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Incorporación de FC en dispositivos de implantes óseos

En la actualidad se implantan numerosos dispositivos en el tejido óseo, abarcando campos


de la medicina que van desde la estética hasta las reconstrucciones por traumas severos o
procesos patológicos. Como sustituto de las estructuras óseas se han utilizado injertos
metálicos fabricados de aleaciones del titanio pues presentan buena biocompatibilidad más
facilidad estructural y de manejo. Los injertos sintéticos ideales son aquellos que presentan
propiedades tanto osteogénicas, osteoinductivas y osteoconductivas. Se entiende por
osteoconductivo la propiedad del material para permitir la formación de hueso, mientras los
términos osteoinductivo y osteogénico se refieren a la capacidad del material para, de un
modo activo, principiar, promover y estimular la formación de tejido óseo (1). El titanio es
un material ideal para los injertos pues posee una microtopografía que puede ser controlada
por diferentes métodos y que posee propiedades osteoconductivas; sin embargo, para que el
titanio posea también propiedades osteogénicas y osteoinductivas es necesario el
tratamiento del metal con procesos bioquímicos que lo vuelvan biológicamente similar a la
verdadera matriz ósea. Dichos procesos buscan, en síntesis, agregar biomoléculas propias
del tejido cuyas funciones osteogénicas ya se conocen, para así otorgar al implante
capacidad osteoinductiva. Estudios recientes han demostrado que la aplicación in vivo de
factores de crecimiento en procesos de regeneración ósea de animales sometidos a
tratamientos donde además se han usado injertos sintéticos, tiene propiedades
potenciadoras de la regeneración tisular (Yosei OI, Mikio OTA, Yamamoto S, Shibukawa
Y, Yamada. 2009); influenciando no sólo la proliferación celular ósea sino también el
microambiente vascular e inflamatorio del tejido en regeneración (2). La modulación de los
procesos inflamatorios es una propiedad positiva que tiene la incorporación de factores de
crecimiento en los implantes sintéticos pues la inflamación, de acuerdo a la injuria tisular,
puede o no favorecer la regeneración (3). Los factores de crecimiento incorporados a
dispositivos de implante imitan la fisiología de la matriz osteoide puesto que ésta in vivo,
contiene factores de crecimiento que son liberados paulatinamente durante los procesos de
resorción, modulándolos y optimizando la remodelación tisular (4). Los diferentes métodos
que se han creado para integrar factores de crecimiento a los implantes sintéticos incluyen
la precipitación de cristales de fosfato de calcio sobre el implante, bañando a éste en una
solución sobresaturada de la sal que además contiene disueltos los factores de crecimiento.
Un estudio realizado en ratas Wistar (Liu Y, Li JP, Hunziker EB, de Groot K. 2006) usando
implantes biomimetizados con cristales de fosfato de calcio y proteína morfogénica ósea 2
(BMP-2) demostró la efectividad del método obteniendo formación ósea en sitios ectópicos
sólo en el grupo de experimentación (1). Otra evidencia de la utilidad de la aplicación de
factores de crecimiento en los tratamientos regenerativos del hueso está demostrada en un
estudio llevado a cabo en perros jóvenes de raza Beagle (Yosei OI, Mikio OTA, Yamamoto
S, Shibukawa Y, Yamada S. 2009) , donde después de la remoción de hueso periodontal y
el posterior tratamiento combinado con injertos de beta- trifosfato de calcio e IGF-I se
obtuvo una regeneración notablemente más rápida y efectiva en los especímenes donde
ambos factores fueron aplicados de forma combinada (2). La utilización de los factores de
crecimiento en los mencionados procesos de biomimetización aprovechan los
conocimientos biomoleculares que se tienen del tejido para mejorar las técnicas actuales de
reparación y regeneración ósea inducida, potenciando la capacidad osteogénica que los
implantes pueden llegar a tener por la presión mecánica que ejercen sobre el tejido,
utilizando factores de crecimiento que estimulan el proceso de diferenciación y
proliferación celular, tanto como el de producción de osteoide, la calcificación del mismo y
la aparición microvascularización adecuada (2, 5). El desarrollo de implantes que posean
estas características supone una línea de investigación con promisorias aplicaciones
clínicas, llegando a estar cada vez más cerca del “implante ideal” que permita en poco
tiempo y con bajas tasas de morbilidad, una regeneración y reparación ósea óptima y
duradera.

(1) Liu Y, Li JP, Hunziker EB, de Groot K. Incorporation of growth factors into
medical devices via biomimetic coatings. Phil Trans R Soc A 2006; 364: 233-248.
(2) Yosei OI, Mikio OTA, Yamamoto S, Shibukawa Y, Yamada S.β-tricalcium
phosphate and basic fibroblast growth factor combination enhances periodontal
regeneration in intrabony defects in dogs. Dental Materials Journal 2009; 28(2):
162-169.
(3) BW Sears, Stover MD, Callaci J. Pathoanatomy and clinical correlates of the
immunoinflammatory response following orthopaedic trauma. J Am Acad Orthop
Surg 2009 April; 17(4): 255-265.
(4) Yeni YN, Dong XN, Zhang B, Gibson JG, Fyhrie DP. Cancellous bone properties
and matrix content of TGF-beta and IGF-I in human tibia. Clin Orthop Relat Res
2009; 467: 3079-3086.
(5) Yang Z, Liu M, Zhang Y, Guo X, Xu P. Effects of intermittent negative pressure
on osteogenesis in human bone marrow-derived stroma cells. J Zhejiang Univ Sci B
2009; 10(3):188-192 .

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