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CONSIDERACIONES PRELIMINARES
4. Entre sus competencias está la representación legal del Estado. Pero esa
representación no es general ni absoluta. Dispone el artículo 3 de su Ley Orgánica,
N° 6815 de 27 de septiembre de 1982:
12. De forma tal que la Corte ha pretendido notificar a la República de Costa Rica
una acción en su contra por medio de un órgano que no tiene calidad de
representante internacional del Estado y por vías contrarias a lo establecido por el
derecho internacional. Por lo tanto, la República de Costa Rica considera que la
notificación referida es absolutamente nula y no tiene ningún efecto jurídico.
a) La Reunión de Presidentes;
b) El Consejo de Ministros;
c) El Comité Ejecutivo;
d) La Secretaría General.
futura Corte—pues, como se dijo, aún no había sido creada—como parte del
Sistema.
1
Ver párrafo 80.
6
25. Dado que la Corte gusta de hacer análisis comparativos con el Tribunal de
Justicia Europeo, valdría la pena recordar algunas de las enormes diferencias que
existen entre ambas instituciones. Sobre los temas de la creación y la jurisdicción
obligatoria, algo muy diferente sucedió con el Tratado de Roma de 25 de marzo de
1957, mediante el cual se creó la Comunidad Económica Europea. Este Tratado le
dedica veinticinco artículos (del 164 al 188) 2 a el Tribunal de Justicia Europeo, en los
cuales su existencia, integración, organización, funciones, jurisdicción y
competencias son extensamente desarrolladas. Es interesante que las disposiciones
del Tratado de Roma sobre la Corte de de Justicia inician con un enunciado similar al
del artículo 12 del Protocolo de Tegucigalpa:
“Article 164 The Court of Justice shall ensure observance of law and justice
in the interpretation and application of this Treaty.”
“Article 171 If the Court of Justice finds that a Member State has failed to
fulfill any of its obligations under this Treaty, such State shall take the
measures required for the implementation of the judgment of the Court.”
27. Más aún, el Tratado de Roma establece también la plena jurisdicción del
Tribunal de Justicia para imponer sanciones que sean establecidas en regulaciones
que emanen del Consejo (art. 172). Asimismo, establece la competencia del Tribunal
de Justicia para emitir fallos sobre la legalidad de los actos de la Comisión y del
Consejo luego de apelaciones por los Estados partes, o bien de las personas físicas o
jurídicas hacia quienes sean dirigidos esos actos o bien sean afectados por los
mismos (art. 173). Otros artículos establecen reglas de competencia (177, 178, 179,
180 y 181), de apelaciones (185) y hasta de ejecución de las sentencias (187).
2
Articulado original del Tratado de Roma de 1957, previo a sus reformas posteriores.
7
competencia y atribuciones. Todo esto fue igualmente aceptado por los Estados
partes del Tratado. En el caso del Protocolo de Tegucigalpa, por el contrario, nada de
esto está presente, salvo una referencia general a la enunciación de una función de
la futura CCAJ de garantizar “el respeto del derecho, en la interpretación y ejecución”
del Protocolo de Tegucigalpa y sus instrumentos complementarios o actos derivados
del mismo, lo cual, como se ha visto, está lejos de establecer la jurisdicción
contenciosa de la CCAJ.
34. En el párrafo siguiente del mismo artículo se dice que “La Corte
Centroamericana de Justicia es el Órgano Judicial principal y permanente del
‘Sistema de la Integración Centroamericana’, cuya jurisdicción y competencia
regionales son de carácter obligatorio para los Estados”. Se aprecia nuevamente que
es únicamente en el Estatuto que se establece el papel de la CCAJ como “Órgano
Judicial principal y permanente” del SICA, y donde se menciona por primera vez su
jurisdicción. Si la CCAJ hubiese sido creada y constituida en el Protocolo, al menos
esta atribución básica debería haber sido enunciada, que como se demostró, no
ocurre.
35. Por ello, el papel de la CCAJ como “órgano judicial principal y permanente del
SICA”—y por lo tanto su función jurisdiccional y sus competencias—nacen a la vida
jurídica únicamente a partir del Estatuto, no antes. De hecho, es en el artículo 28 del
Estatuto donde se establece la personalidad jurídica de la CCAJ.
