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Edición hecha con autorización y por cuenta de Ediciones Martínez Roca, SA., Gran Vía 774, 70, 08013
Barcelona, España, para Ediciones Roca, SA.
Impreso en México
Introducción. 6.
5. Planificación del rendimiento a largo pinzo para edades infantil y juvenil. 127
¿Qué evolución experimentan los niños y adolescentes? 127
Introducción. 127
¿Qué es «evolución»?. 127
Factores que influyen en la evolución motora. 128
Fases evolutivas. 129
Significado del crecimiento y de las fases sensibles. 129
Desarrollo de las capacidades motrices. 132
Aspectos de la planificación del rendimiento. 136
Objetivos. 137
El principio de la periodización. 139
Los principios de entrenamiento. Conclusión. 141
INTRODUCCIÓN
El objetivo de todos los deportistas de alto rendimiento es alcanzar el máximo rendimiento individual
posible durante las competiciones. El entrenador, con su amplio conocimiento teórico y su variada experiencia
práctica, prepara el camino hacia esta meta (el entrenador se apoya en resultados científicos y técnicos).
Empleamos el concepto de planificación y desarrollo del alta rendimiento para el proceso constitutivo del
rendimiento deportivo o bien lo abreviamos con desarrollo del rendimiento.
El presente libro pretende, pues, integrar estos conocimientos científicas dispersos (y en parte difíciles
de entender) de cara a un desarrollo del rendimiento enfocado a la práctica, ofreciendo así a entrenadores,
profesores de educación física, monitores, atletas y estudiantes pautas interesantes sobre esta temática que se
presenta aquí, por primera vez, coma un tratado compacto.
La amplia experiencia de los autores como científicos del entrenamiento y docentes por un lado y como
ex entrenadores de élite por otro, crea un requisito idóneo para establecer un puente entre la teoría y la
práctica, ya que esta combinación es la idónea para planificar y desarrollar el alta rendimiento, la aplicación más
importante de la teoría del entrenamiento.
CAPÍTULO 1
UN EJEMPLO
INTRODUCCIÓN
Vamos a introducirnos en el campo del desarrollo del rendimiento (= planificación y desarrollo del alto
rendimiento deportivo) mediante un ejemplo de la vida cotidiana. Nos referimos aquí a un ejemplo de
entrenamiento de velocidad en el atletismo, de interés para casi todos los entrenadores y atletas, puesto que:
9 la mejora de la velocidad de carrera es aplicable a muchos deportes individuales y también a los
deportes colectivos, desde el punto de vista motriz, y
9 los aspectos teóricos del entrenamiento de este ejemplo son transferibles a la optimación del
rendimiento en todas las disciplinas deportivas.
EL EJEMPLO
Los integrantes del grupo de entrenamiento de nuestro ejemplo serán cuatro atletas de velocidad, entre
19 y 22 años, con marcas personales en los 100 m lisos entre 10,4 y 10,7 segundos.
El objetivo de toda la progresión es:
1. la mejora de todos los participantes para la temporada próxima en 1/lo s para los 100 m lisos y
2. la estabilización de su tiempo en los 100 m lisos, 1/lo s por debajo de su marca personal.
Las metas determinan unos límites muy concretos en el campo técnico y de condición física y para las
diferentes partes de los 100 m lisos. En cuanto al último punto, por ejemplo, se deberían alcanzar fácilmente
tiempos entre 2,6 (sí los tiempos de 100 m se mueven entre 10,3 y 10,4 s) y 2,8 s (100 m: 10,5-1 0,6 s), para
los 30 m con salida lanzada a principios de la temporada competitiva.
La planificación de la evolución del rendimiento a largo plazo se fija en seis-ocho años; nos encontramos
en el presente ejemplo en el quinto año de entrenamiento. En cuanto a la periodización anual, nos situamos al
final de la fase preparatoria de cinco meses (finales de abril / principios de mayo) Con respecto a las unidades
de entrenamiento, se inicia en este momento un microciclo (7 días) con los siguientes objetivos:
Parte principal:
1. Trabajo de coordinación: carrera con saltitos, levantar talones, levantar muslos, skipping: sin avanzar,
avanzando pequeñas distancias, seguidos o no de sprints, aumentando o disminuyendo la velocidad, con
movimientos amplios o cortos de los brazos, etc. (20 minutos)
2. 6 x 30 m con salida lanzada a máxima velocidad, con descansos de tres a seis minutos entre cada
serie (duración aproximada: 45 mm)
3. Programa de gimnasia de acondicionamiento físico: 20 ejercicios con 40 repeticiones respectivamente
(o bien de una duración correspondiente) sin descansos (unos 20 minutos)
La figura 1 representa el desarrollo y la organización de los sprints con salida lanzada, la posición del
entrenador y sus opciones de información o de corrección.
15-20 m 30 m
40 m
Entrenador
Información sincrónica mediante
exclamaciones durante la carrera Información rápida mediante
indicaciones después de la carrera
Figura 1. Organización y posibilidades de información de los sprints de 30 m. (fuente: Grosser y cols., 1986)
COMENTARIO
Con este ejemplo del entrenamiento del sprint obtenemos una primera impresión sobre el proceso de un
desarrollo del entrenamiento sistematizado (para ser exacto, se ha de hablar de planificación y desarrollo del
alto rendimiento deportivo; en la práctica deportiva se emplea para ello el concepto «desarrollo del
rendimiento» o también «desarrollo del entrenamiento»
Para seguir esclareciendo o bien introduciendo la temática vamos a definir primero los conceptos más
importantes que aparecen en el título del libro y en el ejemplo (como: entrenamiento, desarrollo del rendimiento
/ entrenamiento, planificación y desarrollo) Después expondremos los componentes del rendimiento deportivo
(como objeto de planificación y desarrollo) y el proceso de planificación y desarrollo del alto rendimiento
deportivo en sí mismo, dentro de un contexto modélico.
DEFINICIONES
Entrenamiento es un concepto colectivo para todas las medidas del proceso de incremento y
mantenimiento del rendimiento deportivo (en ocasiones también reducción del rendimiento) Desde el punto de
vista médico-biológico se producen en este proceso sistemáticamente estímulos motores repetitivos y
supercríticos enfocados hacia adaptaciones morfológicas y funcionales. Desde el punto de vista pedagógico-
conductista se ejerce durante el mismo una influencia planificada y objetivada en todo el ser humano.
El entrenador (o el atleta mismo) se sirve de diferentes medidas (véase también nuestro ejemplo), que
consisten inicialmente en un análisis del deporte y en un diagnóstico del estado actual de rendimiento, ambos
previos a un nuevo período de entrenamiento de su(s) atleta(s) De esta forma se coordinan las demás medidas,
objetivos de entrenamiento y metas del rendimiento, la programación de entrenamiento y competición, la
organización de los entrenamientos, el control del nivel físico y del rendimiento competitivo.
Esto implica la constante comprobación del nivel de rendimiento mediante métodos de control (auto
observación, tesis, análisis del rendimiento, etc.) para así garantizar un óptimo rendimiento, teniendo en cuenta
los resultados obtenidos para la programación de los días o semanas siguientes, modificando o bien
manteniendo el tipo de entrenamiento.
Ya mencionamos que estos procesos se abarcan con el concepto de desarrollo del alto rendimiento
(del entrenamiento) que tendrá entonces la siguiente definición:
El término «desarrollo del rendimiento» se ha de sustituir, desde el punto de vista científico, por los
conceptos planificación y desarrollo del alto rendimiento (deportivo), puesto que éstos ya existen en la ciencia y
expresan con mayor claridad nuestra temática.
Para explicarlo más detalladamente, he aquí un pequeño razonamiento:
Planificación y desarrollo son conceptos de la cibernética (la ciencia de los sistemas [dinámicos]); en
consecuencia tenemos que explicar estos conceptos también de forma cibernética (mediante la teoría de la
información y regulación) Como desarrollo entendemos el proceso que influye en una magnitud de salida
(=output, por ejemplo, el resultado del entrenamiento), partiendo de un objetivo (objetivo del entrenamiento)
interviniendo (=input, por ejemplo, instrucción, estímulo) en un sistema dinámico (ser humano) Se trata,
simplificando, de un proceso de A a B que, sin embargo, no es ni regulado ni retroalimentado (es decir, que no
se sacan conclusiones a base del resultado B para el valor inicial A). Podemos entonces explicar de la siguiente
forma el proceso de desarrollo en relación con las medidas del entrenamiento.
Determinación de Programación del Realización del Resultados del entrenamiento
(= nivel de entrenamiento /
objetivos y normas entrenamiento entrenamiento rendimiento deportivo)
Fig. 2 Proceso de planificación
entrenamiento entrenamiento
* Hemos expuesto la relación entre planificación y desarrollo muy simplificado, a conciencia. Una descripción
detallada de los aspectos teóricos de información, sistemas y regulación se encuentran en Beulke, H.:
Información, cibernética, desarrollo y regulación. En Leistungssport 8 (1978) 1, 40-55.
Tal como vimos hasta ahora existe una diferencia científica entre desarrollo y regulación, lo que significa
que, para ser estrictos, tenemos que hablar con relación al rendimiento (y entrenamiento) -donde aplicamos
estos procesos- de desarrollo y regulación del rendimiento (del entrenamiento) Para simplificar y usar un
lenguaje más corriente, empleamos para el título de este libro y resumimos a lo largo de casi todo el texto
ambos procesos en el concepto de desarrollo del alto rendimiento (del entrenamiento). Es decir, que cuando
hablamos como entrenadores de desarrollo del alto rendimiento (del entrenamiento) nos referimos ala vez al
planificar y desarrollar.
El proceso del desarrollo del rendimiento se ocupa en principio de la influencia práctica directa entre
entrenador y atleta, mientras que entrenamiento se entiende más como concepto colectivo para todas las
medidas de mejora del rendimiento.
EL RENDIMIENTO DEPORTIVO
El rendimiento deportivo como objeto de los procesos de desarrollo y regulación se puede definir
actualmente desde cuatro perspectivas científicas del entrenamiento:
Un rendimiento deportivo, por ejemplo, un salto de longitud, un partido de tenis, un slalom de esquí, es
siempre la expresión de la personalidad entera y se ha de considerar como un complejo, compuesto por una
multitud de capacidades y condiciones concretas. Todas estas componentes dan al rendimiento una estructura
determinada que hemos de abarcar con nuestro diagnóstico. Esto recalca la importancia que tiene el
conocimiento de esta estructura para el desarrollo sistemático del rendimiento deportivo en el entrenamiento.
Por eso exponemos en la figura 4 un llamado modelo estructural del rendimiento deportivo, recordando siempre
que los aspectos parciales del rendimiento, o sea, las capacidades y condiciones concretas, son por una parte
distinguibles pero que no las podemos diferenciar como campos claramente separados del rendimiento
deportivo (humano); Tienen una marcada interrelación y el paso de una a otra a menudo no es apreciable
(véanse Ehlenz / Grosser / Zimmermann, 1985, 11-12)
Capacidad de Destrezas
TECNICA
coordinación Motrices
Capacidades
Capacidades
Psíquicas
Cognitivo-Tácticas
Condiciones RENDIMIENTO
Básicas (Talento,
Salud, Material, Condiciones Externas
Constitución) DEPORTIVO (Entorno, Familia,
Profesión, Entrenador)
CONDICIÓN FÍSICA
Fuerza Velocidad Resistencia Flexibilidad
Figura 4. El Rendimiento Deportivo y sus posibles Componentes (fuente: Ehlenz / Grosser / Zimmermann, 1985, 12)
El desarrollo práctico-científico del rendimiento requiere, como ya dijimos anteriormente, una regulación
continua y por ello se puede representar como un proceso cibernético (véase la Fig. 4). En todo este contexto
existen muchos componentes interrelacionados de los que cada uno tiene su importancia.
Realización de Modificaciones de
Métodos de entrenamiento,
Capacidades de condición
estrategías competitivas
Capacidades psíquico-
Principios, medidas de
Leyes de adaptación y
entrenamiento o la programación
Capacidades técnico-
Condiciones básicas,
competición (información
entrenamiento
coordinativas
aprendizaje
situaciones
tardía)
tácticas
física
Paso 3
Información
Factores perturbadores sincrónica, rápida
Controles en Análisis,
Nivel de entrenamiento
Pasos 4 y 5 entrenamiento y comparación con
competición, normas,
Rendimiento competitivo
autoobservación autodesarrollo
Los llamados componentes intrínsecos del esquema de la figura 4 son aquellos que siempre
intervienen en el proceso de planificación y desarrollo (con excepción del diagnóstico inicial que no siempre es
necesario); concretamente son:
9 el diagnóstico del nivel actual de rendimiento y entrenamiento, los objetivos y metas, la programación de
entrenamiento y competición;
9 los controles en entrenamiento y competición (observación, auto observación, tests, mediciones);
9 comparación de resultados y metas, «auto desarrollo»;
9 información sincrónica, rápida y tardía.
Los componentes del desarrollo del rendimiento dibujados en este modelo se explicarán en el capitulo 2
en cuanto a sus fundamentos científicos generales y a su metodología práctica. Los capítulos 3, 4 y 5 contienen
asimismo exposiciones acerca del desarrollo del rendimiento para cada uno de los componentes del rendimiento
(por ejemplo, técnica, fuerza), para una selección de deportes concretos y para el entrenamiento con niños y
jóvenes.
CAPÍTULO 2
INTRODUCCIÓN
Los verdaderos contenidos de entrenamiento y competición son -como todo el mundo sabe- el ejercicio
de las capacidades físicas, coordinativas y psíquico-tácticas, todas ellas decisivas para el rendimiento. Estos
ejercicios, por su parte, están sometidos en cuanto a su aplicación, organización, volumen e intensidades a
determinadas leyes y principios que dan lugar a la consecución del incremento o mantenimiento óptimos del
rendimiento del organismo humano. Nos referimos a las leyes de adaptación biológica. Estas leyes intervienen
en el proceso de planificación evidentemente como factores limitadores. La ciencia y la práctica del
entrenamiento han formulado unas normativas que llamamos principios del entrenamiento; éstos dependen
directamente de las mencionadas leyes, ya que tienen función de variable para la planificación y el desarrollo.
Estos principios del entrenamiento (con sus fundamentos científicos) dan una estructura sistemática a las fases
y pasos de los procesos de adaptación, fijando, en definitiva, las pautas metodológicas del entrenamiento (para
más detalles, véase en páginas siguientes Principios de entrenamiento).
A continuación nos centraremos más en las leyes de adaptación biológica y en los principios de
entrenamiento interrelacionados entre sí, que tan importantes son para el desarrollo del rendimiento.
MECANISMOS DE ADAPTACIÓN*
*Las explicaciones sobre los procesos de adaptación se basan en las obras de Grosser / Zimmermann.
Entrenamiento significa, desde el punto de vista médico-biológico, una adaptación o bien un cambio
detectable en el ámbito de la condición física (resistencia, fuerza, velocidad) en sentido:
9 Metabólico y
9 Morfológico (células musculares, capilares, etc.)
En el ámbito técnico-coordinativo se producen adaptaciones a nivel nervioso-central y cognoscitivo
(cerebro, conductos nerviosos, médula espinal)
Ambos ámbitos se complementan con adaptaciones psíquicas.
Las siguientes explicaciones se refieren sobre todo al ámbito de la condición física. Con respecto a los
fundamentos de las técnicas deportivas recomendamos a Grosser / Neumaier, Técnicas de entrenamiento y con
respecto al ámbito psicológico, a Baumann, Tratado práctico de la psicología del deporte. Una capacidad básica
de la que gozan los organismos para sobrevivir en determinadas condiciones, es la adaptación. Cuando un
organismo se adapta a una determinada situación, existe un equilibrio entre los procesos de síntesis y
degeneración mientras no se interrumpan las exigencias normales. Esto se observa fácilmente en el ejemplo
de los glóbulos de la sangre, la piel y otras estructuras celulares que se degeneran constantemente, mientras
que se van produciendo nuevas en la misma medida. Lo mismo ocurre con la producción de hormonas y
enzimas: los procesos inhibidores se han de compensar constantemente para mantener un nivel hormonal
determinado y la concentración enzimática necesaria.
Esto significa que cada sistema biológico en su estado adaptado, se encuentra –en el supuesto de que
su funcionalidad esté garantizada- en un equilibrio dinámico característico: llamamos a este equilibrio
homeostasis.
Los procesos de adaptación provocados por cargas superiores se pueden considerar un mecanismo
biológico siguiendo el principio de la supercompensación.
Incremento
de la
adaptación Depósito incrementado (por ejemplo de glucogeno)
= factor para aumentar la capacidad de rendimiento
Disminución (después de
tres días como mínimo)
Nivel inicial del Tiempo de entrenamiento
rendimiento (días, semanas, meses)
Desgaste de
sustancias
energéticas
(en este caso
glocogeno)
Figura 6. Esquema explicativo de la adaptación biológica, sobre todo para los procesos de
aumento de los depósitos de glucúgeno (modificado según Jakowlev, 1977, fuente Grosser y cols.,
1985, 14).
El organismo pretende en todos los procesos de adaptación conseguir un efecto máximo con un mínimo
de esfuerzo. Siempre que queramos incrementar el rendimiento de un organismo hemos de aprovechar estos
procesos a través de medidas adecuadas.
En el deporte de alto rendimiento se busca una adaptación a cargas cada vez mayores. Este contexto se
representa en la figura 7.
100%
Reservas autónomamente protegidas
90% UM
Reservas autónomamente protegidas
UM 70%
Ámbito de energía
voluntariamente activable
Ámbito de energía
voluntariamente activable
25%
0
a) Sin entrenamiento b) Rendimiento máximo alcanzable
capacidad máxima de rendimiento a través del entrenamiento igual o
igual o menor a 70% (umbral de movilización) menor a 90-95% (umbral de movilización)
UM = umbral de movilización
El esquema de la figura anterior pone de relieve que, en un esfuerzo, una persona en estado
desentrenado no será capaz de liberar más que un 70% de sus reservas energéticas genéticamente
preestablecidas. La hipótesis de que el organismo guarda una «reserva autonómicamente protegida» resulta de
la observación de que se disponen de más reservas en situaciones extremas (por ejemplo, pasando angustia
ante la muerte, pero también se consideran influencias del dopaje), paralizando los mecanismos inhibidores
centrales.
El entrenamiento nos permite entonces ampliar el ámbito de la energía disponible, es decir, subir el
umbral de movilización. El deportista puede conseguir, en casos favorables, la activación de hasta un 95% de
sus energías.
Estas pretensiones requieren por encima del conocimiento de la supercompensación, además, la
consideración de otros mecanismos. Se sabe que cuanto más desequilibrio produzca un estímulo con respecto al
nivel dinámico característico, más se superará este nivel inicial en la fase de supercompensación, consiguiéndose
un elevado incremento del rendimiento a pesar de la inestabilidad de dicho nivel superior. Sin embargo, si
queremos crear una base estable de rendimiento para los sucesivos procesos de adaptación, de forma que el
organismo se acerque paso a paso a su máxima adaptación posible y con ello a su máximo rendimiento,
debemos emplear una metodología más diferenciada.
Adaptaciones metabólicas
A través del entrenamiento sólo alcanzamos una base estable si los procesos de supercompensación
concuerdan con la variedad de los factores determinantes para el rendimiento. Por eso hemos de tener en
cuenta las siguientes observaciones: El proceso de supercompensación representado en la figura anterior
expresa el comportamiento de un depósito de glucógeno, por ejemplo, del músculo. Otros componentes
estimulados a adaptarse se comportarán de la misma manera, pero con otra dinámica temporal, de forma que
algunos parámetros hayan acabado la supercompensación en un determinado momento, mientras que otros aún
se están regenerando (véase la Fig. 8; véanse también los procesos de regeneración de la tabla 1).
Incremento
Carga
De las Reservas Funcionales
Tiempo
Disminución
1 2 3
Así sabemos que primero se termina la acumulación de los sustratos (por ejemplo, ATP, fosfocreatina),
mientras que las enzimas alcanzan su actividad adaptada al mayor nivel de sustratos más tarde. Un
entrenamiento requiere, pues, primero, una estimulación de forma que se evite un decrecimiento del nivel de
sustratos ya alcanzado, motivando a la vez los procesos anabólicos (regenerativos) de la producción de enzimas.
El paso siguiente para fijar el nivel incrementado de rendimiento requiere el perfeccionamiento de la regulación
metabólica correspondiente al nivel más elevado de sustratos y enzimas (Jakowlew, 1977, 125) Partiendo del
nuevo nivel constituido se puede efectuar un aumento en las cargas del entrenamiento con el fin de conseguir
otro incremento del rendimiento. Lo que pasa es que una mayor capacidad de rendimiento no se caracteriza por
un nivel superior de sustratos y enzimas; más bien se puede asegurar una mejor disponibilidad de las energías
debido a la mayor actividad enzimática.
Esta disponibilidad energética más rápida significa para el trabajo muscular que el ATP
(adenosintrifosfato) degradado a ADP (adenosindifosfato) se resintetiza con mayor rapidez y el músculo
dispondrá de más ATP (fuente energética necesaria en una contracción) durante un esfuerzo concreto (Fig. 9).
Procesos de Con energía Con energía por Con energía Con efecto Con efecto sobre
Regeneración por vía aeróbica vía mixta por vía mixta Anabólico el sistema
(carrera, aeróbica- aeróbica (fuerza neuromuscular
natación, anaeróbica aláctica y máxima) (velocidad
ciclismo) (carrera, etc.) láctica técnica)
(ejercicios de
velocidad,
fuerza)
Regeneración A una Para cargas
continua intensidad del cortas según el
60-70% se método de
produce una repeticiones con
regeneración descansos largos
continua
Regeneración Después de Después de aproximadamente 2-3 horas
Rápida (muy aproximadamente
incompleta) 1.5-2 horas
Regeneración en A una Después de unas Después de Después de unas 18 horas.
un 90-95% intensidad del 12 horas. unas 12-18
(incompleta con 75-90%, horas.
buena capacidad después de
de rendimiento) unas 12 horas.
Regeneración A una Después de unas Después de Después de Después de unas
completa del intensidad del 24-28 horas. unas 48-72 unas 72-84 72 horas.
equilibrio 75-90%, horas. horas.
metabólico (mayor después de
capacidad de unas 24-36
rendimiento) horas.
Los tiempos de regeneración se refieren a principiantes en un deporte e individuos medianamente entrenados. Los
tiempos de regeneración se disminuyen aproximadamente en un 50% para los deportistas de élite.
Tabla 1. Procesos y tiempos de regeneración de diversas cargas de entrenamiento (según Keul, 1978;
Kindermann, 1978; Martin, 1980; fuente: Grosser y cols., 1985, 26)
ATP ADP
Anaeróbico-Aláctica Fosfocreatina
Anaeróbico-Láctica Glucosa
Aeróbica Grasa
La consecuencia es que en el esfuerzo concreto se acumula menos ADP. Ocurre, sin embargo, que la
mayor cantidad de ADP constituye el criterio decisivo para iniciar los procesos de adaptación. Cuando la
resintetización de ATP vuelve a cubrir el desgaste energético, ya no se interrumpe la homeostasis y el proceso
de adaptación se puede considerar como adecuado para el tipo de carga.
Debemos hablar aquí de las diferentes posibilidades de resintetizar el ATP, puesto que cobra una
importancia decisiva para los procesos de adaptación.
Diferenciamos entre la resintetización aeróbica y anaeróbica del ATP. El ATP es una fuente energética
que la musculatura puede utilizar directamente. En la bibliografía aparecen valores de unos 5 mol/g del peso
muscular como cantidad de ATP existente en el músculo esquelético, lo que debería ser suficiente para tres
contracciones musculares de máxima intensidad.
Ésta es la razón por la que el músculo depende a los pocos instantes de otras fuentes energéticas que
aseguren la resintetización de ATP. La misma degradación del ATP activa las reacciones de su resíntesis. La
primera vía, por su rapidez y por ser una reacción de máxima efectividad, es la de la creatinquinasa En esta
reacción, el enlace del fosfato pasa desde la fosfocreatina al ADP a través de la enzima creatinquinasa. Las
reservas musculares de fosfocreatina, sin embargo, sólo cubren un trabajo de 18 segundos máximo (a
intensidad submáxima; a intensidad máxima son ocho segundos)
Si el músculo ha de seguir trabajando en condiciones anaeróbicas (por ejemplo, manteniendo una
elevada intensidad de carga) puede conseguir la energía necesaria sintetizando ATP a través de la degradación
de glucosa (proceso llamado glucólisis) Esta solución en situación de falta de oxígeno es de menor eficacia, a
pesar de disponer en este caso de unas grandes reservas. Esta reacción inhibe, además, las enzimas decisivas
en su efecto, ya que la degradación de los azúcares es en estas condiciones incompleta y produce un cambio del
medio (acidez) El trabajo muscular queda de esta forma pronto interferido.
Si se ha de continuar con el ejercicio, se requiere una disminución de la intensidad de carga para
asegurar una aportación suficiente de oxígeno (condiciones aeróbicas) La degradación de los azúcares será
entonces completa, el agua y el dióxido de carbono producidos son fáciles de eliminar y apenas influyen en la
concentración del entorno o en la función de las estructuras y materias (mitocondrias, enzimas) que intervienen
en la consecución de la energía. El músculo dispone en condiciones aeróbicas también de las grasas como
fuente energética, aparte de la glucosa almacenada en forma de glucógeno.
Mientras que no parece factible incrementar la concentración del ATP por unidad de peso muscular, sí se
puede aumentar su contenido en fosfocreatina y glucógeno a través del entrenamiento. Una multiplicación de
las enzimas necesarias para las reacciones correspondientes permite al músculo garantizar una resíntesis de ATP
suficiente para estas condiciones de trabajo. Pero no sólo el metabolismo funcional necesita el ATP, sino que
también el metabolismo plástico depende de los compuestos fosfagénicos altamente energéticos, sobre todo
cuando su función ha de cumplir pautas específicas dentro de los procesos de adaptación.
Estos procesos se llevan a cabo durante las fases de descanso. También en estas fases de descanso se
requiere más ATP, ya que estos procesos gastan energía. La resíntesis de ATP durante los descansos se puede
desarrollar en condiciones aeróbicas, contrariamente a algunas formas de trabajo muscular.
Cuanto más seguras sean las posibilidades aeróbicas de conseguir energía, más rápidos serán los
procesos de recuperación y también de adaptación, lo que explica la capacidad de los atletas de recuperarse
rápidamente.
Adaptaciones morfológicas
A pesar de lo anteriormente citado, se puede inhibir una mejora del rendimiento en función de la
metodología empleada. La creciente adaptación enfocada a mantener la tasa de ATP constante, mientras exista
una estimulación, hace que la homeóstasis quede cada vez menos afectada, con el resultado que no se
produzcan nuevos procesos de adaptación. Para superar esta situación inadecuada para el desarrollo del
rendimiento, nos hemos de servir de procesos conocidos por su efecto trófico (amplificador) sobre las
adaptaciones. El sistema nervioso vegetativo o bien el sistema simpático-adrenérgico interviene
mayoritariamente en ello.
Lo que nos interesa sobre todo son las siguientes relaciones: Estimulando las fibras nerviosas simpáticas
se incrementa la capacidad muscular de trabajo y de reacción, y el cansancio del músculo estimulado parece
eliminado. Se trata del efecto ergotrófico del simpático (que se entiende como el incremento de reservas
energéticas bajo la influencia de las catecolaminas; en nuestro caso, se trata del efecto de la noradrenalina
liberada en las terminaciones nerviosas vegetativas) El mayor agotamiento de las reservas energéticas significa
evidentemente un estímulo mayor para los procesos de adaptación. El efecto simpático disminuye a medida que
aumente la familiarización del organismo con el tipo de carga muscular. La activación inevitable del sistema
nervioso vegetativo en la fase inicial del entrenamiento (es decir, mayor actividad muscular no acostumbrada)
es una reacción inicial lógica del organismo que tiene la función de asegurar una adaptación rápida del músculo
que le protege frente a sobrecargas. Los fenómenos de adaptación se afianzan con la mejora progresiva del
nivel de entrenamiento, haciendo innecesaria la intervención simpática.
Parece, pues, que, con la influencia de las catecolaminas se crean condiciones positivas para la
adaptación. Un nuevo aprovechamiento del efecto catecolamínico también es factible en un nivel elevado de
rendimiento o adaptación, siempre que el estimulo del rendimiento produzca una liberación de la catecolamina
adrenalina en el ámbito de la glándula suprarrenal. Las células de la glándula suprarrenal son células
ganglionares modificadas que producen la adrenalina y no la noradrenalina como las células ganglionares del
sistema nervioso vegetativo. La liberación de adrenalina no constituye entonces una regulación nerviosa, o sea,
un proceso limitado y localizado (en las terminaciones nerviosas) y muy directo, sino que es una regulación
endocrina, es decir, que la hormona puede tener su efecto generalizado por vía humoral (transportada por la
sangre) La adrenalina tiene un efecto metabólico mucho mayor que la noradrenalina. Un potencial de energía
que inicialmente parece poco económico por ser innecesario desencadena, incluso en el organismo muy
entrenado, procesos de adaptación.
Es muy difícil aplicar correctamente este efecto, ya que este mecanismo funcional favorece el peligro de
provocar un estado de sobreentrenamiento.
No parece factible un incremento rectilíneo del rendimiento hasta alcanzar su máximo, a pesar de los
siguientes aspectos: el desarrollo de una base estable, la especialización progresiva que ahorra al organismo la
energía para procesos innecesarios de adaptación y a pesar de los efectos tróficos de adaptación del sistema
simpático-adrenérgico. Se observa más bien una trayectoria curvilínea del desarrollo del rendimiento, que refleja
el hecho de que en un nivel más elevado, el rendimiento se incrementa poco a pesar de un gran esfuerzo de
entrenamiento.
