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Elementos y mecanismos de discriminación

que sufren las mujeres inmigrantes en el


proceso de inserción social y laboral

Informe de Estructura y Oportunidades


de la Mujer Inmigrante en Castilla y León

Financiado por:
≈ Edita: ≈ Grupo de Investigación:
Cruz Roja Castilla y León
Oficina Autonómica
http://www.cruzroja.es

≈ Coordinación:
Tomás Rodríguez Pardo Jesús Aparicio Gervas
Oficina Autonómica de Cruz Roja Española José Daniel Rueda Estrada
José Carlos Fernández Sanchidrián
≈ Dirección Técnica: José María Marbán Prieto
José Carlos Fernández Sanchidrián Ana Negro Macho
Margarita Nieto Bedoya
Guadalupe Ramos Truchero
Noemí Serrano Argüello
Luis Torrego Egido

≈ Becaria de Investigación:
Elisa Matilla Ferrero

≈ Cofinanciación:
Fondo Social Europeo
Junta Castilla y León

≈ Depósito legal:
ISBN: 978-84-7899-248-5

Esta publicación se enmarca dentro del P.O. Plurirregional Lucha contra la discriminación 2007-2013, cofinanciado
por el Fondo Social Europeo, la Junta de Castilla y León y gestionado por el Plan de Empleo de Cruz Roja Española.
Especial agradecimiento a los voluntarios y voluntarias y personal técnico de Cruz Roja Española en Castilla y
León, sin su colaboración y esfuerzo no habría sido posible la realización de este estudio.
≈ ÍNDICE GENERAL

-. INTRODUCCIÓN Pag. 7

-. PRESENTACIÓN Pag. 9

1. Características sociodemográficas Pag. 11


José María Marbán Prieto

2. Participación e integración social de las mujeres inmigrantes Pag. 29


J. Daniel Rueda Estrada

3. Actitudes de las mujeres inmigrantes Pag. 53


José Carlos Fernández Sanchidrián

4. Trabajo y empleo de las mujeres inmigrantes en Castilla y León Pag. 77


Guadalupe Ramos Truchero

5. Las condiciones laborales de la mujer inmigrante en Castilla y León Pag. 113


Ana Negro Macho

6. Utilización de los servicios sociales por parte de las mujeres inmigrantes de Castilla y León Pag. 133
Margarita Nieto Bedoya

7. La formación en las mujeres inmigrantes Pag. 153


Luis Torrego Egido

8. Igualdad de trato y oportunidades de las mujeres inmigrantes en Castilla y León:


El marco de referencia intercultural Pag. 175
Jesús Mª Aparicio Gervás

9. Una visión jurídica de la inmigración laboral femenina Pag. 193


Noemí Serrano Argüello

-. ANEXO Pag. 231


[ INTRODUCCIÓN

Las entidades y organizaciones sociales deben implicarse en la organización de estrategias de


prevención, tratamiento y seguimiento de aquellas situaciones o comportamientos que vulneran
derechos o la calidad de vida de las mujeres inmigrantes, independientemente de la situación en la
que se encuentren, del nivel de salud, de las capacidades, etc.
Cruz Roja Española, a través de su Plan de Empleo, lleva a cabo acciones dirigidas a mejorar las
posibilidades de inserción laboral de las personas en situación de vulnerabilidad como medio de lograr
su inclusión social. Interviene específicamente con personas inmigrantes a través del Programa Operativo
Plurirregional Lucha contra la Discriminación, cofinanciado por el Fondo Social Europeo y la Junta de
Castilla y León.
En el contexto de vulnerabilidad social, la Mujer Inmigrante sufre una doble discriminación por
su condición de Mujer e Inmigrante, dónde, a las cargas familiares generalmente no compartidas, se
une ser la única fuente de ingresos familiar con más de una jornada laboral (familias monoparentales,
situaciones de desempleo..), en este sentido con la realización del estudio; “Elementos y mecanismos
de discriminación que sufren las mujeres Inmigrantes en el proceso de inserción social y laboral”,
enmarcado dentro del Proyecto Oportunia del Plan de Empleo y gestionado por Cruz Roja Castilla y
León, pretende dar a conocer las desigualdades de trato y oportunidades ante la discriminación que
sufre la mujer inmigrante por razón de sexo y origen en relación a su proceso de inserción social y
laboral.
Para poder fundamentar acciones, iniciar medidas de intervención, organizar recursos, establecer
estrategias orientadas al tema de la prevención de la desigualdad del trato injusto y la exclusión, es
preciso conocer la realidad.
Con ello se pretende identificar factores o circunstancias que favorecen o incrementan el riesgo
vulnerabilidad social, con el fin de neutralizar determinados aspectos, corregir, tratar o impedir que
emerjan situaciones inadecuadas en una sociedad que lucha por garantizar los derechos de todas las
personas y que quiere avanzar en la garantía de la protección, en la calidad y bienestar de las mismas.
El estudio no termina con la edición de éste informe sino que es un elemento de diagnostico que
identifica barreras y situaciones de desigualdad y desventajas, un punto de partida en la elaboración
de materiales e instrumentos de opinión pública que promueva la igualdad de trato de las mujeres
inmigrantes en los ámbitos sociales específicos.

+7.
[ PRESENTACIÓN

Cuando finalizaba el año 2007, las finanzas internacionales mostraban las primeras dificultades. En
aquellos momentos nadie aventuraba que las repercusiones de los problemas surgidos en los mercados
de valores de los Estados Unidos de Norteamérica, llegarían a deprimir la economía mundial y, mucho
menos, que los efectos no podrían ser controlados de la misma manera que otras veces habían sido
atajados sus corrosivos efectos.
Con la amenaza en ciernes, pero con la sensación de estar presenciando un fenómeno económico
alejado y circunscrito a la nocividad de las hipotecas subprime, en España, y en Castilla y León, la
realidad era bastante distinta. En esta región se seguía en una onda de crecimiento económico, con
algunos aspectos atractivos para inversores, y donde aún la generación de empleo crecía de año en
año.
El ciclo expansivo de los mercados de trabajo requería, para cubrir las vacantes que se generaban
en sus principales sectores, trabajadores nacionales y extranjeros. Con un modelo similar se comportaban
las ampliaciones de negocio que tanto en la agricultura, construcción y los servicios absorbían los
remanentes de población activa, registrando, como consecuencia, las tasas de paro mas bajas de toda
la década.
Como ya ha sucedido en otros momentos históricos, la apertura de espacios laborales acelera el
ritmo de incorporación de la mujer a los mercados de trabajo, produciéndose un desplazamiento
desde la ocupación en la familia al trabajo asalariado, y a su vez parte de ese necesario trabajo domestico,
es ocupado por mujeres inmigrantes.
Con estas circunstancias arranca el presente informe, que cronológicamente hay que situar su
inicio a finales de 2008. Una vez superadas las iniciales definiciones, la toma de datos se lleva a cabo
entre el 2009 y el 2010, cuando la realidad social y económica ha entrado ya en una fase convulsa, en
la que por el “efecto descarga” las dificultades se van traspasando desde la economía financiera y
especulativa al mundo del trabajo y desde aquí al contexto de las relaciones sociales con toda su
casuística de bloqueos y discriminación, ahora ya actualizada a los momentos de crisis.
Aunque los contextos variaron, el marco de interés ha permanecido siempre situado en la pretensión
de determinar las causas de una realidad de discriminación. En este caso: la discriminación de aquellas
mujeres en las que se cumple la doble condición de mujer e inmigrante
Aún con la posibilidad de tener ese conocimiento disponible, se haría necesario dar un paso más.
Se precisaría definir las estrategias de actuación ante la posibilidad de situaciones de inequidad.
Desde la perspectiva práctica se ha hecho un abordaje acomodado a los objetivos, en los que, la
percepción de la igualdad y la discriminación en la asignación de roles y distribución de tareas, han
constituido la referencia central, como también lo ha sido el nivel de conciencia sobre la igualdad y
discriminación.
Otros, como la valoración que hacen las mujeres sobre la igualdad o, la discriminación, y la capacidad
potencial para llevar a cabo oportunidades de desarrollo personal; o, los cambios sociales que deberían
implementarse para alcanzar una mayor igualdad real han sido hitos necesarios si con posterioridad
se quisiera diseñar la acción equilibrante.
Somos muchos los que pensamos que conocer la opinión de las mujeres inmigrantes sobre cual
debería ser la estrategia de cambio frente a las posibles resistencias de la población de referencia

+9.
permitiría introducir modificaciones en la vida diaria que posibilitarían una convivencia y un reparto
de tareas y funciones basadas en la igualdad y equidad, sería, y es, es a su vez el arma que debería
conducir al empoderamiento, a la toma de conciencia y la fundamentación para introducir los cambios
que se consideren necesarios en el avance hacia la igualdad.
En este horizonte encontrará el lector planteado este informe. A lo largo de los nueve capítulos
en los que se distribuye tratamos de extraer las líneas fundamentales para agrandar el conocimiento
sobre la Mujer Inmigrante en la Comunidad de Castilla y León, a las que Cruz Roja en algún momento
ha prestado apoyo.

José Carlos Fernández Sanchidrian


Director Técnico del Estudio

+10.
[ Características sociodemográficas
José María Marbán Prieto

1. Introducción

2. Variables sociodemográficas
2.1. Distribución por provincias
2.2. Edad
2.3. Procedencia y nacionalidad
2.4. Localidad o municipio de nacimiento
2.5. Año de llegada a España
2.6. Estado civil y situación familiar
2.7. Religión
2.8. Ingresos mensuales

3. Conclusiones

+11.
Características sociodemográficas | José María Marbán Prieto

[ INTRODUCCIÓN

La Constitución española de 1978 establece en su artículo 1.1 que nuestro país “… se constituye
en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Posteriormente, en
su Título sobre derechos y deberes encontramos el artículo 13.1, el cual recoge que “Los extranjeros
gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el presente Título en los términos que
establezcan los Tratados y la Ley”, esto es, que, entre otras cosas, tal y como indica el artículo 10.1, “La
dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la
personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y
de la paz social”. Desde que tan valioso texto pusiese en marcha nuestro actual orden constitucional
se han desarrollado distintas acciones políticas, jurídicas y sociales orientadas a garantizar que el
planteamiento de igualdad recogido en la Constitución se convierta en una realidad materializada en
los ámbitos educativo, laboral, legislativo, religioso y, en definitiva, en cuantos forman parte de la
libertad del individuo dentro del marco de sus derechos como ciudadano, promoviendo al mismo
tiempo la superación de cuantos obstáculos dificulten dicho objetivo.
En este sentido puede decirse que entre los problemas u obstáculos a los que ha habido que
enfrentarse y frente a los cuales se sigue luchando están los que afectan a la igualdad de oportunidades
entre hombres y mujeres así como los que dificultan la integración de los inmigrantes en nuestra
sociedad. En ambos casos dichos obstáculos impiden o dificultan la participación de ambos colectivos
en condiciones de igualdad de trato así como el respeto a los derechos y oportunidades reconocidos
en la legislación vigente. Con este panorama, si consideramos el caso de una mujer que además sea
inmigrante, la situación es especialmente compleja requiriendo estudios serios y actuaciones rápidas
y eficaces que permitan que este colectivo deje de ser vulnerable y alcance el mismo nivel de dignidad,
libertad, oportunidades y derechos que su condición humana y ciudadana de manera natural ya les
otorga y que el marco legislativo ratifica.
Entre las acciones mencionadas en el párrafo anterior podemos destacar la creación en 1983 del
Instituto de la Mujer, la creación del Observatorio de la Igualdad de Oportunidades entre hombres
y mujeres mediante el Real Decreto 1686/2000, de 6 de octubre, y el papel que distintas entidades no
gubernamentales están jugando en este terreno. En particular, este estudio emana del proyecto Oportunia
de Cruz Roja el cual prevé la puesta en marcha de una investigación en la que se ponga de manifiesto
alguna de las características que actualmente estructuran el acceso a la igualdad de oportunidades.
Los objetivos del proyecto, aparte de los estrictamente laborales, incluyen como aspectos relevantes
para la igualdad de trato y oportunidades el abordaje de los aspectos actitudinales relacionados con la
violencia tanto intra como extrafamiliar.
Sin perder de vista que el objetivo del proyecto de Cruz Roja es el de conocer los factores que actúan
favoreciendo la igualdad de oportunidades para las mujeres inmigrantes, se acentúa de manera especial
la eliminación de las barreras que impiden su acceso al trabajo en igualdad con otros/as trabajadores/as
autóctonos/as; también es de interés la constatación del marco de relaciones que mantienen con sus
grupos de referencia, esto es, el doméstico y el laboral, todo ello visto además con dos referencias: la
intercultural y la legal-formal.
El objetivo de este primer capítulo, en cualquier caso, no es el de analizar el complejo marco en el
que se desenvuelve la mujer inmigrante para alcanzar los objetivos relacionados previamente sino uno
más humilde limitado a introducir algunas de las características sociodemográficas más relevantes de

+12.
la muestra sobre la que se apoya el informe que conforma el resto de capítulos, estableciendo así un
sencillo perfil de la mujer inmigrante en Castilla y León objeto de estudio. Este tipo de datos proporciona
algunas de las claves de interpretación de los resultados que posteriormente serán ofrecidos así como
elementos de apoyo para reflexiones ulteriores.

2.1. Distribución por provincias


Una primera aproximación al perfil de la muestra consiste en determinar cómo se reparte ésta entre
las diferentes provincias que conforman la Comunidad Autónoma de Castilla y León. En este sentido
conviene destacar que, de acuerdo con los datos más recientes de población inmigrante en nuestro país,
se constata una realidad que se repite de manera constante y es que los mayores focos de inmigración
se localizan en las zonas de mayor dinamismo económico, hecho este a todas luces obvio si tenemos
en cuenta que el principal motivo del movimiento migratorio es laboral. De hecho, las zonas de España
que acogen mayor porcentaje de población inmigrante son Madrid, Barcelona y Alicante, acogiendo
entre las tres provincias a casi 1 de cada 2 inmigrantes. En el caso de Castilla y León se observa que
únicamente el 3,6% de los inmigrantes optan por establecerse en nuestra comunidad, aunque en este
caso no se reproduce fielmente el patrón nacional de asentamiento en las zonas con dinámica económica
más activa, ya que si bien Valladolid acoge al 24,38% (más un 4,71% de Medina del Campo), la presencia
de inmigrantes en León apenas alcanza el 9% mientras que sorprenden Segovia y Soria con elevados
porcentajes dada su reducida población autóctona, con un 11,63% y un 9,70%, respectivamente.

2.2. Edad
Una primera mirada a la edad media de la población residente en España a través del censo que
publica y actualiza periódicamente el INE nos muestra significativas diferencias entre españoles y
extranjeros ya que en el primero de los casos la edad media se sitúa en torno a los 41 años mientras que
en el segundo está en la cifra de 33 años. Este hecho, sin embargo, no tiene nada de sorprendente ya
que en el caso del numeroso colectivo de extranjeros que están en nuestro país en condición de

+13.
inmigrantes se constata que el principal motivo por el cual vinieron a España es la búsqueda de un puesto
de trabajo, manteniendo un amplio porcentaje el deseo claro de regresar a su país cuando se encuentren
en condiciones económicas que permitan tal regreso y garanticen una mejora de sus condiciones en
el país de origen. Por otra parte, sin embargo, el número de inmigrantes residentes en nuestro país en
edad cercana o superior a la edad de referencia básica de la jubilación (65 años) es escaso, por no decir
casi singular en la mayor parte de las nacionalidades no comunitarias presentes en España. Estos datos
quedan mejor reflejados en la pirámide de edad facilitada por el INE con datos de 2007.

Como podemos observar, el colectivo de extranjeros con mayor presencia en España se encuentra
en la franja de edad comprendida entre los 25 y los 40 años, edades en las que resulta más sencillo
acceder a un puesto de trabajo. Esta pirámide de edad refleja un comportamiento similar entre hombres
y mujeres, diferente únicamente en términos globales de porcentajes o amplitud de cada una de las
bandas, pero no en la forma misma de la pirámide o de su distribución interna por sexo.
A continuación podemos comprobar cómo la muestra de mujeres inmigrantes con las que se ha
realizado este estudio mantiene un comportamiento idéntico al que se observa en la pirámide nacional,
siendo el colectivo de mujeres inmigrantes entre 25 y 39 años el más numeroso con casi un 41% del total
y siendo casi anecdótico el de mujeres inmigrantes en edad próxima o superior a la de jubilación, con
apenas un 5% del total.

+14.
2.3. Procedencia y nacionalidad
Un elemento clave para analizar los datos de este estudio lo constituyen el país de procedencia de
las mujeres inmigrantes que conforman la muestra así como su nacionalidad. En este sentido volvemos
a poyarnos en primer lugar en los datos de que disponemos en el marco nacional para después comparar
con los recogidos en la muestra regional. La siguiente gráfica del año 2008 nos permite hacernos una
primera idea en torno a esta cuestión en el territorio español:

Así, en lo que respecta al país de procedencia de los inmigrantes, las estadísticas constatan un dominio
amplio de tres zonas o territorios: Sudamérica, Europa –sobre todo en el ámbito de la Unión Europea–
pero con un aumento cada vez mayor de presencia de ciudadanos de la Europa no comunitaria,
principalmente rumanos, rusos y búlgaros, y finalmente China y el norte de África, destacando en este
caso los flujos migratorios desde los países del Zagreb y desde el África subsahariana. Veamos ahora la
distribución por zonas de procedencia de las mujeres inmigrantes integrantes de la muestra en nuestro
estudio:

+15.
Podemos observar cómo la distribución geográfica de la muestra en términos de procedencia del
flujo migratorio no se ajusta exactamente al patrón marcado por los datos globales a nivel nacional. Así,
en el caso de Castilla y León son las mujeres procedentes de Marruecos y de Colombia las que mayor
presencia tienen, siendo casi anecdótica la presencia de mujeres procedentes de países europeos o
asiáticos. Este hecho no es sorprendente, dado que la mayor cantidad de inmigrantes procedentes de
otros países africanos o de Europa se concentran –al margen de los grandes focos económicos como
Madrid y Barcelona– en el sur del país, fruto, en el primer caso de la proximidad de este territorio a la
costa del norte de África y, en el segundo caso, al propio clima y al tipo de actividad económica dominante
que se desarrolla en la costa mediterránea.
En cuanto al resto de la distribución, un análisis en profundidad de los datos estadísticos de que
disponemos revela que ésta se comporta siguiendo el patrón nacional, esto es, la mayor presencia del
Magreb entre los inmigrantes procedentes de África, la aún escasa presencia relativa de inmigrantes
asiáticos y el significativo flujo de mujeres procedentes de países del Este como, en este caso, Bulgaria
y Rumanía.
En nuestro país la nacionalidad española se obtiene principalmente mediante el procedimiento
conocido como ius sanguinis, esto es, por herencia de padres con la misma nacionalidad. Así, el propio
Código Civil establece en su artículo 17 que “… son automáticamente españoles todos los nacidos de
padre o madre españoles.” Y continúa poco después diciendo: “… los nacidos en territorio nacional
obtienen automáticamente la nacionalidad si alguno de sus progenitores hubiese nacido también en
España, si no se conociese su filiación, o si éstos provinieren de un país que no permite la transmisión
automática de la nacionalidad a los hijos. Los demás nacidos en España pueden optar por la nacionalidad
si permanecen viviendo en el país durante un año”.
Al margen de lo establecido en el párrafo anterior es posible solicitar la nacionalidad española
partiendo de una serie de requisitos mínimos entre los que se encuentra el que exige haber residido de
manera legal y continuada en España durante al menos 10 años (como en muchos otros países europeos),
si bien en algunos casos el tiempo requerido es menor (refugiados políticos, extranjeros con algún
progenitor o abuelo español, viudos/as de españoles, nacidos en España y otros casos particulares
recogidos por la legislación de aplicación).
En el caso de las mujeres inmigrantes sobre las que se ha realizado nuestro estudio la situación a este
respecto es la siguiente:

Como podemos observar sólo 1 de cada 5 mujeres tiene u opta a la nacionalidad española.

+16.
2.4. Localidad o municipio de nacimiento
En el cuestionario empleado como instrumento de recogida de datos del estudio sobre el que versa
este informe se preguntaba no sólo por el país de procedencia sino también por el tipo de municipio
de nacimiento. Este hecho, aparentemente intrascendente, resulta especialmente relevante para nuestra
investigación no sólo por el hecho de cómo influye este factor en la elección de provincia y entorno en
el que buscar empleo y establecerse sino por la posible influencia de factores culturales que puedan
incrementar o reducir el grado de vulnerabilidad de este colectivo de mujeres ante situaciones de
desigualdad de trato o de oportunidades. Así, en muchos países, incluido el nuestro, el rol de la mujer
en el ámbito rural está más alejado, en términos de derechos y oportunidades, del que mantiene el
hombre que en el caso de territorios urbanos y su dedicación se limita en un alto porcentaje al ámbito
doméstico. Por otra parte, en el ámbito urbano, existen en algunos países riesgos importantes para la
dignidad de la mujer en cuestiones laborales que no están presentes en el ámbito rural como, por
ejemplo, la realización de trabajos que requieren muchas horas y que generan muchos beneficios al
empresario pero pocos al trabajador sin que eso les exima de cumplir con obligaciones domésticas que
incluyen el cuidado de los hijos. En ambos casos, además, puede existir algún tipo de violencia de tipo
sexual si bien suele manifestarse de distintas formas en uno u otro ámbito (por ejemplo, abusos por parte
de familiares, en el rural, y prostitución, en el urbano).
A continuación vemos los datos relativos a esta cuestión, mostrando cómo aproximadamente sólo
una de cada dos mujeres nació en un ámbito urbano mientras que un 24,38% lo hizo en el ámbito rural
y un 18% en municipios con reducida población.

2.5. Año de llegada a España


Es bien conocido que España ha vivido en las dos últimas décadas un incremento notable en el
número de inmigrantes residentes en su territorio, coincidiendo con políticas de mayor apertura y
flexibilidad para este tipo de flujos migratorios y con un crecimiento de actividad económica, sobre todo
en sectores como el de la construcción, muy notables. Por otra parte, es también conocido que la mayor
parte de los inmigrantes residentes en nuestro país tienen entre sus planes regresar al país de origen a

+17.
corto o medio plazo, por lo que su tiempo de estancia en España no suele superar los 10 años. Estos
apuntes se confirman en el caso de la muestra en estudio, coincidiendo el pico de llegada de mujeres
inmigrantes a nuestro país con años de intensa actividad económica y flexibilidad política con la
inmigración (un 64% lleva entre 1 y 5 años en España) y siendo muy escaso el número de mujeres
inmigrantes residiendo en España más de 10 años. Por otra parte, comienzan a observarse los efectos
de la actual crisis económica en España (ya en sus inicios en el momento del estudio) mostrando un bajo
porcentaje de llegada de mujeres inmigrantes en el último año.

2.6. Estado civil y situación familiar


Teniendo en cuenta que este proyecto pretende analizar también cuestiones afectivas y detectar
indicios de violencia intra y extrafamiliar, un dato importante de cara a fijar el perfil de la mujer inmigrante
de nuestra muestra tiene que ver con su estado civil. Llama en este sentido poderosamente la atención
el elevado número de mujeres aún solteras, con casi un 31% del total.

+18.
Por otra parte, en el caso de las mujeres que sí tienen una pareja estable, podemos observar cómo
ésta nació, en casi un 81% de los casos, en su mismo país de origen, hecho que se explica bien porque
al llegar a España ya constituían una pareja estable, o bien porque dicha pareja se ha constituido en
España fruto del tipo de redes sociales en el que suelen desenvolverse las mujeres inmigrantes en nuestro
país, tendiendo a agrupaciones por nacionalidad, lo que acaba generando que España sea un país
tremendamente multicultural pero no tanto intercultural. Sin embargo, ya hay un porcentaje significativo
de mujeres inmigrantes cuya pareja es española, en algunos casos porque se han conocido ya en España
y, en otros, porque la pareja se forjó en el país de origen de la mujer y se ha producido finalmente un
reagrupamiento en nuestro país.

Finalmente podemos observar cómo 8 de cada diez mujeres con pareja estable conviven con ésta
mientras que un 20% no puede hacerlo, bien porque reside en el país de origen o en otro país, lo cual
genera auténticos dramas de separación familiar (75% de los casos), o bien porque media algún tipo de
razón que les obliga a vivir separados en el mismo municipio (17,86%).

Si la situación de una mujer inmigrante está sometida a las dificultades propias de la condición de
inmigrante y a la aún maltratada situación en muchos casos de ser mujer, un factor que puede acentuar
o aliviar los problemas inherentes a ambas situaciones lo constituyen los hijos. Así, ser madre implica una
responsabilidad añadida para la que en demasiados casos la mujer inmigrante no encuentra todo el
apoyo necesario. Como vemos en los datos recogidos en nuestro estudio 239 de las mujeres entrevistadas
(el 66% del total) tienen hijos, lo que significa además que en algunos casos nos encontramos ante
mujeres que son madre pero no mantienen una relación estable con ninguna pareja, bien porque están
solteras o bien porque se encuentran separadas o divorciadas.

+19.
En la correspondiente gráfica y en su tabla asociada podemos observar cómo muchos de los hijos
de las mujeres inmigrantes del estudio son aún muy pequeños, con edades comprendidas entre el año
y los 12 años con una distribución casi equitativa entre los intervalos 0-3, 3-6, 6-9 y 9-12. Al mismo tiempo
vemos también una significativa presencia de hijos de más de 12 años (el doble que en cada uno de los
intervalos anteriores).

Analicemos ahora dónde residen los hijos de las mujeres inmigrantes del estudio, pues este factor
es clave desde el punto de vista afectivo y económico para comprender su situación.
En primer lugar, podemos ver, si nos fijamos en las frecuencias absolutas recogidas en la tabla
correspondiente y las comparamos con las de la tabla que nos indica el total de hijos en cada una de
las franjas de edad, que si bien la mayor parte de los hijos menores de 3 años vive en España (43 de 48),
el drama familiar provocado por esta circunstancia que en este caso sólo afecta a cinco niños, se acrecienta
en el resto de intervalos, siendo 17 los casos de separación en el intervalo de 3 a 6 años, 60 en el intervalo
de 7 a 12 y 63 entre los hijos mayores de 12 años.

+20.
Por otra parte, el número de hijos residentes en el propio país de origen y que por una razón o por
otra no han podido ser reagrupados con su padre, madre o tutor en España queda recogido en la siguiente
tabla:

Finalmente, se dan también situaciones, aunque en este caso casi meramente anecdóticas, en las
que los hijos residen en otro país distinto a su vez del propio país de origen, como puede verse en la
tabla 9:

Ahora bien, una cosa es el lugar de residencia de los hijos y otra bien distinta el de la convivencia
con la madre, si bien comparando ambas cifras a través de las tablas anteriores y de la que se ofrece a
continuación, son casi coincidentes.

+21.
Si el principal motivo por el que una mujer inmigrante se encuentra en nuestro país es el aspecto
laboral y si al mismo tiempo hemos visto que en un porcentaje muy elevado estas mujeres tienen hijos
conviviendo con ellas, es imprescindible acercarse al campo de la conciliación vida familiar-vida laboral
comenzando por un elemento clave que es el del cuidado de los hijos mientras la madre está trabajando
y éstos sean aún muy pequeños como para permanecer en un centro escolar o los horarios (escolar-
laboral) muestren alguna incompatibilidad. Así, preguntamos a las mujeres entrevistadas por el uso de
guarderías observando que el número de niños que utilizan guardería o quedan en casa al cargo de
familiares, amigos u otras personas es 52, dato que con un análisis más en profundidad de datos nos
muestra que de los 43 niños menores de 3 años, 41 acuden a guarderías y 2 quedan a cargo de familiares.

2.7. Religión
Un aspecto clave desde el punto de vista de una plena integración en la sociedad española que no
elimine rasgos de identidad propios ni vulnere libertades reconocidas por la propia Constitución española
es la religión profesada. Nuestro país es cada día más abierto, flexible y tolerante con otras religiones,
pero conviene ser consciente de sus elementos diferenciadores para facilitar un entorno intercultural
distendido y respetuoso con todos sus miembros. En el caso de nuestra muestra observamos que si bien
la mayor parte de las mujeres entrevistadas –un 52,35%– son católicas, situación dominante entre la
población autóctona española, se abre un amplio abanico de situaciones vinculadas a otras religiones,
principalmente la ortodoxa, cuyo porcentaje obedece fundamentalmente a la presencia de mujeres
procedentes de países del Este, la musulmana, principalmente seguida por las mujeres procedentes del
Magreb, y la evangélica, que cada día tiene más fieles en Sudamérica.

+22.
2.8. Ingresos mensuales y contribución del resto de familiares
Comencemos el análisis de este apartado echando un vistazo a las cifras facilitadas por el INE a través
de sus periódicas encuestas de estructura salarial, recogidas de la siguiente forma por el Instituto de la
Mujer en su página web:

+23.
+24.
A la vista de estos resultados y de los que ofrece la siguiente tabla sobre ingresos del colectivo objeto
de estudio en el proyecto que da origen a este informe, además de la brecha salarial tan acusada ya entre
hombres y mujeres existe al mismo tiempo una enorme brecha salarial entre la mujer española y la mujer
inmigrantes, al menos en términos de salario medio:

Por otra parte, otra de las diferencias significativas entre la situación de la mujer española y de la
mujer inmigrante se encuentra en que esta última ha de asumir en un porcentaje alto el mayor peso
familiar en términos de ingresos aportados, siendo de hecho el único miembro de la estructura familiar
con ingresos en un 41% de los casos.

+25.
3. Conclusiones
En un capítulo de estas características las conclusiones no son sino el dibujo de un perfil de la mujer
inmigrante en Castilla y León basado en los datos de la muestra utilizada en el estudio. Así, en este sentido,
tenemos las siguientes características que en líneas generales tratan de describir al colectivo objeto de
estudio:

1. Mujer entre 25 y 40 años.


2. Sudamericana, marroquí o procedente de países del este de Europa y sin
nacionalidad española.
3. Residente en núcleos de población con fuerte dinámica de actividad
económica.
4. Nacida en municipios de ámbito urbano o semiurbano.
5. Lleva en España entre 1 y 5 años.
6. Convive con pareja estable de la misma nacionalidad.
7. Tiene hijos menores de edad en edad escolar.
8. Católica, musulmana u ortodoxa.
9. Con unos ingresos medios entre 600¤ y 1000¤ aportados por ella casi en
uno de cada dos casos o en colaboración con su pareja en uno de cada
cuatro casos.

≈ Bibliografía
· ANDALUCÍA ACOGE (2005): Preguntas habituales sobre inmigración y posibles respuestas. Disponible en
http://www.malaga.acoge.org/documentos/preguntas_habituales.pdf (consultado: 24/02/2006)
· GARCÍA ZARZA, Eugenio (2003): La inmigración en Castilla y León a comienzos del Siglo XXI. Análisis, problemática
y perspectivas. Papeles de Geografía, pág.. 77-104.
· GIMÉNEZ, Carlos (2003): Qué es la inmigración. RBA,. Barcelona
· GREGORIO, Carmen (1998): Migración femenina. Su impacto en las relaciones de género. Narcea Madrid.
· MAYA, Isidro y MARTÍNEZ, Manuel F. (2002): El estudio de la adaptación psicológica de los inmigrantes. Estrategias
para aumentar la validez de la investigación con minorías étnicas (págs. 121-156), en CHECA, Francisco (ed.): Las migraciones
a debate, Icaria, Barcelona.
· CIDE (2005): La atención al alumnado inmigrante en el sistema educativo en España. MEC, Madrid.
· NASH, Mary (2005): Inmigrantes en nuestro espejo Icaria. Barcelona.
· PAJARES, Miguel (2005): La integración ciudadana. Icaria, Barcelona. 30

+26.
≈ Índice de tablas
Tabla 1. Zona de procedencia
Tabla 2. Estado civil
Tabla 3. Lugar de nacimiento de la pareja
Tabla 4. Convivencia con la pareja
Tabla 5. Residencia de la pareja
Tabla 6. Edad de los hijos
Tabla 7. Hijos residiendo en España
Tabla 8. Hijos residiendo en el país de origen
Tabla 9 Tabla. Hijos residiendo en otro país
Tabla 10. Convivencia con los hijos menores de 12 años
Tabla 11. Uso de guarderías
Tabla 12. Salarios medios y brechas salariales en España
Tabla 13. Ingresos mensuales
Tabla 14. Personas que contribuyen a los ingresos mensuales

≈ Índice de gráficos
Gráfico 1. Distribución por provincias
Gráfico 2. Pirámide de población de los extranjeros censados en España
Gráfico 3. Edad
Gráfico 4. Inmigración es España por país
Gráfico 5. Nacionalidad española
Gráfico 6. Tipo de municipio de nacimiento
Gráfico 7. Años de residencia en España
Gráfico 8. Hijos
Gráfico 9. Religión

+27.
[ Participación e integración social de las mujeres inmigrantes
J. Daniel Rueda Estrada

1. El nuevo perfil de la emigración


2. Los procesos de integración y participación social de las personas inmigrantes.
3. Relación con la familia de origen
4. Causas de la situación actual
5. Las relaciones sociales
6. Pertenencia a movimientos asociativos
7. Consideración final
8. Bibliografía

+29.
Participación e integración social de las mujeres inmigrantes | J. Daniel Rueda Estrada

1. El nuevo perfil de la emigración


Son muchos los estudios que ponen de manifiesto las grandes diferencias que existen entre el
fenómeno migratorio de finales del siglo XX y comienzos del XXI respecto a otras épocas pasadas. La
globalización económica, social, política y cultural está cambiando las viejas estructuras y formas de
emigración por otras diferentes. Hoy la emigración es tanto un fenómeno norte-sur, como norte-norte
o sur-sur.
El apartado que vamos a analizar plantea hoy otras valoraciones y connotaciones que hacen de
la emigración un capítulo especial de la estructura de las poblaciones, de las dinámicas sociales, de
los cambios socio-afectivos, de las estructuras familiares, etc.
La situación que en épocas recientes podía aplicarse al fenómeno migratorio ya no sirve para
entender y explicar la nueva realidad.
Algunos de los cambios que podemos constatar son:
- La emigración ya no es un fenómeno fundamentalmente masculino, sino que cada vez emigran
más mujeres.
- El impacto familiar de la emigración masculina se parece poco al impacto familiar de la mujer
inmigrante. Cuando el hombre es el que emigra, o bien hay una dependencia económica con su
familia-clan o con su familia nuclear cuando se deja esposa e hijos. Cuando la mujer emigra, puede
ocurrir que el mismo esquema se reproduzca e incluso que la familia quede dividida entre el país de
origen y el país de destino. En este caso el reagrupamiento familiar tiene connotaciones distintas a
cuando es el hombre el que emigra primero y con carácter más a largo plazo para la reagrupación
familiar.
Por otra parte, son muchas las mujeres que emigran sin ninguna carga familiar (hijos, pareja),
aunque el móvil económico esté en la base de su decisión.
Frente al prototipo de inmigrante con escasos recursos económicos, bajo nivel de cualificación,
encontramos hoy, tanto en hombres como en mujeres, pero incluso más en mujeres, un prototipo
que se ajusta más a persona con grandes ideales, con capacidades desarrolladas, con fortaleza para
emprender nuevas experiencias, capacidad de gran adaptabilidad a nuevas realidades, estructuras,
sistemas de trabajo; es decir, con una visión global de la sociedad, del mundo, de los derechos y no una
persona fracasada y conformista.
Aunque el móvil económico siga siendo un factor clave para entender la emigración, no se puede
afirmar que sea el factor más importante o el determinante. Probablemente nadie rompe con una
situación conocida, si, además de esa causa visible o manifiesta, no existen también otros factores
personales, familiares, en conexión con redes de apoyo significativas o de influencia que les impulsa a
salir de un entorno de seguridad, pero a la vez limitativo.
Todo este cúmulo de factores aporta nuevas explicaciones a un fenómeno que es tan antiguo como
la historia de la humanidad y que se inicia parafraseando el Génesis, con la expulsión del Paraíso Terrenal,
que da origen a la vida errante y que se plasma más gráficamente con el peregrinar que inicia Caín tras
la tragedia vivida al constatar la desigualdad percibida respecto a su hermano Abel. El afán o la búsqueda
de la nivelación de la igualdad o la lucha contra la desigualdad es sin duda una de las causas, no manifiestas,
que ayuda a comprender el fenómeno migratorio.
Es en este sentido como también se puede entender el fenómeno migratorio como la más alta
expresión y oportunidad para el pluralismo cultural, el mestizaje o mixtura de ideas, valores, principios,
formas de entender y organizar la vida y la sociedad. La emigración contribuye al cambio social, a la
innovación, al avance y a explicar situaciones de dominación, subordinación, integración e inclusión

+30.
social. La idea de reciprocidad, intercambio, lucha por la igualdad explican tanto la emigración como
resultado y la emigración como causa de estos aspectos.
Como señala ALONSO (2009) más allá de los costes sociales y personales que acarrea la emigración,
ésta también tiene un efecto positivo en cuanto se convierte en una fuerza poderosa de nivelación entre
países, de disminución de desigualdades y de equilibrio internacional, con lo cual no sólo tiene efectos
directos, positivos, sobre las personas que emigran, sino también sobre los propios países, en la medida
en que la convergencia hacia una mayor igualdad también se propicia con estos fenómenos cuando son
masivos, como está ocurriendo en la actualidad.
La feminización de la emigración, la mayor diversidad ética y cultural, el mayor porcentaje de personas
que entran en países receptores en condiciones de ilegalidad y el influjo y valor estratégico de redes
sociales constituidas por inmigrantes que llevan tiempo viviendo en los países receptores constituyen
algunos de los rasgos más destacados del nuevo fenómeno de la inmigración actual. Todo ello convierte
a la emigración en un fenómeno social diferente. Por ello, entender los procesos de inserción, adaptación,
hostilidad, etc., poco tiene que ver con la emigración como aventura individual y fenómeno marginal.
El impacto de las nuevas tecnologías y las oportunidades para realizar desplazamientos rápidos y en
condiciones “asequibles” desde el punto de vista económico, también hacen de la emigración un fenómeno
distinto al que se producía en épocas pasadas, donde el emigrante quedaba desvinculado de su país,
de su familia, de sus hijos. Hoy las telecomunicaciones, las videoconferencias, los sistemas de interacción
virtual a través de las redes de comunicación, los desplazamientos en vuelos de bajo coste, etc., dan a
la emigración un aire diferente, por lo que no sirve para analizar sus procesos y sus cambios aplicar viejos
paradigmas y explicar los procesos sociales y personales en claves que no sirven para entender los
fenómenos globalizantes de la vida actual. El acortamiento de las distancias, mediante la revolución en
los medios de comunicación y transporte, hace más fácil el transporte de personas, mercancías e ideas,
derribando fronteras físicas e ideológicas.
La segmentación del mercado laboral que se inicia en los países desarrollados, receptores de muchos
emigrantes, no sólo hace que determinados trabajos no sean demandados por la población nativa, sino
que da cabida al trabajo de nuevas personas, dispuestas a conseguir una inserción social y un ascenso
personal y social, a través de trabajos que son desechados por las personas del país de recepción o
acogida.
Pero no sólo lo económico es importante para entender el fenómeno migratorio. La propia
desestructuración social e institucional de los países emisores de población cierran las oportunidades
de prosperidad a su propia población, lo que contribuye a dar un plus de estímulo a la idea de búsqueda
de nuevas oportunidades, de nuevas formas de orientar una vida personal y profesional, fuera de los
orígenes sociales y geográficos. Las fronteras se diluyen mentalmente y se agrandan los horizontes. Frente
a las añoranzas y rupturas del pasado, hoy podemos hablar de ciudadanos por el mundo, donde el
concepto de patria nada tiene que ver con el concepto tradicional ligado a un territorio, una estructura
política, social, cultural, étnica o religiosa, o al menos tiene menos importancia o peso que en el pasado.
Por todo ello y retomando ideas de ATIENZA AZCONA (2009), la emigración es hoy un fenómeno
marcadamente multicultural, en el que influyen factores de oferta y de demanda en los países de origen
y de destino; a la que contribuyen los avances técnicos, sobre todo en el campo de las comunicaciones;
a la vez la emigración está produciendo o afectando a la creación de nuevas dinámicas en los mercados
de empleo, al absorber una mano de obra necesaria pero despreciada por la población nativa; la emigración
está contribuyendo de manera activa a la regeneración demográfica y por lo tanto a la sostenibilidad
de servicios y prestaciones sociales, en la medida en que el comportamiento demográfico, al menos en
un primer momento, se describe o desarrolla de manera muy diferente al comportamiento demográfico
de los países receptores; el incremento de centros educativos, de profesionales para atender a las nuevas
poblaciones, es una contribución social que ha de ser tenida en cuenta en el haber de los efectos positivos

+31.
y directos de la emigración en los países receptores, al margen del papel equilibrador en lo económico,
en el empleo y en la capitalización de los países de emisión o de origen.
Junto a todo esto, AZCONA también pone de manifiesto una serie de elementos diferenciadores de la
emigración actual, entre los que cita:
- El carácter de irregularidad en que se produce la emigración actual
- La diversificación y globalización de las rutas de la migración
- El nacimiento de un nuevo modelo de familia transnacional, caracterizado por la división y separación
física de una misma familia, ya sea de forma temporal o permanente
- La conversión de los migrantes organizados en sujeto social emergente, que residen en un mismo
espacio y van adquiriendo valor social, político y económico dentro del país receptor, estableciendo a
la vez redes coloniales entre diversos países; el importante valor de las remesas enviadas por los emigrantes
a sus familias y comunidades de origen, con impacto tanto en las economías domésticas como en las
macroeconomías de sus países de origen
- La importancia de la descapitalización en recursos humanos, por el hecho de emigrar las personas más
cualificadas, con estudios y carreras, lo que
- El valor de los emigrantes como elementos claves para el impulso de políticas de desarrollo en su propio
país, sin necesidad de recurrir a la cooperación extranjera como cooperantes en desarrollo.
Por lo tanto, retomando la visión de CASTLES Y MILLER (2004), los principales rasgos que caracterizan
a la actual era de las migraciones son la globalización, en el sentido de que es un fenómeno universal,
la aceleración, en el sentido de que la emigración crece en todas las regiones del planeta, con las
dificultades de control y canalización, la diferenciación, entendida como pluralidad de móviles y tipos
de emigración (política, cultural, laboral, económica, educativa, temporal, definitiva,…), la feminización,
en el sentido de la importancia de la mujer dentro de este fenómeno mundial, y la creciente politización
cuyo exponente más visible es la importancia de políticas migratorias, departamentos y dependencias
que se ocupan de estos temas.

