donde diario veo el día tomar forma abro la ventana, admiro lo azul de un cielo que también te conoce,
llamo tu nombre, me lo roba
el sol atareado, que en su paso lento entrega a ti mis palabras mudas, mis sueños secretos, donde apareces, sin yo pedirlo, inquietándome.
Hoy ha sucedido, así nada más,
como un pensamiento que llega y se va, te he alcanzado en los corredores de ese lugar fantástico, inexistente, en que nos vemos y nos besamos, sin darnos cuenta, inesperadamente.
Tu nombre es el mismo.
Llevas al Sol en él.
Me llevas a mí en tus brazos,
en tus esperanzas diarias, cuando apenas murmullas un nombre encuentro que es el mío, y sigo pensando en ti.
Busco tu belleza cuando nadie
me escucha, a solas, para abstraerme y recordar el tacto de tus manos desconocidas, que sólo alcanzo en la fantasía de mis palabras, y hasta tus labios beso de nuevo, sin tú enterarte, cuando en el vaho de la mañana, veo tu imagen de ninfa, en mi ventana trasnochada.
Así, en la distancia, voy creando nuestro amor
en letras que han de volverse eternas, en símbolos mágicos de luz, que flotan en el aire, siembro esa palabra, tan poderosa que vence al mal, en mi corazón árido, gélido ya por las batallas perdidas, ahí dejo esa semilla de pasión, pues he visto un futuro en que de la nada surges, y con tu fuerza ígnea alcanzas mi pecho y me reanimas, ¡oh hermana de la Tierra!¡oh dama del Fuego!
Tuyo es mi corazón de poeta, ven y reclámalo,
ven que sin tus palabras, me congelo, me debilito y sigo muriendo… Noviembre 16, 2008.