Rendimiento
Rn
Ro
Periodo de entrenamiento
(Semanas, meses, años)
R = f(t)
Ro R1 Rn
Fig. 10. Curva idealizada de la evolución del rendimiento. Un incremento de los procesos de degradación a través
de los estímulos de entrenamiento (S1-n) se responde con un incremento de los procesos regenerativos. Mientras
se pueda establecer un nuevo equilibrio (Ro-n) como señal de adaptación, va aumentando el rendimiento del
organismo. Ro-n = adaptaciones; a interpretar como equilibrio entre procesos regenerativos y de degradación,
cada uno en un nivel más elevado (0-n). S1-n = estímulos de entrenamiento, que han de presentar de forma que
resulten en orden cronológico Ro, R1, R2,..., Rn, puesto que hemos de suponer que han de pasarse determinadas
fases de adaptación (Ro-Rn), para crear una base estable (fuente: Grosser/Zimmermann, 1981, 250)
Ello depende probablemente del tipo de los procesos de adaptación: la homeostasis que se renueva en
cada fase de adaptación representa un estado funcional dinámico en el que los procesos de regeneración y de
degradación están en equilibrio. Los procesos de degradación se incrementan paralelamente a los de
regeneración. En la zona límite de sus capacidades, el atleta debe encontrarse seguramente con muy pocas
posibilidades de incrementar su rendimiento: Está obligado a escoger una carga elevada para mantener o
aumentar su nivel. Pero no la puede fijar demasiado alta puesto que de esta forma fomentaría demasiado los
procesos degenerativos sobrecargando al organismo en sus tareas de regeneración.
El predominio de los procesos degenerativos, el llamado catabolismo, produce, sin embargo, una
disminución del rendimiento.
A pesar de que será probablemente imposible demostrar individualmente las adaptaciones de una a otra
sesión de entrenamiento, la posibilidad actual de medir parámetros concretos y el conocimiento de otros
factores de influencia forman una fuente de información indispensable para dirigir el rendimiento correctamente.
A continuación nombramos algunos puntos esenciales a tener en cuenta a la hora de valorar cada una de las
posibilidades de reacción del organismo. Se trata de la influencia de:
Para muchos deportes es importante disponer de las medidas antropométricas para valorar los
condicionantes genéticos, comparándolas con los valores óptimos procedentes de las investigaciones
biomecánicas. El conocimiento de los condicionantes genéticos también podría contribuir a valorar las
posibilidades de adaptación metabólica y morfológica en el ámbito de las estructuras celulares: se sabe, por
ejemplo, que una estimulación sistemática obtiene su mayor efecto cuanto más corresponda el tipo de carga al
perfil funcional de la estructura excitada (Jakowlew, 1977), mientras que una modificación definitiva no es
posible sino, sólo dentro de unos límites.
Esta observación no sólo abarca parámetros biomecánicos sino también fisiológicos y morfológicos. El
ejemplo más importante en este contexto es el hecho de que un atleta sólo puede esperar buenos resultados en
las carreras de velocidad cuando su musculatura crural contenga en gran parte fibras FT (fibras A, blancas, de
contracción rápida) El entrenamiento aparentemente sólo puede fomentar esta aptitud, mientras que apenas
será posible que transforme las fibras ST (fibras C) en fibras FT (Komi y cols., 1976; Howard, 1985)
Para estimar la capacidad de rendimiento en cada caso, hemos de conocer la edad cronológica y
biológica. Sabemos que en edades infantiles y juveniles existen en sus fundamentos las capacidades decisivas
para el rendimiento, pero con diferentes grados de desarrollo. Distinguimos las llamadas fases sensitivas
durante las cuales el organismo es especialmente sensible al fomento de los diferentes componentes. Para
conseguir un rendimiento máximo dentro de las posibilidades genéticas de cada individuo, parece evidente la
necesidad de aprovechar óptimamente estas etapas. «Óptimamente» no quiere decir necesariamente «al
máximo» (véase capitulo 5).
También tiene una importancia decisiva para la valoración de las posibilidades de reacción y adaptación
del organismo, el conocer los años de entrenamiento (años que se lleven entrenando) Esto es evidente, tal
como se puede deducir de las anteriores explicaciones, ya que la reacción frente a un estímulo cambia con el
estado del organismo; es decir, que una misma carga tendrá diferentes efectos en función del incremento de la
capacidad de rendimiento. Existen investigaciones (Hollmann/Hettinger, 1980) que demuestran que el
principiante ya empieza a desarrollar la fuerza con una intensidad del 30-40% de su fuerza máxima, mientras
que el atleta muy entrenado necesita como mínimo una carga del 70% de su fuerza máxima, y esto sólo para
mantener su nivel de rendimiento (véase también en el capítulo 3, la fuerza motriz).
En el ámbito del trabajo de resistencia aeróbica y anaeróbica se pueden determinar, hallando los niveles de
lactato, las velocidades (correr, remar, nadar) necesarias en el entrenamiento del deportista para conseguir,
en los niveles elevados de rendimiento, todavía intensidades que provoquen adaptaciones en el organismo
(véase también en el capítulo 3, la resistencia).
PRINCIPIOS DE ENTRENAMIENTO
Los procesos de adaptación biológica como variable reguladora y limitadora del desarrollo del
rendimiento
Los procesos de adaptación se controlan a través del aparato genético de la célula afectada por una
carga. La actividad de la célula tiende, en este caso, a conseguir un grado de adaptación que le permita
mantener un equilibrio entre los procesos de degradación y de resíntesis, en presencia del estímulo de la carga.
De esta forma se incrementa la capacidad funcional del organismo.
El atleta se pone como fin el aprovechar el comportamiento del organismo de manera que este equilibrio
se establezca en un nivel máximo para garantizar un rendimiento máximo con el citado incremento consecuente
de la capacidad funcional.
La tarea del desarrollo del rendimiento es, pues, el mantenimiento de este proceso, activando el aparato
genético de la célula. Si conocemos las características de los procesos del aparato genético de la célula podemos
dirigirlo en su actividad a través de una planificación sistemática del entrenamiento. Los procesos de reacción y
adaptación de las estructuras celulares, por su parte, tienen un efecto regulador sobre las cargas de
entrenamiento. Sólo se puede conseguir un desarrollo óptimo del rendimiento si incluimos estos procesos
biológicos como variable reguladora en la planificación del rendimiento. Para poder cumplir esta exigencia
deberíamos poder determinar el nivel de rendimiento actual del atleta; lamentablemente es imposible registrar
los valores de todas las variables que intervienen.
Disponemos, sin embargo, de un cierto conocimiento de los efectos provocados por una carga y de las
probables adaptaciones a conseguir, procedente de datos obtenidos en investigaciones con atletas en
entrenamiento y competición. Los métodos analítico-científicos actualmente disponibles se han de ampliar
constantemente en este sentido.
Es imprescindible poder estimar el efecto de una carga sobre el organismo para poder valorar el avance
de la regeneración y, con ello, los posibles procesos de adaptación.
La figura 11 representa que una alteración de la homeostasis puede tener distintos efectos en el
organismo, que han de ser respondidos con las medidas correspondientes, si queremos conseguir un aumento
del rendimiento.
Efecto de la carga
anterior
Fig. 11. Valoración del nivel actual, basándose en el efecto de la carga y en sus consecuencias para la
programación de las siguientes cargas (fuente: Grosser/Zimmermann, 1981, 253).
Período de estabilización
Si la alteración de la homeóstasis provoca un incremento del nivel de resíntesis dentro de la capacidad
del organismo se han de elegir cargas consecutivas de entrenamiento de forma que se garantice en primer lugar
una estabilización de los procesos anabólicos → «período de estabilización»
A base de las experiencias en los deportes individuales, se han desarrollado en la práctica del
entrenamiento los llamados principios de entrenamiento** que se pueden aplicar razonablemente, siempre que
sean biológicamente fundados, de acuerdo con los procesos de adaptación del organismo, determinando de
forma decisiva las fases de la planificación del rendimiento. Vemos en los principios de entrenamiento (sinopsis
en la Fig. 12) una herramienta práctica para el entrenador, basada en fundamentos científicos, que establece un
puente entre la teoría y la práctica de la metodología indicada.
requieren
Para garantizar
Para iniciar los efectos de adaptación la adaptación Para la orientación de la adaptación
en una dirección determinada
Los principios de la carga Los principios de
periodización Los principios de especialización
cíclica
Principio de la versatilidad de la
Principio de la preferencia y de
Principio de la relación òptima
Principio de la adaptación a la
Principio de la periodización
Principio de la regeneración
la coordinación sistemática
entre carga y recuperación
Principio de la alternancia
edad e individualidad del
Principio del incremento
Principio de repetición y
discontinuo de la carga
progresivo de la carga
periodizada
continuidad
reguladora
deportista
carga
Figura 12. La aplicación de los principios de entrenamiento en función de los procesos de adaptación del
organismo.
* Véase con respecto a este capítulo, también las explicaciones metódicas del entrenamiento en Grosser /
Starischka / Zimmermann: principios del entrenamiento deportivo, 1985 Pp. 23-41)
** Como principios entendemos generalmente las necesidades concretas, que reflejan determinadas leyes en
forma de fundamentos orientados en la práctica, exigencias y reglas de la actividad.
Cuanto mejor sean las fuentes energéticas aeróbicas, más se favorecerá también el metabolismo plástico y el
resultado de la adaptación. Una buena resistencia aeróbica es por ello la base para todos los deportes, por su
efecto acelerador para la recuperación de unas condiciones del medio favorables para las diferentes
sustancias. Una carga mayoritariamente aeróbica determina al final de su aplicación unas buenas condiciones
para los procesos de resíntesis.
Para mejorar, sin embargo, las bases condicionales específicas de los trabajos de velocidad se requieren
cargas metabólicas a nivel anaeróbico. La mayor producción del lactato ocasiona cambios en el medio químico
local, retrasando así el proceso de recuperación y, momentáneamente también los siguientes pasos de
adaptación. Esto significa que hemos de crear unas condiciones favorables para los sucesivos procesos de
adaptación, seleccionando cargas de entrenamiento adecuadas, además de unos buenos fundamentos de
resistencia.
En este sentido, el corredor de los 100 m lisos procurará mejorar las fuentes energéticas de tipo
alactácido (que no forman lactato) Las repeticiones de la carrera de los 100 m, sin embargo, desgastan con
mayor insistencia las reservas de glucógeno del músculo con un incremento elevado del lactato; en
consecuencia se tiene que limitar el número de repeticiones, ya que el efecto del entrenamiento no se
conseguiría al no poder correr con la velocidad necesaria. Esta carga ya no sería entonces específica-competitiva
y alactácida a pesar de tratarse de la misma distancia. En consecuencia sólo se podrá contar con una adaptación
limitada en cuanto a la misma competición; a esto se añade el efecto negativo de la mayor acidez que ya
mencionamos. Por ello será más adecuado, en todos los sentidos, reducir la distancia de 100 a 60-70 m para el
entrenamiento interválico: esta carga desgasta casi exclusivamente la fosfocreatina, mientras que apenas se
producirá lactato, pudiéndose reducir los descansos necesarios a uno-dos minutos; de aquí resultará un gran
volumen de series, es decir, que la carga total será elevada, sin que se ocasione una acidosis (formación de
lactato) inhibidora de las adaptaciones. Lo mismo valdrá para el corredor de los 800 m: reduciendo para el
entrenamiento la distancia de 800 a 600 m, estará capacitado para correr a velocidad de competición. Los
valores de la concentración de lactato serán parecidos a los producidos en competiciones a los 600 m. Esto
significa que la fuente energética es específica para la competición, evitándose la acidosis elevada que eliminará
el efecto a las sucesivas repeticiones de esta carga o que incluso las convertiría en un peligro.
De esta forma, se permite un fomento sistemático de potenciales de energía anaeróbica. Se emplearán,
entonces, otras sesiones de entrenamiento para aprender a tolerar valores superiores de la acidosis, pero sólo
tienen sentido una vez que las fuentes de energía anaeróbica hayan mejorado.
También se requiere una carga elevada de entrenamiento, determinada por intensidad y volumen, para
mejorar el rendimiento en los deportes de desgaste energético; aeróbico. La intensidad de la carga se debe
ubicar en el ámbito aeróbico; cuanto más se acerque al campo mixto aeróbico-anaeróbico más se incrementará
la degradación del glucógeno. Esta degradación fuerte de glucógeno, sin embargo, limita el volumen de la
carga, en función del nivel de entrenamiento y sólo se tolerará a un ritmo de una-dos unidades de
entrenamiento por semana. Puesto que de esta forma resulta una carga total baja; hemos de reducir la
intensidad aumentando el volumen. Esto es una receta que conduce con bastante seguridad al éxito, también,
para deportistas genéticamente menos favorecidos.
La intensidad de la carga corresponde, en este caso, a un entrenamiento fundamental de la resistencia,
que se situará más o menos en un 47% del consumo máximo de oxígeno, siguiendo los datos de Mader y cols.
(Resultados de 1980, no publicados)
En este método, el aparato muscular pasivo es un factor limitante a partir de un volumen de
entrenamiento.
Los resultados procedentes de estudios de entrenamientos basándose en mediciones del lactato,
demuestran que el estado subjetivo del deportista no puede servir de medida adecuada para determinar la
intensidad de la carga. En una fase de «bienestar», el deportista elige intensidades superiores que provocan una
acumulación del lactato. Ésta se sitúa, sin embargo, por encima de los valores óptimos para un desarrollo de la
capacidad oxidativa. Como reacción frente a este esfuerzo elevado, el deportista se cuidará en las siguientes
sesiones, en fijar una intensidad más baja. Ello es contradictorio a una buena adaptación que requiere un
determinado estímulo de carga (resultado entre intensidad y volumen de la carga)
La elección de la intensidad de carga se ha de situar en el nivel idóneo (Liesen y cols., 1985) a base de
una información lo más exacta posible (que comporta un análisis de la carga y del rendimiento)
Adaptación
Tiempo
(Semanas, Meses, Años)
No crear situaciones de entrenamiento uniformes y monótonas, sino ir variando siempre las cargas, a
partir de un determinado nivel de rendimiento (después del entrenamiento de base)
La forma más efectiva para mejorar el rendimiento se consigue de las siguientes maneras:
9 variando las cargas (por ejemplo, entre uniformes y discontinuas) y
9 variando los métodos (por ejemplo, entre el método interválico y el continuo, etc.)
El principio de la periodización
Si la carga no se reduce y el organismo entra en un estado de sobreentrenamiento, se producirá una
disminución incontrolada del rendimiento. En este caso se interrumpen los procesos bioquímicos (Jakowlew,
1977), sobre todo, de índole oxidativa, contrariamente a la disminución del rendimiento como respuesta a una
reducción del entrenamiento. Los procesos metabólicos de oxidación son, sin embargo, decisivos para la fase de
regeneración y sus efectos anabólicos, tal como ya explicamos anteriormente. El atleta agrava aún más su
situación, reaccionando con entrenamientos aún más forzados frente a esta disminución del rendimiento, que no
logra entender (¡al fin y al cabo está entrenando duramente!). La situación del organismo se puede explicar
entonces como un estancamiento en la simpaticotonía con un elevado desgaste de sustratos nada económico. El
rendimiento a causa del sobreentrenamiento perdurará hasta que la capacidad disminuida del atleta le obligue
situar las cargas en un nivel que vuelva a permitir el equilibrio entre los procesos de resíntesis y desgaste. La
recuperación del rendimiento anterior requiere entonces en primer lugar un desarrollo consecuente de la vía
energética aeróbica que vuelve a posibilitar de nuevo un incremento del rendimiento por encima del «nivel
perdido»
Esto significa que el incremento de carga necesario para el desarrollo sistemático del rendimiento ha de
ser seguido por una reducción temporal de la misma, estos dos aspectos los expresa el principio de la
periodicidad (véase más detalladamente en 2º paso: Determinación de objetivos y normas, planificación y
periodización).
En primer lugar, siempre se han de tener en cuenta en función de la edad y de las posibilidades
biológicas del atleta (véanse, por ejemplo, las fases sensitivas, en el capítulo 5) y, además, su individualidad en
cuanto a talento, motivación y disposición para el rendimiento, temperamento, etc., → el principio de
adaptación a la edad e individualidad del deportista.
Sólo una vez aprovechadas las posibilidades y las condiciones individuales de cada atleta (joven) según
su edad, podemos iniciar una máxima especialización (véase también Matwejew, 1961, 65) Esto significa para la
práctica:
Este último aspecto de la formación física y coordinativa nos lleva a la vez al:
9 Los deportistas que necesitan resistencia aeróbica y anaeróbica deben desarrollar la anaeróbica
sobre una amplia base de la aeróbica.
9 Aquellos que necesitan fuerza y resistencia desarrollan ambas capacidades, primero aisladamente
en sentido cuantitativo, para combinarlas luego (de la forma específica del deporte) La «fuerza-
resistencia» estará entonces, según cada deporte, más o menos acentuada hacia uno u otro lado.
9 Los deportistas que requieren velocidad de reacción, velocidad máxima acíclica y fuerza-
resistencia (local) entrenan; primero, las diferentes capacidades de forma aislada para mejorarlas,
luego de forma combinada. ¡Recordemos que la velocidad sólo se desarrolla óptimamente en un
estado de recuperación total! Sólo en un nivel elevado de rendimiento se introduce también un
entrenamiento en estado de cansancio.
9 Los deportistas que sólo necesitan las cualidades de la fuerza han de tener siempre en cuenta el
efecto inhibidor del incremento de la fuerza frente a la flexibilidad / agilidad, es decir, que se han
de concordar correctamente los ejercicios de fuerza y de flexibilidad o de relajación.
9 Los deportistas que necesitan velocidad cíclica máxima y fuerza han de percibir a tiempo los
límites racionales de la fuerza. Una fuerza excesiva incrementa la masa corporal y puede
perjudicar la agilidad y la coordinación intermuscular (técnica motriz)
Para detectar a tiempo la disminución potencial del rendimiento durante la temporada, originada por un
entrenamiento de la condición física mal dosificado o insuficiente, han de observarse atentamente las señales
tempranas que indican pérdidas de adaptaciones inestables. Lo primero que se registrará es seguramente la
pérdida de adaptación del sistema nervioso vegetativo, que se manifiesta, entre otras cosas, en la evolución de
la frecuencia cardiaca frente a un esfuerzo dado. En un estado adaptado, las pulsaciones corresponden a las
necesidades de la carga. Ésta se considera elevada a medida que baja la capacidad de rendimiento: la
estimulación consecuente del sistema nervioso vegetativo produce un aumento de la frecuencia cardiaca.
Para poder usar las modificaciones de las pulsaciones como feedback del correcto desarrollo del
rendimiento, es evidente que el entrenador tiene que realizar regularmente controles a través de pruebas de
esfuerzo adecuadas, que le permitan valorar individualmente el desarrollo de la frecuencia cardiaca (ver en el
capítulo 3: controles de entrenamiento y competición). Una pérdida potencial del rendimiento se ha de
interpretar como consecuencia de la reducción del «trabajo de condición física» que no se debe corresponder
con una «carga anaeróbica superior» Frente a las mayores exigencias de los procesos anabólicos (de resíntesis)
se ha de reaccionar con medidas adecuadas. Se tendrá que trabajar, a cono plazo (hasta la restauración del
nivel deseado de rendimiento para procesos anabólicos), en un nivel óptimo, centrándose en el volumen de la
carga.
Referente al último punto: En los deportes con gran requerimiento de condición física y coordinación
(por ejemplo, gimnasia deportiva, atletismo, deportes de lucha, esquí alpino, patinaje artístico etc.; véase
también la tabla 2) se procede actualmente de la siguiente forma:
Significado de la
Grupo de Deportes Deportes (ejemplo) Características Significado de la Técnica
Condición Física
Tabla 2. Significado de Condición Física y Técnica en los distintos deportes (según Djatschkow, 1977, fuente: Grosser / Neumaier, 1982)
En este contexto se suele sobrestimar la parte de la condición física y subestimar la coordinación.
Cuanto antes se dominen los gestos técnico-coordinativos con mayor economía y especificidad, antes,
también, se podrán entrenar los elementos de condición física, y a menudo con los movimientos técnicamente
correctos. Esto significa que siempre existe una influencia positiva entre condición física y técnica.
Siguiendo el principio de la alternancia reguladora se deben tener en cuenta las siguientes tesis:
Este principio está estrechamente relacionado con los aspectos que acabamos de proponer. Se trata
aquí, en algunos deportes, de la preferencia de determinadas capacidades de la condición física o de la
coordinación, añadiéndose a estas últimas la formación de un estereotipo dinámico (coordinación sistemática)
Podemos diferenciar lo siguiente:
9 Si se ha de dar preferencia a una capacidad concreta de condición física (por ejemplo, la fuerza
máxima en la halterofilia), hemos de tener en cuenta que no se menosprecien otras capacidades
complementarias y de soporte para las capacidades principales (véase, también, el «principio de
la alternancia reguladora») Siguiendo el ejemplo del halterófilo, nos referimos, aparte de la fuerza
máxima, a la fuerza explosiva, la fuerza-resistencia, la flexibilidad y la resistencia aeróbica (para
mejorar la capacidad de regeneración y la entrenabilidad de la musculatura)
La entrenabilidad de las capacidades primordiales de condición física requiere en la
mayoría de los deportes una base general y el correspondiente nivel (biológico) motor (¡y
psíquico-cognitivo!).
9 Si se ha de dar preferencia a determinadas capacidades de coordinación o bien a movimientos
técnicos concretos (por ejemplo, el movimiento giratorio en el lanzamiento de disco o el ritmo en
la carrera de vallas), hemos de cuidar siempre la relación de todas las capacidades
complementarias del proceso de rendimiento con el elemento principal. En nuestro ejemplo en el
lanzamiento del disco, la acentuación excesiva del elemento parcial «fase de toma de impulso»
puede ejercer un efecto perjudicial para el movimiento global: en cuanto al ejemplo de la carrera
de vallas, la mejora de la velocidad en movimientos parciales puede modificar el ritmo del
movimiento global (en sentido negativo y positivo) Esto significa que si mejoramos elementos
concretos de la condición física y/o de la coordinación, los hemos de integrar inmediatamente en
la globalidad estructural y funcional del movimiento principal. Ello se realiza mediante numerosas
repeticiones del movimiento global, inicialmente a una velocidad mediana o bien ligeramente
reducida y luego con la específica del movimiento. Después de años-de entrenamiento se va
formando de esta manera un estereotipo motor dinámico. La elaboración sistemática de la
coordinación (estereotipo dinámico) se consigue, en consecuencia, mejor de la siguiente forma:
• a través del método que acabamos de describir, o sea, desarrollando los elementos
parciales o integrándolos inmediatamente en el movimiento global, siendo este último
siempre el protagonista (coordinación sistemática), o
• a través de una formación compleja de las capacidades de condición física y de
coordinación. Vamos a especificar esta vía en el ejemplo del salto de altura.
La técnica (del salto de altura) puede combinarse a la vez con un entrenamiento de la
fuerza, realizando el movimiento con un peso adicional «crítico» del 4-5% del propio peso (mediante
chalecos o abrazaderas de arena o de pesas) Esta carga adicional no interfiere en el esquema motor que
posee el sistema nervioso central del movimiento, según los cálculos biomecánicos. En el entrenamiento
podemos alternar de forma complementaria o bien variada los saltos con y sin carga adicional (efecto
cinestético posterior; véase, también, Grosser / Neumaier, Técnicas de entrenamiento)
INTRODUCCIÓN
El incremento y el mantenimiento del rendimiento deportivo tienen -tal como hemos visto en las
anteriores exposiciones- sus fundamentos en los procesos de adaptación biológica de los diferentes órganos y
sistemas humanos.
En el ámbito de las capacidades de condición física se presentan adaptaciones de los sistemas
cardiovascular y metabólico, hormonal y vegetativo; en el ámbito de las capacidades técnico-coordinativas,
táctico-cognitivas y psíquicas son el sistema nervioso central (cerebro, conductos nerviosos, médula espinal) y
los mecanismos funcionales psicomotrices los que se adaptan.
Todos los fenómenos de adaptación se consiguen a partir de estímulos críticos de cargas exteriores -es
decir: ejercicios del entrenamiento- que producen un esfuerzo interno por parte de los órganos y sistemas. Estos
estímulos han de obedecer a leyes y fases evidentes de planificación y metodología que en parte ya conocemos.
En nuestro modelo de planificación y desarrollo del alto rendimiento deportivo (véase la Fig. 4, capítulo
1), hemos resumido las leyes y fases orientadas en la teoría y práctica del entrenamiento de forma que
destaquen casi todos los componentes importantes y metodologías a tener en cuenta para el entrenamiento.
RELACIÓN ENTRE ENTRENAMIENTO Y COMPETICIÓN
Acabamos de tratar primordialmente el ámbito del entrenamiento, pero no queremos indicar con ello
que la competición se sitúe total mente en un segundo término. Por el contrario: El entrenamiento y la
competición son para el deporte de (alto) rendimiento dos actividades estrechamente relacionadas que se
complementan y dependen la una de la otra, y desde hace tiempo forman el centro de atención de las
diferentes ciencias del depone. Los conocimientos y las publicaciones científicas, sin embargo, siguen
centrándose más en una «teoría del entrenamiento»*; todavía no se ha formulado una «teoría de la
competición», como tal.
* Véase, entre otros, Harre, 1971; Mellerowicz/Meller, 1972; Martin, 1977; 1980; Letzelter, 1978;
Hollmann/Hettinger, 1980; Grosser/Starischka/Zimmermann, 1981; Matwejew, 1981; Ballreich y cols., 1982;
Grosser/Neumaier, 1982; Röthig/Grössing, 1983; Weineck, 1984.
Hace mucho tiempo que se pide una perspectiva integrada entre entrenamiento y competición pero sólo
recientemente, Hagedorn y cols. (1985) han fundado teóricamente su llamado «programa de integración de
entrenamiento y competición (TWIP) En él se diferencian claramente los conceptos «planificación del
entrenamiento» y «conducción de competición» a pesar de sus interrelaciones en la práctica.
La presente obra «Alto rendimiento deportivo, planificación y desarrollo», pretende adoptar igualmente
una perspectiva integral del entrenamiento y competición. A pesar de poder (y deber) relacionar los siguientes
capítulos con situaciones tanto de entrenamiento como de competición, indistintamente, en lo que se refiere a
medidas de planificación y desarrollo, existen evidentemente grandes diferencias entre el entrenamiento y la
competición, de las que se citan las más esenciales en la tabla 3 (véase, también, capitulo 4)
Entrenamiento Competición
*No existe el estado preinicial, *Estado preinicial con mayor tensión
no conflictivo. nerviosa (prolongada) situaciones
de estrés en parte conflictiva (crisis),
elevada emocionalidad,
concentración, motivación, actitud.
Tabla 3. Diferencias esenciales entre Entrenamientos y Competición (fuente: Grosser y cols., 1986).
Conclusión: Por un lado, el objetivo primordial del entrenamiento es el desarrollo del rendimiento hasta
llegar al máximo; y por otro, el objetivo de la competición, la óptima puesta en práctica de este máximo. Ambos
objetivos sólo se pueden conseguir estableciendo una estrecha relación entre entrenamiento y competición. Esto
significa, con respecto a la planificación y el desarrollo del rendimiento deportivo, que todos los componentes
intrínsecos, variables y condicionantes (véase en capítulo 1, Modelo de la planificación del rendimiento) se han
de considerar igualmente o bien en diferente grado para las situaciones de entrenamiento y competición.
Las situaciones de entrenamiento se aproximan más a las competitivas cuando nos encontramos en un
nivel de alto rendimiento, es decir, que la carga en el entrenamiento equivale a la de la competición (incluyendo
la creación de las situaciones correspondientes de estrés)
FASES DE PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO
Antes de entrar en mayor detalle de cada una de las fases de planificación y desarrollo con
razonamientos metódicos y prácticos, exponemos primero una breve sinopsis del proceso completo de la
dirección del rendimiento. Empezando con el ejemplo inicial (véanse primeras páginas), siguiendo con las
explicaciones de tales páginas e incluyendo la Figura 4, resulta el siguiente orden:
Paso uno. Principio del desarrollo de rendimiento de principiantes o Diagnóstico de nivel actual
deportistas que vuelven a entrenar nuevamente (por ejemplo, al final de un de rendimiento y
período transitorio o de una lesión), y consiste en un análisis del nivel de entrenamiento
entrenamiento o bien de rendimiento mediante tests científico-deportivos y/o
prácticos. De esta forma podemos dividir a los principiantes en los llamados niveles
de entrenamiento.
Paso dos. Fija los objetivos para el rendimiento a largo y corto plazo,
Determinación de objetivos y
sirviéndose de determinadas pautas orientativas. Paralelamente se establece una metas programación de
programación que coordina (por ejemplo, a lo largo de un año) las fases del entrenamiento y competición
entrenamiento con el calendario competitivo.
Paso tres. Engloba las actividades prácticas concretas, o sea, las sesiones Realización de entrenamiento
de entrenamiento y las competiciones. y competición
Paso cinco. Implica el análisis actual (comparación con las metas Análisis, comparación con
establecidas) de los datos de control, posibilitando correcciones inmediatas durante baremos, autoregulación o
el entrenamiento y/o competición, o bien instrucciones posteriores para modificar bien correcciones
(o mantener) las tareas.
INTRODUCCIÓN
Los perfiles específicos de cada deporte forman la base y las condiciones esenciales para los siguientes
pasos. De ello se deducen, entre otros, los aspectos físicos y psíquicos a buscar en el deportista. Ello nos hace
colocar el cuadro del perfil específico del depone al principio de nuestra exposición.
El análisis es cualitativo o cuantitativo y mixto, en algunos casos. El análisis cualitativo puede ser el más
importante, por cuestiones metodológicas. Sabemos que el grado de exactitud se incrementa a mayor nivel de
cuantificación; pero, a la vez, resulta más dificultoso. Esta es una de las razones por las que, en muchos
deportes, los análisis cualitativos brindan actualmente la única posibilidad para determinar los perfiles
correspondientes.
