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Piquete a la duda.

Dicen que se la veía desconcertada, inquieta, desencaminada.


Y que su pregunta las dejó tildadas, sin palabras (raro en la gente de gabinete,
que siempre tienen algo para aportar).
Dicen que les preguntó si podía quedar embarazada sin haber tenido un
orgasmo. Eso dicen.

Piquete al karma.
Dicen que convocó los docentes a una reunión de evaluación anual.
Y que era la directora de mayor puntaje del distrito.
Y que escuchó con incomparable aplomo todas y cada una las diversas
problemáticas que le plantearon, densas, complicadísimas.
Y que los abrazó con su mirada, con una gran bondad de corazón, y que les
dijo "cada uno encarna en aquel tiempo y lugar que eligió, para aprender algo
y para dejar algo, para trascender". También les dijo que el ser interior es pura
luz.

Dice Martita (la de 1ero D) que hay algo que no entiende.

Piquete al olvido.
Dice que se tomó licencia porque no para de toser.
Y que tiene ese picor insoportable acá (y se toca la garganta).
Y que en esta epoca del año siempre le agarra.
Y que quiere volver a la escuela porque en la casa se aburre de no hacer nada.
Y que se pone triste porque se acuerda de su mamá, una dura mujer de
campo, como ella.
Y de cuando se suicidó colgándose del tirante de la cocina.

Piquete al desinterés.
Dicen que quieren colaborar con la escuela.
Y que van a ir por los comercios del barrio a pedir donaciones.
Y les dieron unas cartas para los comerciantes firmadas y selladas por la
directora.
Nunca más las volvieron a ver. Hasta aquella mañana en que quisieron tirar el
portón abajo. Con un grupo de seguidoras.
A gritos pelados "venimos a sacar a esos chorros de la cooperadora, que no
hacen nada..."
Hay días en la escuela que todo está clarito como el agua.
Hacer algo, sin hacer nada, para aparentar algo y quedarse con todo.
Mecha siempre lo supo: las punteras son madres ejemplares.

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