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Salmo 32
Salmo 32
SALMO 32
1 6
¡Dichoso el que está absuelto de su culpa, Por eso, que todo fiel te suplique,
a quien le han enterrado su pecado! y la avenida de aguas torrenciales
2
¡Dichoso el hombre a quien el Señor no lo alcanzará.
7
no le apunta el delito Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
y cuya conciencia no queda turbia! cuando grito ¡socorro!, me rodeas.
3 8
Se consumían mis huesos cuando callaba, –Te instruiré, te señalaré
cuando rugía sin parar; el camino que has de seguir;
4
porque día y noche tu mano te aconsejaré, fijaré en ti mis ojos:
pesaba sobre mí; cuando llegue la tribulación,
se me secaba la savia no se acercará a ti.
9
en un bochorno estivo. No seáis como caballos o mulos,
irracionales,
5
Te declaré mi pecado, cuyo brío hay que domar
no te encubrí mi delito; con freno y bocado.
propuse confesarme
10
de mis delitos al Señor; El malvado sufre muchas penas,
y tú perdonaste al que confía en el Señor
mi culpa y mi pecado. su lealtad lo rodea.
11
Festejad al Señor, los honrados, alegraos,
aclamadlo, los hombres sinceros.
Cuando leas
• Fíjate en que estamos ante un salmo penitencial. Pero el orante se dirige a Dios
una vez que ha acabado el proceso: ya se ha recibido el perdón de Dios (v. 5). Es
una meditación sobre la experiencia de pecado, confesión o reconocimiento de
culpas y perdón.
• Fíjate en los personajes: el orante, el Señor, “todo fiel” (hasid) y los “honrados”
(saddiqim = hombres sinceros). Hay una especie de diálogo entre el orante y
Dios, del que probablemente son testigos los fieles y honrados, la asamblea.
• Recuerda que los vv. 1-2 del salmo son citados por san Pablo (Rom 4,7-8) como
argumento para la salvación por la sola fe, independientemente de las obras: en
efecto, en el salmo Dios perdona únicamente porque el fiel ha reconocido su
culpa.
Cuando medites
• Reflexiona sobre tu historia pasada con la misma clave que el salmo: ¿has
percibido algún sufrimiento en tu vida como “castigo de Dios”? ¿Te has sentido
perdonado y aliviado después de reconocer tus culpas? ¿Experimentas a Dios
como refugio de “aguas torrenciales”? ¿Eres dócil a la palabra del Señor o un
“mulo” irracional y terco?
Cuando ores