Este tipo de análisis -cualitativo o cuantitativo- supone fundamentalmente dos pasos; uno basado y en
función del otro:
En el primer paso se evalúan las características de una disciplina deportiva, para ver si son relevantes
o relativamente indiferentes para el rendimiento. De esta forma, se seleccionarán y se identificarán las
características que muestren una relación más estrecha con el rendimiento complejo o con rendimientos
parciales en esta disciplina. A base de ir variando entre sí objetivo y factor que influye, podemos detectar el
efecto de este último, variándolo y observando el resultado para el rendimiento complejo o parcial. De estas
reflexiones y en este método se parte de la base de que el desarrollo del rendimiento se centra
primordialmente, por razones económicas, en aquellas cualidades que no son indiferentes con el rendimiento a
desarrollar. En este contexto no debemos olvidar las características que, a pesar de no estar correlacionadas con
el rendimiento en niveles elevados; pero que son imprescindibles para poder alcanzar este rendimiento. Puesto
que todos los deportistas de alto rendimiento las poseen de una forma marcada, no existe correlación, o sólo
poca, con el rendimiento complejo. Un ejemplo de ello seña la elevada velocidad de carrera en el salto de
longitud.
Las características relevantes para el rendimiento se suelen juntar para formar factores, es decir,
complejos de características. Este procedimiento se basa en la reflexión de que un sistema biológico apenas
sería capaz de variar aisladamente una sola característica. La estipulación de complejos de características tiene
sus ventajas por razones pragmáticas. Con los métodos disponibles en la práctica, será muy difícil planificar el
desarrollo de una característica concreta del rendimiento. Esto también es una razón para establecer y
determinar complejos de características.
El segundo paso se especifica con el concepto «determinación del alcance de los factores que influyen
en el rendimiento» Consiste en especificar un orden para los complejos de características concretados en el
primer paso, situando el grupo de características más importante y más influyente para el rendimiento en el
rango número uno. La idea básica de este proceso es la de economizar el desarrollo del rendimiento. Se han de
desarrollar, primero, aquellos complejos del rendimiento que posibilitan un cambio intensivo del mismo. Luego,
siguen los menos importantes o menos influyentes. A continuación se intenta determinar el grado de influencia
de los factores extraídos, cuya importancia para el rendimiento complejo ya quedó demostrada. El objetivo de
este paso consiste en conseguir datos concluyentes para determinar el orden de las características o sus
complejos a tener en cuenta en el proceso de planificación y desarrollo. Los complejos, por ejemplo, que
perciben el rango dos y tres, respectivamente, en este segundo paso, y que resultan menos diferenciables en
cuanto a su influencia para el rendimiento complejo, cambiarán de rango, si él de la cifra tres es más fácil de
desarrollar.
Los intentos científicos varían mucho en cuanto a la solución o bien la realización de los mencionados
pasos. Existe una serie de publicaciones que se orienta en afirmaciones indeterministas, o sea, probabilidades.
Otros trabajan con una metodología determinista e intentan solucionar estos pasos de una evidente forma
matemática. La versión determinista tiene la ventaja de afirmaciones claras, mientras que la indeterminista trata
el aspecto probable y fluctuante de las características biológicas. La problemática metodológica crea la
intercorrelación, es decir, la influencia mutua entre complejos concretos de características.
El bobsleigh tiene como objetivo superar una distancia establecida en el mínimo tiempo posible. De ahí
resulta la exigencia de un máximo de fuerza de impulso durante todo el trayecto. Un modelo de la técnica de
descenso en el bobsleigh (Ballreich/Baijmann, 1982) pone de relieve una solución práctica que sigue los dos
pasos anteriormente indicados del análisis de un deporte. La trayectoria del descenso se puede diferenciar en
rectas y curvas. La fuerza de impulso en estas condiciones diferentes resulta ser la siguiente.
Explicación
e = ordenada del espacio en dirección del trayecto; é = velocidad en dirección del trayecto; ë = aceleración en
dirección del trayecto: β = ángulo de inclinación del trayecto; m = masa del bob más conductor; g = aceleración
gravitatoria; µ = coeficiente de fricción;
twpF = R* = factor de la resistencia del aire.
2
Fig. 14. Izquierda: Las fuerzas sobre trineo y conductor en el plano del movimiento, F =
fuerza propulsiva, R = resistencia de fricción, W = resistencia aerodinámica, N = fuerza
normal, (= ángulo de inclinación. Derecha: Corte transversal de las fuerzas existentes en
un movimiento curvilíneo. G = fuerza del peso, Z = fuerza centrífuga, NR = fuerza normal
resultante, φ = ángulo de la tangente de esta altura,
v = velocidad de movimiento (fuente: Ballreich/Baumann, 1982, 129; citados por Grosser
y cols., 1986).
De esta forma se extraen los siguientes factores decisivos para el rendimiento que influyen en el tiempo
de la prueba, suponiendo una trayectoria constante (conviene remarcar que en estas reflexiones no se incluyen
los fallos de conducción):
La importancia de cada magnitud se halla estimando su influencia en el tiempo de la prueba. Para ello
se varió, en una simulación, cada factor en una medida realista, manteniendo constantes los demás factores.
Un aumento de la masa por 10 Kg provoca una mejora del tiempo entre 0,25-0,35 s. Una variación del
coeficiente de fricción y de la resistencia del aire en un 10% modifica los tiempos en 0,25-0,30 s y en 0,47-0,7
s, respectivamente. El incremento de la velocidad inicial por 1 mIs, mejora el tiempo en 0,6 segundos.
La consecuencia de estos resultados es la mayor exactitud en los factores de resistencia del aire y la
velocidad inicial a la hora de planificar y desarrollar el rendimiento complejo. La resistencia del aire se puede
corregir desarrollando y regulando la posición en el descenso, cambiando la velocidad inicial y el
comportamiento en la salida. Durante el descenso se minimiza la resistencia del aire a través de una postura
corporal adecuada y con la vestimenta aerodinámica correspondiente. El deportista ha de evitar, en cuanto a su
postura, la flexión de las articulaciones de las piernas igual que una elevación de la cabeza. La velocidad inicial
se puede mejorar optimando la técnica de la salida.
El salto de longitud tiene como objetivo alcanzar una distancia máxima. Este objetivo motor tiene un
requisito por cumplir que es el lugar fijo de la batida. Hay (1978) dividió la distancia compleja del salto de
longitud (véase la Fig. 15) en las distancias parciales W1 (distancia de la batida-centro de gravedad), W2
(distancia del vuelo) y W3 (distancia de la caída-centro de gravedad) Los datos que resultan de los estudios de
Ballreich (1970) con 60 atletas de niveles medios y bajos de rendimiento (5,63-6,80 m), permiten una primera
valoración de las distancias parciales. Las diferencias de unos 60 cm. en la longitud saltada se debe en un 80-
90% a la distancia del vuelo W2 y en un 10-20% a la distancia de la caída (véase Ballreich/Brüggemann, 1986,
29)
Intentamos profundizar en el análisis cualitativo del depone mediante el ejemplo del salto de longitud.
La distancia de la batida depende exclusivamente de los ángulos articulares en el momento de la batida y de las
condiciones antropométricas constantes, de los tamaños de los segmentos corporales y de la posición de los
centros de masa de éstos. Esto significa, en el ámbito cualitativo, que la distancia de la batida-centro de
gravedad depende exclusivamente de la posición corporal en el momento de la batida.
La distancia del vuelo depende claramente del valor de la velocidad de despegue V0 del centro de gravedad
corporal y de su ángulo con la horizontal, del ángulo de despegue α0 y de la diferencia de altura entre batida y
caída. Esto significa, dicho de otra forma, que la distancia del vuelo depende de los dos componentes de la
velocidad de vuelo V0x y V0y y de la diferencia de altura durante el vuelo. Esta última, por su parte, depende de
la altura del centro de gravedad entre batida (posición corporal) y caída. La altura después de la batida debería
de ser muy grande, no obstante quedará claramente limitada por las condiciones antropométricas del atleta. La
altura en la caída será, consiguientemente, muy baja, pero no debe ser mínima para no influir negativamente en
la distancia centro de gravedad-caída W3.
Las velocidades de vuelo V0x y V0y quedan determinadas por los impulsos en la batida y sus condiciones,
concretamente la velocidad antes de poner el pie de apoyo. En la batida se desvía la dirección esencialmente
horizontal que lleva el saltador durante la carrera. Para ello se emplean fuerzas en dirección horizontal y vertical
durante la batida. Cuanto mayor sea la desviación de la trayectoria del centro de gravedad, mayor será la
deceleración del movimiento horizontal. El objetivo de la batida ha de ser, por ello, la creación de una máxima
velocidad vertical con mínimas pérdidas de la velocidad horizontal. Extraigamos primero los factores relevantes
para el rendimiento en la batida:
9 velocidad de carrera máxima, y
9 preparación óptima de la batida.
Después volveremos a insistir en estos factores. Los objetivos motores de la batida, antes especificados,
dependen esencialmente de la influencia de dos grupos de elementos. Diferenciamos entre los movimientos de
la pierna de apoyo y los elementos de impulsión, es decir, de la pierna de impulso y de los brazos. La pierna de
apoyo, mejor dicho, su musculatura extensora se contrae primero de forma excéntrica durante un tiempo de
unos 60 m/s, y a continuación de forma concéntrica hasta el despegue, durante otros 40-60 m/s (véase la Fig.
16), lo que produce, en consecuencia, un movimiento hacia abajo (inclinación) de los segmentos de apoyo
durante la primera parte de la batida, mientras que los elementos impulsores describen una trayectoria
constante hacia arriba. Acabamos de identificar dos elementos con distintas funciones durante la batida que se
han de tratar de manera diferenciada como elementos reguladores. A continuación hemos de estudiar también
la relación entre estos dos elementos. La extensión concéntrica de la pierna de apoyo durante la segunda parte
de la batida se refuerza notablemente, por ejemplo, con el movimiento de frenado de la pierna de impulso. Es
una evidencia y se ha de tener en cuenta en las medidas de planificación y desarrollo correspondientes, de
forma que los aspectos biomecánicos entre los movimientos segmentarios tengan un papel importante.
La técnica de la batida que estamos estudiando brevemente, se entrena para entorpecer lo menos
posible en la velocidad de carrera durante los últimos tres pasos anteriores a la batida (véase la Fig. 17).
Fig. 17. Relación entre velocidad de carrera y distancias alcanzadas en
una muestra de 108 individuos (fuente: Kollath, 1980, 8).
Todos los estudios que hablan de la batida indican claramente un alargamiento claro del penúltimo paso
frente a los otros dos (antepenúltimo y último pasos) Con este paso más largo se consigue bajar el centro de
gravedad (véase la Fig. 18). Esta bajada se aprovecha durante la batida para alargar la aceleración vertical y así
también el camino de trabajo. El acortamiento relativo del último paso evita un apoyo excesivo en la batida y
con ello una reducción elevada de la velocidad horizontal.
Fig. 18. Preparación del salto de longitud (fuente: Grosser y cols., 1986)
La velocidad de carrera tiende a ser máxima y está altamente correlacionada con el resultado del salto.
Estas tendencias generales se reflejan en los datos reunidos por Kollath (1980) igual que en otros
estudios recientes. Queda la observación de que estas tendencias generales no resultan tan claras en caso de
muestras de poblaciones homogéneas. En la figura 17 se resaltan las velocidades de carrera registradas en
saltadores que superan los 7,5 m. Se desprende del gráfico que se consiguen estas marcas con velocidades
cercanas a los 11 mIs, pero también con menos de 10 m/s. Dedujimos así que una velocidad elevada es
necesaria pero no imprescindible para un buen salto. De esta forma se convierte la velocidad de carrera en una
característica importante a desarrollar, pero no es la única.
Durante la batida se producen, como describimos anteriormente, fuerzas de reacción horizontales y
verticales contra la superficie, causadas por movimientos opuestos del cuerpo. Su dirección y trayectoria se
observan en la figura 19.
Debido a la orientación de las fuerzas se crea un momento de fuerzas que proporciona al atleta un
momento angular dirigido generalmente hacia delante, si observamos la duración entera de la batida (véase la
Fig. 20).
Esto significa que un saltador de longitud realiza durante el vuelo una rotación hacia delante. No
obstante, para alcanzar una distancia de caída-centro de gravedad W3 (descrito anteriormente) favorable, se
tiende a conseguir un cambio intensivo de la orientación corporal y, sobre todo, del tronco. Este cambio se
obtiene mediante una rotación relativamente rápida de brazos y piernas hacia delante, a pesar de que el
momento angular esté orientado hacia delante. Los momentos angulares parciales orientados hacia delante que
se consiguen de esta forma producen un momento angular parcial, del tronco, hacia atrás, siendo el momento
global constante. Los movimientos de brazos y piernas no tienen, en consecuencia, un efecto estabilizador, sino
que sirven como elementos de desarrollo para la caída y su distancia, que constituye una categoría parcial
dentro del rendimiento global del salto.
El análisis cualitativo de la disciplina del salto de longitud permite una diferenciación del rendimiento
global en sus partes y da acceso a la deducción de los factores que influyen y a la estructura jerárquica de los
mismos (véase la figura 21).
W
Distancia
W1 W3
Distancia batida W2 Distancia caída-contacto
centro de gravedad Distancia del vuelo centro de gravedad
De ello se pueden extraer las magnitudes por planificar y desarrollar, tal como indica la tabla 4.
Factor Objetivo del desarrollo
Carrera (previa) Velocidad máxima
Una vez confeccionados los perfiles de la disciplina en cuanto a las exigencias, podemos hallar los
mismos perfiles para los deportistas. Se deducen directa o indirectamente del perfil de la disciplina. A
continuación ponemos mayor énfasis en los requisitos físicos.
Los requisitos antropométricos se pueden considerar características no entrenables y sirven sólo en el
ámbito de selección. Un deportista extremadamente bajo ya no alcanzará una velocidad de carrera superior
debido a sus zancadas cortas. En el momento del despegue, la altura de su centro de gravedad es, a priori, baja
debido a su reducida estatura, por lo que dispone de poca diferencia de altura entre despegue y caída. La
influencia de los factores antropométricos es extrema en el caso del salto de altura. El rendimiento en el salto de
altura depende de la altura del listón que, por su parte, está en función de la suma entre la altura del paso por
el listón H3, la altura de ascensión o del vuelo H2, y la altura inicial H1, lo cual pone en evidencia la influencia de
las condiciones antropométricas para el rendimiento en el salto de altura.
En cuanto a las exigencias de condición física en el salto de longitud se requiere en esencia una máxima
velocidad de movimiento cíclico (carrera), un movimiento de máxima velocidad acíclica de los elementos
impulsadores en la batida y la capacidad de reacción de la musculatura extensora de la pierna de apoyo.
Añadiendo las capacidades de fuerza que después describiremos, resulta para la batida el siguiente perfil de
exigencias en cuanto a la condición física:
DIAGNÓSTICOS INICIALES
Los diagnósticos iniciales constituyen el primer paso práctico para la planificación y el desarrollo del
rendimiento. Permiten una clasificación individual de los atletas en los llamados niveles de entrenamiento
(véase la Tabla 5), basándose en sus resultados los pasos posteriores de planificación y desarrollo. Los
diagnósticos iniciales contienen dos elementos. Las características relevantes para cada disciplina y los factores
relevantes para el rendimiento se han de analizar y valorar individualmente. Un diagnóstico se compone de
análisis y valoración, es decir, de la clasificación de un valor individual dentro de un sistema normalizado. El
diagnóstico se aplica para el análisis individual de las deficiencias. Finalmente sirve para jerarquizar los factores
de exigencia y de influencia a planificar y desarrollar. Las exigencias que registran grandes deficiencias recibirán
entonces un trato favorable dentro del proceso de planificación del rendimiento frente a otros que muestran
pocas o ningunas deficiencias en comparación a la escala normativa. Un saltador de longitud, por ejemplo, con
una elevada velocidad de carrera, o sea, un buen tiempo en los 100 m lisos, pero con deficiencias en la batida -
es decir, en la transformación de la velocidad horizontal en la vertical para el vuelo- se centrará, basándose en
este diagnóstico inicial, en otros elementos durante el proceso de desarrollo que otro atleta que tiene claras
deficiencias en su sprint.
Tabla 5. Niveles de Entrenamiento con Duración, Frecuencias de Entrenamientos y Porcentaje de los Contenidos
De estas explicaciones resulta evidente que los diagnósticos iniciales deben tener un carácter
diferenciador. No es suficiente observar y valorar el rendimiento complejo, salvo algunos pocos casos. Las
características motoras y de condición física a evaluar se basan en los perfiles de exigencias de cada deporte
que discutimos antes ampliamente. En este sentido no basta valorar la capacidad del sprint con el tiempo en los
100 m lisos. Siguiendo la estructura de los elementos exigibles de esta disciplina, se han de valorar las partes de
aceleración positiva, de velocidad máxima y de aceleración negativa.
Los diagnósticos iniciales pueden ser muy diferenciados, lo que implicaría grandes gastos en cuanto a la
metodología para medir los datos. Actualmente se utilizan a niveles de alto rendimiento en gran medida los
métodos y diagnósticos de la biomecánica y de la medicina deportiva.
Los diagnósticos iniciales compuestos de tests específicos deportivo-motrices y de análisis cualitativos
del movimiento aportan generalmente suficiente información acerca del nivel actual de rendimiento.
Los tests deportivo-motrices (llamados también tests metodológicos del entrenamiento) son
métodos de observación estandarizada para medir una característica de la personalidad claramente definida. Los
tests empleados para los diagnósticos iniciales han de discriminar suficientemente permitiendo una definición
exacta.
Han de cumplir también el criterio cualitativo secundario de la discriminación, aparte de los criterios
cualitativos principales, que son: la objetividad (no deben depender del observador), la fiabilidad (deben
poderse repetir) y la validez. La utilidad práctica del diagnóstico inicial requiere, además, la disponibilidad de
escalas normalizadas.
Una vez que se disponga de métodos debidamente probados para el perfil concreto de una disciplina, se
elabora una batería compuesta de tests lo más independientemente posible entre sí. Hemos de prescindir de
tests redundantes por razones de economía. Por ello no tendría sentido utilizar dos formas paralelas de tests
para medir la capacidad de salto vertical (por ejemplo, el test de detent vertical y el salto vertical con cinturón)
Una excepción sería que se quieran registrar factores adicionales exigidos. Para la capacidad de salto vertical, es
decir, la fuerza extensora de la musculatura de la extremidad inferior, se ofrece la prueba del salto vertical (test
de Abalakow) como instrumento de diagnóstico adecuado. Si en esta prueba se fijan las manos al nivel de la
cintura, excluyendo un movimiento de brazos, resultará una forma de salto muy válida. Durante el ejercicio se
debería de evitar una flexión en la cadera y una flexión de las piernas hacia arriba en la fase de suspensión.
Si a continuación se pretende comprobar el trabajo de los brazos, se podrá emplear una prueba casi
idéntica. Se realiza la prueba del salto vertical con impulsión libre de los brazos, recalcando que los brazos se
han de mantener estirados hacia arriba durante la suspensión. La diferencia entre el salto sin y con impulso de
los brazos, no aporta una medida para el efecto del impulso de la extremidad superior.
Si volvemos a nuestro ejemplo del salto de longitud veremos que se han de comprobar los factores
exigidos con tests deportivo-motrices adecuados, aparte del análisis del rendimiento complejo. Como tests se
ofrecen, por ejemplo:
Las exigencias en cuanto a la coordinación, sin embargo, se han de comprobar durante la realización del
ejercicio complejo.
Para valorar las capacidades de coordinación y la técnica motora existe, aparte de la observación
subjetiva y directa, la observación asistida por otros medios. La observación y la grabación con película y
vídeo gozan de una amplia divulgación y permite numerosas repeticiones y paradas de la imagen. Esto mejora
considerablemente la desventaja de no poder reproducir un evento motor y la de la falta de fiabilidad de la
observación directa del movimiento, en parte, a causa de la velocidad natural del mismo. La técnica del vídeo
tiene, actualmente, una clara preferencia frente a la filmación por la velocidad con la que se dispone de la
información. El consumidor dispone de aparatos de suficiente calidad para sus necesidades en el ámbito
deportivo, permitiendo incluso la proyección imagen por imagen aparte de cámara lenta. Debido al sistema, se
limita el contenido de las grabaciones de vídeo a 1/25 s. En cuanto a la dimensión espacial de la información es
comparable con la filmación en 8 mm, mostrando los aparatos semiprofesionales una clara mejora. La
consecuencia es que la aplicación del sistema de grabación ha de ser muy preciso. Su planificación se reduce
entonces a considerar las limitaciones a causa del sistema del equipo de grabación utilizado y el tipo de evento a
diagnosticar. Las marcas y las líneas auxiliares en el primer plano y en el fondo de la zona del ejercicio ayudan a
evaluarlo. La altura de un salto de potro, por ejemplo, se valora rápidamente si en el fondo se encuentra una
escala correspondiente.
Los diagnósticos iniciales se orientan en el perfil elaborado por el análisis de la disciplina deportiva,
constituyendo un requisito esencial para una planificación y desarrollo sistemáticos. Han de corresponder al
criterio de la discriminación, lo cual los conviene en cada vez más complejos y costosos en función del nivel de
rendimiento deportivo-motriz.
El verdadero proceso del desarrollo del rendimiento comienza con la planificación del entrenamiento,
una vez que se hayan determinado los niveles de éste y las metas necesarias para cada deportista en concreto.
La elaboración de la planificación en sí se orienta siempre en objetivos primarios y normas de rendimiento a
cumplir.
Los objetivos del entrenamiento son generalmente rendimientos a alcanzar dentro de un determinado
espacio de tiempo, por ejemplo, la mejora de la marca personal de 10,7 a 10,5 s en los 100 m lisos dentro de
un año, o en el balonmano, el ascenso a la categoría superior o solamente mantener la actual.
Estos rendimientos a alcanzar se denominan objetivos primarios; en los ámbitos de condición física,
técnica y táctica podemos hablar entonces de objetivos parciales y nombrar objetivos específicos a capacidades
concretas de condición física (por ejemplo, la fuerza máxima, la «velocidad-resistencia») Los objetivos del
entrenamiento dependen, pues, de conocimientos acerca de:
LAS NORMAS
Las normas definen el alcance de los rendimientos parciales específicos o sus fases para un determinado
momento de la periodización del entrenamiento. Distinguimos entre:
9 normas idóneas: se orientan en las características de los deportistas de élite mundial o bien se
establecen de una forma racional;
9 normas estadísticas: describen el promedio de los rendimientos de determinados grupos (por
ejemplo, el promedio de la fuerza explosiva en ambas piernas de todos los futbolistas de la primera
división), es decir, que caracterizan una tendencia. El entrenador las puede hacer servir para evaluar
mejor las diferencias de sus atletas frente a estas normas;
9 normas individuales: son «dinámicas», es decir, que se adaptan al nivel individual de rendimiento de
cada uno.
La planificación del entrenamiento es «un método previsivo y sistemático de estructuración del proceso
de entrenamiento (a largo plazo) enfocado a alcanzar un objetivo de entrenamiento. Dicho método se orienta en
las experiencias prácticas y en los conocimientos científico-deportivos» (Starischka, 1985, 1) Dicho de otra
forma: la planificación es un «adelanto del futuro» (Hagedorn, 1985, 347), caracterizado por:
9 la constante adaptación a la realidad del entrenamiento y de la competición (y por ello no es un
procedimiento fijamente prescrito);
9 la estructura con fases temporales;
9 la posibilidad de periodización;
9 y, en consecuencia, la biorrítmica y las curvas de rendimiento biológico del ser humano.
La relación existente entre carga y adaptación posibilita o incluso exige un entrenamiento a lo largo de
uno o varios años (véase «Principios de entrenamiento»)
Para ello se ha de tener en cuenta que el rendimiento deportivo no se mueve en un nivel constante a lo
largo de un año, sino que describe una curva rítmica a causa de los procesos biológicos y psicofísicos. Por ello
se producen en todos los atletas y deportes:
El desarrollo del rendimiento se ha de realizar de acuerdo con esta periodicidad de índole biológica, es
decir:
9 Cada ciclo periódico presenta a lo largo de un año unas estructuras específicas de cargas y
contenidos del entrenamiento (y centros de interés); y
9 dicho ciclo se orienta siempre en el calendario de competiciones, sobre todo en las principales.
En función de la frecuencia de las competiciones que los planes generales establecen para la élite,
diferenciamos entre:
1. Una periodización con una cima (= sólo un máximo competitivo de 3-10 semanas por año, por ejemplo
en los deportes individuales; véase la figura inferior)
2. Una periodización con dos o más cimas (por ejemplo, en los deportes de lucha)
3. Una periodización con un bloque competitivo de varios meses (por ejemplo, todos los deportes
colectivos)
Capacidad de Rendimiento
100%
90%
80%
70%
0%
Período de preparación Período de competición
Período de
Competición de Relaja- Competición transición
1ra. Etapa 2da. Etapa
desarrollo ción principal
NOV DIC ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT
Figura 13. Periodización anual con una cima con una curva de Capacidad de Rendimiento ideal (fuente: Grosser y cols.,
1985, 1986).
Los esquemas (2) y (3) se consideran o se aplican en los deportes colectivos también de forma
combinada (véase la figura inferior, y el capítulo 4).
100%
90%
80%
70%
Capacidad de Rendimiento (%)
Inicio de los Juegos Intensidad del Estímulo (%)
de puntos Alcance o Volumen del Estímulo (%)
60%
I II III IV V VI VII VIII IX X XI MESOCICLOS
JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC ENE FEB MAR ABR MAY MES
Figura 14. Periodización anual en el Fútbol de Alto Rendimiento (con dos cimas, con bloques competitivos de varios meses, cada una) con el
Alcance y la Intensidad del Estímulo en el Entrenamiento y curva de forma física ideal (Bauer, sin año, 57) (fuente: Grosser y cols., 1985).
Cada uno de los períodos anuales se puede planificar generalmente sólo a nivel muy global, así que
tiene aproximadamente la siguiente estructura para todos los deportes:
Segunda etapa:
9 desarrollar el rendimiento competitivo → periodo competitivo;
9 el entrenamiento se concreta: disminución del volumen de los ejercicios de desarrollo genérico a
favor de cargas y ejercicios específico-competitivos;
9 la carga total se mantiene; la intensidad se incrementa;
9 duración: aproximadamente 1 – 2 meses. Objetivo: nivel de rendimiento del año anterior al final
de la etapa.
Periodo(s) competitivo(s)
Primera etapa: competiciones-control (2 – 8 semanas)
Segunda etapa: fase de distensión (1 - 4 semanas, durante los entrenamientos: mejoras a base de las
competiciones-control)
Tercera etapa: competiciones principales (2 - 8 semanas): volumen del entrenamiento sensiblemente
reducido; intensidad, en parte, muy elevada.
Objetivo: alcanzar el óptimo rendimiento después de unas 3 - 12 semanas.
Periodo(s) transitorio(s)
9 duración: aproximadamente 2 - 8 semanas. Objetivo: completa regeneración psíquico-física,
9 descanso activo, es decir: ejercicios de desarrollo genérico y práctica de otros deportes, reducción
de volumen e intensidad, eventualmente terapias médicas y cambios de lugar y clima; no
obstante, procurar no bajar mucho el nivel de rendimiento (sólo en un 20%, aproximadamente).
9 el llamado principio del péndulo según Arosjew (1971), que proclamó un fuerte cambio de las
cargas genéricas hacia las específicas en las etapas pre-competitivas que, en definitiva, permitió
muy poco margen individual;
9 la estructura del «entrenamiento en bloque», según Werchoshanskij (a partir de 1979), en el que
se entrenan bloques de condición física y de técnica por separado (por ejemplo, a lo largo de 4 -
6 semanas) y varias veces durante el año. En las disciplinas que requieren la fuerza y en los
deportes dependientes de la época del año (por ejemplo, patinaje, remo) se sigue, en parte,
entrenando de esta forma;
9 el esquema de la estructura prototipo según Tschiene (a partir de 1977, 1985), que representa
una carga elevada, distribuida a lo largo de todo el año de forma ondulada en fases cortas y con
algunas partes profilácticas (descansos). (véase Fig. 24).
Este modelo de periodización sólo se puede realizar en un nivel de élite para deportes de fuerza
explosiva y eventualmente en algunos jugadores (tenis) y sólo durante 2 - 4 años seguidos (véase el
«principio de la regeneración periódica»);
9 la «estructura individualizada», según Bondarcuk (1984, véase Tschiene, 1985), pretende ver al
atleta como una unidad indivisible y a cada uno como tipo individual de adaptación. Esto significa
para la práctica: primero, que la técnica, la condición física y otros no se pueden entrenar de
forma aislada, sino siempre de forma compleja, o, al menos, interrelacionados y en estrecha
combinación con el gesto competitivo; y segundo, que el entrenamiento ha de ser muy
individualizado, organizándolo según los diferentes «tipos de reacción» en cuanto a los tiempos
de adaptación (fases preparatorias) a los rendimientos óptimos, que son diferentes en cada
atleta. En la práctica se observó, por ejemplo, que el atleta A necesita tres meses y el atleta B
cuatro meses de preparación, y que ambos «aguantan» diferentes fases competitivas. Parece ser
que este sistema permite una mejor planificación individual cara a los momentos del año de
máximo rendimiento.
Todos los modelos expuestos se aplican preferentemente en deportes individuales y, en parte, también
en deportes colectivos. En el capítulo cuatro nos centraremos con otras características de los deportes de juego.
9 los cambios temporales entre fases con cargas superiores y reducidas; estas fases son los
llamados microciclos (= una semana), y
9 la aplicación de una carga progresivamente superior a lo largo de todo el tiempo;
9 la experiencia dice que los procesos de adaptación han avanzado tras unas cuatro semanas de
forma que los componentes de la carga «volumen» y/o «intensidad» se han de adecuar al nuevo
nivel superior de rendimiento, incrementándose. Después de cada mesociclo por eso, son
necesarias y recomendables mediciones objetivas de control (por ejemplo, nuevos controles de
fuerza deficitaria o bien máxima, nuevas mediciones de lactato)
80
INTENSIDAD DE LA CARGA
70
60
50
40
40 45 50 55 45 55 50 60 70 80 75 90
100
80
INTENSIDAD DE LA CARGA
70
60
50
40
40 50 45 50 50 55 60 55 65 75 85 95
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Sem. 12
Fig. 25. Estructuras posibles de un mesociclo en el ejemplo del entrenamiento de la fuerza (fuente:
Ehlenz y cols., 1985, 135).
