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La violencia

en Colombia:
avatares de la construcción
de un objeto de estudio *
nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.: 54-69

Mónica Zuleta P.**


El papel actual de las ciencias sociales consiste, a mi juicio, en hacer ver las multiplicidades, manera para importunar
la dirección unificadora del ejercicio del poder imperial. Esa es la intención de la investigación de la cual se deriva este
ensayo y de la pregunta que, de modo pragmático, intenta responder y que formulo en los siguientes términos: ¿a partir
del análisis de la excepción es posible dar cuenta de la diferencia?
Palabras clave: violencia en Colombia, genealogía, historia de la ciencia, pragmática.

O papel atual das ciências sociais consiste, em minha opinião, em fazer enxergar as multiplicidades, para assim
importunar a direção unificadora do exercício do poder imperial. Essa é a intenção da pesquisa da qual se deriva este
artigo e da questão que, de modo pragmático, tenta responder e que formulo nos seguintes termos: a partir da análise da
exceção, é possível dar conta da diferença?
Palavras chaves: violência na Colômbia, genealogia, história da ciência, pragmática.

The current role of social sciences consists, I believe, in making see multiplicities, way to tease the totalitarian
direction of the exercise of the imperial domination. That is the purpose of the research of which this paper is derived, and
of the question that the pragmatic way it tries to answer and that I formulate in the following terms: from the analysis of
the exception is it possible to give account of the difference?
Key words: violence in Colombia, genealogic analysis, history of the social sciences, pragmatic analysis.

ORIGINAL RECIBIDO: 30-VI-2006 – ACEPTADO: 15-VIII-2006

* Este artículo es un resultado preliminar de la investigación doctoral que tiene por


nombre Genealogía de la moral de las ciencias sociales colombianas: el caso de la literatura sobre
la Violencia en Colombia, financiada por la Universidad Central. Hasta el momento, el
archivo que se ha trabajado corresponde a la literatura publicada entre 1950 y 1985. La
investigación pretende analizar hasta el 2005.
** Profesora e investigadora, coordinadora de la Maestría en Investigación en Problemas
Sociales Contemporáneos y del Grupo de investigación Socialización y Violencia del IESCO-
UC. E -mail: mzuletaz@gmail.com

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Introducción carlos? La respuesta tradicional ha la era de la globalización son imperia-
sido que tales teorías realmen- les, el conocimiento propio de esas
Al igual que muchas de las te se ocupan de lo “universal” y, prácticas también fue imperialista y
naciones consideradas como las más por consiguiente, construyen sus es imperial. No atribuyo falsedad a
violentas del planeta, desde finales del objetos de estudio con base en lo ese conocimiento; por el contrario,
siglo pasado Colombia ha sido obje- similar; las particularidades que le adjudico todos los grados de reali-
to de todo tipo de intervenciones, no pueden asemejarse a esas uni- dad inherentes a los procesos de la
propiciadas directa o indirectamen- versalizaciones demandan desa- modernidad y de la globalización. No
te por países que se autoproclaman rrollos específicos. Una obstante, sí supongo que estas teo-
“las democracias más avanzadas”. Si respuesta más rías son incapaces de dar cuenta
bien es cierto que esas intervencio- de la excepción, pues su afán de
nes difieren de país en país en totalización las ha vuelto impo-
cuanto a radicalidad, tentes para ingresar al campo de
también lo es que, lo singular.
independientemen-
te de la modalidad Al lado del ejercicio del
de la intervención, poder interesado en homo-
todas las guerras in- geneizar, y paralelo al co-
ternas, junto con sus nocimiento particular de
formas políticas parti- ese dominio, habitan el
culares de contención, poder del nómada y el
son percibidas como ma- conocimiento del mar-
nifestaciones de una “bar- gen. Su historia ha
barie” que el “civilizado” sido aquella del plu-
Occidente pretende extir- ralismo que comba-
par de la faz de la tierra. A te la totalización.
mi juicio, más importante Desde hace mile-
que la herencia de la Guerra nios y acompañan-
Fría, el legado de las dos gue- do la tradición, el
rras mundiales y la nueva orga- o, 1 9 2 0 . pensamiento de
an Trucc
nización geopolítica del planeta fí a de Ju
M. la pluralidad ha
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que de ellas floreció, fue la im- Car t a
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posición de una única manera de S an Fe lipe,rq uitectura se aparece con una nueva
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leza d os de
experimentar y de conocer la po- en la F ort a vo «100 añ cara: la del pragmatismo. Creo
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lítica y la economía. Nunca como suspicaz que la emergencia de la excepción
hoy había logrado instalarse glo- les ha atribuido a las es un síntoma de esa zona no co-
balmente una sola dirección eco- teorías “universales” un carácter lonizada que está presente en cual-
nómica, política, social y militar, que reposa en lo particular y con- quier lugar y en cualquier tiempo
lo que es paradójico si se conside- creto, tendiente a homogeneizar y que, en ocasiones, brota de ma-
ra el festín de diversidad que el los fenómenos sociales que osten- nera incontenible. Igualmente, en
mundo dice celebrar. tan grados de similitud, y a excluir lugar de suponer la excepción
cualquier excepción. como diferencia, la considero su
El conflicto interno colombia- síntoma, razón por la cual pertur-
no, junto con otros conflictos de Mi tesis considera que el conoci- ba las políticas y las teorías de la
larga duración que perduran, pare- miento está ligado a la experiencia, totalización.
cen burlarse de las explicaciones por ello asume que, puesto que las
generales de las ciencias sociales so- prácticas políticas y económicas Dado que no existe una dico-
bre la guerra y sobre la paz. ¿A qué de Occidente durante la era de la tomía entre la unidad o la diferen-
obedece esta dificultad para expli- modernidad fueron imperialistas y en cia sino que, por el contrario, su

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relación es de parale- pensamiento “no hu-
lismo, las políticas y las manístico” al campo
teorías de la totali- del conocimiento legi-
zación han estado timado y, en conse-
compuestas de multi- cuencia, anunciaba
plicidades. A mi jui- una nueva composi-
cio, el papel actual de ción del saber que
las ciencias sociales ponía en riesgo la vali-
consiste en hacer ver dada por la tradición.
esas multiplicidades, Por tal motivo, al tiem-
modo de importunar po del anuncio de
la dirección unificado- Jaramillo, voceros des-
ra del ejercicio del po- tacados del para-
der imperial. Ese es el digma de la “razón
propósito de la inves- ilustrada”, como Jesús
tigación de la cual se Antonio Bejarano y
deriva este ensayo, ti- Jorge Orlando Melo,
tulada Genealogía de la Castillo de San Felipe, construido por Ricardo Carr (1657) y Antonio Arévalo (1762).
advertían la urgencia
moral de las ciencias so- Cartagena. Gabriel Carvajal, 1953. BPPM. de tomar los correc-
ciales colombianas y de tivos del caso para
la pregunta que, de modo pragmá- Las ciencias sociales: evitar el desastre que, según ellos,
tico, intenta responder y formula en un territorio en disputa estaba a puertas de suceder y que
los siguientes términos: ¿A partir del juzgaban como resquebrajamiento
análisis de la excepción es posible Con ocasión de un homenaje de la actividad científica del país.
dar cuenta de la diferencia? póstumo ofrecido al historiador Efectivamente, de acuerdo con su
colombiano Germán Colmenares, criterio, semejante empresa su-
Este ensayo esboza de manera Jaime Jaramillo, uno de los histo- pondría “el abandono de todo
preliminar una respuesta a esa pre- riadores más notables del país, propósito por dar una explicación
gunta y se vale de algunas de las aceptó un suceso acaecido en el verificable... a cambio de su susti-
premisas más importantes de los es- saber de las disciplinas humanís- tución por el relato y la hermenéu-
critos sobre la Violencia en Colom- ticas: me refiero al arribo de la pers- tica y los riesgos de dejarse llevar...
bia, todas las cuales comparten la pectiva de pensamiento que Alain a la historia subjetivista propia de
idea de que, entre 1946 y 1964, el Badiou llama “momento filosófico la cultura posmoderna” (Bejarano,
país sufrió una guerra interna “fra- francés” (2005: 176). Cuando 1997: 286).
tricida” de carácter singular sin pa- Jaramillo reseñó los últimos escri-
rangón, antecedente de la actual tos de Colmenares, en especial su No es necesario un análisis ex-
situación de desorden. Aplico para libro Las convenciones contra la cul- haustivo de la vía insinuada por
ello, el análisis pragmático que, de tura, publicado en 1987, exaltó el Colmenares para, rápidamente, re-
modo somero, entiendo como el hecho de que el autor se aplicó a la conocer en ella un conjunto de
estudio de los grados de unidad de comprensión de “las formas de pen- acciones de insurrección. Por ejem-
distintos sistemas de premisas y de sar dominantes en las diversas épo- plo, la invitación a consolidar alian-
los tipos de relaciones que ligan sus cas del pasado, fuera por la sociedad zas “contra-natura” entre disciplinas
componentes, con miras a dar en general o por los diversos gru- muy dispares, como la de la impe-
cuenta de algunos de los conjuntos pos y clases que componían su es- rialista historia frente a otras, como
de valores inmersos en dichos sis- tructura” (1999: s/n). El suceso la crítica literaria y la lingüística.
temas. El ensayo está basado en cró- referenciado por Jaramillo no sola- Asimismo, la propuesta de vincu-
nicas, estudios y testimonios sobre mente mostraba un viraje metodo- lar el oficio del historiador con la
la Violencia publicadas entre 1950 lógico de la historiografía; de alguna práctica filosófica de la especula-
y 1985. manera, reconocía la entrada del ción, con la cual interpretar los