38. Algo similar ocurre con las competencias de la CCAJ, pues únicamente nacen
a partir de lo establecido en el artículo 22 del Estatuto. Por ello, antes del Estatuto,
la CCAJ carecía de competencias, al igual que de jurisdicción.
41. Se observa que se hace referencia a los Estados miembros y a cualquier otro
Estado. “Estado miembro”, de conformidad con lo que establece el artículo 1 de la
Ordenanza, se refiere a “Estados que suscribieron el Convenio del Estatuto de la
Corte Centroamericana de Justicia; y para quienes se encuentra vigente.”
Precisamente, como se verá más adelante, para Costa Rica el Estatuto de la CCAJ no
se encuentra vigente. Por ello, Costa Rica ni es Estado miembro de la CCAJ, ni está
sometida a su jurisdicción y competencias, ni puede ser sujeto procesal para la CCAJ.
42. Tampoco se puede considerar a Costa Rica “cualquier otro Estado”, pues
evidentemente un Estado que no es parte del Estatuto tendrá que manifestar
expresamente su aceptación de la jurisdicción de esta Corte, ya sea en general o
para un asunto concreto, tal como lo ha establecido la propia Corte Internacional de
Justicia. Esto se desarrollará más adelante, pero por ahora se deja establecido que
Costa Rica no es parte del Estatuto de la CCAJ, por lo que no está sujeta a lo que se
establece en ese instrumento.
44. Es decir, la Corte solo puede integrarse con aquellos Magistrados que hayan
sido electos en países para quienes estén vigentes tanto el Protocolo de Tegucigalpa
como el Estatuto de la Corte Centroamericana de Justicia. Los países que no han
ratificado el Estatuto no pueden integrar jueces a la Corte, así como tampoco se les
puede aplicar el Estatuto.
10
46. Por otra parte, del artículo 12 del Protocolo se deriva que el Estatuto de la
Corte Centroamericana de Justicia no constituye un instrumento derivado que pueda
entrar en vigencia mediante un simple acuerdo ejecutivo a tenor del artículo 34 del
Protocolo.
51. En la opinión rendida por la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica con
fecha 23 de octubre de 1995 en relación con el Estatuto de la CCAJ, la Corte expresó
las siguientes consideraciones:
55. Como la Corte debería conocer, Costa Rica presentó una reserva a la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados,3 que quedó debidamente
recogida e incorporada a dicha Convención por la Secretaría General de la
Organización de las Naciones Unidas.
“1. With regard to articles 11 and 12, the delegation of Costa Rica wishes to
make a reservation to the effect that the Costa Rican system of constitutional
law does not authorize any form of consent which is not subject to ratification
by the Legislative Assembly.
2. With regard to article 25, it wishes to make a reservation to the effect
that the Political Constitution of Costa Rica does not permit the provisional
application of treaties, either.
3. With regard to article 27, it interprets this article as referring to
secondary law and not to the provisions of the Political Constitution.
4. With regard to article 38, its interpretation is that no customary rule of
general international law shall take precedence over any rule of the Inter-
American System to which, in its view, this Convention is supplementary.”
57. En conexión con el status jurídico establecido por Costa Rica, relacionado con
la entrada en vigor para sí de todos los instrumentos internacionales por ella
suscritos, dos reglas generales de Derecho Internacional confirman la inaplicabilidad
al Estado costarricense del Estatuto de la Corte, del Reglamento de la Corte y de la
Ordenanza de Procedimientos. Se trata de los artículos 14 y 34 de la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados.
3
Ver:
http://treaties.un.org/Pages/ViewDetailsIII.aspx?&src=IND&mtdsg_no=XXIII~1&chapter=23&Temp=mtd
sg3&lang=en
14
“A treaty does not create either obligations or rights for a third State without
its consent.”
64. La situación jurídica entonces es clara. Costa Rica no forma parte ni tiene
ningún ligamen jurídico con el Estatuto de la Corte Centroamericana de Justicia, y
por consiguiente, con ningún otro instrumento derivado de dicho Estatuto, como lo
son el Reglamento de la Corte y la Ordenanza de Procedimientos.
4
Artículo 121 inciso 4, Constitución Política de la República de Costa Rica. Anexo 1.
5
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, 1969.
