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Hoy quisiera tus dedos

escribiéndome historias en el pelo,

y quisiera besos en la espalda,


acurrucos, que me dijeras
las más grandes verdades

o las más grandes mentiras,


que me dijeras por ejemplo
que soy la mujer más linda,

que me querés mucho,


cosas así, tan sencillas, tan repetidas,
que me delinearas el rostro

y me quedaras viendo a los ojos


como si tu vida entera
dependiera de que los míos sonrieran

alborotando todas las gaviotas en la espuma.

LA PREGUNTA

Amor, una pregunta


te ha destrozado.

Yo he regresado a ti
desde la incertidumbre con espinas.

Te quiero recta como


la espada o el camino.

Pero te empeñas
en guardar un recodo
de sombra que no quiero.

Amor mío,
compréndeme,
te quiero toda,
de ojos a pies, a uñas,
por dentro,
toda la claridad, la que guardabas.

Soy yo, amor mío,


quien golpea tu puerta.
No es el fantasma, no es
el que antes se detuvo
en tu ventana.
Yo echo la puerta abajo:
yo entro en toda tu vida:
vengo a vivir en tu alma:
tú no puedes conmigo.

Tienes que abrir puerta a puerta,


tienes que obedecerme,
tienes que abrir los ojos
para que busque en ellos,
tienes que ver cómo ando
con pasos pesados
por todos los caminos
que, ciegos, me esperaban.

No me temas,
soy tuyo,
pero
no soy el pasajero ni el mendigo,
soy tu dueño,
el que tú esperabas,
y ahora entro
en tu vida,
para no salir más,
amor, amor, amor,
para quedarme.

Pablo Neruda

Diría que amo encontrarte


y sentir dentro de mí
una mariposa presa
aleteándome en el estómago
y muchas ganas de reírme
de la pura alegría de que existía y estás,

Ahuyentemos el tiempo, amor,


que ya no exista;
esos minutos largos que desfilan pesados
cuando no estás conmigo
y estás en todas partes
sin estar pero estando.
Me duelés en el cuerpo,
me acariciás el pelo
y no estás
y estás cerca,
te siento levantarte
desde el aire llenarme
pero estoy sola, amor,
y este estarte viendo
sin que estés,
me hace sentirme a veces
como una leona herida,
me retuerzo
doy vueltas
te busco
y no estás
y estás
allí
tan cerca.

Podríamos tener una discusión sobre el


amor.
Yo te diría que amo la curiosa manera
en que tu cuerpo y mi cuerpo se conocen,
exploradores que renuevan
el más antiguo acto del conocimiento.

Diría también que amo tus ojos


que son limpios y que también me penetran
con vaho de ternura o de preguntas.

Diría que amo tu voz


sobre todo cuando cantas,
pero también cuando sueñas,
tan preocupado por entender
este mundo tan ancho y tan ajeno.

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