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LA MIRADA DE LA POLÍTICA EXTERIOR DE COLOMBIA

ANTE UN NUEVO MILENIO: ¿CEGUERA, MIOPÍA


O ESTRABISMO?

Juan Gabriel Tokatlian*

Estamos al borde del precipicio. Miramos al abismo, sentimos malestar y vértigo.


Nuestro primer impulso es retroceder ante el peligro.
Inexplicablemente,
nos quedamos. En lenta graduación, nuestro malestar y nuestro vértigo
se confunden en una nube de sentimientos inefables...Y porque nuestra razón
nos aparta violentamente del abismo, por eso nos
acercamos a él con más ímpetu.

Edgar Allan Poe,


El demonio de la perversidad

Colombia llega a un nuevo milenio, vi- organizados, esos atributos harían que el
viendo una guerra atroz en el plano inter- país fuese "llamado a ser en adelante una
no y bastante extraviada en cuanto a su de las naciones más poderosas de la Tie-
política exterior. rra"1. Tal era la percepción de la posibili-
dad natural de influencia del país, que
Durante la primera mitad del siglo XIX, una tesis doctoral en Estados Unidos se
Colombia aparecía a los ojos de extranjeros ocupó de analizar en detalle la competen-
como un país con un enorme potencial cia por la hegemonía en el Pacífico entre
de gravitación en los asuntos hemisféricos. Colombia y Chile entre 1817 y 18452.
En 1823, John Quincy Adams, en calidad
de Secretario de Estado de Estados Uni- La entrada al siglo XX fue dramática y
dos, refiriéndose a los vastos recursos de traumática para el país. La pérdida en 1903
Colombia, afirmaba que bien utilizados y de Panamá, alentada por Estados Unidos,

* Profesor de la Universidad de San Andrés, Victoria (Provincia de Buenos Aires), Argentina.


1 Véase "John Quincy Adams, Secretario de Estado, a Richard C. Anderson, nombrado Ministro de
los Estados Unidos en Colombia. Extractos. Washington, 27 de mayo de 1823". En: Luis Horacio
López Domínguez (compil.), La Gran Colombia y los Estados Unidos de América. Relaciones
diplomáticas, 1810-1831, Bogotá: Nomos Ltda., 1990, tomo II, p. 66.
2 Véase John Williams Kitchens Jr., "Colombian-Chilean Relations 1817-1845: A Diplomatic Struggle
for Pacific Coast Hegemony" (tesis de Ph.D., Vanderbilt University, 1969).
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llevó a la nación a la introversión, al tiem- que prevaleció fue una subordinación


po que condujo a que la élite se impusiera consentida de Bogotá a Washington.
una política exterior raquítica3. Con una
mezcla de pragmatismo y aprensión la da- La atracción que ha sentido Colombia
se dirigente racionalizó la dependencia hacia Estados Unidos ha sido tan elocuen-
frente a Washington a través de la llamada te que quedaría simbólica y escuetamente
Doctrina Suárez. El ex canciller y ex presi- reflejada en la literatura cuando "...de
dente Marco Fidel Suárez acuño el lema acuerdo con los cálculos de José Arcadio
del réspice polum -mirar hacia la estrella Buendía, la única posibilidad de contacto
del Norte; hacia Estados Unidos- porque con la civilización era la ruta del Norte"5.
"el norte de nuestra política exterior debe La disposición positiva hacia Estados
estar allá, en esa poderosa nación, que más Unidos no fue sólo política, sino también
que ninguna otra ejerce atracción respec- social. Se estima, por ejemplo, que más de
to de los pueblos de América"4. Se trataba un millón de colombianos residen hoy en
de establecer una relación estrecha, ins- Estados Unidos6.
tintiva y familiar con Estados Unidos. Para
Colombia el vínculo con Estados Unidos Luego de la Segunda Guerra Mundial,
constituía una "relación especial". Como y desde el comienzo de la Guerra Fría, el
lo inverso nunca ocurrió ni ocurriría, lo réspice polum7 se transformó en una visión