2. Los procesos de integración y participación social de las personas inmigrantes.

Todas las sociedades, políticamente organizadas, desarrollan su convivencia de acuerdo con unos
valores, cultura, principios, derechos, sistemas de protección, servicios e instituciones que marcan los
espacios, límites y oportunidades en los que se desarrolla la convivencia y se generan los procesos sociales.
Los ciudadanos contribuyen a crear y recrear la sociedad en la medida en que participan de esos valores
y cultura y se generan relaciones en el marco de sus instituciones.
Por ello, cuando se habla de inmigración y de participación e inclusión social, se habla de un proceso
de encuentro entre una sociedad organizada de acuerdo con unas pautas de convivencia y personas o
grupos que aportan, frecuentemente, experiencias, valores, culturas, modos de convivir, distintos y
diferentes. Ante esta realidad nos podemos situar en escenarios diferentes: un primer escenario es el que
supone recibir lo extraño como ajeno, distinto y diferente al que se le tolera ocupar un espacio en la
sociedad receptora, siempre bajo el control de no interferir con sus modos de vida en ninguno de los
valores y principios que rigen la convivencia y las instituciones sociales. Podemos hablar de un segundo
escenario, en el que las personas inmigrantes tienen que ser absorbidas por la sociedad receptora
diluyéndose en la nueva cultura, perdiendo todas sus referencias e identidades. La sociedad receptora
es la dominante, y sólo bajo el compromiso de adquirir una nueva identidad y llevar a cabo una

+32.
resocialización, se puede aceptar el nuevo proceso y realidad social. Podemos hablar de un tercer
escenario en el que se produciría un encuentro multicultural, en el que la realidad queda transformada
tanto para la sociedad receptora por las nuevas corrientes, valores, culturas, etc., como para la reciente
sociedad llegada que integra, a través de procesos sociales, la forma de vivir, la cultura, los valores de
la sociedad de acogida.
Es lógico pensar que los procesos sociales de participación, los conflictos y las dinámicas de relación
van a ser muy diferentes en cada uno de los escenarios trazados. Podemos entender que hay diferentes
tipos y niveles de integración social, desde la adquisición de conocimientos y competencias básicas para
interactuar de manera satisfactoria en la sociedad hasta la adquisición de un nivel social y económico,
de un estatus social, que quede armónicamente instalado en la dinámica social. Y es que la integración
social tiene un marcado carácter multidimensional, del que forman parte aspectos sociales, culturales,
económicos, políticos, laborales, etc., a la vez que es un proceso dinámico y complejo, por el que se van
adquiriendo los nuevos roles y estatus y las posibilidades de ser tenido en cuenta y de participar de modo
activo en la sociedad, como ciudadano comprometido en el progreso, desarrollo y bienestar. En este
escenario, todos los valores, culturas, principios y experiencias pueden ser tenidos en cuenta y promovidos
como riqueza cultural compartida, lo que significa avance, progreso, cambio social; en definitiva, hacer
a la sociedad más dinámica, abierta y universal. Es desde esta perspectiva, desde donde tiene sentido
hablar de lucha contra la exclusión, la xenofobia, el racismo y la discriminación. Pero este encuentro
requiere cambios profundos a nivel de expectativas entre grupos y culturas, entre sociedades que se
traducen en valores abiertos, respeto a la diferencia, aceptación de los otros, no como acto social de
generosidad, sino como valor de convivencia.
Es en esta perspectiva en la que podemos hablar de las diferentes dimensiones de la integración
social de los inmigrantes, tal como lo señalan BOSSWICK Y 36
HECKMANN (2006): dimensión estructural, basada en la adquisición de derechos y en el acceso a un
estatus en las instituciones básicas de la sociedad receptora (laboral, empleo, educación, vivienda, servicios
sociales, sanitarios,…); dimensión cultural, mediante la adopción de nuevos comportamientos y actitudes,
sin que ello suponga renunciar a unos orígenes; dimensión participativa e interactiva, a través de la
inclusión en grupos y redes sociales y dimensión de identidad, desarrollando sentimientos de pertenencia
a la sociedad receptora.
Frente a este discurso, también hemos de señalar que hay factores relacionados con las características
de las personas inmigrantes (edad, cultura, lenguaje, experiencia profesional, legalidad/ilegalidad,
procedencia,….) que tienen también su peso en los procesos de integración, inclusión y participación
social, sin olvidar los procesos que se encuentran en la propia sociedad receptora y su posicionamiento
frente a la inmigración. La estructura social, económica, el nivel de desarrollo, los factores ideológicos,
la actitud de los agentes sociales, de los grupos políticos, de las instituciones políticas, etc., son también
elementos que van a explicar determinadas prácticas sociales, las oportunidades de inclusión, los posibles
abusos o las facilidades de inclusión social.
En este sentido reproducimos el cuadro de factores de exclusión de inmigrantes elaborado por
TEZANOS (2003) que nos parece muy ilustrativo:

+33.
En el panorama de estas premisas sobre el fenómeno de la emigración, podemos entender algunas
de las cuestiones planteadas a las mujeres inmigrantes que residen en Castilla y León, referidas a la
relación con su familia de origen, y que analizamos a continuación.Es en esta perspectiva en la que
podemos hablar de las diferentes dimensiones de la integración social de los inmigrantes, tal como lo
señalan BOSSWICK Y 36

3. Relación con la familia de origen

Analizamos a continuación algunas respuestas dadas por las mujeres entrevistas al preguntárseles
que califiquen el tipo de relación que mantienen con su familia de origen.

+34.
Las respuestas que encontramos a esta pregunta reflejan el diverso mundo personal de las mujeres
inmigrantes. En ellas podemos intuir no tanto la relación y fluidez de los contactos con su familia de
origen, sino también muchos de los motivos más íntimos que se ocultan tras el fenómeno migratorio
y la forma de hacerla frente.
Aún destacando que el 38% de la mujeres afirman mantener una relación normal con sus familias,
lo cual suponemos que quiere decir que saben unos de otros, que están en contacto frecuente, que
no han perdido sus raíces, y que probablemente las relaciones no son más problemáticas ni satisfactorias
que las que mantuvieran cuando permanecían en su país, sí nos parece importante resaltar y profundizar
en el dato de ese 19% de mujeres que afirman “sentirse responsables del bienestar social y económico
de sus familias y sentirse en el deber de apoyarlas económicamente”. Sin duda, la realidad que esta
afirmación oculta nos pone en el camino de comprender cómo es su trabajo, su sistema de organización,
su sistema de ahorro y la calidad de vida que mantienen fuera de su país, al tener que hacer frente a
dos situaciones: la propia y la familiar.
Al profundizar en esta respuesta y analizarla controlando otros rasgos personales, podemos observar
algunas características interesantes. Así, respecto a la edad perciben esta obligación y dependencia:
- Un 56% de las mujeres inmigrantes mayores de 40 años;
- El 53,7% de las mujeres menores de 24 años;
- El 34,9% de las mujeres entre 26 y 39 años;
- El 30,8% de las mujeres entre 40 a 54 años, y
- El 70,6% de las mujeres inmigrantes mayores de 55 años.
Estos elevados porcentajes en cada grupo de edad en que hemos dividido el colectivo estudiado,
pone de manifiesto la significación de la familia, pero también el papel de responsables que asumen
respecto a la mejora y cambio de sus familias de origen. Da la impresión, de que su vida en el país receptor
tiene una proyección y una fuerte vinculación con su familia más extensa, lo cual nos permite intuir cuál

+35.
es el nivel de satisfacción personal que mantienen respecto a determinadas necesidades personales y
el nivel de sacrificio al que someten sus propias existencias.
Cuando controlamos esta opinión analizando el país de procedencia de las mujeres, mantienen esta
misma opinión:
- el 50% de las mujeres de la Unión Europea,
- el 28% de las peruanas,
- el 25% de las bolivianas,
- el 22% de las colombianas,
- el 21,1% de las ecuatorianas,
- el 19% de las dominicanas,
- el 33,3% del resto de países de América del Sur,
- el 15,5% de las marroquíes,
- el 14,3% de las brasileñas,
- el 13,9% de las rumanas y
- el 10,3% de las búlgaras.

En cuanto a la composición familiar, el 88,4% de las mujeres que mantienen esta misma opinión
tienen hijos, de los cuales algunos siguen viviendo en el país de origen a cargo de otros familiares (el
23,6% de ellos son menores de 12 años y un 25% mayor de 12 años). Esta ruptura familiar de la que
hablábamos más arriba, es sin duda un elemento clave para poder entender esta valoración respecto a
la dependencia económica y social que las mujeres inmigrantes establecen respecto de toda la unidad
familiar.
Otro dato que puede ayudar a comprender mejor esta realidad y que nos da también una idea de
los sacrificios y niveles de vida es el relativo al nivel de ingresos y al tiempo de trabajo semanal que
realizan. En este sentido, los datos son también ilustrativos:
- Un 23,5% de las mujeres entrevistadas manifiesta que actualmente no tiene ingresos;
- Un 2,9% afirma que sus ingresos no alcanzan los 270 euros/mes
- El 7,4% percibe entre 271 a 470 euros/mes
- Un 13,2% llega a percibir 600 euros
- El 26,5% ingresa entre 600 y 900 euros/mes
- Un 11,8% ingresa entre 900 y 1200 euros
- Un 5,9% sobrepasa esa cantidad
En cuanto al número de horas semanales que manifiestan trabajar, la realidad de las mujeres que
manifiestan esta dependencia económica con la familia es la siguiente:
- El 17,6% trabaja menos de 20 horas/semana
- El 8,8% trabaja entre 20 a 30 horas

+36.
- Un 8,8% trabaja una media de 31 a 40 horas semanales, y
- Un 17,6% afirma sobrepasar las 40 horas semanales.

También parece significativo destacar el tema de la dependencia económica con la familia, teniendo
en cuenta la significación de las respuestas que dan las mujeres según el número de horas trabajadas
semanalmente. En este sentido, manifiestan que se sienten en el deber de apoyar a su familia
económicamente porque se consideran responsables de su bienestar social y económico:
- el 26,7% de las mujeres que trabajan menos de 20 h/semana
- el 12% de las mujeres que trabajan entre 21 y 30 horas
- el 19,4% de las que tienen una jornada semanal entre 31 y 40 horas y
- el 21,8% de las que superan las 40 horas semanales.

En cuanto al tiempo que llevan viviendo en España y el estado civil, las respuestas a esta pregunta
(dependencia económica con la familia), revelan los siguientes datos:

Aunque nos hemos extendido en comentar y valorar la respuesta relativa a la dependencia económica,
también habría que tener en cuenta las otras respuestas dadas a la pregunta, entre las que destacamos
los ítems: “sin su apoyo no podría haber venido a España”, la “familia es consciente de las dificultades que
estoy pasando”; o “no les cuento la verdad para que no sufran”, “me estoy privando de muchas cosas para
dar la impresión de que las cosas me van bien y no sufran”. Todas estas respuestas dan idea de las carencias,

+37.
vicisitudes y circunstancias personales que viven las mujeres fuera de su país. Sin pretender hacer un
drama de cada una de estas historias, ya que lo que se pretende es conocer una realidad y poder plantear
alternativas o soluciones a las situaciones y problemas detectados, sí podemos decir que para muchas
mujeres la opción tomada de salir de sus domicilios y de sus países está suponiendo un coste personal,
anímico y social, que ayuda a comprender el dolor y tensión que conlleva el fenómeno migratorio.
No obstante, y para concluir este comentario, hemos de resaltar también que el apoyo de las nuevas
tecnologías (telefonía, Internet, videollamadas, etc.) permite una relación virtual que a pesar de la distancia
hace más llevadera y fácil la ruptura física.

4. Causas de la situación actual.

Otro bloque de cuestiones que presentamos en este estudio hace referencia a la opinión que tienen
las mujeres inmigrantes entrevistadas sobre la relación entre su situación actual y la situación de su familia.
Las siguientes tablas profundizan en esta cuestión.

En sintonía con el comentario que hemos realizado respecto de la pregunta anterior, podemos
observar en las respuestas a esta otra pregunta la alta correlación que existe entre la situación económica
de la familia y la situación actual que tienen las mujeres inmigrantes. Al menos ésa es la opinión del 48,3%
de las mujeres entrevistadas, lo que significa que su nivel de autonomía está muy condicionado por la
realidad familiar y que difícilmente se sale de esa relación. Profundizando en estas respuestas podemos
establecer la siguiente fotografía:

+38.
A través de estas tres variables: estado civil, tiempo que llevan viviendo en España y la edad, podemos
apreciar las diferencias internas y los matices que proyectan las mujeres entrevistadas a esta cuestión.
No obstante, cabe destacar que el 61,2% de las mujeres inmigrantes solteras, piensa que la influencia en
la relación entre su situación actual y la de su familia es total o en gran parte; igualmente, casi el 50% de
las mujeres que llevan menos de 5 años manifiesta la misma opinión. Respecto a la edad, las opiniones
son también bastante similares: en torno al 50% manifiesta y reconoce esta relación.

+39.
5. Las relaciones sociales.

Emigrar suele ser una oportunidad para cambiar, mejorar, conocer nuevas realidades, pero también
es una forma de empezar a tejer una vida diferente, lejos de patrones culturales y de pautas anteriores.
Pero los procesos a veces son duros, largos y no siempre fáciles. Éste es el motivo de incluir la pregunta
referida al tipo de relaciones que estas mujeres inmigrantes mantienen en el país receptor, que a
continuación analizamos con detenimiento.

Es un lugar común el afirmar que los procesos de inclusión social vienen facilitados por la forma de
vivir y relacionarse con el país de recepción. Las diferencias culturales, de costumbres, de idioma… tienen
el valor dual de facilitar la inclusión, pero también de marcar las barreras. Se afirma, con frecuencia, que
es una riqueza para el país de recepción el integrar la diversidad, todas las aportaciones de valores,
experiencias, etc., que aportan los inmigrantes. Es lo que en palabras de los políticos se denomina avanzar
hacia una “alianza de civilizaciones”, como pone de manifiesto Jorge Sampaio, expresidente de Portugal
y Alto Representante de Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones, en un artículo publicado en
el diario El País, el 19 de diciembre de 20091, al preguntarse cómo convivir cuando la diversidad étnica,
lingüística, religiosa o cultural incrementa el desasosiego, divide a las comunidades y somete a cierta
presión a las democracias. Sampaio señala que es esencial activar el diálogo para tender puentes, superar
conflictos y promover un mejor entendimiento entre los pueblos. Ante las tensiones culturales, señala
Sampaio, hay que defender los derechos de las minorías y apreciar los beneficios que aportan.
En este contexto, tiene sentido profundizar en la pregunta anterior, y ver con quiénes suelen establecer
puentes, redes, relaciones, las mujeres inmigrantes. Si de esta respuesta, que no es un deseo sino una
constatación de la realidad, podemos inferir algo, es que por parte de las mujeres inmigrantes el nivel

+40.
de apertura y el deseo de integración o inclusión social parece una opción bien clara, ya que un
71,2% afirma que se relaciona con todas las personas, independientemente de su nacionalidad. Lo mismo
podemos decir, en términos generales, del nivel de apoyo o de exclusión o rechazo de los españoles
frente a los inmigrantes. No parece que éste sea el comportamiento dominante. Es posible que la relación
no sea tanto por aceptación del inmigrante como tal, sino por el servicio, utilidad y trabajo que presta
y aporta a los españoles, sobre todo tratándose de mujeres, cuyo principal ámbito laboral está en lo que
podemos denominar “servicios personales”, “servicios de cercanía o proximidad”, servicios relacionados
con la atención y cuidado a las personas y al hogar, tareas que vienen siendo ocupadas mayoritariamente
por mujeres inmigrantes, bien porque las mujeres españolas han encontrado otros entornos laborales
más cualificados, bien porque algunas tareas, como las de atención personal, no son valoradas socialmente.
Sea cual sea la causa, el reflejo de esta mutua relación de conveniencia, puede explicar la respuesta
masiva de las mujeres inmigrantes a la pregunta de con quién se relacionan. Lo que no queda claro es
si en esta respuesta han incluido la relación en cualquier circunstancia, es decir, las relaciones laborales
y las relaciones privadas.
Quizás debemos también recoger aquí las palabras de WALDEN BELLO, profesor de ciencias políticas
y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), miembro del Transnational Institute de Ámsterdam y
presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista sénior en Focus on the Global South,
cuando afirma que “Debemos hacer valer con decisión lo que es una verdad silenciada: que los inmigrantes
contribuyen enormemente a la economía y la cultura de sus países de acogida. Debemos oponernos
frontalmente a la represión estatal de los inmigrantes y confrontar a los grupos de derecha populista que
los hacen culpables de todos los males. Tenemos que exigir el fin de las deportaciones de inmigrantes
indocumentados, su rápida legalización y garantías de plenos derechos de ciudadanía para aquéllos con
papeles y sus hijos, y que se facilite la consecución del estatus legal para los que no tienen papeles”2.
No obstante, aunque, la respuesta de que “sólo se relacionan con personas de su propio país” no es
la más significativa, ya que sólo representa el 17%, sí nos parece que merece algún comentario y que
requiere conocer algunas características de estas personas, tales como la edad, el estado civil, el tiempo
que llevan viviendo en España y el nivel de estudios. Los datos que encontramos al cruzar estos datos
son:

1 El País, 19 de diciembre de 2009: “Educación para la diversidad”, Jorge Sampaio, pág. 33.
2 WALDEN BELLO, La condición de inmigrante, www.tni.org, 19 noviembre de 2009.

+41.
Quizás convendría al ver estos datos recordar que las personas inmigrantes, al margen de las
capacidades y habilidades personales que tengan, entran como extraños a formar parte de un mundo
con costumbres, valores y estilos de vida muy diferentes y que los procesos de inserción social no siempre
son fáciles, sobre todo si se percibe indiferencia, rechazo o persecución.
Los altos índices de mujeres que demuestran que solamente se relacionan con personas de su propio
entorno cultural, y que esto afecta a las personas con independencia del estado civil, del tiempo que
lleven viviendo en España o de la edad, o nivel cultural, pone de manifiesto que aún quedan esferas de
trabajo importantes, para hacer más fácil la acogida y crear comunidades multiculturales o alianzas de
civilizaciones o sociedades abiertas y globalizadas, donde lo que importe sea la persona y no la raza o
el país de nacimiento.

6. Pertenencia a movimientos asociativos.

El tejido asociativo es también un exponente de la forma de incluirse en un contexto, de afrontar


retos y de resolver problemas. Por ello, hemos investigado este aspecto con las mujeres entrevistadas,
tal como reflejamos a continuación.

+42.
Valorar esta cuestión no es fácil, ya que no todas las mujeres inmigrantes se concentran en Castilla
y León, ni todas forman parte del Censo de Cruz Roja, por lo que intentar argumentar el escaso nivel
asociativo a través de estos datos puede dar una idea falsa de la realidad que estudiamos. No obstante,
sí es un indicador del escaso nivel asociativo de carácter formal.
Cuando los niveles de integración son bajos, las necesidades a satisfacer son muchas y muy elementales,
no es de extrañar que las mujeres utilicen otras vías o estructuras diferentes para satisfacer sus necesidades,
obtener recursos o luchar por mejorar sus condiciones de vida.
No negamos que el interés del movimiento asociativo es plural y diverso y que a través de estas
estructuras formales se pueden obtener recursos y beneficios que a nivel individual o desagregados
resultarían más difíciles de obtener. Pero también entendemos que constituir una asociación requiere
tener claros unos fines, unas estructuras, realizar una serie de gestiones administrativas, para las que no
siempre están preparadas, conocen los mecanismos o disponen del tiempo necesario. Por todo ello, lejos
de entender que un 16,7% de nivel asociativo es bajo, pensamos que, teniendo en cuenta las condiciones
sociales y personales que hemos visto anteriormente, es un nivel muy aceptable. No olvidamos ni
desconocemos, como pone de relieve la simple observación de los modos de comportarse y relacionarse
de estas mujeres, que el no formar parte de asociaciones no significa que no acudan a pedir información,
solicitar ayudas, apoyo y asesoramiento a las asociaciones que conozcan tanto específicas de personas
inmigrantes como cualquier otro tipo de asociación que exista en su entorno social y pueda serles de
utilidad. Ello demuestra que la fórmula asociativa, con tener su valor y utilidad, no es la única forma de
conectarse con las personas y de afrontar los problemas. No entramos aquí a valorar las causas últimas
de esta situación, ya que, como hemos visto, las circunstancias personales son muy complejas y diversas
y el resolver las situaciones inmediatas y próximas requiere una mayor inversión del tiempo. Para formar
parte de un movimiento formal, se requiere una cierta estabilidad, un cierto estado de armonía y equilibrio,
que no siempre se puede alcanzar cuando las necesidades y urgencias son muy elementales.
En esto, pensamos que las mujeres inmigrantes no tienen un comportamiento muy diferente al de
la población en la que viven, donde el nivel de asociacionismo tampoco es el dato más destacable de
las dinámicas sociales. De sobra es conocido que, en muchas ocasiones, debajo de la fórmula asociativa

+43.
sólo existe la oportunidad de obtener recursos de la administración para desarrollar algunas actividades,
pero que asociación y participación no son necesariamente realidades que caminen de la mano, de tal
manera que no se dé una sin la otra.
La siguiente tabla refleja el tipo de asociación al que pertenecen.

+44.
Como puede comprobarse, las asociaciones específicas de inmigrantes constituyen el grupo más
numeroso, lo cual nuevamente refleja el carácter de intersolidaridad que mantienen entre sí las personas
que provienen de otros países, probablemente como mecanismo de refuerzo y de apoyo ante dificultades
inherentes al fenómeno migratorio. Esto no quiere decir que no haya otras opciones como también
apreciamos, aunque con menor fuerza. No obstante, llama la atención el hecho de que estas mujeres
introduzcan la variable “género” como motivo asociativo, a juzgar por ese 17,2% que vemos en la tabla.
En la siguiente tabla recogemos los datos referidos a las ayudas que fundamentalmente reciben las
mujeres inmigrantes de asociaciones específicas.

Puede decirse que las asociaciones cumplen un papel importante para encontrar salida a determinados
problemas, fundamentalmente laborales y administrativos, sin que se precise ser un miembro adscrito
a las mismas o mantener una vinculación formal.
Es frecuente que las asociaciones de inmigrantes o que trabajan con y para colectivos de inmigrantes
se conviertan en un referente esencial, no sólo en los primeros momentos, de llegada al país, sino a lo
largo de toda la permanencia, ya que los profesionales se convierten no sólo en interlocutores con los
inmigrantes y la sociedad o las instituciones, siendo sus portavoces, sino también en interlocutores
directos para que las leyes se cumplan, los procesos de inclusión sean más fáciles e incluso para plantear
denuncias y defensas judiciales cuando se producen abusos entre la población receptora y la población
inmigrante. Lo importante no sólo es que existan este tipo de asociaciones especializadas en temas de

+45.
migración, sino que se vean por la población como un recurso más de todo el entramado asociativo que
conforma la sociedad. Ello da idea de la importancia de las redes sociales y de la pujanza de la sociedad
civil frente a la presencia y actuación del Estado.
Si, como hemos dicho, la inmigración tiene un efecto positivo en lo laboral, en la generación de
riqueza, las asociaciones que velan por los intereses de estos grupos cumplen un papel esencial en la
consolidación de una estructura social dinámica, abierta, colaborativa y defensora de los derechos
ciudadanos. Ellas constituyen o pueden constituir el primer puente capaz de establecer nexos relacionales
con la población del país, para que los procesos de inclusión sean lo más normalizados posibles y se
produzcan de manera gratificante.
No obstante, también debemos poner de manifiesto, como señalan muchos estudios, que el perfil
de las personas que actualmente emigran no se parece a la imagen que suele tenerse de persona de
escasa formación y con grandes necesidades económicas, reflejo de una grave pobreza material. Ya
sabemos que la pobreza es relativa, y que medida ésta con los parámetros del nivel de renta de los países
más desarrollados, muchas de las personas que provienen de países subdesarrollados o donde hay
muchas desigualdades e injusticias sociales, presentan evidentes signos de pobreza. Pero sin negar este
hecho, cada vez es más frecuente el buen nivel cultural, formativo y profesional que traen las personas
que emigran; entre las razones de esta emigración encontramos que muchas veces lo hacen porque en
sus propios países no encuentran las oportunidades de expresar sus capacidades. Este hecho plantea
un nuevo escenario en el que las acciones individuales ejercidas por los/as inmigrantes frente a abusos
o exclusiones de la población del país al que emigran son tan importantes que no siempre es necesario
recurrir al apoyo de organizaciones y asociaciones.
A lo mejor estas situaciones explican las respuestas que dan a la siguiente pregunta: razones por las
que no pertenecen a ninguna asociación.

+46.
+47.
A través de esta breve descripción podemos tener una idea bastante aproximada de los motivos y
razones que aducen las personas entrevistadas respecto a su no pertenencia a movimientos asociativos.
A la luz de los datos y a pesar de las diferencias que hemos señalado en la propia tabla, sí parece que
la opinión que tienen sobre la utilidad de estas organizaciones es bastante cuestionada. Puede ser que
muchas asociaciones, dada su alta burocracia, suponen más que un beneficio un escollo más en la
búsqueda de soluciones inmediatas. A veces, se tiene la impresión que los procesos administrativos son
más importantes que los problemas a solucionar y que en bastantes ocasiones la ayuda de algunas
organizaciones de entrada lo que supone es una demora en la respuesta a problemas y soluciones que
demandan los ciudadanos.
De todas las formas, como termómetro o medida de la integración y del manejo y uso de los resortes
sociales, estas preguntas y sus respuestas plantean una serie de interrogantes que deberían ser objeto
de reflexión de las organizaciones que trabajan con y para personas inmigrantes. Interrogantes que
deberían centrarse en revisar sus protocolos, sus procesos, en medir el nivel de satisfacción de los usuarios,
en agilizar procesos y sobre todo en adaptarse a las necesidades, demandas y problemas de las personas
que atienden, introduciendo los cambios en la organización en sintonía o al unísono en que se producen
los cambios sociales, los cambios en valores, en necesidades y en problemas de las personas que dan
sentido a su misión.
Dicho en términos organizacionales, deberían estar diseñando estrategias sobre la misión que incluya
las visiones a corto y medio plazo, de acuerdo a las características de la población que acude a estas
organizaciones. En este sentido, es probable que el papel social que han de cumplir sea más valorado,
reconocido y utilizado.

7. Conclusiones.

EDel análisis de este apartado podríamos extraer algunas consideraciones que hemos ido señalando
a lo largo del comentario.
1. Los principales rasgos que caracterizan a la actual era de las migraciones son la globalización, como
fenómeno universal, la aceleración, ya que se produce en todas las regiones del planeta, la diferenciación,
entendida como pluralidad de móviles y tipos de emigración (política, cultural, laboral, económica,
educativa, temporal, definitiva,…), la feminización en el sentido de la importancia de la mujer dentro de
este fenómeno mundial y la creciente politización cuyo exponente más visible es la importancia de
políticas migratorias, departamentos y dependencias que se ocupan de estos temas.

+48.
2. Frente al prototipo de inmigrante con escasos recursos económicos, bajo nivel de cualificación,
el prototipo actual se ajusta más a persona con grandes ideales, con capacidades desarrolladas, con
fortaleza para emprender nuevas experiencias, capacidad de gran adaptabilidad a nuevas realidades,
estructuras, sistemas de trabajo; es decir, con una visión global de la sociedad, del mundo, de los derechos
y no una persona fracasada y conformista.
3. La feminización de la emigración, la mayor diversidad étnica y cultural, constituyen algunos de los
rasgos más destacados del nuevo fenómeno de la inmigración actual, lo que convierte a la emigración
en un fenómeno social diferente.
4. Más allá de los costes sociales y personales que acarrea la emigración, ésta también tiene un efecto
positivo en cuanto se convierte en una fuerza poderosa de nivelación entre países, de disminución de
desigualdades y de equilibrio internacional, con lo cual tiene efectos positivos sobre los propios países
emisores, en la medida en que se propician cambios estructurales hacia una mayor justicia social.
5. El impacto de las nuevas tecnologías y las oportunidades para realizar desplazamientos rápidos y
en condiciones “asequibles” desde el punto de vista económico también hacen de la emigración un
fenómeno distinto al que se 58
producía en épocas pasadas, donde el emigrante quedaba desvinculado de su país, de su familia,
de sus hijos.
6. La emigración es hoy un fenómeno marcadamente multicultural en el que influyen factores de
oferta y de demanda en los países de origen y de destino.
7. La emigración está contribuyendo de manera activa a la regeneración demográfica y por lo tanto
a la sostenibilidad de servicios y prestaciones sociales, en la medida en que el comportamiento demográfico,
al menos en un primer momento, se describe o desarrolla de manera muy diferente al comportamiento
demográfico de los países receptores; el incremento de centros educativos, de profesionales para atender
a las nuevas poblaciones, es una contribución social que ha de ser tenida en cuenta en el haber de los
efectos positivos y directos de la emigración en los países receptores, al margen del papel equilibrador
en lo económico, en el empleo y en la capitalización de los países de emisión o de origen.
8. Emigrar suele ser una oportunidad para cambiar, mejorar, conocer nuevas realidades, pero también
es una forma de empezar a tejer una vida diferente, lejos de patrones culturales y de pautas anteriores.
Pero los procesos a veces son duros, largos y no siempre fáciles.
9. Las asociaciones específicas de inmigrantes constituyen el grupo más numeroso, lo cual nuevamente
refleja el carácter de intersolidaridad que mantienen entre sí las personas que provienen de otros países,
probablemente como mecanismo de refuerzo y de apoyo ante dificultades inherentes al fenómeno
migratorio.
10. Las organizaciones que trabajan con población inmigrante deberán definir la misión de acuerdo
a las características de la población que atiende para no quedar desvinculadas de las necesidades y
demandas de la población atendida.

+49.
≈ Bibliografía
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· TEZANOS, J. F. y TEZANOS, S. (2003), Inmigración y exclusión social, en Papeles de Economía Española,
98, págs. 225-237.

+50.
≈ Índice de tablas
Tabla 1. ¿Cómo calificaría la relación que mantiene con su familia (la de su país de origen)? Elija la respuesta que refleja
mejor su situación personal.
Tabla 2. Siento el deber de apoyarla económicamente, porque me considero responsable del bienestar social y
económico de mi familia/tiempo que llevan viviendo en España.
Tabla 3. Siento el deber de apoyarla económicamente, porque me considero responsable del bienestar social y
económico de mi familia/estado civil.
Tabla 4. ¿En qué medida piensa que su vida actual está influida por la situación económica de su familia de origen?
Tabla 5. Piensa que su vida actual está influida por la situación económica de su familia de origen/estado civil
Tabla 6. Piensa que su vida actual está influida por la situación económica de su familia de origen /tiempo de estancia
en España.
Tabla 7. Piensa que su vida actual está influida por la situación económica de su familia de origen/edad
Tabla 8. Una vez instalada en España, ¿con quién se suele relacionar preferentemente?
Tabla 9. Sólo se relacionan con personas de su país/estado civil
Tabla 10. Sólo se relacionan con personas de su país/tiempo de estancia en España
Tabla 11. Sólo se relacionan con personas de su país/edad
Tabla 12. Sólo se relacionan con personas de su país/nivel de estudios
Tabla 13. Pertenece a alguna asociación
Tabla 14. Pertenece a alguna asociación/tiempo que llevan viviendo en España
Tabla 15. Pertenece a alguna asociación/estado civil
Tabla 16. Pertenece a alguna asociación/nivel de estudios
Tabla 17. En el caso de pertenecer a una asociación, díganos de que tipo
Tabla 18. Pertenece a alguna asociación de inmigrantes/nivel de estudios
Tabla 19. Pertenece a alguna asociación de mujeres/nivel de estudios
Tabla 20. En el caso de estar vinculada a una asociación de inmigrantes, díganos si le han prestado ayuda
Tabla 21. En el caso de no pertenecer a una asociación, díganos por qué no pertenece
Tabla 22. Motivos de no pertenecer a asociaciones/nivel de estudios (%)
Tabla 23. Motivos de no pertenecer a asociaciones/nivel de estudios (sobre % de respuesta = 100 para cada nivel de
estudio).
Tabla 24. Motivos de no pertenecer a asociaciones/tiempo residiendo en España (%)
Tabla 25. Motivos de no pertenecer a asociaciones/tiempo residiendo en España (sobre % de respuesta = 100 para
cada periodo de tiempo).
Tabla 26. Motivos de no pertenecer a asociaciones/ingresos (%)
Tabla 27. Motivos de no pertenecer a asociaciones/ingresos (sobre % de respuesta = 100 para cada nivel de ingreso)

≈ Índice de gráficos
Gráfico 1. Relación con la familia
Gráfico 2. Influencia país de origen en la situación actual
Gráfico 3. Relación preferente en España
Gráfico 4. Tipo de asociación a la que pertenece
Gráfico 5. Tipo de ayuda prestada por la asociación
Gráfico 6. Motivos por los que no se pertenece a asociaciones

+51.
[ Actitudes de las mujeres inmigrantes
José Carlos Fernández Sanchidrián

1. Introducción
2. Itinerario actitudinal
3. Características y tipificaciones en la actitud de la mujer inmigrante
4. Llegada y primer asentamiento
5. Concentración urbana
6. Contexto de la percepción de discriminación
7. Acoso y violencia
8. Conclusiones

+53.
Actitudes de las mujeres inmigrantes | José Carlos Fernández Sanchidrián

1. Introducción
En la mayor parte de las sociedades europeas se ha establecido de manera incontrovertible un
tipo de sociedad multiétnica y plural.
La llegada de personas a los territorios nacionales no siempre ha sido entendida y valorada. Tampoco
los que llegan han percibido en toda su amplitud los referentes políticos, sociales, laborales o culturales
de los estados que los acoge. La disparidad de contextos para las mujeres que están y para las que
acceden a las sociedades occidentales —caracterizadas por el estado de bienestar— puede ser el
origen de desajustes sociales que ponen a prueba la capacidad integradora de la estructura social
recipiente.
Debe desplegarse un amplio conjunto de acciones que conduzcan a la integración, no sólo para
asegurarse la paz social y el progreso, sino también para cumplir con los principios básicos de igualdad,
que todos los estados se proponen. Sería deseable que el proceso se abriera de manera automática,
o que los estados dispusieran de los suficientes mecanismos para asegurar el éxito, pero la realidad
pone de manifiesto que la función de asimilación se asienta sobre complejos sociales, cuya capacidad
integradora precisa de tiempos; tiempos que a menudo no se conceden cuando la llegada de
inmigrantes se hace masiva, no prevista, no escalonada; o cuando por razón de disfunciones en el
mercado de trabajo, éste se convierte en el elemento disuasor, favorecedor del rechazo. En estos casos
los márgenes para la acogida se estrechan. Nada tan relevante para mantener una estructura social
dada, como el buen funcionamiento de la capacidad integradora efectuada incorporando perspectivas
sociales, laborales, políticas o ideológicas.

2. Itinerario actitudinal.

En la función del juego que se establece en el binomio asimilación-integración, generalmente


encontramos un factor de activación social muy relevante; se trata del resultado de combinar la aceptación
de los valores y principios de las sociedades europeas con las normas sociales y cívicas de las sociedades
de origen. Sería deseable poder proporcionar un tránsito ajustado a las capacidades de adapatación
aferentes y eferentes; pero, al contrario, es fácil encontrar, en muchas ocasiones, un resultado que
sintéticamente expresado podemos denominar como de colisión. Los activos sociales tienen en cuenta
que los planos de desajuste poseen una focalidad derivada de la representación de valor que
conductualmente asigna el propio individuo. En tal sentido, se deben considerar fundamentalmente los
referentes a los que se adscribe la situación individual representando la percepción de la sociedad como
un ámbito hostil, frente a la cual han de mantenerse cautelas defensivas, o bien, la sociedad como ámbito
acogedor, de ayuda y promoción.
La realidad que la inmigrante encuentra, la realidad que esperaba, genera las dinámicas del tránsito
y llegada, que a su vez se despliegan polarizadas en varios planos. Un primer e inmediato plano está
conformado por el grupo de inmigración que acoge al recién llegado. Se trata de un grupo de identidad,
a través del cual se suelen proponer pautas de comportamiento social adecuadas al propio interés del
grupo, esto es, integración o getización. Por otra parte, se presenta un segundo plano, mediante el cual
la sociedad receptora responde al proyecto personal integrador o no que presenta la mujer inmigrante,
con otra propuesta de alcance: la obligatoria aceptación de la norma civil que mantiene el "estatuto quo"
de la convivencia y de la paz social existente.
Sobre las actitudes que se despliegan en la sociedad receptora es posible encontrar un amplio
abanico de publicaciones que cubren prácticamente todo el espectro conductual, sin embargo, se echa
en falta alguna producción más en la caracterización de las actitudes que aportan las inmigrantes.

