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Los Diez Estados (jikkai) indican diez condiciones en las que una entidad de vida se
manifiesta en el curso del tiempo. El factor primordial en la postulación de los Diez
Estados es la sensación subjetiva experimentada por el «yo» en las profundidades de
cada vida individual.
3) Animalidad (chikusho): también el tratado se refiere a esta condición y dice que «la
estupidez es el estado de Animalidad». Cuando está presente, uno se deja llevar por el
impulso de los deseos e instintos, pues carece de la sabiduría para controlarse.
4) Ira (shura): «la perversidad es el estado de Ira». Consciente de su propio yo, pero
dominado por el egoísmo, uno es incapaz de comprender las cosas como son y
menosprecia y agrede la dignidad de los demás.
5) Humanidad (nin): «El verdadero objeto de veneración» estipula que «la calma es el
estado de Tranquilidad». En este estado, en que uno es capaz de controlar
temporariamente sus deseos e impulsos mediante la razón, se puede vivir una vida
pacífica, en armonía con el entorno y con otras personas.
6) Éxtasis (ten): «la dicha es el estado de Éxtasis». Esta es una condición en la que
existen el contento y la alegría por haberse liberado del sufrimiento, y la satisfacción de
haber concretado algún deseo.
7) Aprendizaje (shomon): los seis estados anteriores, desde Infierno hasta Éxtasis,
surgen por el imperio de los impulsos o deseos, pero quedan bajo el absoluto control de
las restricciones que les impone el entorno y son extremadamente vulnerables a las
diferentes circunstancias. Aprendizaje, por el contrario, es una condición que se
experimenta cuando uno lucha por un estado de satisfacción y estabilidad, mediante la
reforma y el desarrollo de la propia vida. Concretamente, shomon es la condición en la
que uno se dedica a forjar una vida mejor, aprendiendo de las ideas, el conocimiento y
las experiencias de sus antecesores y contemporáneos.
10) Budeidad (butsu): esta condición se alcanza cuando uno logra la sabiduría de
percibir la realidad última de su propia vida y adquiere la infinita misericordia de dirigir
constantemente sus acciones hacia objetivos benevolentes; cuando desarrolla un yo
eterno y una pureza absoluta en su vida, que nada puede mancillar. La Budeidad es un
estado ideal que se puede alcanzar a través de la práctica budista. Empero, puesto que
ninguna condición de vida es estática, la Budeidad no debe ser considerada el objetivo
final; por el contrario, es algo que uno experimenta en la profundidad de su ser al
tiempo que continúa actuando con benevolencia en su vida diaria. En otras palabras, la
Budeidad se manifiesta diariamente en la conducta del bodhisattva: buenas acciones y
actos misericordiosos.³
NOTA: La teoría de la POSESIÓN MUTUA de los diez estados explica que, si bien
cada persona tiene un estado de vida BÁSICO, también experimenta los otros estados.
Todos los estados tienen un aspecto positivo y otro negativo. Cuando uno eleva su
estado de vida mediante la práctica de la Ley tiene la capacidad de tomar el aspecto
positivo aún de los estados inferiores (por ejemplo el infierno le permite entender el
sufrimiento de los demás, los deseos le permiten avanzar en la vida, los instintos le
ayudan a sobrevivir). Se dice que el hombre sabio (bodhisattva y buda) no se deja abatir
por los infortunios ni se deja elevar por sus logros; él sabe que la verdadera felicidad
nace desde el interior y es plena sólo cuando también hace felices a otros.
³ Las cuatro características esenciales de la Budeidad están representadas por los cuatro
adalides de los Bodhisattvas de la Tierra Jogyo (Conducta Superior), Muhengyo
(Prácticas Ilimitadas), Jyogyo (Prácticas Puras) y Anryugyo (Firmemente Establecidas).
Es decir, los cuatro bodhisattvas corresponden a las cuatro virtudes verdadero yo,
eternidad, pureza y felicidad. Se puede considerar que la virtud de Jogyo simboliza la
integridad absoluta e indestructible del yo. El bodhisattva Muhengyo representa el
estado de libertad ilimitada por toda la eternidad. Jyogyo indica la pureza absoluta de la
vida, en que el mal o la naturaleza egoísta quedan relegados a un estado latente,
inexpresado. Anryugyo implica una vida feliz y placentera, de completa plenitud.