que la pasión amorosa desempeña un papel
fundamental. Emily (1818-1848) sólo escribió Cumbres borrascosas (1847); Charlotte
Charlotte (1816-1855),
Jane Eyre (1847), entre otras; y Anne (1820-1849), Agnes Grey.

George Eliot es el seudónimo de Mary Ann Evans (1819-1880), cuyas novelas (Silas Marner, 1861;
Middlemarch, 1871) destacan por su descripción de ambientes provincianos y conflictos morales.

Otros países europeos

• En Alemania,
Alemania la debilidad de la burguesía no estimula la novela realista. Perduran los
narradores románticos, como H. Storm,
Storm y el subgénero de la «novela de formación»,
como El veranillo de San Martín (1857) de A. Stifter o Enrique el Verde (1855) de G. Keller.
Keller

El único auténtico realista es Theodor Fontane (1819-1898), cuya novela Effi Briest (1893),
una de las mejores del siglo, narra una relación adúltera en un ambiente aristocrático.

• En Italia la transición desde el Romanticismo está marcada por la scapigliatura, un grupo


de literatos milaneses influidos tanto por la poesía maldita francesa como por el
Boito autor de Senso (1883).
naturalismo. Entre ellos destaca Camillo Boito,

El verismo o realismo llegará con dos escritores sicilianos:

o Luigi Capuana (1839-1915), admirador de Zola, describe la vida de la ciudad


(Giacinta, 1879) y del campo (El marqués de Roccaverdina, 1901) a través de
personajes de compleja psicología.
o Giovanni Verga (1840-1922) es la mayor figura del periodo. Es autor de cuentos
(Relatos rústicos, 1883) y novelas (Maestro don Gesualdo, 1889) centrados en la
vida rural y en las clases pobres. Su obra maestra es Los Malasangre (1881), que
narra el hundimiento de una mísera familia marinera siciliana.
• Portugal ya había dado un gran novelista romántico, Camilo Castelo Branco (1826-1877),
autor de Amor de perdición. Mayor será la fama de José María Eça de Queirós (1845-
1900), en cuyas novelas se analiza fría y críticamente la aristocracia (La ilustre casa de
Ramires, 1897) y la burguesía (Los Mayas, 1888, y su obra maestra El primo Basilio, 1878,
historia de un adulterio).

6.3. LA NARRATIVA REALISTA RUSA


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Nikolai Gogol (1809-1852) es el iniciador del realismo ruso en sus primeros relatos (Diario de un
loco, El retrato), en los que no falta lo romántico (Taras Bulba), lo grotesco (La nariz) y lo fantástico
(El abrigo). Su obra teatral El inspector (1836), en la que denuncia la corrupta burocracia zarista,
provocó un escándalo.
Su novela más famosa es Almas muertas (1842), que describe la miseria del campo ruso a través
de un estafador que obtiene tierras y subsidios alegando tener siervos que en realidad han
muerto.

Iván Goncharov (1812-1891) trazó, con el simpático protagonista de su novela Oblómov (1851), un
retrato de la pereza y la pasividad, consideradas defectos prototípicos del espíritu ruso.

Iván Turgeniev (1818-1883), rico y noble, viajó por Europa y trabó amistad con varios escritores
franceses. Fue dramaturgo (Un mes en el campo), escribió relatos breves (Un rey Lear de la
estepa) y novelas (Nido de hidalgos, 1859; Padres e hijos, 1862) de ambientación rural y temática
común: frustración vital, amores fallidos, crítica a la vida rusa en boca de un recién llegado, etc.

Fiodor Dostoievski (1821-1881) es uno de los mayores escritores de la historia por la hondura de los
problemas existenciales que plantea y por la complejidad psicológica de sus personajes.
Sus primeras novelas (Pobres gentes, 1846; Las noches blancas, 1848) muestran la preocupación
del autor por el sufrimiento humano. Su experiencia en la prisión siberiana se refleja en Apuntes de
la casa de los muertos (1862). Apuntes del subsuelo (1866) anuncia ya la complejidad psicológica
y argumental de sus obras maestras:

• Crimen y castigo (1866): el joven Raskolnikov comete un crimen, creyéndose superior a la


moral común, pero no puede soportar sus terribles remordimientos y se entrega.
• El idiota (1869): historia de un bondadoso personaje que fracasa en su intento de redimir
a una mujer por amor.
• Los hermanos Karamazov (1880): análisis de la ambigua complejidad del alma humana a
través de una familia dominada por un brutal padre que acaba siendo asesinado.

Liev Tolstoi (1828-


(1828-1910)

La amplia obra de Liev Tolstoi forma un gigantesco cuadro descriptivo del carácter y las
costumbres rusas. En su juventud escribió una autobiografía en tres partes y reflejó su experiencia
bélica en los Apuntes de Sebastopol (1855-1856), cuyo crudo realismo le causó problemas con la
censura.
Su primera obra maestra es la monumental Guerra y paz (1863-1869), crónica de las campañas
de Napoleón en Rusia a través de los avatares de dos familias nobles. Otro gran éxito fue Ana
Karenina (1877), historia de una pasión amorosa que lleva a la protagonista al adulterio y al
suicidio. Junto al fino análisis psicológico destaca la crítica al puritanismo de las convenciones
sociales.
Convertido en un patriarca de la cultura rusa, escribe las novelas cortas La muerte de Ivan Ilich
(1886) y La sonata a Kreutzer (1889). Su última novela, Resurrección (1899), refleja las
preocupaciones religiosas y caritativas de su vejez.

Hacia fin de siglo sobresale el cuentista y dramaturgo Antón Chéjov,


Chéjov frecuentemente relacionado
con el naturalismo (La dama del perrito, El pabellón número 6).
El Realismo 10

10
6.4. LA NOVELA DE LA SEGUNDA MITAD DE SIGLO XIX EN EEUU10

Romanticismo puritano

La eclosión literaria de mediados de siglo tiene su centro en Boston, alrededor del


trascendentalismo de R.W. Emerson,
Emerson quien, influido por el romanticismo europeo y las doctrinas
orientales, animaba al individuo a alcanzar la divinidad a través de la naturaleza. Su discípulo
H.D.Thoreau relata en Walden (1854) su experiencia de vida eremítica en los bosques, que le
hace precursor del moderno ecologismo.