3 Es pertinente recordar que México perdió frente a Estados Unidos mucho más territorio que
Colombia pero que ello no implicó durante la primer parte del siglo XX, per se e ipso facto, una
política exterior de bajo perfil y pro estadounidense.
4 Véase Marco Fidel Suárez, Tratado entre Colombia y Estados Unidos, Bogotá: El Liberal, 1914,
p. 3.
5 Gabriel García Márquez, Cien años de soledad, Buenos Aires: Sudamericana, 1967, p. 17.
6 Sobre la importancia para Colombia de los vínculos estatales y no gubernamentales, políticos,
económicos, sociales y militares con Estados Unidos, véanse Luis Alberto Restrepo (ccord.),
Estados Unidos. Potencia y prepotencia, Santa Fe de Bogotá: Tercer Mundo Editores/Instituto de
Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional/DNP, 1998 y Juan Gabriel
Tokatlian (compil.), Colombia y Estados Unidos: problemas y perspectivas, Santa Fe de Bogotá: Tercer
Mundo Editores/Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional/
Colciencias, 1998.
7 Tan intensa era la vigencia del réspice polum, que en 1959, en calidad de Canciller, Julio César Turbay
aseveró en una intervención ante la Cámara de Representantes: "He de decir que el señor Suárez
jugó un papel importantísimo en nuestras relaciones exteriores y levantó el nombre de Colombia
hasta planos de extraordinaria altura y respetabilidad dentro del concierto de los pueblos cultos.
Su teoría del réspice polum, proclamada en momentos en que el sentimiento colombiano estaba
legítimamente herido por la segregación de Panamá, ha venido abriéndose campo en el continente...
Cumplo, pues, con un deber de solidaridad y de admiración al insigne Canciller Suárez al
declarar que, en mi concepto, su aporte al prestigio internacional de Colombia ha sido uno de los
más grandes". Julio César Turbay Ayala, Memoria del Ministro de Relaciones Exteriores, 1959, Bogotá:
Imprenta Nacional de Colombia, 1959, p. 52.
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ideológica del papel de Colombia en el país iba a ensayar una cuidadosa autono-
mundo. Un férreo anticomunismo8 y una mía en el ámbito de su política interna-
identificación sin matices con Estados Uni- cional. Del alineamiento prácticamente
dos definió la política externa colombiana automático se pasó a un alineamiento mo-
hasta muy entrados los años sesenta. La deradamente relativo. Colombia jamás
subordinación consentida9 pasó a conver- pretendió ni practicó un desalineamiento
tirse en un alineamiento prácticamente completo en cuanto a Estados Unidos.
automático de Bogotá a Washington.
De allí en adelante, las políticas exte-
A finales de esa década, otro ex canci- riores de Colombia oscilaron entre las dos
ller y ex presidente, Alfonso López miradas -hacia el norte y hacia los seme-
Michelsen, acuñó una nueva doctrina en jantes. Más aun, en distintas administra-
materia internacional: el réspice similia10 - ciones, por ejemplo, las de los presidentes
mirar a los semejantes, a los países lati- Julio César Turbay y Belisario Betancur,
noamericanos, en particular que buscaban hubo períodos caracterizados por uno y
una mayor diversificación diplomática, otro réspice, según la coyuntura interna y
política y económica y la afirmación de externa y de acuerdo con el tema e interés
una progresiva solidaridad Sur-Sur. El enjuego11.

