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A rcadi E s pa da

ENTREVISTA CON
Susan Sontag
La necesidad de la imagen

Susan Sontag ha publicado recientemente en España Ante el SS: Sí, la exclusión puede ser tan signi-
ficativa y ruidosa como la inclusión.
dolor de los demás (Alfaguara, 2003), un ensayo sobre la vio-
lencia y su representación, en el que contradice algunas de las tesis AE: Desde luego, pero querría preguntarle si no
cree que esa selección puede reunir un grado tal
de su conocido libro Contra la interpretación. El libro y algu- de objetividad que lo que se excluya sea irrele-
nos de sus análisis es el principal tema de la conversación que vante.
SS: No pienso en fotografías de una
mantuvo con Arcadi Espada, quien a su vez, en el libro Diarios forma tan abstracta. Cada proyecto fo-
(Espasa-Calpe, 2003), ha profundizado también en estos temas. tográfico tiene una intención particular.
Y está rodeado de una gran cantidad
de contextos particulares. Pienso en la
AE: El hecho de que en un libro sobre la foto- la ausencia de documentación fotográ- fotografía, tan famosa, de la caída de la
grafía y el dolor falte una alusión al Gulag es fica. Es evidente que cuando digo que estatua de Sadam en el centro de Bagdad.
significativo. las fotografías identifican también ¿La recuerda?
SS: ¿Qué quiere decir? quiero decir lo contrario: cuando no hay
fotografía el olvido es más fácil. Y hay AE: Sí, la estatua cayendo...
AE: Bueno, de alguna manera corrobora la dos ejemplos clásicos: el Gulag y la gue- SS: La estatua cayendo, derribada, y en
hipótesis de que el Gulag no ha penetrado en la rra civil de Sudán, una guerra que se ha torno a ella un grupo de personas miran-
conciencia contemporánea de la misma forma cobrado millones de vidas ante la in- do satisfechas. No eran más de veinte
que lo habría hecho de haber habido fotografías diferencia más helada del mundo. O sea personas, pero la peculiaridad del encua-
de la tragedia. que sí. Implícitamente está el Gulag. dre hacía creer que esas personas eran
SS: Yo he dicho eso mismo muchas como una sinécdoque de la plaza. El
veces. AE: Hay muchos ejemplos explícitos. espectador creía que la plaza estaba
SS: Y hay muchos otros que no he podi- repleta de gente que aplaudía satisfecha
AE: Sí, claro. Por eso se lo recuerdo. do incluir. El libro ocuparía el doble. el momento simbólico de la caída de la
SS: Está en el libro. El Gulag está en el ¿Lo entiende? estatua del dictador. Era un momento
libro. muy importante porque las tropas nor-
AE: No se lo tome como un reproche. No lo es. teamericanas acababan de entrar en
AE: No recuerdo. SS: Es que es obvio... Bagdad. Bien: recordará usted todo eso.
SS: Está aunque usted no lo vea. Cuan- Bueno, pues lo cierto es que esas veinte
do digo que recordamos y nos preocu- AE: Me parecía llamativo que no se aludiera personas eran las únicas que estaban en
pamos de lo que ha sido fotografiado es en el libro a un tragedia no fotografiada. la plaza. Yo he visto otras fotografías de
evidente que el primer pensamiento de Llamativo y hasta coherente. Eso es todo. aquel momento, en la plaza, tomadas
estas líneas alude al Gulag. Y he dicho SS: Le enviaré un resumen con todos mis con gran angular. La plaza está práctica-
y he escrito repetidamente que una de textos y declaraciones sobre el asunto. mente vacía.
las razones por las que la gente tardó
tanto en apreciar y entender el horror AE: De acuerdo. “Encuadrar es excluir”, dice AE: Pues en ese caso la foto era falsa. Porque
completo del sistema soviético fue por usted en un momento del libro. resulta contradictoria con lo que excluye.

