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LIBERTAD DE SER O TENER QUE SER

Quienes son capaces de renunciar a la libertad esencial a cambio de una pequeña


seguridad transitoria, no son merecedores ni de la libertad ni de la seguridad.
Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.

¿Libertad de ser o tener que ser? He aquí la alternativa para nuestra juventud y nuestro mundo.
Estamos a 200 años de haber conseguido la libertad política como nación y a 100 años del
resurgimiento social que significó la Revolución Mexicana y, sin embargo, aún tenemos dolorosos
testimonios de discriminaciones por motivos raciales (nuestros hermanos indígenas), de género
(¡Tantas mujeres ultrajadas!), de trabajo u ocupación, por llevar ciertas responsabilidades, por
encontrarse al margen de la ley (pensemos en nuestros co-nacionales en EU), por no estar
“alineados” con el partido en turno en el poder o simplemente por ganas de otras personas, esas
que tienen la autoridad sin merecerla.

¿Qué Patria libre es ésta en que algunos mexicanos purgan crímenes en las cárceles sin haberlos
cometido?, ¿qué garantías de libertad ofrece el Estado cuando a los que piensan diferente se les
encierra o incomunica en los penales de “Alta Seguridad”?

La libertad va de la mano con la igualdad jurídica y de oportunidades, pero sucede en nuestro


México libre que no todos tenemos los mismos derechos, ni valemos lo mismo de modo que
algunos, con ciertos privilegios, a veces ligados a poder económico y otras a las “palancas”, son
educados de modo que llegan a ser grandes empresarios, políticos y dueños de empresas con
ganancias increíbles, mientras que otros no alcanzan el nivel superior al que “todos tenemos
derecho” y se habrán de contentar con pasar sus vidas como empleados y eso en el caso de
salvarse del desempleo. ¿No es claro que mucho de la problemática social actual tienen que ver
con este asunto del acceso a iguales oportunidades de preparación y de empleo?

El mundo ha cambiado mucho en las últimas décadas y México también se ha modificado. Nuestro
sistema político ha sufrido transformaciones importantes hasta llegar a la alternancia en el poder y
a un sistema de elecciones que parece ofrecernos ciertas garantías. Lo mismo ha pasado con otros
ámbitos como nuestro sistema educativo o la política económica y los cambios han aportado
beneficios: el país se ha ubicado mejor en el sistema internacional de libre comercio; tiene sus
altibajos en educación, pero va en el rumbo de competir con los países más desarrollados (OCDE);
ahora mismo somos objeto de las reformas que, en nuestro nivel Medio Superior, se están
llevando a cabo y esto lo vemos necesario y urgente. Pero hace falta redoblar esfuerzos para que
logremos el México próspero que todos soñamos y en el que nos queremos insertar de modo
activo y responsable.

A partir del ejemplo que nos dieron las personas que hicieron posible la gesta revolucionaria de
1910 podemos hacer una reflexión en torno a este valor fundamental de la libertad. Ellos lucharon
por la noble causa de crear oportunidades de igualdad y libertad para todos, especialmente para
aquellos que llevan en sus hombros, literalmente, el peso de la actividad económica fundamental
y de la que se derivan las demás: la producción agropecuaria. Sí, porque fueron los campesinos, y
los mineros, en primer término los que buscaron mejorar sus condiciones con esa lucha y a ellos se
aunaron los obreros, seguramente con mayor conciencia y organización. Y gracias a esa lucha y a
esa entrega, sin importar la muerte, es que México vio caer al dictador que había hecho crecer al
país en el nivel “macro”, como dicen los economistas, pero tenía a la inmensa masa de la
población en la miseria y en una desigualdad y falta de acceso a las oportunidades de desarrollo.
Se acabó la concentración acaparadora de los terratenientes y tuvimos un “milagro mexicano” de
resurgimiento económico con una igualdad y libertad generalizadas. Fueron los tiempos de Lázaro
Cárdenas.

Pero estamos asistiendo a un fenómeno global de concentración, ya no de tierras, pero sí de


capitales y de oportunidades que, como contraparte, produce una enorme cantidad de
marginación y pobreza. Parecemos más libres. Tenemos acceso a los medios y hasta nos sentimos
orgullosos de no hacer filas para los servicios elementales. Tenemos supermercados. Tenemos
carros. Tenemos muchas cosas…, pero y ¿qué pasó con la causa de nuestros revolucionarios? ¿No
siguen en la marginación los indígenas y campesinos?, ¿no asciende a la mitad de la población
mexicana la pobreza? (1), ¿dónde está la capacidad de participar y decidir políticamente por parte
de los mexicanos?, ¿por qué nuestros últimos gobernantes son elegidos y se mantienen en el
poder si la inmensa mayoría de los mexicanos no votó por ellos?, ¿SOMOS REALMENTE LIBRES O
SÓLO NOS LO HAN HECHO CREER?

Estamos en una nueva época y queremos entrar en el mundo que nos toca vivir dejando atrás los
errores del pasado, siendo mejores ciudadanos, mejores profesionistas, mejores políticos, mejores
mexicanos. Si la historia es la gran maestra de la vida, entonces está en nuestras manos hacer que
la enseñanza de la Revolución no sea en vano. Que los legisladores aquí presentes aporten su
responsable quehacer político y que nosotros lo hagamos vida en el apego al espíritu de las leyes
que están para salvaguardar este gran valor que es LA LIBERTAD.

GRACIAS

1. Cfr. http://www.vanguardia.com.mx/2010:_expectativas_de_la_pobreza_en_mexico-
454121.html y, sobre el mismo tema:
http://sdpnoticias.com/sdp/contenido/nacional/2010/03/04/19/901649

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