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Foto de Córdoba

Dedicado a Antonio Gala


¡se lo merece!
Algunos de sus pensamientos

Música: Capricho Árabe de Tárrega


Guitarra: Andrés Segovia

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La reina de este mundo
es siempre la esperanza.
Cuanto mayor sea la exigencia de un hombre respecto de sí mismo,

con más dificultad alcanzará el éxito a sus ojos,

que son, en puridad, los únicos que lo otorgan.


Cuando mudamos el parecer que
tenemos sobre alguien es más probable
que seamos nosotros los que hemos
variado que la persona aquélla.
Ser deseados sin desear es tan violento
como amar sin correspondencia,
y por supuesto mucho más ridículo.
Los problemas del corazón siempre
maltratan el alma.
Los sentimientos no expresados se
convierten en resentimientos.
Ningún progreso logrará el ser
humano si el ser humano no
progresa.
Otorgar amistad a quien brinda amor, es
como darle pan a quien tiene sed.
El olvido no existe, pero tampoco la constante presencia.
El poderoso no es el que hiere o destruye,
sino el que sabe crear y construir.
Amar y ser amado es un privilegio;

es la gloria del mundo.


El amor nunca aspira
a ser agradecido ni compadecido,

sino correspondido con amor.


El amor perfecto sería el que consistiera en
una amistad con momentos eróticos.

Una situación equilibrada en que el


amigo consuela de la pena que provocó
como amante.
La felicidad es darse cuenta que nada es
demasiado importante.
Una casa es el lugar donde uno es esperado.
Al poder le ocurre como al nogal,
no deja crecer nada bajo su sombra.
Vivid no de acuerdo con los ideales recibidos, sino con vuestras
aspiraciones, con vuestra intuición más vehemente.
El que no ama siempre tiene razón;

es lo único que tiene.


No aspiro a la felicidad sino a la serenidad:

la primera es un don;
la segunda, un aprendizaje.
Todos tenemos un momento de oro
en que se nos concede la felicidad.

Luego, unos se quedan con el


momento y otros con el oro.
Entre el recuerdo y la memoria hay mucha diferencia:

el primero es la depuración de la segunda.


No consiste la felicidad en que nos amen,

sino en saber que se nos ama.


El amor no se busca,

se encuentra.
No por dolor, no por tristeza, no por la
antigua soledad: porque he olvidado
ya tus ojos, tengo ganas de llorar.

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