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SS: ¿Contradictoria? Yo hablaría más SS: La objetividad no es un término guntarle si efectivamente existen fotos del 11 de
bien de énfasis. Ese encuadre pone el que yo tenga en gran estima. No creo que septiembre vetadas al público.
énfasis en un lugar... Otra fotografía, explique demasiado. En parte porque es SS: Sí, existen...
otro encuadre. La niña quemada por un un elemento polarizado, parte de una di-
bombardeo de napalm en una carretera cotomía. En el momento en que dices ob- AE: Hay quien dice que la tragedia no dejó ni
de Vietnam. La foto forma parte de un jetivo obligas a hablar de subjetivo. Y no es siquiera cadáveres. Sólo cenizas.
paisaje mucho más grande. La carretera eficaz. Es, como si dijéramos, una alter- SS: Dejó muchas cenizas y muchos cadá-
está abarrotada de gente que huye despa- nativa demasiado cruda. Y no creo que sea veres.
vorida y ella es una más en la tragedia. la forma correcta de hablar de fotografía.
Naturalmente, el hecho de centrarse en Lo que hay que buscar en las fotografías AE: ¿Usted ha visto alguna de esas fotos?
una parte de la imagen y excluir el resto es que sean capaces de darnos la mayor SS: No, yo no las he visto. Pero las han
es una forma de dirigir el significado de cantidad de información posible sobre visto gentes de mi máxima confianza,
la foto, de subrayar lo que se pretende que una situación cualquiera que se ha produ- editores, cámaras, fotógrafos... Ellos me
vea el espectador. Luego hay otra cosa cido, que ha sido real. Entendiendo siem- han dicho repetidamente que esas fotos
importantísima: las fotos no llegan des- pre, claro está, que sobre una situación real existen.
nudas ni se muestran desnudas. El pie de la información será siempre incompleta.
foto, el contexto donde la foto aparece, Yo creo que la tensión entre objetividad AE: Y que fueron censuradas.
quién la está contemplando y por qué, y subjetividad crea muchos problemas SS: Exacto.
todo eso es fundamental para configurar falsos, y que la primera obligación de
el sentido definitivo que la foto acabe cualquier análisis es evitar la posibilidad AE: ¿El cadáver de un acto terrorista no deja
adoptando. de que aparezcan problemas falsos. de ser un cadáver privado para convertirse, en
cierto modo, en un cadáver público?
AE: Yo diría que hay una diferencia esencial AE: Usted habla de la diferencia, en lengua SS: Hummm. Pregunta perturbadora. Es
entre la foto de My Lai y la de Sadam. En el inglesa, entre “tomar una foto (to take)” y “ha- verdad. Sí, creo que es verdad. Pero es
caso de la estatua de Sadam, lo que queda fuera cer una fotografía (to make)”. Es una diferencia muy difícil atreverse a decir eso.
de la foto contradice el fundamento de su muy interesante.
discurso. Pero eso no sucede con la niña de la SS: Permite determinar la capacidad de AE: Hace algún tiempo se lo pregunté al herma-
masacre de My Lai, porque... intervención del fotógrafo, ja, ja. no de una víctima del terrorismo etarra.
SS: Déjeme interrumpirle. En el caso de Asintió con una claridad y una energía emocio-
Bagdad induce a error. Eso podría decir- AE: ¿En inglés no se ha producido un desplaza- nantes.
se. Es un fenómeno demasiado corriente, miento léxico entre hacer y tomar? SS: Es muy duro. Y esa reacción que me
por desgracia. Muchas fotos inducen a SS: No, no. Por fortuna. cuenta es muy hermosa y valiente. Pero
error. no todas las víctimas reaccionan igual,
AE: En español, al menos en el español de Espa- claro. Y cómo no respetar el derecho de
AE: En My Lai el encuadre dramatiza, enfati- ña, ya nadie dice “tomar una foto”. las víctimas en ese trance. Es un asunto
za, como usted dice. Personaliza una situación SS: Pues lo siento, de veras. muy complicado. Pero, en fin, yo con-
general, retórica muy propia del periodismo. sidero, en cualquier caso, que la decisión
SS: Sí, estoy de acuerdo. Yo siempre digo AE: La ausencia de fotos en la catástrofe del 11 de ocultar el cadáver es mucho peor.
que el encuadre afirma y que, como de septiembre. De fotos de cadáveres... Las consecuencias son mucho peores.
cualquier información, puede inducir a SS: Me pareció muy mal. Yo soy partida- Los familiares pueden prohibir la exhi-
error. Es lo que distingue la fotografía ria de que circule siempre la mayor in- bición de las fotos o los vídeos, claro... Es
de la pintura. No hay una afirmación formación posible. lo que sucedió con el vídeo del asesina-
pictórica. to del periodista del Wall Street Journal,
AE: Aunque sea brutal. Daniel Pearl, por un grupo terrorista
AE: Resumiendo: encuadrar es excluir pero no SS: Las fotos brutales exigen una brutali- islámico.
siempre con las mismas consecuencias. dad previa que es necesario conocer. Con
SS: Desde luego. Si no, todas las fotos in- la que es necesario encararse. Una socie- AE: Realmente es un caso extremo. Es que no
ducirían a error. Y no todas las fotogra- dad democrática debe someterse a ese sólo se trata de un cadáver sino de un degüello,
fías son erróneas ni mienten. Yo no digo tipo de ejercicios. Si no se convierte, en de la filmación de su asesinato.
esto. No tendría sentido decir una cosa cierto sentido, en una sociedad cómplice SS: Y filmado para que se exhibiera, des-
así. de la brutalidad. de luego. Su exhibición se prohibió por
dos motivos. Primero el buen gusto, el
AE: En cuanto a la objetividad... AE: Antes de seguir en el análisis quisiera pre- pudor. Luego, porque podría ofender a