Nathaniel Hawthorne (1804-1864) explora en sus novelas el tema del pecado y el mal, tan
obsesivo para la religión puritana. Sus principales obras son La letra escarlata (1850), ambientada
en la vida de los primeros colonos, o La casa de las siete torres (1851), de tono fantástico. Lo
sobrenatural también caracteriza sus cuentos.

Herman Melville (1819-1891), la otra gran figura de la época, es el autor de Moby Dick (1851), una
de las grandes novelas de todos los tiempos. Fue marinero en su juventud, experiencia que refleja
en sus primeras novelas: Taipi (1846), idealizada visión de los mares del Sur, y Blusón blanco
(1850), sobre la dureza de la vida de a bordo.
Melville destaca también en la narrativa corta, con tres grandes títulos: Bartelby, el escribiente,
relato prekafkiano sobre un oficinista, Benito Cereno, de angustiosa intriga, y Billy Bud, su obra
póstuma, sobre la injusta muerte de un joven marinero.

Narradores de finales de siglo

El más importante es Samuel L. Clemens (1835-1910), que adoptó el seudónimo Mark Twain. Twain Fue
piloto de río en su Missouri natal y buscador de oro antes de convertirse en periodista y
conferenciante. Su espíritu satírico y su visión pesimista del ser humano se aplican tanto al pasado
(Un yanki en la corte del rey Arturo, 1889) como a la actualidad (El hombre que corrompió a
Hadleyburg, 1900).
Sus mejores novelas son Las aventuras de Tom Sawyer (1876) y su continuación, aún mejor, Las
aventuras de Huckleberry Finn (1884). Las andanzas picarescas de sus juveniles protagonistas
reflejan los problemas sociales y raciales de la sociedad americana.

Otros autores y obras destacables son:

• H. Beecher- Stowe y su alegato antiesclavista La cabaña del tío Tom.


Beecher-Stowe,
• Crane autor de La roja insignia del valor, la mejor novela sobre la crueldad de la
Stephen Crane,
guerra civil americana.
• Bret Harte,
Harte autor de cuentos sobre el lejano Oeste.
• London cantor de la vida salvaje de Alaska en La llamada de la selva.
Jack London,

10
En poesía destacan dos grandes figuras: Walt Whitman (1819-1892) es autor de un único libro, constantemente
ampliado, Hojas de hierba. Los vigorosos versículos de sus largos poemas, de audaz libertad para su tiempo, cantan al
individualismo, a la democracia, a la vida de todos los días. Emily Dickinson (1830-1886) vivió aislada y desconocida en su
época. Sus breves y lacónicas poesías, adelantadas a su tiempo, son como chispazos intuitivos sobre los grandes temas:
muerte, amor, Dios, etcétera.
El Realismo 11

7. EL REALISMO-
REALISMO-NATURALISMO EN LA NOVELA ESPAÑOLA

ETAPAS DEL REALISMO ESPAÑOL

Grosso modo podemos asociar la época del Realismo con la segunda mitad del siglo XIX. En el
apartado anterior hemos comprobado que en algunos países europeos ya venían ensayando este
tipo de arte desde la década de los treinta. En España, sin embargo, triunfa casi tres décadas más
tarde (a partir de 1868). Una posible explicación del retraso es que los resabios románticos –el
romanticismo eclosionó tardíamente a partir de mitad de la década de 1830– se extendieron
hasta la década de los 70. Desde 1850 hasta 1875 en España conviven el Romanticismo tardío
(llamado Eclecticismo, por combinar elementos clasicistas con un romanticismo menos exaltado y
más intimista) y las primeras tentativas realistas (representadas por el costumbrismo y las novelas
de sucesos contemporáneos).
La Revolución de 1868 es el acontecimiento político que condiciona el triunfo de este nuevo tipo de
arte, que tendrá su máximo esplendor durante la Restauración –que supone el verdadero
afianzamiento de los postulados burgueses–, especialmente entre 1880 y 1890. Como se ve, el
triunfo del Realismo en España coincide con la moda naturalista, que también llega a nuestro país.
Finalmente, se suele asociar la última etapa del realismo con el llamado Realismo Espiritualista
(1890-1920), que muestra una pérdida de la fe en el positivismo y una preocupación mayor por la
interioridad de los personajes.
En resumen, son cuatro las etapas del Realismo en España:

1ª )1850-
)1850-1875. Transición. Eclecticismo
2ª )1875-
)1875-1880. Iniciación de Realismo
3ª )1880-
)1880-1890. Plenitud del Realismo-
Realismo-Naturalismo
4ª )1890-
)1890-1920. Realismo espiritualista

RASGOS DE LA NOVELA REALISTA-NATURALISTA ESPAÑOLA

1) Realismo y burguesía. Como se comentó anteriormente la burguesía es la protagonista de


este tipo de novelas.
novelas En ellas no se excluye la crítica a esta clase social.
2) Preponderancia de la vida urbana:
urbana la ciudad representa el progreso y el campo la
reacción, excepto en las novelas de Pereda y Palacio Valdés.
3) Papel secundario del proletariado,
proletariado a diferencia de las novelas naturalistas francesas. Sí se
reflejan las clases bajas en algunas novelas de Galdós, como La desheredada, Fortunata
y Jacinta o en La Tribuna de Pardo Bazán.
4) En cuanto al perspectivismo narrativo podemos encontrar diversas modalidades:
a) El uso del narrador omnisciente (la mayoría)
autobiográficas (Peñas arriba de Pereda)
b) Novelas autobiográficas
c) Novelas epistolares (Pepita Jiménez de Valera)
d) Novelas dialogadas (El abuelo de Galdós)
5) Estilísticamente estas novelas se caracterizan por:
a) Descripciones abundantes de personas, objetos y ambientes.
b) Mediante los diálogos se intenta reproducir el habla coloquial
c) Con el uso del monólogo se evoluciona hacia el libre fluir de la conciencia
6) Se muestra la evolución de los personajes a lo largo de la novela. Son personajes
redondos.