8 Un dato simbólico e ilustrativo lo constituye una nota del Ministerio de Relaciones Exteriores en
1964. El Embajador colombiano en Dinamarca pidió a la Cancillería en Bogotá un concepto sobre
el procedimiento que debía seguir el cuerpo diplomático colombiano en un tercer país ante los
representantes de las naciones del entonces bloque socialista; naciones con las que el gobierno no
mantenía relaciones formales. El 4 de mayo de 1964 se produjo la nota. "La Oficina de Planeamiento,
Coordinación y Evaluación (del Ministerio de Relaciones Exteriores) conceptúa: Es claro que al no
existir relaciones diplomáticas y determinado gobierno comunista no deben producirse tampoco
contactos directos oficiales entre los respectivos agentes diplomáticos acreditados en un tercer
país, especialmente en cuanto se refiere a actos protocolarios. Tampoco deberán aceptar los
diplomáticos colombianos invitaciones de agentes diplomáticos de países con los cuales el Gobierno
de Colombia no mantiene relaciones... La misma norma que acabamos de exponer no impide que
en cualquier caso en que un diplomático colombiano se encuentre en un terreno neutro, con el
representante de un gobierno con el cual no mantiene Colombia relaciones diplomáticas, se
puede cruzar con ellos, pero discretamente, las cortesías de usanza entre personas de buena
educación". Fernando Gómez Martínez, Memoria de relaciones exteriores. Julio de 1963 a junio de
1964, Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia, 1965, p. 144.
9 El canciller Turbay indicó, en su intervención de 1959, en la Cámara de Representantes: "Los
Estados Unidos tienen la doble condición de ser nuestro más grande y poderoso vecino y la
primera potencia económica, científica y militar de los tiempos modernos. Nos movemos en la
misma órbita y con ellos compartimos -nosotros en la pequeña porción que corresponde a
nuestras reducidas y limitadas capacidades- la defensa de la civilización occidental". Julio César
Turbay Ayala, op. cit., p. 52.
10 Véase Alfonso López Michelsen, Memoria. Ministerio de Relaciones Exteriores, 1968-1969, Bogotá:
Imprenta Nacional de Colombia, 1970, tomo I, p. 31.
11 Véanse, en particular, Rodrigo Pardo y Juan G. Tokatlian. Política exterior colombiana: ¿De la
subordinación a la autonomía? Bogotá: Ediciones Uniandes/Tercer Mundo Editores, 1988.
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En realidad, un fino hilo conductor parroquiales hacían que Colombia busca-


entrelazó a los ejecutores, proponentes y rá un comportamiento externo más
defensores de una y otra doctrina; lo que asertivo (en consonancia o en disonancia
puede llamarse el "realismo colombiano" con Estados Unidos). Como corolario,
como expresión y adaptación nacional de Bogotá debía preservar relaciones madu-
la escuela realista de los asuntos mundia- ras con Estados Unidos (mezclando con-
les12. Aunque existió una homogeneidad sensos básicos con disensiones puntuales)
conceptual entre los encargados de apli- y ampliar la defensa de los diversos inte-
car, auspiciar y explicar el réspice polum reses nacionales que se expresan en un país
y el réspice similia, prevaleció una hete- y que requieren un Estado más imparcial
rogeneidad en la práctica del realismo en e independiente.
Colombia13. Por un lado, sobresalían los
"realistas pasivos/subordinados". Para este De los ochenta en adelante crecen el
grupo, la limitación impuesta por el siste- conflicto armado interno y el poder del
ma internacional sobre el país era de tal narcotráfico en tanto clase criminal, así
magnitud, los atributos de poder nacio- como el desgarramiento de una élite que
nal tan escasos, las opciones de acción ex- no sabe a ciencia cierta cómo y hacia dón-
terna innovadora tan temerarias, que Co- de orientar la política nacional e interna-
lombia debía evitar un perfil externo con cional del país.
iniciativa (excepto cuando se actuara en
consonancia con Estados Unidos). En En medio de un acentuado cambio
consecuencia, Bogotá debía acordar un mundial y de un notorio anquilosamien-
lugar de privilegio, casi excluyente, a las to nacional, surgen diversos plantea-
relaciones con Washington y auspiciar los mientos -más que doctrinas- sobre la in-
intereses particulares de determinados serción externa del país. El espíritu
actores socioeconómicos clave para el cre- tercermundista se expresa en escritos como
cimiento del país (identificando dichos el de Pérez Ramírez que propone "mirar
intereses con los del Estado en su conjun- hacia África"14.
to). Por otro lado, se destacaban los "realis-
tas activos/autonomistas". Para este grupo, La (excesiva) expectativa de transforma-
las restricciones del sistema internacional, ciones positivas en el ámbito internacional
la existencia de recursos nacionales de luego de la caída del Muro de Berlín y la
poder no suficientemente movilizados y esperanza (exagerada) de mutaciones au-
la viabilidad de asumir posturas menos ténticas en el entorno nacional como re-