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su viuda. Desde luego, no se trata de una AE: ¿No le parecen apreciaciones algo cargadas SS: El genocidio a cuchillo de Ruanda.
decisión fácil. Pero aun así, creo que de malditismo literario? La literatura es totalmente secundaria.
deberíamos poder verlo. SS: No, la verdad. A mí me interesa la realidad. En seis
semanas, ochocientas mil personas,
AE: Sinteticemos, si le parece: ¿por qué debe- AE: Quizá se trate sólo de un efecto parecido al OCHOCIENTAS MIL PERSONAS, fueron
ríamos verlo? de los cuentos de terror: realmente es horrible, asesinadas en Ruanda. Por su vecinos.
SS: Si se parte de la idea de que hay pero yo no estoy ahí. POR SUS VECINOS. Cada una de esas per-
fotos que ayudan a entender la realidad, SS: Es su opinión. Prefiero la de Hazlitt. sonas murió de una manera individua-
la cuestión se aclara. Aunque no de una Creo que su observación sobre los otros lizada, pasada a cuchillo. Mire la historia
manera contundente, absoluta, porque es muy atinada. Hay mucha gente que de la humanidad. Mírela fijamente: ¡le
siempre habrá resquicios por donde se tiene un potencial sádico muy fuerte y importa un rábano lo que dicen los es-
colarán los derechos y los sentimientos que no lo externaliza a menos que la critores! Ruanda. ¿Sabe usted lo que es
de los otros. En realidad mi libro está autoridad se lo permita. Ruanda?
dedicado a saber cuánto puede mostrar-
se de lo real. A mi entender esta es una AE: ¡Vaya! Fieras babeantes con bozal. AE: No, no lo sé.
pregunta clave. SS: Le recomendaría que no se pusiera SS: Ruanda es un pequeño país. Un pe-
delante. Hay gente con una enorme capa- queñísimo país. Más pequeño que Cata-
AE: De la guerra puede mostrarse muy poco, cidad de crueldad, que disfruta con el do- luña. Y con un noventa y cinco por cien-
dice usted repetidamente. lor que se inflige a los demás. La verdad, to de sus habitantes que son católicos.
SS: La guerra. Las fotos nos transmiten no creo que sea una cuestión vinculada con ¿Para qué tengo que leer a Baudelaire?
una cierta imagen de la guerra, vincu- el hecho de sentirse bien, con el hecho de
lada al acontecimiento, al estallido, a no estar ahí, en el lugar del sufrimiento. AE: ¿...?
una acción determinada. Pero lo crucial SS: Yo no apelo a la autoridad del inte-
de la guerra es lo que sucede después. AE: ¿Por qué no?: al fin y al cabo, no es nada lectual. Insisto en que nadie ha escuchado
¿Cómo se fotografía lo que sucede des- más que la lógica banal del superviviente. al intelectual. Tenemos que redescubrir
pués? O pensemos en la hambruna de SS: No lo creo. ¿Por qué la gente se para el retorcimiento de los seres humanos. Yo
África. ¿Cómo se fotografía el hambre, en la carretera a mirar un accidente de cito a estos escritores no para refugiarme
más allá de las circunstancias agónicas de automóvil? en su autoridad, sino sobre todo para decir
estos niños esqueléticos que vemos cícli- qué extraño es que sigamos redescubrien-
camente cuando en un poblado o una AE: Es una noticia. Una interrupción en la vida. do a cada paso lo mismo. Qué extraño es
región determinada la situación se des- Llama la atención. que redescubramos lo evidente. Qué ex-
borda? Bueno, éste es un problema muy SS: Y excita. traño es que no nos hayamos convertido
importante. Mucho más importante que todavía en adultos morales o psicológicos.
si a raíz de un hecho concreto se mues- AE: Insisto: ¿no cree que hay alguna literatura Lo siento: me siguen sorprendiendo estas
tran o no determinadas fotos que puedan que va muy cargada de demonio? El propio crueldades indescriptibles de los seres
ofender el gusto, la moral o la sensibili- Bataille, que usted también cita a propósito humanos.
dad. de la foto del prisionero sometido a la tortura
mortal de los cien cortes. AE: Mostrar el dolor. Hace treinta años dijo
AE: Habla de William Hazlitt y del ensayo que SS: Me es indiferente. En realidad la li- usted en Sobre la fotografía que la exhibición
dedicó al Yago de Shakespeare. teratura me es indiferente. Diga que cito repetida del dolor anestesiaba la percepción.
SS: Sí, Hazlitt, Burke... porque queda bien. SS: Siempre estoy en discusión conmigo
misma. Hoy mismo ya me discuto cosas
AE: Permítame que le lea a los lectores la cita AE: Muy bien. de este último libro. Imagínese lo que
de Hazlitt, a propósito de la atracción de la mal- SS: Yo parto de la realidad. Ni me inte- pienso de lo que escribí hace treinta años.
dad: “¿Por qué –se pregunta Hazlitt– siempre resa Hazlitt, ni Burke, ni Bataille, ni Pero, en fin, creo que no es cierto que la
leemos en los periódicos las informaciones sobre Baudelaire, ni el malditismo, ni lo demo- exhibición de las imágenes del dolor
incendios espantosos y asesinatos horribles?” Y níaco, ni nada de eso. ¿Sabe lo que a mí anestesien la conciencia del hombre.
responde: “Porque el ‘amor a la maldad’, el amor me interesa?
a la crueldad, es tan natural en los seres huma- AE: Este punto de vista acabó convirtiéndose en
nos como la simpatía”. AE: ¿...? un lugar común. Hay muchos directivos en los
SS: Sí, me parece que Hazlitt tiene razón. SS: Ruanda. periódicos que se niegan a exhibir cadáveres in-
Y Burke, que decía que las desgracias de vocando su punto de vista, aunque no sepan que
los demás nos procuraban placer. AE: El genocidio. es suyo.