INICIACIÓN DEL REALISMO (1875-1880)

La novela realista nace gracias a las libertades surgidas tras la Revolución de 1868. Se debe
fundamentalmente a Galdós la labor de crear una verdadera novela realista, ya que hacia
1870 el panorama que se encuentra (comentado en el apartado anterior) sólo había
El Realismo 12

preparado el terreno sin desprenderse de los resabios románticos o una actitud tendenciosa.
En definitiva, el novelista canario lleva a cabo una labor análoga a la que realizaron Balzac y
Stendhal (y definitivamente Flaubert) hacia 1830.
Hasta 1881 (año en el que aparece La desheredada de Galdós) existen tres modalidades
novelescas:

a) La novela de sucesos contemporáneos.


contemporáneos Se enriquece, respecto a las obras de este tipo de
la anterior etapa, con mayor observación y coherencia interna (especialmente en los
personajes y el argumento). Está representada sobre todo por las obras juveniles de
Galdós La fontana de oro (1870), El audaz (1871), La sombra (1871) y las dos primeras
Galdós:
series de los Episodios nacionales (1873-1875 y 1875-1879).
b) El realismo idealizante.
idealizante Este paradójico término se suele emplear para referirse a las
novelas de Juan Valera,
Valera que se aleja del realismo (aunque desarrolla técnicas realistas de
descripción) al efectuar una idealización de la realidad, es decir, una selección de los
aspectos más agradables, aquéllos que son aptos para ser narrados. Se observa en este
punto cierto neoplatonismo. Su obra más representativa es Pepita Jiménez (1874).
c) La novela de tesis.
tesis Pedraza Jiménez y Rodríguez Cáceres (op. cit. Pág. 246) apuntan que
la novela de tesis “pone al servicio de las ideas morales del autor la trama argumental y
el desarrollo de los personajes”. Como se ve, se trata de obras tendenciosas y con carga
moral, un aspecto que contradice algunos de los presupuestos del Realismo establecidos
anteriormente (vid. Supra 4). Los ejemplos más representativos están constituidos por el
Galdós Doña Perfecta (1876), Gloria
grupo de novelas sobre la intolerancia religiosa de Galdós:
(1877), La familia de León Roch (1878). También podemos incluir en este grupo algunas
obras de Pedro Antonio de Alarcón (El escándalo, 1875, y El niño de la bola, 1880) y
Pereda (El buey suelto, 1878, y Don Gonzalo González de la Gonzalera, 1879). Galdós
encarna la versión progresista y liberal del género; Alarcón, la versión ultracatólica y
Pereda la sátira antiliberal.

DE LA PLENITUD DEL REALISMO-NATURALISMO AL REALISMO ESPIRITUALISTA (1880-1920)

Plenitud del Realismo


Con la aparición de La desheredada en 1881 Galdós inicia el ciclo de las Novelas
contemporáneas y, a la vez, conduce a su realización definitiva y más perfecta a la novela
realista española. En esta obra ya se deja ver la influencia del naturalismo ensayado por la
misma época por Zola. En efecto, la historia de una mujer de clase media –con antecedentes
de locura en su familia– que termina cayendo en la prostitución y la marginación social
recuerda la temática naturalista. Además, junto a la evolución del personaje, Galdós pasea
su mirada por los bajos fondos de Madrid.
En la década de 1880-1890 aparecen las mejores novelas del realismo-naturalismo español:
- La desheredada (1881), Tormento (1884), Fortunata y Jacinta (1886-1887), Miau (1888) y el
resto de las “novelas contemporáneas” de Galdós.
- Pedro Sánchez (1883) y La Montálvez (1888) de Pereda
- La Tribuna (1882), Los Pazos de Ulloa (1886) y La madre naturaleza (1887) de Emilia Pardo
Bazán.
- La Regenta (1885) y Su único hijo (1890) de Clarín, etc.

Debate sobre el naturalismo


Con la publicación de La cuestión palpitante (1882-1883) de Emilia Pardo Bazán,
Bazán con prólogo
de Clarín, se inicia el debate acerca de la existencia o carácter propio del Naturalismo
español. La escritora gallega se hace eco de la publicación de los principios naturalistas de
Zola. Resulta curioso que en el análisis de los postulados naturalistas Pardo Bazán se muestre
ambigua y presente sus opiniones de una manera un tanto precipitada. La importancia de este
ensayo radica en cuatro aspectos:
El Realismo 13

a) Ataque contra el idealismo.


b) Exposición y crítica al naturalismo. Aquí es donde se muestra más imprecisa y
ambigua. Fundamentalmente repara en los defectos del naturalismo zolesco. Exagera
y condena los aspectos más “científicos” de este movimiento. Se muestra el conflicto
entre el determinismo ambiental y la herencia biológica frente al catolicismo ferviente
11
de la autora, que proclama el libre albedrío.
c) Equilibrio entre el naturalismo y el idealismo. Apuesta por un concepto más amplio de
realismo, un justo medio entre los excesos naturalistas y el cuidado formal
(“refinamiento”) propio de la novela idealizante.
d) Defensa de la literatura española, en especial de Galdós y Pereda.

La reacción no se hizo esperar y el propio Valera (representante del realismo idealizante)


contraargumentó con Apuntes sobre el nuevo arte de escribir novelas (1886-1887), donde,
de manera un tanto pobre y tergiversadora, afirma que la literatura es y debe ser
esencialmente agradable y divertida.
12
En definitiva, según Beyrie , el Naturalismo español y el francés son movimientos
independientes y la influencia se aprecia más en las obras (de Zola y los hermanos
Goncourt) que en la teoría. Las características diferenciadoras del naturalismo español
son:
a) Se adaptan algunos temas y técnicas narrativas desarrolladas por Zola, pero no se
llega a los extremos del escritor francés.
b) No se profundiza tanto en lo morboso, lo sórdido y lo obsceno.
c) El Naturalismo español es más humano.
d) No se acepta el fatalismo y el determinismo y se defiende el libre albedrío.