6
Manuel Diez de Velasco Las Organizaciones Internacionales, (Madrid: Editorial Tecnos, 2002) p. 641.
15
66. De acuerdo con la lógica que recoge la resolución de la Corte que pretende
dar traslado al presente caso, basada en el argumento de que Costa Rica está sujeta
a su jurisdicción porque ratificó el Protocolo de Tegucigalpa, tendríamos que la Corte
se integraría con al menos dos Magistrados titulares por cada uno de los Estados,
incluido Costa Rica, de conformidad con el artículo 8 del Estatuto. Dos jueces por
Estado permite que cuando el Tribunal delibera pueda tener juzgadores
particularmente familiarizados con el sistema jurídico de cada Estado miembro.
68. Costa Rica comparte el voto disidente parcial del Magistrado Presidente
Francisco Darío Lobo Lara en el Expediente N. 2-3-8-2007, que en la solicitud de
Opinión Consultiva referente a la inmunidad de jurisdicción del PARLACEN, y que fue
resuelta por la Corte Centroamericana de Justicia el 16 de julio de 2008 a las once
de la mañana. En su voto razonado, el Magistrado Lobo Lara afirma que el Convenio
de Estatuto de la Corte Centroamericana no ha sido ratificado por todos los Estados,
por lo que sus competencias específicas no pueden ser obligatorias para los Estados
que no lo han ratificado. Es decir, no son obligatorias para Costa Rica, Panamá y
Belice.
70. La Corte ejerce sus funciones por delegación de los Estados –principio de
atribución de poderes de los Estados-, pero en el caso del Estado de Costa Rica éste
no le ha delegado ningún poder o atribución nacional, porque en ejercicio de su
soberanía no ha aprobado ni ratificado el Estatuto de la Corte. No existe un acto de
libre autodeterminación y consentimiento de Costa Rica de sujetarse al referido
Estatuto.
“The court has jurisdiction in contentious cases between states, on the basis
of the consent of the parties. The Court has often referred to the fact that the
7
Thomas Buergenthal y Sean D. Murphy. Public International Law. (Minnesota: West Publishing Co,
2007), p. 79.
17
jurisdiction of the Court to hear and decide a case on the merits depends on
the will of the parties. This principle, reflected in Article 36 of the Statute,
rests on international practice in the settlement of disputes and is a corollary
of the sovereign equality of states.”8
76. Jean-Pierre Cot, Alain Pellet y Mathias Forteau se refieren a este mismo
principio:
“Il convient, en tout premier lieu, de bien préciser qu’être partie au Statut
ouvre aux Etats la possibilité de soumettre leurs différends à la Cour, mais ne
les y oblige nullement : en matière contentieuse, la compétence de celle-ci ne
peut se fonder que sur le consentement formel des Etats.9 (el subrayado no
es del original)
77. Bruno Simma también se refiere a este punto con meridiana claridad:
78. Precisamente el artículo 36 del Estatuto de la CIJ establece las formas como
un Estado puede declarar su aceptación expresa de la jurisdicción de la CIJ. El texto
del Estatuto, en uno de sus idiomas auténticos originales, dice:
“Article 36
1. La compétence de la Cour s'étend à toutes les affaires que les parties lui
soumettront, ainsi qu'à tous les cas spécialement prévus dans la Charte des
Nations Unies ou dans les traités et conventions en vigueur.
2. Les Etats parties au présent Statut pourront, à n'importe quel moment,
déclarer reconnaître comme obligatoire de plein droit et sans convention
spéciale, à l'égard de tout autre Etat acceptant la même obligation, la
juridiction de la Cour sur tous les différends d'ordre juridique ayant pour objet
:
a. l'interprétation d'un traité;
b. tout point de droit international;
c. la réalité de tout fait qui, s'il était établi, constituerait la violation d'un
engagement international;
d. la nature ou l'étendue de la réparation due pour la rupture d'un engagement
international.
3. Les déclarations ci-dessus visées pourront être faites purement et
simplement ou sous condition de réciprocité de la part de plusieurs ou de
certains Etats, ou pour un délai déterminé.