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SS: Sí, parece que ha llegado a conver-
tirse en un lugar común.

AE: ¿Qué le hizo cambiar de opinión?


SS: La realidad. La imagen de Cristo, por
ejemplo. ¿Cuántos años llevan sus fieles
contemplando ese hombre ensangren-
tado, agonizante, desnudo, a tamaño
natural? Si fuera cierto que nos acostum-
bramos al sufrimiento, hace mucho que
los católicos habrían dejado de conmo-
verse. No lo han hecho. Esto es lo real.
A veces tenemos que someter lo que
pensamos a este tipo de verificaciones
decisivas. Si te sientes comprometido con
determinadas imágenes, las hayas visto
una o cien veces seguirás sufriendo.

AE: Sí. Una imagen contemporánea, por ejem-


plo: el avión que va a estrellarse contra una de
las Torres Gemelas.
SS: Sí, claro, nadie va a olvidarla.

AE: Esa imagen ha sido observada estéticamen-


te. Sí, digamos “estéticamente”.
SS: ¿Quiere decir que hay quien la ha
visto bella?

AE: Sí, eso mismo.


SS: ¿Y?

AE: ¿Qué le parece?


SS: Todas las fotografías embellecen lo
real.

AE: Yo le pregunto si es posible advertir ahí la


belleza, aunque se trate de una belleza sinies-
tra.
SS: Sí, es posible.

AE: ¿Pero el que mira no se ve automáticamen-


te en el avión?
SS: Hummm... No, no creo que la gente
se sienta dentro. La gente siente, como
en la vieja frase de Aristóteles, lástima y del principio de que cualquier foto em- SS: Una foto puede ser terrible y bella.
terror. Pero de ahí no pasa. No creo que bellece la realidad. Y sobre todo, aunque Otra cuestión: si puede ser verdadera y
por mirar las fotos de los bombardeos de esté de moda ponerlo en duda, sabiendo bella. Este es el principal reproche a las
Madrid del 36 la gente se instale auto- perfectamente que una cosa es la fotogra- fotografías de Sebastiao Salgado. Porque
máticamente en el Madrid del 36. No, fía y otra distinta lo real. la gente, cuando ve una de esas fotos, tan
no me lo creo. Es respetable esa actitud, sumamente bellas, sospecha. Con Salga-
pero no creo que sea la del común de las AE: En realidad lo que yo quería preguntarle es do hay otro tipo de problemas. Él nunca
gentes. La gente ve una imagen y la juz- si la belleza es un término operativo en este da nombres. La ausencia de nombres li-
ga. La juzga, además, insisto, partiendo tipo de imágenes. mita la veracidad de su trabajo. Ahora