Además de las obras citadas anteriormente de Galdós (el ciclo de las “novelas
contemporáneas”), Clarín, Pardo Bazán y Pereda, podemos relacionar con la estética
naturalista otras obras de Pereda,
Pereda agrupadas en el ciclo de novelas de evocación
montañesa: El sabor de la tierruca, 1882, Sotileza, 1885, La puchera, 1889, Peñas arriba,
1895. Temática y contextualmente (están ubicadas en zonas rurales idealizadas) están
muy alejadas del naturalismo, pero la precisión descriptiva de los parajes, el habla y las
costumbres montañesas sí se pueden asociar con esta escuela.
Por otra parte, en la década de los noventa se empieza a apreciar la decadencia de la
moda naturalista pero, aun así, aparecen muestras significativas: La espuma (1890) de
Valdés Pequeñeces (1890-1891) del padre Luis Coloma o Dulce y sabrosa (1891)
Palacio Valdés,
de Jacinto Octavio Picón.
Picón

Realismo espiritualista
Ya decaído el Naturalismo, se publica un grupo de novelas relacionadas con el llamado
Realismo espiritualista, que supone un abandono de la pretendida objetividad y
cientificismo naturalistas y una ampliación de los componentes humanos (espirituales) y la
interioridad de los personajes. Este tipo de Realismo proviene fundamentalmente de las
últimas novelas del ruso Tolstoi. Galdós publica algunas en las que cobra importancia el
mundo de la moral y la religión: Ángel Guerra (1890-1891), Nazarín (1895), Misericordia
(1897). Por su parte, la Pardo Bazán da a la luz La quimera (1905) y La sirena negra
(1908).

11
Donald Shaw (op. cit., pág. 238) resume así la postura de la autora: “para la Pardo Bazán, el naturalismo era un
movimiento pretenciosamente seudocientífico basado en la aplicación de un restringido concepto de determinismo a la
conducta humana, con una deplorable tendencia a recalcar lo sórdido, lo feo y lo proletario”
12
BEYRIE, Jacques, “A propósito del naturalismo: problemas terminológicos y de perspectiva literaria en la segunda mitad
del siglo XIX”, en Realismo y naturalismo en España en la segunda mitad del siglo XIX, Actas del Congreso internacional de
la Universidad de Touluse-le Mirail del 3 al 5 de noviembre de 1987, publicadas en Barcelona, Anthropos, 1988.
El Realismo 14

Finalmente, de manera paralela al ocaso del naturalismo y el desarrollo de la novela


espiritualista, Valera, siempre distanciado de los derroteros de la novela de las última
décadas, publica una novela idealizante y de evocación: Juanita la larga (1895) y otra
simbólica: Morsamor, 1899.

BENITO PÉREZ GALDÓS (1843-


(1843-1920)

1. DATOS BIOGRÁFICOS E IDEOLOGÍA

1.1. DATOS BIOGRÁFICOS E IDEOLOGÍA

Nace en Las Palmas de Gran Canaria en 1843 en el seno de una familia acomodada. Cursa
bachillerato en su ciudad natal pero marcha a Madrid en 1862 a estudiar Derecho. Siente mayor
interés por las letras que por las leyes: frecuenta el Ateneo, las bibliotecas, las tertulias...
En 1865 inicia su carrera como periodista en La Nación y colabora en otras publicaciones (Las
Cortes, El Debate).
Sus primeros pasos literarios se centran el drama. En 1867 empieza a escribir La fontana de oro e
inicia así su prolífica etapa como novelista. Se dedica con tesón a la literatura sin abandonar sus
colaboraciones periodísticas. Aparca su vida bohemia y emprende viajes por España en los que
observa la realidad de sus tierras. En 1886 acepta un acta de diputado en el partido de Sagasta.
En 1889 es elegido académico, pero no toma posesión hasta 1897. En 1907 vuelve al Congreso
como representante del Partido Republicano. En 1909 es nombrado presidente del comité
ejecutivo de la conjunción republicano-socialista, junto con Pablo Iglesias.
Los últimos años de su vida están marcados por las penurias económicas, la ceguera y el
agravamiento de enfermedades degenerativas. Murió en 1920.
Se ha dicho que su vida fue discreta y, excepto en los últimos años, desahogada. Galdós no creía
en el matrimonio y permaneció soltero toda su vida. Tuvo diversos romances –el más sonado, con
Emilia Pardo Bazán– y algunas hijas.
Ha sido muy discutido su anticlericalismo. Galdós denuncia aquellos excesos y conductas que cree
reprobables, pero sin negarse a reconocer otros aspectos más positivos. Centraba sus críticas en
el fanatismo y la superstición,
superstición manifestaciones, según él, de la ignorancia. Ruiz Ramón ha
relacionado su postura con el regeneracionismo: Galdós consideraba la intransigencia y la
oposición a la libertad de expresión manifestada por la Iglesia española como una de las
principales rémoras para el progreso social y cultural de la nación. Por otra parte, se ha puesto de
relieve el progresivo descenso de la crítica anticlerical en la evolución novelesca del autor. Por
último, conviene tener presente que, aun admitiendo su anticlericalismo, es evidente que la
religión es uno de los temas recurrentes de las novelas galdosianas.