Las componentes del rendimiento, la técnica y la condición física, tienen en cada nivel de forma físico-
deportiva (principiantes, nivel avanzado, nivel de dominio, atletas de élite) relaciones muy concretas entre sí. No
obstante, es a veces muy difícil coordinarlas de una forma óptima, tal como ya hemos visto. En este proceso de
coordinación se han de tener en cuenta todos los aspectos descritos con respecto a los mecanismos de
adaptación y a los principios de entrenamiento (véase primer apartado de este capítulo).
El diseño del entrenamiento semanal (hablamos también de microestructura, basándose en Martin
[1982]) debe tener la mayor importancia para el desarrollo del rendimiento en cada nivel. Esta distribución aún
no está del todo clara en el ámbito científico. Las siguientes tesis sobre este ámbito importantísimo para la
teoría y práctica del entrenamiento se basan en los contextos científicos ya mencionados y en la larga
experiencia de los autores, con respecto al deporte de alto rendimiento (en parte como entrenadores y en parte
como docentes de la academia de entrenadores de Colonia)
Para coordinar entre técnica y condición física en una microestructura vale para todos los deportes lo
siguiente:
Grado de Esfuerzo
En conjunto
Intensidad
4 (90%)
Alcance
3 (75%)
UE = Unidad de
Entrenamiento
2 (60%)
1 (45%)
9 Además de las interrelaciones entre carga y regeneración, existen otros aspectos que son
importantes para la distribución dentro de una microestructura:
• Los objetivos de la etapa del entrenamiento (dentro del plan anual).
• Los contenidos más importantes (por ejemplo, centrado en el entrenamiento de la técnica o de
la condición física).
• El nivel de entrenamiento del atleta que influye esencialmente en los procesos regenerativos.
El incremento del número de sesiones de entrenamiento por semana ha de ser la primera forma
metódica de ampliación, antes de los aumentos de volumen, densidad de estímulos e intensidad.
*Método de Repeticiones
Velocidad *Método Interválico Intensivo
*Métodos Ideomotrices
Técnica, Táctica
*Métodos del Aprendizaje Motor
Tabla 8. Métodos de Entrenamiento (fuente: Grosser y cols., 1986).
3. Las leyes de adaptación y del aprendizaje y los principios de entrenamiento (véase primer apartado del
capítulo 2).
4. Las llamadas medidas específicas del entrenamiento. Todas las medidas relacionadas con la formación
del rendimiento deportivo se consideran medidas del entrenamiento. Las «medidas específicas» son
determinadas componentes complementarias de entrenamiento y competición, como por ejemplo:
• vestimenta, higiene;
• alimentación;
• medidas de regeneración (por ejemplo, masajes, baños, sauna, cambios de ambiente
climatológico, medicamentos, psico-higiene, descansos activos y pasivos, etc.);
• principios psicopedagógicos; son procedimientos del entrenador de intervención, orientación e
influencia didáctico-metódicos. Los principios conocidos de este ámbito son, por ejemplo:
principio de la convicción, sugestión; principio de la comprensión fácil y de concienciación;
principio de la sistemática y de la claridad; principio de la perseverancia, paciencia, tolerancia,
etc., principio de la justicia; principio de la educación humana individualizada, etc.
5. Las condiciones básicas y las situaciones concretas. Cada entrenamiento y cada competición o bien cada
proceso modificador del rendimiento deportivo es acompañado por una serie de variables, denominadas
condiciones básicas, situaciones concretas, factores perturbadores, etc., por ejemplo:
• carácter, don, talento, constitución;
• estrés profesional y/o familiar;
• inconvenientes por desplazamientos largos;
• dificultades materiales / económicas;
• condiciones climáticas (temperatura, tiempo, etc.);
• (in)disposición física y/o psíquica;
• costumbres personales;
• condiciones higiénicas;
• interacciones entrenador-atleta (compañeros del equipo);
• aparatos técnicos;
• otras influencias del entorno, etc.
Se intenta mantener constantes estas variables o bien dominarlas de forma adecuada; de
ninguna manera las debemos descuidar, puesto que pueden influir muy positiva o
negativamente en el rendimiento de entrenamiento y competición.
6. Los factores perturbadores. Algunas variables del punto quinto son muy difíciles de calcular en relación
con el nivel de entrenamiento y en parte tampoco planificables; por eso se han de considerar como
factores perturbadores para el desarrollo del rendimiento.
Tabla 9. Sesión de Entrenamiento con sus Partes, Tareas y Contenidos (fuente: Grosser y cols., 1986).
En la parte principal se tratan los verdaderos contenidos, como podrían ser las tareas de condición física o
técnicas. Su distribución se orienta en las interrelaciones ya tratadas y en los síntomas centrales y periféricos
de cansancio físico.
Con respecto a este último punto: El entrenamiento de la técnica o bien la múltiple repetición de
determinados movimientos sobrecargan fuertemente al sistema nervioso central (percepción, codificación,
reflexión, almacenamiento, emisión del impulso a la musculatura, referencias, etc.) Los conocimientos científicos
actuales indican que el sistema nervioso central (SNC) se cansa en presencia de cargas antes que otros sistemas
del hombre, como podría ser el sistema cardio-circulatorio y metabólico, el sistema nervioso vegetativo, el
«sistema psíquico» y la musculatura. Hablamos entonces de un cansancio central (por producirse en el SNC)
previo al periférico (por ejemplo, de la musculatura) Este fenómeno se observa sobre todo cuando el deportista
aún se encuentra en forma, mientras que la precisión de sus movimientos (por ejemplo, en el tenis) ya empieza
a disminuir.
A causa de este orden temporal en la aparición de los diferentes cansancios se ha de practicar siempre
la técnica (aprendizaje motor) antes que la condición física y otras áreas. Un programa de condición física previo
al entrenamiento técnico tendría como consecuencia una carga del SNC por el consumo de las reservas
energéticas y los continuos procesos de inervación, y los movimientos técnicos se entrenarían luego en un
estado ligeramente cansado. Ello no es conveniente para un aprendizaje óptimo ya que el SNC ha de estar
descansado para el entrenamiento de la técnica. Sólo en el llamado «entrenamiento en estrés»; por ejemplo,
como preparatorio para un torneo de varias horas o días de duración, se le hace trabajar la técnica al atleta con
síntomas de cansancio. No obstante, esta forma de entrenamiento supone ya una técnica automatizada y de
disponibilidad variada (véase Grosser /Neumaier, 1982)
Resumiendo, podemos afirmar para el diseño de la parte principal de una sesión de entrenamiento:
9 Si los contenidos están mezclados, es decir, entre la condición física, la técnica y la táctica, la
técnica se coloca siempre al principio de la parte principal, o sea, siempre antes de los demás
contenidos.
9 Si la temática de la sesión comprende técnica y velocidad (o fuerza explosiva; por ejemplo, salidas
en sprint), esta última se combina con la técnica también en la primera parte de la sesión, caso
de que se continuase con otros contenidos.
9 En presencia de diferentes elementos técnicos (por ejemplo, en gimnasia deportiva, patinaje
artístico) se han de adelantar los más difíciles o los nuevos (que suelen desgastar mayores
fuerzas), es decir, que se ha de entrenar en estado de descanso, o bien se tienen que tener en
cuenta los principios de las transferencias.
Esta distribución de los contenidos dentro de cada sesión de entrenamiento también tiene un efecto
directo para la estructura de las siguientes sesiones, en cuanto a la adaptación de los contenidos de todas las
sesiones dentro de un microciclo, a los procesos de regeneración más o menos largos y las influencias
intrínsecas entre los diferentes factores.
PERIODICIDAD COTIDIANA
90
80
70
60
50
40
30
20
10
6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 1 2 3 4
HORA
Figura 16. Esquema de las fluctuaciones del rendimiento condicionadas por los bioritmos durante el día (fuente: Grosser y cols., 1985).
De ello también se origina, a veces, el problema de la diferencia entre las horas de entrenamiento y las
de la competición en determinados días. Existen las siguientes posibilidades frente al desarrollo del rendimiento:
La documentación de los contenidos del entrenamiento es una necesidad evidente y sirve de base para
posibles modificaciones del entrenamiento. Ello tiene especial importancia cuando se trabaja con una gran
cantidad de diferentes formas de entrenamiento. Se han de apuntar, aparte de la forma de entrenamiento, el
volumen de la carga y su intensidad igual que las series establecidas. Para las disciplinas de predominio tecno-
motriz a menudo resulta útil la valoración cualitativa de los contenidos de los entrenamientos.
La documentación del entrenamiento se basa en las notas tomadas durante o después del
entrenamiento. Estas no deben convertirse en finalidad en sí. Esto significa que lo registrado se ha de enfocar a
priori, hacia el análisis y el tratamiento de datos. Además, se han de estructurar de forma que sólo se registren
elementos reconocidos como relevantes en el primer y segundo pasos.
Es conveniente organizar los protocolos de entrenamiento desde el principio en forma de tablas y
simplificarlos al máximo. Las experiencias demuestran que sólo los procedimientos sencillos y rápidos se aplican
y se utilizan. Dos disciplinas nos servirán para poner de relieve las posibilidades de la documentación del
entrenamiento.
1. Las formas más entrenadas en el salto de altura se pueden resumir en cuatro clases. Éstas constituyen
las páginas 1 a 4 del protocolo de entrenamiento con informaciones sobre la forma de entrenamiento, el
volumen y la intensidad. Así se resume el protocolo del entrenamiento semanal en cuatro páginas,
pudiéndolo utilizar económicamente (véase la tabla 10).
Código 1 Nombre: Semana/año: 1/86 Código 1 Nombre: Semana/año: 1/86
Tareas de Sesiones de Número Tiempo Tareas de fuerza Sesiones de Series Series Series
carrera entrenamiento entrenamiento de 8 de 6 de 4
Abecedario Tronco
de la carrera
Carrera de Halbe KG
coordinación
Carreras en T-KG
forma de “Y”
20 m con R-KG
salida
lanzada
30 m Extensión piernas
en la máquina
60 m Arrancadas
Carrera de Pie/gemelos
vallas
Carrera Otros
continua
Carreras de
velocidad
Observaciones Observaciones
Observaciones Observaciones
Tabla 10. Documentación de entrenamiento: salto de altura femenino.
Este tipo sencillo de protocolo del entrenamiento permite el análisis rápido y claro y corresponde
a las finalidades del análisis de entrenamiento antes citadas.
Aquí hemos presentado dos ejemplos. Otras disciplinas elaboraron y emplearon procedimientos, en
parte más diferenciados (por ejemplo, natación, halterofilia, gimnasia en cama elástica)
Después de cada mesociclo (cada cuatro semanas, aproximadamente) se han de realizar mediciones de
control en función de los diagnósticos iniciales. Los efectos de las medidas de entrenamiento se valorarán
basándose en éstas y se establecerán nuevos valores-meta, si se diera el caso. Para ser comparables, se han de
controlar los mismos factores, empleando métodos idénticos de medición. La duración del intervalo entre las
diferentes mediciones y controles está en función de los procesos de adaptación: tratándose de factores físicos
serán suficientes los intervalos de unas cuatro semanas. Si se trata de la coordinación, se aconsejan los
controles ya después de pocas sesiones de entrenamiento.
La misma competición es el control más estricto. Pero generalmente sólo se mide y/o se valora el
rendimiento complejo. El diagnóstico diferenciado en condiciones competitivas, sin embargo, adquiere un valor
altísimo para el desarrollo del rendimiento. Por esta razón se emplean en muchas disciplinas técnicas, de
deportes de alto rendimiento, métodos biomecánicos sin efecto de retroalimentación (por ejemplo, análisis con
filmaciones tridimensionales) La ventaja de estos métodos de diagnóstico es evidente. La gran exactitud de los
métodos permite un diagnóstico extremadamente diferenciado. El inconveniente radica en los elevados gastos
que suponen. Aunque generalmente hemos de tener en cuenta que en las competiciones existen más datos de
control que el simple resultado de las mismas. Los tiempos parciales o grabaciones de vídeo permiten a menudo
un análisis o control parcialmente diferenciado de la competición en las disciplinas técnicas.
LA TÉCNICA MOTRIZ
Como técnica motriz entendemos generalmente un método motor para resolver una tarea motriz, o,
más exactamente, para alcanzar un objetivo motor. Los objetivos motores en el deporte pueden ser de muy
diferente carácter. Hemos de distinguir entre objetivos cuantitativos y cualitativos (orientados en el resultado y
en el proceso, respectivamente)
La valoración de la técnica motriz se orienta entonces en función de cada objetivo siguiendo criterios
muy variados. La técnica del maratoniano, por ejemplo, enfocado en el objetivo cuantitativo -minimizar el
tiempo sobre una distancia definida-, se puede valorar a cada paso en cuanto al efecto progresivo del
rendimiento. Sin embargo, es objetivo de la técnica del salto de altura el alcanzar una altura máxima de vuelo y
no un comportamiento motor económico. Esto significa que se pretende gastar un máximo de energía en cada
salto y no un mínimo.
Los criterios para valorar la técnica varían entonces y se diferencian de disciplina en disciplina. La
técnica motriz domina sobre todo en los depones creativos y con predominio tecnomotriz. Se convierte en
auténtico criterio de valoración para el rendimiento, contrariamente a los ejemplos antes mencionados (salto de
altura, maratón) Hablamos, por ejemplo, en la gimnasia deportiva, de una «técnica» brillante cuando los
movimientos difíciles se realizan aparentemente sin problemas con una buena postura corporal. Parece verdad
que la perfección técnica del movimiento a realizar se basa esencialmente en la aplicación óptima de las
características mecánicas del aparato locomotor humano, orientándose en el criterio de un mínimo desgaste
energético.
En muchas técnicas se pretende alcanzar, a la vez, una amplitud máxima del movimiento. Esta
necesidad es muy evidente en los saltos de las disciplinas tecnomotrices, donde la altura del vuelo se califica
claramente como objetivo motriz.
La identificación de técnicas-norma o previstas es, por las razones descritas, muy difícil. Pero justamente
la determinación de estas técnicas-norma o previstas es un requisito necesario para la planificación y el
desarrollo del rendimiento, o bien en este caso, de la técnica motriz. En consecuencia nos ocuparemos primero
del problema de determinar las técnicas-objetivo. Las técnicas previstas se conciben generalmente mediante
tres tipos de propósitos:
9 Propósitos pragmático-experimentales.
9 Propósitos empírico-comparativos.
9 Propósitos teóricos.
La evolución técnica que actualmente se observa más en la práctica es la que se basa exclusivamente
en los intentos prácticos. De una manera no sistemática se experimentan las variaciones de las posibles
soluciones motrices frente a una tarea motriz. Estos intentos fracasan en muchos casos a causa de la falta de
sistemática y de la falta de la práctica necesaria para fijar un modelo motor, lo que no se tiene en cuenta.
Existen evoluciones positivas cuando un aparato deportivo se adapta sistemáticamente a la técnica disponible.
También en estos casos se suele proceder de forma experimental (por ejemplo, selección de la pértiga en el
salto de pértiga)
El segundo tipo de propósitos se elige con igual frecuencia. Resumimos en este punto la variación
técnica sistemática y científicamente fundada en el mismo atleta y la comparación de la técnica propia con la de
atletas más conocidos.
La valoración de la solución técnica momentánea se orienta en ambos casos en una técnica real, que
concretamente se realiza con éxito. Sólo en el tercer tipo de propósitos se describe una técnica en forma de
prospección de una técnica aún no realizada. Las técnicas nuevas se conciben a base de reflexiones y cálculos
teóricos, a menudo (bio-) mecánicos y se pueden proponer como técnica-objetivo.
Un ejemplo histórico de una evolución teórica de la técnica son las reflexiones de Osolin que ya en el
año 1952 habló en un manual de atletismo de la posición idónea de las partes del cuerpo al pasar el listón en el
salto de altura, técnica que no se realizó de forma práctica hasta 1968 en el salto de Fosbury (véase la Fig. 28).
Fig. 28. La evolución de las técnicas motrices en el salto de altura (según Bauersfeld/Schröter, 1980 y Hay, 1878).
Este punto de partida de la posición óptima de las partes del cuerpo al pasar el listón fue recuperado
por Hay (1978) basándose en cálculos modélicos propuso como forma óptima de pasar el listón la técnica de la
«navaja»
Preiss (1985) trabajó sobre la problemática de conseguir esta posición mediante un modelo de
simulación y demostró las enormes dificultades que existen para poder realizar esta técnica. A base de este
modelo se simularon con el ordenador algunos elementos nuevos de la gimnasia deportiva.
La técnica motriz es uno de los factores más importantes para el rendimiento deportivo. Constituye las
posibilidades de realización y aplicación de los parámetros de condición física y psíquicos. Por ello cobra una
elevada importancia para todas las disciplinas. Su participación en el rendimiento complejo es, desde luego,
mayor en las disciplinas tecnomotrices que en las de resistencia.
El análisis técnico es la temática primordial de la biomecánica deportiva. Por esta razón recurre a los
métodos biomecánicos de medición y utiliza los conceptos y las leyes de la mecánica.
El análisis técnico-deportivo ha de cumplir el criterio de que no existan feedbacks durante las mediciones
para no provocar modificaciones y falsificaciones de la técnica causadas por la medición en sí. Además, ha de
ser lo suficientemente diferencial, es decir, que se han de aplicar aquellos métodos que permitan la
diferenciación necesaria. El análisis técnico biomecánico se basa en tres vertientes metodológicas:
1. La cinemetría.
2. La dinamometría.
3. La electromiografía.
La cinemetría permite describir los cambios de lugar y de posición del cuerpo o de sus partes en el
tiempo. Las magnitudes descriptivas son la distancia, el ángulo, la velocidad, la velocidad angular, la aceleración
y la aceleración angular. Las causas de características cinemáticas –las fuerzas y los momentos- no pueden
abarcarse con los métodos cinemáticos.
Los procesos más importantes de la cinemetría aplicada al análisis técnico-deportivo son los métodos
optoquímicos y optoeléctricos. Los primeros comprenden todos los procedimientos fotográficos individuales y en
serie. Los optoeléctricos se basan en el vídeo. Pero también se refieren a métodos menos conocidos y
esencialmente empleados en el laboratorio como el Selspot o el Vicon. Como análisis de campo para la técnica
deportiva se emplean, sobre todo, las filmaciones 2-D o 3-D con frecuencias de imagen relativamente elevadas
(100-200 imágenes/segundo) y los video-análisis para movimientos lentos. Para la interpretación se procede a
pasar de imagen en imagen con equipos para análisis digitales semiautomáticos. Las coordenadas
correspondientes a cada punto de la imagen se introducen en un ordenador que calcula los parámetros técnico-
cinemáticos deseados una vez que los datos iniciales se hayan tratado mediante los correspondientes procesos
matemáticos.
La dinamometría permite la descripción de las fuerzas y momentos que son causantes del
movimiento. Las mediciones se realizan con el cuerpo en posición de apoyo y en suspensión. Para el saltador de
longitud, por ejemplo, se registran las fuerzas reactivas del suelo en el momento de la batida, mientras que se
miden las fuerzas reactivas de las cuerdas en el caso del gimnasta en las anillas. La dinamometría distingue
entre métodos uni y poli-dimensionales. Se escogen según cada problemática. En el salto de longitud, por
ejemplo, se registran las tres componentes de la fuerza de reacción del suelo (véase la Fig. 19). Para la salida
en bobsleigh, sin embargo, es más conveniente registrar sólo la componente horizontal de la fuerza en el lugar
de la salida. La toma de datos se suele realizar con un microordenador, teniendo que transformar inicialmente
los datos análogos en digitales.
La computadora procesa luego los datos cinéticos y los cinemáticos conjuntamente. Con ello, se abre la
posibilidad de hallar la fuerza articular y el momento de la fuerza muscular, basándose en las características
externas registradas y en determinadas hipótesis.
La tercera vertiente metodológica del análisis técnico es la electromiografía que mide las corrientes de
activación al nivel de la musculatura. No obstante, sólo tiene una aplicación esporádica en los análisis técnico-
deportivos a causa de sus inconvenientes cuando se aplica en movimientos elevadamente dinámicos.
FUNDAMENTOS TEÓRICOS
Los fundamentos teóricos del entrenamiento de la técnica son polifacéticos. Por un lado se centran en
los aspectos del aprendizaje motor y por otro en la optimación del proceso de aprendizaje en cuanto a exactitud
y velocidad bajo exigencias deportivo-motrices muy complejas. Los fundamentos teóricos del aprendizaje motor
se representan y se explican en otro lugar detenidamente.
La optimación del aprendizaje técnico que constituye un objetivo esencial de la planificación y del
desarrollo de esta componente del rendimiento se centra sobre todo en el mejoramiento de la exactitud y de la
velocidad a la hora de aprender movimientos técnicos. La disponibilidad de una técnica y su exactitud
momentánea han de cumplir el criterio de un modelo motor estable y de larga duración.
La configuración deseada de la técnica se alcanza paso por paso comenzando con la creación de una
imagen motriz adecuada. Existen publicaciones con la correspondiente orientación de los métodos existentes
para cada deporte.
La imagen motriz del deportista resume todas las informaciones del movimiento asequibles para él. En
ellas se incluyen las propias experiencias motrices. La imagen del movimiento también comprende la elaboración
cognitiva sobre la realización del movimiento. Esta parte cognitiva es muy variada y depende en gran medida de
la capacidad de asimilación del deportista en el ámbito cognitivo y del entrenamiento correspondiente. La
memoria del movimiento en el almacén central puede, entonces, componerse de diferentes partes sensoriales
(ópticas, acústicas, cinestéticas, etc.)
Para crear la imagen motriz nos basamos, a menudo, en medios auxiliares como filmaciones, vídeo,
imágenes o dibujos secuenciales. La mejor fuente de información para el desarrollo de una imagen amplia del
movimiento sigue siendo la ejecución propia. Los diferentes medios auxiliares la pueden representar inicialmente
a menor velocidad o bien con apoyo dinámico. La visualización a cámara lenta favorece la captación de las
informaciones.
Para optimizar la técnica motriz, es decir, para aproximar la realización a la técnica pretendida, se
utilizan los principios de la planificación del rendimiento que ya expusimos anteriormente. La mejora de los
procesos de adaptación se consigue a través de las informaciones externas cualitativas o cuantitativas, es decir,
los resultados de los diagnósticos. Los estudios muy completos de Farfel y otros (1977) dan testimonio de la
eficacia de las informaciones complementarias. La precisión del desarrollo varía para las diferentes
características de la técnica motriz, manteniéndose muy elevada cuando se aprovechan las informaciones
correspondientes. La exactitud proporcionada por informaciones adicionales varía a escala espacial en ± 0,01 m,
a escala temporal en ± 0,01 s y tiene una calidad del 1 % a nivel espacio-temporal. La información sincrónica o
inmediata, la rápida y la tardía se diferencian en función de la disponibilidad permanente de informaciones
acerca de las características importantes del movimiento dentro del marco del entrenamiento de la técnica, con
soportes a base de medios técnicos auxiliares (véanse páginas anteriores). Las formas más efectivas son las
informaciones sincrónica y rápida, que han de estar presentes a los 30 segundos después de realizar el
movimiento. El cumplimiento de este tiempo es importante en cuanto que el almacén sensorial- mantiene hasta
los 25-30 segundos claros rasgos de la auto-información en su memoria.
Después, las informaciones externas cualitativas y cuantitativas han de estar disponibles en un período
muy corto de tiempo, si queremos que sean eficaces en el momento.
Las informaciones tardías sirven esencialmente para modificar la imagen del movimiento y para ser más
consciente de los fallos en los movimientos.
LA FUERZA MOTRIZ
La planificación y desarrollo de la fuerza motriz alcanzó durante los últimos años cada vez más
protagonismo en las discusiones científicas y prácticas. La fuerza muscular. La capacidad de activar la
musculatura esquelética es necesaria para todo movimiento humano y por ello para la realización de toda
técnica deportiva. Ésta es la razón por la que la planificación de fuerza y técnica no se pueden estudiar por
separado.
La fuerza motriz se puede definir desde el punto de vista de la física y/o de la fisiología.
La física la define como el producto entre la masa y la aceleración. Si la finalidad del entrenamiento
deportivo radica en la planificación del alto rendimiento se presenta la necesidad de desarrollar, aparte de la
fuerza, también la velocidad. La velocidad de una contracción muscular como manifestación del rendimiento se
debe considerar también, puesto que éste se define como el producto entre la fuerza y la velocidad.
La fisiología describe la fuerza motriz como la capacidad del sistema neuromuscular de superar
resistencias, de enfrentarse a ellas o bien de contrarrestarías mediante la acción muscular. Ello conlleva que
también desde la perspectiva biológica se hayan de tener en cuenta la fuerza y la velocidad de contracción
(excéntrica; velocidad negativa; isométrica; cero; concéntrica; positiva)
Las sistemáticas tradicionales de las manifestaciones de la fuerza parten de su subdivisión en fuerza
máxima, explosiva y de resistencia. Estas capacidades se sitúan en el nivel jerárquico. De ello se podría deducir
una relativa independencia entre las tres formas. Para la práctica del entrenamiento resultada de ahí también
una relativa independencia para la determinación de tres tipos de objetivos independientes entre si, que pueden
o han de entrenarse deforma aislada. Conocimientos científicos y prácticos más recientes del entrenamiento
ponen esta concepción en duda. Las novedades se refieren sobre todo a las dudas sobre la independencia entre
la fuerza máxima y la explosiva.
Mediante la curva típica de la fuerza se pueden determinar primero los índices del desarrollo de la fuerza
(véase la Fig. 29).
FUNDAMENTOS TEÓRICOS
En este apanado suprimimos una exposición detallada de los fundamentos fisiológicos para el desarrollo
de la fuerza, puesto que estas bases se trataron ya en el capítulo segundo. Además, nos centramos en este
trabajo primordialmente en los mecanismos de planificación y desarrollo del entrenamiento.
Como dijimos anteriormente, la planificación del rendimiento requiere primero la determinación de los
objetivos. Esto supone un análisis del perfil de exigencias para el deporte concreto. En cuanto a la fuerza se
presentan entonces en principio tres cuestiones:
1. ¿Qué función tiene la fuerza en el deporte en cuestión (por ejemplo, maximizar la velocidad
versus minimizar el tiempo)?
2. ¿Qué magnitud tiene la carga a la que se ha de otorgar una velocidad máxima (por ejemplo, si
es el propio cuerpo o un instrumento deportivo)?
3. ¿De qué forma se ejecuta la fuerza necesaria (por ejemplo, ciclo de extensión/contracción más
lento versus más rápido)?
Contestando a estas preguntas podemos concretar más los objetivos. Para los saltos en atletismo, por
ejemplo, podemos afirmar lo siguiente: Se ha de imponer una velocidad final máxima a una carga relativamente
elevada durante un ciclo rápido de extensión-contracción. De esto se desprende que se ha de potenciar al
máximo la fuerza reactiva (ciclo rápido de extensión-contracción) a base de una fuerza máxima bien
desarrollada (carga alta)
El diagnóstico del nivel actual de cada atleta en cuanto a estas capacidades se puede realizar mediante
métodos prácticos y científicos del entrenamiento. Para los métodos prácticos se seleccionan ejercicios en forma
de test.
Los ejercicios en forma de test pueden consistir en formas de entrenamiento o en tests deportivo-
motrices elaborados específicamente con esta finalidad, en cualquier caso se han de escoger de forma que los
aspectos técnico-coordinativos tengan la menor influencia posible en las variantes inter e intra-individuales de
cada característica. Ello requiere ejercicios-tests sencillos o automatizados por tratarse de una forma repetitiva
de entrenamiento. La fuerza máxima, por ejemplo, se puede valorar mediante una sentadilla con resistencia
máxima y la fuerza reactiva con la altura alcanzada en un test de «Detent vertical» con impulso previo
flexionando las rodillas.
Para obtener resultados fiables de estos tests es imprescindible definir con mucha exactitud las
condiciones de ejecución. Diferencias de dos centímetros en la flexión previa de las rodillas, por ejemplo,
producen modificaciones de un 10-15%. En el test del «quíntuple» se mejora la distancia en aproximadamente
0,4 m levantando el pie de delante para tomar impulso.
Unos métodos prácticos del entrenamiento, que' tienen la ventaja de ser muy económicos en su
aplicación, comportan por otro lado algunos inconvenientes en cuanto a la planificación del rendimiento:
Los métodos científico-deportivos para diagnosticar la fuerza suelen utilizar las curvas de las fuerzas
reactivas o bien momentos angulares con relación al tiempo. Las mediciones se llevan a cabo con aparatos para
medir la fuerza de diferentes formas en movimientos definidos y a menudo guiados. La especificación del
método ha de aumentarse con la mejora progresiva del nivel de rendimiento del atleta. Con las curvas
registradas de fuerza-tiempo se pueden determinar exactamente los parámetros de la fuerza.
Además, se puede determinar la fuerza deficitaria, ya que se puede producir también un trabajo
excéntrico de la musculatura, aparte del isométrico y concéntrico. La fuerza deficitaria se define como la
deficiencia porcentual entre la máxima fuerza excéntrica y la isométrica. Es un índice de capacidad de activación
voluntaria, lo que la convierte en una magnitud decisiva para los procesos de planificación y desarrollo.
Este tipo de diagnóstico individual de la fuerza resalta las deficiencias concretas de cada atleta a través
de la comparación inter e intra-individual. La disminución / eliminación de las mismas requiere la aplicación
sistemática de las medidas específicas de entrenamiento, cuya selección se basa actualmente, sobre todo, en los
conocimientos de entrenadores experimentados.