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hechos. (Cfr. Colmenares, 1987 y ron cargo de la investigación que entendido como ciencia “empírica,
1997). Tal invitación, conside- tenía por misión proponer una “te- teórica, acumulativa y objetiva”
rando la posición ocupada por Col- rapéutica” y continuar, así, el tra- (Gonzalo Cataño, 1997: 39). Y que
menares dentro del círculo de bajo de la Comisión Nacional de los historiadores se refieran al su-
intelectuales vocero de la “razón Investigación de las Causas Actuales ceso como el inicio de la formación
ilustrada”, tuvo que producir un de la Violencia, fundada en 1958 por de un campo intelectual, definido
fuerte malestar. Dicho de otra ma- la Junta Militar que derrocó al dic- por la independencia de la regencia
nera, era el cerebro –de las comu- tador Gustavo Rojas Pinilla. que, sobre la relación entre co-
nidades académicas– el que daba nocimiento y verdad, habían teni-
estocadas al propio corazón –de la Este suceso significó mucho más do hasta entonces los intelectuales
verdad–. No es extraño entonces que una anécdota de la historia de pertenecientes a los dos partidos
que, ante el llamado a la insurrec- las ciencias humanas colombianas. políticos tradicionales (Miguel Án-
ción del escritor, se haya respondido Inauguró un campo de estudios so- gel Urrego, 2002: 145).
con maniobras de apaciguamiento bre lo real, en el que sólo a través
dirigidas por los portavoces de su de la objetividad científica pudo
cofradía, por lo menos hasta cuan- garantizarse la verdad. Fue por un La configuración de la
do les fue posible defender la sobe- gesto gubernamental que se auto- sociedad rural
ranía del saber que encarnaban, de rizó a los científicos a señalar los
los embistes que se estaban confor- culpables del mal que sufría el país El libro La violencia en Colom-
mando a su alrededor. y a formular los remedios adecua- bia no fue el primero en su género.
dos para su cura. El libro, sin repa- Contaba con una serie de estudios
ros, indicó a los culpables: todos los que lo antecedían, algunos de ellos
Los estudios sobre la colombianos; por acción o por también fruto de “trabajos sistemá-
violencia en Colombia omisión tenían responsabilidad en ticos”. Tales estudios, por ejemplo,
lo sucedido y, todos, entonces, te- los aparecidos a mediados de los
En el año de 1962 se presentó nían que ponerse en la tarea de re- años cincuenta de Vernon L. Flu-
al público el libro La violencia en parar el mal. Además del detallado harty y de Antonio García, expli-
Colombia, resultado de la “primera diagnóstico, bosquejaba una tera- caron la Violencia como el cambio
investigación sistemática” sobre los péutica en la que, de manera proli- de un orden señorial feudal por un
hechos de violencia acaecidos entre ja, se señalaban los caminos que orden mestizo, en el que las anti-
1946 y 1958. Para los gobernantes se debían seguir para la sanación guas elites pretendían conservar
del país en ese entonces, 200.000 (Cfr. Guzmán y otros, tomo 2, viejos privilegios, bajo el símil de
mil muertes no sólo requerían una 1980: 261-460). una democracia moderna. Dicen
explicación, sino que también ur- estos autores, que el cambio se con-
gían por la construcción de una Nació un objeto que tenía por solidó cuando tuvo lugar la conju-
memoria (Germán Guzmán, Or- función hacer conocer la verdad gación de tres factores explosivos.
lando Fals Borda y Eduardo Umaña, histórica y forjar una memoria co- El primero fue el nuevo orden in-
tomo I, 1980: 16). Tres años antes lectiva, que garantizara que esa ex- ternacional, posterior a la Primera
se había creado la Facultad de periencia no fuera jamás a repetirse. Guerra Mundial, que forzó al país
Sociología de la Universidad Na- Sólo mediante la configuración de a enrumbar su dirección señorial
cional y el Gobierno le había en- este objeto parecía posible confor- para participar del comercio inter-
comendado un estudio objetivo, mar una tercería legítima para ocu- nacional. Por este motivo, entre
que “analizara el proceso desde una par el lugar de juez del pasado y 1923 y 1928 llegó una cantidad
perspectiva histórico-política y em- redentor del futuro. No es extraño, importante de recursos provenien-
pírica para escarmiento de las pre- pues, que se establezca tal fecha te de inversionistas y de emprésti-
sentes y futuras generaciones de como el momento cuando, en el tos de los Estados Unidos, que no
colombianos” (Ibíd.). Tres intelec- territorio de las ciencias humanas entraron al circuito de la produc-
tuales, dos de ellos directivos de esa colombianas, ingresó el pensamien- ción planificada, porque las elites
Facultad y un sacerdote, se hicie- to propio de la “razón ilustrada”, se apropiaron de una buena parte.

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Lo mismo sucedió entre 1944 y cada contra la amarga oposición grados de objetividad3 ; para llegar
1946, gracias al alto precio del café de la oligarquía. Pero cuando a la verdad había que internarse en
en los mercados internacionales, terminó su primer periodo ha- las profundidades de la confronta-
con la diferencia de que, en esta bía planteado conflictos que ción, mostrarla tal cual ocurrió,
ocasión, fue la burocracia del co- desgarraron violentamente al seguir los avatares de los protago-
mercio cafetero la que se apropió pueblo y a las clases. Después nistas de los bandos en disputa, en-
de gran parte de esos ingresos. El de López, el Estado como inno- trevistar a los victimarios y a las
segundo, fue la configuración de vador y director, habría de estar víctimas. En otras palabras, para
intelligentias que hicieron circular en conflicto constante con la conocer la verdad había que poner-
ideas procedentes de movimientos idea del Estado como puntal de se en la tarea de enfrentar al objeto
social-demócratas foráneos y de la la posición privilegiada de la de estudio.
revolución rusa. Este estuvo asocia- oligarquía (Fluharty, 1957,
do con el éxito electoral del parti- 1987: 60). De los testimonios sobre suce-
do liberal en 1930, después de casi sos ocurridos en distintas regiones
cincuenta años de hegemonía con- Así las cosas, la violencia del del país, contados por sus protago-
servadora; con la iniciación de la país fue entendida como la conse- nistas, tales como los acaecidos en
política democrática de La Revolu- cuencia de los avatares inmersos en los Llanos Orientales y en el Tolima,
ción en Marcha, entre 1934 y 1938, la construcción democrática de una de los análisis políticos que desem-
y con el surgimiento del liberalis- Nación, cuando tiene que luchar bocaban en el 9 de Abril, de los
mo radical del caudillo Jorge contra diversos grupos que tradicio- estudios estadísticos y económicos,
Eliécer Gaitán. El tercer factor con- nalmente han ejercido el poder y se dio paso a la investigación sobre
cierne a la conformación de orga- que gozan de la potestad de inven- la Violencia, con mayúscula, y se
nizaciones obreras, artesanales y tar estratagemas en contra de la so- incluyó en ella el cúmulo de traba-
estudiantiles durante los años vein- lidificación de una unidad que les jos anteriores que tuvieran co-
te, de las que surgieron movimien- impida seguir con sus privilegios. Sin nexión con la misma cuestión4 . El
tos políticos como el Partido embargo, esta tesis, a pesar de su territorio del nuevo objeto en con-
Socialista Revolucionario, más tar- coherencia, no era suficientemente formación alojó antiguos saberes,
de Partido Comunista, y la Unión convincente para explicar las razo- como el de la historia que facultó
Nacional Izquierdista Revoluciona- nes de la violencia que se decía era determinar antecedentes y dar el
ria, entre otros. Los dos últimos fac- “tan particular” de Colombia1 ; en orden de sus fases; el de la geogra-
tores, según los autores, generaron especial, por el protagonismo de los fía, que delimitó regiones y levan-
una fuerza de reacción que paula- dos partidos políticos tradicionales tó cartografías; el de la estadística,
tinamente se fue consolidando en ella, su especificidad como con- que permitió metódicamente estu-
alrededor de cofradías conser- frontación rural y su brutalidad, ca- diar poblaciones y tendencias; el de
vadoras, algunas de ellas franca- racterísticas que impedían que el la economía, que definió los ava-
mente falangistas como las dirigidas confrontamiento pudiera entender- tares de la producción, del inter-
por Laureano Gómez, y también li- se como el resultado de una lucha cambio y del comercio en las
berales que se oponían a las ideas en ciernes entre clases sociales2 . Y distintas regiones delimitadas. No
de democratización y, sobre todo, dentro de esta trama, el libro de obstante, la novedad consistió en
a las prácticas igualitarias que tales Guzmán y sus colaboradores giró la darle preeminencia a la práctica del
ideas promovían con el apoyo de dirección entre conocimiento y ver- sociólogo y en suponer que era ne-
los gobiernos liberales de Alfonso dad, al imponerle condiciones de cesario realizar investigación de
López Pumarejo quien otra índole a la acción del intelec- campo de carácter positivo y em-
tual que lo comprometían a partici- pírico5 . Fue en este territorio don-
... le dio un nuevo sentido al arte par en ella. De modo que, ya no de tomó forma la sociedad rural.
de gobernar. Abandonando el bastaban análisis eruditos o políti-
viejo modelo de ‘ocupar la ad- cos, ni estudios de archivos con in- El giro metodológico de la in-
ministración’, pasó a practicar formación oculta con los que vestigación y el objeto que se cons-
una gradual revolución planifi- también intentaban aumentar los tituyó a través de él, propusieron