2. LAS NOVELAS DE GALDÓS

2.1. ETAPAS DE SU NARRATIVA

I. NOVELAS DE LA PRIMERA ÉPOCA


I.1. Periodo histórico
histórico (1867-
(1867-1874):
1874 análisis de la historia reciente de España, para
comprender mejor la sociedad contemporánea.
I.2. Periodo abstracto (1876-
(1876-1878):
1878 aborda el análisis de las deformaciones
ideológicas de la sociedad española y su repercusión en la vida familiar e
individual. Son novelas de tesis que presentan a personajes esquemáticos.
Destaca el tratamiento de la temática religiosa.
II. PERIODO NATURALISTA (1881- 1885 Se inicia con La desheredada. Los
(1881-1885).
escenarios rurales se cambian por los de la gran ciudad, Madrid. Galdós no
adopta completamente los preceptos zolescos del determinismo ambiental y la
El Realismo 15

herencia biológica; sus personajes no se muestran completamente impotentes


ante estos agentes. Toma otras técnicas del naturalismo francés, pero prescinde
de los aspectos excesivamente virulentos, morbosos, pesimistas y agresivos.
III. PERIODO DE INTERIORIZACIÓN DE LA REALIDAD (1886- (1886-1892):
1892 la novela clave
es Fortunata y Jacinta, en la que se advierte un “naturalismo espiritual” (título del
cap. VI de la tercera parte). Se estudia una nueva faceta de la “realidad”: la
conciencia de los personajes.
IV. PERIODO ESPIRITUALISTA (1892-
(1892-1905):
1905 evolución natural de la etapa anterior. Si
se había desplazado la atención de la realidad externa a la interna de los
personajes, ahora el proceso termina con la recreación de una realidad interior
eminentemente “espiritual”. Se produce una revalorización del mundo moral y
religioso.
V. PERIODO SIMBÓLICO (1909-(1909-1915):
1915 se da cabida al mundo de la alegoría y el
ensueño.

2.2. CLASIFICACIÓN Y ANÁLISIS DE SUS PRINCIPALES NOVELAS

2.2.1. Novelas de ambiente histórico, una novela fantástica y un “intermedio sentimental” (cf.
Gullón)
- La Fontana de oro (1870). Su acción se desarrolla durante el trienio liberal (1820-1823).
Su deseo es ofrecer una lección útil para el presente de España. Hay también una sátira
contra el catolicismo reaccionario. Narra los intentos frustrados de sembrar la discordia y
el odio en las reuniones de los liberales por parte de infiltrados realistas.
- El audaz (1871)
- La sombra (1871), una novela fantástica no apreciada en plena época realista.
- Marianela (1878). Sencilla novela que narra la relación entre Nela, una joven huérfana,
fea y deforme, y Pablo, el señorito ciego al que sirve de lazarillo. A través de los ojos de
ella el ciego aprende a conocer el mundo y, fascinado por la bondad de espíritu de su
compañera, se enamora y planea casarse. Los planes se ven truncados tras recuperar la
vista tras una operación. La obra termina con la trágica muerte de ella cuando él la
contempla, horrorizado, por primera vez.
La novela aborda el triunfo de la ciencia, del positivismo sobre el idealismo. La realidad
mata la imaginación. No hay acuerdo en la crítica sobre la postura de Galdós al
respecto. Parece probable que el autor simplemente presenta el triunfo de la ciencia como
algo inevitable, que traen los tiempos, no intrínsecamente negativo. No se puede
renunciar al progreso, pero se debe tener presente que conlleva también inconvenientes y
renuncias.
Destaca también el halo de tragedia que sobrevuela sobre los orígenes de la protagonista
(su madre alcohólica se suicidó arrojándose al agua).
Por otro lado, como telón de fondo de la historia, cobra protagonismo el embrutecido
mundo de los mineros de Socartes (un pueblo del norte de España), sometidos a una vida
degradante y casi animal.
Finalmente, se ha apuntado como influencia principal (el propio Clarín la percibió) el
Wilhelm Meister de Goethe (en especial el personaje de la Mignon, antecedente de
Marianela).

2.2.2. Novelas de la intolerancia religiosa:


- Doña Perfecta (1876). Se trata de una novela de tesis que narra los conflictos entre la
corriente progresista y las fuerzas más retrógradas e intolerantemente religiosas. La
acción se desarrolla en Orbajosa, imaginario pueblo de La Mancha, quintaesencia de la
España tradicional y retrógrada. A él acude Pepe Rey, un joven ingeniero madrileño. Se
aloja en casa de su tía, Dª Perfecta. Pronto entra en conflicto con ella y con el cura don
Inocencio. Ambos auspician la animadversión del pueblo hacia el joven, difundiendo que
El Realismo 16

se trata de una ateo irrespetuoso. Las hostilidades estallan, al tiempo que evoluciona la
relación amorosa de Pepe con su prima Rosario, hija de Dª Perfecta. El final es una
auténtica masacre de inocentes.
Los personajes adquieren la categoría de símbolos, sin por ello perder su contenido
humano. Galdós ofrece una representación simbólica de la vida española polarizada en
torno a dos núcleos antagónicos: vida rural-fanatismo religioso-reacción / ciudad-
ciencia-progresismo. Es tópico señalar la posible influencia de la madre de Galdós
(estricta católica) en la figuración de Dª Perfecta. Rosario es víctima de una educación
represiva.
- Gloria (1877)
- La familia de León Roch (1878)