Fundamentalmente podemos diferenciar entre formas de entrenar la fuerza máxima y la fuerza
explosiva (reactiva).
En cuanto al entrenamiento de la fuerza máxima diferenciamos entre los entrenamientos de desarrollo
de la musculatura (DM), véase la Tabla 13, y los que se centran en la coordinación intramuscular (CI), véase la
Tabla 14. El desarrollo muscular se refiere sobre todo a estimular la hipertrofia muscular que significa un
incremento de la masa muscular. El entrenamiento DM no mejora de forma notable la fuerza explosiva ni
tampoco disminuye la fuerza deficitaria. Por las intensidades relativamente bajas se ofrece sobre todo para los
principiantes y para más avanzados en determinadas fases. Tiene un papel menos importante en atletas muy
entrenados y experimentados en el entrenamiento de la fuerza.
Las cuestiones acerca de la periodización del entrenamiento de la fuerza son un problema central para
la planificación del rendimiento en muchos depones. No existe una respuesta válida a escala global, puesto que
la importancia de la fuerza varía para cada deporte y los períodos competitivos no son iguales de largos. Vamos
a representar las reflexiones básicas en el ejemplo de una disciplina del atletismo:
1er período preparatorio 15. 10. – 31. 1.
1er período competiciones 1. 2. - 28. 2.
2do período preparatorio 1. 3. - 31. 5.
2do período competiciones 1. 6. - 30. 6.
3er período preparatorio 1. 7. - 31. 7.
3er período competiciones 1. 8. - 15. 9.
La evolución a largo plazo de la fuerza también se orienta en los factores más requeridos de cada
depone. Un entrenamiento de la fuerza para un tenista de 12 años tendrá por eso otras connotaciones que el de
un gimnasta de la misma edad.
No obstante son válidas las siguientes reflexiones a escala general para muchos deportes: Un
fortalecimiento gimnástico, sobre todo de la musculatura del tronco, puede y debe empezar en edad escolar
avanzada (aproximadamente 10-12 años) Paralelamente se puede realizar el entrenamiento dosificado (1) de la
fuerza rápida. Siendo muy problemática la aplicación frecuente de formas reactivas de entrenamiento a causa
de los elevados máximos de la carga. Se debería prescindir totalmente de saltos con previa flexión dinámica de
las rodillas en niños y jóvenes.
En la edad de 12-14 años se pueden enseñar las técnicas con barras de pesas sin estar cargadas.
El supuesto que el entrenamiento de la fuerza máxima sea peligroso para los adolescentes y que la
fuerza reactiva no suponga ningún problema, es equivocado.
Con una técnica correcta de ejecución y el fortalecimiento correspondiente de la musculatura del tronco
se eliminan casi por completo los daños para atletas jóvenes a través del entrenamiento de la fuerza (véase
capítulo 5).
Es evidente que no puede haber entrenamiento de la fuerza (o cualquier entrenamiento) sin formar
adecuadamente la flexibilidad. La flexibilidad es en general un requisito elemental para la ejecución correcta del
movimiento en cuanto a la técnica y a la condición física.
Los ejercicios de flexibilidad para todas las articulaciones y grupos musculares importantes siempre se
han de realizar:
9 durante el calentamiento,
9 entre series del entrenamiento para una regeneración rápida y para eliminar los llamados residuos
de las contracciones y
9 después de una temática del entrenamiento (sea de fuerza, velocidad, resistencia, técnica o un
programa combinado) para acelerar la catabolización de las sustancias gastadas, es decir, para
iniciar verdaderamente la regeneración.
LA VELOCIDAD MOTRIZ
La teoría del entrenamiento considera la velocidad como una capacidad compleja (no elemental) de la
condición física. Por ello se define -por ser más completa- como la capacidad de reaccionar con máxima rapidez
frente a una señal y/o de realizar movimientos con máxima velocidad. En el concepto de la velocidad física:
v= espacio e
tiempo t
no se abarcan todas las situaciones planteadas por las ciencias del entrenamiento. El fondista de 10.000 m
también es rápido si lo corre en 27 minutos, aunque sólo desarrolla una velocidad media de 6,1 m/s. Los
verdaderos rendimientos de velocidad en la carrera se sitúan en los 9 m/s, y superiores.
La cuestión por la importancia de la velocidad no se puede tratar de forma global. Hemos de diferenciar
entre los diferentes deportes y también entre las distintas capacidades de la velocidad. La Tabla 15 nos aporta
una sinapsis de ello.
Deporte de Alto Rendimiento
Deportes
Deportes de Técnicos Deportes de
Deporte Deporte Deportes de Fuerza con Juegos y / o Deportes de Deportes de Edad Edad
Preventivo de Ocio Fuerza Explosiva Oposición Colectivos Combate Resistencia Juvenil Infantil
Velocidad de
X X X XXX XXX X XX
Reacción
Fuerza-
XX XXX XX X X XX
Velocidad
Velocidad de
Movimiento
X XXX XX XXX XXX X XXX XX
(Cíclico y
Acíclico)
X Poca importancia
XX Mediana importancia Tabla 15. La importancia de la Velocidad en los distintos ámbitos deportivos
XXX Elevada importancia
La relevancia de la velocidad frente a la salud es muy inferior comparada con la resistencia, la fuerza y
la flexibilidad. En el deporte de ocio también se sitúa la velocidad, en cuanto a su importancia, por detrás de
resistencia, fuerza y flexibilidad. No obstante, no se puede discriminar del todo la velocidad de reacción y de
movimiento dentro del marco de la actividad deportiva en general (en diferentes deportes) Finalmente en el
deporte de alto rendimiento sólo podemos contestar según cada disciplina, ya que incluso dentro del atletismo
existen muchas diferencias. Los cuadros sinópticos que escogimos como ejemplo lo indican también (véase la
Fig. 30).
Disciplinas de velocidad/fuerza
Disciplinas de resistencia
explosiva
(100-400 m lisos, vallas, saltos y
(800 m- maratón, marcha)
lanzamientos)
Fuerza
5%
Velocidad
60%
Fuerza 10% Resistencia
FlexibilidadAg
Velocidad ilidad 15%
Resistencia
10%
20% 50%
Fig. 30. Estimación aproximada (no científica) de las capacidades específicas de las disciplinas atléticas (según
Jonath/Korempel, 1986, 129).
Otras disciplinas deportivas que dan mucha importancia a la velocidad son, por ejemplo, el fútbol
(velocidad-fuerza en los saques, velocidad de movimiento en los tackling y dribbling); balonmano (todas las
acciones decisivas del juego, como saques, saltos, lanzamientos, se realizan con velocidad); baloncesto como
«deporte de máxima velocidad pedestre» (velocidad de reacción en los pases frente a acciones defensivas del
adversario, velocidad de movimiento en cambios de jugadas y en los pases); balonvolea (velocidad de reacción
en las recepciones y apoyos, velocidad de movimiento en los apoyos al bloqueo, defensa en el campo y
remates); tenis (velocidad de reacción en los saques del adversario y en las fintas, velocidad de movimiento en
el juego de posiciones y en las paradas del adversario); boxeo, lucha y judo (velocidad de reacción y de
movimiento en todas las acciones del combate)
FUNDAMENTOS BIOLÓGICOS
9 La velocidad de los estímulos en el sistema nervioso está fijada genéticamente (fibras nerviosas motoras
de las vías eferentes: 30-120 mIs, fibras nerviosas sensoriales de las vías aferentes 1-120 mIs) y
determina por esto el tiempo mínimo de reacción. Existen bastantes investigaciones sobre la velocidad o
bien los tiempos de reacción frente a señales acústicas y ópticas. Un entrenamiento consigue una mejora
en un 10-15% para las reacciones acústicas simples, y un 30-40% para reacciones discriminadas, pero
más en el sentido de una estabilidad mayor en las repeticiones del rendimiento óptimo, que de una
mejora de la velocidad.
9 Coordinación intramuscular (= número de fibras musculares estimuladas, y frecuencia de los estímulos del
sistema neuromuscular), coordinación intermuscular (= coordinación de los músculos de acción sinérgica
y antagonista combinando diferentes modelos de estímulos), la función iniciadora del lazo-gamma (=
influencia directa de los centros motores superiores en el huso muscular y, por tanto, en el tono
muscular) y automatización de movimientos (= traspaso de la influencia principal en el movimiento desde
el cerebro y de los ganglios basales al cerebelo y a los núcleos diencefálicos); todos ellos son factores de
influencia nerviosa que alcanzan y mantienen sus propiedades sólo cuando los tiempos de acción y
descanso sean óptimos.
9 La relación entre las fibras musculares rápidas (FT) y lentas (ST) de la musculatura relevante para el
rendimiento es determinada genéticamente. El entrenamiento de la condición física no puede convertir las
fibras ST en FT. El entrenamiento diferenciado de la fuerza sólo puede desplazar ligeramente el
porcentaje de la sección transversal, incrementando el grosor de las fibras intermedias.
9 La viscosidad del músculo influye en su velocidad de contracción. La viscosidad, por su parte, depende de
su contenido en ATP (función reblandecedora del ATP), de la hiper-acidez y del calor. Así se entienden los
endurecimientos del músculo después de largos esfuerzos de velocidad y a temperatura muscular baja.
9 El contenido en ATP y CP y la equipación de enzimas -encargadas de la degradación y la resintetización
del fosfato- tienen una importancia decisiva para la velocidad. Los rendimientos máximos del músculo se
nutren durante los primeros 5 - 8 segundos de la degradación del fosfato, luego se encarga
progresivamente la glucólisis anaeróbica de la aportación energética hasta alcanzar su techo a los 18
segundos por el efecto de freno del lactato acumulado. La regeneración del fosfato requiere de uno y
medio a dos minutos. Para eliminar aproximadamente el 50% del lactato se necesitan unos 15 minutos.
De este proceso energético se pueden derivar los tiempos específicos para cargas y descansos en el
entrenamiento de la velocidad.
9 Las características antropométricas (longitud de las piernas y de los brazos, peso corporal, etc.) ejercen
finalmente una influencia no poco importante para la amplitud y la frecuencia del movimiento. A pesar de
que el entrenamiento no podrá cambiarlas, las necesitamos en los diagnósticos biomecánicos.
Es importante -dentro del análisis del deporte y desde la perspectiva de un estudio más bien
generalizado- reconocer la influencia de la velocidad dentro del marco de los demás factores decisivos para el
rendimiento, especificando la capacidad requerida (velocidad de movimiento, de reacción, de fuerza) y su forma
(cíclica o acíclica); Es la única manera de determinar la parte del entrenamiento que se ha de dedicar, dentro de
la planificación, a la velocidad y a los demás contenidos de entrenamiento. Sabemos que se producen soluciones
muy dispersas en este contexto.
Las posibilidades de un diagnóstico inicial se dan sobre todo en el ámbito práctico del deporte. Los tests
médico-deportivos que miden el tiempo de movimiento y de reacción tienen actualmente aún poca importancia
práctica. Grosser/Starischka (1986) ofrecen un resumen de los tests de velocidad. Desde la perspectiva de un
diagnóstico global recordamos de este resumen los siguientes tests:
Puesto que la velocidad específica de un deporte suele ser una mezcla compleja de las tres capacidades
de la velocidad, se utilizarán par su diagnóstico los correspondientes tests multifuncionales o las baterías de
tests (véase sinopsis de Grosser/Starischka)
Los componentes parciales de estos pasos tienen una relación estrecha entre sí. Forman complejos
globales para la planificación a largo y a corto plazo.
El objetivo para un alumno que practica saltos, dentro de la planificación a largo plazo, podría ser, por
ejemplo, alcanzar durante los entrenamientos de perfeccionamiento las exigencias mínimas para la siguiente
fase de entrenamiento de alto rendimiento. Las normas se determinan en este caso mediante tiempos
obligatorios que son representativos para los velocistas (véase la tabla 16).
PRUEBAS Etapas Entrenamiento para Inicio de la Profundización en el Perfeccionamiento Máximo dominio
entrenamiento
principiantes especialización específico deportivo deportivo
Edad a partir de los 20
10-12 años 13-15 años 16-17 años 18-19 años
años
Carrera de 60 m (s) 9,0-8,6 7,6-7,4 7,2-7,0 6,9-6,8 6,65-6,55
Carrera de 100 m (s) * 11,8-11,6 11,3-11,0 10,7-10,5 10,35-10,25
Carrera de 200 m (s) * 24,0-23,7 22,8-22,5 21,5-21,0 20,7-20,4
Carrera de 30 m con salida
5,0 4,6-4,4 4,3-4,2 4,15-4,05 3,95-3,85
agachado (s)
Carrera de 30 m con salida
4,0 3,3-3,1 3,1-3,0 2,85-2,80 2,75-2,70
lanzada (s)
150 m (s) * 18,2-18,0 17,1-16,7 16,0-15,8 15,2-15,0
300 m (s) * 40,2-39,2 37,2-36,2 35,8-35,2 33,4-32,6
Salto de longitud parado (cm) 230-240 250-260 280-285 290-300 300-315
Triplesalto parado (m) 6,50-6,80 7,40-7,80 8,00-8,20 8,50-9,00 9,50-10,00
Decasalto (m) * 26-28 31-32 34-35 35-36
Tabla 16. Pruebas y baremos de control para los velocistas (según Tabatschinik, 1981, 15-77).
Para los cuatro años de profundización en el entrenamiento de perfeccionamiento, durante los cuales el
atleta quiere mejorar su tiempo, por ejemplo, de 11,7 a 10,7 en los 100 m lisos, se han de tener en cuenta los
siguientes puntos para la planificación y periodización:
Contenidos generales
del entrenamiento
Entrenamiento de Base
0 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%
Fig. 31. La relación entre los contenidos específicos y generales a lo largo del Entrenamiento Plurianual de Base y de Perfeccionamiento.
• Volumen e intensidad de las formas principales de entrenamiento (sprints conos a intensidades máximas
y submáximas, sprints largos submáximos, saltos) aumentan (véase la tabla 17); por esta razón se
incrementa el volumen total de entrenamiento de dos tres veces por semana (90 minutos) en el
entrenamiento de base, a tres-cuatro veces por semana (120 minutos) en el perfeccionamiento.
PRUEBAS Etapas Entrenamiento para Inicio de la Profundización en el Perfeccionamiento Máximo dominio
entrenamiento
principiantes especialización específico deportivo deportivo
Edad a partir de los 20 años
10-12 años 13-15 años 16-17 años 18-19 años
número anual de sesiones de entrenamiento
160 180-190 220-230 320 300
carreras (km)
20 40-50 60 80 60
carrera-cross (km)
50 160 180 120 80
Con referencia a la periodización del entrenamiento de la velocidad se ha de tener en cuenta, saliendo del
ámbito de los velocistas, que la velocidad no se ha de entrenar aisladamente, sino de forma adaptada a los
factores importantes de la fuerza y coordinación (técnica) Esto se deduce de los planes periódicos anuales de
depones que tienen la fuerza como factor decisivo para el rendimiento (véase Fig.33).
Basándonos en el conocimiento de que se crea una especie de techo para las adaptaciones, después de un
determinado tiempo de entrenamiento, resulta conveniente planificar el entrenamiento de la velocidad en
períodos de 16-20 semanas, junto con la fuerza y la fuerza explosiva. Generalmente se pasa, después de
desarrollar la musculatura durante seis-ocho semanas, a trabajar la coordinación intramuscular durante cuatro-
seis semanas. Después sigue, según cada deporte, o bien directamente el entrenamiento de la velocidad o se
intercala el entrenamiento de la fuerza explosiva (período transitorio) de dos-tres semanas. Aprovechando el
«efecto de retardo a largo plazo del entrenamiento» (LVT); Según Werchoshanskij(1984), también se suele
realizar, dentro de un ciclo semestral, un entrenamiento concentrado de la fuerza (B); una vez superada una
etapa de desarrollo general (A) para pasar después a entrenar de una forma sistemática la técnica y la velocidad
(C) inclusive la participación en competiciones (véase la Fig. 32) La duración del entrenamiento concentrado de
la fuerza es generalmente idéntica con la del LVT, situándose entre 4 y 12 semanas.
Meses ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC
VOLEIBOL
Periodización PC PT PP PC
Lanzamientos con
Fuerza balones medicinales.
General
Multisaltos, saltos bajos.
Entrenamiento con pesas
Fuerza ("circuito de fuerza")
Específica Ejercicios específicos de
salto y remate
Sprints, carreras a lo largo
Velocidad de las líneas
General Carreras cuesta arriba y
abajo
Ejercicios de Imitación
Velocidad
Específica Combinación de Sprints,
prueba japonesa
Ejercicios de habilidad
Coordinación
General
Ejercicios de agilidad
Entrenamiento del
Coordinación equilibrio
Específica Entrenamiento específico
de la agilidad
Meses ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC
Disciplinas de
Velocidad y Vallas PC PCI2
Periodización PP1 PP2 PT PP1
Inter. temporada de pista
Ejercicios para la fuerza
Fuerza de piernas ("maquina de
General Ejercicios con balones
medicinales
Series con pesas
Fuerza
Específica
Multisaltos, saltos bajos
Figura 33. Sinopsis Anual de la Aplicación de las Formas Principales de Entrenamiento: Periodización del
Entrenamiento de la Velocidad en relación con la Fuerza y la Técnica en el Voleibol y en las disciplinas de
velocidad (modificado según Jonath/Krempel, 1986, 191)
LVT
B C
A
T
Figura 32. Prototipo de la estructura del
entrenamiento para deportes cíclicos (según
Werchoshanskij, 1984, 28). (LVT = efecto de
retardación a largo plazo del entrenamiento
T = tiempo)
III
II
Lu 1 TE Ma 2 TE Mi 1 TE Ju 1 TE Vi 2 TE Sa 2 TE Do 1 TE
Spk a SK aeA Ko/In Spk Ko/In a KE
Sps Sad akE Te SpS a SK
SpS Sad Sch A
Figura 34. Microciclo del entrenamientro de los sprints en la etapa de la preparación específica con intensidades totales
elevadas, cercanas al límite (Letzelter, 1978, 75). TE = sesión de entrenamiento; SpK = fuerza de sprint; SpS = velocidad del
sprint; a SK = fuerza explosiva general (sobre todo para saltos); Sad = resistencia para sprint; aeA = resistencia aeróbica;
akE = recuperación activa; Te = entrenamiento de la técnica específica (starts, etc.); Ko/In = ejercicios específicos de
coordinación e inervación; SchA = velocidad-resistencia.
Dentro de estos dos pasos que, a la vez, forman una unidad funcional, se ha de vigiar para el
entrenamiento de la velocidad la regulación directa e indirecta.
La regulación directa se refiere dentro de la sesión de entrenamiento al aspecto técnico-coordinativo, el
desarrollo de la percepción de la velocidad y la organización óptima de los descansos. El entrenador tiene en
este contexto una función importante en cuanto al feedback (información rápida) directo del rendimiento
presentado. Si su posición favorece las correcciones (corrección rápida a los 5-30 s), ha de observar, por
ejemplo, en el entrenamiento del sprint, la fase de impulso, el contacto del pie en la fase de apoyo y la posición
del tronco, para informar al atleta sobre la calidad de los mismos que éste puede comparar con las percepciones
de su propio movimiento (véase la Fig. 1). Esto es válido generalmente para todos los deportes en los que se
entrena la velocidad combinada con la técnica. La regulación directa en el entrenamiento de la velocidad-
coordinación, cuando la calidad no es satisfactoria, podría consistir entonces en ejercicios de tipo ABC-de-la-
carrera o, en otras disciplinas, en la ejecución más lenta o más sencilla del movimiento. La utilización del vídeo
para visualizar seguidamente el ejercicio anterior es -igual que en el entrenamiento de la técnica el medio más
importante y único de corrección (medio de regulación) en su momento correcto.
Para desarrollar la percepción subjetiva de la velocidad máxima y de una buena coordinación de la
velocidad se ofrece un control frecuente de los tiempos de los ejercicios de velocidad (por ejemplo, carreras en
sprint, dribblings en el baloncesto) El entrenador puede prefijar para ello tiempos por alcanzar o hacer estimar
los tiempos de los ejercicios realizados. Lo esencial es el feedback inmediato sobre el resultado. Sabemos que
los velocistas de élite disponen de un sentido de su velocidad al nivel de centésimas de segundo. Esto parece
ser un factor esencial para los buenos rendimientos de velocidad.
La experiencia indica que el cumplimiento de los tiempos de descanso, no se puede controlar
exclusivamente a través de la sensación subjetiva de cansancio. Los atletas suelen iniciar demasiado pronto la
siguiente fase de carga. Las fases de carga y de descanso se han de controlar directamente mediante el
cronómetro.
La regulación indirecta del entrenamiento se centra en los micros y mesociclos. Podemos controlar el
desarrollo del rendimiento en parte con las pruebas mencionadas para el diagnóstico inicial. Generalmente no
aportan informaciones sobre el rendimiento global. En algunas disciplinas de velocidad también se aplican
diagnósticos biomecánicos.
Para el sprint, por ejemplo, se trataría de las tres fases (aceleración, velocidad máxima, deceleración) y
las distancias correspondientes. Luego se puede llegar a conclusiones acerca de los fallos y las correcciones,
comparándolas con unos baremos (véase tabla 18) En nuestro ejemplo, los fallos durante la fase de aceleración
pueden exigir modificaciones hacia el entrenamiento de fuerza y velocidad, por su parte fallos en las otras fases,
un cambio hacia el entrenamiento de la coordinación.
Tiempo sobre 100
Aceleración positiva Velocidad uniforme Aceleración negativa
metros planos
10,37-11,36 s 37 m * 30 m 33 m
11,43-11,94 s 32 m 37 m 31 m
12,25-13,41 s 29 m 38 m 33 m
* El velocista Borsow (campeón olímpico en 1972) tenía una aceleración positiva a lo largo de unos 65 m.
Tabla 18. Las distancias parciales de carrera (según Ballreich, 1969)
Los resultados en las competiciones son mucho más significativos cara al rendimiento global. Pero sólo
pueden ser utilizados para un análisis conciso si, además, se toman los tiempos sobre distancias parciales y si se
observa la técnica de carrera. En los deportes colectivos que requieren velocidad (por ejemplo, baloncesto,
balonvolea), una observación estandarizada se ha de estructurar de forma que la influencia de la velocidad
quede claramente manifestada en jugadas con o sin éxito.
El control de la carga del entrenamiento a máxima intensidad se ha de realizar en caso de duda a través
de mediciones médico-deportivas. Las concentraciones de urea y creatinkinasa en el suero de la sangre, unas
horas después del entrenamiento, pueden servir para afirmar, aparte de la sensación subjetiva, si el volumen de
la carga del anterior entrenamiento de velocidad fue el adecuado o no. Valores de urea por encima de 8 mmol/l
de sangre pueden indicar un síndrome de sobrecarga. Si los resultados son negativos, la regulación del
entrenamiento sólo puede consistir en reducir el volumen del entrenamiento por sesión (es decir, el número
total de sprints máximos), o bien en disminuir el número de sesiones con intensidad máxima dentro del
microciclo, o en tomar medidas de regeneración activa. En cuanto al último punto existe una opción eficiente
para controlar el carácter entero de las cargas, que se base en carreras interválicas de regeneración con
intensidades dentro del umbral aeróbico con tres-cuatro repeticiones de 10 minutos de duración y 5 minutos de
descanso, intercalando ejercicios de velocidad (por ejemplo, skipping) Existe, además, la terapia física (por
ejemplo, baños)
La documentación del entrenamiento y su análisis es otro medio regulador dentro de la planificación del
entrenamiento a corto plazo. Basándose en anotaciones concretas sobre los ejercicios realmente practicados se
ha de elaborar un resumen global, por ejemplo, de una semana de entrenamiento, de forma que se reconoce el
volumen (porcentaje) de los contenidos de entrenamiento verdaderamente realizados. Esta sinopsis permite por
su claridad visual detectar enseguida los aspectos a insistir en la planificación. En el ejemplo elegido (véase Fig.
35) se ve claramente que la estructura de la carga se había desviado hacia la velocidad-resistencia. Si se
produjeran defectos en la velocidad máxima se han de tomar enseguida medidas para el ciclo siguiente,
acentuando en el plan de entrenamiento los ejercicios de fuerza, saltos de reacción y ejercicios de coordinación.
Resistencia
Ejercicios gimnásticos
Fuerza
Contenido del entrenamiento
Movimiento completo
Prácticas de la carrera previa
Imitación de la técnica
Resistencia saltos verticales
Resistencia saltos horizontales
Ejercicios de la batida
Salto: ejercicio fundamental
Carreras de velocidad
Vallas
Sprints
Coordinación en la carrera
Sesiones de entrenamiento por semana
0 20 40 60 80 100 120 % 160
Realización
Figura 35, Ejem,plo de un análisis de la documentación de entrenamiento de un saltador de longitud. Los porcentajes hacen
referencia al volumen previsto (según Schmidt, 1986, 404).
El control de la competición para las disciplinas de velocidad se extiende a una comprobación constante
del plan de competiciones concebido. El estrés competitivo requiere, concretamente, un mayor descanso de
regeneración que una sesión dura de entrenamiento. Un medio, en un principio positivo, para el desarrollo del
rendimiento como un número previsto de salidas puede provocar por esta razón a lo mejor lo contrario. Por ello
no sólo se han de comprobar el volumen de entrenamiento y los tiempos de regeneración entre las sesiones
sino también las salidas de competición y su efecto para el desarrollo de la velocidad.
LA RESISTENCIA MOTRIZ
Ello se debe a que los mecanismos reguladores del organismo humano se extienden en caso de
esfuerzos tanto al ámbito energético como al nervioso-central. En consecuencia defendemos a partir de aquí la
siguiente definición general para la resistencia:
Las precisiones más concretas toman en cuenta los diferentes aspectos (manifestaciones) de la
resistencia.
Teniendo en cuenta estos tres criterios de clasificación resulta, según Hollmann /Hettinger la siguiente
sistemática (Fig. 36):
Resistencia
Todas las formas de resistencia que aparecen en estos intentos de sistematización tienen su justificación
según las necesidades existentes frente a la resistencia como capacidad de condición física (por ejemplo, estudio
médico-deportivo, metodología del entrenamiento, tests específicos de un deporte); No obstante, vamos a
centrarnos a continuación sólo en aquellas que son relevantes para la temática, caracterizándolas con más
detalle y especificando los fundamentos biológicos esenciales para ellas. *
*. Nos extendemos intencionadamente más en el capítulo de la resistencia que en otros, ya que en nuestra opinión todavía no existen
estudios completos al respecto.
FUNDAMENTOS BIOLÓGICOS
De la sinopsis de la figura 37 podemos deducir las relaciones referente a los diferentes deportes.
Deporte
Ciclismo
Piragüismo
Natación
Carrera de fondo
Remo
Baloncesto
Carreras de medio fondo
Decatlón
Hockey
Fútbol
Hockey sobre hielo
Lucha
Tenis
Balonmano
Badminton
Golf
Velocistas
Judo
Gimnasia deportiva
Peso corporal 30 40 50 60 70 80 90
ml/kg
Fig. 37. La asimilación máxima de O2/kg del peso corporal como promedio de los cinco deportistas de
mayor rendimiento de cada uno de estos deportes variados (fuente: Hollmann/Hettinger, 1980, 408).
A pesar de que el valor de captación máxima de oxígeno solo no permite aún ninguna afirmación sobre
la capacidad real del deportista de fondo, nos puede servir de orientación valiosa debido a las conocidas
exigencias mínimas.
Umbral Anaeróbico
Individuos desentrenados 45-50% VO2máx; 140-150 (Fc)
Individuos medianamente entrenados 70-80% VO2máx; 170-175 (Fc)
Individuos altamente entrenados 85-95% VO2máx; 180-190 (Fc)
Tabla 20. Valores para los umbrales aeróbico y anaeróbico; en forma de porcentaje
de la asimilación máxima de oxígeno (VO2máx) y de la frecuencia cardíaca
correspondiente (HF) (según Kindermann y cols., 1978, 34)
Tanto el volumen máximo de oxígeno como el nivel del umbral anaeróbico se pueden modificar a través
del entrenamiento. El aumento en el VO2max es muy bajo (como máximo entre 15 y 20%), mientras que el
umbral anaeróbico se puede modificar bastante (hasta 50-70%) Este último es efecto principal de un
entrenamiento de la resistencia.
Se entiende como la capacidad de rendimiento con una producción energética mayoritariamente a partir
de degradaciones en ausencia de oxígeno, creando una gran deuda del mismo. Esta deuda de oxígeno resulta
de la degradación del adenosintrifosfato (ATP) como depósito del fosfato y de la fosfocreatina (CP) sin
producción simultánea de lactato (= vía anaeróbica alactácida) y/o de la degradación glucolítica del azúcar con
producción simultánea de lactato (= vía anaeróbica lactácida). Estos depósitos se han de volver a llenar a través
de oxigeno, durante y después del esfuerzo, y el lactato producido se ha de eliminar. Al concepto de la
resistencia anaeróbica general se añade el trabajo dinámico de grandes grupos musculares, independientemente
de si la producción de energía por vía anaeróbica fue desencadenada por la componente de la fuerza o de la
velocidad. Siguiendo la sistemática de Hollmann se trata de la resistencia anaeróbica dinámica general de
duración mediana y larga (20 s-2 min.).
Delimitan o determinan el rendimiento:
• los factores decisivos para la velocidad de base y
• la capacidad de liberación de una gran cantidad de energía por unidad de tiempo.
