Nació el 26 de agosto de 1914 en Ixelles, Bélgica, fue un escritor, traductor e
intelectual argentino. Se le considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, comparable a Jorge Luis Borges, Antón Chéjov o Edgar Allan Poe, y creador de importantes novelas que inauguraron una nueva forma de hacer literatura en Latinoamérica, rompiendo los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal y donde los personajes adquieren una autonomía y una profundidad psicológica, pocas veces vista hasta entonces. Debido a que los contenidos de su obra transitan en la frontera entre lo real y lo fantástico, suele ser puesto en relación con el surrealismo. Vivió buena parte de su vida en París, ciudad en la que se estableció en 1951, en la que ambientó algunas de sus obras, y donde finalmente murió. En 1981 se le otorgó la ciudadanía francesa. Cortázar también vivió en Argentina y Suiza.[
A pesar de ser reconocido por su narrativa, escribió gran cantidad de poemas
en prosa (en libros mixtos como Historias de cronopios y de famas, Un tal Lucas, Último round); e incluso poemas en verso (Presencia, Pameos y meopas, Salvo el crepúsculo). Colaboró en muchas publicaciones en distintos países, grabó sus poemas y cuentos, escribió letras de tangos (por ejemplo con el Tata Cedrón) y le puso textos a libros de fotografías e historietas. Esuno de los protagonistas del boom de la literatura latinoamericana, a través de sus encuentros literarios y conferencias en diversos foros tanto de Estados Unidos como de Europa, sus relaciones con editoriales, sus colaboraciones con la prensa europea, un reconocimiento internacional para su obra, que, sin renunciar a sus raíces culturales, se universalizó tanto en temas como en estilos. Así, lo que empezó siendo un lanzamiento editorial de una nueva narrativa se convirtió en una presencia renovadora constante de la literatura, debido, por supuesto, a la calidad de las obras.
Los aportes de Julio Cortázar a la literatura para muchos (críticos
especializados y legos) son indiscutibles. Como novelista revalorizó lo real y lo fantástico. Intentó desordenar el discurso narrativo más como un juego que como un arrogante y peyorativo afán vanguardista. Jamás perdió la perspectiva en la utilización del lenguaje tratando de arrancarle todas sus posibilidades. Pero por sobre todo convirtió el quehacer literario en una aptitud para el humor y la solidaridad. Como ser pensante, ciudadano e individuo comprometido intentó estar del lado de los más vulnerables. Su escritura, no obstante, jamás siguió pautas ni banderas]