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LLAA FFAROL

AROL
AROLA
AROLAA
A
10 Julio 2008

POESIA Gerardo Ferreira*

Eso que es tan obvio Gerardo Ferreira (1981)


estudia Letras en la Facultad
Tenía que ponerme aquel pantalón, aquel buzo peludo y azul, y lo hice. Tenía que
pronunciar esas palabras y no otras, en fila, incluso los errores y sobresaltos de la voz
de Humanidades y Ciencias de
cuando planea decir algo eficazmente. La noche es el respaldo acolchonado de una la Educación. Obtuvo una
silla, pensé, mientras iba a encontrarte al lugar convenido. Ahora que lo escribo es mención en el primer concurso
claro, aparecen detalles, el cuidado que pusiste en colocar cada ondulín sobre tu pelo, de poesía para jóvenes de la
la manera en la que yo acomodaba el cuerpo, manos en los bolsillos y torso derecho. B’nai B’rith, con «Péndulo en
Caminamos por la calle como dos caras extrañas, pero sabiéndonos, el chiste la Nada». Actualmente vive en
fácil en la punta de los labios, el mutuo reconocimiento de virtudes que no habíamos la Ciudad de la Costa.
encontrado en otros, caras extrañas, ajenas de tan familiares. Caminamos y tropecé, y
te reíste, nos pechaba la gente para llamarnos la atención. Parecía abstraerse el mun-
do, lo que circunda, y las baldosas parecían iluminarse al pisarlas, como en un teclado,
como en una versión apócrifa del Billie Jean de Jackson.
Caminamos hacia un sitio al que no correspondía acudir. Tenía que preguntarte Reverso
algunas cosas antes, cosas que había planeado indagar para mantener lejos la con-
versación de aquello otro, que es tan obvio entre nos. Pero me olvidé de la mitad, y las
preguntas se fueron contestando solas, o al menos les fui adjudicando un espacio en Rutina es una palabra. Rutina. Incluso suena forzada, como que esa
blanco para luego ocuparlo con símbolos y asociaciones, que no tienen nada que ver R quiere ser el inicio de otra palabra pero que no logra decirse: R..isa,
con esas imágenes pero que sirven para responder: porque buscamos una respuesta, R..azón, R..onronear. Pero no, se queda en Rutina. Y es solo una palabra,
un significado, un por qué, y no se puede caminar mucho más de una cuadra sin saber a la que (como a todas) llenamos de contenido. Como Dictadura. Dicta-
a dónde se va y con quién. dura es una palabra. Digámosla: Dictadura. No tiene misterio, pero como
Rutina suena feo decirla, parece tener un contenido solamente negativo.
Fuimos a comer luego del espectáculo, y dijiste que la lógica era cosa de la que
Medina Vidal tenía razón: la primer Dictadura es la que ejercen nuestros
no era momento para conversar, y no hablamos de la lógica, hablamos de qué podía-
padres cuando somos pequeños: "andá a hacer esto, andá a hacer lo
mos comer mientras hablábamos, y comimos, y hablamos, pero olvidando que nos otro, no hagas esto, no hagas lo otro, y nosotros lo acatábamos sin
habíamos encontrado para eso. chistar". Dictadura, decía Medina Vidal, la más linda Dictadura, la de los
padres. Con Rutina pasa lo mismo, preciosa es la Rutina del amor cuando
comienza, divertida la Rutina de los amigos cuando van todas las tardes
a jugar… y asi sucesivamente con todas las palabras que al decirlas

Mirror parecen no tener reverso.

sand
Esta hora es de agua verde
Idilio
de mojarritas que se arriman curiosas a la costa
Nos recostamos en las butacas del medio, aunque nadie había. Creo que eran butacas de las
como un tobogán el aire se filtra buenas, de esas con asiento gordo y moderno, ni un solo ruido hacían.
en el rostro de alguaciles que luchan contra el tiempo Accedí a compartir el posabrazos, alternando la posición de las manos cuando sentía sudor. Pola
y es cierto había comprado pop, y con la mano libre lanzaba los granitos a su boca con una puntería difícil de creer,
como si fuera el último de los paquetes, como agazapada para que no se lo quitasen. A veces es tan feo
llueve tan igual como otros días. ver a las mujeres comer. Uno quisiera verlas bien vestidas y atragantadas al mismo tiempo. Pensaba en
eso cuando acerqué la pajita de la Coca y distraído me la metí en el ojo. Crudo. Pero disimulé enseguida,
hice como que me había entrado una basurita y listo, asunto arreglado -poner cara de momo para lograr
el gesto de la basurita- total, hasta dentro de dos horas no empezaría el show, ni llegaría gente. Pola
comía y yo la miraba. Luego hizo una pausa, me miró (sí, paró de comer) soltó el pop y repentinamente
nos besamos.
La conocí minutos antes, allá por la boletería.

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