Las elevadas cantidades de energía por unidad de tiempo que requieren los rendimientos de resistencia
anaeróbica y los niveles de energía disponible dan por supuesto que estas necesidades sólo se pueden satisfacer
a través de la degradación del fosfato y de la glucólisis. La liberación de la energía de los fosfatos alcanza sin
demora sus máximos niveles, quedando, sin embargo, limitada en el tiempo (de 10-20 s), por el contenido
limitado de fosfato de las células musculares. Los fosfatos ricos en energía son, pues, los proveedores
principales durante los primeros segundos (4-5 s), de cargas intensivas. Aquí se demuestra el efecto positivo de
los depósitos de fosfato ampliados para la capacidad anaeróbica. En los atletas entrenados (por ejemplo,
velocistas de 400 m lisos) se puede demostrar el aumento de los depósitos de fosfato. Sin embargo, la enzima
cargada de la reducción de la fosfocreatina (creatinkinasa) apenas aumenta con el entrenamiento. La glucólisis
alcanza, con una demora de pocos segundos (3-4 s) su máxima producción (1/2-1/3 de la del fosfato), pero
puede mantenerse durante más tiempo (unos 90 s) En su aportación relativamente elevada influye sobre todo la
disposición de enzimas anaeróbicas (fosfofructoquinasa, lactatodeshidrogenasa) Estas enzimas aumentan con el
entrenamiento. Pero el lactato acumulado reduce la actividad de estas enzimas. A una duración del esfuerzo de
40-50 s se alcanza la máxima hiperlactacidemia. El balance del flujo de sustratos es, por ello, el factor
delimitante para las cargas inferiores a 40 s (por ejemplo en la carrera de 200 m lisos), sumándose la tolerancia
lactácida para cargas máximas superiores a 50 s. Ambos factores deben de tener igual importancia en los
rendimientos máximos entre 40 y 50 s.
La tolerancia a la hiperacidez
La capacidad de mantener el trabajo muscular durante un cierto tiempo a pesar de la hiperacidez (en
presencia de sensación de dolor) no se debe de descuidar en su efecto para la resistencia anaeróbica. Dentro de
esta facultad de soportar valores de acidez relativamente elevados diferenciamos entre el ámbito bioquímico
(contracción muscular a pesar de interferencias homeostáticas) y psíquico (mantener el trabajo muscular a
pesar de la sensación de dolor) Referente al primero sabemos de la existencia de diferencias individuales. El
segundo ámbito se puede explicar según las circunstancias por la liberación de endorfinas (endorfinas = opiatos
endógenos) a nivel del sistema nervioso central que suprimen la sensación del dolor. Ambos tipos de tolerancia
a la hiperacidez parecen entrenables.
Opinión 1: La resistencia de base es fundamental para la condición física global o bien el fitness. Tiene
una importancia elemental para todas las capacidades de condición física. Desde esta perspectiva es idéntica a
la resistencia aeróbica general de intensidad baja a media. Desarrolla sobretodo la aplicación económica de la
capacidad aeróbica y ayuda a soportar psíquicamente los esfuerzos. Es independiente de las formas de ejercicio
que la desmolían. Lo contrario de ello es la resistencia específica (resistencia específica de un deporte)
Opinión 2: La resistencia de base se entiende, dentro de la resistencia específica (= resistencia
específica de una disciplina), como la adaptación básica a las condiciones específicas de un deporte / disciplina
de resistencia, con una duración relativamente larga (superior a 30 min.) La resistencia aeróbica general tiene
también en este contexto una importancia elevada. Pero ya no se puede referir sólo a intensidades bajas o
medianas. Se extiende también hasta el nivel submáximo. Esta resistencia de base igualmente constituye una
capacidad compleja (componentes de fuerza, velocidad) y depende de las formas de ejercicio. Éstas han de
parecerse a la estructura de la disciplina en cuestión. Lo opuesto es la resistencia especifico-competitiva como
adaptación a las mismas condiciones de la competición.
Vamos a introducir dos aspectos más para concretar o bien delimitar el concepto de la resistencia de
base. Por un lado indicar que los rendimientos de resistencia se basan también en procesos de control y
regulación central-nerviosos (Neumann / Beyer, 1981, 296), aparte de los mecanismos, reguladores
cardiopulmonares y energéticos. Esencial para nosotros en este contexto es que los órganos o sistemas
orgánicos presentan una autorregulación relativamente aislada en esfuerzos de intensidad baja y mediana
(hasta el 70-75% del VO2max) Sólo para intensidades más elevadas se requiere la parte integradora del sistema
nervioso central para la función de los sistemas orgánicos. Por otro lado hemos de destacar que el organismo se
adapta fundamentalmente en tres niveles frente a esfuerzos de resistencia, concretamente en los niveles base,
transitorio y límite. El nivel base corresponde a la disposición de menos del 70% del VO2max, una situación
metabólica estable y la degradación preferencial de los lípidos. El nivel transitorio equivale al cambio aeróbico-
anaeróbico trabajando con el 70-90% del VO2max, con un metabolismo mayoritariamente aeróbico con partes
anaeróbicas (lactato: 2-4 mmol) y degradación preferente de hidratos de carbono. Existe un equilibrio del flujo
energético limitado (10-90 min.) En el nivel límite se consume más y corresponde a más del 85% del VO2max;
existe un metabolismo mixto aeróbico-anaeróbico decantado más hacia uno u otro lado en función de intensidad
y duración.
La resistencia de base se puede entonces caracterizar, a nuestro entender, de la siguiente manera:
• Es la resistencia aeróbica general a intensidades bajas y medianas (50-70% del VO2max) cerca
del umbral aeróbico (por debajo de 2 mmol)
• Presenta una situación metabólica aeróbica estable con preferencia en la degradación de los
lípidos.
• No se implica aún la parte integrada del sistema nervioso central para la función del sistema
orgánico.
• Su adquisición es independiente de las formas de ejercicio: ello hace la resistencia de base en su
mayor parte transferible a otras actividades.
• Su entrenamiento trata sobre todo la aplicación económica de la capacidad aeróbica existente
(no su incremento) y la mejora en soportar cargas psíquicas.
La resistencia específica
Degradación % de glucógeno 10 30 40 60 80 95
de glucógeno muscular
RDC = resistencia de duración corta; RDM = resistencia de duración mediana; RDL = resistencia de duración larga (tipo I, II, III y IV).
Tabla 21. Sinopsis de la clasificación de la resistencia según la duración de la carga en competición y requisitos
biológicos (según Neumann, 1984, 174)
En cuanto a los tipos concretos hemos de destacar los siguientes fundamentos biológicos:
La capacidad de retrasar la hiperacidez a pesar de desarrollar plenamente una glucólisis. Ello depende
por su parte de la magnitud del sistema amortiguador de célula y sangre (véanse también pp. anteriores)
La capacidad de seguir con el trabajo muscular a pesar de hiperacidez (= tolerancia a la acidez) Esta
capacidad limita el rendimiento en cargas superiores a 50 s, además del balance glucolítico máximo del flujo de
sustratos.
Capacidad anaeróbica
Parece disponerse de un 70-80% de su máximo. El 100% no se puede sostener durante más de cuatro
minutos. Esto es lo que indican los valores de lactato en la sangre hallados en deportistas de élite durante
rendimientos de resistencia de duración mediana, que se sitúan entre 13 y 19 mmol de lactato/litro de sangre.
Depósitos de glucógeno
El abastecimiento energético de trabajos de RDL-I se realiza en gran parte (90%) desde los almacenes
globales de glucógeno (musculatura e hígado) del organismo. La parte de los lípidos libres se sitúa en
aproximadamente 10%. Esto tiene las siguientes razones: Por una parte, la aportación energética procedente de
la oxidación de las grasas es demasiado baja, debido a la intensidad relativamente elevada del esfuerzo que
apunta hacia un gran desgaste energético por unidad de tiempo. Por otra parte hemos de considerar que las
concentraciones superiores a 8 mmol de lactato inhiben a la lipólisis (efecto antilipolítico, según Boyd y cols.,
1974) Todo ello indica primeramente que el depósito de glucógeno podría influir mucho en los rendimientos de
resistencia de duración larga I. No obstante, la necesidad energética total dentro del tiempo de la RDL-I queda
reducida a unas 500-750 Kcal. (2.000-3.000 kJ) (según Neumann, 1983) Para ello, incluso se gasta sólo un 60-
65% del depósito de glucógeno de una persona no-entrenada. En consecuencia, el glucógeno almacenado
dentro del cuerpo no constituye un factor delimitante para el rendimiento de la resistencia de duración larga,
tipo I.
Depósitos de glucógeno
El gasto energético entre los 90 min. y las 6 h es muy elevado aunque el flujo energético por unidad de
tiempo sea bajo. Las 2.400 Kcal. (9.700 kJ) y 6.400 Kcal. (27.000 kJ) calculadas para una carrera de 30 Km. de
esquí nórdico y una jornada de una vuelta ciclista, respectivamente (Neumann, 1983, 172), superan por mucho
el contenido energético de los depósitos totales de un individuo entrenado. Por ello, es el glucógeno hepático el
que delimita el rendimiento y no el muscular. Estos depósitos se pueden aumentar a través de un entrenamiento
adecuado. No es ninguna rareza encontrar un aumento en un 100% con un engrandecimiento notable del
hígado en deportistas que practican con este tipo de esfuerzo (sobre todo los ciclistas) A pesar de ello se
requiere una ingestión de azúcar durante el tiempo del esfuerzo (unos 50 g/h) para poder mantener una
intensidad relativamente elevada.
Resistencia de
XX XX X X X XX XX XX XX XX
Base
Resistencia
X XX
Específica
X Mediana importancia
XX Elevada importancia
Tabla 22. La importancia de las capacidades de Resistencia en los diferentes ámbitos de aplicación deportiva
Patinaje de Esquí de
Atletismo Ciclismo Biatlón Remo Piragüismo Natación
velocidad fondo
RDC 400 m 500 m F,M 500 m F 100 m crol,
1000 m carrera braza,
(20''(35)-2') 400 m vallas contra reloj 1000 m F,M mariposa,
800 m 1500 m F,M dorso*
200 m crol,
braza,
mariposa,
estilos
RDM 1000 m 4000 m 3000 m F 1000 m 1000 m var. 400 m crol
(2'-10') 1500 m persecución 5000 m M** 2000 m 400 m estilos
3000 m 1 sin timonel 800 m crol
3000 m st. 8 sin timonel
RDL I 5000 m 10000 m M 5 km, F 7,5 km relevos 10000 m, M 1500 m crol
(10'-35') 10000 m 10 km, F, M 10 km indiv.
relevos
RDL II 25-km-hora 30-50 km 15 km, M 10 km de remo
carrera con
(35'-90') carrera de hrs 20 km, F a larga
tiempos
distancia
20 km marcha individuales
RDL III Maratón 100 km carrera 30 km, M
(90'-6 h) 50 km marcha contra reloj 50 km, M
80 km carrera
por carreteras,
F Carrera popular
hasta unos 79
120-200 km de
km
carrera por
carreteras
Vuelta ciclista
por etapas
RDC = resistencia de duración corta; RDM = resistencia de duración mediana; RDL = resistencia de duración larga (tipo I, II, III y IV).
*la distancia de 100 m se sitúa en el límite inferior de la RDC en cuanto al metabolismo; la vía energética se puede comparar antes con los sprints
sobre 100 m que con los de 400 m.
**La distancia de 5000 m pertenece más bien a la RDL I, en cuanto a la situación metabólica.
Tabla 23. La importancia de las formas específicas de la resistencia para diferentes deportes.
Como ya explicamos en la parte general, la planificación a largo y corto plazo se desarrolla en cinco
pasos. En este contexto podemos remarcar lo siguiente para la capacidad de resistencia:
Prueba de Cooper
Esta prueba de 12 minutos de carrera está estandarizada. El rendimiento se puede clasificar mediante la
distancia recorrida (tabla 24). Comparando los resultados de Cooper con los del tapiz rodante para determinar el
VO2max se encontró una relación entre el rendimiento de carrera y el VO2max relativo (véase tabla 25) Los
intervalos de Cooper para el VO2max relativo son muy amplios, lo que sólo permite una orientación muy
somera. Para rendimientos superiores a 2.800 m (hombres) además, no se puede seguir diferenciando en
categorías de forma física ni valorar el VO2max relativo. La prueba de Cooper se ofrece por eso para el
diagnóstico de la resistencia de base pero no para la resistencia aeróbica de un nivel más elevado (superior a 50
ml/kg/mm) A esto se añade que son muy discutidos los rendimientos mostrados en 12 minutos por individuos
entrenados con niveles relativamente elevados de lactato en la sangre (superiores a 13 mmol/l según nuestros
propios datos) lo que indica una implicación marcada de la capacidad anaeróbica. Esta participación de la vía
anaeróbica es insignificante para individuos no entrenados; ellos superan la carrera de Cooper dentro del umbral
anaeróbico (4-5 mmol)
Hombres
Hasta los 30
Condición física
años 30-39 años 40-49 años 50 años
Muy bien 2.800 2.650 2.500 2.400
Bien 2.400 2.250 2.100 2.000
Suficiente 2.000 1.850 1.650 1.600
Deficiente 1.600 1.550 1.350 1.300
Insuficiente Menos metros que en el calificativo "deficiente"
Mujeres
Hasta los 30
Condición física
años 30-39 años 40-49 años 50 años
Muy bien 2.600 2.500 2.300 2.150
Bien 2.150 2.000 1.850 1.650
Suficiente 1.850 1.650 1.500 1.350
Deficiente 1.550 1.350 1.200 1.050
Insuficiente Menos metros que en el calificativo "deficiente"
Chicos
Condición física
11 años 12 años 13 años 14 años 15 años 16 años 17 años
Excelente 2.800 2.850 2.900 2.950 3.000 3.050 3.100
Muy bien 2.600 2.650 2.700 2.750 2.800 2.850 2.900
Bien 2.200 2.250 2.300 2.350 2.400 2.450 2.500
Suficiente 1.800 1.850 1.900 1.950 2.000 2.050 2.100
Deficiente 1.200 1.250 1.300 1.350 1.400 1.450 1.500
Insuficiente Menos metros que en el calificativo "deficiente"
Chicas
200 metros menos que los chicos en todos los niveles
Tabla 24. Tabla de valoración para la prueba de Cooper.
Nota: También existen baremos de Cooper para clasificar grupos de rendimiento mediante una prueba
de 12' de natación o de ir en bicicleta. La validez de estos resultados es, sin embargo, muy dudosa para la
resistencia general aeróbica, ya que los factores de coordinación (técnica natatoria) e instrumento deportivo
(bicicleta de carrera equipada con marchas) no son valorables en su efecto para el rendimiento.
Por las razones ya mencionadas (intervención de la vía anaeróbica por los cortos tiempos de carrera), una
prueba de 30 minutos de duración es más significativa en cuanto a la capacidad aeróbica de individuos
entrenados. Aún no disponemos de datos valorativos o estimativos para el VO2max relativo para una carrera de
30 minutos. Existe una prueba por parte de Köhler y cols. (1978) sobre una valoración de la resistencia de larga
duración para una carrera de 35 minutos. Ésta también se centra en las edades infantiles y adolescentes ya que
esta prueba fue concebida para el deporte escolar.
Para las necesidades específicas de los deportes se pueden utilizar las siguientes pruebas prácticas para
un primer diagnóstico del rendimiento:
Todos estos tests se basan en la frecuencia cardiaca post-esfuerzo y en el rendimiento con cargas
definidas. A través de diferentes índices descriptivos (cociente del rendimiento, índice de fatiga) se da una
información indirecta sobre la capacidad aeróbica. Para más detalles y baremos de estas pruebas véanse
Grosser/Starischka (1981)
Las siguientes pruebas médico-deportivas y de campo se utilizan para determinar la capacidad
aeróbica con diferentes finalidades (resistencia de base, resistencia específica):
W/kg
Alto rendimiento
6
Satisfactorio Bien Muy bien
Rendimiento
5
Suficiente Normal
4
0 2 4 6 8 10 min 12
Figura 38. Metodo de esfuerzo en relación con el peso corporal según el modelo de Gieβen (método: vatios/kg de peso
corporal) (según Nowacki, 1983, 261).
Km/h
4 5 6 7 8 9 10 11 12
vatios/kg
1 9 7,2 6 5,2 4,5 4 3,6 3,25 3
2 18 14,4 12 10,4 9 8 7,2 6,5 6
3 27 21,6 18 15,6 13,5 12 10,8 9,75 9
4 36 28,8 24 20,8 18 16 14,4 13 12
5 45 36 30 26 22,5 20 18 16,25 15
Velocidad constante, la inclinación del tapiz va aumentándose (inclinación, en %)
Inclinación
en % 4 4,5 6 8 9 10 11 12
vatios/kg
1 9 8 6 4,5 4 3,6 3,25 3
2 18 16 12 9 8 7,2 6,5 6
3 27 24 18 13,5 12 10,8 9,75 9
4 36 32 24 18 16 14,4 13 12
5 45 40 30 22,5 20 18 16,25 15
inclinación del tapiz constante, velocidad va aumentándose (Km/h)
Tabla 28. Relación entre el rendimiento en vatios y la velocidad de carrera sobre el tapiz
rodante del ergómetro (según Nowacki, 1983, 258).
Espiroergometría para determinar el VO2máx y el umbral anaeróbico mediante mediciones del lactato
El VO2máx sólo ya no es decisivo para valorar la capacidad aeróbica, tal como ocurría antiguamente.
Como criterio fiable se considera hoy el umbral anaeróbico (índice de lactato en 4 mmol/l de sangre) o bien el
umbral aeróbico individual (umbral del equilibrio lactácido individual) Los baremos generales son:
Umbral anaeróbico para desentrenados 50-70 % del VO2max, frec. card. 140-150
Umbral anaeróbico para entrenados 70-80 % del VO2máx, frec. card. 170-175
Umbral anaeróbico para altamente entrenados 85-95 % del VO2máx, frec. card. 180-190
I
25 Test aeróbico Test anaeróbico
mmol/l-1
15 90
I II
5 30
0 0
0 8 10 12 14 16 18 20
-1
22 km/h
-1
Velocidad km/h (subida 5%) (subida 7,5%)
Figura 39. Curvas del lactato en el ergómetro con tapiz rodante, incrementando progresivamente
las cargas (test aeróbico en la parte izquierda) y test máximo con tiempos de carrera y
concentraciones máximas de lactato (test anaeróbico en la parte derecha), realizados con dos
medio fondistas adolescentes (fuente: Kindermann, 1985, 78).
Se puede observar que dos corredores alcanzan la misma velocidad de carrera en la prueba.
La curva del lactato del segundo deportista es, sin embargo, muy desplazada hacia la derecha en
comparación con el primer deportista. Esto es señal de que la mayor producción de lactato no comienza hasta
no superar el umbral anaeróbico con mayores velocidades. Su capacidad aeróbica es por eso más elevada. En la
prueba anaeróbica máxima, el primer deportista consigue la duración superior de la carrera con mayor
concentración de lactato, comparado con el segundo deportista. De ello se puede deducir una mayor capacidad
anaeróbica del primer deportista. El resultado comparativo se puede interpretar en el sentido de un pronóstico
de forma que el primer deportista tiene mayores posibilidades en distancias de medio fondo y el segundo
deportista en distancias largas.
El entrenamiento de la resistencia con fines preventivos debe de evitar o bien retrasar cambios
degenerativos en el sistema cardiovascular causantes de enfermedades cardiovasculares. Para conseguir su
pleno efecto para la salud, se requieren, según resultados más recientes, también adaptaciones a nivel del
metabolismo y de la coagulación sanguínea aparte de las del sistema cardiovascular a través de los esfuerzos en
el entrenamiento. Esto se deduce del programa de entrenamiento para personas cuyo VO2max relativo esté por
debajo de 40 ml/kg/min. (hombres) y 32 (mujeres, respectivamente o cuyo rendimiento máximo sea inferior a 2
vatios/kg (o bien 1,5 W/kg).
Este programa mínimo se basa en los siguientes factores:
• Los valores óptimos para las adaptaciones del organismo relevantes para la salud se sitúan en
una intensidad del 70% (Hollmann, 1980) o del 70-80% (Neumann, 1984) en comparación a la
capacidad máxima vascular. Esta intensidad equivale a unas 150 pulsaciones/minuto en adultos
(hasta los 60 años) (Hollmann). Teniendo en cuenta la influencia de la edad es más fácil e
individualizado calcular la frecuencia cardiaca en esfuerzo con la fórmula Fc. = 170 – ½ edad ±
10/min (Shmidt/Israel, 1983).
Nota respecto a la fórmula: Es válida hasta los 60 años, el margen de ± 10/min resulta de
las características de esfuerzo de cada deporte, de la duración de la carga y del nivel del
individuo.
• Para conseguir unas condiciones favorables para el metabolismo de las grasas se requiere un
mínimo de dos-cuatro horas de volumen semanal de la carga (Israel, 1979, Neumann, 1984).
Tres horas se consideran como óptimas.
• Desde la perspectiva del gasto energético se alcanza un óptimo en prevención con unas 3.000
kcal (12.600 kJ) semanales de desgaste por trabajos de resistencia o de 350-400 kcal. Esto
corresponde a unas 35-40 km/semana para una persona de 75 kg de peso que corre los 1.000 m
en un tiempo de 5 min; lo que equivaldría a hacer footing por el bosque de unos 30 minutos con
la velocidad mencionada.
• Estudios fisiológicos del entrenamiento indican que el número de entrenamientos para conseguir
un efecto óptimo es de tres por semana.
Este programa óptimo ofrece las siguientes alternativas:
• Frecuencia cardiaca continua de 170 – ½ edad ± 10/min (unas 150 ppm).
• Volumen del entrenamiento: 3 h/semana, repartido en 30-35 min diarios o semanalmente 5 x
35-40 min o 4 x 45-50 min o 3 x 60-70 min. Estos tiempos incluyen una carrera más suave al
comienzo.
Nota: Los aumentos de este programa de entrenamiento no tienen un valor preventivo para la salud.
Entraríamos entonces en un entrenamiento de rendimiento y saldríamos del entrenamiento de la resistencia de
base. Los trabajos prácticos expuestos en la tabla 31 corresponden más o menos a las exigencias de este
programa óptimo.
Peso corporal
Actividad deportiva
60 kg 70 kg 80 kg
Carrera llama 48 km o 4 h 41 km o 3 h 25' 36 km o 3 h
(v = 1000 m/5 min)
53 km o 6 h 10' 45 km o 5 h 15' 40 km o 4 h 40'
(v = 1000 m/7 min)
Natación estilo braza
(a la máxima velocidad 5h 4 h 45' 3 h 50'
posible)
Ciclismo 8 h o unos 7 h 10' o unos 6 h 15' o unos
(v = 1000 m/4 min) 120 km 110 km 95 km
Tabla 31. Rendimientos práctico-deportivos por semana en
relación al peso corporal, adaptación al programa óptimo de
prevención.
Los efectos de entrenamientos (adaptaciones) de estos volúmenes e intensidades se consiguen a las 10-
12 semanas, incrementándose la capacidad aeróbica en un 20% frente a un nivel inicial bajo (aproximadamente
45 ml/kg/mm).
Los baremos en cuanto a volumen e intensidad para la resistencia de base para el alto rendimiento, en
deportes que no sean de resistencia, equivalen a los del programa óptimo para la salud. Según el perfil de
exigencias del deporte (por ejemplo, si es un deporte puramente de fuerza, colectivo con esfuerzos interválicos,
de duración prolongada como el pentatlón o el salto de pértiga, de competiciones de tipo torneo como la
esgrima y el tenis), la resistencia de base tiene una importancia diferente en el marco de los factores decisivos
para el rendimiento. De todas maneras, es necesaria para poder compensar mejor el elevado volumen del
entrenamiento de condición y técnica y las cargas competitivas, acelerando los procesos de regeneración.
Actualmente aún no poseemos datos seguros con respecto a posibles pautas. Una primera pauta podrían ser los
valores del VO2máx relativo que se hallaron en deportistas de niveles elevados en diferentes disciplinas. Más
significativo con respecto a la resistencia de base sería el umbral anaeróbico correspondiente a cada deportista.
También los valores-norma establecidos por Böhmer y cols. (1981) sirven de orientación para determinar la
capacidad de rendimiento prolongado.
En esta obra no profundizaremos en la metodología de entrenamiento específica para la resistencia de
base. De los programas de entrenamiento se desprende que el método continuo extensivo (cargas cerca del
umbral aeróbico) o bien una mezcla entre extensivo e intensivo (cargas cerca del umbral anaeróbico) predomina
en algunos deportes de rendimiento. Se pueden encontrar indicaciones sobre programas y detalles sobre la
organización del entrenamiento en Cooper (entrenamiento motor, 1984), Schmidt/Blödorn (carrera continua,
1978), Wölzenmüller/Grünewald (deportes de resistencia, 1977), Jonath/Krempel (entrenamiento de la condición
física, 1985) y Grosser y cols. (Principios del entrenamiento deportivo, 1985).
También en el deporte de salud y en el entrenamiento de la resistencia de base del deportista de alto
rendimiento se requiere una planificación directa de la intensidad del esfuerzo. La percepción subjetiva como
indicador de la intensidad fracasa a menudo. No existen relación entre los criterios objetivos y las sensaciones
subjetivas del esfuerzo (Völker y cols., 1985). Además de las velocidades de desplazamiento o bien vatios
hallados para determinar los umbrales aeróbico y anaeróbico sirven de medios orientativos para la planificación,
también la frecuencia cardiaca en esfuerzo y el ritmo respiratorio con los pasos en la carrera.
Las pulsaciones en esfuerzo o bien se calculan con las fórmulas conocidas (véanse programas mínimo y
óptimo) o se cogen de las tablas, teniendo en cuenta la edad y las pulsaciones individuales en reposo (véanse
Wölzenmüller/Grünewald, 1977, 38). En cuanto a la toma del pulso a nivel de la carótida del cuello o del radio a
nivel de la muñeca se recuerda la estandarización individual (siempre en el mismo momento, siempre durante el
mismo tiempo, etc.).
Para carreras de intensidades bajas se recomienda un ritmo respiratorio de cuatro pasos y para
medianas de tres pasos. Estudios de Jablonski y cols. (1985) demostraron que la carrera a un ritmo de cuatro
pasos (cuatro pasos para inspirar y cuatro pasos para espirar) se ofrece para el ejercicio deportivo preventivo ya
que se queda por debajo del umbral anaeróbico. A través de mantenimiento consciente de este ritmo de cuatro
pasos puede adquirirse una sensibilidad para la velocidad de carrera deseada. La carrera a un ritmo respiratorio
de tres pasos produce intensidades claramente superiores al umbral anaeróbico, si se trata de personas
desentrenadas. No obstante, probablemente se está rozando este umbral, tratándose de deportistas resistentes.
La determinación de normas, la planificación y la periodización del entrenamiento de la resistencia
específica de los diferentes deportes de resistencia es tan diferente y además varía tanto individualmente, que
sólo podemos dar aquí unas indicaciones fundamentales.
Las normas se pueden expresar con los tiempos para determinadas distancias (por ejemplo, 5.000 m
lisos, 1.000 m de patinaje), con valores de capacidad aeróbica (VO2máx relativo, nivel del umbral anaeróbico,
capacidad anaeróbica en forma de la acumulación de lactato), o con rendimientos en vatios.
Los corredores de fondo de élite internacional necesitan actualmente un VO2máx relativo de 80
ml/kg/min como mínimo y un umbral anaeróbico del 85% como mínimo para ser competente.
Un velocista en ciclismo de pista que quiera subir al nivel internacional ha de desarrollar un rendimiento
mínimo de 13 vatios/kg de su peso. Los mínimos para ser aceptado en el cuadro federal de Alemania, grupo B,
de medio fondistas es, por ejemplo, 1:46,5 min (800 m lisos) y 3:37,5 min (1.500 m lisos), para el grupo B (de
20 años); 1:48,4 min y 3:44,9 min. Los maratonianos han de estar clasificados en los puestos I-30 de la lista
internacional para el cuadro A y correr la maratón en 2:17 h para el cuadro B y en 2:20 h para el C. Los medio
fondistas (400 y 800 m lisos) han de demostrar una producción de lactato de 24 mmol/l de sangre, como
mínimo. En casi todas las disciplinas de resistencia existen este tipo de baremos que resultan de la observación
de entrenamiento y competición. Estas normas, conjuntamente con los resultados de los diagnósticos del nivel
actual, sirven para la planificación del entrenamiento.
La planificación a largo plazo se realiza a través de los niveles (fundamental, perfeccionamiento, alto
rendimiento) y períodos anuales de entrenamiento (preparatorio, de competiciones, transitorio), mediante los
volúmenes y métodos conocidos de entrenamiento.
Los métodos de entrenamiento, por su parte, dependen de los componentes de la carga (intensidad,
duración, frecuencia, volumen) y de los contenidos (ejercicios). Los métodos aplicados han de estar
exactamente definidos en cuanto a sus componentes de carga de forma que se puedan repetir en cualquier
momento. Es la única forma de conseguir un efecto concreto y no casual del entrenamiento y planificar así el
rendimiento. Esta posibilidad de reproducir el método de entrenamiento no existe dentro del medio natural (por
ejemplo, el esquí de fondo sobre nieve y el esquí alpino sobre pista con patines, el entrenamiento en piragua y
de remo en el agua), si el método no es estandarizado. Sólo se pueden cuantificar los componentes del esfuerzo
si determinamos previamente: el recorrido exactamente como distancia estandarizada, la técnica de
desplazamiento, un valor idóneo como baremo para la intensidad de la carga anteriormente hallado, el tipo y la
duración de los descansos entre las repeticiones de la carga. Los métodos concretos de entrenamiento suelen
perseguir determinadas adaptaciones al entrenamiento. Estos objetivos son para los métodos continuos la
resistencia de base, la RDL II y III específicas de la competición, la estabilización de un nivel de rendimiento
alcanzado y la aceleración de la regeneración. Los objetivos del método interválico y de repeticiones son la
resistencia específica de la fuerza y de la velocidad, el desarrollo de la resistencia anaeróbica lactácida con la
tolerancia al lactato y el conseguir una rápida mejora de la forma física. Esto explica por qué se adjudica mayor
importancia y tiempo a los métodos continuos a nivel del entrenamiento fundamental y en los períodos
preparatorios. Los métodos interválicos y de repeticiones se aplican en mayor porcentaje en el desarrollo de la
resistencia específica o bien de la forma competitiva.