2.2.3. Novelas contemporáneas: primera etapa


- La desheredada (1881). La protagonista, Isidora Bufete, es una muchacha que vive en un
ambiente humilde, pero cree descender de una familia de marqueses. Lleva una vida por
encima de sus posibilidades. Su hermano es un delincuente y su padre muere en un
manicomio. Se casa y su marido la arrastra a la perdición. Tienen un hijo deforme. Su falta
de dinero cada vez es más acuciante. Su vida se va degradando hasta terminar
totalmente destrozada, en la calle.
Novela de estética naturalista, en la que el autor se recrea en la plasmación de un mundo
sórdido que acaba envolviendo a Isidora hasta arrojarla a la más absoluta degradación.
El determinismo ambiental pesa de forma considerable a lo largo de todo el relato.
La obra muestra el conflicto entre la realidad ficticia o soñada y la realidad concreta o
cotidiana.
- Dos novelas sobre la educación: El amigo Manso (1882) y El doctor Centeno (1883)
- Tormento (1884) y La de Bringas (1884). La segunda es una prolongación de la primera.
Novelas sobre las miserias de la clase media y la obsesión por el dinero (“novelas de la
locura crematística”, las llama Montesinos). En La de Bringas se presenta a Rosalía de
Bringas, una burguesa de clase media obsesionada por aparentar y ostentar el lujo; su
marido, un oficial bien situado, es mezquinamente tacaño y priva a su mujer de todo
capricho –aunque ella los compra a escondidas–. La mujer se queda ciega
temporalmente, sufren penurias económicas y, cuando recupera la vista, estalla “La
Gloriosa”. Mostrando su orgullo, Bringas se niega a continuar en su puesto bajo el
régimen que ha destituido a la soberana. Acaban abandonando el palacio.
- Lo prohibido (1884-1885). Una de sus novelas más “zolescas”. Siguiendo las técnicas del
Naturalismo, el protagonista-narrador cuenta cómo sucumbe bajo la acción combinada
de la herencia (pertenece a una familia de neuróticos) y el medio ambiente.
- Fortunata y Jacinta (1886-1887). Posiblemente su obra más conocida. El núcleo temático
está constituido por las relaciones ilícitas entre Juanito y Fortunata y sus respectivos
matrimonios legales. La obra desarrolla la crónica de dos grupos familiares: por un lado,
los Santa Cruz y los Arnaiz están unidos por el matrimonio de Jacinta Arnaiz con el
consentido y caprichoso Juanito Santa Cruz; por otro, los Rubín casan a Maxi con
Fortunata, que es la amante de Juanito. Se establece un paralelogramo amoroso que gira
en torno a Juanito. Este personaje se mueve entre la atracción de la clase media, segura y
conformista (representada por su mujer Jacinta) y la espontaneidad y vitalidad del pueblo
(Fortunata). De la relación ilícita nacen hijos, pero los legales matrimonios permanecen
estériles.
- Miau (1888). El protagonista es Ramón Villaamil, un funcionario que, a punto de jubilarse
tras 35 años de servicio a la Administración pública, queda cesante. La novela desarrolla
las penurias económicas que atraviesa la familia (también aparece aquí la mujer
derrochadora que vive de apariencias), que acaban obsesionando al protagonista, hasta
conducirlo a la locura y el suicidio.
El Realismo 17

Galdós aborda el insidioso tema de la inestabilidad del funcionariado, siempre a merced


de los cambio del gobierno. La novela desarrolla la problemática de un individuo que no
puede realizarse en un mundo absurdo. Está sometido al determinismo de la dinámica
social, contra el que se estrella su honradez. El protagonista trata de integrarse en la
sociedad, vivir según sus normas, ser eficiente en su trabajo, pero, a cambio, la sociedad
lo rechaza, lo condena a ser “cesante”, una salida absurda y descorazonadora. Como se
puede observar, se refleja con rigor las miserias del mundo burocrático. No es de extrañar
que se haya comparado esta obra con El castillo de Kafka (cf. Gullón, op. cit, 336-337).

2.2.4. Novelas contemporáneas: etapa espiritualista


- La incógnita (1889) y Realidad (1889)
- El ciclo de Torquemada: Torquemada en la hoguera (1889), Torquemada en la cruz
(1893), Torquemada en el Purgatorio (1894), Torquemada y San Pedro (1895)
- Ángel Guerra (1890-1891). Novela cuyo protagonista es calificado como “héroe
espiritualista” por Casalduero: supedita por completo el mundo externo a la consecución
de un ideal espiritual que raya en la utopía (quiere fundar un monasterio para ayudar a
todo el que lo necesite).
- Tristana (1892). Trata el tema de la emancipación de la mujer, de la búsqueda de la
libertad individual en un contexto opresivo. Por las fechas de publicación de la novela
comenzaban a aflorar en España los primeros brotes de reivindicación feminista. Don
Lope viene a representar el machismo del hombre español, que impone a la mujer un
yugo del que ésta no puede ni quiere liberarse. En 1970 Luis Buñuel adaptó la novela al
cine, con Catherine Deneuve como Tristana y Fernando Rey como Don Lope.
- Dos novelas sobre Nazarín: Nazarín (1895) –también llevada a la pantalla por Buñuel,
con Paco Rabal como Nazarín– y Halma (1895)
- Misericordia (1897). Situada en el ambiente de mendigos que piden limosna en la puerta
de una catedral madrileña. Entre ellos sobresale Benina, una aseada y fina anciana, que
mantiene con las limosnas a varias personas, entre ellas a su antigua ama, una rica
venida a menos. Con este personaje, Galdós personifica una virtud del cristianismo: la
caridad; algo que el escritor echa de menos en los propios clérigos. Además de las
cualidades de la protagonista, llama la atención la técnica naturalista con la que se
describe el mundo de los mendigos (organizados jerárquicamente, disputando por las
limosnas, con una jerga característica), que suman a la miseria física la miseria moral.
- Tres novelas dialogadas: La loca de la casa (1892), El abuelo (1897), Casandra (1905).
- Las dos últimas novelas: El caballero encantado (1909), La razón de la sinrazón (1915)

2.2.5. Los “Episodios nacionales”

Formados por cinco series con diez capítulos cada una (excepto la última, que quedó inconclusa).
Es una obra magna (significa aproximadamente la mitad de su producción) que tiene el mérito de
haber elevado la novela histórica de tema contemporáneo a una auténtica categoría literaria.
Durante casi cuarenta años (con un lapso entre 1879 y 1898) Galdós se dedicó a explorar el
pasado reciente de España, desde la guerra de la Independencia a la Restauración
Restauración. El objetivo
fundamental de este estudio de la historia reciente es la proyección del pasado en el futuro;futuro la
comprensión del pasado ayudará a comprender (y mejorar) el presente.
Como en el resto de su obra novelística, Galdós renovó la novela histórica, apartándola de la
mitificación patriótica de la historia y acercándola a la realidad.
La primera serie (redactada entre 1876 y 1875) explora el resurgimiento de un ideal español
nacional y patriótico en la lucha contra Napoleón. El mayor problema con el que se encontró fue
la consecución de un equilibrio entre: a) los hechos históricos y la ficción, b) las ideologías y c) la
narración y la interpretación. Algunos títulos: Trafalgar, la corte de Carlos IV…
El Realismo 18

