Aunque piense lo contrario, para vivir con éste hombre vanidoso, ella
lo imita, y cae en la trampa del parecer. O viceversa. Ambos, más
que por auténtico amor, se han unido por necesidad y protección.
Han formado una simbiosis.
Al principio ambos fingen ser lo que el otro quiere que sea, para
hacerse mutuamente agradables. Así se forman las parejas, presas
en sus “YO” personales. Pasivos que se unen a llenos, llenos que se
unen a vacíos.
Dicen que un perro tiene cuatro patas, pero no puede tomar más que
un camino.