El ejemplo del medio fondo femenino (800 y 1.500 m lisos, cuadros A, B y C) lo demuestra. En el cuadro
(tabla 32) en base a la documentación de Föhrenbach (1981) se indica que la parte de kilómetros de carrera
continua (realizada mediante el método continuo) en total (número total de kilómetros recorridos) ocupa un
puesto importante incluso dentro de las disciplinas de resistencia de duración media, a pesar de que se vaya
reduciendo durante el primer período de entrenamiento entre otoño y las competiciones.
Carrera
Períodos de entrenamento Total Carrera continua:
continua: Porcentaje Total km/semana Porcentaje
(PE) km/semana km/semana
km/semana
Ahora queremos presentar sobre todo las posibilidades de diagnóstico disponibles para el control del
desarrollo del rendimiento y la forma de encontrar la intensidad adecuada de la carga.
Determinación de la economía del rendimiento a través del índice PE (= Performance Economy Index según
Greiter y cols., 1983)
Este método es apropiado para el control autónomo de la resistencia de base. En una misma distancia
de prueba se miden en cada caso el tiempo de la carga (t) y la frecuencia cardiaca en cuatro momentos
diferentes, concretamente: justo después de iniciar el esfuerzo (FC1), acabada aproximadamente una tercera
parte del esfuerzo (FC2) y dos terceras partes (FC3) y un minuto después de acabar el esfuerzo (FC4). Luego se
calcula el índice PE según la siguiente fórmula:
El límite del rendimiento continuo se puede estimar en determinadas circunstancias para la evolución de
FC2 y FC3 (estancamiento de la FC). Repitiendo este control varias veces (cada tres-seis semanas,
aproximadamente) se observa como señal de la mejora de la economía del rendimiento una disminución del
índice PE en un 10-30%.
Prueba de campo de diferentes fases para hallar la curva del rendimiento lactácido
La razón por la que se utiliza esta prueba es, por un lado, el hecho que la prueba del ergómetro no
refleja suficientemente la práctica real del entrenamiento como para conocer los efectos de las cargas
(frecuencia cardiaca y lactato en relación a cada velocidad de desplazamiento) y su planificación, a pesar de una
cierta carga específico-deportiva (por ejemplo, el ergómetro de remo). Según Heck y cols. (1984) existe una
diferencia de + 0,16 m/seg. (= 0,6 km/h aproximadamente) para la velocidad de carrera a nivel del umbral
anaeróbico entre el tapiz rodante y la pista. Por otro lado, es muy importante percibir los valores del lactato para
coordinar la intensidad del esfuerzo, ya que es la concentración del lactato en la sangre el parámetro más
sensible de ésta. Esta percepción del lactato está poco desarrollada en los desentrenados (Gaisl y cols., 1985),
pero según Liesen (1983) se puede adquirir tanto que se pueden estimar concentraciones no sólo del 4-6
mmol/l sino incluso de 10-12 mmol/l con gran exactitud. La alta sensibilidad para el lactato tiene, sobre todo,
importancia cuando las condiciones de carga varían mucho durante el entrenamiento (por ejemplo. carrera-
cross, esquí de fondo, juegos) o cuando se han de entrenar también factores técnico-coordinativos en las
disciplinas de resistencia (por ejemplo, la lucha, patinaje de velocidad). Se ha demostrado, por cierto, que por
una parte no se acierta exactamente la intensidad deseada en el entrenamiento y que por otra las destrezas
técnicas pierden en calidad con una concentración de lactato de 6-8 mmol/l en la sangre (véase también
capítulo 4, planificación y desarrollo de capacidades concretas decisivas para el rendimiento). Un feedback
directo (información rápida) entre la intensidad de entrenamiento y los resultados de las mediciones se requiere
por eso, más a menudo, para coordinar la intensidad a través de la percepción del lactato. La distancia temporal
entre las pruebas de fases es, por ello y para determinar el efecto del entrenamiento, de tres semanas en el
caso óptimo y de seis semanas como mínimo.
Las pruebas de campo en fases se realizan actualmente ya en condiciones específicas para cada una de
las disciplinas de varios deportes. Existen, por ejemplo, la prueba de esquí alpino con patines (sobre una
distancia de unos 1.800 m), la prueba de piragüismo (sobre 1.000 m), y la de natación (sobre 300 m).
Vamos a explicar el método en sus fundamentos en el ejemplo de la prueba de campo en cuatro fases
para medio fondistas y fondistas:
Primero han de recorrer cuatro veces una distancia de unos 2.300-3.000 m en la pista de atletismo. Para
ello se eligen las velocidades según estimación, de forma que la intensidad en la primera carrera esté por debajo
del umbral aeróbico, en la segunda en el nivel intermedio aeróbico-anaeróbico, en la tercera algo por encima del
umbral anaeróbico y en la cuarta, la máxima. Las frecuencias cardíacas se registran y se almacenan para mayor
exactitud. Después de cada carrera se toma una prueba de sangre capilar del lóbulo de la oreja para determinar
el lactato. Así se pueden confeccionar posteriormente las curvas de rendimiento lactácido con las frecuencias
cardíacas en esfuerzo correspondientes o las velocidades de carrera en los umbrales que más nos interesan
(umbral aeróbico, anaeróbico) con el fin de planificar (desarrollar) los siguientes entrenamientos.
En la curva del rendimiento lactácido podemos observar algunos puntos decisivos a través de la
comparación con el efecto del entrenamiento realizado, y con ello en cuanto a la posterior planificación del
entrenamiento:
• Una desviación hacia la derecha, sobre todo de la parte baja de la curva (véase Fig. 41 a)
significa una mejora en el nivel inferior de la intensidad, es decir, una mejora de la resistencia de
base. Una desviación hacia la izquierda indica el correspondiente empeoramiento. Las
experiencias basadas en las comparaciones entre curvas demuestra que la desviación hacia la
derecha suele estar combinada con una mayor inclinación de la curva (Fig. 41 b), lo que añade a
la mejora de la resistencia de base un empeoramiento en el nivel de máximo rendimiento. Estas
son curvas típicas para un buen nivel de entrenamiento en el ámbito de la resistencia de larga
duración.
a 1 2 b 2 1
mmol/l
mmol/l
Lac
Lac
4,0 4,0
V m/s V m/s
c d 1 2
mmol/l
mmol/l
1 2
Lac
Lac
4,0 4,0
V m/s V m/s
Encontramos ejemplos sobre tests de campo en niveles con medio-fondistas y esquiadores de fondo de
Schwaberger y cols. (1983, 248) y Franz/Gaisl (1983, 39). Una prueba en fases desarrolladas por Simon y cols.
(1983) se aplica para hallar la capacidad aeróbica de nadadores. Simon/Thiesmann (1986) indican la
metodología aplicada en ella y las normas para esfuerzos natatorios aeróbicos (véase Fig. 42).
Equipo
nacional
Velocista
típico
Fondista
Figura 42. Frecuencia cardiaca (FC) y evolución del lactato en 18 miembros del equipo nacional
durante cargas aeróbicas de natación (crol). Se observan claras diferencias en la capacidad aeróbica
entre el rendimiento máximo de natación, los valores de frecuencia cardiaca y los valores de lactato
de un velocista típico y de un fondista (fuente: Simon/Thiesmann, 1986, 31)
Föhrenbach y cols. (1985) encontraron las intensidades de carga relevantes dentro de la periodización del
entrenamiento para maratonianos a base de pruebas de campo en niveles, relacionándolas con los conceptos
conocidos de la teoría del entrenamiento mediante la curva velocidad lactato (véase Fig. 43). No debemos
olvidar al respecto que un maratón se supera con valores de lactato en la sangre de 2-3 mmol, lo que equivale a
una intensidad del 100%. Los demás valores de lactato se orientan en este valor para el 100%.
Observación de la competición
La competición en si brinda una buena posibilidad de control para el desarrollo del rendimiento, puesto
que no sólo intervienen los factores físicos del rendimiento sino que el rendimiento como complejo global
determina el tiempo final o bien la clasificación. Estos dos datos aislados poco significan, si no están
acompañados de observaciones y notas sobre el desarrollo de la competición en sí. A veces se puede determinar
el comportamiento típico de cada uno con los tiempos parciales, pero también permiten encontrar la
característica general de la carrera. De ello derivan centros de interés para el entrenamiento posterior.
Para llevar a cabo una observación estandarizada de la competición se requiere un equipo más grande
de observadores, puesto que muchas observaciones concretas pueden coincidir en el tiempo o se han de ocupar
varios puntos de observación en el terreno (cross, carrera de esquí de fondo, remo). El contenido informativo de
estas observaciones es así mucho más elevado.
El ejemplo del análisis de las distancias parciales de la final en 10.000 m de los Juegos Olímpicos de
1972 (véanse Fig. 44 y 45) indica por un lado las grandes desviaciones de la velocidad en las distancias
parciales de 200 m o de 400 m frente a la velocidad media en estos parciales y por otro las elevadas velocidades
iniciales y finales. Este desarrollo es característico para la táctica de la carrera de 10.000 m (al menos en esta
época) e indica la importancia de la capacidad de constantes cambios de velocidad (entre las velocidades 20,5-
23 km/h) dentro de una carrera aparentemente constante.
Figura 44. Tiempos sobre las distancias parciales de Figura 45. Tiempos sobre las distancias parciales de
200 m en la final sobre 10.000 m de Munich (Schäfer, 400 m en la final sobre 10.000 m de Munich (Schäfer,
1974; fuente: Martin, 1982, 196). 1974; fuente: Martin, 1982, 196).
Las capacidades psíquicas y cognitivo-tácticas adquieren un papel central al lado de la condición física y
de la técnica motriz como elementos decisivos para el rendimiento deportivo global (véase Fig. 4).
Estos dos ámbitos parciales, estrechamente relacionados entre sí, que constituyen en su globalidad la
estrategia y táctica como componente decisiva para el rendimiento, son subvalorados por muchos entrenadores
y atletas en su importancia para la planificación y desarrollo del alto rendimiento; primero pasamos a las:
Definiciones
Capacidades psíquicas (características) son requisitos aprendidos o basados en aptitudes que inician
procesos internos de estimulación y dirección. En el deporte englobamos entre ellas (para mayores detalles
véase Baumann, 1986, 47-132):
Significado
Dificultades Internas
Capacidades de dirección
requeridas para superar:
Dificultades Internas
Figura 46. Las tareas de las "capacidades de dirección" (según Baumann, 1986, 138).
La capacidad de superar dificultades
VOLUNTAD
y obstáculos vividos subjetivamente
impulsos espontáneos
PERSISTENCIA DE LA
La capacidad de centrar la atención durante
CONCENTRACIÓN un largo plazo de tiempo constantemente
en un campo perceptivo previamente seleccionado
Figura 47. Las diferentes "Capacidades de Dirección" (según Baumann, 1986, 137)
Visto de esta manera, las capacidades psíquicas, cognitivo-tácticas y las «capacidades reguladoras»
determinan esencialmente el éxito o el fracaso de los rendimientos deportivos.
FUNDAMENTOS TEÓRICOS
No podemos exponer teóricamente en toda su amplitud las capacidades psíquicas y cognitivas en las
que se basan las acciones tácticas.
En cuanto a las capacidades psíquicas remitimos a Baumann: La práctica de la psicología deportiva
(1986), en cuanto a las estructuras y funciones cognitivas mencionamos:
Los fundamentos teóricos para estrategia y táctica se basaron hasta el momento en la fisiología motora,
la teoría de acción e información, la teoría del juego, la psicología y en la cibernética: un concepto unitario. Sin
embargo, no existe. Para nuestro contexto interesan especialmente dos aspectos:
1. La acción estratégica y táctica está relacionada con la personalidad entera del deportista y sólo se puede
separar a nivel teórico de los otros factores decisivos para el rendimiento como la fuerza y la técnica,
pero no a nivel práctico (véase Barth, 1980, 139 y ss.).
2. La acción estratégica y táctica engloba todas las componentes de planificación, captación y asimilación
de informaciones de las situaciones dinámicas de la competición, reflexión y realización motriz, es, por
tanto, un proceso complejo senso y psicomotriz Y cognitivo-intelectual.
Atención selectiva Anticipación del Comparación Desición sobre Orientación de los impulsos
Características objetivo entre objetivo la realización teniendo en cuenta
físicas del estímulo Anticipación del y meta alcanzada Actitud Sistemática
Necesidades programa realmente Disposición para Comparación entre valor
Actitud Situación actuar previsto y real
Tipo de tarea Grado subjetivo Sensaciones cinestéticas,
Sistemática de posibilidades Impulsación vestibulares
Paso 1
¿Reaferencia
resultante?
Motivación-emociones
Modelos ¿Reaferencia
Memoria
Figura 48. Modelo de la acción táctico-estratégica (en base a Grosser / Neumaier, 1982, 40 y Barth, 1980, 133)
Paso 1: «El deportista elige una estrategia, ya elaborada como modelo interno sobre el desarrollo de la
competición, en función de sus condiciones individuales y del posible comportamiento anticipado del adversario.
Esta estrategia es resultado de procesos cognitivos basados en valores empíricos almacenados en la memoria -y
actualizados-, en la situación concreta de la competición y en las perspectivas de la realización. El deportista
entra en competición o soluciona una tarea parcial con un plan de comportamiento modélico, es decir, con
diferentes variantes estratégicas que posee y de las que dispone como modelos internos. Esta estrategia está
relacionada con medidas tácticas que sirven de observación sistemática e investigación activa de las variantes
motrices del adversario» (Barth, 1980, 134).
Paso 2: El deportista percibe y analiza las situaciones dinámicas de la competición («dinámicas»,
porque varían constantemente). Este proceso comprende los puntos representados en el modelo: «estímulos
externos», «percepción» y «síntesis de las aferencias» y depende de los puntos allí expuestos. Especial
importancia tienen la atención selectiva y las capacidades anticipativas. Los deportistas inexpertos actúan a
menudo sin el suficiente análisis de las situaciones.
Paso 3: Engloba la solución mental de la situación o bien de la tarea y constituye la verdadera reflexión
táctica. El deportista elige rápidamente la posibilidad para él más adecuada de un número de posibilidades
conocidas (son los casilleros «programación» y «memoria» en el modelo. Además de los puntos aquí citados
también influyen en la «reflexión táctica»: el conocimiento del reglamento y las posibilidades de fintas, etc.).
Paso 4: Es la decisión por una realización resultante de análisis y reflexión (en el modelo:
«estimulación/regulación») que se ha de tomar en cuestión de un instante a base de los mecanismos de
estimulación, teniendo como consecuencia el
Paso 5: La realización motriz, es decir, el movimiento visible (casilla: «realización/regulación»). «La
realización es una intervención directa en las condiciones de la competición con el fin de impedir al adversario la
realización de sus intenciones, de influir sus acciones mediante informaciones falsas y de crear las condiciones
(situaciones) necesarias para la realización de la estrategia propia» (Barth, 1980, 134).
En el transcurso de la competición, el deportista (y en parte también el entrenador desde el exterior)
compara constantemente las acciones previstas con las realizadas por él (y el adversario) (en el modelo: las
líneas entre referencia/feedback y «comparación entre valor previsto y real»), para mantener o cambiar así la
vía táctica emprendida. Así, el deportista intenta constantemente crear situaciones positivas para su éxito.
FASES DE PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO
Cada planificación de rendimiento requiere un análisis del deporte y del perfil de exigencias al deportista
(véase modelo de planificación y desarrollo, Fig. 5). En cuanto a estrategia y táctica resultan entonces las
siguientes cuestiones:
Las respuestas a estas preguntas comprenden una precisión de la finalidad. Puesto que las preguntas
primera y segunda se orientan específicamente en el deporte concreto y que cada entrenador o atleta ha de
decidirse por su deporte8, nos restringimos aquí a desarrollar la tercera pregunta. A continuación se pueden dar
indicaciones referentes a planificación y desarrollo en sí.
Mientras que existen métodos diagnósticos fiables para la condición física y las destrezas coordinativo-
técnicas, no podemos abarcar aún con exactitud científica las estrategias y tácticas por sus numerosas variables
e interrelaciones en parte desconocidas entre determinadas componentes. No obstante, existen dos propósitos:
1. El análisis de las capacidades concretas que condicionan la acción estratégica y táctica (como:
capacidades sensoriales, psíquicas, cognitivo-intelectuales, «capacidades reguladoras», etc.), mediante
pruebas concretas.
2. El análisis del comportamiento estratégico-táctico global mediante la observación en la competición.
Por todo ello, en el entrenamiento se planifican las estrategias y tácticas de la siguiente forma:
1. Crear requisitos como:
• buen dominio técnico,
• nivel específico de la condición física,
• buen nivel de desarrollo y de entrenamiento de los aspectos sensoriales, intelectuales y
psicomotrices.
2. Desarrollo estructurado de los «comportamientos básicos» estratégico-tácticos (según Kirchgässner,
1982, 937), como:
• facultad de superar dificultades,
• facultad de variar los niveles de dificultad durante el entrenamiento,
• «orientación general hacia la superación positiva de las dificultades que aumentan
progresivamente»,
• evaluación realista y objetiva del rendimiento.
3. Enfoque individual hacia los tipos tácticos
Para el desarrollo de las tácticas se han de considerar los caracteres y gustos de cada deportista. La
experiencia muestra que los deportistas prefieren una u otra tendencia táctica, por ejemplo:
• Acciones que siguen un programa fijo (tipo 1) aplicándose constantemente (fáciles de detectar
por parte del adversario).
• Preparación de varias acciones alternativas (tipo 2, dándose una gran variedad).
• No existe estrategia fija de comportamiento, se aplican las tácticas de forma elástica según cada
situación (tipo 3; requiere mucha experiencia y grandes capacidades de concentración y de
reacción).
4. Medidas específicas de desarrollo
Un desarrollo sistemático de diferentes tácticas en definitiva sólo es factible en situaciones de
competición; eso significa (según Barth, 1980, 377);
• Las «acciones competitivas se practican repetidamente en las condiciones correspondientes al
elemento estratégico con sus decisiones»,
• se diferencian según las distintas situaciones,
• las situaciones competitivas se anticipan.
• Entrenamiento extremo o bajo estrés, es decir, por ejemplo, cargas máximas o superiores,
cargas y toma de decisiones en situación de «fatiga previa», objetivo: auto superación.
• Entrenamiento con handicap, es decir, introducir en el entrenamiento: dificultades,
desfavorecimientos, restricciones, etc.
• Método competitivo, es decir, simular situaciones competitivas durante el entrenamiento.
• En primer lugar podemos medir estados de elevado nerviosismo anterior a la competición con el
antes mencionado cociente entre noradrenalina-adrenalina según Zimmermann y cols. (1986)
(se dispone de los resultados al cabo de pocos minutos, si existen los aparatos
correspondientes). Si resulta un nerviosismo muy elevado, se puede reducir mediante
programas específicos de calentamiento (véase prototipo de la tabla 34), creando así una
disponibilidad mayor para el rendimiento. La figura 50 representa resultados al respecto.
Objetivo: crear una situación psico-física óptima, prevención de lesiones.
Duración: unos 30-40 minutos.
Disposición psico-cognitiva para el rendimiento: activación elevada sin monotonías.
Disposición coordinativa para el rendimiento: velocidad de movimiento máxima, práctica intensiva de la coordinación intra
e intermuscular (técnica).
Disposición física para el rendimiento: intensidades máximas.
Vía energética: ATP y CP, no entrar en la glucólisis, no superar 3 mmol de lactato por litro.
Tareas variadas
«Tranquilizarse» durante unos 6-8 minutos entre calentamiento y competición (no se pierde «calor»).
Desarrollo del calentamiento para todos los deportes:
1. trote durante unos cinco minutos (intensidad a base de lipólisis)
2. stretching para todas las articulaciones durante unos 10 minutos.
3. ejercicios de coordinación a base de imitación, durante 5-10 minutos series a 30-60 segundos con
descansos de 60-90 segundos, a intensidad submáxima (lactato: 2 mmol/l)
4. durante unos cinco minutos, movimientos específicos del deporte, con descansos de 30-60
segundos, como máximo (lactato: 3 mmol/l como máximo).
5. ejercicios/movimientos competitivos durante 5-10 minutos (véase 4), con compañeros, si es
necesario (deportes de lucha) y predisposición táctica; intensidades máximas de 5-15 segundos con
descansos de 30-60 segundos.
6. tranquilizarse durante 6-8 minutos.
Tabla 34. Fundamentos y prototipo de un programa de calentamiento para la reducción de un
nerviosismo excesivo (basado en Jarmoluk, 1986, 34)
CALENTAMIENTO
El sentido de esta actividad física es, en primer lugar, la rápida eliminación de las sustancias sobrantes
del metabolismo a través del sistema vascular y linfático. Existen estudios (Roth y cols., 1973, 271) que
demuestran que el trabajo muscular activo consigue un mayor incremento de la circulación (seis veces más) que
las medidas pasivas (masaje, de una y media a dos veces). También se demostró (Kindermann, 1978, 352) que
la concentración de lactato en la sangre se elimina más rápidamente en una carrera que en reposo.
Además de la mayor acumulación de los productos metabólicos, se realizan durante la primera fase
post-esfuerzo (unas dos horas) también procesos esenciales para estabilizar la homeostasis. También éstos
sufren un efecto positivo con la actividad física de baja intensidad (30-50% del rendimiento máximo, por debajo
del umbral aeróbico) y de una duración entre 15 y 20 minutos. Los ejercicios «post-esfuerzo» han de tener
también un efecto relajante para la musculatura (ejercicios de relajación), aparte de su influencia estimuladora
de la circulación.
MASAJE
SAUNA
El baño de agua caliente ha resultado como una de las mejores formas de la amplia oferta de hidro y
termoterapias dentro de las medidas complementarias al entrenamiento. En él se juntan los efectos de la
estimulación por la temperatura (como en la sauna) y de la fuerza ascensional del agua. En un baño de 36-370 C
de unos 10-15 minutos se equilibra el tono muscular, se mejora la irrigación y se aprecia un efecto calmante a
nivel vegetativo. Ligeros movimientos aumentan este efecto. Después del baño se suele necesitar calma, lo cual
se ha de satisfacer, para poder continuar el proceso regenerativo acelerado. Por el efecto directo del calor se
ofrece más el baño de agua caliente que la sauna o una ducha caliente, el nadar en agua de una cierta
temperatura (superior a 260 C) incluye una parte de estos efectos y constituye por la mayor actividad (a poca
intensidad) una solución intermedia entre el baño de agua caliente y la carrera suave final.
SOLARIUM
Los rayos UV forman una parte esencial de la luz solar para los fines terapéuticos. Su aplicación artificial
con aparatos UV tiene un efecto activador para el metabolismo (activación de los sistemas enzimáticos) y su
finalidad es el incremento del rendimiento físico y de la resistencia frente a infecciones. Se adjudica un efecto
positivo a los rayos UV para el sistema hormonal (vaciado de testosterona) lo que conlleva probablemente una
influencia importante para el desarrollo muscular (Hollmann, 1980, 211).
Su aplicación combinada con la luz infrarroja (emisión de calor) puede aumentar este efecto (fomentar
la circulación), consiguiendo por otro lado un efecto tranquilizador y armónico para el sistema nervioso
vegetativo.
ELECTROTERAPIA
Sabemos que las exigencias del deporte de alto rendimiento pueden producir defectos en sustancias
nutritivas y electrólitos. Con sustituciones concisas se ha de convertir la situación catabólica alcanzada a través
del metabolismo, lo antes posible en una situación anabólica. La sinopsis de la tabla 35 expone las aplicaciones
necesarias y los efectos previsibles de mayor incidencia para la regeneración.
La regeneración se acelera cuando se cumplen las normas dietéticas para cada grupo específico de
deportes. Konopka informa ampliamente sobre este tema. Aquí vamos a resumir los puntos esenciales.
Las proteínas ingeridas han de cubrir las necesidades en aminoácidos que por su parte se necesitan
para el desarrollo de las albúminas estructurales (por ejemplo, a nivel de músculos y mitocondrias) y funcionales
(proteínas hormonales, enzimáticas). El efecto regenerativo comienza al finalizar la fase de carga. Es decir, que
se ha de ingerir a tiempo, incluso antes del entrenamiento
La mayor aportación de hidratos de carbono se requiere, sobre todo, en los deportes de
resistencia, cuando se producen vaciados de los depósitos de glucógeno a causa de las cargas de gran volumen
e intensidad. Con una alimentación mixta normal se necesitan 46-48 horas para su nuevo llenado, con
alimentación rica en hidratos de carbono (60-80%) se puede reducir el proceso de resíntesis a 24 horas).
Durante las primeras 10 horas después del esfuerzo se resintetiza el glucógeno más rápidamente. Esto es
importante para la nutrición entre las sesiones de entrenamiento. Sin embargo, se requiere paralelamente una
mayor aportación de agua y potasio, puesto que la síntesis del glucógeno se realiza conjuntamente con estas
dos sustancias.
En cuanto a la creación de almacenes más grandes para las competiciones se aplica el principio de la
supercompensación. Existen fundamentalmente tres procedimientos:
1. Siete días antes de la competición se vacían los depósitos de glucógeno con un entrenamiento de gran
volumen e intensidad. Después siguen tres o cuatro días más de entrenamiento a baja intensidad,
paralelamente a una dieta de grasas y proteínas, para proceder durante los últimos tres días a la
ingestión masiva de hidratos de carbono. De esta forma se llenan los depósitos musculares al máximo.
2. La carga de entrenamiento para el vaciado se sitúa a tres-cuatro días de la competición. Después se
sigue con una alimentación rica en hidratos de carbono y con entrenamientos a baja intensidad.
3. Sin agotar las reservas se procede a una alimentación rica en hidratos de carbono durante tres-cuatro
días. Se establece una acumulación moderada sin supercompensación. Esto es suficiente para muchos
deportes.
Hidratos de carbono (mono, oligo y polisacáridos)
Proteínas y aminoácidos
Tabla 35. La aplicación necesaria y los efectos previsibles de las sustancias ergógenas
tienen en el deporte una importancia esencial para la regeneración y la reducción del
cansancio. Aparte de los sustratos energéticos, como los hidratos de carbono, las proteínas
y las grasas, se les ha de dar un especial significado a los electrólitos y oligoelementos, en
especial el hierro y las vitaminas puesto que fomentan esencialmente el transporte de
oxígeno y la respiración interna de la célula (según Keul y cols., 1986, 81)
PRODUCTOS DOPANTES
De los productos excluidos desde el principio por las normas antidoping, mencionamos aquí a nivel
informativo las vecaminas, tos betainhibidores y los anabolizantes como productos que incrementan el
rendimiento o bien aceleran la regeneración:
Las vecaminas (por ejemplo, pervitina, captagon) no consiguen un incremento de los máximos del
rendimiento, pero retrasan el cansancio, por lo que pueden producir un incremento del rendimiento en los
deportes de resistencia. Sus efectos secundarios negativos (disminución de la concentración, insomnio, paro
circulatorio en el caso extremo, peligro de adicción) justifican su inclusión en la lista de sustancias prohibidas.
Los betainhibidores eliminan en gran medida el efecto de la adrenalina y son por eso tranquilizantes.
Esto puede ayudar en determinados deportes (por ejemplo, tiro, bobsleigh, paracaidismo) para una mejora del
rendimiento, siempre que la excitación excesiva reduzca el rendimiento. Tienen un claro efecto negativo para el
rendimiento del sistema cardiovascular (disminuyen la asimilación máxima de oxígeno en un 5-10%).
Los anabolizantes se siguen aplicando actualmente (a pesar de su prohibición) para el desarrollo
muscular a través del entrenamiento de la fuerza. Nos referimos sobre todo al aumento acelerado del grosor de
las fibras musculares. Para conseguir el efecto deseado se tiene que trabajar con dosis demasiado elevadas,
fisiológicamente hablando. Estas, sin embargo, también pueden dañar la salud.
Por razones puramente de objetividad no debemos omitir el efecto terapéutico de los esteroides
anabólicos para casos de sobreentrenamiento (véase Fig. 51). Con tomas dosificadas se puede acelerar la
regeneración e influir en el desarrollo del rendimiento. Esta posibilidad de interferir en el rendimiento queda
excluida por las normas antidoping y por la posibilidad de detectar la existencia de esteroides anabólicos en el
organismo, al menos próxima a la competición.
Sobrecarga
Entrenamiento
Déficit anabólico Déficit anabólico
catabólico
Terapia
Sustitución de la
falta de hormonas
por la ingestión
dosificada de
esteroides anabólicos
Figura 51. Interrupción del equilibrio catabólico/anabólico por sobrecargas en el entrenamiento o por competiciones y
las posibilidades de su terapia (sinopsis según Liesen, 1986, 185).
La tabla 36 ofrece un resumen final sobre la aplicación en el tiempo de las medidas complementarias al
entrenamiento permitidas en el proceso de planificación.
Igual que en todos los deportes se requiere, también en los deportes colectivos, antes de centrarse en
los rendimientos parciales (por ejemplo, capacidades de condición física) o globales (por ejemplo, situaciones
complejas de juego), la adquisición de unos conocimientos acerca de:
Estas estructuras y perfiles de exigencias (los llamados análisis del tipo de deporte) aún no existen
actualmente para los deportes colectivos o bien sólo hay algunos intentos (véase Hagedorn, 1985). A
continuación intentamos representar algunos aspectos del análisis basados en los intentos científicos y
experiencias prácticas, que nos sirvan para los procesos de planificación y desarrollo. Los ejemplos escogidos
son el fútbol y el tenis, es decir, un deporte colectivo y uno individual.
EJEMPLO: FÚTBOL9
Las mediciones y observaciones han demostrado que el tiempo efectivo de juego, es decir, con el balón
en juego, de un partido de 90 minutos es de unos 50-65 minutos y que los jugadores recorren en este tiempo
unos 8.000-11.000 m, en los que se anda, según la posición del jugador, de 1.700-3.700 m, se van al trote de
4.500-7.500 m (o bien se corren) y se hacen sprints sobre 800-1.600 m (saques de puerta: 3-60 m).