4. Ces déclarations seront remises au Secrétaire général des Nations Unies qui
en transmettra copie aux parties au présent Statut ainsi qu'au Greffier de la
Cour…”
8
Ian Brownlie. Principles of Public International Law, Sexta Edición (Nueva York: Oxford University
Press, 2003), pp. 680-681.
9
Jean-Pierre Cot, Alain Pellet y Mathias Forteau. La Charte des Nations Unies, Commentaire article par
article. Tercera edición. (Paris : Economica, 2005), p. 1968.
10
Bruno Simma (Editor) The Charter of the United Nations, A Commentary, Segunda Edición, Vol. II
(Nueva York: Oxford University Press, 2002) p. 1154.
18
79. Como se ha visto, a pesar de que la Carta de las Naciones Unidas dice que
todos los Estados miembros son ipso facto partes de la CIJ, forzosamente se requiere
además una manifestación expresa de aceptación de su jurisdicción. La
jurisprudencia de la CIJ confirma este principio, como lo demuestran las siguientes
sentencias:
“While the Court derived its power to indicate these provisional measures
from the special provisions contained in Article 41 of the Statute, it must now
derive its jurisdiction to deal with the merits of the case from the general
rules laid down in Article 36 of the Statute. These general rules, which are
entirely different from the special provisions of Article 41, are based on the
principle that the jurisdiction of the Court to deal with and decide a case on
the merits depends on the will of the Parties. Unless the Parties have
conferred jurisdiction on the Court in accordance with Article 36, the Court
lacks such jurisdiction.”11 (el subrayado no es del original)
“The Court cannot decide such a dispute without the consent of Albania. But it
is not contended by any Party that Albania has given her consent in this case
either expressly or by implication. To adjudicate upon the international
responsibility of Albania without her consent would run counter to a well-
established principle of international law embodied in the Court's Statute,
namely, that the Court can only exercise jurisdiction over a State with its
consent”.12 (el subrayado no es del original)
“The Court observes that the United Nations Charter contains no specific
provision of itself conferring compulsory jurisdiction on the Court.” 13
11
“Anglo-Iranian Oil Co. case (jurisdiction), Judgement of July 2, 1952: I.C.J. Reports 1952, p. 93” (pp.
102-103).
12
"Case of the monetary gold removed from Rome in 1943 (Preliminary Question), Judgment of June15,
1954: I.C. J. Reports 1954, p. 19” (p.32).
13
“Aerial Incident of10 August 1999 (Pakistan v. India), Jurisdiction of the Court, Judgment, I.C.J.
Reports 2000, p. 12” (pag. 32).
19
84. En este sentido, Costa Rica ha reiterado con frecuencia ésta condición.15 La
propia Corte ha reconocido que Costa Rica no forma parte de ella por no haber
ratificado el Estatuto,16 y en su sitio de Internet, inclusive al día de hoy, existe un
documento donde tanto el Presidente saliente de la Corte y el nuevo Presidente de la
Corte expresan que el reto es que Costa Rica y Panamá se integren a ella. Más aún,
en el documento anexo a la nota enviada por la Corte a Costa Rica el 10 de marzo de
2009,17 se reconoce que “no todos los Estados Centroamericanos son miembros de la
Corte Centroamericana de Justicia”18 en clara alusión a Costa Rica y a Panamá. La
nota en cuestión luego afirma lo siguiente:
14
Bruno Simma, (Editor) The Charter of the United Nations, A Commentary, Segunda Edición, Vol. II
(Nueva York: Oxford University Press, 2002) p. 1146.
15
Ver Notas dirigidas por parte del Ministro de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica a los Ministros
de Relaciones Exteriores de las repúblicas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá,
Belice y República Dominicana, así como al Secretario General del SICA. Anexo 2.
16
Ver Nota de Silvia Isabel Rosales Bolaños, en su condición de Presidente de la Corte Centroamericana de
Justicia, al Ministro de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica, de 10 de marzo de 2009. Anexo 3.
17
Ibid.
18
Ibid.
20
85. Tal y como se expresa en este texto, sólo si Costa Rica llegase a ratificar el
Convenio de Estatuto de la Corte existirá una garantía completa de interpretación y
aplicación uniforme del derecho comunitario centroamericano. Sin la participación
de Costa Rica, ésta garantía no existe, como bien se expresa.