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construir una idea de pesinado “vengativo”,
Nación con ciertas ca- se acompañó de otra
racterísticas. En pri- que hablaba de los lo-
mer lugar, incluir en gros que ese campesi-
ella el complejo uni- nado había alcanzado a
verso campesino y no través de ella. Si tími-
solo el mundo de los damente Guzmán y sus
gobernantes, la eco- colegas señalaron que
nomía o el ciudadano. “en el inmenso conglo-
Igualmente, “crear de merado bajo y medio,
nuevo en los colom- rural y urbano, [estaba]
bianos ‘un pensamien- naciendo y creciendo
to, un interés y una una conciencia nueva
voluntad de nación’...” Capilla del Fuerte de San Felipe, Cartagena, Juan Trucco, 1920. BPPM.
poderosamente orien-
mediante el rescate de tada hacia lo social...”,
prácticas morales de antaño, que el e irresponsable de muchos miem- estudios sucesivos se dispusieron a
proceso de la violencia había supri- bros regionales y nacionales de los discriminar de modo detallado y
mido. Asimismo, construir una dos partidos políticos tradicionales empírico esa conciencia naciente
conciencia histórica campesina, que, para defender sus propios in- (Ibíd.: 267). Por ejemplo, Camilo
“porque mientras de ella carezca [el tereses económicos y políticos, azu- Torres concluyó que la violencia
campesino] será horda con todas las zaron los instintos más salvajes de desencadenó “un proceso social im-
regresiones de la horda” (Guzmán un “pueblo ignorante” y “vengati- previsto por las clases dirigentes...,”
y colaboradores, tomo 2: 442). Esta vo” muy fácil de incitar. A ello, se que le dio a los campesinos “solida-
tarea debía ser realizada por otros le sumó el hecho de que gente del ridad de grupo, sentimiento de
colectivos ya organizados, entre pueblo había participado en “cona- superioridad y seguridad en la ac-
ellos la Iglesia, el ejército y el sec- tos revolucionarios” fomentados ción...”; también les abrió “posibili-
tor educativo quienes debían “co- por el Partido Comunista. Insisto, dades de ascenso social...” e hizo que
municarla al pueblo”. Finalmente, es extraño el impacto que tuvo el prefirieran “los intereses del cam-
transformar la fuerza destructora libro de Guzmán y sus colaborado- pesino a los intereses del partido”
inherente a la horda en fuerza pro- res, dado que proponía como salida (1961: 112). Igualmente, Orlando
ductiva, encomienda asignada a los a la Violencia ideas muy cercanas Fals Borda mostró cómo, los cam-
gremios económicos, mediante la a las soluciones de los políticos de pesinos [de los Andes] habían ini-
ofrenda de “una causa grande más los dos partidos tradicionales y muy ciado el movimiento de laicidad
poderosa que sus disculpas para el lejanas a las de los demás científi- necesario para dejar atrás las ideas
crimen..., un motor; un tractor, cos: la conformación de un Estado de sufrimiento y pasividad que ca-
medios para realizar un programa “mestizo”, simultáneamente seño- racterizaban, desde la colonia, su
planeado de producción...” (Ibíd.: rial y burgués, con altos ingredien- mundo mítico-religioso (1961: 167).
450-451). tes militares6 . No obstante, quiero Asimismo, José Gutiérrez demostró
detenerme en uno de sus elemen- como la rebeldía fue lo que caracte-
El libro La Violencia en Colom- tos que, a mi juicio, invitó a pensar rizó a algunos grupos campesinos, es-
bia propuso, entonces, como solu- las cosas de otra manera en lo con- pecialmente los adscritos al Partido
ción a la Violencia, la cuestión que cerniente a las acciones que debía Comunista (1962: 93). Aunque ta-
unos años antes, estudiosos como seguir el intelectual, el campesino les estudios unían la suposición de
Fluharty y García habían señalado y el político. que el campesinado se estaba forjan-
como la causa de la misma. De ahí do una conciencia histórica, con la
la explicación que el estudio privi- La premisa de que la Violencia idea de que el mundo campesino era
legió, la cual resumo en los siguien- era efecto de una reacción impul- ajeno al progreso, no mostraban un
tes términos: la violencia fue la sada por el sectarismo, que sacó a rechazo manifiesto a la violencia
consecuencia de la acción sectaria flote los instintos violentos del cam- campesina en sí misma.

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Encontramos, pues, La consideración
que el territorio con- de que existía una ló-
formado para los aná- gica subyacente tras
lisis de la Violencia se las fuerzas en confron-
caracterizó, en un prin- tación, no era nueva.
cipio, por tres cuestio- La novedad consistió
nes: en primer término, en que ella se enca-
la ambivalencia en la minó al análisis de la
consideración de la violencia. Algunos
manifestación de la autores, por ejemplo
violencia que, al mis- Charles Bergquist
mo tiempo, le atribu- (1981), refiriéndose a
yó signos de reacción los antecedentes de los
y de liberación; en se- estudios razonables
Castillo de San Fernando, Cartagena, Juan Trucco, 1920. BPPM.
gundo término, la de- sobre historia econó-
manda de estudiarla mediante ción particular de las fuerzas en mica colombiana, señalan que se
trabajos de campo realizados en el confrontación. La segunda, provo- iniciaron a partir de 1970. Lo mis-
hábitat donde la violencia se des- có la conversión en sujeto del ob- mo anotan quienes han hecho los
envolvía, lo que garantizaba que jeto. Ambas dejaron atrás las balances que existen sobre el tema
los investigadores enfrentaran, en concepciones subordinadas a la de la violencia (Cfr. Gonzalo
su propio terreno, al objeto de es- relación víctima-victimario. En Sánchez, 1995 y Carlos Miguel
tudio y en tercer lugar, el requisito este apartado me detendré en la Ortiz, 1994). Sin embargo, quisie-
de que tales trabajos ofrecieran so- primera bifurcación. ra hacer mención a dos trabajos
luciones concretas a los problemas precedentes.
diagnosticados, basadas en méto- La introducción de la perspecti-
dos empíricos y en la “compren- va estructural desplazó del lugar de El estudio de Germán Arci-
sión a fondo” de la “realidad” la causa de la violencia el asunto de niégas, The State of Latin America,
estudiada. Fue así como el objeto las fuerzas en confrontación, que realizado a principios de los cin-
La Violencia construyó, entonces, pasó a esgrimir un carácter de con- cuenta, supuso a toda la región
su hábitat: la sociedad campesi- secuencia. Tal desplazamiento latinoamericana como un solo “Es-
na. Mientras la ciencia “artesanal” ocasionó el derrocamiento de la so- tado”, en ese momento ocupado
propuso su análisis y definió una ciología como conocimiento im- por fuerzas militares. De acuerdo
intervención, la ciencia “profesio- perante para la explicación de la con sus palabras: “una vasta cons-
nal” poco a poco ofreció nuevas violencia y, en cambio, entronizó al piración contra la democracia, la
forma de abordarlo. Vamos ahora de la historia, en alianza con la eco- libertad, el respeto por los derechos
a recorrer el camino abierto por nomía y la ciencia política. Asimis- humanos está teniendo lugar en
los científicos “profesionales”. mo, ocasionó la subordinación del Latinoamérica” (1952: xi). El ob-
oficio “artesanal” del sociólogo al jeto de su análisis consistió en de-
trabajo “profesional” del científico. nunciar los sucesos que estaban
La configuración del De manera que la emisión de la ver- reduciendo la política de una gran
Estado dad fue colonizada por expertos que, parte de América “a la acción de
a diferencia de los artesanos, no es- dos actores: los Dictadores y el Pue-
La relación víctima-victimario grimían intención de redención de blo” (Ibíd.: xv). La causa que atri-
que se impuso para explicar la vio- las víctimas. Más bien, advertían la buyó a ese estado de cosas no fue
lencia produjo dos bifurcaciones, urgencia de conformar un camino la lucha entre el orden feudal mes-
que se desarrollaron simultánea- viable que hiciera factible ordenar tizo y el burgués, o la falta de un
mente. La primera, condujo al es- racionalmente las relaciones entre proyecto de Nación, aunque man-
tudio de la lógica subyacente que los diversos elementos políticos, so- tuvo algunos de estas suposiciones,
pudiera explicar esta manifesta- ciales y económicos del país. sino razones externas que afectaban