Esta estructura de juego que acabamos de describir implica las siguientes exigencias fisiológicas para el
buen futbolista (aparte de las capacidades técnico-coordinativas, cognitivo-tácticas y psíquicas que son
específicas del fútbol):
Investigaciones médico-deportivas con futbolistas de diferentes niveles (véanse Liesen, 1983; Dressel y
cols., 1984; Liesen y cols., 1985; Föhrenbach y cols., 1986) han dado resultados de 4-7 mmol de lactato por
litro de sangre10) durante esfuerzos fisiológicos. Esto significa que la aportación energética es mayoritariamente
anaeróbico-alactácida (a través de los depósitos de fosfocreatina) y sólo en menor medida a través de la
degradación de glucógeno (glucólisis).
Esta realidad tiene determinadas consecuencias para la planificación y desarrollo del rendimiento
específico en el fútbol (véanse páginas siguientes).
9. En cuanto a análisis referentes a los objetivos y técnicas motrices, condiciones de organización, material, etc.,
véase Bauer/Ueberle, Munich, 1984.
10. El lactato es un ácido muy fuerte (ácido láctico), que se forma en la sangre, por la degradación de los
hidratos de carbono (glucógeno) almacenados en el músculo durante determinados esfuerzos de resistencia
(velocidad). Valores de lactato superiores a 6 mmol/l repercuten en el sistema nervioso central y así en la
calidad del movimiento (buena técnica) y en la concentración.
EJEMPLO: TENIS
Categoría Grupo de edad n Edad Duración del Tiempo efectivo Frecuencia Lactato
-1
(años) partido (min) de juego (%) cardiaca (min ) (mmol/l)
Jugadores de Infantil/juvenil 18 16,6 90:00 25,4 171,5 1,49
alto Activa 18 23,8 90:00 16,4 Halle 147,6 2,15
rendimiento Seniors 10 50,7 90:00 32,5 153,6 2,69
Jugadores Activa 17 25,0 30:00 22,0 141,9 2,38
aficionados Seniors 18 54,5 90:00 30,1 140,7 2,33
Tabla 37. Promedios del tiempo efectivo de juego, frecuencia cardiaca y concentración de lactato durante
una competición de tenis minutos, procedentes de jugadores de alto rendimiento y de aficionados de
distintas edades (según Weber, 1982, 13)
ATP juego ATP tierra Tenis- Tenis- Federación
sobre césped batida campeonato de campeonato de Alemana de
club, tapiz club, tierra Tenis
batida (femenina), tierra
batida
Tiempo total de partido (h) 1 16’ 10,2’’ 1 26’ 54,4’’ 1 16’ 41,1’’ 1 12’ 28’’ 0 56’ 10,5’’
Tiempo efectivo (min) 13’ 45,9’’ 21’ 16,5’’ 11’ 40,8’’ 19’ 05,4’’ 14’ 48,8’’
Tiempo efectivo (%) 17,9 24,8 15,2 26,3 25,9
Tiempo por punto (seg.) 6,1 10,0 4,3 9,2 8,1
Puntos 133,6 129,3 156,1 124,3 107,7
Contactos de pelota 678 986 610 784,8 608,8
Contactos de pelota por punto 5,1 7,6 3,9 6,3 5,6
Tabla 38. Representación comparativa del análisis del tiempo de juego en diferentes categorías de rendimiento
y con distintas superficies de pista (según Weber, 1982, 32)
• Una fuerza explosiva muy bien entrenada y en parte resistencia muscular local en los grupos
musculares representados en la figura 53.
• Una velocidad fabulosa de reacción y de movimiento inicial.
• Un buen desarrollo de la vía energética aeróbica (resistencia de base) como fundamento para
una rápida regeneración.
La llamada velocidad-resistencia, en la que se degrada el glucógeno, sólo pocas veces tiene importancia.
Figura 53. Grupos musculares importantes para los tenistas. Éstos se han de
entrenar en especial cara a la fuerza explosiva y la resistencia local (sobre
todo los gemelos y la musculatura abdominal, dorsal y del antebrazo)
(fuente: Grosser y cols., 1985, 84).
Como vimos en los capítulos anteriores se necesita primero un análisis del deporte para poder planificar
el rendimiento. Una vez determinadas las cargas y sus duraciones y las velocidades de los movimientos resultan
por lógica los objetivos fisiológicos a alcanzar. Estos son para nuestros ejemplos del fútbol y el tenis (¡y también
todos los demás deportes colectivos!):
Mediante el valor del lactato en la sangre pueden indicarse, según Liesen (1985, 18), las intensidades de las
cargas adecuadas para desarrollar los contenidos para los puntos uno y dos (véase la tabla 39).
En los deportes colectivos también se pueden entrenar de forma aislada determinadas capacidades y
destrezas, por ejemplo, la fuerza, velocidad, resistencia, técnicas, tácticas, etc., siguiendo las posibilidades
explicadas en los capítulos segundo y tercero.
Se recomienda el siguiente procedimiento, puesto que cada disciplina requiere un desarrollo general de
los fundamentos y específico de las capacidades:
• El desarrollo de los fundamentos ha de ocupar un espacio grande en el entrenamiento infantil y juvenil (para
más detalles al respecto, ver capítulo quinto) igual que durante las primeras dos-tres semanas del período
preparatorio de un ciclo anual.
• El desarrollo específico sólo se puede iniciar con estos fundamentos.
Fig. 54. Representación comparativa entre la velocidad de carrera (en la abscisa en m/seg.) y el lactato
producido (ordenada en mmol por litro de sangre) en el ejemplo de varios futbolistas de élite (Colonia,
Schalke, Bremen, jugadores de los equipos nacionales turcos y alemanes) (fuente: Yücetürk, 1986, 19).
Para la mayoría de los deportes colectivos a niveles de alto rendimiento se dispone de un tiempo
relativamente corto para la preparación de una estructura continua. El rendimiento necesario para los partidos
se desarrolla, por esta razón, de una forma compleja, por ejemplo, de la siguiente manera, tratándose de un
tiempo de preparación de seis semanas (véanse, también, Gerisch/Koch, 1984; Tschiene, 1984):
• Todas las capacidades relevantes para el rendimiento se entrenan desde la primera
semana (con 6-12 sesiones de entrenamiento por semana) de forma paralela o bien
combinada;
• además, se aplican las típicas actividades de entrenamiento y competición (partidos
preparatorios/torneos) y medidas de reajuste de una forma variada. La planificación de
un microciclo para jugadores podría ser como la de la tabla 40.
Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo
Temprano Técnica / Fuerza: 60’ Calentamiento / Carrera Velocidad Calentamiento /
táctica, juego suave: 40’ regenerativa Fuerza: 70’ juego suave: 40’
velocidad: 80’ de 20-30’,
gimnasia,
táctica (teoría)
Por la tarde Resistencia 3 Técnica / Juego Técnica /Técnica / Juego Carrera
x 10’ táctica: 80’ competitivo: 90’ táctica: 70’ táctica: 70’ competitivo: 90’ regenerativa o
Baño / Baño / resistencia: 30’
masaje masaje
TE = sesiones de entrenamiento/juego competitivo, total: 11+2 unidades de juego suave.
Nota: durante las primeras 2 semanas no se realiza ningún juego competitivo, en su lugar: unidades de resistencia.
Tabla 40. Ejemplo de la estructura de un microciclo en el período preparatorio (3ra-6ta semanas) para desarrollar el
rendimiento de juego complejo.
De ello resulta:
• unas características de carga y de esfuerzo a base de integrar condiciones específicas de
entrenamiento y competición lo que en parte puede producir una elevada intensidad y un
gran volumen;
• un incremento muy inclinado del rendimiento complejo de juego, pero que sólo se podrá
mantener estable durante cuatro-seis semanas a causa de la preparación masiva;
• eventualmente, un mayor riesgo de lesiones por los esfuerzos inmensos, sobre todo cuando
no se lleven a cabo, o sólo en poca cuantía, medidas estabilizadoras para la musculatura
(por ejemplo, un entrenamiento correcto de la fuerza para la musculatura de sostén).
Para las fases de competiciones se ha de tener sobre todo en cuenta, por ejemplo, siguiendo el
modelo de periodización de la figura 23:
• incrementar las medidas de regeneración antes y después de las jornadas de competición;
• entrenamiento que mantiene o estabiliza el nivel de rendimiento;
• desarrollo centrado en los puntos débiles individuales de jugadores concretos, paralelamente a la
fase de competiciones (por ejemplo, a lo largo de dos-seis semanas).
CAPÍTULO 5
INTRODUCCIÓN
El deporte de rendimiento y de alto rendimiento ha penetrado hace muchos años en el mundo de los
niños y los jóvenes yen algunos lugares se exigen, de forma esquizofrénica de niños cada vez más pequeños
rendimientos cada vez más altos. Por otro lado vuelve a predominar el sentido común de acercar a los niños de
una forma más suave y más prolongada a los rendimientos máximos, pero sólo si se trata de entrenadores con
conocimientos sobre:
¡Sólo una planificación del rendimiento a largo plazo, organizada cuidadosamente a lo largo de muchos años
(seis-ocho) tiene sentido y éxito, es eficaz y humana!
Con las explicaciones de este capítulo contestamos sobre todo a estas cuestiones:
• ¿A partir de qué edad podemos establecer cargas a base de estímulos de entrenamiento? Mejor
dicho: ¿Cuándo ha de comenzar el entrenamiento de base, de perfeccionamiento y de alto
rendimiento?
• ¿A partir de cuándo se pueden entrenar y formar con éxito determinadas capacidades (fuerza,
velocidad, resistencia, flexibilidad), destrezas (coordinación, técnicas) y comportamientos
(estrategias, tácticas, la psique)?
• ¿Qué principios de entrenamiento se han de aplicar con niños y adolescentes (en comparación con
el deporte de alto rendimiento adulto)?
• ¿Puede el depone de alto rendimiento dañar la salud o la personalidad de los niños?
• ¿Realmente encaja el depone de alto rendimiento en las necesidades y motivaciones infantiles y
juveniles?
• ¿Cómo se compagina la doble carga «escuela-entrenamiento»?
Para prevenir malentendidos: Al responder estas preguntas no nos interesa lo biológicamente posible,
sino lo lógico, lo provechoso dentro de la línea de conseguir un rendimiento máximo lo más tarde posible, pero
estable.
En cuanto a las tres últimas cuestiones que abarcan más el ámbito médico y psicológico recordamos la
nota a pie de página11).
11. Entrenamiento y prevención en el depone escolar (tema principal), revista Sportwissenschaften 8 (1978) 2-
3. HAHN, E.: Entrenamiento con niños, Munich, 1981. HOWAIDH.: (editor): Kinder ini Leistungssport. Basilea,
Boston, Stuttgart, 1982 (varios artículos desde las perspectivas médica, psicológica y pedagógica). Steiner, H.:
Aspectos del rendimiento de niños y jóvenes para su evolución psicológica. En: Leistungssport 13 (1983) ,43-49.
Grupe. O.: Deporte de alto rendimiento infantil desde el punto de vista pedagógico. En: Sportunterricht
11(1984), 409-4 19 (allí se cita más bibliografía). KURZ D.: Fundamentos pedagógicos del entrenamiento
(Studienbrief 4 zur Fort- und Weiterbildung von Trainern des Deutschen Sportbundes). Academia de
entrenadores, Colonia, 1984.
¿QUÉ ES «EVOLUCIÓN»?
La diferencia entre niños y adolescentes es, según la ley de protección del trabajo, que el niño se
convierte a los 14 años en un adolescente. Esto es en este momento una distribución puramente cronológica de
menor relevancia para la evolución del rendimiento deportivo. Nos interesa mucho más la edad biológica de la
evolución psicomotriz donde se indica el cambio de niño a adolescente a la edad de 12 años. También para los
años antes y después de los 12 o 14 años existen fases, etapas, niveles, fases y pasos evolutivos distribuidos
según aspectos cronológicos y biológicos.
Definición:
La evolución es, para el sentido común, un proceso continuo de cambios, relacionados entre sí, del
comportamiento y las vivencias causado por la influencia de determinados componentes (véase seguidamente)
La evolución humana total se distingue según cuatro ámbitos parciales: el ámbito cognitivo-intelectual,
el psíquico (afectivo y específico de la personalidad), el social y el motor.
Para los intereses deportivos no afecta sobre todo la evolución motora que guarda relación con la
totalidad de los procesos reguladores y funcionales que forman el fundamento de las acciones motrices
concretas.
Los procesos evolutivos se realizan sobre todo en base a la influencia de los siguientes cuatro factores
que en la práctica no son separables:
4. Procesos de autodesarrollo
Los niños y adolescentes no sólo se forman a través de la herencia (maduración) y de su entorno
(carácter, aprendizaje), sino también mediante una creación activa, es decir, afirmando, negando, tomando
postura y ocupándose de su entorno y con si mismo, lo que en definitiva conduce a un concepto de sí mismo y
una identidad del propio yo.
Resumiendo, podemos considerar la evolución según Widmer (1978. 372; ver Fig. 56) como un modelo
de integración; donde vemos al niño y al adolescente en el centro de procesos de maduración, aprehensión,
aprendizaje y autodesarrollo.
Niño adolescente Entorno sociocultural
Leyes biopsíquicas
Ámbitos sociales Entorno material
Familia, Naturaleza
Herencia escuela, "cultura"
sociedad
Procesos fisiológicos,
corticales, endocrinos
Procesos de
Maduración Carácter
aprendizaje
Autodesarrollo
Figura 56. Niños y adolescentes frente a los factores de influencia (según Widmer, 1978, 372).
FASES EVOLUTIVAS
Los años infantiles y juveniles siguen dividiéndose en niveles (lo que en definitiva sólo tiene una
justificación didáctica), a pesar de que la ciencia enfoca actualmente la evolución en teoría desde una
perspectiva intraindividual e intracurricular a lo largo de toda la vida (la llamada Life-span Development-Theorie;
véanse Baltes/Schaie, 1973, Rudinger, 1977), representándola como un proceso continuo entre «altos» y
«bajos».
Estos niveles (fases, etapas, pasos) siguen, pues, una distribución puramente cronológica (véase la tabla
41) y sólo pueden servir de orientación global para entrenadores y profesores. Mucho más importantes son las
manifestaciones biológicas dentro de las diferentes etapas de edades.
El crecimiento
El crecimiento afecta:
• por un lado, las partes externas del cuerpo como el tamaño craneal, la altura, longitud y anchura de
los miembros y el peso,
• por otro lado, los «sistemas parciales» del cuerpo como el sistema esquelético, el sistema nervioso,
la musculatura y los órganos.
En cuanto al crecimiento a lo largo y a lo ancho existen para niños y adolescentes etapas (períodos)
en función de la edad, llamadas corrientemente «fase de engordamiento» y «fase de estiramiento» (véase la
tabla 42) resultando una curva de influencia endógena y exógena como, por ejemplo, los gráficos de las figuras
57 y 58.
Edad en años Fases
0-4 Primer engordamiento
4-9 Primer estiramiento
9/10 - 12/13 Segundo engordamiento
12/13 - 15/17 Segundo estiramiento
Apartir de 16 Tercer engordamiento/estiramiento
Tabla 42. Fases de "engordamiento" y de "estiramiento" en función de la edad
En cuanto a pronósticos sobre la longitud del cuerpo se parte de la idea de que a los dos años se haya
alcanzado el 50% de la talla final.
En la etapa de la fase prepuberal y sobre todo puberal se producen grandes discrepancias entre la edad
cronológica y biológica, puesto que aparecen la maduración precoz (evolución corporal acelerada, avanzada
frente a la edad) y el retraso (demora de la maduración). Los chicos o chicas de 13 años, por ejemplo,
aparentan, por ello o bien de 10 o 13 años o de 16/17 años, debido a diferentes niveles de evolución psico-
fisiológica. De todas formas hemos de clasificar los niños y adolescentes según su «aspecto» biológico y adaptar
las cargas deportivas a este nivel. La figura 59 refleja en grandes rasgos la evolución proporcional de
cabeza/cerebro y el crecimiento corporal en general.
La figura 60 orienta globalmente sobre las fases sensibles para capacidades concretas. En los siguientes
párrafos se encuentran explicaciones más detalladas.
Para una planificación del rendimiento a largo plazo para edades infantil y juvenil tienen un especial
interés las fases («sensibles») favorables para el entrenamiento, puesto que durante las mismas aparentemente
pueden elaborarse fundamentos eficaces de determinadas capacidades motrices (relevantes para el
rendimiento).
Antes de centrarnos en el desarrollo del rendimiento en sí (véanse páginas siguientes) vamos a describir
primero para determinadas capacidades motrices sus condiciones de madurez biológico-cronológica.
El desarrollo de estas capacidades es casi imprescindible para todos los procesos de aprendizaje y
entrenamiento en el deporte. Sólo la colaboración de órganos sensoriales y estímulos psíquicos con los sistemas
musculares y demás tipos permite realizar movimientos.
Las capacidades perceptivas (captación de informaciones a través de los órganos sensoriales y
asimilación de las mismas), volitivas, intelectuales y de mayor reacción y concentración se desarrollan
favorablemente entre los 9 y 13 años. Los niños de estas edades disponen, sobre todo, a base de mecanismos
desencadenadores, de mayores estímulos de aprendizaje y lúdicos que a su vez sensibilizan «el sistema nervioso
para adquirir intensivamente informaciones, asimilándolas de forma adaptativa» (Martin, 1982, 262).
Estrechamente relacionadas con las capacidades que acabamos de mencionar, también mejoran con la
maduración entre los 7 y 12 años las capacidades de coordinación y de aprendizaje motor. La elevada
plasticidad del sistema nervioso central tiene un efecto positivo. Los niños disponen así de una mayor
excitabilidad a nivel del cerebro que permite una mayor captación y asimilación de informaciones que en los
adultos, existiendo, sin embargo, una menor capacidad de diferenciación (los movimientos por eso no son tan
exactos, puesto que la llamada formación de engramas, es decir, el almacenamiento en el cerebro a base de
estructuras sinápticas, aún no es tan estable). No obstante, a través de muchas repeticiones se consigue
también en esta edad una buena adquisición de movimientos (véase Demeter, 1981, 31).
Concluyendo, podemos afirmar a base de los conocimientos actuales la existencia de fases sensibles
para (véase también Fig. 64):
Capacidades de resistencia
La capacidad aeróbica y anaeróbica (metabolismo energético) forma la base para las capacidades
principales de resistencia. Los niños reaccionan a partir de los ocho años, aproximadamente, con adaptaciones
estructurales y funcionales frente a formas aeróbicas y entrenamiento (carreras continuas, etc.) para los
siguientes parámetros:
Los valores de estos parámetros alcanzan, con el entrenamiento, en parte niveles adultos, pudiéndose
hablar en esta edad ya de un entrenamiento provechoso, a pesar de que la fase sensible concreta no comienza
hasta la pubertad, entonces existen los requisitos para una efectividad verdadera de la resistencia.
Las condiciones anaeróbicas son mucho menos favorables durante toda la infancia, contrariamente a
las aeróbicas, aunque se puedan introducir pequeñas cargas anaeróbicas. La fase sensible no comienza hasta
iniciada la pubertad, puesto que entonces aumentan progresivamente las enzimas clave para el metabolismo
anaeróbico, debido a la madurez, permitiéndose las tolerancias correspondientes al lactato (incremento de la
producción del lactato y rápida degradación del mismo). El entrenamiento de la capacidad anaeróbica en edades
juveniles requiere necesariamente una buena base aeróbica.
Las condiciones biológicas de la adolescencia favorecen entonces sin límites la formación de la
resistencia aeróbica y anaeróbica.
En las figuras 61 y 62 se representan los cambios evolutivos de algunos parámetros seleccionados para
la resistencia.
La fuerza
1. La aportación energética por vía aeróbica es positiva a partir de los ocho años y tiene su fase sensible
durante la pubertad; es entonces cuando comienza la capacidad anaeróbica desde la perspectiva biológica.
2. La coordinación intra e intermuscular se puede desarrollar bien a partir de los 8-10 años. La
coordinación intermuscular tiene una fase sensible a los 11-13 años en forma de velocidad cíclica y de
movimiento.
Las características recopiladas en la tabla 44 sobre las capacidades de fuerza de niños y jóvenes son el
resultado de estos puntos y de las demás condiciones evolutivas que son: la adaptación longitudinal del músculo
a través de sarcomeros organizados en serie (es decir, la musculatura se alarga, crece con el cuerpo) y la fuerza
relativa con respecto a la edad y el peso corporal (es decir, que los niños tienen una fuerza relativa mayor).
Edad Características Evolución / entrenamiento condicionado por
*Bajo nivel de testosterona *Coordinación intramuscular
*Porcentaje musculatura: 23% aprox. (enlaces sinápticos)
7 - 9 años *Musculatura de sostén débil *Coordinación intermuscular
*Inicio de la entrenabilidad (fuerza (automatización de mecanismos reflejos
explosiva) con bajas resistencias *Adaptación de la longitud muscular
*Bajo nivel de testosterona (multiplicación de los sarcomeros en serie
*Porcentaje musculatura: 28% aprox. *Fuerza relativa
10 - 12 años *Mayor fuerza explosiva (transformación energética, lipolisis,
*Fuerza-resistencia, parcialmente relación brazos palancas)
*Capacidad aeróbica
Capacidades de velocidad
Los rendimientos de velocidad resultan de capacidades muy complejas. Un sprint sobre 100 m, por ejemplo,
integra el tiempo de reacción, velocidad cíclica (velocidad de propagación nerviosa, coordinación intra e
intermuscular), ritmo del movimiento, flexibilidad, fuerza explosiva (aceleración), coordinación dinámica
(velocidad de base) y «resistencia de sprint».
Las fases sensibles favorables para los diferentes componentes son: tiempo de reacción y velocidad
cíclica entre las edades de 7 y 12 años, la fuerza explosiva y aceleración entre los 9-13 años en las chicas y
10/11-15 en los chicos. Así, la búsqueda de talentos se debería realizar entre los 9 y 12 años.
Los aumentos de la fuerza máxima en la pubertad, por razones biológicas, llevan conjuntamente al
mayor dominio de la técnica a unos incrementos enormes de la velocidad,
Flexibilidad
Resumen
La anterior exposición mostró que niños y adolescentes poseen en determinadas fases evolutivas
disposiciones específicas para el rendimiento y, que pueden realizar siempre los mismos esfuerzos como los
adultos. De estos hechos resultan:
• objetivos propios y
• un desarrollo del rendimiento diferenciado y a largo plazo durante toda la fase infantil y juvenil, es
decir, a lo largo de unos 10 años, pasando de principiante al nivel de alto rendimiento.
Este largo proceso del desarrollo del rendimiento en niños y jóvenes requiere mucha paciencia y
conocimiento: ¡al fin y al cabo han de ser los mejores entrenadores los que se ocupan de estas edades!
OBJETIVOS
Los niños se introducen en las actividades deportivas enfocadas al deporte de alto rendimiento entre los
seis-ocho años. Los contenidos de este nivel básico (entrenamiento de base) son:
• Formación física general polivalente, sobre todo: capacidades coordinativas, fuerza en general,
resistencia de base y flexibilidad a través de juegos, etc.;
• elaboración de «técnicas básicas», por ejemplo, en los juegos: formas generales (véanse
Grosser/Neumaier «entrenamiento técnico», 1982) de los movimientos de golpeo, saque,
lanzamiento, regate y carrera; la misma coordinación general en otros deportes.
A partir de 9/10 hasta 12 años (nivel de perfeccionamiento) se puede exigir más a los niños; basándose
en su nivel anterior; esto significa para los contenidos:
Una vez que los niños hayan pasado las primeras dos fases se inicia en muchos deportes un desarrollo
mayor del rendimiento, aproximadamente entre los 13 y 16 años. Esta fase que también se denomina nivel de
alto rendimiento, contiene:
• igual dedicación en cuanto a tiempo y volumen a técnica y condición física específica (fase
sensible);
• profundización en bases generales (capacidades coordinativas y condición física en general;
• formación táctica específica;
• mayor actividad competitiva.
En correspondencia al desarrollo del rendimiento, enfocado al deporte de élite, este nivel pasa directamente al
llamado nivel de máximo rendimiento que se inicia para las chicas con unos 1 5/16 y para los chicos con unos
16/18 años. El contenido se centra entonces, según cada deporte, en la técnica, condición física y táctica en
grados iguales o bien con acento en los programas. El entrenamiento adquiere durante determinadas épocas del
año carácter competitivo, para alcanzar así finalmente una elevada estabilidad para el rendimiento.
Conclusión
Los objetivos del desarrollo del rendimiento en edades infantiles y juveniles se orientan en:
• ¡Advertimos de las especializaciones demasiado tempranas con una base muy escasa! Las
consecuencias son estancamientos y barreras del rendimiento alrededor de los 14-17 años que
difícilmente se pueden superar.
Tabla 45. Los posibles comienzos del entrenamiento normal y forzado de los diferentes
elementos de la condición física en las distintas edades.
EL PRINCIPIO DE LA PERIODIZACIÓN
El desarrollo continuo del rendimiento desde los 8 a los 17/19 años aprovechando sistemáticamente las
fases sensibles, las evoluciones psíquicas y sociales, sería una línea idónea a seguir, pero que raras veces se
consigue. La figura 65 representa este proceso idóneo para servir de orientación para el desarrollo del
rendimiento que se extiende a lo largo de toda la etapa infantil y juvenil, aunque se presenten desviaciones. De
la experiencia práctica sabemos de los casos de alumnos que comienzan temprano, pasan de otro depone o
empiezan tarde (véase Martin, 1983, y las páginas siguientes).
Figura 65. Estructura idónea a lo largo de varios años para la evolución del rendimiento en
edades infantil y juvenil.
A causa de los intereses de padres y entrenadores, y también de los distintos planos didácticos de las
diferentes federaciones deportivas, se inician los entrenamientos en momentos que en parte se desvían
considerablemente del proceso idóneo (véase Martin, 1983, 98 y ss.). En los deportes, como por ejemplo
patinaje artístico, gimnasia deportiva, gimnasia rítmica y tenis, observamos los llamados inicios tempranos,
comenzando normalmente a los cinco-seis años y alcanzando a los 11/12 años los primeros máximos de
rendimiento por la especialización demasiado temprana y llegando al tope definitivo entre los 14 y 16 años.
En este contexto se han de dar las siguientes recomendaciones cara al desarrollo del rendimiento: Los
primeros dos niveles de entrenamiento se debe de prolongar a causa del inicio tan temprano, más o menos de
la siguiente manera: entrenamiento de base entre los cinco, ocho y nueve años, el perfeccionamiento de 8/9-
12/13 años e inicio de la especialización, con 13-16 años el entrenamiento de alto rendimiento, alcanzando la
fase máxima a los 16 (chicas) o 17/18 años (chicos).
En la mayoría de los casos, sin embargo, los niños comienzan mucho más tarde a dedicarse plenamente
a practicar un deporte, a los 11-13 años aproximadamente. Estos llamados inicios tardíos suelen experimentar
un desarrollo más rápido, puesto que los niños aportan ciertas experiencias previas, por un lado, y por otro se
encuentran ya en las fases sensibles. Se recomienda:
Otra posibilidad de llegar al deporte de rendimiento es pasar de otro deporte, es decir, jóvenes que
realizaron hasta la edad de 14/16 años intensivamente otro deporte y luego cambian. Encajan en su nivel de
entrenamiento en cuanto a su condición física y en función de las experiencias previas y de su edad; entonces
sólo se trata de recuperar con grandes esfuerzos la(s) técnica(s) del nuevo deporte (se suelen conseguir
progresos rápidos a causa de efectos positivos de transfer).
Planes anuales
• Para niños de estas edades no deberían de existir los típicos períodos de competiciones (a
excepción de los deportes de oposición, tenis);
• los niños de estas edades se ponen rápidamente «en forma» y tienen constantes altibajos durante
los seis-nueve meses de carga recomendables;
• además de esto, las diferentes épocas más o menos largas de vacaciones (y en parte también
enfermedades) interrumpen los ciclos periódicos anuales.
En las edades de 13/14 años, es decir, al pasar al entrenamiento de alto rendimiento, se recomiendan
periodizaciones anuales con los conocidos períodos (preparatorios, de competiciones, transitorios).
Según cada depone, se han de distribuir una, dos o tres cimas al año. El ejemplo de la figura 66 se
concibe para una periodización con tres cimas en el tenis juvenil.
Figura 66. Ejemplo de una periodicidad anual en el tenis para edades entre 13-16 años
Frecuencia de entrenamiento
En cumplimiento del «principio del incremento progresivo de las cargas» para edades infantiles
juveniles, hemos de ir aumentando también el número de sesiones de entrenamiento o de competición por
semana. Recomendamos el número de sesiones según la edad que se indica en la figura 67.
Figura 67. Número de sesiones de entrenamiento y competición (siguiendo el “principio
del incremento progresivo de las cargas”) para edades infantil y juvenil.
Resumiendo toda nuestra exposición del desarrollo del rendimiento en edades infantiles y juveniles con
aplicación de los principios de entrenamiento (tratados en las PP. 34-48), resulta para cada nivel de
entrenamiento en concreto (tabla 46):
Nivel de entrenamiento Principios de entrenamiento
Principio de la relación óptima entre carga y
recuperación
Entrenamiento de los
Principio del incremento progresivo de la carga
fundamentos : 6/8 - 9 años
Principio de la versatilidad
Principio de la adaptación a la edad
Además:
Perfeccionamiento: 9/10 - Principio de repetición y continuidad
12/13 años Principio de la preferencia y de la coordinación
sistemática
Además:
Entrenamiento de alto
Principio de la periodización
rendimiento
Principio de la alternancia reguladora
Entrenamiento de máximo Además:
rendimiento; a partir de 16/18 Principio del incremento discontinuo de la carga
años Principio de la regeneración periodizada
Tabla 46. niveles de entrenamiento y aplicación de los principios de entrenamiento
correspondientes.