+54.
Primero está el conocimiento que tienen de la sociedad a la que llegan, y segundo, el interés o
intención de adecuar los fines personales que motivan el viaje a las posibilidades reales de conseguir lo
que pretenden en la sociedad o territorio que las acoge.
Es muy posible que en gran parte de las ocasiones se produzca un distanciamiento efectivo entre
la imagen trazada antes de partir y las características (oferta) de la sociedad territorio al que se llega. La
desadecuación de estas dos fuentes de acción puede condicionar todo el proceso de integración.
Aquí encontramos a las que emigran por necesidad real de obtener una fuente de ingresos regular,
disponiendo de buena cualificación profesional y una edad laboral oportuna, y las que emigran urgidas
por la necesidad económica pero con cualificación no demandada en el territorio al que llegan.
Después de unos primeros momentos en los que lo urgente es eliminar del escenario la elección de
cualquier opción que no sea la de la propia e inmediata supervivencia, llega la adecuación al entorno;
el conocimiento del medio, la reclamación de trato igual y la necesidad de poner de manifiesto la valía
de las aportaciones de la inmigrante.
Las sociedades que reclaman inmigrantes por medio de llamadas laborales o por medio de imágenes
de una sociedad integrada, dinámica y pacífica suelen recibir el flujo migratorio de una manera armónica
y asimilan las llegadas de una manera consecuente a las variaciones en el sistema social. El problema de
la integración, y en consecuencia del cambio de actitud, se produce ante la situación en la cual se cesa
en la llamada de inmigrantes y el flujo migratorio permanece constante o por lo menos en cantidad
superior a la que se desea. La actitud cambia, cambia en la sociedad de llegada y los grupos de inmigrantes
reaccionan. Se particulariza, se discrimina, se selecciona.
Como la mayor parte de los fenómenos sociales, los cambios en la estructura se producen por medio
de efectos sinérgicos. El cambio de actitud procede y se reenvía desde el grupo autóctono al inmigrante
y viceversa.
El grupo autóctono genera además el entramado legal-institucional para dificultar (favorecer) el
movimiento migratorio; y el grupo inmigrante en relación al guión actúa para conservar o ampliar el
espacio social que estima necesario.
Después de décadas de movimiento migracional en España, puede pensarse que la mayoría de los
inmigrantes se encuentran asimilados-integrados, formando parte de la sociedad española; pero si
consideramos los distintos grados de integración, generalmente encontramos la mayor frecuencia en
el estatus bajo y en posiciones de desventaja.
Para una sociedad desarrollada, cuyo modelo principal es el de asimilación, puede entenderse que
se está produciendo un avance en la mayor parte de los territorios del estado hacia formas multiculturales.

3. Características y tipificaciones en la actitud de la mujer inmigrante.

Para especificar la actitud de la mujer inmigrante, hay una primera perspectiva que debe contemplarse.
Se trata de la procedencia. Mayoritariamente las mujeres inmigrantes en Castilla y León son de origen
hispanoamericano (65,4%), su lengua es el castellano y su religión es católica. Un segundo y amplio
colectivo está conformado por mujeres norteafricanas de lengua no castellana y de religión musulmana.
Según el informe del colectivo IOE, el perfil de la mujer inmigrante se sitúa en torno a los 30 años
que llega a España con la idea de obtener ingresos de carácter regular para así resolver una complicada
situación familiar en la que entran también a formar parte aspectos de carácter personal, civil, laboral y
político.

+55.
A la llegada, el nivel de información sobre los contextos sociales y laborales no suele ser muy extenso,
y como medida de seguridad y estabilidad personal, se configura una primera actitud con el fin de
enfrentarse con éxito al reto que la ha traído a España. La actitud de la mujer inmigrante puede ir
cambiando a medida que amplía el conocimiento de sus entornos, pero en gran medida va a depender
de las componentes de "el patrón migratorio". Si el objetivo principal es el éxito y el logro, la respuesta
desplegada es activa y entre los objetivos principales estará la adaptación. De forma más amplia el
substrato actitudinal tiene una base plural que puede desplegarse ligado a precondiciones adoptadas
dependientes en la mayor parte de ellas de:
a) lengua y religión;
b) condición socio-económica;
c) estructura del grupo familiar o red social de acogida.
Examinaremos a continuación estos indicadores a través de los datos de Cruz Roja en Castilla y León.

4. Llegada y primer asentamiento.

Según Lucía GONZÁLEZ1, los aeropuertos siguen siendo los puntos de llegada a Europa más
frecuentados por la inmigración ilegal, a pesar de que mucha gente crea que son las pateras. A los
aeropuertos europeos llegan grupos de inmigrantes que salen de su país sin documentación, con la
intención de quedarse en aquel país de la UE que le ofrezca la ayuda para resolver sus circunstancias
personales.
En España casi toda la inmigración es de origen económico, es muy poco relevante las cifras de la
inmigración por asilo o refugio (España es uno de los países más restrictivos en esta materia).
Cuando se selecciona España, la representación nacional esta más bien guiada por una imagen
bastante estereotipada, construida a base de clichés de propaganda y marketing, muchos de ellos
trasmitidos por vía oral. En la mayor parte de las ocasiones el polo atractor se centra en Cataluña (25%
de la inmigración), Madrid (21%), Andalucía (13%), Comunidad Valenciana (10,5%),...; pero con mucha
rapidez se toma conciencia de la tarea selectiva que desarrolla la competencia. Se trata de disputarse
un puesto de trabajo, para el que la oferta es sobreabundante. En consecuencia, se produce un segundo
proceso migratorio, esta vez ya en territorio nacional. La elección de Castilla y León no está —hasta
ahora— en el polo de atracción. El desarrollo económico regional no opera en el sentido de abrir
expectativas de mejora y de decisión de reasentamiento.
Descartada del primer plano la economía, o la abundante oferta de puestos de trabajo, hay que fijar
otros incentivos para mostrar las posibilidades de Castilla y León como la ubicación donde cumplir los
planes por los que se desencadenó el “largo viaje”. Uno de ellos es la red social de asentamiento y el papel
que en ella juega la mujer.
En los datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, observamos que la tasa con la que crece
el número de las mujeres emigrantes es el triple que la de los varones; tal es así que la ONU2 estimó en
2005 que unos 90 millones de mujeres estaban fuera de su país de origen3. Es un hecho ya observado

1 SCRIPTA NOVA, Revista electrónica de geografía y ciencias sociales, Universidad de Barcelona. Vol. VIII, nº. 172, 1 de
septiembre de 2004.
2 La Mujer y la inmigración internacional Informe del Departamento de Asuntos Sociales y Económicos. ONU 2005.
3 Nótese la influencia de este efecto sobre la demografía de los países de origen y el grave desequilibrio que puede
producir sobre la supervivencia de algunas sociedades donde el flujo migratorio se centra principalmente en la mujer.

+56.
y descrito la creciente feminización de la emigración; pero con el aumento del número de mujeres que
inmigran vemos aparecer entre los motivos, cada vez con más frecuencia, razones de mejora personal
y menos cargas familiares.
Este aspecto que centra la atención en la mujer, y en su proximidad aparecen supeditadas otras
personas –generalmente menores- focaliza el eje de acción de la llamada red familiar o red social de
apoyo.
En Castilla y León, en el colectivo de mujeres atendidas en Cruz Roja, las cargas familiares, concretamente
hijos, están presentes en la categoría de mujer casada o con pareja estable; de igual manera que lo está
en la categoría de mujer soltera. En base a este condicionamiento, puede establecerse una primera
asociación por la que se genera un grupo de mujeres inmigrantes, casadas y con hijos, y otro grupo de
mujeres inmigrantes, sin hijos y solteras. Ambos grupos tienen una significación numérica similar, pero
la influencia sobre la “infraestructura de apoyo” no es la misma. Aunque ligeramente desviada hacia el
lado de las mujeres solteras las necesidades y los condicionantes sociales son mayores cuando los hijos
son de corta edad.
Hagamos mención especial para algunas situaciones que pueden intervenir en el modelo de ajuste
actitudinal. Se trata de los casos en los que la mujer inmigrante es la principal fuente de ingresos y
sostenimiento de la familia a su cargo y en consecuencia puede deducirse una situación de mayor presión
hacia patrones de acomodo.
El recorrido de los datos nos lleva a contemplar que el número de mujeres solteras con hijos es un
16,74%; viudas, separadas y divorciadas con hijos representan el 25,75%; con lo que el 42,79% de estas
mujeres ocuparían el primer frente de una situación de mayor apremio para adoptar actitudes conducentes
a la adecuación de la conducta social.

Es un hecho que la experiencia vital asociada a la edad y a la formación constituye el conjunto de


factores que suelen actuar como amortiguador a la tendencia de acomodo y, en nuestro caso, podemos
hablar de una franja de edad madura por lo que no puede señalarse éste como el único factor que
interviene en la explicación cuando la edad más frecuente de las mujeres con hijos se sitúa por encima
de los 25 años, como se aprecia en la siguiente tabla.

+57.
Otro factor decisivo, tradicionalmente considerado entre los condicionantes activos, está asociado
al nivel de renta disponible, máxime cuando uno de los desencadenantes principales para justificar la
emigración está soportado sobre una importante componente económica.
Observamos que un número significativo de mujeres con hijos no dispone de una renta mínima que
permita asegurar su independencia económica.
Si en estos momentos el nivel de renta estimado para una persona se sitúa en el entorno de los 633
euros, podemos precisar un grupo de mujeres con especial situación de ajuste actitudinal ocasionado
por la dificultad económica. Se trata de todas aquellas mujeres que tienen cargas familiares (hijos) y
percepciones inferiores a los 633 euros; en total el 47,2%. Al factor de insuficiencia de renta podemos
añadir las que no tienen hijos a su cargo. La distribución numérica es como se muestra en la siguiente
tabla

Para completar las características del cuadro explicativo para el ajuste actitudinal, debemos mencionar
la influencia de otros factores de carácter más ideológico y subjetivo que los hasta ahora considerados.
En este sentido, la confesionalidad religiosa y su el vigor, pueden canalizar la influencia de la red de
apoyo. La consecuencia directa estriba en la repercusión que este elemento ejerce sobre la forma de red
(familia) y después en el modo en el que opera sobre el conjunto de variables, mediatizando las expresiones
fundamentales de estos factores de canalización actitudinal.
Encontramos que gran parte de las mujeres manifiesta aceptar creencias de alguna religión. Precisando

+58.
esa afirmación diremos: la franja de edad que va desde los 25 a los 54 años es fundamentalmente
confesional. Solamente la parte más joven del colectivo se muestra poco interesada en la creencia o
práctica religiosa.

Un indicador que nos permite evaluar la influencia de la ideología religiosa sobre la forma de familia
puede apreciarse examinando las cifras que se ofrecen para los casos de ruptura del matrimonio o, por
el contrario, de aquellas que mantienen una relación de pareja sin necesidad de ser sancionada por los
oficiantes de la correspondiente religión.
Para las mujeres que mantienen una relación de pareja, también se observan diferencias significativas
asociadas a la religión que practican. En comparación, las mujeres que están al margen de la influencia
religiosa son las que menor porcentaje presentan en cuanto al estado civil de casada (o con pareja estable)
y las más altas en el caso de convivencia en pareja no sancionada religiosa o civilmente.
La influencia de la existencia de un vínculo formal de pareja sobre la red de apoyo hace cambiar la
perspectiva, modificando el formal ajuste con sanción social positiva, expresado en el “debería de ser”
—según el imperativo moral religioso—, por el pragmatismo del ajuste a las nesidades del día a día que
conviene a la pareja.
Como se muestra en la tabla siguiente, y dentro de las grandes religiones, puede suponerse mayor
influencia, en la vida de las mujeres, la que se ejerce desde las creencias “evangélicas”; dicho esto siguiendo
el indicador de la alta tasa de mujeres con pareja estable-sancionada ritualmente y las bajas cifras en los
divorcios.

+59.
Pero, la actitud de la mujer inmigrante tiene otra componente que podíamos llamar reactiva. A su
través, las mujeres inmigrantes ajustan la conducta adaptativa a las condiciones de receptividad del
entorno. Por esta condición puede establecerse, como propuesta básica, que ante entornos más permisivos
y de mejor aceptación de la inmigración, la actitud de las mujeres inmigrantes discurre en el mismo
sentido; y a caso contrario, en entornos donde la inmigración se considera como un problema y donde
encontramos rechazo social subsiguiente, la respuesta actitudinal es de no adaptación y lo que aparece
es el bloqueo de actitud adaptativa.
En los datos de encuesta anual "Transatlantic Trends Immigration” 4, en todos los países se cree que
la inmigración es más un problema que una oportunidad (Europa, 51%; España, 58%; EEUU, 54%), aunque
consideran que los inmigrantes no quitan trabajo a los nacionales (67% en Europa, 61% en España y 53%
en EEUU), sino que ocupan puestos que ellos no desempeñarían.
Por otra parte, la encuesta refleja que existe una visión diferenciada entre la inmigración legal (29%)
y la ilegal (71%), ya que la primera genera poca preocupación y hay consenso en que se les debería
garantizar derechos sociales y de participación política, mientras que respecto a la segunda se le atribuye
un impacto negativo en los servicios sociales y en la seguridad. La inmigración legal debería tener la
oportunidad de quedarse si así lo decide (España, 68%; Europa, 66% y EEUU, 70%) pero se piensa también
que se benefician más de los servicios de salud y seguridad social de lo que contribuyen en impuestos
(España, 73%; Europa, 62%; EEUU, 65%).
La encuesta de Marshall no hace más que dejar constancia de la dualidad existente y de la influencia
del entorno receptivo. Por esta razón se hace explicable la disonancia adaptativa de manera independiente
al país, al género, a la raza, a la religión. La clave habría que situarla en la capacidad de absorción del flujo
migratorio en función de la necesidad de los aportes que hacen los y las inmigrantes en la sociedad en
general.
En muchos casos se hace una inversión de las medidas punitivas para lograr ajustes armónicos entre
la presión inmigratoria y la capacidad de recepción: por un lado, se considera que los inmigrantes no
quitan trabajo (como ya se dijo antes) a los nacionales (67% en Europa, 61% en España y 53% en EEUU),
sino que ocupan puestos que ellos no desempeñarían (71%), por otro lado, se propone, como la medida
más eficaz para mantener la organización social, imponer sanciones muy severas a quienes den trabajo
a extranjeros en situación irregular. Esta iniciativa volvería a dejar las directrices básicas de la política
inmigratoria y de acción social en la capacidad de ordenamiento que se le atribuye al mercado de trabajo,
a las reglas, normas y sanciones que dimanan de él y, a la vez, una disminución significativa de la influencia
en las fuentes del pensamiento que señalan la libertad de desplazamientos como derecho substancial
de toda persona.
En el ambiente de pensamiento dominante que “regala” al mercado de trabajo el papel director de
la política social e inmigratoria, se pueden apreciar muchas resultantes —en consecuencia— de la
evolución de los entornos socio-económicos y de las distintas fases de expansión o contracción de los
mercados y, en particular, del mercado de trabajo. Entre las mujeres inmigrantes en Castilla y León ante
la situación de crisis y, por lo tanto, ante una coyuntura claramente restrictiva de oportunidades laborales
nuevas, y de redistribución de la oferta de trabajo, la opinión para que se impongan nuevas y más severas
restricciones a la entrada de extranjeros, se divide —con un peso similar—. La tabla siguiente muestra
esa distribución porcentual.

4 - Llevada a cabo por la German Marshall Fund de EEUU en colaboración con la Fundación BBVA y otras europeas,
se analiza la opinión respecto a la inmigración tras entrevistar —en septiembre de 2009-— a 8.000 ciudadanos de
EEUU, Canadá, Alemania, España, Francia, Italia, Reino Unido y Países Bajos.

+60.
Con esta distribución, en la que una gran parte del peso de la opinión se manifiesta en contra del
interés de los y las inmigrantes, cabe una lógica argumental que apunta a la actitud de integración, de
resistencia al cambio o de mantenimiento de la situación actual para poder justificar el apoyo de las
medidas restrictivas. De esta manera, puede trazarse una secuencia en la que, una vez conseguido el
“estatus” de mujer inmigrante (legal o no) y en consecuencia en disposición de optar a los servicios y al
trabajo que puede ofrecer la sociedad receptora, se despliega una actitud de proclividad a la restricción
para proteger el bien escaso al que ya se tiene acceso, desligándose de situaciones que pudieran favorecer
nuevas llegadas que pondrían en riesgo lo ya conseguido.
La idea de solidaridad interna queda expuesta a fuerte crítica. El concepto solidario queda supeditado
al realismo asentado en el estado de necesidad dominante. La presencia de un estado de necesidad
acerca la opinión a la casuística personal y la separa del sentido colectivo. El pensamiento pragmático
se impone pero dentro de unos modos culturales arraigados en la sociedad de procedencia. Sabemos
que hay países de clara raigambre individualista y otros en el que sentimiento colectivo es más acendrado.
El dibujo multipolar del pensamiento traza un mapa de distribución nacional frente a la coyuntura
restrictiva.
La polarización por nacionalidad señala a las mujeres colombianas las que con menos ahínco se
sumarian a las medidas restrictivas de nuevas entradas. La tabla siguiente muestra esta distribución:

+61.
Es cierto que el colectivo de mujeres colombianas tiene especiales dificultades en el país de origen,
no obstante, según un informe del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), el mercado laboral
colombiano presenta uno de los niveles más bajos de discriminación salarial de género, sobre todo si
se compara con la crítica situación que se registra en Brasil, donde la brecha salarial es del 30% y de
Uruguay con el 26%.
El informe del BID señala a Bolivia y Guatemala, respecto al hecho de destacar comparativamente
en América Latina, como los países más equitativos en materia de género, e incluso son países donde
las mujeres tienen mejores ingresos que los hombres 5. Esto obedece, en buena medida una doble
causalidad; por un lado, a que los empleadores no establecen tan severas diferencias salariales entre
hombres y mujeres, y, por otra parte, a la alta participación femenina en las labores rurales, como cabeza
de hogar.
A los contenidos económicos se les concede habitualmente gran poder explicativo. Perfilando esta
afirmación, podremos suponer que se entiende una actitud más restrictiva cuando no existen ingresos
regulares y, en consecuencia, la situación personal se percibe como de especial dificultad para el acceso
al trabajo o a su oportunidad. El razonamiento alcanza mayor amplitud cuando se incluyen en su
formulación los siguientes términos: independientemente de la cuantía de los ingresos y de la temporalidad
en la obtención de éstos está la convicción sobre su suficiencia. Así, la percepción en euros para algunas
mujeres sería considerado suficiente mientras que los mismos en otras, — dependiendo de su estilo de
vida y de sus necesidades subjetivas— sería claramente insuficientes.
En esta línea explicativa, observamos que el nivel salarial medio (601-900 euros) es más frecuentemente
alcanzado por colombianas y bolivianas a la vez que este mismo grupo de mujeres se aleja de la situación
de falta de ingresos. La cifra de mujeres que no tiene ingresos está encabezada por las mujeres de
nacionalidad peruana (36%) seguidas de marroquíes y búlgaras con 32,76% y 27,59%, respectivamente.
La actitud más decididamente favorable, respecto a la implementación de medidas restrictivas a
nuevas entradas de inmigrantes, está encabezada por las mujeres marroquíes (22,86%) seguidas por
dominicanas, búlgaras y peruanas (17,14%; 14,19% y 11,43%, como se vio en la tabla nº 6, obsérvese que
la carencia de ingresos regulares está encabezada por las mujeres peruanas, seguidas de las marroquíes,
búlgaras y dominicanas.
Examinemos otros aspectos de importancia relevante. Se trata de la influencia del tipo de familia lo
que justifica la actitud de la inmigrante frente a la imposición de restricciones a más entradas. En la tabla
siguiente, se presenta la distribución porcentual del número de mujeres con hijos menores de 12 años
y la relación convivencial con éstos.

5 En Colombia la brecha salarial es de apenas el 0,3%. La mayoría de las naciones de la región registran una brecha de
entre 10 y 15%, en tanto que Uruguay y Brasil se salen del promedio de área, con 26 y 30%, respectivamente. Pero la
discriminación salarial es aun más fuerte en contra de las minorías étnicas. Entre siete países donde hay datos disponibles
sobre etnias, la investigación halló que las minorías indígenas y afrodescendientes ganan en promedio 28% menos
que la población blanca de la región, cuando las personas tienen la misma edad, género y nivel de educación.
6 Nos referimos a la suma de todos los ingresos facilitados por todos los miembros de la unidad familiar en España.

+62.
+63.
A pesar de que un número muy elevado no responde a esta cuestión, vemos, no obstante, que
búlgaras, peruanas y dominicanas configuran el colectivo de mujeres que tienen hijos menores residentes
en país distinto a España.
La realidad de la “maternidad transnacional” en la migración tiene unos costes emocionales muy
altos. A la separación de la familia y la pareja, “la pérdida de una vida autónoma” y “salarios reducidos y
falta de días libres”, presente en el proceso migratorio, como señala Claudia PEDONE 7, se une la tensión
subsiguiente al intento de reagrupar a la familia, empezando por los hijos, a medida que la percepción
del contexto político y social, donde se desarrolla la actividad económica de la inmigrante, va siendo
cada vez más precisa y más grande la sensación de riesgo de ver trucada su expectativa de tener consigo
a sus hijos menores. Ello insiste en la actitud de mantener el “statu quo” de la situación frente al riesgo
de un incremento excesivo de los números de inmigración y con ellos la escasez de los recursos sociales
disponibles en España..

5. Concentración urbana.

La incorporación e integración del inmigrante a la vida urbana, no se hace sin conflicto. Se trata de
otra realidad a la que se accede en la que el conflicto social, es tomado como característica de la sociedad
en general. En el Documento nº 6 del “Observatorio Permanente de la Inmigración” elaborado por Carmen
GONZÁLEZ ENRÍQUEZ y Berta ÁLVAREZ-MIRANDA se pone de manifiesto los problemas de convivencia
que aparecen en los bloques de vivienda, en los espacios abiertos o en los servicios públicos.
El agrupamiento en barrios o en zonas delimitadas se traba mediante una compleja red causal en
la que lo subjetivo y lo eficaz están permanentemente presentes. En la parte de subjetividad que atrae
y propone la vida en un barrio determinado, está vigente el sentimiento de identidad racial y étnica que
se despliega bajo aspectos tales como la idea de pertenencia, la de tener rasgos comunes con otros,
traduciéndose en fuente de seguridad para los individuos, y ese anclaje es el que dota de cohesión. En
este sentido, la respuesta de agruparse topográficamente proporciona un sentimiento de amparo con
beneficios emocionales ante la incertidumbre de lo distinto, de lo desconocido. Opera como un asidero
de solidaridad, apoyo y confianza. Pero la contrapartida al amparo del grupo es la rigidez para permitir
los contactos exteriores. El riesgo es que la minoría delimitada se guetice, se aísle e impida la integración;
el riesgo no traza los puentes necesarios para la fusión de culturas. La autoidentificación segrega y
margina.
Entre los factores que se rinden a la eficacia de la racionalidad económica, se encuentra la escasez
de recursos económicos de los inmigrantes que les obliga a la elección de viviendas de bajo coste. Las
personas con carencia de empleo o con trabajo irregular, se localizan en las áreas centrales empobrecidas
o en barrios periféricos. En ambos casos la característica vecinal común es que son zonas compartidas
por inmigrantes, jubilados envejecidos y por desempleados.
Las condiciones económicas limitan las posibilidades de elección, no obstante se tiene conciencia
de la repercusión que supone el condicionante del barrio y se acepta como una dificultad a salvar en
el proyecto integrador de la mujer inmigrante, como muestran los datos de la tabla siguiente:

7 De Ecuador a Cataluña: El papel de la familia y las redes migratorias, Fundación Jaume Bofill, Barcelona, 2006.

+64.
Es claro que no todos los barrios cumplen miméticamente un patrón de comportamiento. En la
pluralidad de configuraciones, cuya principal variable es la de la nacionalidad de origen, observamos
que algunas inmigrantes conceden relevancia a la gente del barrio como coadyuvante de interés para
el proceso integrador. Brasileñas, bolivianas y rumanas son las que conceden mayor importancia al efecto
que la relación social en el barrio tiene en el papel integrador.
Algunos de los barrios que ahora acogen inmigración extranacional en otro tiempo también recibieron
un flujo migratorio. Barrios que en su momento se construyeron amparados por el efecto industrializador
y grupos de casas que surgieron en torno a alguna empresa, ahora albergan, para frenar su declive, a los
y las que llegan desde otros países.
Podríamos encontrar en estos barrios una actitud de base que cuando menos supusiera una mirada
comprensiva para la circunstancia de la inmigrante. Existen igualmente otros factores que ejercen su
influencia. Se trata de la lógica colisión de “lo que es próximo”, por lo que surge la defensa de lo circunscrito
a un territorio considerado como propio. Se trata de la competencia por dotaciones y servicios; en
definitiva, se trata del bienestar del autóctono y de la respuesta que despliega ante el llegado.
Castilla y León no es en sí un territorio homogéneo; es una demarcación territorial de nuevo cuño
donde las respuestas ante los hechos sociales alcanzan una gran variabilidad, y esa característica se deja
sentir en la apreciación que las inmigrantes hacen con respecto al sentimiento de acogida.
Sin descender en el análisis a la lógica de desagregación provincial y tomando lo desigual como
homogéneo, podría decirse que, en términos generales, la actitud dominante de los castellanosleoneses
es favorable al acogimiento de inmigrantes.
Una apreciación como la antes hecha contempla, no obstante, la conjugación de actitudes favorables
y actitudes desfavorables, de manera que el sentimiento universalista respecto a la inmigración obtendría
bajas puntuaciones en las actitudes que impiden, ponen reparos o que simplemente actúan de forma

+65.
desfavorable. Frente a esto sería deseable encontrar altas puntuaciones en todos los rasgos de actitud
integradores. Lo observado, en nuestro caso, refleja que los rasgos dominantes del acogimiento se centran
en que la “amabilidad” y o “normalidad de trato” es donde la puntuación que reciben los habitantes de
esta región supera ligeramente el “6” sobre un máximo de 10. De igual manera es valorable la baja
puntuación en la actitud negativa que se desprende de un acogimiento teñido de agresividad o desprecio.
El gráfico siguiente da cuenta de ello:

Es resaltable, en contraste, el estereotipo construido sobre una referencia nacional y que tiene en
cuenta la opinión (y subsiguiente actitud) generada mediante la acumulación de experiencias en todo
el tránsito migracional llevado a cabo por la mujer inmigrante.
Con una respuesta muy homogénea, las inmigrantes ahora residentes en la Comunidad
Castellanoleonesa se inclinan a pensar que hay una parte sustantiva de españoles que manifiestan un
cierto rechazo instrumentado sobre la competencia laboral. Ese estereotipo aventado desde sectores
sociales con evidentes intereses hace mella en la receptividad de los españoles.
El carácter peyorativo, que se imprime a esta percepción, es el más relevante en la construcción
subjetiva de la actitud desplegada por los españoles, que, por otra parte, no es insólita, más bien es una
respuesta común y frecuente en todos los espacios donde el flujo migracional supera la capacidad de
absorción.
Según las conclusiones del Indicador Laboral de Comunidades Autónomas8 (ILCA), en el año 2006
comienza a mostrarse cierta saturación cuando pone de manifiesto que en la España anterior a la crisis
de 2008 no se absorbía toda la mano de obra inmigrante, basándose en que su tasa de paro aumentó
hasta el 11,8% mientras la de los españoles era del 7,7%.
Según el ILCA, 2 de cada 3 nuevos empleos eran asignados a personas extranjeras, por lo que el

+66.
aumento en la ocupación del colectivo inmigrante era 15 veces mayor que el de los españoles. A pesar
de ello, esta cifra no se conseguía para dar empleo a todos los extranjeros que buscaban trabajo en el
país, por lo que los inmigrantes sin empleo crecieron hasta tasas del 42,1% interanual.
En el sistema social, el flujo de aceptación y rechazo pone de manifiesto algunos elementos
constitutivos, a la vez que oculta otros. Ante la necesidad de mano de obra no cualificada, que caracterizó
el efecto llamada, se mostraban frecuentemente actitudes receptoras favorables con su correlato en las
actitudes desplegadas por las inmigrantes que apuntaban hacia la integración en un país que ofrecía
amplias oportunidades. El cambio de las condiciones económicas generales hace que se modifique la
forma de entender el papel social de las inmigrantes y éstas tienen que reajustar su pretensión de
conservar, mantener o incrementar su presencia en la vida laboral, económica o social. En este sentido
deben entenderse las apreciaciones, cuando perfilamos la causa principal de la discriminación.
El gráfico siguiente da muestra de ese valor.

8 Informe elaborado por ADECCO y por el del IESE (IRCO ) para el cuarto trimestre de 2006 inclyendo también las
proyecciones para el primer y segundo trimestres de 2007.

+67.
Un segundo estereotipo deja constancia en la opinión-actitud sobre el reflejo que los españoles
trasmiten sobre la imagen de las inmigrantes. En sí, el estereotipo encierra valor de desconsideración y
primacía de la cultura residente sobre la cultura foránea. En otro momento (5º) la inmigrante expresa
valor equivalente de rechazo bajo la característica de aunar la doble condición de mujer e inmigrante.

6. Contexto de la percepción de discriminación.

La casuística para sentir o ejercer rechazo no se distribuye homogéneamente, como tampoco en el


colectivo de mujeres, que son objeto de esta investigación, alcanza cifras significativamente altas, no
obstante hay algunos valores sobre los que se asienta la percepción de discriminación que merecen
interés.
La mujer española tiene más paro que los hombres y cuando trabajan cobran una media de un 20%
menos que sus compañeros de igual categoría. En la mayor parte de las veces (78,3%), la diferencia salarial
se explica por comportamientos discriminatorios por parte de las empresas cuando se habla de mujeres
jóvenes, mientras que en el caso de las adultas el porcentaje se reduce al 64%.
Además, las mujeres son las candidatas ideales para tener contratos temporales, dedican una media
de 23 horas semanales a las tareas domésticas, mientras que los hombres sólo emplean 7 horas de su
tiempo. También, cabría destacar la escasa presencia de mujeres en los altos órganos de decisión. El
Instituto de la Mujer pone ejemplos bastante ilustradores: en el Tribunal Constitucional, de los doce
magistrados, sólo uno es mujer, en el Consejo de Estado, no hay ninguna entre los 28 consejeros, y en
el Banco de España, sólo hay una mujer, y de los 417, consejeros que hay en los consejos de administración
de las empresas del Ibex 35, sólo 12 son mujeres.
En este contexto de discriminación debe valorarse las cifras que encontramos para el colectivo objeto
de esta investigación. En él, encontramos que el 20,62% de las mujeres percibe rechazo por la condición
de ser extranjera. Por el hecho de ser mujer la cifra se sitúa en el 16,10%.

+68.
En algunas zonas la discriminación de origen religioso fue, y aún lo es, una de las fuentes principales
de rechazo o exclusión. En la actualidad, en el entorno europeo, persiste conflicto en relación con la
utilización de prendas de vestir que tienen su significación religiosa aspecto que, por ahora; en Castilla
y León no se han manifestado signos de este conflicto, e incluso, podría decirse, con los datos obtenidos,
que en la sociedad receptora no se discrimina, ni se aparta, ni se las ve, como una amenaza contra
nuestras formas de relación. En todo caso, podría interpretarse que una mujer que se tapa la cabeza con
el velo y, además, exige su derecho a hacerlo, no es otra cosa que una consecuencia de una educación
machista y segregacionista, o una atenta cumplidora de los preceptos de su religión.
Para explicar la percepción de la discriminación, la influencia de la edad es una componente a tener
en cuenta como puede verse en la tabla. Pudiera entenderse que la sensación de sentirse discriminada
tiene un carácter acumulativo y para ello precisa de un cierto aprendizaje que se va fraguando con la
edad y la experiencia.

Tampoco es ajena la formación en la elaboración de este sentimiento. Tanto para percibir la


discriminación como para cualificar esa percepción, la formación recibida es un elemento clarificador
para polarizar y señalar dos elementos sobre los que opera todo este mecanismo para sentirse segregada,
son: la condición de mujer y extranjera.
Véase el gráfico siguiente.

+69.
Entre las nacionalidades más sensibles respecto a los rasgos de actitud segregadora en los
castellanoleoneses, encontramos a las mujeres colombianas (19,21%), a las mujeres marroquíes y
dominicanas (16,38 y 11,86%, respectivamente). La mayor parte del colectivo está en cifras por debajo
del 10,5%.

+70.
Independientemente del apunte hecho por las mujeres de esas tres nacionalidades es importante
señalar que el 22,62% manifiesta no haber sufrido discriminación. Es un perfil que, sin duda, cobra valor
en el argumento de la calidad de la sociedad que las recibe.

7. Acoso y violencia

La decisión migratoria para la mayor parte de las mujeres no es algo que se construya sobre el deseo
ilusionante de un viaje. En sus lugares de origen cuentan con una red relacional afianzada por su
comunidad, por los lazos familiares, además está el temor que se presenta ante la dificultad del empeño,
ante el desconocimiento de una realidad muy distinta a la que se conoce. La decisión de migrar es difícil,
supone grandes sacrificios, y sin embargo muchas mujeres emigran, sabiendo o intuyendo que se
enfrentan a un período de tiempo de ajustes graves y de vulnerabilidad; en la que además, si no se tiene
“papeles” no tendrán en sus manos el recurso de exigir derechos por temor a la consiguiente expulsión
o deportación.
Desde la ONU se ha impulsado la creación de varios protocolos para la protección de los/as emigrantes,
ante la pluralidad de formas de acoso y violencia que aparecen en el tránsito migratorio. Hay muchos
tipos de violencia en la situación ya mencionada, pero se han tipificado ocho principales riesgos: robo,
asalto, extorsión, acoso, discriminación, riesgo de muerte, violencia sexual y ocupación en sectores
informales.
La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo amplía y cualifica el marco de la acción
discriminadora cuando dice que los trabajadores inmigrantes “sufren discriminación durante el reclutamiento
y desarrollo profesional, cuando son retribuidos con salarios inferiores a los nacionales por los mismos
puestos de trabajo (incluso cuando se tiene en cuenta la experiencia y la educación, entre otros aspectos)
y hay evidencias de que esta discriminación está más ligada al origen étnico que a su condición de
inmigrante”.
A pesar de la escasa existencia de datos empíricos, algunas de las cifras que pueden ser utilizadas
como referente en el caso español proceden de las estadísticas generadas cuando se comienza a aplicar
la Ley Integral contra la Violencia de Género. En el período que discurre entre los 2004 y 2008, el número
de mujeres inmigrantes víctimas de la violencia aumentó, pasando del 22,1 al 45,6%. Las tasas que
permiten relacionar la cantidad de casos de violencia de género con la población existente, también
indican un incremento progresivo, siendo de un 2,7% para las españolas, frente a un 13% en las extranjeras.
En tal incremento hay que considerar no un aumento de la indeseable conducta en términos netos, sino
el registro de esta conducta a través de la facilidad que permite la ley para obtener reparación del daño.
Es de suponer que tal conducta estaría presente en ese “cortocircuito” de la relación social, pero estaría
de una forma opaca que pasa a ser desvelada por el concurso de la ley.
Teniendo en cuenta la nacionalidad, en el mismo informe9 se dice que las mujeres latinoamericanas
ocupan el primer lugar, seguidas de las que provienen del Este de Europa y finalizando con las del Norte
de África.

9 “Análisis del aumento del número de mujeres inmigrantes víctimas de violencia de género en España”.
Miguel LLORENTE participa en un debate organizado por la FEMP y Casa de América en el marco del 25 de noviembre
2008.

+71.
Con las cifras que disponemos el colectivo de mujeres inmigrantes que actualmente residen en
Castilla y León, y que son objeto de este informe son las que se recogen en la tabla siguiente:

De ese 4,8 % que soportó algún tipo de acoso violencia o extorsión, la mayor proporción corresponde
a mujeres colombianas y ecuatorianas, llegando a alcanzar cifras del 10,3% y del 7,9%.
Esas cifras, notablemente superiores a las obtenidas por la media, queda palidecida al compáralas
con contextos donde la violencia se ejerce en grado extremo, como lo es en la frontera norte de México
donde según la ONG Sin Fronteras 10, el 46% 11 afirmó haber sido víctima de violencia, mientras que el
porcentaje restante lo negó o no contestarón, lo cual deja la posibilidad de que más mujeres hayan sido
víctimas de violencia. Es conocido el caso mexicano por las altas cifras de violencia en su frontera norte,
pero aunque en España la inciencia sea mucho menor y de diferente raíz, también es cierto que cualquier
aparición de violencia o acoso sigue siendo un preocupante síntoma de deterioro de la estructura civil.
Centrando la atención en lo que constituye lo fundamental del hecho de haber sufrido acoso,
extorsión o violencia, sea en el tránsito, o no, las cifras en sí no son más que una pantalla que pueden
ser usadas para aminorar el vergonzante efecto de su ejercicio.
No obstante, recurramos a ellas como medida del indicador de salud o de desintegración de la
necesaria cohesión del tejido social.

10 Informe de la Fundación Sin Fronteras, I.A.P. 2004 México.


11 Precisando la respuesta en el porcentaje de mujeres que contestaron afirmativamente, se les preguntó de qué clase
de violencia habían sido víctimas, señalando, la mayor parte, que había sido física y psicológica, seguida por la extorsión
y finalmente por la violencia sexual, pero aproximadamente el 13% de ellas prefirierón no responder.

+72.
La organización del trabajo, sometida a una lógica de jerarquía en pos de su eficacia, descubre su
mal ejercicio cuando sobre el ambiente laboral se inscribe el 10,73% de las situaciones de acoso o
violencia, y aquí es especialmente llamativo el 32% que denuncian las mujeres peruanas, en las que la
causa de la anormal situación debe ser apuntada hacia el sector de actividad donde frecuentemente
encuentran el acomodo laboral.
En el ámbito domestico, volvemos a encontrar generalmente cifras cercanas o inferiores al 5 por
ciento, exceptuando el caso de las mujeres ecuatorianas que quintuplican la cifra más alta, no obstante
las cifras adquieren sentido al proponer la comparación con los valores que se recogen para las mujeres
en el contexto europeo

+73.
8. Conclusiones

1. Las actitudes favorables para la integración se encuentran matizadas por la edad y las cargas
familiares: las cargas familiares y labaja renta presiona sobre el ajuste actitudinal.
2. La respuesta adaptativa es más favorable cuando las condiciones de aceptación son mejores.
3. Hay una actitud ambigüa respecto a la implementación de medidas que restrinjan la entrada de
inmigrantes. Las actitudes más favorables a la restricción se producen cuando se dan bajos o nulos
ingresos regulares.
4. El patrón cultural de la sociedad de procedencia matiza la actitud de restricción a la nueva entrada
de inmigrantes.
5. Se presentan actitudes favorables a la apertura de las barreras frente a la inmigración cuando se
está pensando en reagrupar familiares.
6. Las características del barrio actuan como factor decisivo para la integración de la mujer inmigrante,
entre ellas, el barrio con mayoria de inmigrantes dificulta la actitud integradora.
7. La percepción de discriminación tiene un carácter acumulativo de edad y experiencia.