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las particularidades propias de los Estos dos trabajos consideraron Juzgando que estas explicacio-
gobiernos de cada país y las en- un asunto que los anteriores no ha- nes, en último grado, conformaban
cauzaban. En especial, las ideas bían estudiado. Insertaron nuestros miradas causales subjetivas, tales
dictatoriales provenientes del problemas locales dentro de las di- científicos cambiaron no solo los
franquismo español y la dirección rectrices mundiales, operación con supuestos de partida, sino también
neocolonial imperante en las rela- la que pudieron organizar de modo la técnica para realizar los estudios
ciones comerciales entre los Esta- estructural, las manifestaciones de y abandonaron el lente microscó-
dos Unidos y los países vecinos, las distintas fuerzas internas en con- pico para reemplazarlo por uno te-
después de la Segunda Guerra Mun- frontación, el tipo de esas oposicio- lescópico, herramienta con la que,
dial (Ibíd.: 385-393). nes, y sus relaciones con fuerzas paradójicamente, accedieron a la
externas. Este movimiento de inser- lógica implícita de los motivos que,
Las premisas de Arciniégas fue- ción de lo local en las fuerzas según ellos, habían provocado la
ron retomadas por Francisco Posa- “imperiales y neocoloniales” del ca- Violencia en Colombia.
da en el estudio Colombia, violencia pitalismo, facultó traer a cuento la
y subdesarrollo (1968), cuya finali- noción de Estado moderno para La mirada telescópica planteó
dad fue demostrar que nuestro mo- explicar la violencia en Colombia. la premisa de la carencia de Estado
delo capitalista había dado lugar a que, simplificada, puede resumirse
la Violencia. Con cifras sobre el Fue bajo esta reformulación que en estos términos: la Violencia fue
desenvolvimiento histórico de la la premisa del subdesarrollo coman- un momento de caos social, en el
economía agraria y el análisis de las dó el giro, por el que optaron los que los intereses particulares de
reglas del intercambio promovidas científicos “profesionales” del Esta- todo tipo (los de los ricos y pobres,
por el comercio internacional, Po- do que se dedicaron al estudio de campesinos y citadinos, gamonales
sada examinó de modo minucioso la Violencia, a lo largo de las déca- y líderes regionales, capitalistas y
la lógica interna que dio forma a das de los años setenta y ochenta. obreros) salieron a la superficie sin
los conflictos colombianos entre Su reformulación partió de la pro- contar con regulación alguna que
latifundistas y minifundistas, desde posición de que el subdesarrollo los subordinara a un orden legiti-
el siglo XVIII. Según su razona- obedecía, principalmente, a que mado9 . Tal premisa compartida en
miento, “la economía natural del Colombia carecía de una razón su base general por casi todos, tuvo
pequeño productor agrícola” se moderna y a que, los análisis pro- empero distintos matices10 .
entrelazó “a las grandes leyes del ducidos hasta el momento habían
comercio capitalista, y sin haber sido hechos por artesanos, lo que Por ejemplo, algunos estudiosos
avanzado un ápice en el desarrollo impedía que primara la racionali- atribuyeron ese caos al hecho de
de la técnica o de los conocimien- dad 7 . Los nuevos historiadores se que el orden institucional que ha-
tos, sin haber gozado de las reno- encaminaron, entonces, a realizar bía prevalecido (una especie de tra-
vaciones de la sociedad burguesa...” estudios fríos sobre la Violencia. Se dición que era un simulacro de
(Ibíd.: 38). Así, a la dirección so- propusieron para lograrlo, dejar de Estado) había desaparecido y no fue
cial demócrata propia de la revo- lado la explicación que había pri- reemplazado por ninguno otro1 1 ;
lución se le enfrentó otra, de mado sobre la brutalidad de los para otros, obedeció a que el orden
carácter reaccionario y semifeudal, acontecimientos y, en consecuen- democrático que había reemplaza-
referente al neocolonialismo, razón cia, aquella del salvajismo campe- do temporalmente al tradicional
por la cual en Colombia se dio la sino; asimismo, abandonar la idea había sido suprimido por la fuerza12;
Violencia (Posada, 1968: 168). A de la lucha entre órdenes cuasi- finalmente, para otros, se debió a
mediados del siglo XX, la dirección feudales y democráticos y, por que la desaparición del orden tra-
reaccionaria extirpó del todo a la consiguiente, el supuesto de la pre- dicional había sacado a flote
democrática, presente en “las secue- eminencia de factores como la sin- costumbres arcaicas, que se mani-
las positivas de la Revolución en gular pertenencia a los dos partidos festaron en obtener el mayor pro-
Marcha” y “el movimiento gaitanista políticos, que nos atribuían parti- vecho posible de todas las esferas
de masas” y nos condenó al subde- cularidades frente a otras naciones de la sociedad campesina sin impor-
sarrollo (Ibíd.:26). vecinas8 . tar adscripciones partidistas, perte-

