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Adolfo en Quito

Luz María, cansada de sus zapatos nuevos, ensillaba mi caballo; monté y partí de Baños con Aureli.
Seguimos viaje por Pelileo, Ambato, Lasso y Latacunga, y en jornadas lentas por la vía de
Machachi, de regreso a Quito.
Quito es una especie de colonia penal para los diplomáticos. En algunos casos son confiados a esta
altísima capital por pequeñas indiscreciones; alcoholismo, tonterías cometidas en la conducción de
los negocios del estado o del corazón o, como expresaba una mecanografía de la Legalización de
los Estados Unidos, refiriéndose a su superior: ”por que no tienen todos los guijarros que el
Sepremo Hacedor quiere que todo hombre tenga”.
Tomado del libro “Ecuador en los ojos de afuera”©, compilación de Pedro Saad Herrería
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 A la izquierda-un carácter-

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