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Max Horkheimer
Hijo de un fabricante judío, nació el 14 de febrero de 1895 en Stuttgart. Abandonó los
estudios en 1911 para aprender un oficio y ayudar en la fábrica de su padre y participó
en la I Guerra Mundial. Al finalizar esta, terminó el bachillerato y decidió estudiar Filosofía
y Psicología en Munich, Friburgo y Frankfurt, donde conoció a Theodor Adorno. Defendió
su tesis doctoral en 1922 bajo la dirección de Hans Cornelius, con un trabajo sobre la
antinomia del juicio teleológico. Tres años después presentaría su habilitación con un
trabajo sobre la crítica del juicio de Kant. En 1926 comienza a trabajar en la Universidad
de Frankfurt y se casa con Rosa Rieker. A partir de 1930 pasa a formar parte, junto a
Fromm y Marcuse, del Instituto para la Investigación Social (IIS), siendo nombrado
director del mismo al año siguiente. Entre 1932 y 1939 se encargaría de mantener la
publicación de la Revista para la Investigación Social. A esta época pertenecen obras
como Materialismo, metafísica y moral y otros artículos publicados en la Revista de
Investigación Social (RIS). En 1933, al cerrarse el instituto, se vio obligado a abandonar
Alemania, pasando por Suiza y terminando en la Universidad de Columbia (Nueva York),
donde Horkheimer instala el Instituto. A comienzos de los 40 escribirá, junto a Adorno
Dialéctica de la Ilustración. En los años 40 dirigió también un estudio sobre el
antisemitismo, publicando diferentes obras y artículos al respecto. En 1949 vuelve a
Alemania y trabaja como profesor de Filosofía social en la Universidad de Frankfurt,
reabriendo un año después el Instituto. Entre 1951 y 1953 fue rector de esta
Universidad. En estos años continúa con sus estudios sociológicos y publica obras críticas
como Crítica de la razón instrumental, Ocaso, o Teoría tradicional y teoría crítica, donde
recopila artículos anteriores. En estos años su reflexión recupera a Schopenhauer y la
religión judía que aprendiera en su familia. En 1959, convertido ya en profesor emérito,
emigra a Lugano, donde continuará con su labor filosófica. Murió el 7 de julio de 1973 en
Nüremberg.
Theodor W. Adorno
Jürgen Habermas
Walter Benjamin
Georg Lukács
Herbert Marcuse
Filósofo alemán, que durante unos años trabajó dentro de la Escuela de Frankfurt. Los
temas centrales de su pensamiento giran en torno a la crítica de las sociedades
capitalistas occidentales. Entre sus obras más destacadas, hay que citar Eros y
civilización y El hombre unidimensional. Su pensamiento jugó un importante papel en las
revueltas estudiantiles de los años 60, cuando Marcuse se convirtió en uno de los
filósofos que inspiraron estos movimientos.
Friedrich Pollock
Economista, sociólogo y filósofo, especializado en el marxismo. Fue el encargado de
desarrollar toda la vertiente económica del proyecto de Teoría Crítica. Como otros
miembros de la Escuela , se vio obligado a emigrar a Nueva York en 1933. A su vuelta,
trabajó como profesor de la Universidad de Frankfurt, dedicando sus esfuerzos a la crítica
del capitalismo y a los mecanismos económicos que puedan llegar a ejercer diferentes
grados de dominación sobre el ser humano.
Aunque la formaron una corriente distinta, la New Left tiene muchos elementos de la
Escuela de Frankfurt.
Esto ha sido así hasta que el siglo XX dobla su primera mitad. El marxismo se dispone a
pasar el canal e incluso, con los primeros superconstelations (aviones de grandes
dimensiones para pasajeros), da el salto atlántico. En Inglaterra se difunde la
poderosísima The New Left Review y en estados Unidos se teje el efímero, pero
enormemente influyente, movimiento de la Nueva Left.
La nueva izquierda se define así en Estados Unidos más por oposición a la vieja izquierda
liberal y en parte trotskista que por mimetismo de sus parientes ingleses. No se trataba
tanto de una rebelión generacional como un intento, por parte de los jóvenes, de poner
punto, de realizar de verdad las aspiraciones de sus padres.
Los primeros líderes estudiantiles de finales de los cincuenta y primeros sesentas fueron
en USA lo que se llamo red diaper babies o niños de los pañales rojos. Procedían de
familias neoyorquinas con un fuerte peso judío e inmigrante, receptoras del marxismo
europeo y también de Freud. Pronto se amplía la base y se añaden algunos líderes de
color, feministas y otros activistas universitarios que se enfrentan a la sangría de
Vietnam y la insubordinación de las minorías. Todo demasiado heteróclito, demasiado
efímero, aunque solo fuera por la condición estudiantil de muchos de sus miembros.
Frente a lo que ha podido decirse, los líderes de la New Left eran, por lo general,
estudiantes aplicados. La new Left no llego nunca a ser una organización y mucho menos
un partido político. Su éxito fue instantáneo en los campos universitarios en un momento
de afluencia económica que permitía una enorme autonomía a los jóvenes.