ZULETA P., M.: LA VIOLENCIA EN COLOMBIA: AVATARES DE LA CONSTRUCCIÓN DE UN OBJETO DE ESTUDIO NÓMADAS 61
nencia institucional, conflicto de creencias, a las adscripciones polí- del marxismo entró en el territo-
clases o posiciones jerárquicas ticas y a las instituciones tradicio- rio de la construcción del objeto
limitantes de su ganancia13 . nales14 . Es decir, de un Estado que de estudio, y sus apóstoles poco a
se apropia de la guerra como mani- poco fueron tomando posiciones
Lo anterior imbricó la imagen festación de la política y en el que en él.
del subdesarrollo en la de la caren- se faculte poner en marcha una idea
cia de Estado. La objetividad que de justicia asociada a la universali- Efectivamente, el estudio de
se puso en práctica para lograr esa dad de la razón15 . Eric Hobsbawm, Primitive Rebels,
operación, junto con el lente publicado en 1959 y conocido en
telescópico que se instrumentó De manera que, estos nuevos los años sesenta en el país, fue el
para observar desde la distancia las científicos profesionales, librados de más influyente en esta vertiente
relaciones sociales microscópicas, la obligación de la redención, hu- historiográfica. Según las premisas
dio en resultas, esta vez, el ingreso bieron de cambiarla por la tarea de del autor, durante los siglos XIX y
definitivo de la “razón ilustrada” al sugerir prontuarios. De redentores XX, los campesinos en diversas re-
territorio del conocimiento. Inde- pasaron a juristas y quisieron sen- giones de Europa reaccionaron a
pendientemente de las inclinacio- tar una juridicidad, entendida las exigencias del capitalismo me-
nes políticas de las fuerzas en “como la tendencia o criterio favo- diante resistencias, fueran ellas
confrontación, fueran ellas “reac- rable al predominio de las solucio- pacíficas o violentas. Tales resisten-
cionarias” o “democráticas”, y a nes de estricto derecho en los cias obedecieron, dice el historia-
diferencia de muchos países latinoa- asuntos políticos y sociales” (Dic- dor, a condiciones arcaicas de
mericanos, para este grupo de cionario de la Real Academia, II, organización de tipo “prepolítico”.
estudiosos, el problema de la Vio- 1984: 805). De manera que, la explicación de
lencia radicó en la imposibilidad del la Violencia colombiana se equi-
país de consolidar una estructura paró a ese proceso europeo “arcai-
que le diera alojamiento a la razón La constitución del co” de resistencia campesina frente
de Estado, en el momento cuando pueblo a la penetración del capitalismo16 .
las instituciones tradicionales fue- No obstante, el punto referencia
ron finalmente desplazadas de su Además de la bifurcación que de Hobsbawm no fue aceptado sin
lugar de privilegio en la jerarquía desembocó en el Estado, el libro discusión por todos; acogiendo la
social. de Guzmán y sus colaboradores idea de lucha, otros historiadores
planteó otra, más cercana a la so- retrocedieron el tiempo de sus pes-
Si bien el preparamiento de los ciología, que retomaba de diver- quisas para buscar un origen ante-
profesionales los alejó del lugar de sas maneras la concepción de que rior a los años cincuenta, motivado
redentores, sus estudios se encami- la violencia no solo había produ- por eventos socioeconómicos par-
naron a describir minuciosamente cido efectos nocivos generales en ticulares y probado por huellas em-
los problemas sociales como mane- el país, sino que de ella había sur- píricas. Al encontrarlo, fijaron el
ra de apoyar su supuesto: por ejem- gido como particularidad una so- proceso, no como una situación
plo, las zonas de retraso de la ciedad campesina, más organizada meramente “prepolítica”, sino
modernización socioeconómica, las y combativa y con síntomas de for- como un continuo social de larga
características y cambios del desen- mación naciente de una concien- duración que, dicen ellos, en algu-
volvimiento de la caficultura y la cia histórica. La positividad de esa nas de sus fases y lugares, fue acti-
tradición preponderante en las ló- segunda bifurcación, le dio un giro vo, dinámico y auto-organizado17 .
gicas de acción de la política, en- a la imagen de pasividad, inge-
tre otros muchos. Estos estudios nuidad y salvajismo que había De acuerdo con este grupo de
resaltaban, con matices, la caren- predominado sobre la sociedad historiadores, la Violencia fue el
cia de una estructura racional-bu- campesina. También liderada por resultado del problema recurrente
rocrática que ordene jurídicamente la ciencia “profesional”, su acción de las luchas por la tierra que se
el gobierno de los diversos intere- fue demarcada por la dialéctica desencadenaron desde el siglo XVI
ses particulares y se anteponga a las marxista. De forma que la “verdad” en el país18 . Hasta el siglo XIX, las

62 NÓMADAS NO. 25. OCTUBRE 2006. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


luchas se manifestaron La barbarie
de modo defensivo. A
comienzos del siglo Los esfuerzos de la
XX, se tornaron ofen- cofradía de la “razón
sivas 1 9 . En los años ilustrada” por captu-
treinta, alcanzaron el rar analíticamente la
carácter de movimien- guerra y sustituirla por
tos políticos que pau- la paz, fracasaron: la
latinamente fueron guerra creció. A sus
desarticulados por la estudios, hasta enton-
acción de los terrate- ces basados en la mo-
nientes, que tomaron ral de la soberanía
revancha de los logros Bastión español, (detalle) Cartagena, Juan Trucco, 1920. BPPM. imperialista que, en
obtenidos por los virtud de una preten-
campesinos en las décadas anterio- XIX. Sin embargo, a diferencia de dida justicia universal, diviniza la
res20 . Los grupos revolucionarios los gestores de esa utopía, los cien- paz, su propia paz, como marco de
que sobrevivieron, aunque no con- tíficos no propusieron ponerla en referencia científico de la guerra, se
taron con un gran apoyo social ne- marcha mediante la guerra, sino les interpuso el cuestionamiento so-
cesario para su fortalecimiento echarla a andar por medio de la bre el derecho de la legitimidad de
inmediato, permanecieron dentro paz. De forma que la guerra, que esa dominación soberana. Al fina-
de pequeños resguardos a la espe- era el propósito de la utopía y la lizar los años ochenta, tal interpo-
ra de otras oportunidades, hasta condición para la construcción de sición fue claramente enunciada.
cuando el ejército los desarticuló21. la soberanía, se convirtió, dos si- Las explicaciones sobre la Violen-
Este conjunto de estudiosos, enton- glos después, en aquello que era cia tomaron un giro drástico, por
ces, refirió el problema de la Vio- menester capturar y doblegar para cuanto en el país se había fortale-
lencia a la consolidación de un conformar un Estado moderniza- cido la guerra campesina y había
Estado capitalista agrícola, resul- do. Vemos cómo ambas explica- surgido otra guerra citadina. En ta-
tado de una alianza entre terrate- ciones, la de los historiadores les circunstancias, la premisa de la
nientes y burócratas, que avasalló profesionales del Estado y la de los “inocencia” campesina dejó de ope-
el conflicto de varios siglos entre historiadores profesionales del rar. El acontecimiento que había
colonos, arrendatarios y propieta- marxismo, aunque a primera vista dado lugar a la conformación del
rios. De todos modos, regido por parecen contrapuestas, en realidad objeto La Violencia de los años cin-
la imagen de la inocencia, el con- se complementan entre sí. La pri- cuenta se convirtió en un mero epi-
junto de estudiosos le atribuyó una mera, se refiere al Estado en su po- sodio. Era menester recomenzar,
historia a la “sociedad campesina” tencialidad, es decir, “el Estado variar el objeto, imponerle otra
en la que, por cortos momentos de que queremos”; la otra, da cuenta periodicidad, reconstituir límites
su pasado, ocupó el lugar del suje- del Estado en su realidad, es decir, territoriales. Fue, así, como apare-
to histórico, actuante, y presto a “el Estado que tenemos”. Las dos ció una nueva concepción de la
la emancipación22 . A su presente, constituyeron el territorio cientí- Violencia.
por el contrario, le atribuyó un des- fico que dictaminó cuál debería ser
tino de desolación. la acción del Estado-nación en Co- La introducción de este cuestio-
lombia hacia el futuro. Los estu- namiento al Estado fue resultado de
Fue, así, como las ciencias hu- dios de los primeros invocaron la un suceso singular, tal como lo ha-
manas comandadas por los impe- imagen utópica, abstracta y nega- bía sido treinta años atrás la inser-
rativos de la “razón ilustrada”, en tiva, del Estado del progreso ema- ción de la soberanía imperialista.
la segunda mitad del siglo XX, nado de la juridicidad universal; a En esta ocasión, la Comisión que
constituyeron una utopía semejan- su turno, los de los segundos dota- conformó el Gobierno estuvo com-
te a la que impulsó la revolución ron esa imagen de la certeza histó- puesta también por intelectuales,
de “Independencia” en el siglo rica de un pueblo derrotado. pero especialistas de distintas dis-