+74.
≈ Índice de tablas

Tabla 1. Hijos según la edad


Tabla 2. Hijos y nivel de renta
Tabla 3. Edad y religión
Tabla 4. Estado civil y religión
Tabla 5. Aceptación de restricciones a la entrada de extranjeros
Tabla 6. ¿Comparte Ud. la idea de que por causa de la crisis económica, el Gobierno español ponga
restricciones más severas a la entrada de extranjeros?
Tabla 7. Nivel de ingresos mensuales 12 totales que tiene su hogar
Tabla 8. Mujeres con hijos menores de 12 años
Tabla 9 Efecto de la concentración en barrios sobre la integración en la sociedad castellano y leonesa
Tabla 10. Razones de discriminación en los intervalos de edad
Tabla 11. Para llegar a España, ¿tuvo que soportar algún tipo de acoso, extorsión o violencia?
Tabla 12. Nacionalidades de mayor percepción de violencia o maltrato desde que están en España
Tabla 13. Metodologías empleadas en ele estudio de la violencia sobre las mujeres: análisis comparativo
de grandes encuestas nacionales

≈ Índice de gráficos

Gráfico 1. Hijos y estado civil


Gráfico 2. Valoración de la actitud de los castellanosleoneses
Gráfico 3.Valoración frente a la acogida
Gráfico 4. Primera razón (percibida) de discriminación
Gráfico 5. Percepción de discriminación según estudios
Gráfico 6. Percepción de discriminación según nacionalidad

12 Nos referimos a la suma de todos los ingresos facilitados por todos los miembros de la unidad familiar en España

+75.
[ Trabajo y empleo de las mujeres inmigrantes en Castilla y León
Guadalupe Ramos Truchero

1. Introducción

2. La situación laboral actual de las mujeres inmigrantes en Castilla y León


2.1. El número de horas trabajadas
2.2. La duración de la jornada laboral actual

3. La experiencia laboral previa a la decisión de emigrar


3.1. La situación laboral anterior a la emigración
3.2. La rama de actividad en la que trabajaban antes de emigrar
3.3. La categoría laboral de las trabajadoras antes de emigrar

4. Planificación de la situación laboral en el país de destino: contratación anterior a residir en España

5. Historia laboral en España


5.1. El período de tiempo en encontrar un empleo tras llegar a España
5.2. El modo de conseguir el primer empleo en España
5.3. Tipo de trabajo del primer empleo
5.4. La movilidad ocupacional laboral de las mujeres inmigrantes

6. La perspectiva de crear un negocio propio

+77.
Trabajo y empleo de las mujeres inmigrantes en Castilla y León | Guadalupe Ramos Truchero

1. Introducción

Entender el mercado de trabajo de los países de destino a los que se dirige la población inmigrante
es fundamental para comprender el fenómeno de la inmigración. Aunque los movimientos migratorios
no siempre se derivan de causas laborales o económicas, porque existen otro tipo de razones que
provocan la migración como las reagrupaciones familiares o la búsqueda de un refugio político, la
inmigración en España es y ha sido una inmigración claramente laboral.
A pesar de las numerosas voces de autores que han proclamado la pérdida de la centralidad del
trabajo en los individuos o el “fin de la sociedad del trabajo” debido a la emergencia de la sociedad
del conocimiento (trabajo inmaterial) y a la supuesta crisis del modelo taylorista1, lo cierto es que el
trabajo es, sin duda alguna, la dimensión más importante en la vida de los individuos. El trabajo, además
de ser el medio de subsistencia que determina el estatus socioeconómico de los individuos, es el
elemento que contribuye al desarrollo de las relaciones sociales, al equilibrio emocional y a hacer a
las personas libres y responsables. Para los inmigrantes esto no es diferente. En primer lugar, porque,
como decíamos, en la mayoría de los casos, el empleo es la principal razón por la que emigrar y esto
hace que ocupe una posición central en sus estrategias y en sus vidas. Y en segundo lugar, porque,
aunque los factores vinculados al empleo y a la economía no siempre son los causantes de la exclusión
social, sí ocupan un papel clave como elementos de discriminación y exclusión social.
Los movimientos migratorios de los últimos años enmarcados en el contexto de la globalización
se han caracterizado por ser fundamentalmente migraciones femeninas2. Un ejemplo de ello es el
caso de España donde, desde mitad de la década de 1990, se ha producido un aumento considerable
de la población activa inmigrante pasando de un 1,2% en 1996 a 15,4% en 2008, según los datos de
la Encuesta de Población Activa 2008 (en adelante, EPA). En este incremento sobresale la población
femenina inmigrante frente a los varones inmigrantes. Mientras en 2008 ellos eran el 15,2% del total
de los varones activos en España, ellas sumaban el 15,8% del total de las mujeres activas. Por tanto,
se puede hablar de la feminización de la población activa extranjera. Incluso, se puede decir que la tasa
de actividad femenina extranjera supera a la de las españolas (EPA, 2008).
La determinación de centrar territorialmente nuestro objeto de estudio en la Comunidad Autónoma
de Castilla y León obliga a contextualizar a ésta en el mercado de trabajo de la “España inmigrante”, como
CACHÓN denomina a la población inmigrante en España3. Desde las diferentes situaciones territoriales
que ofrece España en relación a la inmigración, Castilla y León se caracteriza por ser, frente a otros
territorios, una zona con un escaso dinamismo económico pero con cierta presencia de población activa
inmigrante ya que ésta se sitúa en el 4%. Una cifra que está muy alejada del 10,8% de la media nacional
de población activa para 20084.

1 RIFKIN, J. (1996): El fin del trabajo, Paidos, Barcelona y BAUMAN, S. (2005): Trabajo, consumo y “nuevos pobres”,
Gedisa, Madrid.
2 CARDENAS, MONRREAL Y PERÉZ (2008): “La inmigración femenina en España”, en Revista de Humanidades, nº. 15,
págs. 116.
3 CACHÓN, L. (2009): La “España inmigrante”: marco discriminatorio, mercado de trabajo y políticas de integración,
Antropos, Barcelona.
4 LAPARRA, M. (2008): “La dinámica de la integración social de los inmigrantes y su impacto en la sociedad de acogida.
La perspectiva desde Navarra”, en Política y Sociedad, vol. 45, nº. 1, págs. 170

+78.
En cualquier caso, la finalidad de este apartado es centrarnos, en la medida posible, en la dimensión
laboral de las mujeres inmigrantes que residen en Castilla y León con el objetivo de conocer y analizar
los escenarios laborales en los que se mueven y de visibilizar la vulnerabilidad laboral y, por ende, social
e individual5, a la que se exponen estas mujeres cuando entran en el mercado de trabajo castellano
leonés.

2. Situación laboral actual de las mujeres inmigrantes en Castilla y León.

La mejor forma de comenzar con este análisis es presentando la situación laboral actual del colectivo
de mujeres que nos ocupa, distinguiendo entre las posibles situaciones en las que éstas pueden
encontrarse. Como ya se ha señalado, las tasas de actividad de la población extranjera tienden a ser
elevadas, incluso en la mayoría de las ocasiones, superando las tasas de los españoles. Los resultados son
una magnífica muestra de esta tendencia. Tal y como muestra el primer gráfico, el 88% de las mujeres
están laboralmente activas frente al 12% de inactivas que estudian, trabajaban en las tareas de la casa,
están jubiladas o tienen otro tipo de situación.
Aunque entre las activas, más de la mitad de ellas se encontraban trabajando en el momento de la
entrevista, el porcentaje de desempleadas es significativo con un 37%6.

Por provincias, Valladolid es la que acumula más mujeres ocupadas. Un 26% se concentra en esta
provincia, que es la más poblada y, por tanto, con mayores posibilidades de encontrar un empleo.
Seguidamente está Salamanca con un 16% de mujeres que tienen algún tipo de empleo. Y, finalmente,
Soria que agrupa al 15% de mujeres ocupadas.

5 VALENCIA OLIVEIRO manifiesta que la experiencia laboral precaria de las mujeres inmigrantes no debe entenderse
sólo como un problema material (recursos económicos, condiciones de vida y de trabajo) sino que debe ampliarse a
los aspectos inmateriales derivados de la precariedad laboral, esto es, los afectos, relaciones sociales, libertad, autonomía
personal, disfrute del cuerpo o la sexualidad de las mujeres. Por tanto, es necesario entender la precariedad laboral
como un problema integral, donde la marginalidad laboral lleva a la marginalidad social y como personas. En VALENCIA
OLIVEIRO, N.Y. (2008): “Mujeres trabajadoras e inmigrantes en España ¿una construcción de la precariedad a través del
trabajo?”, en Sociología del Trabajo, 64, págs.70.
6 La EPA mostraba claramente estas diferencias por sexo entre inmigrantes a nivel nacional contabilizando una tasa
de paro femenino del 17,2% y un 15,9% para los varones.

+79.
La otra cara de la actividad laboral es el paro. La situación de paro buscando empleo es, después de
Valladolid, vivida fundamentalmente por las mujeres que residen en Segovia y Burgos. En cambio, el paro
cobrando por desempleo es más habitual, también después de Valladolid, en Ávila, Burgos y Salamanca.
Como ya señalábamos, hay un 3% de ellas que están estudiando y éstas se agrupan en la provincia de
Valladolid. Otra situación laboral de las mujeres es aquella dedicada a las labores de la casa y de la familia,
de las cuales el 26% se agrupa en la provincia de Salamanca.

Tal y como se ha señalado en otros estudios e informes sobre inmigración, los extranjeros que llegan
a España son mayoritariamente jóvenes. La media de edad está en los 32,8 años y es menor de 30, entre
las nacionalidades de China, Marruecos, Ecuador y Rumanía (CACHÓN, 2009:202). Este mismo fenómeno
se puede también observar en nuestro colectivo de estudios. La actividad laboral femenina es sobre todo
joven, entre los 26 y los 39 años. Como cabría esperar, las mujeres que estudian son sobre todo jóvenes
entre 16 y 24 años (40%). Pero, también, los datos muestran que hay otro 40% que realiza estudios que
tiene entre 40 y 54 años.

+80.
La relación entre la situación laboral y la situación familiar es importante. Vemos que entre las mujeres
ocupadas son ligeramente más las que no tienen hijos que las que sí los tienen. No ocurre lo mismo
entre las paradas, que superan a aquellas que sí tienen hijos.

El nivel de estudios es una variable clave en el mercado de trabajo. Los activos extranjeros, hombres
y mujeres, tienen una estructura educativa muy similar a la de los españoles7. Incluso, los niveles de
estudios de las mujeres extranjeras suelen ser superiores a los de los varones extranjeros. Por lo general,
cuando se habla de nivel de estudios la relación tiende a ser que a menor nivel de estudios mayor tasa
de paro. Y esto, aunque no de una forma rotunda, se puede observar entre las mujeres inmigrantes de
Castilla y León. De las que tienen estudios elementales, el 41% está desempleada frente al 38,5% con
estudios secundarios y al 27% con estudios universitarios o superiores.

7 CACHÓN, 2009:209.

+81.
Hasta hace no mucho, los trabajos sobre inmigración no tenían en cuenta la situación laboral de los
inmigrantes en los países donde residían antes. Ahora, tanto la Encuesta Nacional de Inmigración (ENI),
elaborada por el INE, como la Muestra Continua de Vidas Laborales (MCVL) incluyen esta variable con
la finalidad de observar la trayectoria laboral de los individuos y poder contrastarla con las situaciones
laborales de los países de destino. Esto es también lo que hemos querido aquí. Sin embargo, nos
encontramos con que en todas las situaciones laborales las mujeres se sitúan mayoritariamente en la
categoría “otra situación”. Quienes hoy están trabajando en la actualidad, el 40% procede de otros sectores
que no han sido determinados en la encuesta. Por ello, no disponemos de mucha información en este
sentido.

2.1. El número de horas trabajadas.

Generalmente, tendemos a pensar en la existencia de un solo trabajo cuando hablamos de mercado


de trabajo, pero los bajos salarios y el incremento de los trabajos a tiempo parcial hacen que muchos
individuos tengan que compaginar dos o más trabajos a la vez. Esto es lo que le ocurre a casi el 11% de
las mujeres que señalan tener dos, tres o más empleos en la actualidad. Un dato que incluso puede ser
más elevado si tenemos en cuenta el alto porcentaje de no respuesta en el que pueden encubrirse más
casos. De cualquier modo, las cifras muestran que un 4% tendría dos empleos al mismo tiempo y un 2%
llega a tener tres. Para el resto, un 41%, lo habitual es tener un empleo.

Tener más de un empleo es específico de algunas provincias. Por ejemplo, Valladolid. En esta provincia
el 28% tiene dos trabajos, aunque Soria y Salamanca, también son los lugares que acumulan un significativo
número de mujeres con dos empleos (17%). En el caso de tener tres trabajos, esta situación es más propia
de la provincia de Salamanca donde hay un 33%.

+82.
¿Quiénes son las mujeres con más número de trabajos? Ya hemos visto que las mujeres entre 25 y
39 años eran fundamentalmente las mujeres que en mayor proporción estaban ocupadas. Y en este
sentido, también son ellas quienes más señalan tener un segundo trabajo, un 52% frente al 35% de las
mujeres entre 40 y 54 años. Igualmente, las mujeres entre 25 y 39 años y entre 40 y 54 años tienen tres
empleos en mayor proporción que los otros dos intervalos (66%).

+83.
Por país de procedencia, las mujeres con nacionalidad colombiana son las que acumulan más trabajos.
Son el 24% de quienes tienen dos trabajos, el 50% de quienes tienen tres empleos y el 50% de las que
tienen más de tres. Con dos empleos, también están las mujeres de Bulgaria, República Dominicana y
Rumanía (14% en los cuatro casos).

2.2. La duración de la jornada laboral actual.

En general, las mujeres inmigrantes trabajan menos horas que los varones inmigrantes en promedio,
según la Encuesta sobre condiciones laborales de los trabadores inmigrantes en España 2007. Las mujeres
trabajarían 8 horas frente a las 8,66 horas de los hombres. Sin embargo, el trabajo de fin de semana,
sábados y domingos, es realizado por las mujeres en mayor medida8.
En nuestras entrevistas hemos observado que son muchas las mujeres que no contestan a esta
pregunta. Sin embargo, lo más habitual en ellas es trabajar más de 40 horas semanales (16%) y entre 20
y 30 horas (14%).

8 TEZANOS, J.F. (2007): págs. 90.

+84.
Por provincias, se muestra que el lugar donde las mujeres trabajan más horas, esto es, más de 40
horas, es en Salamanca (24%). Entre las 31 y 40 horas semanales se encuentran las mujeres que habitan
en las provincias de Salamanca y Soria, con un 19% en ambos casos. Mientras que menos de 30 horas
trabajan las mujeres de la provincia de Valladolid.

Nos preguntamos si hay una mejora de las condiciones de trabajo a medida que los trabajadores
inmigrantes residen más tiempo en el país de destino. Aunque hay un importante porcentaje de mujeres
que No responde, vemos que, entre aquellas que sí lo hacen, las que viven en España desde hace menos
de un mes son mujeres que trabajan menos de 20 horas (11%) y otras trabajan más de 40 horas semanales
(11%). Quienes residen en España de 1 a 5 años son las que en mayor proporción trabajan más de 40
horas (18%). Por tanto, no podemos asegurar que mejoren las condiciones de trabajo cuanto más tiempo
lleven residiendo en España, al menos en lo que respecta al número de horas trabajadas.

+85.
3. La experiencia laboral previa a la decisión de emigrar
Las trayectorias laborales de las mujeres inmigrantes no comienzan con su llegada a España. En la
mayoría de los casos llegan con una experiencia laboral previa y significativa. Por eso, uno de los aspectos
fundamentales para entender la vida laboral de las mujeres trabajadoras e inmigrantes es conocer el
recorrido de su experiencia laboral, así como los diferentes trabajos por lo que han ido pasando.

3.1. La situación laboral anterior a la emigración


Para ello se hace necesario analizar la situación laboral anterior a decidir salir de su país de origen.
Así, se comprueba que el 64,3% era población activa en sus países. Un 42% estaban trabajando y el 23%
declaró no estar empleada cuando decidió emigrar. En cambio, el 38% eran mujeres inactivas laboralmente
dedicándose a estudiar, al trabajo de casa, como jubiladas o manteniéndose con la ayuda familiar.

Igualmente, para conocer la situación laboral anterior a mudarse de país resulta de interés para
analizar la correspondencia que había en estas mujeres entre su situación laboral y el nivel de estudios
más alto obtenido. Como ya se ha comentado, el nivel de estudios de las mujeres que residen en nuestra
comunidad autónoma es elevado. Los estudios secundarios, medios o profesionales son el nivel formativo
mayoritario entre estas mujeres pues casi el 50% dice tenerlo. Del mismo modo, casi el 20% tiene estudios
superiores o universitarios (tabla 7). Pero volviendo a la relación entre las variables señaladas, observamos
que las mujeres sin estudios estaban trabajando. En cambio, aquellas con estudios primarios se
caracterizaban por trabajar en la casa (35%). Las que tenían estudios secundarios trabajan en mayor
proporción (39%), del mismo modo que las mujeres con estudios superiores o universitarios (61%). No
obstante, de estas dos últimas categorías el 21% y el 14%, respectivamente, estaban buscando un empleo
hasta venirse a España.

+86.
La situación laboral anterior dista mucho del país de procedencia de las mujeres. Por un lado, entre
las que declararon estar buscando trabajo, éstas proceden fundamentalmente de Colombia (24%),
Rumanía (15%) y Bolivia (14%). Estudiando se encontraban las mujeres de procedencia marroquí con un
21%, seguidas de las mujeres dominicanas (19%). Mientras que la dedicación a las labores del hogar era
característica de aquellas cuyo país de origen es Marruecos o Colombia, siendo en ambos casos un 21%.
Esta menor incorporación de la mujer al trabajo puede estar derivada de un comportamiento más
tradicional de la mujer en la vida social de estos países9.

+87.
3.2. La rama de actividad en la que trabajar antes de emigrar

Tras conocer cuál era la ocupación laboral de las mujeres antes de venir a España surge también el
interrogante de saber en qué sector de actividad desarrollaban su trabajo aquellas que, lógicamente, se
encontraban trabajando en ese momento. De esta forma, comprobamos que, en primer lugar, muchas
de las mujeres trabajaban en empleos muy feminizados. Es el caso de un 9% que trabajaba cuidando
niños y ancianos. Aunque también hay que decir que un 8% de ellas estaban empleadas en la actividad
industrial y un 8,5% en la hostelería mientras que un 7,3 lo hacía en trabajos administrativos. Por el
contrario, los empleos más cualificados como la enseñanza, los servicios sanitarios y las tareas de gestión
son los sectores menos ocupados por las mujeres que decidieron emigrar.

Por país de procedencia vemos que el trabajo en el sector agrícola era desarrollado sobre todo por
mujeres búlgaras, ecuatorianas y rumanas. En la industria habían trabajado fundamentalmente las mujeres
cuyo país de origen es Marruecos (24%). De la misma forma, comprobamos que en los sectores
ocupacionales que requieren mayor cualificación como la enseñanza se concentran las mujeres búlgaras
(21%) y en los sectores sanitarios se reparte entre colombianas y peruanas.
Por el nivel de estudios se muestra en general que las mujeres que trabajaban en los sectores que
requieren más cualificación para su desempeño poseen también un grado de estudios alto o acorde al
trabajo que realizaban. Así, observamos que mientras que la industria, el comercio y la hostelería agrupaban
a las mujeres con estudios básicos o secundarios, en los servicios sanitarios, en tareas de administración
y la enseñanza ellas tenían estudios medios o universitarios. Aunque, lógicamente, en el caso de la
enseñanza el 71% tenía una formación universitaria. Por tanto, en términos generales parecía que hay
una coherencia entre la formación y el empleo. No obstante, esta afirmación no sería del todo cierta en
el caso de quienes trabajaban en la agricultura, pues el 63% tenía estudios secundarios (63%).

9 CACHÓN, op. cit., 2009: 207.

+88.
+89.
3.3. La categoría laboral de las trabajadoras antes de emigrar

Una vez que conocemos el sector en el que las mujeres inmigrantes trabajaban cuando residían en
sus países de origen, queremos seguir conociendo más datos sobre su situación laboral de esta etapa,
en este caso, la categoría laboral que ocupaban anteriormente. En el gráfico, vemos cómo la categoría
profesional más común era la de asalariada del sector privado con un 31%. Este estado era seguido por
el casi 14% que trabajaba como asalariada en el sector público y un 6,5% era trabajadora autónoma o
independiente. No obstante, hay que advertir de que el alto porcentaje que se muestra en la opción “otra
situación” no es del todo real ya que se incluyen también aquellas que declararon no tener un trabajo
antes de emigrar a España.

4. Planificación de la situación laboral en el país de destino: contratación anterior a residir en España

Tras conocer de una forma completa cuál era la situación laboral anterior de las mujeres que hoy
en día habitan en España, otra cuestión a analizar es cómo ellas planificaron su futura situación laboral
o personal en el país de destino. En este sentido, uno de los rasgos más relevantes es saber si antes de
llegar a España tenían un acuerdo o contrato de trabajo o si, por el contrario, llegaron con un futuro
laboral incierto. Para ello, les preguntamos ¿Llegó a España con contrato o acuerdo de trabajo? En
respuesta, los resultados muestran que más de la mitad de ellas, un 53%, no tenían ningún empleo o
acuerdo de trabajo. En cambio, parece que casi un 29% de ellas llegaron con la seguridad de que a su
llegada ya contaban con un empleo programado. Por tanto, muchas de estas mujeres se “lanzan” a probar
suerte en otros países y a buscar un empleo una vez que se instalan en el país sin saber si lo encontrarán
o no.

+90.
Las mujeres con contrato se ubican concretamente en cuatro de las nueve provincias castellanas.
Aunque las diferencias entre unas y otras son pequeñas, la primera provincia que cuenta con más mujeres
con un acuerdo previo antes de llegar a España es Salamanca con el 19% de ellas. Le sigue Palencia con
casi un 17%, Valladolid con un 18% y Segovia con un 15%. Por otro lado, vemos que Valladolid ha sido
la provincia que agrupa a más mujeres sin contrato de trabajo anterior a su emigración (25%), además
de ser también esta provincia la que concentra al mayor número de mujeres que llegaron no para trabajar
sino para seguir viviendo con sus familiares (33%).

+91.
Igualmente, es importante conocer el país de procedencia de las mujeres en función de la existencia
o no de un acuerdo o contrato de trabajo. Como muestra la tabla n.º 10, hay cuatro países de origen de
los que proceden las mujeres que tenían contratos de trabajo. Es primer lugar, casi el 23% de ellas
proceden de Colombia. Estas son seguidas por las mujeres que proceden de la República Dominicana
(19%), Perú (18%) y Marruecos (17%).

5. Historia laboral en España

Muchos son los factores que van a determinar la historia laboral de las mujeres inmigrantes en el
mercado de trabajo: su situación legal, su edad, país de procedencia, experiencia laboral, conocimiento
de la lengua, cualificación o incluso las propias expectativas u objetivos de las mujeres.

5.1. El período de tiempo en encontrar un trabajo tras llegar a España

Siguiendo la secuencia de las trayectorias laborales de las mujeres inmigrantes que hoy residen en
Castilla y León, ahora nos detendremos en su situación laboral una vez que ellas se trasladaron a vivir a
España. Ya hemos visto que casi un 29% llegó con la seguridad de tener un empleo. Sin embargo, el resto
tuvo que enfrentarse a la búsqueda de un trabajo. En general, éstas declaran no haber tardado demasiado
tiempo. El 21,5% tardó menos de un mes en empezar a trabajar. Si bien, hay un 30% que tardó entre 1
y 12 meses y un 9% entre uno y más de tres años. Incluso, todavía casi un 10% no lo ha encontrado
todavía, tal y como muestra el siguiente gráfico.

+92.
Burgos y Soria son las provincias donde menos tiempo tardaron en encontrar trabajo ya que el 34%
y el 40%, respectivamente, lo hicieron en menos de un mes. En la provincia de Valladolid, entendiendo
que es la más grande y la que más posibilidades de empleo puede tener, por lo general tardaban entre
uno y tres meses.

+93.
Las mujeres más jóvenes son las que más problemas tienen a la hora de conseguir un trabajo pues,
como muestra el gráfico, el 44% de las mujeres que aún no consiguieron trabajo son mujeres entre 16
y 24 años. Igualmente, éstas son el colectivo, junto aquellas entre 25 y 39 años, que tardan más de 3 años
en tener un empleo tras haber llegado a España (44% en los dos casos).

En relación al nivel de estudios, la tabla muestra que encontrar un trabajo en menos tiempo no
depende de un mejor nivel de estudios. El 44% de aquellas que declaran no tener ningún tipo de estudios
tardaron menos de 15 días. Quizá, precisamente, por ello y por su escasa especialización se adaptan
mejor a cualquier tipo de trabajo. Algo similar parece ocurrir con aquellas que tienen estudios primarios,
pues el 18% tarda entre 15 días y 1 mes. A medida que aumenta el nivel de estudios, las dificultades en
encontrar un trabajo también crecen. Así, el 30,8% con estudios secundarios y el 30% con estudios
universitarios tardaban de un mes a 12 meses.

+94.
5.2. El modo de conseguir el primer empleo en España

Otra cuestión importante para analizar la situación laboral de este colectivo de mujeres es la forma
de conseguir el primer empleo. Las opciones son varias y van desde los métodos más formales, como
las oficinas públicas de empleo o de una empresa de colocación o de trabajo temporal, hasta los más
informales, como pedir trabajo directamente a un empresario o utilizando los contactos personales. Esta
última es la opción más habitual. Cerca de un 27% señala que su primer empleo lo consiguió a través
de los contactos que tenían sus amigos o familiares. Este dato cobra mayor relevancia porque a éste se
une un 11 % que dicen haberlo conseguido a través de otros inmigrantes. Igualmente, los organismos
no gubernamentales como Cruz Roja o Cáritas son los siguientes en proporcionales un contacto con el
que conseguir un empleo (10,5%). Esto supone que los organismos públicos dedicados específicamente
a este cometido, como el INEM o similares, no llegan a este colectivo. Por tanto, se constata la importancia
de las redes personales a la hora de lograr tener un trabajo en el país de destino.

Frente a las otras provincias, Valladolid se muestra en mayor medida como el lugar donde más se
recurre a los contactos personales en la búsqueda de un empleo. Ésta es seguida por Segovia (16%) y
Burgos (11%), también dos de las provincias con mayor actividad de Castilla y León. Cuando quienes han
hecho posible que ellas encontraran un empleo han sido otras personas inmigrantes, la situación cambia
respecto a la provincia, pues después de Valladolid, los lugares donde más se señala esta opción es
Salamanca y León (17,9%, en ambos casos).
En todos los grupos de edad dentro del colectivo de mujeres inmigrantes se declara que la opción
a la que más recurrieron cuando buscaban su primer empleo fueron los contactos personales. Aunque
son, no obstante, las más mayores quienes en mayor medida encuentran trabajo a través de esta opción
(41%). Por otro lado, observamos que a las mujeres entre 40 y 54 años, después del uso de los contactos
personales, las ONG son los organismos que más las han ayudado en este sentido.

+95.
+96.
5.3. El tipo de trabajo del primer empleo: regular / irregular

Una vez que conocemos cómo se llego al primer empleo es importante saber qué tipo de relación
contractual tenía éste. En este sentido, el escenario nacional se caracteriza por tener un importante
porcentaje de la población inmigrante que trabaja de un modo sumergido, esto es, sin ser registrado en
la Seguridad Social. Se trata de una cuestión que nada tiene que ver con la situación legal administrativa
de los individuos, bien sea ésta, con o sin permiso de trabajo, con o sin permiso de residencia. Los datos
generales de España estiman que entre 2006 y 2008, el 25% y 30% de la población inmigrante ocupada
trabajaba de modo sumergido10. Aquí en Castilla y León, entre las mujeres inmigrantes predomina la
precariedad laboral femenina ya que trabajan sin contratos y temporalmente. Del mismo modo, cuando
se trata de un empleo formal es habitual la inestabilidad de los contratos (6% de trabajo indefinido) y,
en menor medida, los empleos a tiempo parcial (2%).

Por un lado, el trabajo sumergido predominaba en las mujeres que residen en la actualidad en
Valladolid, Soria y Burgos. Por otro, quienes trabajaban con contratos temporales se ubicaban en Valladolid,
Salamanca y Segovia. En cambio, las mujeres con contratos a tiempo parcial se sitúan en la provincia de
León. Asimismo, se percibe que es en Valladolid donde los trabajos son más estables (40%).

+97.
Por país de procedencia vemos algunas peculiaridades. Los trabajos de economía sumergida son
ocupados fundamentalmente por mujeres colombianas (18%) y marroquíes (17%). Las mujeres colombianas
son también las que en mayor medida ocupaban los puestos de trabajo temporal con uno 27%, seguidas
de aquellas que proceden de Ecuador y Marruecos (15%). Por el contrario, los trabajos más estables, esto
es, aquellos con contratos indefinidos, eran los de las mujeres rumanas (25%).

10 JIMENÉZ-RIDRUEJO AYUSO al. (2009): El efecto de la situación social de los inmigrantes sobre su comportamiento
laboral y repercusiones en la afiliación a la Seguridad Social, Ministerio de Trabajo e Inmigración, págs. 164.

+98.
5.4. Mobilidad ocupacional laboral

Lógicamente, los trabajadores no tenemos una trayectoria laboral lineal y estática. A lo largo de
nuestra vida laboral pasamos por varios empleos y tipos de trabajo. En el caso de las personas que viven
la experiencia de cambiar de país les ocurre lo mismo y, si cabe, aun en mayor medida ya que la flexibilidad
es una de las características que el mercado de trabajo valora de los inmigrantes. Esta movilidad no
supone sólo cambios en los puestos de trabajo sino también incluye una movilidad geográfica (no tratada
en este estudio), un cambio en las relaciones personales o vecinales, es decir, todo aquello que les rodea.
De esta forma, hemos querido rastrear el itinerario laboral del colectivo de mujeres que nos ocupa,
centrándonos sobre todo en la actividad laboral donde desempeñaron sus trabajos, desde el primero a
los siguientes, en caso de haberlos habido.
Los resultados nos muestran que los primeros empleos de las mujeres cuando llegan a España suelen
ser como asalariadas en cuatro actividades muy concretas pertenecientes al sector servicios y el sector
agrario. En un primer momento, el trabajo más habitual es el servicio doméstico empleando a casi el
36% de ellas. Éste es seguido por otro muy similar, que es el cuidado de niños y personas mayores donde
se ocupó un 25%. Del mismo modo, es también destacable el trabajo en la hostelería, una actividad que
fue señalada por el 13% de las mujeres. Finalmente, la actividad agroganadera ha sido la que agrupaba
a más mujeres en su primer trabajo (11%). Es decir, que el trabajo en los servicios de proximidad (servicio
doméstico y cuidado de niños o ancianos) son para estas mujeres la actividad laboral con la que acceden
al mercado de trabajo. Un hecho que no deja de ser paradójico para ellas puesto que cuidan a los hijos
y padres de las mujeres autóctonas mientras que los suyos están en sus países de origen. Estos datos se
asemejan a otras investigaciones que también muestran que es la puerta de entrada laboral para ellas,
que tras estar un tiempo en esta actividad, intentan dar el paso hacia la hostelería, los servicios de limpieza
o atención a personas con discapacidad11.

11 CACHÓN, op.cit.: pág 240.

+99.
Pero también estos datos nos muestran que las mujeres inmigrantes se concentran en actividades
muy concretas, mostrando una segregación ocupacional importante.
En cuanto a la relación entre la procedencia de las mujeres y su primer empleo en España, vemos
que aquellas que se ocuparon en la agricultura o ganadería eran sobre todo mujeres con nacionalidad
marroquí (36,8%) y rumanas (13,2%). Las mujeres cuyo primer trabajo se desarrolla cuidando niños y
ancianos proceden en su mayoría de países como Colombia y Bolivia, en menor medida. La venta y
gestión es, sin embargo, un trabajo ocupado generalmente por las mujeres argentinas. En cambio, en
los servicios de limpieza trabajaban mujeres colombianas (31%) y rumanas, bolivianas y ecuatorianas
(16%), en menor medida. Mientras, en el servicio doméstico no hay diferencias significativas por
nacionalidad, destacan las mujeres de procedencia colombiana (19%).

+100.
+101.
Un dato importante de conocer es si el primer trabajo que encuentran cuando llegan a España es
similar al trabajo que tenían en sus países de origen. En este sentido, se muestra que aquellas cuyo primer
trabajo en España fue en la agricultura, el 11%, también trabajaron en la agricultura antes de emigrar.
Aunque mayoritariamente éstas declararon trabajar en otras ocupaciones. Por ejemplo, un 11% trabajaba
en la Enseñanza y un 5,3% lo hacía en los servicios sanitarios y en trabajos administrativos. En la actividad
de cuidado de personas, gran parte de ellas procedían de trabajos relacionados con la industria y un 14%
trabajaba en esta misma actividad en su país.

+102.
+103.
Del conjunto de mujeres entrevistadas, muchas de ellas han tenido un segundo empleo. De todas,
el 65% declaró haber tenido un segundo trabajo tras llegar a España. Verdaderamente, el tipo de actividad
de este segundo empleo no es diferente del primero. La actividad más ocupada como segundo empleo
es el cuidado de niños y ancianos con un 19% de ellas. Le sigue el servicio doméstico y la hostelería, en
la que trabajaron un 15% en ambos casos y las empresas de limpieza con un 6% de mujeres.

Para conocer si ha habido algún tipo de mejora o simplemente de cambio entre el primer y el
segundo trabajado cruzamos ambas variables. Así, el 42% de las mujeres mantienen la actividad agrícola
en su segundo empleo. No obstante, otro 42% trabajó anteriormente en el servicio doméstico. En el
comercio, el 33% se mantiene en la misma actividad pero otro 66% procede de la agricultura y del cuidado
de personas. Esta última actividad es la que mantienen más mujeres que permanecen en el mismo
trabajo, sin embargo también es la que recoge a más mujeres procedentes de distintos tipos de trabajo
como la hostelería (10 %), el servicio doméstico (22%). Así mismo, a la hostelería llegan mujeres que
trabajaban en el servicio doméstico (43%) y en el cuidado de personas (28%). Por tanto, podemos decir
que los trabajos del cuidado de niños y ancianos junto a los de hostelería son aquellos en los que
habitualmente se mueven las mujeres tras su primer empleo.

+104.
+105.
Como tercer empleo femenino, éstas siguen manteniéndose ocupadas en el trabajo de cuidado de
niños y ancianos (13%), muy seguidos de la hostelería (12%) y el servicio doméstico (11%).

6. La perspectiva de crear un negocio propio

Una de las posibilidades que tienen las mujeres inmigrantes respecto al empleo es la de crear su
propio empleo. Aunque esta posibilidad no se llegue a materializar es interesante conocer si se trata de
una expectativa de futuro entre nuestro colectivo de estudio. Ser empresario sin asalariados o empleador
entre la población inmigrante es una figura poco habitual sobre todo si la comparamos con la población
española. El peso de los inmigrantes que trabajan por cuenta propia es significativamente menor que
el de los españoles. Únicamente un 15% tiene un negocio propio o trabaja por cuenta propia. En su
mayoría, se trata de negocios dedicados a la alimentación, al vestido o la comunicación12. Y muchos de
quienes están autoempleados son ciudadanos procedentes de Rumanía y Bulgaria13. De este modo, lo
que muestra el gráfico es una leve mayoría de mujeres que en algún momento de su estancia en España
han pensado en la posibilidad de montar su propia empresa.

12 CACHÓN, Op. Cit.: 219-220.


13 La razón por la que hay un alto porcentaje de búlgaros y rumanos trabajando por cuenta propia es debido a la
limitación temporal de circulación para trabajar en España por cuenta ajena que han tenido los ciudadanos procedentes
de los nuevos Estados Miembros de la Unión Europea hasta mediados de 2009. De este modo, la única estrategia para
poder trabajar en España era crear pequeñas empresas “dándose de alta” en la Seguridad Social como trabajadores
autónomos y trabajando como empresa subcontrada, sobre todo, en la construcción. Op. cit.: págs. 219.

+106.
Valladolid, Salamanca y Soria son las provincias que agrupan a más mujeres que alguna vez han
pensado en “establecerse por su cuenta propia”.

Estas mujeres que señalan que alguna vez han pensado en crear un negocio son mayoritariamente
mujeres jóvenes entre 25 y 39 años, mientras que las mujeres mayores son las que en menor medida
han pensado en establecerse por su cuenta.

+107.
Por nacionalidad vemos que aquellas mujeres con mayores inquietudes empresariales tienen
fundamentalmente nacionalidad colombiana (18,5%). Le siguen las mujeres con otras nacionalidades
distintas como la ecuatoriana, boliviana y marroquí con un 12%, todas ellas.

El autoempleo es más propio de mujeres con mayor nivel de estudios.

+108.
Las paradas cobrando prestación por desempleo son las que en mayor proporción han pensado en
esta posibilidad alguna vez.

7. Conclusiones

1.º Esta investigación viene a remarcar la ya manifestada, en numerosos trabajos, existencia de la


precariedad laboral que viven las mujeres inmigrantes en el mercado de trabajo ya que sus empleos
tienden a ser realizados fuera de toda contabilización fiscal, y cuando sí lo están, son realizados a tiempo
parcial o temporales. Por tanto, su situación laboral está lejos de la estabilidad laboral objetiva, que no
subjetiva14, de estas mujeres.
2.º La puerta de entrada de estas mujeres al mundo laboral en Castilla y León es a través de los
trabajos en los llamados servicios de proximidad, esto es, aquellas actividades remuneradas que satisfacen
las necesidades de las personas y de sus familias, tales como el cuidado de personas mayores, niños,
enfermos o trabajos a domicilio. Este dato viene a confirmar la segregación ocupacional que viven las
mujeres inmigrantes en España. En cualquier caso, la agricultura también es una de las ramas de actividad
que éstas suelen ocupar como primer empleo, sobre todo, las mujeres con nacionalidad marroquí y
rumana.
3.º Son mayoría las mujeres inmigrantes que llegan a España sin un futuro laboral planificado puesto
que no contaban con un contrato de trabajo previo a su llegada. De forma que lo habitual es buscarlo
una vez que ya residen aquí. Sin embargo, esto no significa que no haya mujeres que sí llegaron con un
acuerdo de empleo anterior (29%). Sobre todo es habitual entre las de nacionalidad colombiana y mujeres
solteras. Además, éstas se ubican en su mayoría en las provincias de Salamanca, Palencia, Valladolid y
Segovia.

14 Es importante resaltar esta diferencia ya que VALENCIA OLIVEIRA viene a distinguir entre estabilidad objetiva y
subjetiva pues entiende que muchas mujeres consideran que logran la estabilidad laboral, no cuando obtienen unas
mejores condiciones de trabajo (más salarios, registro de contratos, menor número de horas y días trabajados, etc.),
sino cuando ellas se sienten seguras de que conocen el mercado de trabajo y saben moverse en éste o cuando
eliminan la incertidumbre que plantea una situación laboral extrema y son capaces de superarla. Op. cit.pág. 80.

+109.
4.º El período de tiempo que las mujeres emplean en encontrar un trabajo viene a durar entre uno
y doce meses, si bien lo más habitual es entre uno y tres meses. Burgos y Soria son las provincias donde
las mujeres tardan menos tiempo en encontrar un trabajo y las mujeres bolivianas son las que encuentran
trabajo más rápidamente. En este mismo sentido, el nivel de estudios alcanzado no es una variable
determinante a la hora de conseguir un trabajo en más o menos tiempo. Precisamente, ocurre lo contrario
puesto que aquellas que tienen menor nivel de estudios (elementales o sin estudios) tardan menos
tiempo (de 15 días o menos de un mes).
5.º El procedimiento más utilizado y efectivo para encontrar un empleo suele ser a través de los
contactos personales (amigos, familiares y compatriotas). Aunque también es habitual conseguirlo
mediante las ONG, como Cruz Roja o Cáritas. Las mujeres entre 40 y 54 años, así como quienes estaban
divorciadas y separadas son las que fundamentalmente recurren a las ONG, quizá debido a que, en el
caso de las primeras, tienden a ser uno de los grupos desfavorecidos en el mercado de trabajo y, en el
caso de las segundas, puede que porque no tienen ese resguardo familiar o de amistades que les
proporcione los posibles contactos necesarios para conseguir un trabajo.
6.º La mayoría de las mujeres llegan a España con una experiencia laboral previa y estaban “en activo”
laboral en sus países de origen y en el momento en que deciden emigrar. Para las mujeres de Colombia
y Bolivia, estos trabajos eran el cuidado de niños y ancianos, industria y hostelería, mientras que para las
búlgaras y rumanas era la agricultura. Si bien, también un 23% de ellas se encontraba en situación de
desempleo.
7.º Aquellas mujeres con mejores niveles de estudio eran las que ocupaban en sus países de origen
los puestos de trabajo más especializados como la enseñanza, los servicios sanitarios o las tareas
administrativas.
8.º La población femenina inmigrante activa de Castilla y León es por lo general joven y casada y se
agrupa en las provincias de Valladolid y Salamanca, teniendo un 11% de ellas dos o más empleos. La
multiplicidad de empleos es propio de las mujeres que residen en las provincias de Salamanca y Valladolid
y tienen nacionalidad colombiana.
9.º Muchas son las mujeres que pasan a tener un segundo o tercer empleo una vez ya instaladas en
España. Los siguientes empleos, en general, no son muy diferentes de los ocupados primeramente pues
el cuidado de niños y personas y el servicio doméstico se mantienen como los segundos empleos más
realizados. Pero, si bien la hostelería es también una ocupación a la que las mujeres suelen “saltar” después
de su primer empleo en el servicio doméstico o en el cuidado de personas.
10.º Para algunas mujeres montar un negocio es una posibilidad que se han planteado alguna vez.
Éstas tienen un perfil específico ya que, fundamentalmente, residen en la provincia de Valladolid, estaban
desempleadas, tienen entre 25 y 39 años, su estado civil se caracteriza por estar viudas o separadas,
además tienden a tener estudios secundarios o superiores.

