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Mi

corazón está partido


partido en mil pedazos
por culpa de unos flechazos
está malherido.

El corazón me duele
por no estar contigo
lágrimas de fiebre
tan abatido

En la calle las hojas


las hojas secas
marrones y rojas
como las mareas.

Las nubes llorosas


blancas y frías
azules y bellas
todos los días.

La noche y el día
la luna y el sol
las nubes y el cielo
con viento y calor

Por la noche estrellas


por el día luz
por la mañana rocío
y por la tarde tú

Las noches más largas


los días ligeros
la lluvia comienza
por los senderos.

El frío domina
el calor se escapa
los colores fluyen
sobre la capa
de hojas quemadas
en la montaña.

Los pájaros huyen


entre bandadas
el viento despeina
sus plumas doradas
tristes y cansadas
como frágiles cascadas
de aguas cristalinas.

Los animales se aguardan


del frio y la niebla,
del viento y la escarcha
de la ventisca también.

Las aves se van


para volver, volver
al siguiente amanecer
para crecer, crecer
hasta el anochecer.

Otoño, muerte de luna


nacimiento del sol turquesa
defiende el agua del cielo
que el frío la tiene presa.

Sin luz en la luna,


la noche se vuelve negra
las aves mecen las ramas
de la arboleda.

Días sombríos
caidas de hojas
húmedos ríos
tristes alondras...

El viento estremece
se agitan las ramas
de las almas vagabundas
solas y ancladas.

Es el otoño seco
quien gobierna las mañanas
con hojas descoloridas
y nubes blancas

Los árboles mecidos


mecidos por el feroz viento
que los agita con desprecio
viendo su movimiento.

Los dulces animales


del ruidoso bosque
ya han partido hacia lugares
en la oscura noche.

Ventisca de otoño
fria y siniestra
de un monte vienes
y a un valle vas
a llevarte contigo
los calores de verano.

Otoño humedo
frío y aterrador
que te llevaste
el calor.
Ya acabó el otoño
empieza el invierno
fuertes nevadas
en las montañas
las cumbres vestidas
de blanco.

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