87. Por su parte, todos los Estados centroamericanos han reconocido que Costa
Rica no es parte de la Corte. Así, en la resolución dada en la ciudad de Tegucigalpa
el 30 de junio de 2005, los Presidentes hacen una salvaguarda sobre los países que
en ese momento, incluyendo a Costa Rica, no eran parte del Convenio de Estatuto de
la Corte Centroamericana de Justicia. El texto en su párrafo tercero dice,
literalmente, lo siguiente:
88. Esta situación jurídica fue asimismo confirmada por el Ministro de Relaciones
Exteriores de Nicaragua a la vocería centroamericana en conexión con la negociación
de un Acuerdo de Asociación CA-EU, mediante una nota enviada a los demás países
Centroamericanos con fecha de 16 de abril de 2009. La nota expresa un aparente
desconcierto por parte de la República de Nicaragua sobre la supuesta imposición de
una agenda mediática de un país [Costa Rica] pese a que “internamente, nuestros
representados nos reclaman que dicho país no es miembro de la Corte
Centroamericana de Justicia…”20 Es decir, dicho país, coincidentemente sede de la
Corte, reconoce y confirma expresamente esa condición jurídica.
19
Resolución de 30 de junio de 2005, tomada en la reunión de Presidentes del Sistema de la Integración
Centroamericana. Anexo 4.
20
Nota del Viceministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua a la vocería centroamericana para la
negociación de un Acuerdo de Asociación CA-UE, MRE/DVM/0315/04/09, de 16 de abril de 2009. Anexo
5.
21
95. Se debe señalar que en la resolución que da curso al presente caso, la Corte
omitió hacer un examen exhaustivo de la situación jurídica de su propio Estatuto en
relación con el presente caso. La Corte tampoco hizo una lectura literal ni da un valor
fiel al artículo 12 del Protocolo de Tegucigalpa. Lo que si hizo fue desconocer y
desaplicar la propia normativa que gobierna, con exclusividad, las actuaciones de la
Corte relacionadas con el procedimiento. Esto se hace aún más evidente en la total
violación de la Ordenanza de Procedimientos, emitida por la propia Corte.
97. Es claro que Costa Rica no cumple con esa condición, y así lo ha reconocido
reiteradamente la propia Corte.
104. La Corte no ha citado un solo caso en que algún otro tribunal de derecho
internacional –salvo ella misma—haya determinado jurisdicción propia a partir de
instrumentos que expresamente y literalmente no lo consignen así (en este caso el
Protocolo de Tegucigalpa), y en condiciones en donde el Estado respectivo nunca ha
transmitido, con arreglo al derecho internacional, su voluntad expresa de obligarse a
tal jurisdicción que sólo otorga el Estatuto de la Corte. La omisión pone de manifiesto
la gravedad de la acción de la Corte, y el peligro que representa el hecho que ésta no
tenga capacidad propia para poder establecer claros límites a su actuar, en violación
de principios básicos de derecho. Esto demuestra síntomas de arbitrariedad, y es una
situación que solo contribuye a la zozobra e inseguridad jurídica del sistema.
21
El principio de legalidad, también conocido como imperio de la ley es un principio fundamental del
derecho público, el cual también rige las actuaciones de las instituciones de carácter multilateral. Este
principio garantiza que el ejercicio de un poder público debe estar estrictamente sometido a las normas
jurídicas que gobiernan dicho poder. Por esta razón se dice que el principio de legalidad garantiza la
seguridad jurídica. La salvaguarda que establece el principio de legalidad es que la actuación de las
instituciones sometidas a él sólo puede ser realizada de la manera y con los límites que expresa y
literalmente le establecen la norma. Una actuación por parte del ente que se trate, fuera de lo que
expresamente prescribe la norma, anula el acto de manera absoluta.
24
22
Reyes Wyld contra el Estado de Guatemala, sentencia de la Corte Centroamericana de Justicia de 13 de
enero de 2005. Portillo Cabrera contra el Estado de Guatemala, sentencia de la Corte Centroamericana de
Justicia de 5 de mayo de 2008.
25
esto, la Corte reconoce, jurídicamente, que Costa Rica no es parte del Estatuto, pero
también dispone y ratifica que el Estatuto no gobierna la actividad procesal en el
presente caso, aunque, contradictoriamente, el proceso se haga a partir del Estatuto.