+110.
≈ Índice de tablas

Tabla 1. Situación laboral actual, por provincia


Tabla 2. Situación laboral actual, por nivel de estudios
Tabla 3. Existencia de más de un trabajo, por país de procedencia
Tabla 4. Horas trabajadas a la semana, por provincia donde habitan
Tabla 5. Horas trabajadas a la semana, por años que residen en España
Tabla 6. Situación laboral anterior a emigrar
Tabla 7. Situación laboral anterior a emigrar, por nivel de estudios
Tabla 8. Situación laboral anterior a emigrar, por país de origen
Tabla 9. Sector de actividad donde trabajaban antes de emigrar, por país de origen
Tabla 10. Existencia de contrato de trabajo antes de emigrar, por país de procedencia
Tabla 11. Tiempo en encontrar un empleo, por provincia donde habitan en la actualidad
Tabla 12. Tiempo en encontrar un trabajo, por nivel de estudios
Tabla 13. Forma de conseguir el trabajo, por provincia en la que residen
Tabla 13. Tipo de contrato por la provincia donde residen
Tabla 15. Tipo de contrato, del primer trabajo por país de procedencia
Tabla 16. Actividad en la que se ubica el primer trabajo, por el país de procedencia
Tabla 17. Actividad en la que se ubica el primer trabajo, por actividad en la que trabajaba antes de emigrar
Tabla 18. Actividad en la que se ubicaba el segundo trabajo, por actividad en la que se ubicaba el primero
Tabla 19. Posibilidad de crear su propio negocio, por país de procedencia
Tabla 20. Expectativa de crear su propio negocio, por situación laboral actual

≈ Índice de gráficos

Gráfico 1. Situación laboral actual


Gráfico 2. Situación laboral actual, por edad
Gráfico 3. Situación laboral actual, por existencia de hijos
Gráfico 4. ¿Tiene usted más de un trabajo?
Gráfico 5. Existencia de más de un trabajo
Gráfico 6. Existencia de más de un trabajo, por edad
Gráfico 7. Horas trabajadas a la semana
Gráfico 8. Sector de actividad donde trabajan antes de emigrar
Gráfico 9. Sector de actividad donde trabajan antes de emigrar, por nivel de estudios
Gráfico 10. Categoría laboral de las mujeres antes de emigrar
Gráfico 11. Existencia de contrato o acuerdo de trabajo antes de emigrar
Gráfico 12. Existencia de contrato o acuerdo de trabajo antes de emigrar, por provincia de residencia
Gráfico 13. Tiempo que tardó en encontrar trabajo
Gráfico 14. Tiempo que tardó en encontrar trabajo, por edad
Gráfico 15. Medio por el que consiguió su primer empleo
Gráfico 16. Medio por el que encuentran su primer trabajo, por edad
Gráfico 17. Tipo de contrato del primer empleo
Gráfico 18. Mujeres que declaran trabajar bajo economía sumergida, por provincia donde residen
Gráfico 19. Actividad laboral del primer trabajo en España
Gráfico 20. Actividad laboral del segundo trabajo
Gráfico 21. Actividad laboral del tercer trabajo
Gráfico 22. Expectativas de crear su propio negocio
Gráfico 23. Expectativas de crear su propio negocio, por provincia donde habitan
Gráfico 24. Expectativas de crear su propio negocio, por edad
Gráfico 25. Expectativas de crear su propio negocio, por nivel de estudios

+111.
[ Las condiciones laborales de la mujer inmigrante en Castilla y León
Ana Negro Macho

1. Introducción

2. La calidad de trabajo como estrategia de análisis

3. La satisfacción laboral de la mujer inmigrante

4. Aspectos específicos del puesto de trabajo

5. Las condiciones de empleo en Castilla y León para la mujer inmigrante

6. Proyecto migratorio de la mujer en Castilla y León: perspectiva de futuro

7. Conclusiones

+113.
Las condiciones laborales de la mujer inmigrante en Castilla y León | Ana Negro Macho

1. Introducción

La intensidad del fenómeno inmigratorio en España, en los últimos años, ha desencadenado una
corriente de investigación desde diferentes áreas de conocimiento como son la sociología, la economía,
el derecho y la política. No en vano, cuestiones como la inmigración y el trabajo se han situado como
las principales preocupaciones de los españoles, tal y como lo demuestran los barómetros del Centro
de Investigaciones Sociológicas, siendo a partir de septiembre de 2006 cuando los ciudadanos perciben
la inmigración como el primer problema que tiene España. Este ascenso tan significativo de la
preocupación por este tema, que no deja de tener una alta tasa de volatilidad, resulta poco explicable
si nos detenemos en observar las variables económicas. Según los primeros estudios que se han
realizado sobre el impacto de la inmigración en nuestra economía, sus resultados son muy positivos
para el crecimiento económico y demuestran que ésta ha contribuido al sostenimiento de nuestro
Estado de Bienestar (CUBERO y FERNÁNDEZ, 2006), además de haber provocado un incremento de
la tasa de actividad, especialmente para las mujeres. Asimismo, no parece que esté teniendo lugar una
competencia entre trabajadores inmigrantes y trabajadores nacionales en el mercado de trabajo, dado
el tipo de actividades para las que son requeridos tanto desde la perspectiva de la ocupación como
del sector. Por lo que no nos cabe la menor duda del papel relevante que juegan otras variables y
sobre todo las variables socio-económicas.
Independientemente del saldo migratorio, en la mayor parte de los países el flujo migratorio se
concentra en determinadas regiones y ciudades, por lo que el impacto social y económico de la
inmigración tiende a percibirse de forma más intensa (LAPARRA y CACHÓN, 2009). En nuestro país la
inmigración no se distribuye de una forma homogénea, se concentra en algunas zonas, por lo que
hay diferencias en el número de inmigrantes en las provincias, también en su procedencia y en el lugar
que se localizan. Dicho de otra forma, no es igual la inmigración en Castilla y León, ni la que acoge sus
provincias, que la que existe en Comunidades Autónomas como Cataluña o Andalucía y sus respectivas
ciudades. Consecuentemente las diferencias en la estructura económica y demográfica, la situación
del mercado de trabajo y la configuración de las políticas sociales dan lugar a distintas situaciones.
No podemos desdeñar la actual crisis económica, que de alguna manera ha hecho que se reavive
el debate sobre la inmigración. Esta crisis está teniendo efectos muy rápidos en la destrucción de
empleo, sobre todo en sectores donde tradicionalmente se ocupan los inmigrantes. Esto puede suponer
una disminución del “efecto llamada” del mercado de trabajo de otros tiempos, o bien repetir estrategias
pasadas de sumergir la actividad económica y extender la contratación irregular, con la consecuente
repercusión en las condiciones de trabajo. Como primera medida observamos cómo la inmigración
entra en el debate político con más fuerza si cabe. La preocupación por este fenómeno incluye una
variable más en los últimos tiempos, que es el papel que juega la inmigración en una posible
competencia por el consumo de servicios públicos (AHN y VÁZQUEZ, 2007), aspecto poco estudiado
hasta el momento. Aunque sí podemos afirmar, con carácter general, que mientras el acceso a pensiones
y prestaciones de empleo es reducido, la presencia de los inmigrantes es mayor en las prestaciones
de asistencia social.
Independientemente de ese debate, uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es
la integración laboral de los inmigrantes. De alguna manera va a estimular de forma decisiva su
integración social tanto en el grupo del que forma parte en su organización, como para su grupo de
referencia. Pero, además, la igualdad y la no discriminación en el acceso al trabajo deben ser uno de
los retos a conseguir tras esta crisis económica. Como afirma M. PAJARES (2009) “… sí se quiere evitar
que la inmigración desestructure el mercado laboral, se le ha de integrar en la negociación colectiva
y se ha de eliminar la distinción entre inmigración y autóctonos en la competencia por los puestos
de trabajo”.

+114.
El principal desafío en materia laboral es crear empleos en cantidad y en calidad. Nuestro mercado
de trabajo se caracteriza por una clara fragmentación del trabajo en sectores, por sexos y estaciones
del año determinadas. En definitiva, el trabajo pasa por cierta precariedad, alta temporalidad de los
contratos cuyas modalidades son por obra y servicio, eventual y por interinidad. Esta temporalidad
afecta por igual a trabajadores nacionales o inmigrantes, pero éstos deben aceptar condiciones de
trabajo más duras, con muchas horas de trabajo, sueldos que rayan la subsistencia y, en muchos casos,
sin llegar a cotizar a la Seguridad Social por el trabajo que realizan (ORTEGA y AHMED, 2007).
Cuando nos referimos a calidad de trabajo incluimos una serie de dimensiones que van desde
mejorar la capacidad de inserción profesional de las personas a fomentar la igualdad de oportunidades
o promover la capacidad de adaptación por medio de una modernización de la organización del
trabajo donde intervengan todos los agentes sociales de las relaciones industriales. En nuestro análisis
vamos a estudiar cómo son los trabajos que realizan las mujeres inmigrantes en Castilla y León, y desde
una información subjetiva sobre las percepciones de las propias trabajadoras relativas a su puesto de
trabajo, estudiamos así su grado de satisfacción laboral en general y con distintos aspectos de su
trabajo, en particular. A partir de este enfoque nos fijamos en las características objetivas del empleo,
es decir, aspectos específicos de su puesto de trabajo y también relativos a su entorno de trabajo en
general.

2. La calidad de trabajo como estrategia de análisis

La calidad en el trabajo es un concepto difícil de definir debido al carácter relativamente complejo


y multidimensional que encierra. No existe una definición modelo en el ámbito académico que permita
clarificar dicho concepto y la dirección de la investigación de la calidad del empleo. En su acepción más
amplia abarca las características del empleo y del puesto de trabajo (horas de trabajo, sueldo, cualificación
necesaria,…), del entorno general del trabajo (mercado de trabajo, condiciones de trabajo, formación,
igualdad de género, diálogo social,…) y la percepción o valoración subjetiva del trabajador relativa a su
puesto de trabajo (satisfacción laboral, expectativas laborales,...). Hay que tener en cuenta que combina
tanto aspectos objetivos como subjetivos, de ahí la dificultad y los problemas en su medición.
Con una coyuntura económica favorable, en marzo de 2000 en el Consejo Europeo de Lisboa nace
la necesidad de una nueva Agenda de Política Social, y se establece el gran objetivo estratégico de la
Unión Europea para la próxima década (para el año 2010) consistente en “convertirse en la economía
basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente
de manera sostenible con más y mejores empleos y con mayor cohesión social”1, que requiere una
estrategia global. En este gran objetivo se entroncan los tres ejes del nuevo modelo social europeo: la
política social, la política económica y la política de empleo. Se liga la búsqueda de la cohesión social
(reduciendo la exclusión social, avanzando en la lucha contra las discriminaciones, mejorando la protección
social) a una política de empleo encaminada a la calidad laboral y a la consecución del pleno empleo,
sin dejar de lado el objetivo de crecimiento económico en términos de competitividad y dinamismo
económico.
La Comisión Europea aprueba en 2001 un marco para invertir en la calidad de empleo y considera
que está integrada por diez dimensiones, cada una de las cuales está cuantificada por una serie de
indicadores claves y contextuales. Así establece:
1. Calidad intrínseca del empleo. Referida a la satisfacción y perspectivas de mejora profesional
del trabajador, tanto desde un punto de vista salarial como de estatus.

1 Consejo Europeo de Lisboa, 23 y 24 de marzo de 2000. Conclusiones de la Presidencia.

+115.
2. Calificaciones, formación continua y desarrollo de la trayectoria profesional. Necesidad de
aumentar la inversión en recursos humanos por parte de autoridades públicas, individuos y
empresas.
3. Igualdad entre hombres y mujeres.
4. Salud y seguridad en el trabajo. Existencia de dolencias profesionales, enfermedades relacionadas
con el trabajo e incapacidades permanentes de origen profesional.
5. Flexibilidad y seguridad en el trabajo. Adaptabilidad a los continuos cambios y aceptación de
los trabajadores.
6. Inclusión y acceso al mercado de trabajo. Inserción al mercado laboral de todos los trabajadores
que lo deseen y estén capacitados.
7.Organización del trabajo y conciliación entre la vida profesional y la vida privada. Implica la
calidad en otras dimensiones de la calidad en el trabajo como la flexibilidad o la oferta de
estructuras adecuadas para el cuidado de hijos, de ancianos, etc.
8. Diálogo social y participación de los trabajadores. Clave para mejorar la calidad en el trabajo
perfeccionando las relaciones laborales.
9. Diversidad y no discriminación. Principio de igualdad de trato para todos los trabajadores sin
discriminación por razón de sexo, edad, discapacidad u origen étnico.
10. Rendimiento general. Relación entre calidad del empleo, productividad y rendimiento general
del trabajo.
De estas dimensiones nos centramos en las que nos parecen más relevantes para el estudio de la
mujer inmigrante. Así, nos detendremos en la calidad intrínseca del trabajo, que nos permite saber el
grado de satisfacción, desde una percepción subjetiva, con la actividad laboral que desarrolla la mujer
inmigrante en Castilla y León. Nos interesa estudiar la calidad relativa a las condiciones de empleo y para
ello tomamos variables relacionadas con cuestiones salariales o retributivas, la existencia de la precarización
del empelo o seguridad temporal. Pero, además, analizamos aspectos relacionados con las condiciones
de trabajo donde englobamos la autonomía o independencia a la hora de realizar su tarea, la exigencia
de una cualificación o la ausencia de riesgos laborales físicos o psíquicos en el puesto de trabajo.

3. La satisfacción laboral de la mujer inmigrante

La satisfacción laboral es considerada, por algunos autores, como un indicador para determinar el
nivel de calidad del empleo (ALONSO y POZO, 2002). Este indicador no deja de ser una percepción
subjetiva por naturaleza, pero que se haya influenciada por los elementos del contexto externo (PUJOL
y OSORIO, 2003). No cabe duda que es uno de los aspectos que comportan mayor dificultad a la hora
de ser medido, debido, sobre todo, a un componente subjetivo que va a depender de las características
que presenta un empleo para que un trabajador lo considere satisfactorio. El análisis de la satisfacción
en el trabajo está directamente relacionado con las concepciones que se realicen sobre el mismo trabajo,
así como con las expectativas que se tienen sobre él. Algunos autores lo analizan como el resultado
dinámico entre el nivel de aspiraciones y los resultados que logra el trabajador, es decir, la diferencia entre
“lo que espera” o “lo que le gustaría obtener” y “lo que realmente experimenta” (PARKER, 1981: 156).
Las mujeres inmigrantes encuestadas en Castilla y León, un 63,6%, se declaran satisfechas o muy
satisfechas con su trabajo actual, frente al 35,4% de ellas que están poco o nada satisfechas. Si bien es
verdad que estamos hablando de unos datos relativamente altos, quedan lejos de las cifras que las
mujeres autóctonas experimentan.

+116.
Es cierto que, por regla general, la mujer siempre ha mostrado un grado de satisfacción mayor que
los hombres en relación al ámbito laboral (gender-job satisfaction paradox); pero también es seguro que
la explicación la encontramos en las expectativas bastante más bajas de dichas mujeres. Es decir, la
diferencia entre lo que las mujeres esperan obtener (expectativa) y lo que obtiene realmente (lo que
experimenta). Pero además, la posición de desventaja de la mujer inmigrante en el mercado laboral, con
respecto a las mujeres castellanas y leonesas hace que los niveles de satisfacción sean más altos de lo
que consideraríamos a priori fundados, y la explicación la podemos obtener de la conocida paradoja
aplicada a la mujer e inmigrante, dado que las expectativas laborales de éstas no son altas.
Los resultados, hasta ahora comentados, apuntan en la misma dirección que otros estudios y encuestas
realizadas a través del tiempo. Tal y como señalan J.J. CASTILLO y C. PRIETO (1981: 54), esa pregunta casi
siempre arroja unas proporciones elevadas de personas que responden afirmativamente. La mayor parte
de las investigaciones empíricas realizadas, con muestras, contextos y metodologías diferentes, permiten
constatar que la mayoría de los trabajadores suelen manifestarse satisfechos con su trabajo. Estos datos
no son ni tan simples, ni tan claros, y deben ser objeto de un estudio más profundo que permita llegar
a su verdadero peso y valoración. En el caso que nos ocupa observamos, en el gráfico 1, cómo las dos
alternativas más contestadas son la de estar satisfecha (44,8%) y poco satisfecha (30,4%). El hecho que
esta última tenga estos valores nos hace prever la situación laboral que vive el conjunto de mujeres
inmigrantes en Castilla y León. Por ello deberemos analizar las causas que desencadenan esa insatisfacción
a más del 30% de la población inmigrante.
Gráfico 1. Grado de satisfacción de la mujer inmigrante en Castilla y León

+117.
A pesar de estas cifras que nos reflejan la existencia de una satisfacción laboral por parte de la mujer
inmigrante, cuando las preguntamos si cambiarían su trabajo, tan sólo un 8,3% declara que no lo haría.
Los principales motivos que manifiestan para cambiar de trabajo son: en primer lugar (63%), para mejorar
el sueldo, en segundo lugar (44,7%), para mejorar el horario y en tercer lugar, observamos varios motivos,
como son la necesidad de sentirse integrada, trabajar acorde con su cualificación o cambiar de sector
de actividad (20,4%, respectivamente).

Una explicación más detenida de estos datos nos hace fijarnos en un conjunto de variables cuyos
resultados darán sentido al nivel de satisfacción de la mujer inmigrante en Castilla y León. No olvidemos
que para un trabajador o trabajadora el nivel de satisfacción no es la simple suma de componentes
independientes, sino una combinación de éstos que interaccionan entre sí y de los cuales cada uno tiene
su valoración propia y diferenciada que efectúa el propio individuo (CASTILLO y PRIETO, 1990: 130).
De esta manera estudiamos las condiciones de trabajo a partir de aspectos específicos del puesto
de trabajo que ocupa, el entorno laboral que encuentran en Castilla y León y por último las perspectivas
de futuro de estas mujeres inmigrantes.

4. Aspectos específicos del puesto de trabajo

Uno de los objetivos básicos para cualquier trabajador, pero para el inmigrante, más si cabe, es la
vinculación contractual, pues supone su medio de subsistencia.
Las mujeres inmigrantes que se sitúan en Castilla y León, cuando son contratadas, en casi el 60% de
los casos la duración de ese contrato es temporal, frente al 22,7% que posee un contrato indefinido o
un 17,7% que declara no saber.

+118.
Esta temporalidad la sufren todas las mujeres independientemente del estrato de edad en el que se
encuentren. Aquellas que tienen entre 40 y 54 años a pesar de ser su relación laboral temporal en su
mayoría (48,4%), un 28,1% tiene un contrato indefinido. El segundo tramo de edad donde más contratos
indefinidos nos encontramos es entre 25-39 años, un 24,1%, pero la temporalidad en este tramo es muy
alta llegando a un 65,5%. No debemos olvidar las mujeres que declaran “no saber” cuál es la duración de
su contrato, que supone el 35% de las más jóvenes y un 23,4% de entre 40 y 54 años. Es decir, estamos
ante un 17,7% que sí trabaja, pero no tiene ningún tipo de contrato o acuerdo laboral.

Cuando nos adentramos en el nivel de formación debemos decir que entre las mujeres encuestadas,
un 44,8% tiene estudios secundarios, un 28,2% elementales y un 22,7% universitarios. El nivel de formación
no parece que repercuta de forma significativa en el tipo de relación contractual dado que la inmensa
mayoría tiene contratos temporales, pero sí observamos diferencias cuando nos detenemos en la duración
indefinida, puesto que aquellas mujeres que tienen estudios superiores porcentualmente disfrutan más
de esa vinculación estable. También debemos señalar que las mujeres inmigrantes que desconocen su
situación contractual tienen estudios secundarios o elementales, en su mayoría.

+119.
Las características del puesto de trabajo son uno de los elementos a tener en cuenta a la hora de
valorar la satisfacción o la calidad de un empleo. Así, observamos en el gráfico cómo las mujeres inmigrantes
consideran que realizan un trabajo rutinario, con cierto nivel de esfuerzo físico. Sí que han percibido,
aunque en menor medida, situaciones de riesgo o peligro en su puesto de trabajo. Los niveles de
discriminación, bien sea por sexo, por edad o por nacionalidad son muy bajos, aunque cuando se
encuentra es la nacionalidad la que prevalece con respecto a las anteriores. Por su parte, manifiestan el
prácticamente nulo acoso laboral o sexual.

+120.
Un hecho a tener en cuenta es la dispersión de las respuestas dentro del contínuum Nada–Mucho
propuesto en la pregunta del cuestionario. En nuestro análisis dicha escala la interpretaremos agregando
la respuesta en cinco variables cualitativas, así consideraremos: Nada (1), Poco (2-3-4), Algo, (5-6), Bastante
(7-8-9) y Mucho (10). De esta forma obtenemos cuando se le plantea a la mujer el grado de monotonía
o rutina de su trabajo, que un 18,9% afirma no ser nada monótono, un 27,2% lo califica de una rutina
media, es decir, su actividad laboral es algo repetitiva, mientras que un 28,4% y un 14,4% la califican de
bastante y muy monótona. Una tendencia similar se observa cuando hablamos del esfuerzo físico que
tiene que desempeñar en el trabajo la mujer inmigrante. Así, el 18,9% afirma no tener que hacer ningún
esfuerzo, mientras que un 22,3% catalogó el grado de esfuerzo en medio. Pero, un 33,4% considera su
esfuerzo físico alto, y un 9,4% declara que en su trabajo debe realizar mucho esfuerzo físico. Al calificar
la situación en el trabajo como de riesgo o peligroso, el 43,3% no han percibido ningún peligro, un 24,9%
ha tenido pocas situaciones de riesgo y un 17,8% alguna vez. En el otro extremo, un 10% declara haber
estado en situaciones de riesgo en bastantes ocasiones y un 3,9% muchas veces.
Cuando a la mujer inmigrante se la pregunta por si ha sentido o percibido discriminación por razón
de sexo, edad o nacionalidad, la respuesta en su gran mayoría es la de no percibir discriminación por
esas razones. Pero mientras por sexo y edad o no han sido discriminadas (73,9% y 72,8% respectivamente),
o en pocas (11,6%, por sexo y 13,9%, por edad) o alguna ocasión (6,7% y 7,3%, respectivamente), por
nacionalidad encontramos alguna variación. Cierto es que un 67,2% no ha sufrido discriminación por su
nacionalidad, un 11,6% pocas veces y un 10,5% en algunas ocasiones. Un 7,2% declara que bastantes
veces y un 3,3% en muchos momentos.

Cuando nos referimos al acoso bien sea laboral o sexual, la mujer inmigrante encuestada en su
inmensa mayoría declara no haber tenido dichos problemas en su trabajo. Aunque sí observamos que
el acoso laboral lo han sufrido las mujeres en algún momento, 3,9%, o pocas veces, 8,3%.
Las relaciones en el lugar de trabajo suele ser una más de las variables que nos ayudan a determinar
el grado de satisfacción con su actividad laboral. Que exista un buen clima laboral es algo importante
para el buen desarrollo del trabajo y para sentirse integrado en el grupo en que forma parte dentro de
la organización. De esta manera se les ha preguntado a las mujeres inmigrantes en Castilla y León cómo
describirían sus relaciones en su lugar de trabajo con sus superiores y con sus compañeros de trabajo
cuando son españoles o cuando éstos son inmigrantes. Para ello se propone una escala donde el 1
simboliza la relación como muy mala y el 10 muy buena. Debemos decir que la mujer inmigrante

+121.
trabajadora da una nota media alta a esas relaciones, lo que supone estar bastante satisfecha con el
ambiente laboral. Así con sus superiores o empleadores su relación la valoran en términos medios con
un 7,63, y con sus compañeros de trabajo también les resulta satisfactoria, aunque existen leves diferencias
entre sus compañeros inmigrantes (7,37) y los españoles (7,17), a favor de lo primeros.

Un análisis más detallado de estas relaciones nos hace observar cómo existen ligeras diferencias que
pasamos a detallar. Para ello, agregamos los datos de la siguiente forma: 1: muy mala; 2-3-4: mala; 5-6:
regular; 7-8-9: buena; y 10: muy buena. Así, cuando nos adentramos en las relaciones con sus superiores
obtenemos que mientras un 10,9% las declara como malas (6,9%) o muy malas (4%), y el 14,8% de
regulares, un 43,8% las considera buenas y un 30,7% muy buenas. Además de estas buenas relaciones
con sus empleadores o superiores, la tendencia es igual de satisfactoria con sus compañeros de trabajo,
aunque sí observamos ciertas diferencias cuando éstos son autóctonos o inmigrantes como ellas. Así
cuando hablamos de compañeros españoles, la mujer manifiesta tener una mala o muy mala relación
con ellos, un 11,7%, un 27,2% dice que ésta es regular. Mientras que un 33,9% declara tener una relación
de trabajo buena y un 27,3% muy buena. En cambio cuando nos fijamos en sus compañeros inmigrantes
se reduce hasta 7,4% las malas relaciones. Un 29,6% las califica de regulares y un 33,3% de buenas y un
29,6% de muy buenas.

+122.
En definitiva, cuando la relación de trabajo con los compañeros no es buena, lo es peor cuando éstos
son españoles, pero cuando es positiva no existen diferencias significativas entre si son, o no, personas
autóctonas.
La adecuación de nivel de formación con su puesto de trabajo es uno de los aspectos que más
controversia despierta. Por un lado, hace falta una convalidación de estudios, cualificaciones y títulos de
origen y, por otro lado, se hace necesario realizar unas acciones de formación y capacitación en capas
de población inmigrante para que no se vean excluidas. En el caso que nos ocupa tenemos que señalar
que el 42,8% considera que es el correcto, y un 43,3% que su puesto de trabajo es más “bajo” que su
formación y un 12,8% reconoce la necesidad de formación o adquisición de conocimientos distintos.

A continuación observamos cuál es el nivel de formación de las mujeres inmigrantes en Castilla y


León para determinar la satisfacción con su puesto de trabajo a partir del nivel de formación que tiene.
Así, obtenemos que del 27,8% de mujeres que declaran tener estudios elementales, un 60% de ellas
piensan que su trabajo sí tiene relación con su formación, frente a un 22% que lo considera más bajo.
El resto de mujeres con este nivel de estudios creen que necesitan formación para poder trabajar.

+123.
Por otro lado, entre las inmigrantes que manifiestan tener estudios secundarios, que en el caso que
nos ocupa es el 45%, la mitad de ellas (45,7%) considera que su trabajo es bajo para su formación y
prácticamente la otra mitad (43,2%) lo califica como el correcto.

El 22,8% de mujeres con estudios universitarios, en un 65,9% de los casos considera que su trabajo
está por debajo de su formación, sólo el 19,5% lo considera correcto y un 12,2% de ellas declara tener
una formación distinta a la actividad laboral que desarrolla. De esta manera observamos que a medida
que aumenta el nivel de formación más insatisfechas se muestran con el trabajo que desempeñan.
En el caso de aquellas mujeres que reconocen necesitar algún tipo de formación o adquirir una
distinta a la que posee, observamos cómo el nivel de estudios funciona como variable determinante. Así,
a medida que disminuye el nivel de estudios de las mujeres, mayor reconocimiento existe de la necesidad
de formación. En el segundo supuesto, son las mujeres universitarias sobre todo las que declaran necesitar
una formación distinta (12,2%). Este dato no hace más que redundar en la idea de que la mujer inmigrante
universitaria ocupa puestos o por debajo de su cualificación, o bien desarrolla trabajos que no tienen
que ver con su formación.

5. Las condiciones de empleo en Castilla y León para la mujer inmigrante

La trayectoria laboral de la mujer inmigrante en Castilla y León está determinada por el mercado
laboral de esta Comunidad Autónoma, de tal forma que dos de los hechos fundamentales que se han
producido a través del tiempo han sido la regulación laboral y el incremento retributivo. De tal manera
que el 22,9% manifiesta haber obtenido un trabajo con contrato laboral y para un 20,9% el cambio más
significativo es haber alcanzado un trabajo mejor remunerado. Estas dos circunstancias junto con el

+124.
hecho de que el 18,1% declara haber mejorado su formación/cualificación, a pesar de que tan sólo el
4,2% ha obtenido un trabajo más cualificado, son los aspectos más relevantes y positivos en la promoción
profesional de la mujer inmigrante.

Pero no podemos dejar de señalar que el 21,2% de la población encuestada no han cambiado sus
condiciones laborales, un 9,3% declara que incluso han empeorado y un 3,4% percibe no tener trayectoria
profesional.
Nos interesa observar la relación que existe entre los años de residencia en España con los cambios
que se han producido en su trayectoria laboral, de tal manera que presuponemos que a mayor tiempo
mejores condiciones laborales y una mayor integración laboral. Pues bien, advertimos que el 64,7% de
las mujeres encuestadas llevan en España entre 1 y 5 años, un 23,4% entre 6 y 10 años, un 7,6% menos
de un año y un 4,2% más de 10 años. Teniendo en cuenta este hecho reparamos en los cambios más
importantes que se han producido. De tal manera que:
> Menos de un año (7,6%): no cambian sus condiciones laborales (29,6%), consideran que no
tienen una trayectoria laboral (25,9%), aunque sí han conseguido trabajos mejor remunerados
(22,2%) y han mejorado su formación (14,8%).
> Entre 1 y 5 años (64,7%): han obtenido un trabajo con contrato laboral (26,6%); o bien no han
cambiado sus condiciones laborales (22,3%), aunque si han logrado trabajos mejor remunerados
(20,5%) y considera que ha mejorado su formación el 18,3%.
> Entre 6 y 10 años (23,4%): el cambio más importante para ellas es la mejora de su formación
(20,5%), seguido por la consecución de un contrato de trabajo (19,3%) y una mejor remuneración
(19,3%). Cabe destacar que aunque para un 15,7% no han cambiado sus condiciones laborales,
sí declara un 14,5% que éstas han empeorado.
> Entre 11 y 20 años (3,1%): las características más habituales es que no existen cambios en sus
condiciones laborales (27,3%), han conseguido trabajos mejor remunerados (27,3%), aunque
sigue habiendo mujeres que su principal logro es haber conseguido un contrato laboral (18,2%).

+125.
Otro de los aspectos que nos interesa destacar en este estudio es la comparativa de las condiciones
de empleo de la mujer castellano y leonesa con la mujer inmigrante, de esta forma tendremos una visión
de primera mano de la percepción que estas mujeres tienen respecto a su contribución al mercado
laboral, así como del principio de igualdad de trato para todos los trabajadores (diversidad y no
discriminación)2.
La mujer inmigrante tiene una posición bien definida cuando se compara con las mujeres autóctonas,
e incluso perciben que su llegada a España ha favorecido las cosas desde la perspectiva laboral. Así,
cuando se las pregunta si han contribuido a mejorar las condiciones de trabajo de las mujeres de Castilla
y León de forma rotunda, un 75,1%, contesta que sí, frente al 20,9% que contesta que no.

2 Diversidad y no discriminación. Principio de igualdad de trato para todos los trabajadores sin discriminación por razón
de sexo, edad, discapacidad u origen étnico.

+126.
En definitiva, las mujeres autóctonas mejoran su posición laboral a expensas de unas mujeres
inmigrantes que realizan, en su gran mayoría, parte del trabajo reproductivo que ellas rechazan, y de este
modo el género añade otra dimensión a la estratificación en el mercado de trabajo, por razón de etnia
(ADELANTADO y MORENO, 2005: 89).
No obstante, cuando nos adentramos en la igualdad de oportunidades o las diferencias que pudiesen
existir en el trabajo entre las mujeres castellanas y leonesas y las mujeres inmigrantes, observamos que
las desigualdades se encuentran en el salario, donde un 40,6% considera que es menor que el de las
mujeres autóctonas, y las oportunidades de promoción, donde el 33,9% considera que son peores para
la mujer inmigrante. Mientras que existen aspectos como atención social o responsabilidad, donde
consideran que es igual, en su inmensa mayoría. Por su parte, en aspectos del trabajo como la cualificación
y la autonomía o independencia a la hora de ejecutar su actividad laboral, un 66,7% considera que no
existen diferencias, es decir, son iguales a las mujeres castellanas y leonesas. No debemos pasar por alto
que un 16,1% de las mujeres encuestadas percibe que su trabajo tiene una mayor responsabilidad que
el de las mujeres autóctonas.

6. Proyecto migratorio de la mujer en Castilla y León: perspectiva de futuro

Diversos estudios han distinguido diferentes tipos de proyectos migratorios de las mujeres como
son: asegurar la subsistencia del grupo familiar; solteras que buscan promoción personal; por espíritu
aventurero; siguiendo el proyecto migratorio del marido, o jóvenes para reunirse con familiares ya
emigrados.
Cuando se les pregunta a las mujeres inmigrantes sobre su satisfacción por la toma de decisión de
venir a España, un 38,1% considera que le ha merecido la pena pues ha mejorado su calidad de vida
personal o de su familia y un 25,7% afirma que le ha permitido conocer otra realidad. Para un 11,6% se
trata de una experiencia breve de su vida, de lo que deducimos la idea de volver a su lugar de origen.
Tal vez uno de los datos que nos revela mayor insatisfacción de la mujer inmigrante es el de aquellas,
un 10,2%, que afirman que personalmente no les ha merecido la pena, pero que lo han hecho por la
familia. La falta de trabajo en el país de origen para un 7,9% es la principal causa para considerar como
buena la decisión de venir a España y el admitir un 6,5% que ha mejorado su formación.

+127.
La perspectiva de futuro de la mujer inmigrante en el ámbito laboral es para un 35,3 por ciento
encontrar un trabajo con contrato y un 7,3% manifiesta que sea igual al de sus compañeras españolas.
Aspectos que nos reflejan la precariedad en la que está sumido este colectivo de mujeres y las desigualdades
con las autóctonas. Las mujeres inmigrantes acaban relegadas a trabajos relacionados con los servicios
de proximidad, actividades caracterizadas por la falta de regulación y la informalidad, lo que nos lleva a
hablar de una doble exclusión, por nacionalidad, a la vez que por mujer (ADELANTADO y MORENO, 2005:
91).
Otras aspiraciones que se sitúan a distancia de ésta son las de mejorar su formación y cualificación
(14,1%), poder trabajar en otra empresa (12,4%) o crear su propia empresa (11,6%). Pero, además, un 11%
manifiesta como perspectiva laboral el conservar su trabajo. Las posibilidades de movilidad ocupacional
son bastante reducidas para las mujeres inmigrantes3, aunque se observa un tímido intento de mujeres
que establecen su propio negocio (peluquerías, locutorios, cafeterías,…) como estrategia para abandonar
situaciones precarias y como alternativa a un ascenso laboral y, por ende, social (PARELLA, 2005: 126).

3 Oscila entre las empresas de limpieza, la hostelería, el comercio y, cada vez más, la autoocupación
(PARELLA, S., 2005: 126)

+128.
Estos datos nos hacen concluir que las expectativas de estas mujeres no son altas dado que su
principal logro será obtener un contrato de trabajo, hecho significativo que nos da una idea de la situación
del mercado laboral en esta Comunidad Autónoma. La posterior dispersión de alternativas que oscila
entre obtener más cualificación y conservar su trabajo, nos hace redundar en la idea de una situación
precaria, no sólo por sus expectativas de cambio (“trabajar en otra empresa” o “crear su propia empresa”),
sino también porque aunque quieren conservar su trabajo no se plantean como objetivo una promoción
profesional en su lugar de trabajo, lo que nos da cuenta de las dificultades o falta de posibilidades que
padece este colectivo.

7. Conclusiones

1.º La mujer inmigrante que desarrolla su actividad laboral en Castilla y León tiene unos ratios altos
de poco o ninguna satisfacción con su trabajo (35,4%), si lo comparamos con cifras de las mujeres de
esta región, donde según estudios realizados, respecto a esta temática, son muy bajas.
2.º La mujer inmigrante cambiaría su trabajo actual por los motivos siguientes: la mayoría de ellas
por un salario más alto, por un horario mejor, para sentirse integrada o por cambiar de sector de actividad.
3.º La mujer inmigrante que trabaja tiene un contrato laboral temporal en su inmensa mayoría,
independientemente de la edad, aunque se observa la oportunidad de las mujeres entre 40-54 para
conseguir un contrato indefinido. Mientras las más jóvenes sufren una situación laboral más precaria al
no tener o “no saber” que tipo de relación contractual o acuerdo laboral disfrutan. El nivel de formación
de la mujer es independiente del tipo de contrato, aunque se observa que a mayor formación más
posibilidades de obtener un contrato indefinido.
4.º Los puestos de trabajo que ocupan se caracterizan por ser muy rutinarios o monótonos, donde es
necesario realizar un esfuerzo físico alto o muy alto, e incluso en algunas ocasiones perciben riesgo físico.
5.º Cuando perciben discriminación no es por sexo o edad, sino más bien por nacionalidad, aunque
en niveles bajos. El acoso laboral lo perciben en contadas ocasiones.
6.º Las relaciones en su lugar de trabajo son buenas tanto con sus superiores como con sus compañeros
de trabajo ya sean inmigrantes o castellano y leoneses, aunque se observa ligeramente mejor relación
con los primeros.
7.º La adecuación formación y puesto de trabajo, para la mitad de las mujeres inmigrantes, es el
correcto, no así para la otra mitad que normalmente son mujeres con un nivel de estudios secundarios
y superiores que consideran que realizan un trabajo más bajo que su nivel de formación.
8.º Los cambios más significativos que se han producido en la trayectoria laboral de la mujer inmigrante
han sido obtener un trabajo con contrato y conseguir trabajos mejor remunerados, aunque para un
21,2% no se ha producido ningún cambio. El tiempo medio necesario para esos cambios ha sido de 1
a 5 años.
9.º La mujer inmigrante percibe que ha contribuido a mejorar las condiciones laborales de la mujer
en Castilla y León.
10.º Cuando la mujer inmigrante se compara con las mujeres castellanos y leonesas manifiestan que
existen desigualdades en el salario y en las oportunidades de promoción. Perciben, incluso, tener ellas
una mayor responsabilidad que las mujeres autóctonas, aunque sí declaran ser iguales en cualificación
e independencia o autonomía a la hora de realizar su trabajo.
11.º Las mujeres inmigrantes consideran que la llegada a nuestra Comunidad Autónoma ha mejorado
su calidad de vida tanto personal como familiar, además de permitirles conocer otra realidad.

+129.
12.º La principal perspectiva de futuro es encontrar un trabajo con contrato laboral y adquirir una
mayor formación o cualificación. Además aspiran a cambiar de trabajo en otro sector de actividad o
poder tener su propia empresa. Aunque existe un porcentaje de mujeres que aspiran a no perder el
trabajo que tienen.

≈ Bibliografía
· ADELANTANDO, J. y MORENO, R. (2005): Ciudadanía y estado de bienestar: la inmigración femenina en España en
C. SOLÉ y Ll. FLAQUER (Eds.): El uso de las políticas sociales por las mujeres inmigrantes, Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, Madrid.
· AHN, N. y VAZQUEZ, P. (2007): ¿Por qué preocupa la inmigración?: Un análisis de los datos de las encuestas del CIS
en Serie, mayo, CÁTEDRA Fedea-Banco Popular.
· ALONSO, E. y POZO, C. (2002): La satisfacción laboral como indicador de calidad, Capital Humano, nº 151, pp. 38-42.
· CASTILLO, J.J. y PRIETO, C. (1990): Condiciones de trabajo: un enfoque renovador de la Sociología del Trabajo, Ed. CIS,
Madrid.
· CUBERO, J. y FERNÁNDEZ, C. (2006): Inmigración: Un choque asimétrico, en Situación, octubre, Servicio de Estudios
del BBVA.
· LAHERA, A. (2006): Diseñando el trabajo del futuro: ¿avanzando hacia un trabajo decente y un empleo de calidad o
hacia un trabajo degradado y un empleo precario?, F. VIDAL FERNÁNDEZ, Exclusión social y estado de bienestar en
España, Madrid, pp. 365-405.
· LAPARRA, M. y CACHÓN, L. (2009): Sistema migratorio, mercado de trabajo y régimen de bienestar: el nuevo modelo
del sur de Europa. En L. CACHÓN y M. LAPARRA (Eds.) Inmigración y políticas sociales, Edicions Bellaterra, Madrid.
· LÓPEZ SALA, A. M. (2005): Inmigrantes y estados: la respuesta política ante la cuestión migratoria, Anthropos,
Barcelona.
· ORTEGA, C. y AHMED, M. (2007): La Inmigración. Presente y futuro de una integración responsable., Editorial Formación
Alcalá, Jaén.
· PAJARES, M. (2009): Inmigración y mercado de trabajo. Informe 2009, Ministerio de Trabajo, Madrid.
· PARELLA, S. (2005): Segregación laboral y “vulnerabilidad social” de la mujer inmigrante a partir de la interacción entre
clase social, género y etnia, en C. SOLÉ y Ll. FLAQUER (Eds.): El uso de las políticas sociales por las mujeres inmigrantes,
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales Madrid.
· PUJOL, R. M. y OSORIO, M. (2003): Remuneración y satisfacción laboral, Capital Humano, nº 173, pp. 74-81.