ZULETA P., M.: LA VIOLENCIA EN COLOMBIA: AVATARES DE LA CONSTRUCCIÓN DE UN OBJETO DE ESTUDIO NÓMADAS 63
ciplinas de las universidades más mendó incluir otras perspectivas de esta premisa de la peculiaridad de la vio-
lencia colombiana. Eric J. Hobsbawm la
prestigiosas del país. A finales de comprensión de la realidad, según define en estos términos: “Pero lo más
los años ochenta, a este grupo se le ella, única manera de entender la importante sobre la Violencia es la luz
asignó la tarea de “elaborar un diag- violencia, ahora escrita con minús- que arroja sobre el problema de la in-
nóstico, acompañado de las reco- cula. Discriminó sus dimensiones: quietud y rebelión rurales. Si descarta-
mos el periodo de guerra civil formal..., la
mendaciones pertinentes” sobre la violencia política, violencia ilegal, Violencia es un fenómeno totalmente
violencia en Colombia (Gonzalo violencia cotidiana. Por otra, pro- rural, aunque en uno o dos casos... sus
Sánchez, 1987: 9). Los resultados pugnó la idea de que la violencia orígenes fuesen urbanos..., Representa lo
que constituye probablemente la mayor
de las indagaciones de la Comisión era una cualidad de nuestra idio- movilización armada de campesinos... en
introdujeron un malestar en la zona sincrasia. Con ello, paulatinamen- la historia reciente del hemisferio occi-
que, por dos décadas, había sido te, los estudios dejaron de conjurar dental” (primera edición en español en
1968, tomado de la publicación colom-
ocupada por los científicos profe- al buen salvaje y se encauzaron a biana de 1985: 14 y 15).
sionales y que tan prolijamente ha- otorgar una historia a la barbarie, 2 También la mayoría de los trabajos hasta
bían bosquejado las explicaciones basándose para ello en cánones “hu- mediados de los ochenta, sostiene que la
artesanales acerca de la Violencia. manitarios”. peculiaridad de la Violencia no puede atri-
Nos referimos al malestar que en su buirse a procesos como el de la lucha de
clases. La excepción a esta regla del con-
inicio este ensayo reseñó: aquel que Tal razonamiento ya no supone junto de trabajos examinados, es la línea
la cofradía de la “razón ilustrada” la falta de Estado o el derrocamiento de investigación de los estudios compa-
hizo manifiesto cuando se resistió de un pueblo como explicaciones rados sobre movimientos campesinos en
Latinoamérica, desde la perspectiva que
al ingreso del pensamiento no de la violencia. Tampoco supone propone el peruano Aníbal Quijano
humanístico al campo de las cien- que nuestra guerra es fruto del sal- (1967). En sus palabras: “Es solamente
cias sociales colombianas dado que, vajismo campesino. La Comisión, en los últimos veinte años que se asiste al
decía, “los relatos hermenéuticos” desarrollo de movimientos campesinos
obligada a considerar la violencia generalizados, duraderos, con tendencias
derrumbarían la verdad científica. como un asunto de larga duración a una coordinación que sobrepasa las leal-
que no es particular de lo rural ni tades localistas... En este sentido, los ac-
Sin embargo, el ingreso de ese de una guerra fraticida entre dos tuales movimientos campesinos son un
fenómeno nuevo en la historia social la-
pensamiento tomó un rumbo un bandos, y forzada por las nuevas tinoamericana, y es desde esta perspecti-
poco distinto al que tomaría al ocu- exigencias imperiales, diagnosticó, va, por lo tanto, como deben ser enfoca-
parse de otros objetos de las cien- mediante componentes de la mo- dos” (1967: 255). Según Gonzalo
Sánchez, “tal vez para despejar los
cias sociales23 . En efecto, si bien ral imperial, una nueva división malentendidos de la opción sin salida,
propició interpretaciones diversas entre bárbaros o civilizados. A par- Violencia y lucha de clases y Violencia y
que ponían en duda la anterior ver- tir de este diagnóstico, las explica- lucha partidista, lo mejor sea reformular
dad histórica, quiso imponer una la pregunta... y pasar de la pregunta por
ciones de la violencia evocaron el carácter clasista o no de la Violencia, a
sola verdad: aquella de la compren- una imagen singular: la del bárba- la pregunta por los efectos de clase de la
sión de la violencia como un asun- ro que se despliega en toda la so- Violencia” (Sánchez, 1995: 35).
to de barbarie, cuya manifestación ciedad y emerge en cualquier lugar 3 Además de estos dos libros, hay otros
era transversal a todos los colom- y en cualquier momento, entre ri- importantes que precedieron el de
bianos24 . Justamente, en tanto las Guzmán o que fueron casi contemporá-
cos y pobres, burócratas y empre- neos pero que no tuvieron mayor impac-
indagaciones de la Comisión no sarios, citadinos y campesinos. to, si bien son muy citados por la litera-
pudieron evadir el problema de la Según esta imagen, el bárbaro no tura académica. Por ejemplo, sobre el ase-
guerra generalizada particular del sinato de Gaitán, los libros de Joaquín
es susceptible de civilización, sino Estrada Monsalve, (1948), Alberto Niño
país, al mismo tiempo que dejaban de humanización o de exterminio. H. (1949); José María Nieto Rojas
a un lado la recomendación de (1956) y Heliodoro Linares Useche,
construir un Estado-nación sobera- (1959). Los libros acerca de las visiones
conservadora y liberal de la Violencia,
no del ejercicio de la violencia, como los de Mario Fernández de Soto
hacían un llamado a conformar un Citas (1951), Carlos Lleras Restrepo (1955) y
Estado en el que se respetara “el Rafael Azula Barrera (1956). Los libros
sobre las actuaciones del Partido Comu-
derecho a la vida” (Ibíd.: 17). Así, 1 La mayoría de los estudios sobre la Vio- nista, como los de Ignacio Torres Giraldo
por una parte, la Comisión reco- lencia consultados hasta 1985 sostiene (1954 y 1955) y los del Comité Central

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(1960). Asimismo, los testimonios so- fenómeno, que la investigación actual reformas económicas y políticas. Tal si-
bre las guerrillas de Boyacá de Jorge intenta reducir” (1978: 35). A su turno, tuación condujo al fortalecimiento del
Vásquez Santos (1954) y de los Llanos James Henderson una vez que rebate las Estado y, a la vez, a un debilitamiento de
Orientales de Eduardo Franco Isaza tesis de los pocos estudios que considera la estructura social, donde entraron a
(1955), al igual que el análisis de la tácti- de algún valor, dice respecto a los estu- participar muchos otros grupos sociales,
ca militar anti-guerrillera del coronel dios que surgieron en los años setenta: a la vez que el Estado entró a reglamen-
Gustavo Sierra Ochoa (1954). También “el resultado final es decepcionante. En- tar casi la totalidad de las normas econó-
las interpretaciones de carácter psicoló- tre quienes estudian ese cuerpo hay un micas. En esta situación, la rivalidad en-
gico, como la del psiquiatra José Francis- sentimiento persistente de que algo fal- tre los partidos afectó al Estado y, a su
co Socarrás sobre el presidente Laureano ta” (1985: 24). Igualmente, Daniel vez, los grupos sociales ya no contaban
Gómez Castro (1942) o las histórico-so- Pecaut señala: “Los sociólogos (en Amé- con una estructura que los mantuviera
ciológicas basadas en los orígenes del rica Latina) tienden a menudo a repetir cohesionados: derrumbe parcial del Es-
caudillismo, como las de Otto Morales por su cuenta el lenguaje político del pro- tado que tuvo lugar más en el campo que
Benítez (1957) y Fernando Guillén pio Estado, incluso cuando se sublevan en la ciudad (1978: 45-50).
Martínez (1963). contra él... Tal ‘realismo’ lleva directa-
12 Esta tesis es trabajada arduamente por
4 Entre los estudios estadísticos que fue- mente a la ideología y como se sabe, los
Pecaut. Señala: “¿Es coincidencia for-
ron utilizados por Guzmán y colabora- gobernantes y los intelectuales han esta-
tuita que la violencia adquiera tal noto-
dores está el trabajo de Hernando Amaya do muchas veces persuadidos de que la
riedad en un país andino donde la de-
Sierra y otros (1958) y el de Gustavo ideología es el resorte de la acción políti-
mocracia civil restringida ha subsistido
Pérez Ramírez (1962). ca” (1987, tomo 1: 13).
por encima de innumerables crisis? El
5 En palabras de Guzmán: “De todos mo- 8 Por ejemplo, Carlos Miguel Ortiz pre- propósito de esta obra es demostrar que
dos, a través del inmenso acervo de datos senta su trabajo como una reflexión “so- no es así. La violencia es consustancial
que fueron confrontados para la presente bre el tipo de Estado y de relaciones so- al ejercicio de una democracia que, lejos
obra –primer ensayo sistemático e inter- ciales que lo sustentan, a través de la mo- de referirse a la homogeneidad de los
pretación–, puede evidenciarse que no se dalidad histórica que asumió en la Vio- ciudadanos, reposa en la preservación
entendería la violencia sin adentrarse en lencia” (1985: 21). Cabe anotar que su de sus diferencias ‘naturales’, en las ad-
los detalles de algunos antecedentes his- trabajo se basa en el de Jaime Arocha hesiones colectivas y en las redes priva-
tóricos inmediatos (los mediatos se pier- que supone la Violencia en el Quindío das de dominio social y que, lejos de
den en la historia de los partidos políticos como efecto de “heterogeneidades socia- aspirar a institucionalizar las relaciones
y otras instituciones colombianas), cuyas les y económicas que implican diferentes de fuerza que irrigan la sociedad, hace
fechas claves son: 1930 y la etapa conflic- intereses” (1979: 21). de ellas el resorte de la comunidad”
tiva que inició; el 7 de agosto de 1946 con (1987, tomo 1: 17).
9 En palabras de Oquist: “Es que un de-
el cambio de gobierno; y el 9 de abril de rrumbe parcial del Estado ocurrió como 13 Ortiz no supone la falta de un Estado
1948 con la muerte de Jorge Eliécer un resultado de las intensas luchas parti- sino, por el contrario, que todas las
Gaitán” (1980, tomo 1: 23). distas. La clase dirigente estaba dividida interacciones sociales son manifestación
6 La publicación del primer tomo del libro hasta tal punto, que la autoridad efectiva de alguno en particular. Su estudio, de
La Violencia en Colombia, en 1962, sus- del Estado fue reducida. Esto tuvo lugar forma prolífera, describe todo tipo de
citó todo tipo de reacciones. Desde las a nivel nacional, regional y local... La interacciones sociales que tomaron pro-
de los dirigentes políticos, especialmente duración se puede atribuir en parte, a la vecho de la Violencia. En este sentido,
sectores del Partido Conservador y de la dificultad para reimponer la autoridad sigue la tesis de Pecaut, también su idea
Iglesia, quienes se dispusieron no sola- estatal en algunas regiones” (Op. cit.: 45). de “falta de democratización” (Cfr.
mente a negar lo que allí estaba consig- Ortiz, 1985 y 1995). Por otro lado, se
nado, sino a hacer sus propios estudios 10 Es importante hacer notar que las dife- está la tesis de Henderson que aparenta
sobre la Violencia que fueron publicados rencias entre estos autores son notables ser similar a la de Ortiz pero, a diferen-
en diarios conservadores como El Siglo, para algunos analistas. Por ejemplo, cia de la misma, de antemano atribuye
hasta persecuciones y amenazas. La pri- Catherine Le Grand afirma que ambos como causa de la Violencia, relaciones
mera edición se agotó casi inmediatamen- autores se contraponen, porque mien- “subdesarrolladas” tipo patrón-cliente,
te (Cfr. Fals Borda, prólogo a la edición tras unos dicen que el Estado desapare- o caudillismo. Esta idea está muy
de 1980). ció (por ejemplo, Oquist), otros afirman influenciada por la vertiente norteame-
que nunca ha existido (por ejemplo, ricana de estudiosos de la moderniza-
7 Este juicio es reiterado por los científicos Pecaut (1994: 8). A mi juicio, aunque
profesionales. Por ejemplo, Paul Oquist ción, por ejemplo: Eric R. Wolf, (1955),
cada uno de ellos se refiere de manera Robert C. Williamson (1965), Marshall
dice: “En síntesis, las relaciones entre los
distinta a las relaciones entre Estado y Wolfe (1966), Richard Weinert (1966),
factores políticos y los factores socio-eco-
sociedad, comparten la idea de que la Eric R. Wolf y Edward C. Hansen (1967)
nómicos y de la lucha de clases, por un
causa de la Violencia fue la carencia de y Steffen W Schmidt, (1974).
lado, y las pugnas internas de clase por el
Estado o la peculiaridad del mismo, es
otro, así como la explicación de las cau- 14 A mi juicio, el estudio de Pecaut es el
decir, un Estado que no funciona como
sas de estas últimas, son preguntas com- más clarificador en este sentido, en espe-
el modelo lo indica.
plejas a las que no se les ha dado una cial en lo que concierne a su análisis so-
respuesta satisfactoria en la literatura so- 11 En relación con esta dirección, Oquist bre la desregulación estatal entre 1938 y
bre la Violencia en Colombia. La caren- supone que el orden se mantuvo hasta 1945 (1987: tomo 2: 287-351). Igual-
cia de una teoría integral es una laguna los años veinte, cuando surgió el “com- mente, los análisis de Ortiz que insisten
en el conocimiento existente sobre este ponente social” por la introducción de en que “... en el Quindío la sociedad no

