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La rotación de cultivos es una técnica consistente en no cultivar los mismos cultivos en el

mismo lugar. Este tipo de técnica es muy habitual, por ejemplo, entre cereales y legumbres.
También se da con plantas que tienen las raíces profundas y otras que las tienen
superficiales o con plantas que requieren un abonado diferente. La rotación de cultivos se
ha empleado desde siempre como método tradicional para evitar desgastar el suelo y para
que no se desarrollen tanto las plagas o enfermedades de las plantas.

Con la aparición de los tratamientos fitosanitarios y los abonos químicos así como la
utilización de técnicas agrícolas, se consiguió desde hace muchos años prescindir de la
rotación de cultivos. Sin embargo, la práctica cada vez mayor de una agricultura biológica,
en la que se intente prescindir al máximo de insecticidas o pesticidas químicos y en la que
se aboga por la utilización cada vez más abundante de fertilizantes naturales, ha vuelto a
poner en su sitio las ventajas de la rotación de los cultivos.

La rotación de cultivos no solamente se da entre grupos de alimentos diferentes sino entre


grupos afines. Esta técnica implica, por poner un caso , que ciertas verduras u hortalizas no
deben plantarse siempre las mismas en los mismos lugares. Se ha comprobado que, si se
plantan estos alimentos en el mismo sitio, se suele fomentar la aparición de enfermedades.
Así, por ejemplo, si se plantan verduras de la familia de las coles (col, repollo, col de
Bruselas, col rizada, etc) en el mismo sitio y de una manera seguida, al cabo de poco
tiempo de desarrollan abundantes plagas que afectan a estas plantas. Por el contrario, si su
cultivo se alterna con otras plantas, como guisantes, espinacas o zanahorias, estas
enfermedades están mucho más controladas y no hace falta utilizar plaguicidas.

La rotación de cultivos también permite controlar el nivel de minerales del suelo,


manteniendo una cantidad bastante elevada para que no tengamos que aportar una
proporción extra tan elevada. Por ejemplo, el cultivo de legumbres ( judías, lentejas,
garbanzos, cacahuetes, soja, etc) enrique el suelo por la capacidad que tienen estas plantas
de fijar nitrógeno de la atmósfera. Las legumbres poseen en sus raíces unos nódulos en
donde abundan las bacterias del género Rhizobium leguminosarum que se llaman bacterias
nitrificantes y que son las responsables de fijar el nitrógeno. Parte de este nitrógeno. queda
en el suelo enriqueciéndolo. Al plantar verduras y hortalizas, después de haber cultivado
leguminosas o en combinación con ellas, se aprovechan del excedente que queda en el
suelo.

Si se alternan los cultivos adecuadamente , se

puede mantener el suelo constantemente ocupado, lo cual determina un crecimiento menor


de las malas hierbas. Por ejemplo, las patatas, producen tanta materia aérea que llegan a
tapar el suelo, impidiendo que crezcan hierbajos.
Las barreras vivas pueden formarse de muchos diferentes tipos de plantas: En los barrancos
pueden ayudar árboles como el sauce para detener el suelo de las orillas. Para la formación de
terrazas se puede sembrar pastos (como té limón), maguey o árboles de la familia de
leguninosae, preferiblemente espécies, que se pueden podar periodicamente para la obtención de
leña (como mesquite, y otros)

Las barreras muertas pueden construirse de cualquier material natural, como palos, troncos,
piedras, pasto seco, tierra o paja. se fijan en la tierra con estacas hechas de palos y postes de
madera. Reducen la velocidád del agua en los barrancos y los campos de cultivo. Cumplen el
mismo fin que los muros de piedra - dejan pasar el agua, pero retienen suelo y materia orgánica.

 LA EROSIÓN DEL SUELO

La erosión (pérdida) del suelo la provocan principalmente factores como las corrientes de
agua y de aire, en particular en terrenos secos y sin vegetación, además el hielo y otros
factores. La erosión del suelo reduce su fertilidad porque provoca la pérdida de minerales
y materia orgánica. La erosión del suelo es un problema nacional e internacional al que se
le ha dado poca importancia en los medios de comunicación masiva.
 
    El agua es un erosivo muy enérgico. Cuando el suelo ha quedado desprotegido de la
vegetación y sometido a las lluvias, los torrentes arrastran las partículas del suelo hacia
arroyos y ríos. El suelo, desprovisto de la capa superficial, pierde la materia orgánica
(humus) y entra en un proceso de deterioro que puede originar hasta un desierto.

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