+130.
≈ Índice de tablas

Tabla 1. Grado de satisfacción laboral


Tabla 2. Motivos de movilidad laboral de la mujer inmigrante
Tabla 3. Vinculación contractual de la mujer inmigrante
Tabla 4. Duración contractual, por edad
Tabla 5. Condiciones del puesto de trabajo
Tabla 6. Valoración de las relaciones en su lugar de trabajo
Tabla 7. Adecuación de la formación con el puesto de trabajo
Tabla 8. Adecuación de la formación con el puesto de trabajo, por nivel de estudios
Tabla 9. Trayectoria laboral de la mujer inmigrante en Castilla y León
Tabla 10. Trayectoria laboral de la mujer inmigrante, según el tiempo de residencia en España
Tabla 11. Contribución a la mejora de las condiciones de trabajo
Tabla 12. Comparativa de condiciones de empleo de la mujer, según origen
Tabla 13. Proyectos migratorios de la mujer inmigrante en Castilla y León
Tabla 14. Perspectiva laboral de futuro de la mujer inmigrante en Castilla y León

≈ Índice de gráficos

Gráfico 1. Grado de satisfacción de la mujer inmigrante en Castilla y León


Gráfico 2. Duración contractual, por nivel de estudios
Gráfico 3. Valoración media de las características del puesto
Gráfico 4. Valoración media de las relaciones en su lugar de trabajo

+131.
[ Utilización de los servicios sociales por parte de las mujeres
inmigrantes de Castilla y León
Margarita Nieto Bedoya

1. Introducción

2. Los servicios sociales y su utilización

3. La salud y la utilización del sistema sanitario

4. La vivienda

5. Conclusiones

+133.
Utilización de los servicios sociales por parte de las mujeres inmigrantes de Castilla y León | Margarita Nieto Bedoya

1. Introducción

En la sociedad del siglo XXI y en los temas relacionados con la emigración la relevancia de la
cuestión de género es evidente y los datos dan una muestra de ello, ya que según la Secretaria de
Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo ROMÍ1, la media del conjunto de mujeres inmigrantes
en España es del 45%, este hecho nos lleva a afirmar que los temas de inmigración, integración,
discriminación y género tienen una conexión evidente. Queda pues demostrado que cada vez más
las mujeres protagonizan proyectos migratorios autónomos, con la finalidad de encontrar un empleo
y mejorar sus condiciones de vida.
El proyecto de mejora de vida que se plantea toda persona inmigrante cuenta con unas etapas
o fases. Entre las etapas y reorientación del proyecto migratorio está el choque cultural y el desarraigo.
Se deja el país natal y a veces sólo se cuenta, respecto al país de acogida, con la información recibida
de los que ya están en España, quienes no transmiten generalmente las frustraciones y dificultades
por las que han pasado. Al llegar al otro país se pierden los referentes culturales, se produce el choque
cultural y el desarraigo, cuya duración depende de los apoyos y redes sociales con las que cuente. A
partir de esta situación nos encontramos con la necesidad de la reconstrucción de la identidad y la
pertenencia cultural, enfrentamiento entre lo “yo tengo y soy” en contraste con la sociedad de acogida.
En el proceso de la integración la persona inmigrante se empieza a cuestionar lo que aporta y lo
que le aportan los demás. Si avanzamos en el proceso de integración, el siguiente escalón será la
participación social y ejercicio ciudadano. Aquí las asociaciones tienen y han tenido un papel muy
importante. Las mujeres cuentan con dificultades para participar debido a sus trabajos con horarios
largos, responsabilidades familiares, falta de horas para ellas y falta de espacios.
Ante este hecho el Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración de Inmigrantes (2006) señalaba
entre sus objetivos:
> Incorporar la perspectiva de género en todas las fases de las políticas migratorias.
> Favorecer el acceso normalizado de las mujeres inmigrantes a programas específicos dirigidos
a las mujeres en general.
> Facilitar la integración social de las mujeres inmigrantes que se encuentran en una situación de
especial vulnerabilidad.
Así pues, se observa que desde la política del Gobierno central se quiere promover la integración
social de los inmigrantes a la vez que asegurar el acceso normalizado a los recursos, servicios y políticas
públicas, todo ello para favorecer una integración de igualdad y de equiparación.
En cuanto a las características de la población inmigrante femenina2 parece haber un consenso
respecto a que más del 40% de las mujeres extranjeras en España proceden de América del Sur,
seguidas con un 23,2% de las procedentes de países de la Unión Europea. Los colectivos más numerosos
son los de Ecuador, Colombia, Marruecos y Rumanía. Se trata de una población relativamente joven,
en donde el grupo de edad predominante es el de 25-35 años; el 10,49% tiene entre 20 y 24 años; el
15,14% entre 25 y 29; el 13,53% entre 30 y 34; y el 10,8% de 35 a 39.

1 ROMÍ, Consuelo en CASA DE AMÉRICA (2006): Las mujeres protagonistas de la inmigración latinoamericana en España:
perspectivas, políticas y experiencias en dos orillas. Madrid: Casa de América-Fundación directa.
2 Ver Padrón Municipal de 2005 citado por M. Ángeles SALLÉ ALONSO en CASA DE AMÉRICA (2006): Las mujeres
protagonistas de la inmigración latinoamericana en España: perspectivas, políticas y experiencias en dos orillas. Madrid:
Casa de América-Fundación directa.

+134.
Respecto al nivel de estudios que las mujeres3 inmigrantes poseen, mayoritariamente se agrupan
en torno a los estudios secundarios (47,58%). Por lo que respecta a las mujeres africanas, éstas poseen
en general un bajo nivel de estudios, siendo analfabetas un 24,32%. En el extremo opuesto se encuentran
las mujeres inmigrantes europeas no comunitarias, con un 17,9% de título de tercer grado, seguidas
de las de América Central con un 17,6% y del Norte con un 39,55%. En total, el 14% de las mujeres
extranjeras poseen estudios de tercer grado.
En cuanto al estado civil4, el 47,17% de las extranjeras están solteras y el 41,86% casadas. Si nos
interesamos por el número de hijos e hijas5, el 37% de las mujeres extranjeras entre 15 y 49 años no
tenían ningún hijo; el 28% dos; el 26% uno. En cuanto al tipo de vivienda con el que cuentan, se sabe
por el censo de 2001 que el 58% de los y las extranjeros (no hay datos segregados) viven de alquiler
y el 37% ha comprado su vivienda.
Un tema que nos interesa para comprender mejor los datos posteriores es el referente al tiempo
libre de que disponen las mujeres inmigrantes. Es relevante la carencia de tiempo y opciones de las
mujeres inmigrantes para hacerse presentes en la vida pública. Sin participación no se construye la
ciudadanía. Y la participación incluye: derecho a voto, cultivar su presencia activa en el espacio local,
fortalecer las asociaciones de mujeres inmigrantes, apoyar el desarrollo e intercambio de buenas
prácticas, fomentar las redes interculturales de mujeres orientadas a un movimiento amplio, abrir vías
de representación y protagonismo en los foros de toma de decisiones,…
Un aspecto que se trata en este capítulo es el de la participación ciudadana, aspecto importante
para poder comprender el uso que se hace de los servicios sociales, la sanidad o la vivienda. Podemos
entender por participación ciudadana el hecho de tomar parte, lo que supone un componente activo,
es decir, intervenir en algún asunto en el entorno de un individuo o colectivo. La participación de
los/as inmigrantes se encuentra en un estado inicial respecto a las posibilidades de participación que
tienen. Siendo un proceso reciente, existe interés por parte de los colectivos en una búsqueda de
igualdad en los derechos económicos, sociales y culturales. La participación debe entenderse como
una dimensión necesaria para responder a las transformaciones sociales que estamos viviendo y como
una búsqueda en la sociedad civil para intervenir en las políticas públicas, promover cambios y modificar
la realidad.
A nosotros no nos interesa tanto la participación directa, que sí es importante (voto y doble
ciudadanía), como la indirecta que está relacionada con estructuras de participación a nivel estatal
y/o municipal. En este ámbito surgen las asociaciones y organizaciones de inmigrantes que cada día
son más visibles y participativas, ya que cada día nos encontramos con más iniciativas tomadas por
las/os inmigrantes y sus organizaciones para defender sus intereses políticos, sociales y culturales
independientemente de las estructuras institucionales.
En cuanto a la implicación de la mujer inmigrante en el mundo de la participación ciudadana,
Claudia CARRASQUILLA, psicóloga del área de sensibilización y participación del Consorcio de Entidades

3 Ver Censo de Población de 2001 citado por M. Ángeles SALLÉ ALONSO en CASA DE AMÉRICA (2006): Las mujeres
protagonistas de la inmigración latinoamericana en España: perspectivas, políticas y experiencias en dos orillas. Madrid:
Casa de América-Fundación directa.
4 Ver Censo de 2001 citado por M. Ángeles SALLÉ ALONSO en CASA DE AMÉRICA (2006): Las mujeres protagonistas
de la inmigración latinoamericana en España: perspectivas, políticas y experiencias en dos orillas. Madrid: Casa de
América-Fundación directa.
5 Ver Encuesta de Fecundidad de 1999, citada por M. Ángeles SALLÉ ALONSO en CASA DE AMÉRICA (2006): Las mujeres
protagonistas de la inmigración latinoamericana en España: perspectivas, políticas y experiencias en dos orillas. Madrid:
Casa de América-Fundación directa.

+135.
para la Acción Integral con Inmigrantes (CEPAIM), considera6 que nos debemos plantear ciertos
interrogantes. El primero, estaría en relación con la forma con la que pueden las autoridades locales
activar una política de participación de las mujeres inmigrantes. El segundo, sobre la forma en que
están usando las mujeres inmigrantes estas estructuras de participación. El tercero, versaría acerca de
cómo se están movilizando las mujeres inmigrantes para defender y proponer sus derechos e interés.
Y por último sería interesante conocer las formas de movilización y qué colaboración con otros actores
son eficaces.
Si entendemos la participación ciudadana como tomar parte en la gestión de la cosa pública para
intervenir en ella y estar interesado/a o preocupado/a por ella, nos estamos refiriendo al espacio
público y político. Pero la participación ciudadana, a nuestro entender, debe ir algo más allá para
mostrarnos a nosotros mismos y a los otros quiénes somos, qué sentimos y qué pensamos. Así pues,
podemos entender la participación como un proceso con el cual se quiere influir, crear o modificar
situaciones y/o tomar decisiones en el entorno del individuo o colectivo en el espacio público o
político. Ante esto podríamos preguntarnos, al igual que hace Claudia CARRASQUILLA, ¿hasta qué
punto la sociedad y el sistema social ven a las mujeres inmigrantes como miembros de la sociedad y
les dejan participar influyendo e interviniendo en su entorno?, ¿dónde, cómo y cuándo las mujeres
inmigrantes tienen la posibilidad de influir?, incluso podríamos preguntarnos si estas mujeres forman
parte de la sociedad pero no de la comunidad política.
Podemos pues afirmar, tras lo anteriormente expuesto, que garantizar la presencia de las mujeres
en el debate público implica no sólo presencia, sino la construcción de una democracia más verdadera,
es decir, que la participación da vida a la democracia. El primer paso para conseguir esta participación
se encuentra en el ámbito local tal y como lo puso de manifiesto el Observatorio Internacional sobre
la Democracia Participativa y entre sus innumerables ventajas estaría7 dar más oportunidades para el
empoderamiento de las mujeres.
El espacio local está ligado al territorio en el que transcurre la vida cotidiana y se conforma el tejido
social, sería éste el espacio idóneo para formar a ciudadanas, teniendo en cuenta una dimensión
pedagógica. Si seguimos esta idea se generaría capital social y se potenciaría la comunidad. Para ello
es imprescindible volverse permanentemente y con confianza hacia la población para dialogar, concebir
y llegar a co-producir un proyecto de ciudad compartido. Hay que permitir que la política se socialice,
permitir a los individuos mejorar sus condiciones de vida.
La participación de las mujeres, y en este caso de mujeres inmigrantes tiene que tener además
unos intereses estratégicos de género que las permitiría adquirir igualdad, autoestima y empoderamiento.
Se pretende dar la palabra a aquellas/os que no la tienen, que no tienen derecho a voto, o no lo ejercen,
pero viven e intervienen en las ciudades.
Como conclusión general podemos decir que las personas que participan en alguna experiencia
de dinámica participativa reconocen haber experimentado un enriquecimiento personal y haber
mejorado su comprensión de los temas locales.
En esta misma línea el CEPAIM (Consorcio de Entidades para la Acción Integral con Migrantes) propone,
para la incorporación de la mujer inmigrante en la participación local, fomentar espacios de encuentro
y participación de hombres y mujeres inmigrantes en la vida cultural, cívica, y política, pues crea sentimiento

6 CASA DE AMÉRICA (2006): Las mujeres protagonistas de la inmigración latinoamericana en España: perspectivas, políticas
y experiencias en dos orillas. Madrid: Casa de América-Fundación directa.
7 Ver CARRASQUILLA, Claudia en CASA DE AMÉRICA (2006): Las mujeres protagonistas de la inmigración latinoamericana
en España: perspectivas, políticas y experiencias en dos orillas. Madrid: Casa de América-Fundación directa.

+136.
de pertenencia a una comunidad, es decir, trabajar aspectos de diversidad, género, convivencia,
interculturalidad, participación ciudadana, desde la educación no formal, la dinamización intercultural
y la participación. Para conseguirlo sería necesario: fomentar la participación ciudadana, potenciar espacios
y mecanismos de participación y definir acciones comunes entre las autoridades locales y los vecinos
del municipio; fomentar el asociacionismo, pues las asociaciones son el punto de referencia de personas
que tienen orígenes diferentes, son la vía para conocer problemas y aspiraciones, vehículos de diálogo,
con ello se permite el trabajo en redes ciudadanas; espacios para el encuentro y comunicación entre
culturas, que promueven expresiones e intercambios culturales, y se potencia la participación social,
espacios de reflexión, diálogo y colaboración. Es un espacio para aprender y enseñar a valorar la inmigración
como riqueza cultural, potenciando actividades que acerquen a las personas.
La Comisión de las Comunidades Europeas8 busca la cohesión social desde un planteamiento holístico,
que implica lo económico y social de la integración pero también la diversidad cultural, la ciudadanía,
la participación y los derechos políticos.
Podemos afirmar que la mujer es una pieza muy importante para la integración de la comunidad
inmigrante. Las mujeres son la correa transmisora en los aspectos básicos como los factores sociales,
educativos, salud, participación y socialización. Pero su escasa visibilidad, sobre todo en el trabajo, ha
hecho que no se percatase su importancia. La superación de esta invisibilidad es necesaria y urgente.
Las mujeres tienen que ser informadas, formadas y apoyadas para mejorar su acceso a los derechos, para
contar con herramientas que faciliten su integración. Si buscamos la integración en base a los principios
de igualdad, convivencia e interculturalidad, la participación social y cívica es muy necesaria.
Desde algunas Comunidades Autónomas, como la de Madrid,se ha elaborado un Plan de integración
(2006-08) en donde se trabajan diez ámbitos, entre ellos, sanidad, educación, vivienda, trabajo, sensibilización
y participación. Se pretende garantizar que el inmigrante pueda acceder al servicio sanitario en igualdad
de condiciones que el español, con su tarjeta sanitaria. En educación, becas de comedor, transporte y
refuerzos educativos. Se abren casas regionales en donde se pretende que desde ellas llegue a la
comunidad de Madrid un aporte cultural.
Por otra parte, no se puede dejar de lado la forma de ser de cada pueblo y de las gentes, así lo pone
de manifiesto María Amor LÓPEZ ESPINOSA, agregada cultural de la embajada de Ecuador9 al manifestar
respecto del asociacionismo que “El pueblo ecuatoriano es gregario por naturaleza. Éste es el motivo de
la formación de numerosas asociaciones regadas por toda la geografía española. Con ellas y, a través de
ellas, conservan sus costumbres y lazos con su país. La mayoría tiene como objetivo ayudar y asesorar a
los nuevos inmigrantes, la realización de actividades culturales, deportivas, educativas y conmemorativas”.
Sería deseable que las mujeres inmigrantes fueran cada vez asumiendo más responsabilidades cívicas.
Yris ROSSI, asesora del cónsul de la República Dominicana10, pone de manifiesto que de las ONG de la
República Dominicana con sede en Madrid sólo una trata específicamente el tema género, aunque otras
lo hacen de manera indirecta. Se observa que las mujeres de su país asumen poca participación en
espacios de poder y que carecen de liderazgo. Sólo el 25% de las ONG son dirigidas por mujeres. Ante
esta realidad se debería promover un liderazgo femenino, con ocupación de espacios de poder, además
de una gestión de la cooperación al desarrollo con proyectos de microcréditos, liderazgo político y
organizativo, identidad cultural y acciones formativas.

9 LÓPEZ ESPINOSA, María Amor en CASA DE AMÉRICA (2006): Las mujeres protagonistas de la inmigración
latinoamericana en España: perspectivas, políticas y experiencias en dos orillas. Madrid: Casa de América-Fundación
directa, pág.133.
10 ROSSI, Yris en CASA DE AMÉRICA (2006): Las mujeres protagonistas de la inmigración latinoamericana en España:
perspectivas, políticas y experiencias en dos orillas. Madrid: Casa de América-Fundación directa.

+137.
2. Los servicios sociales y su utilización
La preocupación por la acogida e integración de las personas inmigrantes en nuestro país no
siempre ha estado entre las preocupaciones de las administraciones. Por el contrario, las organizaciones
que han ofrecido servicios a la población inmigrante han sido los sindicatos que crearon asociaciones
destinadas a esta población ofreciendo asistencia jurídica y laboral. Entre éstas, podemos señalar a
inicio de la década de 1990, las secciones creadas por la UGT, AMIC, o la de CCOO, CITE. A estas
organizaciones hay que añadir las organizaciones cristianas que ofrecieron asistencia social, educativa
y apoyo jurídico.
Poco a poco la población inmigrante va tomando conciencia de su situación y empiezan a surgir
asociaciones integradas por personas inmigrantes, que irán definiendo sus espacios de participación,
sus intereses, necesidades, a la vez que van consolidando sus marcos organizativos. A esta situación
hay que añadir organizaciones y movimientos sociales que con un nuevo discurso político inciden en
el fenómeno de la inmigración. Ante esta situación los entes locales no tienen más remedio que diseñar
políticas y ofrecer servicios que resuelvan conflictos importantes creados por la situación de la
inmigración. Se desarrollan políticas en distintos ámbitos como: bienestar social, vivienda, trabajo,
educación, integración cultural. Se puede afirmar que las administraciones locales necesitan del tejido
social para saber qué es lo que hay que hacer ante el fenómeno de la inmigración. Podemos entender
que las administraciones que han implementado políticas de acogida y de servicios han hecho una
tarea importante de prevención y que no llevar a cabo estas políticas ha generado en algunas ocasiones
brotes de violencia.
Los servicios sociales tienen entre sus funciones incorporar a la población inmigrante en el entorno
en el que se encuentran, favoreciendo así su inserción.

Consideramos pues fundamental el papel que desempeñan, y este hecho es reconocido por las
propias mujeres al manifestar la importancia de los servicios sociales, sobre todo considerando su utilidad
en aspectos relacionados con la educación y el empleo. Para las mujeres inmigrantes de Castilla y León,
en un 38,41%, la mayor utilidad que ven en los servicios sociales se centra, en primer lugar, en la educación.
El segundo lugar, lo ocupa el empleo con un 35,59%. Entendemos que esto puede deberse a que éstos
son los temas que llevan más directamente los servicios sociales, dejando la información jurídica, la ayuda

+138.
psicológica, o incluso las ayudas para alimentos y clases de español para otro tipo de organizaciones
como asociaciones de inmigrantes, Cruz Roja, Cáritas y otras ONG. Por otra parte, al tener presente que
este grupo de mujeres se encuentra en edad fértil y que en su mayoría tienen hijos/as, es natural
comprender que, por una parte, su principal preocupación es la educación de sus hijos/as y en, segundo
lugar, encontrar trabajo, ya que se entiende que han emigrado para mejorar su vida.
Las administraciones, en cuanto al tema de la educación, relacionado con la población inmigrante,
en líneas generales han centrado sus preocupaciones en la escolarización de menores y cursos de español
para personas adultas. Por lo que respecta a la integración cultural se han centrado en la organización
de festejos y actividades interculturales. Sin olvidar la existencia de algunas organizaciones de corte
cultural que entienden el intercambio de culturas como una riqueza y basan su trabajo en la divulgación
de las realidades culturales de las personas inmigradas. No es raro que algunas asociaciones que trabajan
aspectos sociales se encuentren con la realidad de la inmigración les supera y deben abordar este tema
obligadas por la situación emergente. A veces estas organizaciones están gestionando servicios de la
administración en régimen de prestación de servicios.
Las mujeres inmigrantes de Castilla y León han acudido a las organizaciones de servicios sociales
para solicitar información y/o atención básica, fundamentalmente en temas relacionados con la información
y orientación en general, en un 59,88%. Consideramos que este porcentaje es significativo, pero por otra
parte los temas puntuales como alojamiento alternativo (1,69%), formación y empleo (11,01%), fomento
de la solidaridad y cooperación (2,25%) o gestión de préstamos y ayudas económicas (3,1%) quedan en
unos porcentajes muy pequeños. Podemos entender que esta situación se debe a que las mujeres se
informan por distintos canales, dejando para las organizaciones de servicios sociales la información de
tipo más general y acudiendo a otras organizaciones como ONG y asociaciones de inmigrantes para
estos últimos temas.

No podemos obviar la creación de asociaciones de inmigrantes. Éstas responden a perfiles muy


variados dependiendo de la situación y del ambiente que les rodea. Con carácter religioso muy marcado
y excluyente, mixtas (inmigrantes y autóctonos) que crean espacios de socialización, servicios a las
personas inmigradas, movilización e incidencia política y actividades de carácter cultural.
En nuestra Comunidad las mujeres inmigrantes utilizan los servicios sociales especializados en muy
bajo porcentaje. Esta situación puede deberse a que no los conocen o a que no sienten necesidad de
ellos o no los necesitan. Así sólo ha utilizado un 12,14% los servicios relacionados con la mujer, un 10,16%
los servicios que se centran en infancia, menores y familia. Estos dos servicios los entendemos como
lógicos en cuanto a su uso, entre otras razones porque estas mujeres son jóvenes y tienen hijos/as, por
lo cual todo lo relacionado con la infancia es para ellas importante. Por otra parte, los temas relacionados

+139.
3. La salud y la utilización del sistema sanitario
Tal y como se ha mencionado anteriormente, la población inmigrante femenina es joven, ante lo
cual podemos pensar que posee un conocimiento claro y preciso del sistema público de salud y que la
utilización que hace de los servicios sanitarios tiene que ver con las dolencias y necesidades propias de
su edad.
Por medio de la investigación que presentamos podemos decir que un 68,07% de las mujeres
inmigrantes de Castilla y León afirma conocer el sistema público de salud frente a un 24,68% que lo
desconoce. Entendemos que este conocimiento se debe al uso que se realiza de los servicios de salud,
y que al tratarse de una población femenina joven en muchas ocasiones se relacionan con la maternidad,
cuidado de los hijos/as, además del cuidado de su propia salud.

Como hemos manifestado, la salud de las mujeres inmigrantes suele ser buena, en líneas generales,
pero no podemos olvidar que son personas que han dejado atrás su país, amistades, familias, su cultura,
su historia. Por estos motivos se observan en estas personas ciertos síntomas característicos de estas

+140.
situaciones. Es decir, podemos afirmar que existen algunos rasgos singulares caracterizados por la
situación de ser inmigrante y derivado del proyecto migratorio, que serían trastornos psíquicos y
psicosomáticos. En líneas generales los estudios realizados demuestran que los problemas de salud de
las personas inmigrantes son muy similares a los de los autóctonos.
Por lo que respecta a los problemas psicológicos causados por el proyecto migratorio, sí se puede decir
que se ha observado la necesidad de atención psicológica en aquellos casos en que las alteraciones
psicosociales son un obstáculo para la integración. Como síntomas que caracterizan esta situación nos
podemos encontrar con un “dolor”/duelo11 por lo que han dejado al abandonar su país, por el
distanciamiento del entorno sociofamiliar y cultural, por la dificultad de hablar en otra lengua que a veces
no se conoce bien. Si a esto añadimos que la salida de su país se ha debido a una situación de persecuciones
y/o amenazas a la propia vida o la de familiares/amigos próximos, se aprecian síntomas relacionados con
el enfrentamiento de situaciones traumáticas.
Estas circunstancias nos llevan a plantearnos la forma que tienen las mujeres inmigrantes de Castilla y
León para acceder al conocimiento del sistema sanitario y de los servicios sociales en general. Este dato
pone sobre el tapete la responsabilidad que están asumiendo las distintas instituciones. Así, podemos
comentar que la información llega fundamentalmente a través de sus iguales, es decir, de otras personas
de su país (21,75%).

Esto nos puede inducir a pensar que la administración no es el canal principal de información para estas
mujeres. En segundo lugar se encuentran las ONG con un 18,36% y en tercer lugar y con un 13,55% la
trabajadora social. Lo cual nos indica que de manera formal o informal se da una “especialización” a la
hora de recabar información. También podemos intuir que las administraciones se centran en unos temas
(citados anteriormente como educación y empleo) y el resto de las organizaciones sociales y red de
iguales se orientan hacia otros.
Todo proceso migratorio supone un cambio importante, en ocasiones este cambio se percibe en los
roles de la pareja y familiares, en otras ocasiones se debe a la frustración en las expectativas (no siempre
cumplidas), en otras como consecuencia del choque con la realidad (no siempre la esperada o soñada)
y en algunos casos a las dificultades laborales que debe afrontar, sin olvidar la precariedad en la vivienda
(hacinamiento) al que deben enfrentarse en los primeros momentos.

11 GONZÁLEZ PÉREZ, Mercedes (2006): Mujer inmigrante: Programa de Intervención”, en Jornadas sobre Salud, Género y
Calidad de Vida, Arona, noviembre 2006.

+141.
Es fundamental para la mujer inmigrante (igual que para el hombre) llevar a cabo una buena
adaptación en el país de acogida. Si esto no sucede pueden darse síntomas de baja autoestima, ansiedad,
irritabilidad, tristeza, trastornos del estado de sueño, trastornos depresivos, conflictos conyugales. En el
caso de las mujeres esto puede agudizarse debido a que su trabajo se encuentra peor remunerado o no
regulado (sector doméstico y agrícola) y a las responsabilidades domésticas que tienen que asumir junto
con el cuidado de los hijos/as.
Aun en estas circunstancias muchas mujeres no acuden a su doctor/a de cabecera por razones
diversas. Entre las causas, más claras, que especifican como razón para no ir al médico está la de “no poder
dejar su trabajo” (16,66%). Entendemos que esto puede deberse al tipo de trabajo que realizan, en la
mayoría de los casos cuidan (como trabajo) de los miembros más débiles de las familias, realizan las tareas
del hogar, trabajan en el servicio doméstico, están internas. Esto supone que si van al médico las personas
a las que cuidan se quedan solas o sus familiares tienen que pedir permisos en sus respectivos trabajos.
Observamos, por otra parte, que hay un mínimo, casi insignificante número de mujeres, que no poseen
información o que no se encuentran empadronadas y no tienen tarjeta sanitaria (1,12%, respectivamente).
Interesa asimismo poner de manifiesto que en nuestra Comunidad el hecho de que las mujeres sean
atendidas por médico hombre no resulta impedimento para acudir a los centros de salud. Podemos pues
constatar que en nuestra región no se están dando en estos momentos problemas de choques culturales
relacionados con los roles de género a la hora de acudir al médico. La situación de estar en posesión “de
los papeles” es insignificante, al corresponderle un 0,28% que dice no acudir al médico por miedo ya que
no tiene papeles.

El Gobierno español ha puesto en marcha desde 2005 una estrategia en materia de integración de
inmigrantes que incluye explícitamente el ámbito sanitario como uno de los espacios para la integración.
En esta misma línea se encuentra el Fondo de Apoyo a la Acogida y la Integración de Inmigrantes y desde
el marco de cooperación del Fondo se definen 12 ejes, entre los que está el de la Salud. Por su parte, el
Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración 2007-2010, cuyas áreas de acción coinciden con los ejes
planteados en el Fondo, considera a la salud un eje básico y un pilar del Estado de bienestar español.

+142.
La actuación llevada a cabo por la mayoría de las administraciones públicas tiene que ver con la
utilización normalizada, por parte de la población extranjera, de la red de servicios sanitarios de toda la
población. Es decir, no parece recomendado ni lógico utilizar otros canales que no sean lo ya existentes.
Aunque, sí hay que reconocer que, en ciertos momentos, se precisa de una adaptación específica:
protocolos de actuación o intérpretes o mediadores culturales. En este sentido señalar que en algunos
momentos se ha visto la necesidad de potenciar una formación intercultural por parte del personal
sanitario y de bienestar social que trabajan en los centros de salud. En algunas comunidades se han
implantando servicios de mediación intercultural y traducción, con escaso desarrollo. Servicios demandados
por los profesionales y a los que las administraciones no dan respuesta. Son las ONG quienes cubren esta
laguna. Existen también otras experiencias interesantes como las de los pisos de acogida en Murcia y
Cataluña para inmigrantes dados de alta y que necesitan un tratamiento y seguimiento específicos.
En nuestro caso, las mujeres inmigrantes de Castilla y León sólo han necesitado la figura del mediador
o intérprete en un 18,64%. Podemos entender que este porcentaje se debe a que en nuestra región
predominan mujeres inmigrantes que hablan español o lo entienden más o menos bien, ya que el 81,35%
de mujeres afirman no haber utilizado estas figuras o apoyos sociales.

También y con el fin de que se conozca mejor el sistema de salud y se realice un correcto uso de
éste, se han difundido folletos y guías en varias lenguas, programas de prevención y educación para la
salud, además del control de las condiciones higiénicas en viviendas y el apoyo a asociaciones de
inmigrantes.

+143.
En Castilla y León, y según se pone de manifiesto en este trabajo, las mujeres inmigrantes consideran
necesaria la figura del mediador/a en los centros de salud en un 61,01%, lo cual nos debe hacer pensar
que más de la mitad de las mujeres inmigrantes ven necesaria esta figura, aunque como hemos visto
anteriormente (gráfico 4 ) sólo un 18,64% lo ha necesitado. Quizá podamos pensar que esta necesidad
se vive más como un deseo que como una necesidad real.
Los principales programas desarrollados, en lo referente a la atención sanitaria a las mujeres, se han
basado en la educación para la salud y en cuestiones de tipo preventivo, sin olvidar el tema de las
mutilaciones genitales.
Por último, es interesante desmitificar algunos prejuicios, ya que parece ser evidente, a través de los
últimos estudios, que la población inmigrante no utiliza más los servicios sanitarios que la población
autóctona, por otra parte, parece evidente que la persona que emigra está sana. Incluso en ocasiones
acuden menos al médico que los nacionales, especialmente en lo que respecta a las consultas de los
especialistas y médicos privados, como dentistas, y además piden menos pruebas preventivas (mamografía,
citología). Sí parece observarse que quienes proceden de América Central y Sur usan con más frecuencia
los servicios de urgencia, en detrimento de la consulta al médico de familia12 .
Tal y como poníamos de manifiesto al inicio de este apartado centrado en la salud, las mujeres
inmigrantes en general poseen un estado de salud semejante al del resto de la población. Esta situación
se pone de manifiesto cuando se les pregunta sobre su estado de salud y más en concreto sobre si se
ha visto afectada ésta desde que vive en nuestro país. La respuesta es significativa, un 65,53% afirma que
su salud no se ha visto afectada por el hecho de vivir en nuestro país como inmigrante. Sí es de destacar
que, en ocasiones, su salud ha mejorado, suponemos que se debe a una mayor facilidad para acudir al
médico, ya que en ocasiones en sus países les resulta muy costoso económicamente y no siempre hay
hospitales en las zonas en donde vivían. En este caso se encuentra el 17,79% de mujeres inmigrantes de
Castilla y León. Pero, a este dato hay que añadirle el negativo, es decir, un 16,66% de mujeres afirman
que su salud ha empeorado desde que viven en nuestra región. Aquí podemos encontrar la situación
psicológica de la persona que emigra, aspecto ya tratado anteriormente.

12 Ver MARTíNEZ DE LIZARRONDO ARTOLA, Antidio (2009): El escenario autonómico de las políticas sanitarias con
respecto a la integración de inmigrantes, en Revista Documentación Social n.º 153, págs. 171-188.

+144.
4. La vivienda
Tal y como plantea Olga LERALTA PIÑAN13 (2005: 159), “Ya es hora de que empecemos a abordar el
alojamiento desde la perspectiva de los derechos humanos y lo convirtamos en una prioridad en la
agenda política de los gobiernos en todos los ámbitos territoriales”. El acceso a la vivienda no es un
problema de los inmigrantes, sino que tiene que ver con la vulnerabilidad social. Para el inmigrante la
vivienda es la tercera preocupación después de la situación administrativa y el empleo.
El reconocimiento formal del derecho a un alojamiento digno está recogido en los tratados
internacionales, directrices europeas, además de en la Constitución española, junto con la legislación
estatal y autonómica. El problema se plantea a la hora de llevarlo a la práctica, pues el ejercicio de este
derecho esencial depende de la coyuntura social y económica, junto con la implicación que asuma la
política, entendida ésta en un sentido amplio. En España, la vivienda se ha entendido, en líneas generales,
como un objeto de inversión y no como un bien social.
Si ya para la población autóctona es difícil conseguir una vivienda digna a un precio asequible, para
las personas inmigrantes esto se complica aún más. Si además se encuentran en situación administrativa
irregular, esto las lleva a aceptar cualquier condición y precio. Por otra parte, la necesidad de alojamiento
del inmigrante va cambiando, dependiendo del momento en el que se encuentre su proceso de
integración. Existe un abanico amplio de situaciones, desde quienes acceden a la propiedad de un piso
hasta quienes duermen en los parques, pasando por el alquiler compartido de pisos y/o habitaciones.
En Castilla y León las mujeres inmigrantes en su mayoría viven en casas de alquiler, dándose esta
situación en el 47,45%de los casos, aunque sí es de destacar el porcentaje de mujeres que dicen poseer
casas propias, un 14,4%. Podemos entender que en estos casos nos encontramos con personas que se
encuentran afincadas en esta Comunidad y piensan vivir en ella durante muchos años. Así se puede
comprender el esfuerzo que se realiza económicamente para la compra de una vivienda. También
podemos pensar que, hacen ese esfuerzo como inversión para después de unos años, si desean volver
a su país contar con un pequeño capital al vender su propiedad. Constatar el porcentaje insignificante
que suponen las mujeres que viven en habitaciones alquiladas, siendo éstas sólo el 3,67%, y señalar que
se dan situaciones en donde las mujeres comparten las viviendas, éste es el caso del 15,53%, que afirma
compartir la vivienda en la que se encuentran alquiladas.

13 Ver LERALTA PIÑAN, Olga (2005): Ser inmigrante: factor de riesgo en el acceso a la vivienda, Revista Documentación
Social, n.º 138, págs. 157-171.

+145.
Esto puede deberse a que pasan poco tiempo en ellas, pues trabajan en el servicio doméstico y están
internas, tienen pocos recursos, son pocos de familia, viven con otros miembros de su familia (hermanas,
tías, …). En estos casos en los que se comparte la vivienda, la segunda opción con un 11,01% hace
referencia a las habitaciones alquiladas, cuyas causas podríamos entender como las mismas para las
viviendas compartidas de alquiler.
La desventaja, pues, de las personas inmigrantes a la hora de acceder a una vivienda, se caracteriza
especialmente por la urgencia que sienten al llegar a un país en donde en muchas ocasiones no tienen
puntos de referencia (en otras ya vienen con información y lugar para vivir en los primeros momentos).
Por otra parte, no siempre cuentan con las informaciones adecuadas ni conocen las normas de convivencia
del país. Tal y como afirma Olga LERALTA PIÑAN14, ser inmigrante supone un factor de riesgo en el acceso
a la vivienda. Las razones que sustentan esta afirmación están en: la provisionalidad o inestabilidad jurídica
derivada de la situación administrativa y las condiciones que se imponen desde los bancos e inmobiliarias
(justificación de ingresos, contratos y nóminas, avales bancarios), difíciles de cubrir para quienes trabajan
en la economía sumergida y en la precariedad laboral, junto con el desconocimiento del marco legal (se
les exige el pago a intermediarios por prestación de servicios que no son tales, se fija el importe de la
renta en función del número de la unidad familiar, se alquilan infra-viviendas, …). A todo ello habría que
añadir las prácticas racistas y xenófobas que en ocasiones sufren los y las inmigrantes.
Las mujeres inmigrantes de nuestra Comunidad han adquirido sus viviendas, como la mayoría de
la población local, a través de préstamo hipotecario, siendo estos casos el 10,45%, lo cual nos habla de
la normalización con que estas mujeres actúan.

En nuestro país, por el hecho de estar en el padrón, el inmigrante accede al ejercicio de derechos
como la sanidad, la escolarización de menores, y también es la puerta de entrada a los servicios sociales
y al permiso de residencia. Pero el empadronamiento en una vivienda determinada no siempre se
corresponde con la realidad. Hay personas que con residencia estable en un municipio no han conseguido
empadronarse por diferentes motivos: limitación del número de personas por vivienda (se establece en
algunos municipios), la amenaza del acceso al padrón por parte de la policía, el habitar espacios que no
tienen consideración de vivienda o la negativa del propietario a empadronar a quienes habitan la vivienda.
Es necesario viviendas de alquiler para inmigrantes junto con mecanismos de acompañamiento social
y control que garanticen que se beneficien de éstos quienes los/as necesiten.

14 Ver LERALTA PIÑAN, Olga (2005): Ser inmigrante: factor de riesgo en el acceso a la vivienda, Revista Documentación
Social, nº. 138, págs. 157-171.

+146.
Las mujeres inmigrantes se han convertido en uno de los grupos más vulnerables en el acceso a la
vivienda. Para Olga LERALTA PIÑAN15 los factores que más influyen sobre las mujeres inmigrantes para
poder acceder a una vivienda digna tienen que ver con el acceso y participación de las mujeres en el
mercado laboral, y éste a su vez se encuentra condicionado por los criterios de segregación por género
que rigen el mundo del trabajo y por su papel de ciudadanas, en un alto porcentaje de casos. Su dedicación
a sectores como el servicio doméstico dificulta su acceso a una vivienda de alquiler por la exigencia del
arrendador de un contrato de trabajo y nóminas para justificar ingresos. Si a esto le unimos que en
ocasiones perciben salarios más bajos que las autóctonas, y que completan sus ingresos haciendo más
horas o más turnos, nos daremos cuenta de las dificultades a las que deben enfrentarse para la conciliación
de la vida familiar y laboral, ya complicada en condiciones favorables. En este mismo sentido no podemos
olvidar que en muchos casos no cuentan con redes familiares, aunque también hay que reconocer la
red de ayuda que establecen entre ellas y su entorno social. Muchas mujeres inmigrantes están tejiendo
redes de auto-ayuda para el cuidado de familias dependientes. Como conclusión podemos decir que
el tipo de trabajo, las condiciones laborales, la remuneración y la protección laboral a la hora de solicitar
una baja, además de ser más vulnerable al desempleo, las afecta para elegir dónde y con quién vivir.