La segunda serie (1875-1879) se centra en la lucha entre las ideas tradicionales y las progresistas.
Se aprecia la intención de disponer los episodios de manera que formen una crónica de la subida
al poder de la clase media en la España del siglo XIX.
Entre 1879 y 1898 se produce un paréntesis entre la segunda y la tercera serie. Este lapso coincide
con el punto culminante de su obra novelesca: las novelas españolas contemporáneas.
Cuando retoma la redacción de los Episodios Nacionales, que tanto dinero le habían aportado,
se observa un cambio de postura ideológica: ahora es evidente el desengaño de la burguesía, su
propia clase social, que se ha corrompido en el poder (durante la Restauración) traicionando los
ideales de la Revolución de 1868 (“La gloriosa”). Galdós radicaliza su posicionamiento político y
su nihilismo (“No espero nada; no creo en nada”).

EMILIA PARDO BAZÁN (1851-


(1851-1921)

Datos biográficos e ideología


Nace en La Coruña en 1851. Es de familia noble y rica. Pasa largas temporadas en el pazo de
Meirás, propiedad de la familia. Se casa a los 16 años. Su familia se traslada a Madrid y
frecuenta las tertulias aristocráticas y literarias. Viaja con su marido por Francia e Inglaterra.
Lee incansablemente y empieza a interesarse por la filosofía krausista (entra en contacto con
Giner de los Ríos). A partir de 1879 su actividad se hace más intensa. Se separa
amistosamente de su marido y desempeña cargos importantes (presidenta de la sección de
literatura del Ateneo, cátedra de literaturas neolatinas en la Universidad de Madrid, creada
“ex profeso” para ella). A pesar de sus esfuerzos no logra ser admitida en la RAE.
Pardo Bazán fue una mujer con mucho carácter, inteligente y erudita. Destaca su combativo
feminismo. Se codeó con los principales intelectuales de la época: Galdós (con quien mantuvo
relaciones amorosas), Unamuno, Castelar, Giner de los Ríos, Cánovas, Clarín…
Era una católica ferviente. Su ideología es la propia de la aristocracia moderada que se alía
con la burguesía. También se observa un evidente sentido humanitario en muchas de sus
obras. Su carácter ecléctico (intentaba conciliar lo tradicional y lo moderno en muchos
aspectos) favorecen que haya sido juzgada como una mujer de ideas excesivamente
avanzadas y como una reaccionaria.

Análisis de su obra
Sus novelas ofrecen un profundo análisis de la vida social española, que se concentra de
forma especial en el ámbito gallego (donde cobra relevancia el ámbito rural). Sus obras son
un verdadero documento de la estratificación social coruñesa.
De la peculiar adaptación del naturalismo de la autora ya se habló en 7.3.3.2. Conviene
apuntar que sus descripciones son muy detalladas y no están exentas de dinamismo. Junto a
los aspectos biológicos, hay profundos análisis de la psicología de los entes ficticios, en
especial de las mujeres. Tampoco faltan los rasgos caricaturescos, aunque el sentido del
humor no aparece excesivamente desarrollado en su obra. También intenta reproducir con la
máxima fidelidad posible el lenguaje cotidiano, pero no consigue la maestría de Galdós en la
expresión del habla coloquial.
Podemos dividir la evolución de su novelística en tres etapas:
a) Etapa realista.
realista Previa al interés por la estética naturalista. Las obras representativas son
Pascual López (1879) y Un viaje de novios (1881).
naturalista La más valorada. Formada por seis novelas: La Tribuna (1882) –
b) Etapa naturalista.
ambientada en una fábrica de tabaco–, Los pazos de Ulloa (1886), La madre naturaleza –
continuación de la anterior– (1887), Insolación (1889), Morriña (1889), La piedra angular
(1891). Los pazos de Ulloa plantea el enfrentamiento entre dos formas de vida totalmente
distintas: las costumbres bárbaras que reinan en el mundo rural y la civilización urbana. El
influjo de la naturaleza es clave.
c) Etapa idealista.
idealista Se aprecia una evolución hacia obras de tono idealista y religioso,
aunque nunca llegó a desechar por completo el influjo naturalista. Esta tendencia (ya
El Realismo 19

13
esbozada desde los años 80) es apreciable a partir de la década de los noventa. Oleza
señala como rasgos característicos de esta etapa “la organización de la novela en torno
a un motivo legendario” y “el desplazamiento de la visión de lo externo a lo interno, con
la consiguiente puesta de relieve de la psicología de los personajes”. Las últimas novelas
modernismo La quimera (1905), La sirena negra
se adentran ya en los dominios del modernismo:
(1908), Dulce dueño (1911).

Finalmente conviene destacar la importante producción cuentística de Pardo Bazán (más de


500 títulos). Algunas de las colecciones son: Cuentos de Marineda (1892), Cuentos nuevos
(1894), Cuentos de amor (1898), Cuentos sacro-profanos (1899), Cuentos trágicos (1912), etc.

LEOPOLDO ALAS, “CLARÍN” (1852-


(1852-1901)

Datos biográficos, ideología y clasificación de su obra


Nace en Zamora, pero pronto se traslada a Oviedo, ciudad a la que estará ligado toda su
vida. Estudia derecho y ejerce como profesor en la Universidad. En Madrid entra en contacto
con la ideología krausista. Pronto muestra su afición por la escritura y funda varias
publicaciones en su juventud. Su seudónimo “Clarín” lo toma del criado de Segismundo en La
vida es sueño de Calderón.
Ideológicamente fue liberal y republicano. Se educó en el krausismo y tomó del positivismo y
el naturalismo aquello que fuera oportuno para el progreso de la cultura de España. Han sido
muy comentadas sus continuas crisis religiosas. Vivió en perpetuo conflicto entre la razón y la
fe. Repudió la intransigencia y el dogmatismo. Se observa también una honda preocupación
por los problemas de España. Se puede observar en este aspecto una inquietud
regeneracionista.
Su obra se puede dividir en dos facetas: a) su labor como crítico literario y articulista (uno de
los más importantes de la época); b) su obra literaria (formada principalmente por tres novelas
y más de sesenta cuentos, además de poemas y dramas).

