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), Racionalidad y
discurso mítico, Bogotá: Universidad del Rosario, 2003.
1
idea tomando especialmente en consideración el criterio falsacionista de
demarcación de Popper, para mostrar los puntos donde sospecho que Popper
no se ha alejado lo suficiente del positivismo. Intentaré descubrir los residuos
positivistas en el proyecto mismo de Popper, que se evidencian en su versión
de la distinción entre oraciones observacionales y oraciones teóricas. Mostraré
cómo las objeciones contra esta distinción, propuestas en la filosofía reciente,
tienen como consecuencia minar las bases del proyecto demarcatorio mismo.
Así, sugeriré abandonar el problema de la demarcación para sustituirlo por la
pregunta por la elección de teorías.2 Este giro no implica consecuencias
relativistas, ya que puede haber criterios objetivos para determinar cuándo una
teoría es más explicativa que otra, en relación a ciertos objetos de estudio, pero
esa argumentación requerirá de más tiempo y la dejaré para otra ocasión.
1
Cf. Hesse, Mary, “The cognitive claim of metaphor”, en: Van Noppen, J.O. (ed.)., Metaphor and
Religion, Bruselas, 1984; Hesse, Mary y Arbib, M.A., The construction of Reality, Cambridge:
Cambridge University Press, 1987.
2
Desarrollé una idea semejante y con una argumentación parecida, aunque con pretensiones y
consecuencias diferentes, en mi artículo “La pregunta por la demarcación en la filosofía de la ciencia
2
demarcación desde la cima de una escalera, la cual es lanzada
inmediatamente después de que uno ha subido por ella.
actual”, publicado en Juan Carlos Tafur (ed.), La Ciencia y el saber psicoanalítico, Lima: Instituto
3
Pero, como será notorio, se utiliza aquí como criterio de fundamentación del
conocimiento en general los criterios de verificación de algunas ciencias en
particular, lo cual constituye una obvia falacia de composición.
4
observación empírica posibilite la construcción de hipótesis; en muchos casos
es al revés, primero surgen las hipótesis y luego estas son corroboradas o
falsadas por la experiencia.3
3
Cf. Popper, Karl, Conjeturas y refutaciones. El desarrollo del conocimiento científico, Madrid: Paidós,
1983.
4
Popper, Karl, La lógica de la investigación científica, Madrid, Tecnos, 1982. Los subrayados son del
autor.
5
clandestinidad respecto de la ciencia (expectorados del ámbito de la
racionalidad por los positivistas lógicos) o, en mejor de los casos, se discutía su
situación, como el psicoanálisis y el marxismo, desterrados al ostracismo al
mismo nivel que la hechicería y la astrología. Las ideas de Popper permitieron
someter a crítica la epistemología positivista y devolver las esperanzas a los
que se hallaban excomulgados. Si bien Popper tampoco aceptó la cientificidad
del marxismo o del psicoanálisis, su mérito consiste, entre otras cosas, en
haber diagnosticado la falacia consistente en suponer que el problema de la
demarcación pertenece a las ciencias naturales. Los positivistas lógicos
suponían que la epistemología debía ser una ciencia como cualquier otra, una
"ciencia de la ciencia". Pero, como ya vimos, Popper afirmó que hay una falacia
naturalista en suponer que una ciencia, con su propia metodología, pueda
servir de criterio para confeccionar la metodología de la ciencia y, más aún,
pueda incorporar un criterio de demarcación.
5
Popper, op. cit., p.35. Subrayados del autor.
6
Ibid. P. 51. "Sobre las fuentes del conocimiento y de la ignorancia", en: Conjeturas y Refutaciones..
En el mismo libro p. 315, en las notas a pie de página 13 y 18, Popper la denomina 'falacia esencialista' en
lugar de 'naturalista', por razones que expone en su Miseria del Historicismo, Madrid, Alianza Editorial,
1981.
7
El verbo 'falsar' ya tiene carta de ciudadanía en castellano. Siguiendo a Víctor Sánchez de Zavala,
traductor al castellano de La lógica de la Investigación Científica (LIC), usaré 'falsar', 'falsación',
'falsable', para traducir 'to falsify'. Sánchez de Zavala afirma, y yo me aúno, que 'falsificar' o 'falsear'
tienen otro sentido en castellano. Cf. LIC nota a la página 33.