5. Conclusiones
En cuanto a las características de la población inmigrante femenina parece haber un consenso,
señalado desde diferentes estudios, respecto a que se trata de una población relativamente joven, en
la que el grupo de edad predominante es el de 25-35 años; el 10,49% tiene entre 20 y 24 años; el 15,14%
entre 25 y 29; el 13,53% entre 30 y 34, y el 10,8% de 35 a 39. Estos datos son importantes para interpretar
el uso que hacen de los servicios sociales y de salud.
También es importante conocer que más del 40% de las mujeres extranjeras en España proceden
de América del Sur, seguidas con un 23,2% por mujeres de los países de la Unión Europea. Los colectivos
más numerosos son los de Ecuador, Colombia, Marruecos y Rumanía. Este apunte es interesante para
analizar las necesidades que se tienen a la hora de solicitar mediadores culturales o temas relacionados
con la traducción, es decir, con la lengua.
El nivel de estudios que poseen las mujeres inmigrantes está en torno a los estudios secundarios
(47,58%). Por lo que respecta a las mujeres africanas poseen en general un bajo nivel de estudios, siendo
analfabetas un 24,32%. En oposición están las europeas no comunitarias, con un 17,9% de título de tercer
grado, seguidas de las de América Central con un 17,6 %y del Norte con un 39,55%. En total, el 14% de
las mujeres extranjeras poseen estudios de tercer grado. Este dato nos ayuda para comprender las razones
por las cuales las mujeres inmigrantes se implican más o menos en la vida participativa de las localidades.
En cuanto al estado civil, el 47,17% de las extranjeras están solteras, el 41,86% casadas. Si nos
interesamos por el número de hijos e hijas el 37% de las mujeres extranjeras entre 15 y 49 años no tenían
ningún hijo; el 28% dos; el 26% uno. En cuanto al tipo de vivienda, por el censo de 2001, el 58% de los
y las extranjeros (no hay datos segregados) viven de alquiler y el 37% compra. Estas características nos
ayudan a comprender temas relacionados con la vivienda o la educación.
Los servicios sociales tienen entre sus funciones incorporar a la población inmigrante en el entorno
en el que se encuentran, favoreciendo así su inserción. Consideramos, pues, fundamental el papel que
desempeñan y este hecho es reconocido por las propias mujeres al manifestar la importancia de los
servicios sociales, sobre todo considerando su utilidad en aspectos relacionados con la educación y el
empleo. Para las mujeres inmigrantes de Castilla y León, en un 38,41%, la mayor utilidad que ven en los

15 Ver LERALTA PIÑAN, Olga (2005): “Ser inmigrante: factor de riesgo en el acceso a la vivienda”, Revista Documentación
Social, nº. 138, págs. 157-171.

+147.
En nuestra Comunidad las mujeres inmigrantes utilizan los servicios sociales especializados en muy
bajo porcentaje. Esta situación puede deberse a que no los conocen o a que no sienten necesidad de
ellos o no los necesitan. Así sólo ha utilizado un 12,14% los servicios relacionados con la mujer, un 10,16%
los servicios que se centran en infancia, menores y familia. Estos dos servicios los entendemos como
lógicos en cuanto a su uso, entre otras razones porque estas mujeres son jóvenes y tienen hijos/as, por
lo cual todo lo relacionado con la infancia es para ellas importante. Por otra parte, los temas relacionados
con la mujer les tocan muy de cerca. Los servicios relacionados con juventud (3,38%), mayores y
dependencia (3,67%), exclusión social y pobreza (2,82%) o discapacidad (0,56%) son muy poco utilizados
por las mujeres inmigrantes de Castilla y León. Esto puede deberse a que este grupo de mujeres no
necesita de estos servicios al ser aún una población joven y sin graves problemas que puedan llevar a
la exclusión social.
Por medio de la investigación que presentamos podemos decir que un 68,07% de las mujeres
inmigrantes de Castilla y León afirma conocer el sistema público de salud frente a un 24,68% que lo
desconoce. Entendemos que este conocimiento se debe al uso que se realiza de los servicios de salud,
y que al tratarse de una población femenina joven en muchas ocasiones se relacionan con la maternidad,
cuidado de los hijos/as, además del cuidado de su propia salud.
Como hemos manifestado, la salud de las mujeres inmigrantes suele ser buena, en líneas generales,
pero no podemos olvidar que son personas que han dejado atrás su país, amistades, familias, su cultura,
su historia. Por estos motivos se observan en estas personas ciertos síntomas característicos de estas
situaciones. Es decir, podemos afirmar que existen algunos rasgos singulares caracterizados por la situación
de ser inmigrante y derivados del proyecto migratorio que serían trastornos psíquicos y psicosomáticos.
En líneas generales los estudios realizados demuestran que los problemas de salud de las personas
inmigrantes son muy similares a los de los autóctonos.
Estas circunstancias nos llevan a conocer la forma que tienen las mujeres inmigrantes de Castilla y
León para acceder al conocimiento del sistema sanitario y de los servicios sociales en general. Esta
información creemos que es relevante pues pone sobre el tapete la responsabilidad que están asumiendo
las distintas instituciones. Así, podemos comentar que la información llega fundamentalmente a través
de sus iguales, es decir, de otras personas de su país (21,75%). Esto nos puede inducir a pensar que la
administración no es el canal principal de información para estas mujeres. En segundo lugar, se encuentran
las ONG con un 18,36% y en tercer lugar, y con un 13,55% por la trabajadora social. Lo cual nos indica
que no se encuentra perfectamente definido cómo llega la información a las mujeres inmigrantes de
nuestra comunidad.
Muchas mujeres no acuden a su doctor/a de cabecera por razones diversas. Entre las causas, más
claras, que especifican como razón para no ir al médico está la de “no poder dejar su trabajo” (16,66%).
Entendemos que esto puede deberse al tipo de trabajo que realizan, en la mayoría de los casos cuidan
de los miembros más débiles de las familias, realizan las tareas del hogar, trabajan en el servicio doméstico,
están internas. Esto supone que si van al médico las personas a las que cuidan se quedan solas o sus
familiares tienen que pedir permisos en sus respectivos trabajos. Observamos, por otra parte, que hay
un mínimo, casi insignificante de mujeres que no poseen información o que no se encuentran
empadronadas y no tienen tarjeta sanitaria (1,12% respectivamente). Interesa asimismo poner de manifiesto
que en nuestra Comunidad el hecho de que las mujeres sean atendidas por médicos hombres no resulta
impedimento para acudir a los centros de salud. Podemos pues constatar que en nuestra región no se
están dando en estos momentos problemas de choques culturales relacionados con los roles de género
a la hora de acudir al médico. El tema de estar en posesión “de los papeles” es insignificante, al corresponderle
un 0,28% que dice no acudir al médico por miedo ya que no tiene papeles.
En este sentido señalar que en algunos momentos se ha visto la necesidad de potenciar una formación
intercultural por parte del personal sanitario y de bienestar social que trabajan en los centros de salud.

+148.
En algunas comunidades se han implantando servicios de mediación intercultural y traducción, con
escaso desarrollo. Servicios demandados por los profesionales y las administraciones no dan respuesta.
Son las ONG quienes cubren esta laguna. Existen también otras experiencias interesantes como las de
los pisos de acogida en Murcia y Cataluña para inmigrantes dados de alta y que necesitan un tratamiento
y seguimiento específicos.
En nuestro caso, las mujeres inmigrantes de Castilla y León sólo han necesitado la figura del mediador
o intérprete en un 18,64%. Podemos entender que este porcentaje se debe a que en nuestra región
predominan mujeres inmigrantes que hablan español o lo entienden más o menos bien, ya que el 81,35%
de mujeres afirman no haber utilizado estas figuras o apoyos sociales.
En Castilla y León, y según se pone de manifiesto en este trabajo, las mujeres inmigrantes consideran
necesaria la figura del mediador/a en los centros de salud en un 61,01%, lo cual nos debe hacer pensar que
más de la mitad de las mujeres inmigrantes ven necesaria esta figura, aunque sólo un 18,64% lo ha necesitado.
Quizá podamos pensar que esta necesidad se vive más como un deseo que como una necesidad real.
Tal y como poníamos de manifiesto al inicio de estas conclusiones, las mujeres inmigrantes, en
general, poseen un estado de salud semejante al del resto de la población. Esta situación se pone de
manifiesto cuando se les pregunta sobre su estado de salud y más en concreto sobre si se ha visto
afectada desde que vive en nuestro país. La respuesta es significativa, un 65,53% afirma que su salud no
se ha visto afectada por el hecho de vivir en nuestro país como inmigrante. Sí es de destacar que en
ocasiones su salud ha mejorado, suponemos que se debe a una mayor facilidad para asistir al médico,
ya que en ocasiones en sus países les resulta muy costoso económicamente. En este caso se encuentra
el 17,79% de mujeres inmigrantes de Castilla y León. Pero a este dato hay que añadirle el negativo, es
decir, un 16,66% de mujeres afirman que su salud ha empeorado desde que viven en nuestra región.
El tema de la vivienda es otro de los apartados que hemos estudiado. Si para la población autóctona
es difícil conseguir una vivienda digna a un precio asequible, para las personas extranjeras esto se complica
aún más. Si además se encuentran en situación administrativa irregular, esto las lleva a aceptar cualquier
condición y precio. Por otra parte, la necesidad de alojamiento va cambiando dependiendo del momento
en el que se encuentre su proceso de integración. Existe un abanico amplio de situaciones, desde quienes
acceden a la propiedad de un piso hasta quienes duermen en los parques, pasando por el alquiler
compartido de pisos y/o habitaciones.
En Castilla y León las mujeres inmigrantes en su mayoría viven en casas de alquiler, dándose esta
situación en el 47,45% de los casos, aunque sí es de destacar el porcentaje de mujeres que dicen poseer
casas propias, un 14,4%. Podemos entender que en estos casos nos encontramos con personas que
quieren afincarse en esta Comunidad y piensan vivir en ella durante muchos años. Así se puede comprender
el esfuerzo que se realiza, económicamente, para la compra de una vivienda. También podemos pensar
que hacen ese esfuerzo como inversión para después de unos años, si desean volver a su país contar
con un pequeño capital al vender su propiedad. Por último señalar el porcentaje insignificante que
supone las mujeres que viven en habitaciones alquiladas, siendo éstas sólo el 3,67%.
También en nuestra Comunidad se dan situaciones en donde las mujeres comparten las viviendas,
éste es el caso del 15,53% de ellas que afirman compartir la vivienda en la que se encuentran alquiladas.
Esto puede deberse a que pasan poco tiempo en ellas, pues trabajan en el servicio doméstico y están
internas, tienen pocos recursos, son pocos de familia, viven con otros miembros de su familia (hermanas,
tías, …). En estos casos en los que se comparte la vivienda, la segunda opción con un 11,01% hace
referencia a las habitaciones alquiladas, cuyo razonamiento podríamos utilizar el presentado para las
viviendas compartidas de alquiler.
La desventaja, pues, de las personas inmigrantes a la hora de acceder a una vivienda, se caracteriza
especialmente por la urgencia que sienten al llegar a un país en donde en muchas ocasiones no tienen

+149.
puntos de referencia (en otras ya vienen con información y lugar para vivir en los primeros momentos).
Por otra parte, no siempre cuentan con las informaciones adecuadas ni conocen las normas de convivencia
del país.
Las mujeres inmigrantes de nuestra Comunidad han adquirido sus viviendas como la mayoría de la
población local, a través de préstamo hipotecario, siendo estos casos el 10,45%, lo cual nos habla de la
normalización con que estas mujeres actúan.
Deseamos señalar, en cuanto al tema de la vivienda, algunos aspectos aportados por el último estudio
realizado por el Observatorio Permanente de la Inmigración (2009)16, en donde se pone de manifiesto,
a través de entrevistas realizadas a asociaciones de inmigrantes, trabajadores sociales y otros servicios
que atienden a la población inmigrante, un cambio en la tendencia al uso de las viviendas como
consecuencia de la crisis económica actual. En la actualidad muchos inmigrantes que habían comenzado
su estancia en nuestro país viviendo en pisos compartidos con otros inmigrantes y/o familiares, y tras
la reagrupación familiar y estabilidad laboral habían alquilado o comprado piso, vuelven a compartirlos.
Este hecho, de compartir vivienda de nuevo, se debe a la crisis del mercado laboral, volviendo así a las
reagrupaciones con otros familiares (concepto de familia amplia) o amigos.
El Observatorio Permanente de la Inmigración (2009) hace patente que tanto en la Comunidad de
Madrid como en Cataluña se ha observado que muchos latinoamericanos están ampliando el número
de personas que viven en el mismo piso. Por otra parte, si la familia, en sentido amplio, contaba ya con
varias viviendas de propiedad, cosa no muy infrecuente, ahora ha vaciado alguna y trata de alquilarla a
terceros. Lo mismo se observa con la comunidad rumana. En los casos en que se produce retorno al país
de origen, de uno de los cónyuges de la familia, suele optarse por alquilar alguna habitación a otras
personas para afrontar el coste de la vivienda.
El Observatorio Permanente de la Inmigración (2009) pone también de manifiesto el problema con
el que se encuentra ahora la población inmigrante respecto de las hipotecas. Los años 2005, 2006 y 2007
fueron de venta masiva de viviendas a inmigrantes, pero con el desempleo muchas familias ya no ingresan
dos sueldos, y el sueldo actual es más pequeño, de modo que es materialmente imposible pagar la
hipoteca. Los inmigrantes que más optaron por la compra de vivienda fueron aquellos que mejor se
estaban asentando en la sociedad española, los que ya habían llevado a cabo la reagrupación familiar y
contaban con trabajos estables (o que consideraban estables, aunque sus contratos fuesen temporales),
especialmente si los dos cónyuges trabajaban. Pero el problema está resultando ser más grave de lo
esperado porque no afecta sólo a quienes ya no pueden pagar su hipoteca, sino también a quienes les
habían avalado.
El Observatorio Permanente de la Inmigración (2009) también pone de manifiesto las situaciones de
desahucio, así como los casos en los que alguno de los inquilinos que comparten un piso lo ha tenido
que abandonar por no poder pagar su parte. Estos últimos casos no son muy frecuentes porque funciona
la solidaridad entre los que comparten los pisos. Como consecuencia de esta situación, ya en 2008 Cáritas
informaba de que se había producido un fuerte incremento en la solicitud de ayudas (un 50% más que
en 2007), y que buena parte de las demandas eran para afrontar los gastos de la vivienda. Entre los
demandantes de estas ayudas destacaban los inmigrantes, con un crecimiento significativo de mujeres
solas con hijos, pero también de hombres que habían perdido el trabajo, y, sobre todo, de demandantes
nuevos, que nunca antes habían solicitado estas ayudas.

16 Documentos del Observatorio Permanente de la Inmigración (2009): Inmigración y mercado de trabajo Informe 2009,
Ministerio de Trabajo e Inmigración, Madrid.

+150.
≈ Índice de tablas

Tabla 1. En dónde está la mayor utilidad de los servicios sociales


Tabla 2. Utilización de los servicios sociales
Tabla 3. Causas por las que no acude al médico
Tabla 4. Tipo de vivienda

≈ Índice de gráficos

Gráfico 1. Utilización de los servicios sociales especializados


Gráfico 2. Conocimiento del sistema de salud pública
Gráfico 3. Forma de acceder a la información: sistema sanitario y servicios sociales
Gráfico 4. Utilización de mediadores y/o intérpretes
Gráfico 5. La figura del mediador/a en los centros de salud
Gráfico 6. Estado de salud
Gráfico 7. Forma de adquirir la vivienda

+151.
[ La formación en las mujeres inmigrantes
Luis Torrego Egido

1. Introducción

2. El nivel de estudios de las mujeres inmigrantes

3. Utilización de servicios educativos y conciliación de la vida familiar y laboral

4. La formación recibida en nuestro país

5. Otros aspectos relacionados con la formación

6. Conclusiones

+153.
La formación en las mujeres inmigrantes | Luis Torrego Egido

1. Introducción

En la integración de las mujeres inmigrantes hay variables que son fundamentales para su realización
efectiva. Entre esas variables relevantes se encuentran las que van a ser abordadas en este capítulo:
el nivel de estudios alcanzado por las mujeres inmigrantes (que suele ser el que han conseguido antes
de su venida), la formación a la que se accede en nuestro país para mejorar su situación laboral o
personal y la utilización de recursos que son básicos para una realización cierta de la igualdad de
oportunidades. Estas mismas variables son, como acabamos de señalar, muy importantes para que no
se produzcan discriminaciones debidas al género.
Ya en la Declaración de Beijing y Plataforma para la Acción1 se proponen medidas muy clarificadoras
en este sentido. Así, por ejemplo, se propone mejorar la situación de las trabajadoras migrantes y
facilitar su empleo productivo mediante un mejor reconocimiento de sus aptitudes, de los estudios
realizados en su país, facilitando de este modo su integración plena en la fuerza de trabajo.
Del mismo modo se propone la adopción de un criterio integral en lo que respecta a la formación
necesaria para incorporarse al mercado de trabajo, formación que debe incluir la enseñanza del idioma
del país receptor.

2. El nivel de estudios de las mujeres inmigrantes


El nivel de estudios alcanzado por una persona es un recurso útil para lograr su inserción laboral.
Es un hecho constatado que, a medida que se asciende en el nivel de titulación obtenido, existen más
probabilidades de encontrar trabajo.
Como puede verse en el gráfico 1, una de cada cinco mujeres inmigrantes de nuestro estudio ha
realizado estudios superiores, pero el dato más significativo es que puede marcarse una línea divisoria
entre las mujeres que han realizado, al menos, estudios secundarios o más avanzados, frente a las que
se han quedado en estudios primarios o no han realizado ningún tipo de estudios. Esa teórica línea
divisoria es sobrepasada por más de las dos terceras partes. Dos porcentajes se sitúan en cifras bajas:
el 2,5% de mujeres que no han realizado ningún tipo de estudios y el 1,4% que tiene estudios
ocupacionales.

1 La IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, que se desarrolló en Beijing en 1995, aprobó la declaración de Beijing y
una Plataforma de Acción. Participaron delegaciones oficiales de 184 países miembros de Naciones Unidas. Su Secretaria
General fue Gertrukde Mongela, de Tanzania. En los documentos citados se proponen medidas para favorecer la
igualdad entre hombres y mujeres y promover que se garanticen los derechos de la mujer.

+154.
Con los datos obtenidos no puede afirmarse que estemos ante una población caracterizada por
el bajo nivel de estudios.
En nuestro estudio hemos encontrado una menor diferenciación de la que cabría esperar en la
situación laboral entre los distintos grupos clasificados según su nivel de estudios. Es cierto que el grupo
que muestra un mayor porcentaje de mujeres trabajando es el que tiene estudios superiores o universitarios
(58,6% de dichas mujeres están trabajando). Sin embargo, las diferencias con el resto de grupos son poco
marcadas, pues todos ellos se sitúan en porcentajes cercanos al 50%, como puede verse en la tabla 1.
Quizá más significativo sea, entre los datos que refleja dicha tabla, el porcentaje de mujeres, según
nivel de estudios, que están dedicadas a las tareas del hogar. Ahí sí puede verse una clara diferenciación
entre los porcentajes de las mujeres sin estudios o con estudios primarios o básicos (11,1% y 7,8%) y de
las mujeres con estudios secundarios o medios y superiores o universitarios (4,8% y 5,7%). Puede verse,
por tanto, cómo el nivel de estudios alcanzado influye en una mayor dedicación a actividades profesionales
o de cualificación para el desempeño de un puesto de trabajo (desarrollo de un trabajo, búsqueda de
empleo, realización de estudios para conseguir una determinada cualificación,…).

Sin embargo, puede resultar de interés ocuparse de otro fenómeno, como es el de la sobreeducación
o desequilibrio entre el nivel de estudios alcanzado y el trabajo que se desempeña. En otras palabras,
un trabajador está sobreeducado si tiene un nivel educativo superior al que se necesita en el puesto de
trabajo que desempeña. Si su nivel educativo fuese inferior al requerido, se le considera infraeducado,
mientras que, por último, si ocupa un empleo donde se requiere exactamente el nivel de estudios que
tiene, se le considera adecuadamente educado.
La sobreeducación es un fenómeno más extendido entre los inmigrantes y, además, es más grave
o más intensa —en la forma de un mayor desajuste— entre ellos (CHISWICK y MILLER, 2005; BATTU y
SLOANE, 2004; GREEN et al. 2004). Los estudios realizados permiten concluir que la sobreeducación genera
una parte de la diferencia salarial entre nativos e inmigrantes.
En otra investigación, GROOT y MAASEN VAN DEN BRINK (2000) hallan que la variable sexo no ejerce
ningún efecto en la probabilidad de estar sobreeducado. En nuestra investigación no parecen detectarse,
a primera vista, con claridad fenómenos generalizados de sobreeducación. No obstante, basta con
preguntar la opinión sobre la adecuación entre el trabajo desempeñado y la propia formación (los datos
se recogen en la tabla 2), para encontrarse con la percepción de este fenómeno.

+155.
Para la correcta interpretación de esta tabla hay que tener en cuenta que muchas de las mujeres que
participan en el estudio no se encuentran trabajando en la actualidad; de ahí las elevadas cifras de la
categoría “No responde”. Los menores porcentajes de adecuación entre el trabajo desempeñado y el
nivel de estudios se encuentran en las mujeres con estudios secundarios y ocupacionales —ambas con
porcentajes muy próximos al 20%— y, sobre todo, en las mujeres con estudios universitarios —11,4%—
. Por el contrario, como era lógico esperar, son estas mujeres con formación superior, las que eligen en
mayor medida la respuesta “Bajo para mi formación”: un 38,6%.
Casos de infraeducación apenas se manifiestan, pues la respuesta “Por encima de mi formación” sólo
aparece en un grupo de mujeres —las que tienen estudios secundarios o medios— y con un porcentaje
muy bajo: el 1,2%. También es interesante comprobar en esta tabla que la necesidad de formación se
manifiesta de manera inversamente proporcional al nivel de estudios realizados: un 11,1% en el caso de
las mujeres sin estudios, frente a un 5,9% en las mujeres de estudios elementales o un 1,4% en las de
estudios superiores.

Otra cuestión que puede estar relacionada con el nivel de estudios es la centrada en la satisfacción
laboral que, a primera vista, podría ser considerada como un integrante esencial del bienestar. No es esa
la opinión de HERNÁNDEZ y LEÓN (2007, pág. 14), quienes escriben: “La satisfacción laboral realmente
contribuye poco a la felicidad del migrante”. Para estos autores es más influyente la variable “satisfacción-
realización personal”; de forma que, cuando se incorpora al modelo esta última variable, pierde significación
la variable “satisfacción laboral” y cambia de signo. Las variables que explican la felicidad del migrante
tienen que ver más con la satisfacción en la vida personal y familiar, satisfacción en la vida afectiva, con
la satisfacción respecto de su integración social y con la satisfacción respecto de la realización personal.
Sin embargo, HERNÁNDEZ y LEÓN afirman que este último término, la realización personal, tiene mucho
que ver con la cualificación del individuo, su experiencia, el trabajo que desempeña en destino y con el
grado de cumplimiento de sus expectativas profesionales.
Carlos GAMERO (2009) ha comparado la satisfacción laboral de los trabajadores autóctonos con la
de los trabajadores inmigrantes. Entre sus conclusiones destacan, por ejemplo, que los trabajos de los
inmigrantes asalariados están asociados a un menor nivel de retribución salarial, mayor carga de trabajo
y a un porcentaje superior de trabajadores que consideran que su salario se encuentra por debajo del
salario de mercado (36,8% frente a 31,1% para los nativos).

+156.
También destaca la mayor incidencia de los contratos de carácter temporal en los trabajadores
inmigrantes frente a los asalariados autóctonos, siendo relativamente mayor la presencia de los primeros
en ocupaciones de baja cualificación. Además, en el estudio del profesor GAMERO se observa que un
32,0% de los empleados foráneos considera su relación laboral como inestable, porcentaje netamente
superior al que presentan los nativos (18,6%). En promedio los inmigrantes otorgan a sus empleos una
nota que no llega al notable (6,7 puntos sobre 10), ascendiendo el porcentaje de insatisfechos al 15,4%.
El mayor descontento con su situación laboral se refleja también en una relativamente intensa actividad
de búsqueda de empleo alternativo (20,8%) y a que la mayoría de ellos (54,9%) muestre intención de
cambiar su empleo por otro diferente.
En nuestro estudio los porcentajes de insatisfacción son mayores que los encontrados por GAMERO.
Así, en la tabla 3 se pone de manifiesto que los porcentajes de insatisfacción —obtenidos mediante la
suma de respuestas en las categorías de “Poco satisfecha” y “Nada satisfecha” —, sin contemplar las mujeres
con estudios ocupacionales o con otros estudios (ambas tienen pocos casos), se sitúan en cifras cercanas
al 20% o algo más, excepto en las mujeres de estudios secundarios o medios (15,7%).

Precisamente una de las fuentes de mayor satisfacción laboral es la estabilidad laboral, una aspiración
buscada por la generalidad de los trabajadores, independientemente de cual sea su origen. En nuestro
estudio se pone de manifiesto que el nivel de titulación tiene influencia en el carácter indefinido o
temporal del trabajo que se ha obtenido. Y esa influencia tiene una peculiar característica: los empleos
indefinidos son ocupados en mayor medida por aquellas mujeres que tienen un elevado nivel de estudios
(universitarios o superiores), pero también ocurre que a los empleos indefinidos han accedido aquellas
mujeres que no tienen estudios.
Como puede verse en la tabla 4 —una vez descontados los elevados porcentajes situados en la
opción “No responde” integrados por aquellas mujeres que en la actualidad no tienen contrato de
trabajo— el porcentaje de mujeres con estudios superiores y contrato indefinido (18,6%) y de mujeres
sin estudios y contrato de duración indefinida (22,2%) es claramente superior al de las mujeres cuyo
contrato es, así mismo, de duración indefinida, pero su nivel de estudios es de estudios primarios (9,8%)
o secundarios (9,0%).
En los contratos de duración temporal, sin embargo, los porcentajes se igualan bastante más. Puede
verse cómo todos ellos se sitúan en torno al 30%, con una sensible reducción en el grupo de mujeres
sin estudios, que vuelve a situarse en el 22,2% .

+157.
Con la reflexión anterior, entramos directamente en el terreno de las expectativas laborales. Unas
expectativas laborales que están, sin duda, condicionadas por la coyuntura económica, pero también
por el nivel de estudios. Es innegable que la situación económica actual tiene una influencia innegable,
como pone de manifiesto el informe de la Fundación Adecco (2009), en el que se refleja que la proporción
de mujeres inmigrantes contratadas ha caído de un 20,9% hasta el 16,8%, lo cual no extraña si tenemos
en cuenta que el paro ha vuelto a golpear con mayor dureza al colectivo de trabajadores extranjeros.
Pero también influye el nivel de estudios, que vuelve a marcar, en algún sentido, una curiosa doble
dirección. Así, en la tabla 5 se pone de manifiesto que las mujeres sin estudios y las mujeres con estudios
superiores son quienes menos espíritu emprendedor muestran: sólo el 28,6% y el 22,2% de estos grupos
tienen entre sus expectativas la de crear su propia empresa, frente a porcentajes más elevados en el caso
de las mujeres con estudios secundarios (34,3%) o primarios (42,2%).

Creemos que merece la pena comprobar si el proyecto migratorio2 se ve también afectado por el
nivel de estudios de la migrante. Si comparamos los resultados que hemos obtenido con los de otros

2 BASABE, ZOBLINA y PÁEZ (2004) aclaran que el proyecto migratorio se refiere a la expectativa que las personas tenían
al llegar al país de acogida sobre la permanencia o provisionalidad en dicho país y señalan que “en casi todos los
grupos emigrantes al inicio se mantiene el deseo de transitoriedad y el sueño de poder retornar al país de origen, este
deseo suele ser bastante permanente incluso cuando parece improbable el retorno” (PÁEZ, GONZÁLEZ y TORRES,
2000).

+158.
estudios, percibimos que hay diferencias. Así, en el estudio de BEDABE, ZOBLINA y PÁEZ (2004) realizado
con los inmigrantes residentes en el País Vasco, vemos que las personas que piensan que residirán en
nuestro país sólo por un tiempo se sitúan en el 31% y los que ven su estancia en España o en el País
Vasco como permanente superan el 43%, mostrándose el 26% restante como indecisos. En nuestro caso,
las cifras de las mujeres que aspiran a regresar a su país de origen son netamente inferiores —prácticamente
suponen la mitad de los indicados en el estudio citado, pues se sitúan en torno al 16 %— y son mayoría
clara aquellas mujeres que aspiran a permanecer en nuestro país, preferentemente en nuestra comunidad
autónoma.
No se aprecian diferencias sustanciales según el nivel de estudios —véase la tabla 6— en el proyecto
migratorio, si bien cabe hacer algunas matizaciones, pues las mujeres sin estudios son las más proclives
a la movilidad.

El nivel de estudios es una variable influyente en la valoración que se realiza sobre el proceso
migratorio. Diferentes autores, como SMITH y BOND (1999), han señalado la influencia de unas expectativas
realistas sobre la situación en que puede desembocar este proceso, así como la relevancia de este aspecto
en el bienestar psicológico. Pues bien, la valoración sobre si ha merecido la pena venir a nuestro país y
buscar trabajo, aunque no se haya tenido en cuenta el currículo profesional o formativo de la mujer, es
diferente en función del nivel de estudios. Como puede verse en la tabla 7, son las mujeres sin estudios
las que más negativamente valoran la venida a España y la búsqueda aquí de un trabajo. Son ellas,
asimismo, junto con las mujeres con estudios primarios quienes no ven en el viaje a España un beneficio
propio, sino una mejora de la calidad de vida familiar.

+159.
Aunque no sea una variable que marque diferencias significativas, también puede verse la influencia
del nivel de estudios en la percepción de la discriminación por la doble condición de ser mujer y ser
inmigrante. Así, enunciada la frase “La población española en su conjunto sigue discriminándonos por
el hecho de ser mujeres y por ser inmigrantes”, y sumados los porcentajes de las respuestas “Muy de
acuerdo” y “Bastante de acuerdo”, son las mujeres sin estudios y con estudios primarios, las que muestran
un porcentaje mayor (33,3% y 26,5%, respectivamente). Los datos concretos aparecen en la tabla 8.

3. Utilización de servicios educativos y conciliación de la vida laboral y familiar


En los últimos años, se asiste a un debate entre expertos en el que se señalan dos características que,
a nuestro juicio, son irrenunciables. Por una parte, se dice que para avanzar hacia la igualdad de
oportunidades entre los distintos colectivos que conforman nuestra sociedad ha de apostarse por una
serie de servicios que facilitan la inserción laboral, especialmente de los sectores más desfavorecidos y

+160.
se cita como referente de esas necesidades la escolarización de niños y niñas en edades tempranas, pues
eso facilitaría el acceso al trabajo de colectivos, de ingresos medios y bajos, como el de las mujeres
inmigrantes.
Por otra parte, se contrapone a esta idea la que señala que la escolarización en esta etapa no ha de
tener un carácter asistencial, sino que ha de buscar una finalidad educativa, favoreciendo la estimulación
temprana de las capacidades de niños y niñas. Se genera así una polémica que creemos estéril, pues no
vemos incompatibilidad alguna entre la promoción de la igualdad de oportunidades y el carácter
educativo del primer ciclo de la Educación Infantil, por otra parte ya recogido en la Ley Orgánica 2/2006,
de 3 de mayo, de Educación (BOE de 4 de mayo), la cual define la Educación Infantil como una etapa
educativa con identidad propia que atiende a niños y niñas desde el nacimiento hasta los seis años de
edad. La citada ley también establece que las Administraciones Públicas promoverán un incremento
progresivo de la oferta de plazas públicas en el primer ciclo de Educación Infantil, coordinando las políticas
de cooperación entre ellas para asegurar la oferta educativa de este ciclo.
A este respecto, el Informe 2007: Objetivos Educativos y Puntos de Referencia 2010 del Ministerio de
Educación establece cuatro puntos de referencia españoles y el primero de ellos es el incremento de la
tasa de escolarización en Educación Infantil, por considerar que la escolarización en edades tempranas
es uno de los factores más determinantes para conseguir que los estudiantes alcancen mejores resultados,
especialmente cuando los niveles socioeconómicos y culturales de las familias son más bajos. Este Informe
parte de la necesidad de ofrecer un número suficiente de plazas pero añade que es necesario ir más allá,
estimulando dicha demanda y estableciendo una escolarización efectiva.
A propósito de este mismo asunto, debemos recordar que la Comisión Europea, en su comunicación
de 27 de febrero de 2009 sobre “Igualdad entre mujeres y hombres”, señala que uno de los retos para
fomentar la distribución equitativa de las responsabilidades privadas y familiares entre las mujeres y los
hombres está en desarrollar servicios para cuidar a niños que sean asequibles, accesibles y de calidad,
permitiendo que más mujeres puedan entrar y permanecer en el mercado laboral, al tiempo que se
facilita el equilibrio laboral y familiar tanto de las mujeres como de los hombres.
Sostiene María José GONZÁLEZ (2005, pág. 433) que en España existe un buen modelo educativo
que defiende la integración de la educación infantil con carácter voluntario desde los 0 a los 6 años. Esta
autora señala, sin embargo, que existe una situación muy distinta si tenemos en cuenta la divisoria de
los tres años de edad.
Desde los años noventa ha mejorado significativamente la oferta de plazas en el segundo ciclo de
educación infantil (3-6 años). Por eso, como señala Rosa PEÑALVER (2009, pág. 14) España se encuentra
entre los países de la Unión Europea con mejor tasa de escolarización a los 3 años con un 96,2%, 23
puntos por encima de la media europea, que se sitúa en el 73,9% (marzo de 2009).
Sin embargo, el primer ciclo de educación infantil (0-2 años) continúa siendo la asignatura pendiente,
pues estamos todavía muy lejos del 33% recomendado por el Consejo Europeo —nos situamos en poco
más de la mitad de ese porcentaje— y mucho más lejos todavía de la escolarización infantil alcanzada
en países como Dinamarca o Suecia.
No obstante, indica la propia PEÑALVER, el alumnado de primer ciclo ha crecido en el curso 2008/2009
en 98.641 personas, un 34,5% de incremento respecto al curso anterior, hasta alcanzar los 384.644 alumnos.
La estadística también refleja que en el curso 2008/2009 hubo 1.100 escuelas infantiles más que en el
2007/2008 (22,4% de incremento).
Es éste un asunto de una notable relevancia, pues aunque la dificultad de conciliar el ámbito familiar,
personal y laboral es común a la mayoría de mujeres con hijos menores a cargo que participan en el
mercado de trabajo, los recursos con que cuentan las mujeres para hacer frente a esta dificultad son sin
duda desiguales y, por consiguiente, también lo son las estrategias de conciliación a su alcance (PARELLA
y SAMPER, 2009).

+161.
La posición de vulnerabilidad de las familias inmigrantes no comunitarias en la estructura social hace
más necesaria la dotación de recursos de conciliación. Carlos GÓMEZ GIL (2006), profesor de la Universidad
de Alicante, afirma que las guarderías públicas para madres trabajadoras son prácticamente inexistentes,
existiendo listas de espera incluso de años, teniendo que recurrir a guarderías privadas de pago y muy
caras, lo que imposibilita el acceso a otro tipo de trabajos y a una mejora de su empleabilidad.
El recurso a las redes familiares se desvanece en la sociedad receptora, ello se explica no sólo porque
en muchos casos los miembros de la familia extensa permanecen en el país de origen y la mujer inmigrante
está sola y no puede contar con sus seres queridos, sino también porque los ritmos de trabajo y la falta
de tiempo libre que tienen los y las inmigrantes aquí dificulta en muchos casos poder mantener el mismo
tipo de vínculo que tenían en la sociedad de origen (BRULLET y PARELLA, 2005).
En nuestro estudio hemos analizado la situación de las mujeres inmigrantes con respecto a la
utilización de las guarderías. Por eso hemos preguntado si necesitan ese servicio. A esa cuestión no nos
ha respondido la mayoría de las mujeres encuestadas. Hay que tener en cuenta que las guarderías sólo
pueden ser utilizadas por aquellas mujeres que tienen hijos en edad de ser escolarizados en Educación
Infantil. Como puede verse en la tabla 9, el 13,27% de las mujeres encuestadas manifiesta tener hijos
menores de tres años de edad.

Sin embargo, aunque la escolarización en Educación Infantil, desde el punto de vista normativo, es
una opción voluntaria de las familias, la realidad ya citada de la escasa disponibilidad de redes familiares
hace que, en realidad, ésta sea una opción obligada, pues la mayoría de las madres inmigrantes no tienen
estructuras familiares de apoyo en nuestro país. De ahí que, a la vista de los datos de la tabla 10, pueda
interpretarse que se recurre a la guardería por necesidad, no de manera voluntaria. Se hace así cuando
no se dispone de familiares o amigos que puedan ocuparse del cuidado de los niños menores.

+162.
Lo que acabamos de afirmar puede verse de manera más clara en el gráfico 2, en el que sólo se
consideran las respuestas de las mujeres que son madres de niños menores de tres años. La mayoría
tiene necesidad de llevar a sus hijos a la guardería. La proporción de los que recurren a la familia es
pequeña si pensamos en la población autóctona y en las funciones de cuidado que ejercen abuelos y
abuelas.

Como señalan Sonia PARELLA y Sarai SAMPER (2009, pág. 170), el recurso a los servicios privados —
tales como las guarderías o los «canguros»— es poco utilizado por parte de las mujeres inmigrantes con
hijos a su cargo, a tenor de su elevado coste. En este sentido, la demanda de más plazas en guarderías
públicas, con horarios más extensivos, así como becas de comedor y espacios lúdicos para los niños
fuera de horario escolar y en períodos vacacionales, afirman las autoras citadas, es una constante que
se pone de manifiesto en la investigación realizada por ellas. De la accesibilidad a estos servicios dependen
en muchos casos las opciones laborales que finalmente tengan estas madres. Sin embargo, la realidad
mayoritaria sigue siendo que no se accede a dichos servicios, como puede verse tanto en la tabla 11
como en el gráfico 3.

+163.
El desarrollo de los servicios de guardería y su relación con el fomento del empleo femenino ha sido
ya analizado. Las investigaciones confirman la relación positiva entre disponibilidad de servicios de
cuidado infantil —especialmente si éstos son públicos y de carácter gratuito— y la participación femenina,
entendida ésta en un sentido amplio: profesional, cultural, política,… (DEL BOCA, 2002).
Un dato que se desprende de nuestro estudio es el de la vinculación entre el uso de las guarderías
y la situación laboral de la mujer inmigrante. La mayoría de las mujeres usuarias de una guardería tiene
empleo en el momento actual o lo han tenido con anterioridad y se encuentran en este momento en
situación de desempleo. Vemos, pues, que se confirma la asociación que antes apuntábamos entre
existencia de servicios de cuidado infantil y empleo de las mujeres que son madres. Puede consultarse
esta relación en el gráfico 4.

Una variable que pudiera estar relacionada con el uso de las guarderías es la del nivel de estudios
de las mujeres que escolarizan en estos centros a sus hijos e hijas. La distribución porcentual del nivel
de estudios alcanzado por las mujeres inmigrantes usuarias de guarderías es el que puede verse en el
gráfico 5.
En él puede verse cómo las mujeres que afirman no tener ningún tipo de estudios apenas son usuarias
de las guarderías. Entre las que sí son usuarias de este tipo de centros, el porcentaje más bajo es el
constituido por las mujeres que tienen estudios ocupacionales, seguidas por las mujeres con estudios
primarios y las que han realizado estudios superiores. Sobresalen las que tienen estudios secundarios,
aunque mayoritariamente no obtienen plaza en una guardería pública.

+164.
Un dato muy relevante para el acceso al empleo en el caso de las mujeres inmigrantes viene dado
por el número de hijos que tienen y por su escolarización en los diferentes niveles educativos. Los
porcentajes que hemos encontrado en nuestro estudio aparecen en la tabla 12. Como puede verse, los
porcentajes significativos se encuentran en la escolarización en los primeros niveles de nuestro sistema
educativo: la Educación Infantil y la Educación Primaria. Coincide, pues, con la edad en que es preciso
una mayor atención hacia esos niños y niñas.

Estos datos son muy importantes, pues tal y como señalan PARELLA y SAMPER (2007, pág. 169), las
mujeres inmigrantes se sirven de un modo predominante de conciliar la vida familiar y el ejercicio laboral,
consistente en la reducción de su actividad laboral3.