12 Sobre el "realismo colombiano", véase Juan Gabriel Tokatlian, "La teorización de las relaciones
internacionales en Colombia". En Documentos de Trabajo Iepri, no. 2, febrero de 1991.
13 Subyacen a esta doble aproximación realista a las relaciones internacionales de Colombia dos
visiones: realismo como lo necesario para los "pasivos/subordinados" y realismo como lo posible
para los "activos/autonomistas". Para un debate sobre el realismo como necesidad y como posibilidad
véanse, Norbert Lechner, et al., ¿Qué es el realismo político? Buenos Aires: Catálogos Editora, 1987.
14 Gustavo Pérez Ramírez, Mirar hacia el África, Bogotá. Editora Guadalupe Ltda., 1989.
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sultado de la Asamblea Constituyente lle- ca exterior colombiana frente al siglo XXI".


varon a Cardona y a Tokatlian a sugerir en En ese contexto se preparó un libro con la
1991 que Colombia debía volver a elaborar mirada en un horizonte amplio: "Actuar
el objetivo de la "mira" exterior del país: en el mundo que reemplaza a las antiguas
el réspice varia et mutabilia15 -mirar lo di- y proverbiales expresiones latinas réspice
verso y cambiante del escenario global más polum y réspice similia, acuñadas en otras
que a uno u otro país o conjunto de países épocas para otras circunstancias y que ri-
para el diseño y la práctica del comporta- gieron nuestra política exterior por déca-
miento externo colombiano16. das"18.

El aceleramiento de la apertura econó- Finalmente, el deseo de generar un


mica durante la presidencia de César mayor interés interno por regiones gravi-
Gaviria, su respaldo a la Iniciativa para las tantes en el escenario mundial, como la
Américas del presidente George Bush, la Cuenca del Pacífico, y así movilizar recur-
intensidad alcanzada por el comercio sos públicos y privados en aras de una
colombo-venezolano y el despliegue del mejor proyección comercial y financiera
Grupo de los Tres (Colombia, Venezuela y colombiana llevaron a García a postular
México) sirvieron para que Vargas postu- en 1994 otra mirada para la política exte-
lara que la política exterior del país estaría rior del país: "mirar al Asia"19.
signada por un viraje profundo. Lo nove-
doso sería el réspice mercatum: mirar al Es muy probable que la intensificación
mercado en virtud de las nuevas exigen- de la ingobernabilidad interna y externa
cias de la economía mundial; lo que sig- del país durante la presidencia de Ernes-
nificaba que, de hecho, se desplazaban de to Samper, y la falta de defensores visibles
la agenda externa del país los asuntos po- de su gestión externa se conjugaran para
líticos y de seguridad17. que desde 1995 nadie propusiera una nue-
va mirada en materia internacional. La
La euforia del "revolcón" y la promesa única reflexión sobre el mundo que en-
de un "nuevo país" parecieron justificar frentaba y aún hoy enfrenta Colombia
que la Cancillería dejara en 1994 una im- puso más el acento en mirar hacia adentro
pronta de lo que esperaba fuese la "políti- para insertarse mejor hacia fuera.

15 El término proviene de la expresión varium et mutabile -cosa variable y cambiante- utilizada por
Virgilio en La Eneida.
16 Véanse Diego Cardona y Juan G. Tokatlian, "Los desafíos de la política internacional colombiana
en los noventa". En: Colombia Internacional, no. 14, abril-junio de 1991.
17 Véase, Ricardo Vargas Meza, "Réspice mercatum". En: Cien días vistos por el Cinep, vol. 4, no. 15,
julio-septiembre de 1991.
18 Véase, Ministerio de Relaciones Exteriores, Actuar en el mundo, Santa Fe de Bogotá: Publicaciones
Cultural, 1994, pp. XIII-XIV.
19 Véase Pío Quinto García Parra, Mirar al Asia, Santa Fe de Bogotá: Centro Editorial Javeriano, 1994.
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En efecto, en 1997, la Comisión de Aná- tremenda y desgarradora. No hay conver-