ZULETA P., M.: LA VIOLENCIA EN COLOMBIA: AVATARES DE LA CONSTRUCCIÓN DE UN OBJETO DE ESTUDIO NÓMADAS 65
había tendido a articularse de modo cla- rio del Comandante Ciro (1974) y el 20 Según Fajardo: “Este aspecto del proce-
sista... salvedad hecha de los conflictos diario de Jacobo Arenas (2000). Por úl- so –el desarraigo violento del campesi-
agrarios circunscritos a zonas definidas y timo, hay otra tendencia que si bien no nado– ha tendido a dominar el panora-
a décadas precisas” (Ortiz, 1995: 277). considera la Violencia como lucha de cla- ma de la violencia, en consecuencia, al-
ses, si la considera como una revuelta gunos autores como Gilhodes, caracteri-
15 La tesis que subyace tras estos análisis es propiamente campesina. Ver, por ejem- zan al periodo en términos de ‘revancha
la idea de que el único Estado viable es plo, Russell W. Ramsey (1969 y 1981) y terrateniente’... en tanto que la ANUC
aquel que se adueña de la violencia. En Richard L. Maullin (1972). considera a la Violencia como la forma
ello se traduce la insistencia de Pecaut sui-géneris que adoptó en Colombia el
en explicar la Violencia como falta de 18 Dice Charles Bergquist: “Contrariamente
proceso de descomposición del campesi-
Estado: “Esta pregunta será respondida a lo que afirman muchos expertos en la
nado” (1985: 267).
en tres partes: 1. Se analizarán las razo- materia, la debilidad del movimiento
nes por las cuales el Estado jamás se reco- obrero colombiano no se deriva de la es- 21 Gilhodes señala: “Es necesario tener en
noce como agente legítimo de unifica- casa inmigración europea, ni de la falta cuenta las características de esta segunda
ción de la sociedad. 2. Las razones de de liderazgo de la izquierda. La historia ola de lucha guerrillera que incorporó a
interrupción del intervensionismo social del movimiento laboral en Colombia – decenas de miles de campesinos en un
y 3. Las razones de la preeminencia de la su tardía gestación, su explosiva y efíme- territorio mucha más pequeño que el del
sociedad civil en un país de estructuras ra fuerza a finales de los años 20 y princi- primer movimiento guerrillero. Esta vez
sociales heterogéneas...” (Pecaut, 1987, pios de los 30... y su represión y coopta- el enfrentamiento era directamente con
tomo 1: 17). ción durante los años de la Violencia– el ejército... En ninguna parte la organi-
obedece a una dinámica arraigada en las zación campesina tuvo forma diferente a
16 Arguye Hobsbawn: “Por otra parte, el
profundidades de la estructura de la eco- la de una organización para la lucha gue-
mero hecho de que las bandas armadas
nomía cafetera colombiana” (1995: 152). rrillera. En las zonas bajo control de los
de campesinos provienen no de una
Esta tesis es similar a las de Posada (Op. insurgentes prácticamente no hubo nin-
justa rebelión social, sino de una com-
cit.), Gilhodes (1988) y LeGrand guna reforma social, ningún énfasis en
binación de tradicional guerra civil de
(1995). Hay otra línea de interpretación, cooperación... era una solidaridad de la
partidos y del terrorismo policial o ar-
mado, ha llevado a que sean menos pre- por ejemplo, Miguel Urrutia sostiene: “La miseria... Una explicación posible... es
falta de violencia que ha caracterizado el que las regiones controladas no eran más
cisos los elementos de lucha de clases”
movimiento obrero colombiano tiene que un refugio...” (1988: 54).
(1985: 19).
probablemente sus raíces en la historia
17 La línea de trabajo que tuvo sus inicios inicial del movimiento durante los trein- 22 La mayoría de autores comparten la idea
con el libro citado de Hobsbawn, fue ta, cuando la organización fue relativa- de que las luchas campesinas de los años
continuada por investigadores como: mente fácil y el movimiento no experi- veinte y treinta fueron producto de una
Camilo Torres (1963), Orlando Fals Bor- mentó épocas de violenta represión” alta organización campesina, mientras que
da (1961, 1967, 1985), Pierre Gilhodes (1969: 161). Pecaut sigue esta misma las de los cincuenta resultaron de la des-
(1985, 1988, 1995), Darío Fajardo lógica, pero encuentra en ella las contra- composición del campesinado. Contra-
(1985, 1986), Charles Bergquist (1981, dicciones propias de la Violencia. La atri- diciendo en algo esta asunción, Fajardo
1995), Hermes Tovar (1975), Estanislao buye a: “la dependencia del movimiento propone la siguiente hipótesis: “Es posi-
Zuleta y la ANUC (1975), Gloria Gaitán sindical frente a los grupos políticos y la ble identificar dos tipos de procesos con-
(1976), Jesús Antonio Bejarano (1983, confusión a nivel de los líderes” (1973: vergentes pero especialmente diferencia-
1984, 1985), Gonzalo Sánchez (1976, 161). Finalmente, hay otra línea de tra- dos: de una parte, la ‘politización’ de con-
1977, 1985, 1990) y Donny Meertens flictos tradicionales de sociedades cam-
bajo que es la seguida por aquellos como
(1983) y Catherine Le Grand (1977, pesinas, y de otra la ‘revancha’, la cual
Marco Palacios (2002), que la articulan
1984a, 1984b, 1994), entre otros. Es im- asumió igualmente expresiones políticas...
a la caficultura y a la economía de expor-
portante mencionar una desviación que Finalmente, otro tipo de conflictos..., fue
sí atribuye la Violencia, por lo menos la tación, junto con sus consecuencias como
el derrumbe del sistema de haciendas. el que se suscitó en los Llanos Orienta-
del sur del Tolima, a un problema de lu- les; allí los grandes hacendados liberales
cha de clases. Esta desviación, cuya fuen- 19 Según Gilhodes: “Un gran conflicto ex- comprometieron a sus peonadas en un
te más nutricia descansa en el estudio de plotó cuando, a la vuelta del siglo, el par- movimiento antigobernista que inicial-
Ignacio Torres Giraldo, publicado en cin- tido liberal tomó las armas contra el go- mente se asemejó... a cualquiera de las
co tomos en la década de los años cin- bierno conservador (...) En la costa del guerras civiles del siglo XIX, pero luego
cuenta, así como en revistas, tales como, Caribe esta guerra de los Mil Días... ad- asumió las formas embrionarias de una
Documentos Políticos, fue continuada en quirió una notable significación social, guerra de clases” (Ibíd.: 268 y 269). Igual-
los sesenta por la historia del Partido Co-
bajo la dirección del líder liberal Rafael mente, LeGrand invita a tener en consi-
munista; en los setenta por revistas como
Uribe Uribe, cuando la población negra deración aspectos dejados de lado como
Alternativa y Estudios Marxistas y en los
ochenta por el libro sobre la historia del desarrolló una guerra de guerrillas contra las relaciones de poder para entender la
Partidos Comunista de Medófilo Medina. los propietarios conservadores (...) En la Violencia, arguye: “El tercer enfoque ad-
Por otro lado, también la siguen quienes zona del Tolima tácticas similares mite que las condiciones objetivas y... la
hacen la historia de los movimientos involucraron en el conflicto a grandes modernización contribuyen al descon-
guerrilleros que, hasta los primeros años masas de población y transformaron la tento en el campo, pero... subraya la im-
de los ochenta, se manifestó por diarios, disputa... en un movimiento de masas, portancia de una aproximación... que
crónicas y testimonios de los mismos gue- cuya prolongación podía eventualmente tenga en cuenta los factores político-es-
rrilleros y por las entrevistas de Carlos amenazar la misma estructura social” tructurales... sostiene que el campesina-
Arango (1984). Ver, por ejemplo, el dia- (1988: 19 y 20). do actúa dentro de un contexto dado de