6
posible imaginar para ella un contraejemplo que de ocurrir la mostraría como
falsa. Una teoría para la cual no se pueda imaginar un caso falsador, un
potencial contraejemplo, no es científica pues lo explica todo bajo sus propios
criterios, presupone su inobjetabilidad y carece de una forma de controlar la
correspondencia de sus aseveraciones con los hechos del mundo. Para Popper
una teoría tienen más contenido informativo en la medida en que sea más
falsable, i.e., en tanto excluya más hechos del mundo. Por ello, la tarea de los
científicos deberá ser poner a prueba ingeniosamente las hipótesis teóricas, si
éstas soportan con éxito las pruebas serán aceptadas provisionalmente como
científicas.
Popper aclara sin embargo que las teorías no falsables, aunque no son
científicas, son perfectamente significativas. La metafísica o el psicoanálisis
son discursos con sentido, aun cuando no sean científicos. Esa es una
diferencia de fondo entre el positivismo lógico y Popper; para los positivistas el
criterio de significatividad de los enunciados se identifica extensionalmente con
el criterio de demarcación, para Popper, en cambio, se trata de dos criterios
completamente distintos.
8
Popper, Conjeturas y Refutaciones (CyR), p. 312.
9
Ibid., p.313.
10
Popper, LIC, p. 48.
7
obligados a desenmascarar los discursos supuestamente no científicos y
organizar una cruzada contra ellos. Esta vocación policíaca de la filosofía de
las primeras décadas de este siglo dirigió considerables baterías contra el
marxismo y el psicoanálisis. De este último escribe Popper:
11
Popper, CyR, p. 62. El paréntesis es mío.
8
entienden en el contexto de ciertas teorías y son verdaderos de acuerdo con
las observaciones aceptadas como tales por las teorías en cuestión. La
epistemología tradicional solía aceptar que los términos observacionales tienen
la función de controlar la veracidad de los enunciados teóricos, es decir, los
enunciados teóricos deben explicar los sucesos del mundo real valiéndose de
la evidencia de los términos observacionales. Los enunciados observacionales
reflejan los hechos del mundo y las teorías científicas, que son sistemas
constituidos por enunciados observacionales y enunciados teóricos, ordenan y
explican tales hechos.
Hay muchas razones por las cuales es discutible que existan términos
absolutamente asépticos de presupuestos, sean estos científicos o no. Las
teorías seleccionan los hechos que estas consideran pertinentes cuando se
trata de corroborar o falsar una hipótesis, y esta selección de hechos se lleva a
12
Por ejemplo Kordig, The justification of scientific change, Dordrecht, Reidel, 1975.
13
Para Carnap ("The methodological character of theoretical concepts". En: Minnesota studies in the
philosophy of science, Vol 1, Minneapolis, University of Minnesota Press, 1956 editado por Feigl y
Scriven), aunque el significado de los términos teóricos cambie, el significado de los términos
observacionales permanece invariable.
9
cabo, naturalmente, utilizando los criterios de selección de la teoría. Así, una
teoría se corrobora a sí misma recurriendo a supuestos objetos
observacionales que tienen existencia previa y distinta a la teoría, pero que en
la práctica han sido configurados y seleccionados por ella.14 Cualquier
enunciado observacional, por inocente que parezca, presupone ciertas
concepciones acerca del mundo, y resulta imposible preguntarse si esas
concepciones son científicas o no, pues estamos justamente en un momento
de la discusión en que no puede introducirse semejante distinción. Para los
positivistas lógicos los enunciados observacionales son el cimiento de la
ciencia. Si se rechaza la distinción no hay manera de afirmar que las teorías
hablen acerca del mundo, pues éstas resultarían siendo sistemas de
enunciados teóricos emitidos sobre otros enunciados teóricos. Popper, sin
embargo, criticó la distinción asestando un golpe a la epistemología tradicional.