lisis y Recomendaciones entre Colombia gencia social y política ni en lo interno ni
y Estados Unidos, convocada y coordina- en lo externo. Desde hace tiempo el país no
da por el Instituto de Estudios Políticos y sabe qué quiere y qué puede hacer en el
Relaciones Internacionales de la Univer- terreno mundial. De allí que dé palos de
sidad Nacional, encabezó sus recomenda- ciego, parezca miope o se asemeje a un es-
ciones de acción externa con una clara trábico. El siguiente ejemplo resulta ilus-
exhortación de carácter interno: "cons- trativo y corrobora este categórico juicio.
truir una nueva sociedad, con un espíritu
genuinamente democrático de participa- El Departamento de Estado presenta
ción, transparencia y rendición institu- un informe muy interesante en abril de
cional de cuentas", impulsando el logro cada año: las votaciones de todos los paí-
de un "nuevo consenso básico", afirman- ses en Naciones Unidas (ONU) 21. El pro-
do "el imperio de la ley", promoviendo pósito de este informe no es calificar o cer-
"el sentido colectivo de lo público", cons- tificar el comportamiento de un país, sino
truyendo "un Estado eficiente y eficaz", el ofrecer al legislativo un indicador de la
creando "las condiciones para la convi- actitud diplomática de las naciones para
vencia, la paz y la seguridad internas", que, a la hora de aprobar el paquete de
promoviendo una ética que supere "las asistencia externa, los congresistas sepan
subculturas mafiosas, arbitrarias y violen- cuan cerca o lejos de Washington, en ma-
tas", asegurando teria de política exterior, están los poten-
ciales receptores de ayuda. Esta práctica
una profunda modernización económi- existe desde 1985 y cubre las votaciones de
ca... una distribución del ingreso y de la las sesiones de la ONU que comienzan en
propiedad de la tierra más equitativa, una septiembre de cada año. El documento
política social vigorosa y el afianzamien- analiza las votaciones totales, así como los
to de un modelo sostenible de apertura, votos sobre los 10 o 13 temas prioritarios
y reformulando "substantivamente el sis-
tema educativo para Colombia"20. para Estados Unidos.

Con todo, Colombia llega al final de este Una evaluación de la conducta inter-
siglo sin saber qué hacer en política exte- nacional de los recientes gobiernos desde
rior. La clase dirigente no parece entender Betancur a Pastrana muestra cuan alinea-
lo que observa en el sistema internacional, da, desalineada, o no alineada frente a Es-
mientras el país se sume en una violencia tados Unidos ha sido la conducta exterior

20 Véase Informe de la Comisión de Análisis y Recomendaciones sobre las Relaciones entre Colombia
y Estados Unidos, "Colombia: una nueva sociedad en un mundo nuevo". En: Análisis Político,
edición especial, julio de 1997.
21 Véanse los distintos informes desde 1986 hasta 1999 del US Department of State, Report to
Congress on Voting Practices in the United Nations, Washington D.C.: US Government Printing
Office.
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del país y, por lo tanto, cuan coherente ha un 65% a Washington; porcentaje inter-
sido la política del Estado colombiano en medio entre Betancur y Barco.
las últimas dos décadas.
La administración Samper, a su vez,
La administración Betancur afilió al insinuó un alejamiento de Estados Uni-
país al Movimiento No Alineado (NOAL) dos y dejó la percepción de que expresaba
e intentó distanciarse de Estados Unidos. un tono nacionalista frente a Estados Uni-
Si bien su mandato fue percibido interna- dos. Sin embargo, los datos muestran una
mente como refractario frente a ese país, gran ambigüedad. En 1996, Bogotá alcan-
fue un gobierno bastante pro Washington zó el nivel de más cercanía histórica re-
en sus votos. En 1985, Colombia coincidió ciente con Washington con un porcenta-
en un 27,9% con Estados Unidos; un por- je de coincidencia en todas las votaciones
centaje semejante a San Cristóbal/Nevis y de un 39,1 %. En los votos esenciales para
Belice. En cuanto a las votaciones de ma- Estados Unidos, Colombia lo siguió en un
yor significación para Washington, Co- 44,4% en 1997; porcentaje más bajo de
lombia la acompañó en un 80%; porcen- acompañamiento en los últimos años y
taje similar a República Dominicana y El similar a países del NOAL, como Djibouti,
Salvador. Malawi, Tailandia, Omán y Túnez.