66 NÓMADAS NO. 25. OCTUBRE 2006. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


relaciones de poder, el cual necesariamen- , 1981, Café y conflicto en Colom-
te conforma su potencial de movilización Bibliografía bia, 1886-1910, la guerra de los Mil Días,
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por un lado, acoge algunos de los presu- vol. 12, No. 3, pp. 33-83. Colombia, 3ª edición, Bogotá, Plaza y
puestos de lo que Bejarano llamó de ma-
Janés.
nera peyorativa “pensamiento posmo- ARANGO, Carlos, 1984, FARC veinte
derno”; por ejemplo, Ortiz (1994) hace años de Marquetalia a La Uribe, Bogo- COLMENARES, Germán, 1997 [1987], Las
una síntesis del informe de esta Comi- tá, Aurora. convenciones contra la cultura, 1ª edición,
sión, que se publicó bajo el nombre Co- Bogotá, Universidad del Valle / Banco
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profundos en la tradición, por ejemplo, , 1987, “Sobre fuentes, tempora-
manifestar la existencia de “una plurali- ARENAS, Jacobo, 2000, Diario de la resis-
tencia de Marquetalia, Bogotá, (s/e). lidad y escritura de la historia”, en: Bo-
dad de violencias”, criticar los enfoques letín Cultural y Bibliográfico, vol. XXIV,
analítico-explicativos y señalar la exis- AROCHA, Jaime, 1979, La violencia en el No. 10, Bogotá, Banco de la Repúbli-
tencia de una “cultura de la violencia” Quindío, determinantes ecológicos y eco- ca, disponible en: <http://www.banrep.
en Colombia. No obstante, añade el au- nómicos del homicidio en un municipio gov.co>
tor, ella siguió presa de la óptica del aná- caficultor, Bogotá, Ediciones Tercer Mun-
lisis del Estado. Agregaría, yo, que el sis- do, 1979. COMISIÓN DEL Comité Central del Parti-
tema valorativo en el que la Comisión se do Comunista, 1973, Treinta años de lu-
fundamentó fue aquel de la Declaración AZULA BARRERA, Rafael, 1956, De la re- cha del partido comunista en Colombia, 3ª
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ESTRADA MONSALVE, Joaquín, 1948, El
24 La línea que podría llamarse, siguiendo a BADIOU, Alain, 2005, “Panorama de la filo- 9 de abril en palacio: Horario de un golpe
Bejarano, “hermenéutica” tiene sus ini- sofía francesa contemporánea”, en: Nó- de Estado, Bogotá, (s/e).
cios en Colombia en los años noventa. madas, No. 23, Bogotá, Universidad Cen-
tral - IESCO, pp. 175-183. FAJARDO, Darío, 1986, Haciendas, campe-
En el campo de los estudios sobre la Vio- sinos y políticas agrarias en Colombia,
lencia hay que aclarar que el cambio que BEJARANO, Jesús Antonio, 1997, “Guía de 1920-1980, 2ª edición, Bogotá, Univer-
se desarrolló tiene más que ver con una perplejos: una mirada a la historiografía sidad Nacional - Centro de Investiga-
concepción que busca romper con anti- colombiana del siglo XX”, en: Anuario ciones para el Desarrollo.
guos mitos. Es importante señalar uno Colombiano de Historia Social y de la Cul-
de los trabajos más influyentes, que es tura, Bogotá, Universidad de Los Andes. , 1985, “La violencia 1946-1964.
anterior a esta fecha. Me refiero al de Su desarrollo y su impacto”, en: Alberto
Gonzalo Sánchez y Donny Meertens , 1985, “Historiografía de la vio- Díaz U., (Compilador) Once Ensayos so-
(1983), que se desvía de la perspectiva lencia en Colombia”, en: Alberto Díaz bre la Violencia en Colombia, Bogotá,
de los estudios tradicionales del bando- U. (comp.), Once Ensayos sobre la Vio- Fondo Editorial CEREC y Centro
lerismo (Hobsbawn). En sus palabras: lencia en Colombia, Bogotá, Fondo Edi- Gaitán, pp. 260-295.
“Era, pues, necesario restablecer en su torial CEREC y Centro Gaitán, pp.
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didos del poder’ y la de los ‘bandidos del Boletín Cultural y Bibliográfico, vol. XX,
pueblo’, es decir, abandonar la visión No. 1, Bogotá, Banco de la República, FALS BORDA, Orlando, 1985, “Lo sacro y
meramente pasiva de ese pasado –que en disponible en: <http://www.banrep. lo violento, aspectos problemáticos del
toda su ambivalencia también se inscri- gov.co>. desarrollo en Colombia”, en: Alberto
be en el de las luchas populares– y plan- Díaz U. (comp.), Once Ensayos sobre la
, 1983, “Campesinos, luchas agra- Violencia en Colombia, Bogotá, Fondo
tearle nuevos interrogantes que la ideo-
rias e historia social: notas para un ba- Editorial CEREC y Centro Gaitán, pp.
logía dominante tal vez no quisiera ver
lance historiográfico”, en: Anuario Co- 79-88. (Publicado por primera vez en La
planteados. En este sentido, el texto es
lombiano de Historia Social y de la Cultu- Nueva Prensa, No. 131, Bogotá, 6 de abril,
un desafío a lo aprendido, a lo enseñado, ra, No. 11, Bogotá, Universidad de Los
a lo cuidadosamente ocultado” (Sánchez 1965).
Andes, pp. 251-304.
y Meertens, 1983: 14). A principios de , 1967, La subversión en Colom-
los noventa aparece el trabajo de Javier BERGQUIST, Charles W., 1995, “Los traba- bia: visión del cambio social en la histo-
Guerrero (1991) que hace una historia jadores del sector cafetero y la suerte del ria, Serie Monografías Sociológicas,
“objetiva” del papel del Partido Conser- movimiento obrero en Colombia 1920- No. 24, Bogotá, Universidad Nacional
vador, que la literatura por un largo tiempo 1940”, en: Gonzalo Sánchez y Ricardo
de Colombia.
consideró como “el malo” de la Violen- Peñaranda (eds.), Pasado y presente de la
cia, a través de la policía conservadora violencia en Colombia, 2ª edición, Bogo- , 1961, Campesinos de los Andes,
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