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bien: con independencia de Salgado y cosas de cerca, una a una, no parecen tan salían se le habría ocurrido dudar de que
sus métodos, no creo yo que la belleza y complejas. aquello fuese cierto. Sólo decían que les
la veracidad sean incompatibles. Pero es sorprendía mucho que lo que habían
verdad que la gente identifica la belleza AE: Sí, la saturación, el agobio mediático. visto en las películas se hiciese de pron-
con el fotograma y el fotograma, inevi- SS: Y la posibilidad de que los horrores to realidad. Era su forma de significar
tablemente, con la ficción. puedan acabar convirtiéndose en un la magnitud de la catástrofe. No de sig-
espectáculo. Yo defiendo el periodismo. nificar sus dudas. Lo que importa de las
AE: Hay en su libro párrafos violentos contra Soy una gran defensora del periodismo. personas son las experiencias propias.
la françoiserie: Baudrillard, Glucksmann... Viví en Sarajevo al lado de los perio- ¿Me deja que le cuente otra anécdota?
SS: Ja, ja, françoiserie. Es una visión muy distas. Comprobé cómo trabajan. Puedo
provinciana de lo real. Lo real no es un decir que la mayoría de ellos son gente AE: Y mil que contara.
simulacro. Desgraciadamente para mu- honrada. Y, sobre todo, no son gente SS: 1969, en el sur de Marruecos. Pleno
chas víctimas, lo real no es un simulacro. endurecida, como quiere el tópico, sino desierto. Una pequeña cabaña con luz
No creo que ese discurso merezca mucho que tratan de contribuir con su trabajo eléctrica y un café con televisión. Arms-
más comentario. a la mejora de las condiciones de vida trong acaba de pisar la Luna. Yo me
generales. Cuando la gente habla de la acerco al hombre que sirve el café. Por
AE: Es un discurso imperante en las universi- corrupción del periodismo hay que mi- la tele se ven los saltitos de los astronau-
dades norteamericanas. rar en muchas direcciones. También en tas. Yo se lo comento al hombre: “¡Es
SS: Hay muchos otros discursos en Amé- la dirección de los propietarios de los pe- fantástico, la gente está en la Luna!”
rica, y muy imperantes, que son despre- riódicos. O sea que, en este sentido, Bau- Mueve la cabeza y dice que no. “¡Cómo
ciables. drillard y demás podrían tener su parte que no!”, le digo y casi le obligo a salir
de razón, cuando sugieren que debido a fuera, y mirar al cielo, donde brilla la
AE: Usted suele hablar bien del periodismo. Más esta corrupción el común de los hombres Luna. “¡Están ahí!”, le digo, señalando
allá de sus simulacros, ¿cree que el periodismo se vería en dificultades crecientes para indistintamente la Luna y la televisión.
nos ha hecho más solidarios al extender el distinguir entre las imágenes y la reali- El hombre se ríe, me mira y me dice:
dolor de los demás? dad. Pero esa visión siempre sugiere un “¡Qué va: es sólo televisión!” En cierto
SS: Todo en el siglo veinte ha sido un menosprecio de lo real, y del que sufre modo está bien fiarse de las experien-