Como se dijo, esto nunca ocurriría en la Corte Internacional de Justicia.
115. La República de Guatemala, en los dos casos supracitados23, defendió el
hecho que la Corte no podía atribuirse jurisdicción por el Protocolo de Tegucigalpa,
porque éste no dispuso eso ni los Estados lo han reconocido así, ni tampoco podía
conducir una actividad jurisdiccional con base en su Estatuto, pues éste último no
había sido ratificado por ese país. La Corte desestimó de manera ligera estos
argumentos, y se resistió a hacer un examen sobre la base del derecho
internacional. La Corte no estableció, porque evidentemente no puede, que los
Estados hayan consentido una jurisdicción expresa y obligatoria a partir del Protocolo
de Tegucigalpa, pero más grave aún, no determinó cómo podía aplicar el
procedimiento a un Estado que no es parte del Estatuto. La forma en cómo la Corte
aplicó a la República de Guatemala el Estatuto para conducir el procedimiento en los
dos casos mencionados, hacen que el resultado de esos casos y la decisión de la
Corte en ellos sea absolutamente nula.
116. La seriedad de esta situación se evidencia por sí misma, pues la legitimidad
de la Corte para la conducción de la actividad jurisdiccional, la conducción y la
aplicación del procedimiento y la salvaguarda de las garantías del debido proceso –
prácticamente inexistentes en éste caso- son todos preceptos obligatorios para la
Corte que están contenidos en su Estatuto y en los otros instrumentos derivados del
mismo únicamente, como la Ordenanza de Procedimientos; instrumentos que, como
se ha dicho, Costa Rica no forma parte, así reconocido por la propia Corte. Todo
esto ha quedado fuera de la resolución de la Corte, que obviamente no lo podía
invocar, al no ser parte Costa Rica de esos instrumentos.
117. En el presente punto cabe un examen de lo dispuesto por el artículo 3 del
Estatuto en relación con el artículo 35 del Protocolo de Tegucigalpa. El artículo 3 del
Estatuto establece que:
“La Corte tendrá competencia y jurisdicción propias, con potestad para
juzgar a petición de parte y resolver con autoridad de cosa juzgada, y su
doctrina tendrá efectos vinculantes para todos los Estados, órganos y
organizaciones que formen parte o participen en el “Sistema de la
Integración Centroamericana”, y para sujetos de derecho privado”.
118. La lectura sencilla demuestra un resultado claro. El referido artículo cumple
estrictamente con el objeto que persigue el Estatuto, dado que en él, de forma
expresa y literal, se establece la competencia y la jurisdicción (éstas palabras son
usadas en lo literal) a la Corte. Asimismo, es por este artículo únicamente que las
sentencias de la Corte tienen y adquieren el carácter de cosa juzgada, y es también
por éste artículo únicamente que las sentencias de la Corte son vinculantes. La
literalidad de la construcción gramatical utilizada es cristalina.
119. Por su parte, el párrafo segundo del artículo 35 del Protocolo de Tegucigalpa,
tanto en su versión original como en su versión enmendada (los cambios
introducidos no alteraron fundamentalmente el texto), de donde la Corte ahora
pretende establecer su jurisdicción, preceptúa lo siguiente:
“Salvo lo dispuesto en el párrafo siguiente, las controversias sobre la
aplicación o interpretación de las disposiciones contenidas en el presente
23
Ibid.
27
CONSIDERACIONES FINALES
135. Estos principios fueron luego plasmados en la definición del nuevo proyecto
de integración, el Sistema de Integración Centroamericano –SICA-, regido por la
consolidación de la democracia, la justicia social, la libertad, el Estado de Derecho
regional, así como por la gradualidad y progresividad de su avance.
24
Ver párrafos 79 y 80.
30
137. Los principios que gobiernan el objetivo comunitario, así como la atribución
de poderes y competencias, están sujetos –siempre- a los actos soberanos de los
Estados, actos que a su vez fluyen del principio de autodeterminación de los pueblos,
que es “…el derecho de todas las naciones a determinar libremente y sin injerencias
externas…”, su proyecto de nación, como bien lo establecieran los Presidentes
Constitucionales de los países centroamericanos al firmar el acuerdo de Esquipulas
en 1986.