Obreros para Su Era Que desde la hora primera Realizaran su labor Mas viendo con gran dolor La escasez que había de manos Partió a la plaza temprano Como a la hora tercera Para que de esa forma pudiera Por fin recoger el grano
Salió de nuevo, y no en vano
A la sexta hora y a la novena Para que la viñ a tuviera Un ejército de manos Mas aú n quedaba grano Y la noche se acercaba Y aquellas manos cansadas Con la fatiga del día Recoger ya no podía El grano que aú n faltaba
Casi el día terminaba
Mas quedaba gran labor Y muy de prisa fue el Señ or A la plaza muy cercana Alguna gente allí quedaba Desocupada y sin trabajo Y al escuchar aquel llamado Que de la viñ a hacía el Dueñ o Levantá ronse del sueñ o Y a la viñ a se marcharon
Tan pronto allí llegaron
Manos a la obra pusieron Y fue tanto y tanto su esmero Que muy pronto terminaron Un denario, pues cobraron Justo precio del Maestro Cuestionaron, pues el resto De los obreros, el salario Y acusaron como agravio Lo que el Señ or había hecho. Hoy, hermano, ponte presto A realizar tu tarea Para que el Maestro vea Que en la obra eres diestro Falta ya poco trecho De marcar la hora cero Y llegará n con esmero A la hora señ alada Respondiendo a la llamada De la undécima; los obreros. (Poesía Obsequiada al pastor Hugo Gambetta)