El argumento de Popper es que los términos observacionales no son otra cosa
que 'disposicionales'. 15 Un reciente crítico lo expone claramente:
14
Una teoría obtiene sus criterios de selección y corroboración de la matriz disciplinar a la cual pertenece.
Las relaciones entre una teoría, la matriz disciplinar y las otras teorías en vigencia, constituyen un
problema demasiado complejo para tratarlo en estas pocas páginas. Cf. Brown, Harold, La nueva filosofía
de la ciencia, Madrid, Tecnos, 1983. En La estructura de las revoluciones científicas Kuhn utilizaba
indiscriminadamente el término 'paradigma' en muchos sentidos distintos. Margaret Masterman en "The
nature of paradigm" (en: Criticism and the growth of knowledge, compilado por Lakatos y Musgrave),
encontró veintidós usos distintos. Esto condujo a que el propio Kuhn en un trabajo posterior "algo más
sobre paradigmas" (en: La tensión esencial) haya acuñado nuevas expresiones para algunos sentidos
específicos importantes. 'Matriz disciplinar' es una de ellas y se refiere a los elementos que una
comunidad científica comparte en un momento dado de la historia de su ciencia y que los hace colegas de
problemas comunes. Estos elementos comunes también son llamados por Kuhn 'generalizaciones
simbólicas'. Harold Brown (op.cit.) ha aislado dos sentidos generales de 'paradigma': 1° logros
concretos que sirven de guía a posteriores investigaciones, y 2° matriz disciplinar: conjunto de sistemas
de creencias que una comunidad científica comparte. Este segundo sentido tiene, a su vez, dos
subsentidos: uno epistémico y otro sociológico.
15
Los términos disposicionales son aquellos que expresan tendencias. Por ejemplo, 'soluble en agua' o
'combustible'.
16
Newton-Smith, W.H., La racionalidad de la ciencia, Barcelona, Paidós, 1981.
17
Russell Hanson, Norwood, Patrones de descubrimiento-Observación y explicación, Alianza
Universidad, 1977. Publicado originalmente en inglés como Observation and explanation: a guide to
10
discípulo de Popper, da al experimento y la observación un papel mínimo en el
control de las teorías filosóficas sobre la ciencia.19 Lo que todos ellos están
discutiendo es la existencia de ese "suelo de la observación" al cual se refería
Herbert Feigl,20 que sería el fundamento último de toda teoría científica. En
general, puede afirmarse que en torno a la distinción entre enunciados teóricos
y observacionales son por lo menos cuatro las posiciones importantes:
philosophy of science. Patterns of discovery-An inquiry into the conceptual foundations of science,
Cambridge University Press, 1958.
18
Toulmin, Stephen, La Comprensión Humana, Alianza Universidad, 1977. Publicado originalmente
como: Human Underestanding, Vol I: The collective use and evolution of concepts. Princeton
University Press, 1972.
19
Lakatos, Imre, The Methodology of scientific research programmes, Cambridge University Press, ed.
Por J. Worrall y G. Currie. 1978; Historia de la ciencia y sus reconstrucciones racionales, Madrid,
Tecnos, 1982.
20
Feigl, H., "The orthodox view of theories" p. 6 En: Radner y Winokur, Minnesota Studies in the
Philosophy of Science IV, University of Minnesota Press, Minneapolis, 1962.
21
Cf. Carnap, Rudolf, "Testability and meaning" En: Readings in the Pilosophy of Science, ed. por Feigl
y Brodbeck, Nueva York, Appleton-Century-Crots, 1953.
22
Newton-Smith, Op. Cit., p.38.
23
El lector interesado en el debate puede revisar: Suppe, The structures of scientific theories (comp.),
Chicago, University of Illinois Press, 1974.
11
presente. La única diferencia radica en que para Popper depende de una
convención en la comunidad científica de determinada época el aceptar o no un
enunciado como básico, a diferencia de los empiristas lógicos para quienes el
significado y estatuto de los enunciados observacionales es inmutable. Pero,
para Popper una vez aceptado un enunciado básico tiene rango de "falsador
potencial".
12
que nos permiten conocer el mundo tal como es, versus actividades
especulativas que constituyen sus propios objetos de estudio. Ninguna teoría
podría considerarse más científica que otra, pues no existiría ningún criterio
externo, común a las teorías, para evaluar su objetividad.
