Avance científico y controversia ética

La obtención de células humanas clonadas ha tenido un impacto mayúsculo, como

un paso más en un camino de extraordinarios avances científicos que tiene
también grandes implicancias éticas. 

En primer lugar, se destaca que este descubrimiento del equipo de científicos

coreanos representa un progreso cualitativo enorme para la clonación terapéutica,
que permitiría su uso médico para el tratamiento de distintas enfermedades. 

Como se ve, muy lejos se está de la posibilidad de reproducir seres humanos en

serie; hipótesis siempre latente en las previsiones fantásticas y apocalípticas
respecto del destino de la raza humana. Sin embargo, los avances científicos con
la clonación rozan el debate ético y la preocupación por sus implicancias y usos
incontrolados; o controlados con un sentido que pueda provocar cambios o daños
irreparables. 

La historia de los grandes avances científico-tecnológicos tiene tanto que ver con
el progreso en términos del desarrollo de capacidades individuales y sociales,
materiales y espirituales, como con el constante avance en la capacidad de
dominio, transformación y destrucción de recursos y formas de vida hasta ayer
desconocidos o fuera del alcance del conocimiento. 

Por eso son tan válidos el aliento y la satisfacción con la que recibimos estos
grandes avances de la ciencia y su aplicación para mejorar la vida de los seres
humanos sobre la Tierra, como la preocupación porque dicho camino quede a
resguardo de dominios y necesidades políticas, o de una carrera no sustentada,
en última instancia, en sólidas valoraciones éticas sobre su importancia y finalidad.

La clonación de células humanas anunciada por primera vez en Corea del Sur
representa un avance científico de grandes proporciones; y como tal, la exigencia
de un serio abordaje ético resulta insoslayable.

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