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La noche ya cubria el cielo con su manto oscuro, había pocas estrellas, aun recuerdo perfectamente
la escena que se ponía enfrente mio. Caminaba con mis amigas saliendo de un pequeño bar que
habíamos encontrado por ahí, reíamos alegremente sobre las cosas tan fuera de lo común que
vimos en el museo de “Ripley” ubicado a unas calles de donde nos encontrábamos. Era muy noche
ya. Jessica, se ofrecio a acogernos en su departamento hasta el dia siguiente, sabia que nos iríamos
en pasajero, y sinceramente, era un riesgo irnos con esta oscuridad.
- Claro, solamente deja llamo a mi madre – dije mirando de reojo la cara de Penelope. – pero
¿Qué te pasa a ti? – pregunte, al observar su poco entusiasmo
- No lo se, nunca me ha gustado quedarme en casas ajenas, además, si no mal recuerdo, tu
vives cerca del museo no? – pregunto a Jessica, quien asintió con la cabeza algo extrañada
ante la actitud que Penelope estaba tomando.
- ¿Qué tiene que viva cerca del museo? Espera… no me digas que…. ¿piensas que los
muñecos de cera iran por ti en la noche? ¡no jueges! – inquirí riéndome ante el estúpido
pensamiento de mi inocente amiga. Penelope simplemente torcio el rostro y nos siguió, poco
dispuesta a quedarse a dormir, aquí, en la Colonia Juarez.