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CaCI CY ar la Hoz y el Martillo En mayo tiltimo, una colummna senderista irrumpié en Paraiso. Amenazaron a la pobla JARAISO es un poblado ‘enclavado en el corazén del Alto Huallaga, que ha pasa- Cee aie Me oa CO ae meee ea Fe er eset tty re OU tee eae ae ee eens ST ia nea Cae ae Artemio Miranda, su actual aleal- de, y se propuso levantar a su pue- blo, superando tos temores y las ‘amenazas aiin latentes. Este es un Ear ear eet RESOLUCION 056-2002, eee eee) eee meet eco cién y dejaron pintas para dejar sentada su presencia en la DE ALCALDIA 22 Abil 2002 Fe Se sy recorrido de su dramdtica histo- > ria, 40 aftos después que un grupo Ce ere eee aad ea sre oe La noche previa a nuestra le- gada a Paraiso -apenas dias des- pués de la captura de Edgar Mejia, Be i Oe ery pier eee. On tte eee ene cutaron a dos pobladores en la zona de La Morada, ubicada a 40 km de 102, Artemio Miranda no ha cesado en su lucha por devolver la paz al pueblo. Sender intent asesinarlo dos veces, El Otro Artemio EI ejemplo del alcalde Artemio Miranda en Paraiso, un pujante poblado enclavado en el infierno del ATER Creer Aucayacu, precisamente donde fie cap- ‘turado ‘Taula’” ZVan a ir solos a Parai- 502", inquirié el general Marlon Savins- ky, jefe del Frente Policial Huallaga. “Yo no iria, demasiado riesgo” Segiin el general Savinsky, el cama ada ‘Artemio’ cobra de todo: “Por hecta- rea de hoja de coca, por productividad, por kilo de droga producida en laborato rio”. Informaciones de inteligencia poli- ial indican que ‘Artemio’ dirigié el tlti- ‘mo ataque contra un campamento de erradicadores del CORAH, en el disti- to de La Pélvora, al norte de Tocache, el viernes 5. El atentado terrorista dejo un policfa muerto y otro herido. staré ya cereado? “La captura es un hecho inmaic nente, s¢ dard en cualquier momento”. Este fue, sin duda, un buen afio para el Frente Policial Huallaga: 35 ternoristas capturados, varios de ellos del eireuito inmediato a ‘Artemio. Salimos con persistente Iluvia y en €1 camino a Paraiso varios latigazos Pendencia, todo un pueblo creado para vender gasolina de contrabando ¢ ile- gal; y el pase por los puentes de Tulu- mayo y Ramal de Aspuzana, de donde senderistas y militares, segin cuentan los pobladores, arrojaron centenas de muertos al Huallaga, Con Artemio, cl alealde, iniciamas el 34 canetas /sovtestnRe 25,2010 Doiia Pura, sobreviviente de Paraiso, recorrido por los parajes maravillosos de Paraiso. “A veoes uno piensa imo hemos sobrevivido, y para entenderlo hay que hablar con quienes vivieron siempre por aqui", nos dice Artemio, ol alealde, mien- ‘as la station enrumba por la carretera cen una recta casi sin fin LA MUERTE EN EL PARAISO Draméticamente separados de la selva, la luz del exterior ponetraba a traves de las rendyas. Lucia protegia, con sus 8 aflos, los corazones de sus pequefios tres hermanos en un pequefio cuarto oscuro, Pocos metros mas alli, en el exterior, un grupo senderista arro- metfa contra su padre: lo torturaron, lo hicieron cavar su propia tumba y le descerrajaron dos disparos en pleno rostro. A contraluz, los pequeiios sufrie- ron la muerte en carne propia. Varias ligrimas habian ya cruza- do el agrietado rostro de dona Tere- sa Tnuma (52) a estas alturas de su relato. Tres hermanos muertos, dos de ellos de la peor forma por Sendero Luminoso, otro hermano y un sobrino desaparecidos por el Bjército. Esa rea- lidad escabrosa, entre los afios 85 y 95, tenfa un nombre: Paraiso, convertido entonces en um enclave del nareotrafi- coy del terrorism, Sendero legs por primera vez a Paraiso el 24 de agosto de 1985. “Habla ban de un tema muy bonito, de Ta justie cia social, a quién no le motiva eso pues’, rememora Don Félix Miranda (77), hoy ceartido agrieultor cacaotero. La iusién ‘deolégica se hatis enseguida de sangre: los senderistas ajusticiaron delanto de todos a tres de les pobladores, acusados de soplones: Jos amarraron, Jos tortura- ron y les dispararon en la cabeza. Sendoro ingresa y obliga también a los narcotraficantes, ya presontes desde antes de su llegada, a pagar cupos. Pero impuso un régimen draco- niano a los pobladores, todas dedicados al cultivo de la coca. “Nos obligaron a hacernos un fusil Fal de palo y a cavar huecos al estilo Vietnam, y cuando tra- bajdbamos en sus chacras, teniamos que hacerlo con ese fusil falso colgado”, recuerda don Félix. LA OPULENCIA INFINITA DE LA COCA Mientras mas penetrabamos en Paraiso, la reflexidn se hacia mas inco- sante: {Cémo ese extenso paraje que descansa sobre tanta belleza, sobre la quietud que reina en sus atardeceres, sobre la calma de sus actuales poblado- res, pudo albergar a los més violentos Y présperos cérteles de la droga? Mas de 11 aeropuertos tenfan hasta cuatro © cinco yuelos diarios cada uno, “Bsta- mos hablando de media centena de vyuelos al dia, transportando el menor 500 kilos y el mayor 