El naturalismo de Clarín
Desde el comienzo de la década de los 80 se siente atraído por el Naturalismo. Celebra la
publicación de La desheredada (1881) de Galdós y firma el prólogo de La cuestión palpitante
(1883) de Pardo Bazán. Al igual que ésta, contribuye a difundir el naturalismo desde dos
polos: como crítico literario y como creador.
Su adaptación de los postulados zolescos se caracteriza por:
a) Es partidario de que la novela refleje la realidad con la mayor precisión posible,
reduciendo al mínimo la intervención del narrador. Coincide con Zola en el concepto de
la observación experimental.
b) Rechaza todo exclusivismo: para él el naturalismo no supone la negación de otras
tendencias.
c) Su narrativa no deriva hacia el materialismo zolesco. Creía que “la novela naturalista no
podía ser positivista porque el positivismo implica una ideología predeterminada en el
autor: si lo que pretende es reflejar la realidad tal como es, el autor no puede imponer su
ideología a la novela. Luego una novela naturalista no puede ser positivista, como no
puede ser idealista ni ninguna otra cosa. Debe ser un reflejo de la pura realidad en sí
misma” (Oleza, op. cit., pág 167).
d) En el prólogo a La cuestión palpitante define el naturalismo por lo que no es: no es la
imitación de lo que repugna a los sentidos, ni la recreación en descripciones de
realidades feas y miserables, ni positivismo, ni pesimismo, ni una doctrina exclusivista y
cerrada.

13
OLEZA, Juan: La novela española del siglo XIX: del parto a la crisis de una ideología, Valencia, Bello, 1976, pág. 75-76
El Realismo 20

Técnicas narrativas, estilo y lenguaje


En cuanto a sus técnicas narrativas destaca el uso de:
a) Técnicas naturalistas como el detallismo fotográfico, la puntual reproducción del lenguaje,
las prolijas descripciones, la ausencia de reflexiones personales por parte del narrador.
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b) Empleo del Estilo Indirecto Libre . Este procedimiento se utiliza especialmente en La
Regenta.
c) Uso del monólogo interior.

Por otro lado, Clarín es un maestro de la ironía y la sátira. A menudo estos enfoques están
puestos al servicio de la crítica social.
También destaca su estilo cuidado y la preocupación por los aspectos formales. Reproduce el
habla coloquial con maestría.

Novelas
La Regenta (1885) se desarrolla en Vetusta (trasunto simbólico de Oviedo). La protagonista,
Ana Ozores, se ha comparado con Emma Bovary, la protagonista de la obra de Flaubert –
que influye notablemente en el texto de Clarín–. Está infelizmente casada con Víctor Quintanar
y es cortejada por el galán don Álvaro Mesía y su guía espiritual, el enigmático magistral de
la catedral, don Fermín de Pas. Cede al adulterio con don Álvaro; don Fermín, al enterarse,
reacciona airado contándoselo al marido de Ana. Después de un duelo, Mesía mata a
Quintanar y huye. Ana Ozores, viuda y enferma, decide volver a sus prácticas religiosas y
pedir perdón al magistral. Éste reacciona de forma violenta, ella se desmaya y la obra
termina con un enfermizo beso.
El tratamiento del personaje de Ana Ozores es uno de los grandes aciertos de la novela. Su
psicología es compleja y llena de matices. El otro gran personaje es don Fermín de Pas,
hombre culto, elegante, inteligente, elocuente, astuto, orgulloso y ambicioso. Su máxima
pretensión es dominar (espía simbólicamente la ciudad desde el campanario) y conquistar.
Se puede hacer una doble lectura de la obra:
a) Psicológica:
Psicológica historia de una frustración, exaltación de lo vital, voluptuosidad, liberación
erótica…
b) Sociológica:
Sociológica crítica de las mezquindades, hipocresía, ociosidad y rutina de una ciudad
provinciana –Oviedo– o de toda la sociedad española de la Restauración. También se critica
las lacras morales de todos los estamentos sociales, en especial el clero.
Su único hijo (1891) ha sido eclipsada por la obra maestra La Regenta. Narra las tentativas de
redención a través de la paternidad del frustrado Bonifacio Reyes, que lleva una monótona
vida subyugado por su tiránica esposa, sólo interrumpida con el romance que mantiene con la
soprano Serafina.
Destaca la atención a las relaciones eróticas de los personajes y, especialmente, la más
mordaz y despiadada ironía mostrada por Clarín con sus personajes. Aparecen ridículos y
grotescamente deformados. También se observa una implacable crítica de costumbres contra
la burguesía.
Cuesta abajo es la tercera novela olvidada de Clarín, publicada por entregas entre 1890 y
1891.
Cuentos
Finalmente, hay que destacar la importante labor como cuentista del autor. La crítica suele
distinguir novelas cortas y cuentos. Los más importantes son los siguientes: Pipá (1886), Doña
Berta, Cuervo, Superchería (1892, tres novelas cortas), El señor y lo demás son cuentos (1893,
en él se incluye el célebre “¡Adiós, Cordera!”), Cuentos morales (1896), etc.

14
El propio Clarín lo define así: “sustituir las reflexiones que el autor suele hacer por su cuenta respecto de la situación de
un personaje, con las reflexiones del personaje mismo, empleando su propio estilo, pero no a guisa de monólogo, sino
como si el autor estuviera dentro del personaje mismo y la novela se fuera haciendo dentro del cerebro de éste” (cf. Clarín,
Leopoldo alas: teoría y crítica de la novela española, ed. Sergio Beser, Barcelona, laia, 1972, pág. 231)

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