La administración Barco, por el con- La administración Pastrana ha busca-


trario, pareció cercana a Washington. En do y alcanzado una mayor proximidad a
Colombia se asumía que su gestión era Estados Unidos y cada vez requiere ma-
excesivamente alineada con Estados Uni- yor apoyo de ese país. Sin embargo, en los
dos. Sin embargo, los votos muestran otra votos de 1998 Colombia sólo acompañó a
cosa. La coincidencia con Estados Unidos Estados Unidos en el 33,3% de los casos,
en la totalidad de votaciones descendió a mientras que durante el mandato Samper
13% en 1989; porcentaje semejante a Chi- la coincidencia con Washington fue 35,3%
na y México. En las resoluciones clave de en 1994, 38,7% en 1995, 39,1% en 1996 y
ese año, Bogotá acompañó a Washington 36,4% en 1997. El gobierno de Pastrana votó
en un 50%, porcentaje similar a Argentina en la ONU como Benin, Burkina Faso, Gui-
y Brasil. nea Ecuatorial, República Centroafricana,
Grenada, Guyana y Filipinas. En los 10
La administración Gaviria, por su par- temas prioritarios para Estados Unidos,
te, fue vista en el plano doméstico como Bogotá sólo coincidió con Washington en
moderada frente a Estados Unidos, a pe- el 42,9% de las votaciones. Éste es el por-
sar de que en 1994 consiguió la presiden- centaje más bajo de coincidencias de Co-
cia de los NOAL para Colombia y de que el lombia y Estados Unidos en los últimos
mandatario obtuvo la Secretaría General lustros. El país votó igual que Afganistán,
de la OEA. Sin embargo, llegó a coincidir Bangladesh, Botswana, Emiratos Árabes
en un 25% con Washington en 1993, du- Unidos, Guinea Ecuatorial, Gambia, Ma-
plicando los niveles de votación cercana rruecos, Myanmar, Omán y Singapur. En
a Estados Unidos del gobierno de Barco. Latinoamérica, países medios e importan-
En los asuntos cruciales, Bogotá siguió en tes similares a Colombia tuvieron todos
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porcentajes más elevados de apoyo a las te la Posguerra Fría (cuando hacerlo se


decisiones estadounidenses: Argentina ha tornado poco funcional).
75%, Brasil y Chile 66,7%, México 55,6%,
Perú 62,5% y Venezuela 50%. 5. El tema de las drogas ha concentrado
las relaciones colombo-estadouniden-
Para resumir, plantearé siete conclu- ses, pero su efecto sobre la agenda bila
siones: teral más amplia es mucho más com
plejo de lo que se podría suponer a
1. Colombia ha tenido en las últimas dos primera vista: pareciera ser que a ma
décadas y en la mayoría de los temas yor cercanía a Washington en materia
internacionales políticas exteriores de de drogas, mayor la posibilidad de ejer
gobierno y no de Estado a pesar del cer posturas de disensión política con
monopolio bipartidista en el diseño y Estados Unidos en ciertos tópicos o, lo
la ejecución del comportamiento in que es lo mismo, Washington tolera
ternacional del país22. temporalmente más algunas posturas
diplomáticas divergentes de Bogotá,
2. Colombia ha ido difuminando su per siempre y cuando el país sea fiel a la
fil externo, oscilando entre un princi- estrategia estadounidense en el frente
pismo ad hoc y un pragmatismo sui de los narcóticos. Sin embargo, lo an
géneris; lo cual afecta las metas de lar terior no condujo a incrementar la so
go plazo del país en el mundo. beranía interna ni la autonomía exter
na en el manejo de las condiciones y
3. Colombia ha adolecido de una políti variables vinculadas a la crisis nacio
ca externa medianamente consistente, nal.
cooperativa o confrontativa o condes
cendiente frente a Estados Unido. Este 6. La conducta de Colombia en la ONU se
hecho tiende a producir una perdida asemeja a la de muchos países con tre
de elemental realismo en la política in mendos déficit en el tema de los dere
ternacional del país. chos humanos. Resulta paradójico que,
por un lado, Colombia realiza un gran
4. Colombia ha desplegado un no alinea esfuerzo para mostrar que el Estado no
miento confuso y cambiante, compor viola sistemáticamente los derechos
tándose como un no alineado formal humanos y que desea genuinamente
durante la Guerra Fría (cuando pudo resolver la tragedia humanitaria que
haber sido el momento para darle un vive el país y, por el otro, vote tan
contenido progresista a esa postura) y cercanamente a gobiernos violadores
como un no alineado militante duran- de los derechos humanos23.

