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Estos días me he podido dar cuenta de los problemas, e inconvenientes que vive esta nación.

Pero
también que hay mucha gente que lucha día a día para que estos problemas se puedan evitar. Este
es el caso de la universidad nacional, donde por fortuna, y después de mucho es fuerzo pude
ingresar. Algunos dicen que ingresar a esta universidad es como ganarse la lotería otros como yo,
pensamos que es una gran responsabilidad, que es un orgullo inmenso pertenecer a esta
institución, donde solo los mejores ingresan, donde las ideas se transforman en materia y se
pueden palpar, donde de manera voluntaria entregamos una parte de nuestra vida, por el regalo
más grande que nos podemos dar entre los hombres el conocimiento.

Este sentimiento de responsabilidad, no es solo con la universidad, es también con los millones de
colombianos, que con su esfuerzo y con su entrega, nos brindan los recursos para estudiar aquí, y
darnos la posibilidad de aprender un oficio. Un oficio que sea de utilidad para los compatriotas
que vivimos en este país, que ha sido fragmentado por la violencia, que ha sido maltratado por la
naturaleza y que pide agritos profesionales capaces, emprende dores, que sean valiosos, que
aporten positivamente a la sociedad y ayuden a formar un mejor futuro para este país.

Esa es la misión más importante, que tenemos aquellos que por fortuna ingresamos a esta
universidad, de gran tradición y alto valor académico. Una universidad que es del pueblo y para el
pueblo.

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