arma de doble filo. También el periodis- lo real, falso: aun hipnotizada, drogada, cias personales.
mo. Es verdad que nos ha permitido sa- la gente no pierde el sentido de lo real.
ber de los otros, de sus tragedias y de sus AE: Al final del libro dice usted que la guerra
necesidades. Pero también ha contribui- AE: La gente... es inefable.
do a una globalización cultural y moral SS: Déjeme explicarle un anécdota SS: Sí, me acuerdo.
que en buena parte está asentada sobre significativa. Mire, después del ataque
premisas falsas. El periodismo ha llenado a las Torres Gemelas, varios grupos AE: Es desmoralizador.
nuestra vida de imágenes falsas. Es ver- de personas que habían conseguido es- SS: ¿Por qué?
dad: tenemos una idea de lo que pasa en capar fueron apareciendo por las calles.
el mundo como nunca nadie la tuvo antes. Los iban entrevistando las cámaras de AE: Es desmoralizador que el arte no sirva en
Pero a veces esa idea es demasiado nomi- televisión. Estaban todos ellos cubiertos los momentos gigantescos.
nal. Y se mezcla con la propaganda. Ya de ceniza, agobiados, aterrorizados. Les SS: No es cero o cien. No se trata de que
ve usted que voy de un extremo a otro. ponían el micrófono en la boca y les pre- no sirva. Se trata de que cualquiera que
De un filo a otro. Aunque quizá lo peor guntaban cómo se sentían, cómo había haya visto la guerra sabe que su repre-
de esta propaganda diseminada por el sido, esas cosas. Algunos de ellos expli- sentación poco tiene que ver con ella. Sí,
periodismo sea este mensaje: “Esto es lo caban: “Ha sido como una película”. está Tolstoi, está Goya. Pero no estaban
que hay en el mundo, ahora ya lo conoces, ¿Quiere eso decir que lo real y lo ficti- allí. El ruido, por ejemplo, el ruido de la
pero poco puedes hacer para cambiarlo”. cio ya no se distinguen? En absoluto. Esa guerra. Si no ha estado no puede imagi-
Esta impotencia. Este aviso de que el co- fue una interpretación muy extendida nárselo. Como un concierto de rock en
nocimiento de las cosas no se transforma en aquellos días, pero falsa. Lo cierto es el que usted estuviera con la oreja pega-
en una energía para cambiarlas. La posi- que cuando se produce un trauma de da al altavoz y multiplicado ese ruido por
bilidad, incluso, de que tanto y tan varia- estas características se tarda un poco en cinco. ¿Donde está ese ruido? ¿En qué
do conocimiento llegue a aturdirnos y a absorber la realidad. Hace cien años cine? ¿En qué sala de concierto? ¿En
reforzar la impresión de que el cambio es estas gentes habrían dicho que era como qué teatro? El arte sólo es un gesto en la
más complejo de lo que es en realidad. un sueño. Hoy dicen que como una dirección de esas experiencias. Un gesto
Porque luego es cierto que observadas las película. Pero a nadie de aquellos que solo, aunque imprescindible. ~

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