A costa de su propia disolución , en el corto periodo que va de 1968 a 1972 la New Left
triunfó en determinadas operaciones concretas en las puso un a enormes dosis de
pragmatismo: el fin de la tranquila sumisión de la raza negra, la retirada de Vietnam que
tuvo que hacer el ejercito mejor pertrechado de toda la historia , el replanteamiento de
ciertos aspectos de las relaciones interpersonales (Igualdad de la mujer, despenalización
del aborto o de las relaciones homosexuales), que desde entonces han seguido su
marcha inexorable en todo el mundo. En síntesis, la New Left triunfo precisamente por
pasar a ser lo que mas le repugnaba: reformista. De ahí que las condiciones para una
revolución terminen en 1968 con el estallido de una esporádica rebelión estudiantil.
La New Left, frente a la vieja izquierda, se resuelve en una cuestión de estilo, de talante
estético. Es la distancia que va del jazz al rock. L a vieja izquierda americana se había
cultivado en la atmósfera aislacionista y depresiva de los años treinta. Sus hijos se
mueven en el clima internacionalista y económicamente afluente de la era kenediana y
la de sus sucesores. La vieja izquierda se cierra en Nueva York y la nueva izquierda se
abre en numerosos campus universitarios, de modo singular en la zona de Chicago y en
la de San Francisco. La vieja izquierda era más que nada antifascista, y en algunos casos
admiradoras de la revolución bolchevique; de ahí su compromiso con la guerra civil
española. La nueva izquierda mira con suspicacia el experimento soviético y lo que le
preocupa es el Friendly Fascism (un sugestivo titulo de Bertram Gross).
La revolución sexual
Numerosos miembros de la escuela de Frankfurt influyeron de manera muy importante
en la construcción de una nueva visión de la naturaleza humana en relativo a la índole
sexual. Libros que marcaron época fueron El arte de amar de Fromm o El orgasmo
femenino de Reich o las obras de Freud que se reanimaron. Este cambio de visión de las
relaciones humanas hizo replantearse la moralidad sexual junto al comportamiento
humano en general. Las nuevas teorías sostienen que la moral reinante era represiva y
exigían una mayor libertad en la variedad de comportamientos sexuales.
La revolución sexual fue aprovechada por las mujeres para exigir la igualdad en
derechos e innovar comportamientos. Uno de los conceptos mas importantes y ya
utilizados en el siglo anterior era el Amor libre de marcada ideología anarquista.
De los grupos sociales más influenciados por estas teorías son los hippies, famosos por
sus ideales del amor y la paz.
Esta nueva forma de vivir la sexualidad en una sociedad cerrada, motivó los
movimientos feministas con una clara diferencia de los movimientos de principio de
siglo, las sufragistas, el movimiento renació con unos propósitos mucho mas ambiciosos:
además de la igualdad de genero y otros derechos como el del aborto, proponían un
nuevo modelo en la relación entre hombres y mujeres, en la constitución misma de la
identidad personal y en la de la célula social básica que regula estos procesos: la familia.
¿A que se debe esta situación? Por ese entonces (el periodo 1950-1960) había desigual
de sexos, de razas, de clases sociales, países industrializados y tercermundistas…etc.
Esto seria el campo de cultivo para la ampliación de los derechos civiles. El progreso
tecnológico había creado las condiciones para una liberación respecto de la obligación
del trabajo, para una ampliación del tiempo libre. Marcuse considera que ello permitirá la
liberación de las potencialidades reprimidas que, “así liberadas, crearán nuevas formas
de realización y de descubrimiento del mundo, que a su vez otorgarán una nueva forma
al reino de la necesidad, a la lucha por la existencia. Así se dan las condiciones para el
surgimiento de una sociedad no represiva en la que se viva la felicidad del Eros liberado,
la lógica de la satisfacción y no ya la de la represión”.
La Escuela de Frankfurt ha sido atacada desde numerosos frentes. Los liberales y los
tradicionalistas atacan a la Escuela de Frankfurt por entender que es una forma de
“marxismo cultural” que ataca a los valores tradicionales ya la familia. Desde la
izquierda, hay posturas críticas con la Escuela de Frankfurt que opinan que no es más
que una crítica romántica y elitista de la cultura de masas disfrazada de neomarxismo.
Los marxistas critican a la teoría crítica por ser una expresión de idealismo burgués que
no guarda ninguna relación inherente con la práctica política ni con ningún movimiento
revolucionario actual.
Karl Popper criticaba a la Escuela por haberse desentendio de la promesa de Marx de un
futuro mejor: “La condena de Marx de nuestra sociedad tiene sentido porque la teoría de
Marx contiene la promesa de un futuro mejor. Pero su teoría pierde todo su sentido su se
la extirpa de esta promesa, como han hecho Adorno y Horkheimer.