24
Popper, LIC, p.51.
13
empírica, que además es el criterio usual en un grupo de ellas. Así pues, la
pregunta por la cientificidad de las disciplinas debería abandonarse para ser
reemplazada por las preguntas: ¿qué hace que una teoría sea mejor que otra?
y ¿qué criterios deberíamos utilizar para escoger una teoría cuando se
produzca un conflicto entre teorías? Sobre estas preguntas se ha concentrado
la conversación en la filosofía de la ciencia actual. 25
25
Newton-Smith, "Las características que hacen que una teoría sea buena". En: La Racionalidad de la
Ciencia, op.cit. Radnitzky, Gerard, "De la fundamentación de teorías de la preferencia fundamentada de
Madrid, Alianza Universidad, 1982. Feyerabend, Diálogo sobre el método, en: Feyerabend, Radnitzky
teorías". En: Radnitzky, Anderson, Feyarebend et ali., Progreso y racionalidad en la ciencia, ,
Stegmüller et ali, Estructura y desarrollo de la ciencia, Madrid, Alianza Universidad, 1984.
26
Newton-Smith, op. Cit., p. 105.
27
Ibid., p. 245;
14
No todos estarán de acuerdo en la pertinencia de estos ocho criterios de
elección de teorías. Algunos, por ejemplo, objetarían el criterio número siete, al
no encontrar claro el concepto de creencia metafísica fundada. Pero no se
debe olvidar que la actividad científica misma reposa sobre creencias
metafísicas como, por ejemplo, el principio de la uniformidad de la naturaleza,
i.e., la idea de que la naturaleza sigue un curso regular que no es arbitrario; el
principio de que todo efecto tiene una causa, o la inducción misma. Son
principios metafísicos en el sentido de que no han sido extraídos de la
experiencia del mundo sino más bien son condición de posibilidad de la
experiencia. Además, son tres principios que se necesitan y justifican
mutuamente. Según Hume “todas las inferencias a partir de la experiencia
suponen, en sus fundamentos, que el futuro será semejante al pasado”.28 La
inducción asume que “las instancias de las que no tenemos experiencia, deben
se semejantes a aquellas de las que sí tenemos experiencia, y que el curso de
la naturaleza continúa siempre uniformemente de la misma manera”29
Análogamente, el supuesto de que el futuro será como el pasado reposa sobre
otro supuesto: la creencia en que el universo está gobernado por leyes que son
regulares, determinables y que no cambian o, por lo menos, no cambian
significativamente. Esto es lo que John Maynard Keynes en su Tratado de
Probabilidad ha llamado ‘el principio de la uniformidad de la naturaleza’.
Nicholas Rescher, por su parte, lo llama ‘el principio de la sistematicidad de la
naturaleza’.30 El principio es definido por Keynes como la creencia en que “la
misma causa produce, en cada caso, los mismos efectos”. Así, la inducción
asume que las leyes de la naturaleza carecen de excepciones. Desde esta
posición resulta pues evidente que el principio de la uniformidad de la
naturaleza está estrechamente vinculado con la creencia en la causalidad, i.e.,
la creencia en que todo efecto tiene una causa y que, además, hay una ley que
gobierna esa relación causal. Sin embargo, sobre este tema se ha producido
un encendido debate en los últimos años, porque muchos filósofos piensan que
hay relaciones causales que no están gobernadas por leyes. El ejemplo
paradigmático de esto podría ser la gran explosión creadora del universo.
28
Hume, Inquiry into Human Nature, Secc. II.
29
Hume, Ibid. Libro I, iii.
30
Rescher, On induction, Cambridge University Press, 1958.
15
Ejemplos más cotidianos serían los estados mentales que causan nuestras
acciones.
16
con nosotros mismos, no veo por qué no. Las ciencias constituyen sólo una
forma de adquirir conocimiento, aunque una particularmente eficiente para
predecir y controlar la naturaleza. Pero, como hemos visto, incluso al interior de
la ciencia no hay un método único sino diversos métodos y diversas formas de
explicar y entender la realidad.
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