22 Una de las escasas excepciones ha sido la existencia de una política de Estado en el tema de la
posesión soberana colombiana del archipiélago de San Andrés y Providiencia.
23 La p o s t u r a a mb ig u a d e l Est a d o e n ma t e ri a d e d e r e c h o s h u ma n o s q u e d ó ref l e j a d a e n e l
comportamiento de Colombia durante el debate en 1998, en Roma, que condujo al establecimiento
de la Corte Penal Internacional
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7. En Colombia la distancia entre la per- que ingresó al siglo XX? Las urgencias y
cepción interna de un mandato en tér- necesidades en el frente externo superan
minos de su política internacional y lo que puede hacer el gobierno colombia-
su comportamiento externo concreto no en el frente mundial. Para evitar otra
es notable. tragedia traumática como la de Panamá24,
se hace indispensable una consistente
En ese sentido, cabe preguntarse: ¿Es política internacional de parte del Esta-
factible buscar y precisar una mirada ge- do y de la nación: la diplomacia oficial y
nuinamente consensual en materia de la diplomacia ciudadana deben coincidir
política exterior que evite que Colombia y converger alrededor de unos pocos in-
ingrese al siglo XXI en las mismas condi- tereses nacionales prioritarios para Co-
ciones externas desfavorables con las lombia.

24 Si bien es muy poco probable una intervención directa unilateral de Estados Unidos en Colombia,
es bueno subrayar que ésta podría llevarse a cabo si los intereses de Washington en Panamá se ven
seriamente comprometidos por la guerra interna colombiana. En ese sentido, cabe recordar la
llamada Enmienda De Concini de 1978. Esta Enmienda es el instrumento más letal que posee
Estados Unidos para intervenir militarmente en los asuntos internos de Colombia. Su origen se
remonta a los Tratados (el del Canal y el de la Neutralidad) Torrijos-Carter entre Panamá y Estados
Unidos de los setenta. Cuando, en 1978, éstos se iban a ratificar por el legislativo estadounidense,
el senador Dennis De Concini incorporó una Enmienda a la parte final del artículo IV del Tratado
de Neutralidad. Según el texto, el Senado lo aprobaba si la "Declaración de Entendimiento
expedida por el gobierno de Estados Unidos de América el 14 de octubre de 1977 se incorporaba
por este medio como parte integral de este tratado". La Enmienda dice: "Conforme al Tratado
concerniente a la Neutralidad Permanente y al Funcionamiento del Canal de Panamá, Panamá y
Estados Unidos tienen la responsabilidad de asegurar que el Canal de Panamá permanezca abierto y seguro
a naves de todas las naciones. La interpretación correcta de este principio es que cada uno de los países, de
conformidad con sus respectivos procedimientos constitucionales, defenderá el Canal contra cualquier amenaza
al régimen de neutralidad y por consiguiente tendrá el derecho de actuar contra cualquier agresión o amenaza
dirigida contra el Canal o contra el tránsito pacífico de naves por el Canal" (subrayado personal) Esto
significa que, por ejemplo, si guerrilleros, paramilitares o narcotraficantes colombianos afectan
con sus actos -enfrentamientos que traspasen la frontera con Panamá, forzamiento masivo de
desplazados hacia ese país, atentados en la zona canalífera, etc.- el Canal de Panamá, Estados
Unidos podría invocar la Enmienda para defenderse. Un hecho real o montado, o la percepción
de una potencial acción inminente en cercanías del Canal podría ser una excusa para la utilización
de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Aunque desde 1978 pende el fantasma de esa Enmienda,
nunca pareció contemplarse su uso, ya que en aquella época el conflicto colombiano parecía
limitado en escala. Sin embargo, después de la invasión a Panamá de 1989 por parte de Estados
Unidos, cobró verosimilitud la posibilidad de que Washington usara, eventualmente, la fuerza
para proteger sus intereses en el Canal. En breve, la existencia de la Enmienda De Concini brinda
un recurso legal a Estados Unidos utilizar, de manera legítima, su poder militar. Esto no es el caso
de Venezuela, Brasil, Perú y Ecuador, las otras naciones con fronteras terrestres con Colombia.

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