2,500", recuerda Artemio, el alealde. Grupos armados acompafiando @ los patrones de los cédrteles de todas las nacionalidades. Mujeres por doquier, “de toda precio y color", noches bafiadas con los mas finos licores en La Naranja Mecénica, el Cacactal, Las Malvinas 0 la Casa Blanca, principales burdeles de ese oscuro mundo, Sélo se sembraba coca y reinaba la pasta basica y el clor- hidrato, ‘Todo se compraba de Tingo ‘Maria, Tocache 0 Lima: modernas camionetas, potentes motocieletas, Artemio recuerda que Paraiso lleg6é a tener 11 aeropuertos clandestinos y hasta cinco ‘narcovuelos’ al dia. armamento, hombres, mujeres, con- ciencias, plitanos, carne, yuca. Cen- tenas de millones de dolares cireu- laron por esos afios en las fauces de aquella selva. Era un Paraiso, “Pero esos hombres que uno veia como inmortales estan ahora alli, empobrecidos como peones, presos 0 simplemente bajo tierra”, sentencia Artemio, el alealde. LA LLEGADA DE ARTEMIO Artemio Miranda retomé con todas sus ‘cosas y suetios al lugar en el que nacié en 1970. “ZA qué has venido?”, le inqui- 16 su padre aquel dia de 2002. “Yo he Gopitales aes | Wl ciudades — Va principal ‘rock Crraste Uchiza es la ciudad més cercana a Paraiso. Abajo, Artemio rumbo a las nuevas planta- clones de cacao de la comunidad con el que se han reemplazaio a las de coca, venido a acompatiarte y a trabajar con- tigo y con mi pueblo”, contesté Artemio Miranda, Retornaba de mucho tiempo atrds, ya que sus padres lo enviaron a vivir a Hugnuco, apenas terminé la primaria, “No vio nada, ésa ha sido una bendicion’, advirtié su madre. Cuando Artemio, el alealde, lege a Paraiso, habia que andar con machete ena propia carretera que unia el puer- to con los diversos caserios. “A veces pasaba un mes y no veiamos a nadie, y cuando aparecfa algtin alma, yo corria a rogarle que visite nuestra casa”, con- fiesa Dona Pura Inuma. Sobrevivien- do en las decenas de miles de hee- ‘téreas, aquellas 30 familias hicieron ue Paraiso no desaparezea del mapa entre los anos 1995 y 2002. Artemio Miranda fue ungido como alealde del poblado Paraiso en el 2002, y de allf ha sido reelegido suce- sivamente hasta la actualidad. “Arte- mio Miranda fue enviado por Dios para ser ese hombre valiente que Paraiso necesitaba”, rememora con mucho orgullo su padre. Sin duda valiente: estuvo préximo a la muer- te, ya que Sendero ordené su aniqui- lamiento hasta en dos oportunidades cn los iiltimos aftos; Iuego se eviden- ¢i6 que fue ealumniado por enemi-© Bite, es nutritiva MiCelar) Leche Evaporada Soy, Vida es de Facil Ce tuner cues Ge ecient ‘cardiovasculares. Este producto, | por SU iment oscar ‘colesterol! Fuente de proteinas «Calcio : Vitaminas Ay D Eros ees eee ert 36 CARETAS / NOVIEMBRE 25, 2010 fogos que insinuaron corrupeién en su gestion. Retorné nuevamente hace meses atrés y sabe que la verdad es su mejor eseudo, Sendero no esta fuera de Paraiso, ni tampoco dentro. Sin embargo, la percepcién de su ausencia es mucho mas notoria ahora. La altima incur- fue en mayo pasado, hicieron pintas y reunieron a Ia poblacién, Los adcetrinaron ¢ indagaron por el apoyo que estén recibiendo de ins- tituciones nacionales e internacio- nales. “Si no cumplen con lo que les han ofrecido, vendremos por ellos”, dijo el comando senderista en esa asamblea. Artemio, el alealde, ha venido tra- bajando intensamente desde el 2002, Paraiso cuenta hoy con 6,000 habi- tantes, dos escuelas, un’ moderno puesto de salud, caminos rehabilita- dos, una balse que permite el pase de vehiculos y productos a través del Huallaga, gente dinamica que deam- bula en sus calles y mucha tranguili- dad. “El cambio que esta experimen- tando Parafso es radical”, dice Arte- mio, el alealde. Artemio Miranda recuerda tam- ign gue en el 2008 USAID-Perd y Devida, a través del Programa de Desarrollo Alternativo (PDA), y tam- bién de Naciones Unidas, entraron a Paraiso y construyeron el sistema léctrico que beneficia hoy a cerca de 1,200 personas de 9 comunidades. “Pero mas importante que ello -refie~ re Artemio-son las mas de 1,900 hee- téreas de cacao y palma aceitera i taladas en los dos tiltimos afos”, una base productiva econdmica de largo plazo. “La hectérea que hace tres afios costaba 300 soles hoy se puede vender en 2,500 soles”, dice con orgu- Io el alcalde. La luz azul del atardecer pertur- ba enormemente a Apolo, que desde la balsa, eruzando el Huallaga, trata de capturar en su lente la imagen de Paraiso. Imposible, demasiada belle- za en escena. Nuevamente reflexio amos sobre Ta perseverancia de su gente, sobre las desgracias y extremos a los que fueron sometidos. Pero esa luz que baiia sus tierras habla ahora de las esperanzas, de los que regresan y.se instalan, do un autentieo renacer. ‘Como lo expresara con extrema agude- za un viejo balsero: “Paraiso esta mas cerca que nunca de dejar de ser u inferno”. Egav Miranda) .

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