3 Reducir la actividad laboral es la estrategia más habitual de las mujeres inmigrantes cuyo esposo desempeña una
actividad remunerada y convive con ellas en la sociedad receptora. Para estas mujeres, las opciones laborales más
«conciliadoras» se circunscriben mayormente a empleos por horas —por ejemplo, en el servicio doméstico—, que
puedan realizar durante el horario en que sus hijos están atendidos en la escuela, empleos remunerados nocturnos
o de fines de semana (residencias de ancianos, fábricas), empleos informales u ocasionales (que les permitan trabajar
cuando sus hijos se ponen enfermos o tienen vacaciones) o que puedan realizarse desde casa (ventas por catálogo,
costura, etc.)”. (PARELLA u SAMPER, 2007, pág. 169)

+165.
4. La formación recibida en nuestro país
Tomás FERNÁNDEZ (FERNÁNDEZ y LÓPEZ, 2005) habla de la urgente necesidad de poner en marcha
dimensiones básicas para la integración, como el desarrollo de programas para la formación de las
mujeres, de manera que se incorporen al mercado de trabajo en condiciones más favorables. En un
estudio promovido por UGT, con el título de “Mujeres inmigrantes. Factores de exclusión e inserción en
una sociedad multiétnica. La situación en España” (2001), se afirma: “En lo que se refiere a la formación,
podemos afirmar que la práctica totalidad [de las mujeres inmigrantes] no está realizando ni ha realizado
ningún curso de formación para el empleo, es algo generalizado y sin relación a la nacionalidad o al lugar
de residencia”. Esta y otras investigaciones han estudiado, si bien indirectamente, la utilización de servicios
sanitarios y educativos por parte de las mujeres inmigrantes y han llegado a conclusiones poco alentadoras.
En nuestro estudio hemos preguntado a las participantes si habían recibido algún tipo de formación
desde su llegada a nuestro país. La representación de las respuestas puede verse en el gráfico 6, en el
que se ponen de manifiesto dos características: hay algo más de una cuarta parte de las mujeres que no
ha recibido ningún tipo de formación y las acciones formativas que predominan —el 52’8 % de las
mujeres las han realizad—- son las que pueden resultar de utilidad para obtener trabajo o progresar en
el empleo.

La distribución de las respuestas por nivel de estudios —tabla 13— indica que son las mujeres sin
estudios las que realizan la formación menos centrada en buscar una utilidad en el trabajo. Son también
las que muestran menos porcentajes de no haber realizado ninguna actividad formativa.

+166.
La valoración de la formación —gráfico 7— se ve muy condicionada por la utilidad de ésta para el
trabajo-, de tal modo que algo menos de la mitad de la muestra valora la formación recibida como
satisfactoria y útil. Hay un amplio porcentaje —26,3%— que, aunque está satisfecha con la formación,
no encuentra en ella utilidad.

Sylvie KOLLER (2008) realiza un análisis detallado de las actividades de formación de quince inmigrantes
ecuatorianas y concluye que su estrategia de formación corresponde a aspiraciones muy amplias y en
ocasiones muy poco perfiladas en función de logros inmediatos. «El tiempo aquí pasa rápido»; «Es fácil
perderse»; «Aquí es fácil perder tiempo»; «Me doy cuenta de que me voy quedando,» o «No quiero
quedarme ahí» son expresiones recurrentes en estas mujeres.
Esa estructura podría estar también presente en las respuestas a nuestro estudio. Si analizamos las
razones que argumentan las mujeres que no han realizado actividades de formación que aparecen
representadas en el gráfico 8, veremos que la mayoritaria es, simplemente, que los horarios no se ajustan
a las necesidades de la mujer, aunque esta respuesta es seguida en una frecuencia bastante cercana por
la de no ajustarse a los propios intereses o por imposibilidad de acceder a ella desde el punto de vista
económico.
En el gráfico 9 puede verse una amplia diversidad de intereses en cuanto a las actividades formativas
que se desean realizar. Si nos detenemos en las tres que alcanzan mayor frecuencia, podríamos encontrar
una diferencia entre la más señalada —ampliar mis conocimientos— y las dos siguientes— tener
posibilidades de mejorar en mi trabajo y ampliar el campo profesional y laboral—, muy orientadas a la
mejora laboral. Sin embargo, la primera también puede admitir una interpretación en términos de
“utilidad”: si se amplían los conocimientos, pueden obtenerse ventajas laborales.

+167.
5. Otros aspectos relacionados con la formación
El colectivo IOÉ (2009) ha elaborado un esquema interpretativo con cuatro posiciones básicas —
denominadas inserción subalterna, integración igualitaria, repliegue defensivo y proyección instituyente—
que permiten explicar las diversas formas de instalación de la población inmigrante en España.
En cada caso se dibuja una forma específica de entender la convivencia con los nativos (asimilación,
respeto, reclusión, reconocimiento) y la incardinación en el mercado de trabajo (complementaria,
competitiva, etnoestratificada, crítica). Las posiciones remiten, además, a modelos implícitos de sociedad
(monocutural, pluricultural, intracultural, transcultural) y dan lugar a diferentes estatutos de ciudadanía
(subordinado, equiparado, denegado y participante).
En el desarrollo de esas formas de instalación, con características poco integradoras algunas de ellas
—repárese, simplemente, en las denominaciones: inserción subalterna, repliegue defensivo—, pueden
distinguirse factores propios de la sociedad receptora y otros aportados por las personas migrantes.
Siendo conscientes de la dificultad de aislarlos y de su relativa relevancia en la integración de la inmigración4,
nos ocupamos aquí de algunas características personales.
Una de ellas es el dominio del español, la lengua de la sociedad receptora. Como ha señalado
TEZANOS (2005), las dificultades con el idioma pueden constituirse en un factor seriamente limitador de
la integración. En nuestra investigación se pone de manifiesto que esta limitación afecta, según las propias
percepciones, a un número reducido de la población femenina, como se recoge en la tabla 14. En efecto,
las frecuencias sumadas de las respuestas “mal” y “muy mal” son muy bajas en todos los aspectos,
especialmente en aquellos en que no hay necesidad de leer o escribir: 1,7% en el habla de la lengua y
1,2% en la comprensión del idioma. Estas cifras se elevan a 3,1% en el caso de la lectura de nuestra lengua
y a 6,2% en la comprensión.

4 A partir de un análisis de los procesos de integración de inmigrantes en 16 ciudades europeas, PENNINX y MARTINIELLO
(2006, pág. 151) consideran que los dos agentes principalmente implicados (los propios inmigrantes y la sociedad
receptora) “son intrínsecamente desiguales en términos de poder y de recursos, por lo que la sociedad receptora, su
estructura institucional y sus reacciones ante los recién llegados son mucho más decisivas para los resultados del
proceso de integración que los propios inmigrantes”.

+168.
En este sentido, nuestros datos se parecen a los alcanzados en otros estudios, como el que realiza
DOMÍNGUEZ (2006) en Málaga, en el que constata que la mayoría de las mujeres han conseguido superar
esta barrera idiomática con éxito, aunque argumenta que hay que tener en cuenta que el problema del
idioma no sólo aparece en lenguas tan distintas del castellano como la árabe o rumana, sino también
en países hispanoparlantes como Ecuador, Colombia o Chile.

Si el desconocimiento de la lengua del país receptor es un serio inconveniente para la integración,


el conocimiento de otros idiomas es, sin embargo, una oportunidad integradora. Hemos encontrado —
véase el gráfico 10— que la mayoría de las mujeres no dominan otras lenguas, exceptuadas el español
y la lengua de origen. Sin embargo, hay notables excepciones: un 15,9% de ellas son conocedoras del
inglés, y un 11% del francés. Estas dos lenguas son seguidas, a más distancia, por el ruso (2,3%).

Una cuestión de sumo interés es el estudio de los problemas que más preocupan a las personas de
nuestra investigación. Como se pone de manifiesto en el gráfico 11, lo que más preocupa es encontrar
trabajo. Este problema aparece citado casi por la mitad de las personas (49,2%). Hay que tener en cuenta
que podían citar hasta tres problemas. Si sumamos a esa cifra la de la preocupación por mejorar
profesionalmente (13%) o la de encontrar trabajo para un familiar (6,5%), se constata que las cuestiones
laborales son la principal preocupación de las mujeres inmigrantes. Otras preocupaciones son las de
regularizar la situación (10,5%), mejorar económicamente (8,2%), obtener recursos para regresar al país
de origen (4,5%), aprender el idioma español (5,1%), obtener una buena atención sanitaria (3,4%) o
mejorar la propia formación (2%). Únicamente otra preocupación —distinta a las laborales— muestra
una relevancia considerable: encontrar vivienda, que se cita por un 32%.

+169.
6. Conclusiones
1. La imagen de la población inmigrante suele venir caracterizada por deficiencias formativas; en
nuestro caso podemos afirmar que esa imagen no es cierta, no hemos encontrado un bajo nivel de
estudios. Por el contrario, el grupo predominante es el de las mujeres que tienen estudios medios,
secundarios o profesionales.
2. Las cuestiones laborales —encontrar trabajo o mejorar la situación laboral— constituyen la principal
preocupación de las mujeres inmigrantes. Destacan de manera significativa frente a otro tipo de problemas
(de formación, de atención sanitaria, de mejora de la situación económica, de obtención de recursos
para el regreso,…). De ese conjunto de cuestiones emerge otro segundo problema percibido: el de
encontrar vivienda.
3. La satisfacción laboral es diferente según el nivel de estudios, pero esta influencia ejercida por la
formación alcanzada es doble: son las mujeres con más nivel de estudios y las que no tienen estudios
las que muestran mayores porcentajes de insatisfacción con el trabajo.
4. Las mujeres sin estudios y las mujeres con estudios superiores son quienes menos espíritu
emprendedor muestran, pues presentan menores porcentajes en 5. La valoración sobre si ha merecido
la pena venir a nuestro país y buscar trabajo, aunque no se haya tenido en cuenta el currículo profesional
o formativo de la mujer, es diferente en función del nivel de estudios: son las mujeres sin estudios las que
más negativamente valoran la venida a España y la búsqueda aquí de un trabajo.
6. Una proporción importante de mujeres inmigrantes necesita de servicios de escolarización
(fundamentalmente guarderías) para conciliar la vida familiar y laboral y no dispone de redes de apoyo
familiar o de una situación económica que le permita hacer efectiva esa conciliación. El servicio de
guardería es utilizado fundamentalmente por las mujeres que se encuentran trabajando.
7. Una vez llegadas a España, un alto porcentaje no ha recibido ningún tipo de formación (más de
la cuarta parte). La formación recibida es, de manera muy predominante, aquella que puede resultar de
utilidad para obtener trabajo o progresar en él. Es este aspecto el más resaltado en relación con la
formación; incluso la valoración de la formación se centra en su utilidad para el trabajo.

+170.
8. La mayoría de las mujeres de nuestro estudio han conseguido superar la barrera para la integración
que supone el desconocimiento del español. Sus mayores dificultades se centran, según ellas mismas
manifiestan, en la escritura y en la lectura de nuestro idioma.
9. El nivel de estudios alcanzado influye en una mayor dedicación a actividades profesionales o de
cualificación para el desempeño de un puesto de trabajo (desarrollo de un trabajo, búsqueda de empleo,
realización de estudios para conseguir una determinada cualificación,…)
10. Hemos encontrado casos de sobreeducación —trabajadores que tienen un nivel educativo
superior al que se necesita en el puesto de trabajo que desempeñan— fundamentalmente en el caso
de las mujeres inmigrantes con estudios universitarios. Por el contrario, apenas existen casos de
infraeducación, el fenómeno inverso.

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Consultado el 3 de marzo de 2010 en http://www.ugt.es/inmigracion/mujerinmi.htm.

+172.
≈ Índice de tablas

Tabla 1. Situación laboral, según el nivel de estudios


Tabla 2. Opinión sobre la adecuación entre el trabajo realizado y la propia formación
Tabla 3. Grado de satisfacción con el trabajo actual, según el nivel de estudios
Tabla 4. Duración del contrato laboral, según el nivel de estudios
Tabla 5. Expectativas laborales, según el nivel de estudios
Tabla 6. Planes para los próximos años, según el nivel de estudios
Tabla 7. Valoración sobre si ha merecido la pena la venida a España y la búsqueda de un trabajo Tabla 8.
Grado de acuerdo con la frase: “La población española sigue discriminándonos por el hecho de ser
mujeres y por ser inmigrantes”, según el nivel de estudios
Tabla 9. Número de hijos menores de tres años
Tabla 10. Necesidad de guardería u opción por otras redes de cuidado
Tabla 11. Consecución de plaza en una guardería pública
Tabla 12. Número de hijos escolarizados en los diferentes niveles educativos
Tabla 13. Formación recibida desde que está en España, según nivel de estudios
Tabla 14. Autovaloración del dominio del español en distintos aspectos

≈ Índice de gráficos

Gráfico 1. Nivel de estudios de las mujeres inmigrantes


Gráfico 2. Redes de cuidados de niño o necesidad de guardería
Gráfico 3. Obtención de plaza en una guardería
Gráfico 4. Situación laboral de las madres que han buscado plazas de guardería pública
Gráfico 5. Nivel de estudios de las madres que han buscado plazas de guardería pública
Gráfico 6. Formación recibida desde la llegada a España
Gráfico 7. Valoración de la formación recibida
Gráfico 8. Razones por las que no se han realizado actividades de formación
Gráfico 9. Intereses para realizar actividades de formación
Gráfico 10. Dominio de otros idiomas por parte de las mujeres inmigrantes
Gráfico 11. Preocupación mostrada ante problemas

+173.
[ Igualdad de trato y oportunidades de las mujeres inmigrantes en
Castilla y León. El marco de referencia intercultural

1. Introducción

2. La importancia de la interculturalidad en el proceso de integración de la mujer inmigrante

3. Algunos de los cambios que favorecen o dificultan la inserción de la mujer inmigrante en


Castilla y León: lingüísticos, culturales, sociales, religiosos, psicológicos y académicos
3.1. Cambios de tipo lingüístico
3.2. Cambios de tipo sociocultural
3.3. Cambios de tipo académico
3.4. Cambios de tipo religioso
3.5. Cambios de tipo psicológico
3.6. Valoración de los cambios experimentados por las mujeres inmigrantes que tienen hijos
en Castilla y León

4. El interés por "conocer al otro", piedra angular de la interculturalidad.


4.1. Del conocimiento "del otro" a la asimilación de costumbres y tradiciones típicas del país
de acogida

5. Los prejuicios y estereotipos aún existentes

6. El estado anímico: elemento condicionador del proceso de integración

7. El desarrollo de actividades comunes, como elemento facilitador de la convivencia intercultural

8. La familia: núcleo de la integración social

9. Conclusiones

+175.
Igualdad de trato y oportunidades de las mujeres inmigrantes en Castilla y León.
El marco de referencia intercultural | Jesús Mª Aparicio Gervás

1. Introducción
El marco de referencia intercultural es uno de los factores más importantes a la hora de trabajar
el proceso de integración de la población inmigrante. Proceso que implica necesariamente la adquisición
de valores y actitudes conducentes a generar una igualdad de trato y oportunidad de la mujer, en la
sociedad de nuestros días. Porque no lo olvidemos, aún hoy, este colectivo sigue siendo uno de los
más desfavorecidos y, en consecuencia, el que mayor atención requiere.
Pero antes de comenzar nuestro análisis, creemos necesario definir, al menos sintéticamente, qué
entendemos por interculturalidad. Así las cosas, podemos concretar el concepto de interculturalidad,
como aquella corriente de pensamiento que permite la convivencia de culturas heterogéneas en un
espacio y tiempo comunes, apoyándonos en los pilares de los derechos humanos, la democracia y la
Constitución1. No se trata de elogiar la diferencia per se, sino que cada uno y también cada grupo
aporten características propias que enriquezcan al conjunto2 y en este sentido, la mujer inmigrante
tiene mucho que decir.
No nos cabe ninguna duda que el aprender a convivir comunidades heterogéneas en espacios
comunes, no sólo es uno de los objetivos prioritarios de nuestro estudio, sino también una de las
metas que pretende alcanzar la sociedad de nuestros días. Y en este sentido, la educación3 y, más
concretamente, la educación intercultural, va a constituirse como uno de los pilares más sólidos que
favorece esa integración y convivencia, constituyéndose, además, en la principal herramienta de lucha
contra el racismo, la intolerancia y la xenofobia4, desgraciadamente aún bastante arraigados en nuestra
sociedad.
No podemos tampoco resistirnos a hacernos eco de la enorme trascendencia e importancia que
en el ámbito de la interculturalidad la mujer inmigrante ha venido desarrollando en el espacio geográfico
de nuestra Comunidad Autónoma. Sin ir más lejos, un estudio reciente afirmaba que en el ámbito rural
de Castilla y León, la población inmigrante alcanzaba cifras que superaban el 20% del total de la
población de varios municipios, cifras sólo superadas por países con amplia tradición de acogida de
extranjeros5. Es más, esta población inmigrante (en la que la mujer ocupa un destacado papel) está
sirviendo para mantener, no sólo el estado de bienestar de estos municipios, sino el mismo hecho de
su propia existencia como tales. La mujer inmigrante en el medio rural ha sido descrita como una
trabajadora invisible, pero una trabajadora que es pieza fundamental en la agricultura, en la ganadería,
en el avance educativo y sanitario, en el cuidado de la casa, en la gestión del día a día, en el cuidado
de los familiares que viven con ella, en la economía6,... Y todo ello, bajo un triple vector discriminador:
ser mujer, inmigrante y vivir en el medio rural.

2. La importancia de la interculturalidad en el proceso de integración de la mujer inmigrante


Las políticas de integración social han sido tan variadas, como variados son los países de acogida
de población inmigrante. Así pues, podríamos hablar del modelo de integración intercultural
norteamericano, del francés, del alemán, del británico y, por qué no, del español. El hecho siempre es

1 APARICIO GERVÁS, J.M. (2009): "Educación del alumnado extranjero en Castilla y León: Análisis y situación", en Voces Escondidas
II. Estudio sobre la situación socioeconómica y laboral de la población inmigrante en Castilla y León, Delta, Madrid.
2 AMARA, F. (2004): Ni putas ni sumisas, Cátedra, Valencia.
3 APARICIO, J.M.; CARBONERO, M.A.; CARRO, L. y VVAA (2006): Población inmigrante en Tierra de Campos. Situación y
análisis, Pirámide, Madrid.
4 APARICIO GERVÁS, J.M. (2002): Prensa y educación: acciones para la desaparición de un gueto, Editorial Libre de
Enseñanza (EDLE), Madrid.
5 APARICIO GERVÁS, J.M.; CARBONERO, M.A.; CARRO, L. y VVAA (2006): Población inmigrante en Tierra de Campos... Op. cit.
6 MAYA FRADES, V. (Ed.) (2008): Mujeres rurales. Estudios multidisciplinares de género, Ediciones Universidad de
Salamanca, Salamanca.

+176.
el mismo. Cuando abordamos el fenómeno de la interculturalidad, pretendemos aplicar "modelos" de
actuación, que nos sirvan como protocolos de aplicación, ante situaciones concretas y diferentes. Y
ahí radica parte de nuestro error. Por principio, nunca deberíamos tomar parámetros interculturales
estereotipados, pues cada cultura en general y cada individuo en particular son entes independientes,
autónomos, singulares y diferentes del resto. Es evidente, entonces, que no debemos desarrollar
"clichés" interculturales, sino aplicaciones específicas y concretas. Por ese motivo, cuando señalamos
que vamos a aplicar un protocolo intercultural de actuación a inmigrantes búlgaras, latinoamericanas,
africanas, etc., por poner un ejemplo, no nos estamos dando cuenta de que no sólo estas mujeres
inmigrantes son distintas entre sí, sino también muy diferentes dentro de sus propias culturas.
¿Acaso, podríamos afirmar que existen inmigrantes iguales a las que se les pueda aplicar modelos
interculturales idénticos? Evidentemente, no. Cada mujer inmigrante es absoluta y completamente
diferente a otra, aunque proceda del mismo país, de la misma cultura, o incluso de la misma familia.
Si exceptuamos el hecho de haber nacido en un mismo país, ¿podríamos hablar entonces de modelos
de aplicación para mujeres inmigrantes búlgaras? ¿Y para mujeres inmigrantes latinoamericanas?
Evidentemente, tampoco. De ser así, ¿cuáles serían los rasgos que caracterizarían a una inmigrante búlgara,
o a otra latinoamericana, excepto el hecho de haber nacido en Bulgaria o en Latinoamérica,
respectivamente? Está claro que existen multitud de diferencias, si la mujer inmigrante búlgara es de
origen eslavo, es de origen turco o es de origen gitano. Y si nos referimos a una mujer inmigrante
latinoamericana, todavía las diferencias son mayores. ¿Cómo vamos a aplicar las mismas políticas de
integración a mujeres inmigrantes latinoamericanas procedentes de Chile que a las procedentes de
Bolivia, de Ecuador o de Brasil, por poner un ejemplo? Incluso, tampoco podemos trabajar con los mismos
patrones interculturales con mujeres inmigrantes procedentes de un mismo país, o región geográfica,
por el simple hecho de tener una procedencia común. ¿Acaso todas las mujeres inmigrantes procedentes
de Bolivia son culturalmente homogéneas? ¿Podríamos decir que una boliviana quechua es culturalmente
igual que una boliviana guaraní o aimara? Ahí radica parte de la problemática (y riqueza) intercultural.
Así las cosas, hemos creído necesario establecer un análisis de preguntas, a modo de encuesta, que
nos permitiera conocer algunos de estos aspectos interculturales en los que la mujer inmigrante participa
y colabora estrechamente, formando parte esencial del proceso de convivencia y, en definitiva, de su
integración social.

3. Algunos de los cambios que favorecen o dificultan la inserción de la mujer inmigrante


en Castilla y León: lingüísticos, culturales, sociales, religiosos, psicológicos y académicos

Un factor determinante de la inserción de la mujer inmigrante, no es otro que el grado de adaptación


social que experimentan sus hijos, ante el nuevo reto que supone la llegada a una sociedad y a un país
con unas costumbres, unas tradiciones y, en ocasiones también, una lengua diferentes. Es evidente que
en estos casos, los hijos marcan el futuro de una familia. Su mayor o menor grado de integración en la
sociedad castellanoleonesa permitirá el fijar o no la residencia de dicha familia inmigrante en un
determinado municipio.
Ciertamente, son muy numerosas las variables que condicionan la interculturalidad en su proceso
de integración en una nueva sociedad de acogida. De entre ellas, tal vez seis podrían ser consideradas
como las de mayor incidencia y repercusión: de carácter lingüístico, cultural, social, religioso, psicológico
y académico.
En este sentido y en función del grado de respuesta obtenido en nuestro análisis, no todas las variables
afectan en la misma medida a los hijos de las mujeres inmigrantes residentes en Castilla y León, como
podemos observar en la tabla 1:

+177.
3.1. Cambios de tipo lingüístico
El 28,75% de las mujeres inmigrantes en Castilla y León no ha notado cambios importantes en sus
hijos, en aquellos aspectos más básicos de carácter intercultural que pudiéramos tener en cuenta. Cuando
estos cambios se han producido, se vinculan claramente al ámbito lingüístico (20,42%), descendiendo
notablemente a los ámbitos social y cultural (12,08% y 14,17%, respectivamente) y de rendimiento
académico (11,25%). Los cambios de carácter psicológico (5,42%) y religioso (2,92%), aunque existen, son
muy escasos.
A través de este análisis, podemos deducir que la barrera intercultural se produce mayoritariamente
en el ámbito lingüístico, es decir, en el desconocimiento de la lengua, a pesar de que el 62,43% de las
mujeres encuestadas proceden de Latinoamérica y el 60,45%, de países hispanohablantes, como podemos
observar en el gráfico 1:

Y tal vez ahí viene otro de los errores más generalizados que se produce con demasiada frecuencia
en nuestro país, cuando analizamos la población inmigrante procedente de Latinoamérica. ¿Acaso el
inmigrante, por proceder de países en los que su lengua oficial sea el castellano, tiene que hablar o
conocer, necesariamente, esta lengua? ¿No es menos cierto que las mujeres inmigrantes, en su gran

+178.
mayoría, proceden de los estratos sociales más humildes (indígenas, mayoritariamente), de los países
económicamente más desfavorecidos? Pues siendo en ocasiones ésta su procedencia, ¿no será muy
probable que muchas de estas mujeres tuvieran dificultades con la lengua castellana, a pesar de proceder
de países latinoamericanos?7. Además y aun siendo castellanoparlantes, sus competencias lingüísticas,
en ocasiones, son muy pobres.
Las respuestas que hemos obtenido en nuestro trabajo confirman esta hipótesis, pues son, precisamente
las mujeres latinoamericanas (60,45%, como hemos señalado), las que más han notado los cambios en
el ámbito lingüístico.
Ahora bien, si reducimos el ámbito geográfico de aplicación a los cambios experimentados en el
ámbito lingüístico, pero en función del país de procedencia, entonces, los resultados cambian, como
podemos observar en la tabla 2:

Como es lógico suponer, a pesar del plurilingüismo que se produce en Latinoamérica, no es menos
cierto que sus dificultades, en cuanto a la lengua castellana se refiere, son menores que las de otros países
no hispanohablantes. Así, las mujeres procedentes de Bulgaria (31,03%) y de Rumanía (27,78%) son las
que reflejan mayores dificultades de carácter lingüístico. No olvidemos, también, que la inmigración
procedente de estos dos países es mayoritaria en nuestra Comunidad Autónoma8.
Debemos tener muy en cuenta que el condicionante de carácter lingüístico, a pesar de su dificultad,
no viene potenciado por estresores límite, que dificultarían, o al menos condicionarían, algunos de los
aspectos más importantes de la personalidad de los jóvenes9. Es pues, en todo caso, un condicionante
superable.

7 El plurilingüismo en Latinoamérica constituye una de las mayores riquezas interculturales. Esta riqueza origina también
importantes diferencias que son escasamente conocidas fuera de sus fronteras. A modo de ejemplo, en Bolivia, se hablan más
de 100 lenguas diferentes. Es cierto que el 71% de los bolivianos utilizan el castellano, pero el 13,4% habla aymara y el 13,3%
quechua, continuando estos dos últimos muy anclados a su cultura ancestral. Si, además de estas lenguas, coinciden en el país
numerosos grupos indígenas (aymara, quechuas, guaraníes, ayoreros, chiquitanos, guarayos,...), ¿podríamos hablar de la
inmigración boliviana como un grupo cultural concreto y aislado? Igualmente sucede con el resto de mujeres inmigrantes.
8 Más de la mitad de la población inmigrante en Castilla y León procede de los cinco países siguientes: Bulgaria (19,70%);
Rumanía (15,80%); Marruecos (10,70%); Portugal (9,50%), y Colombia (7,10%).

+179.
3.2. Cambios de tipo sociocultural
Los cambios de tipo sociocultural afectan a múltiples y diferentes aspectos de la vida cotidiana de
la mujer inmigrante, facilitando o dificultando su grado de integración social. Nos estamos refiriendo, a
modo de síntesis, a problemas de tipo familiar (afectivo, estructurales, económicos, educativos); a los
derivados de la inadaptación medioambiental (climatológicos, geográficos) y, finalmente, a los derivados
de la descontextualización cultural (costumbres y tradiciones, gastronomía, leyes, trabajo)10. En todos
ellos, el grado de dificultad que representan, a pesar de que en algunos casos existe una amplia complejidad,
es también superable. En ocasiones, la mujer inmigrante puede convivir perfectamente sin necesidad
de asimilarlos.
En este sentido, los cambios detectados de tipo sociocultural entre las mujeres inmigrantes residentes
en Castilla y León se detectan con mayor frecuencia entre las mujeres ecuatorianas (2,63% y 7,89%) y
dominicanas (2,38% y 7,14%).

3.3. Cambios de tipo académico


Los diferentes sistemas educativos en los respectivos países de procedencia, su grado y extensión
de la escolarización obligatoria, sus distintos niveles de exigencia, sus recursos disponibles y su posibilidad
física, material y económica de acceso a la educación condicionan notablemente los cambios que puedan
producirse en el país de acogida. En este sentido, las mujeres ecuatorianas (10,53%) son las que
mayoritariamente han encontrado más cambios.

3.4. Cambios de tipo religioso


Debemos tener muy presente que la religión ocupa un papel destacado en el proceso de integración
de la mujer inmigrante. Si, como hemos señalado anteriormente, a pesar de que el castellano es la lengua
mayoritaria en Latinoamérica existen multitud de lenguas habladas por las diferentes comunidades
indígenas existentes; de la misma manera tenemos también que señalar que a pesar de que
mayoritariamente la religión que predomina en Latinoamérica es la católica, no podemos por menos de
confirmar la existencia de numerosas religiones indigenistas. Además, debemos insistir en el hecho de
que los dos países con mayor presencia de mujeres inmigrantes en Castilla y León (Bulgaria y Rumanía)
son mayoritariamente ortodoxos (aunque también coexisten musulmanes y católicos, pero en menor
medida). A pesar de las grandes divergencias existentes, las mujeres inmigrantes residentes en Castilla
y León no detectan cambios importantes en estos aspectos. Tan sólo el 5,26% de las mujeres ecuatorianas
y el 1,72% de las marroquíes van a ser las que más señalen estos cambios.

3.5. Cambios de tipo psicológico


Probablemente sean los cambios que provoquen más problemas de integración social, a pesar de
que, afortunadamente, las mujeres inmigrantes residentes en Castilla y León no muestran la existencia
de estos cambios, si exceptuamos únicamente al 4,41% de las mujeres colombianas.

9 APARICIO GERVÁS, J.M. y DE ANGELIS, S. (2008): "Gli alunni immigrati nella Comunità Autonoma di Castilla y Leon (Spagna).
Situazione, analisi e possibili alternative di azione educativa En Interculturalitá come progetto politico e come partacia pedagogica,
Prensa Multimedia, Lecce (Italia).
10 APARICIO GERVÁS, J.M. (2009): "Educación del alumnado extranjero en Castilla y León: Análisis y situación" En Voces Escondidas
II... Op. cit.

+180.
Estos condicionantes de tipo psicológico pueden genererar estresores límite que provocan importantes
cambios en la conducta y en el estado de bienestar del individuo11. La pérdida de identidad, la baja
autoestima, las experiencias vividas en sus países de procedencia y los estereotipos existentes son algunos
de estos estresores que debemos tener muy en cuenta. El mayor o menor grado de incidencia en la
intensidad de estos estresores repercute muy directamente en las posibilidades de integración social de
la mujer inmigrante. Además, estos estresores pueden verse potenciados por otros condicionantes
(multiplicidad, causalidad, temporalidad, descontextualización, intensidad e incontrolabilidad), que
dificultan aun más, si cabe, el proceso de integración social. Todos estos estresores límite provocan una
serie de síntomas clásicos que inciden en las relaciones interpersonales de la mujer inmigrante. En síntesis,
podemos agruparlos en los cinco siguientes: sintomatología del área depresiva, sintomatología del área
de la ansiedad, sintomatología del área de la somatización, sintomatología del área confusional y,
finalmente, sintomatología del área volitiva.

3.6. Valoración de los cambios experimentados por las mujeres inmigrantes que tienen hijos en Castilla y León
A pesar de que menos de la mitad de las mujeres inmigrantes encuestadas ha contestado a esta
pregunta, no es menos cierto que en su mayoría (21,75%) ha respondido que estos cambios han sido
siempre positivos. Es más, tan sólo el 3,11% de las mujeres inmigrantes que han respondido, se han
mostrado negativas ante los cambios experimentados. Porcentaje que, a todas luces, es claramente
significativo.
Como hemos señalado anteriormente, los cambios, cuando se han producido, se vinculan más hacia
el ámbito lingüístico y sociocultural. Cambios que, al ser valorados positivamente, favorecen el grado de
integración social de la mujer inmigrante en Castilla y León.

De igual manera que en el apartado anterior, cuando observamos la calidad de los cambios
experimentados, podemos observar que, según sea el país de procedencia de estas mujeres inmigrantes,
sus respuestas varían notablemente. Así, para las mujeres búlgaras (37,93%), como para las ecuatorianas
(31,58%) y rumanas (30,56%), estos cambios son positivos. Por el contrario, las mujeres, también procedentes
de Ecuador (7,89%) y Colombia (5,88%), son las que lo valoran más negativamente.

11 APARICIO GERVÁS, J.M.: "Aspectos psicosociales de la población inmigrante en Castilla y León En Antropología del Noroeste
Español. Guía de estudio e investigación 1. Perspectivas teóricas y metodológicas, Instituto de Estudios Zamoranos "Florián del
Campo" (CSIC), Diputación de Zamora, Zamora.

+181.
4. El interés por "conocer al otro", piedra angular de la interculturalidad
Sea cual sea el modelo intercultural que queramos aplicar su principal objetivo radica siempre en
intentar “conocer al otro”, con el principal fin de generar actitudes que favorezcan la participación e
integración social. Y es en ese “conocer al otro”, en donde no podemos por menos que tener en cuenta
algunos de los aspectos más significativos de sus costumbres, de sus tradiciones, de su lengua, de su
religión, de la aplicación de sus leyes, en definitiva, de su cultura. Sólo así, podremos dirigirnos a "ellos"
con algunas posibilidades de éxito. En este sentido y a modo de síntesis, podría servirnos la siguiente
interrelación, a modo de esquema:

En nuestro caso, las mujeres inmigrantes residentes en Castilla y León encuestadas se encuentran
muy receptivas al proceso de integración en la sociedad mayoritaria de acogida. Ello lo demuestra el
hecho de que prácticamente tres de cada cuatro mujeres se encuentran interesadas en conocer la forma
de vida y cultura de los españoles, como podemos apreciar en la tabla 5:

+182.
Y además, les interesa este conocimiento, con el fin de conseguir una mejor integración. Sería
interesante, además, que este deseo de conocer "al otro", fuera biunívoco, pues estamos seguros de que
esa reciprocidad favorecería en gran medida el proceso de integración social. Además, ayudaría a eliminar
muchos de los prejuicios y estereotipos que aún siguen existiendo en el seno de la sociedad mayoritaria12.
Cuando analizamos el grado de interés por conocer la cultura y costumbres de los españoles, desde
una perspectiva de enriquecimiento individual, el porcentaje disminuye notablemente, hasta llegar al 7,34%.
Afortunadamente, si entendemos la perspectiva más negativa en el interés por conocer "al otro", es
decir, aquella que persigue únicamente el evitar el rechazo social, entonces, el porcentaje de respuestas
obtenidas es francamente bajo, descendiendo hasta el 5,08%.
Así las cosas, podemos afirmar que la mujer inmigrante residente en Castilla y León antepone el
conocimiento de las costumbres y tradiciones españolas en favor de su integración (73,16%), al del propio
enriquecimiento personal (7,34%), e incluso al del miedo que le pudiera provocar el rechazo social por
su desconocimiento (5,08%). Estamos seguros de que esta actitud va a favorecer en gran medida el
proceso de integración social.
No obstante, todavía existen cierte apego y "reduccionismo" cultural en un sector de esta población
inmigrante. El hecho de que el 14,41% de las mujeres inmigrantes prefieran continuar con sus costumbres
y tradiciones, no implica, necesariamente, que rechacen las de la sociedad mayoritaria, pero sí la existencia
de un cierto recelo a una posible apertura de horizontes interculturales.
De todos modos, el interés por "conocer al otro" viene determinado por múltiples factores, que
condicionan diferentes puntos de vista e interpretaciones. De entre ellos destacaríamos, a modo de
ejemplo, dos de los que nos parecen más interesantes: los que vienen marcados por la religión que la
mujer inmigrante practica y los que derivan de sus propios orígenes, es decir, del país de procedencia.
Así, cuando el "conocer al otro" viene condicionado por el factor de la religión, en numerosas ocasiones,
los puntos de vista hacia la otra cultura, cuando no se encuentran muy delimitados, vienen acompañados
de prejuicios y estereotipos. En nuestro caso, en donde las mujeres inmigrantes comparten cuatro de
las grandes religiones que atesora la humanidad, católica (52,54%), musulmana (16,38%), ortodoxa
(13,56%) y evangélica (10,17%), no hemos detectado esa problemática, como podemos apreciar en la
tabla 6:

12 Un estudio realizado por la ONG "Movimiento contra la intolerancia" a 850 alumnos de Educación Secundaria en centros
educativos de la ciudad de Valladolid, durante el curso 2008-2009, recogía el incremento de estos prejuicios y estereotipos entre
la población escolar, que no son más que un fiel reflejo de la sociedad actual.

+183.
No van a ser las mujeres inmigrantes musulmanas, ni las evangélicas, ni las ortodoxas quienes
marquen las diferentes tendencias a la hora de "conocer al otro". Van a ser, y con amplios porcentajes
de diferencia, las mujeres católicas. En este sentido cabe destacar, que las mujeres católicas son las
que mayoritariamente prefieren mantener sus costumbres y tradiciones y también son las más
interesadas en "conocer al otro", con el objetivo de alcanzar una mejor integración, pero también para
ampliar su cultura y para evitar el rechazo social. Después de las católicas, las mujeres musulmanas,
con un 27,78%, buscan ese conocimiento para evitar ser rechazadas socialmente y, con un 23,53%,
son las que prefieren mantener sus costumbres (pero en este caso también, después de las católicas).
El segundo condicionante que hemos incluido en nuestro análisis (vinculado al país de procedencia
de la mujer inmigrante), sí marca unos contrastes, al menos, bastante esperados en un principio. Así,
podemos observar que las mujeres búlgaras (86,21%), rumanas (83,33%) y colombianas (82,35%) son
las más interesadas en conocer las costumbres y tradiciones españolas, con el objetivo de conseguir
una mejor integración. Por el contrario, las mujeres marroquíes y ecuatorianas son las que más desean
mantener sus propias costumbres y tradiciones, como podemos apreciar en la tabla 7:

En consecuencia, a la hora de interpretar juicios propios en el "conocimiento del otro", influye más
el país de procedencia que la religión que se practique, como hemos visto anteriormente.

4.1. Del conocimiento "del otro" a la asimilación de costumbres y tradiciones típicas del país de acogida
Además de "conocer al otro", es importante dar un paso más. Paso que consistiría en intentar incorporar
al propio acervo cultural aquellas tradiciones y costumbres ajenas que pudieran resultar útiles o de interés.
No se trata, en ningún caso, de renunciar a la propia cultura, sino, por el contrario, de enriquecerla,
añadiendo aquellos aspectos culturales de los que carece. Pero este enriquecimiento, fruto del "choque
cultural", se cimienta en multitud de aspectos que afectan a la vida diaria de la mujer inmigrante. A modo
de ejemplo, hemos creído conveniente incluir, al menos, los cinco siguientes: en la gastronomía (a través
de las nuevas formas de cocinar los alimentos), en la forma de vestir, en el trato cotidiano con las personas,
en la forma de tratar a los animales y, finalmente, en las manifestaciones religiosas, como podemos
observar en la tabla 8.

+184.
Como podemos observar, el 76,27% de las mujeres inmigrantes encuestadas afirman que uno de los
aspectos culturales más fácilmente asimilado es la forma de cocinar los alimentos en Castilla y León.
En cambio, tan sólo el 11,30% opinaba que había cambiado en la forma de tratar a las personas. Es
un cambio que supone modificaciones no sólo de tipo material, sino también de comportamiento y
conducta. Nos estamos refiriendo a la incorporación de valores y actitudes, aspectos básicos en cualquier
proceso de integración intercultural.
En otro contexto diferente, los cambios experimentados en la forma de vestir (10,73%) también han
cuajado en ese proceso asimilador de costumbres y tradiciones castellanoleonesas.
Finalmente, los cambios en aspectos relacionados con la religión (1,41%) y la forma de tratar a los
animales (0,28%) son escasamente apreciables.
No obstante, esta asimilación de tradiciones y costumbres castellanoleonesas, al igual que hicimos
en el epígrafe anterior, varía en función del país de procedencia de cada una de las mujeres encuestadas,
como podemos apreciar en la tabla 9:

Así, las mujeres bolivianas (88,89%), las ecuatorianas (86,84%) y las dominicanas (85,71%) son las que
mayoritariamente más han incorporado a su acervo cultural aspectos relacionados con la gastronomía.
En cambio, en aquellos aspectos relacionados con los cambios de conducta y las relaciones interpersonales
(trato a las personas), son las mujeres marroquíes (18,97%) quienes más han incorporado estos nuevos
parámetros culturales, asimilados de la población mayoritaria. En los relacionados con la religión, de

+185.
nuevo vuelven a ser las mujeres marroquíes las que más cambios incorporan (5,17%). Finalmente, en
aquellos aspectos referentes a la contextualización externa, es decir, a la forma de vestir, son las mujeres
brasileñas las que más cambios han incorporado (28,57%).

5. Los prejuicios y estereotipos aún existentes


Si los prejuicios y estereotipos condicionan en gran medida el proceso integrador, no menos el
rechazo social a tus propios rasgos culturales e identitarios. ¿Acaso existe deseo de integración en una
sociedad que te excluye? Estamos hablando, sin duda, de uno de los elementos que más condiciona
negativamente cualquier proceso de integración social, de ahí su importancia para ser analizado. Estamos
seguros de que esa exclusión obedece, en la mayor parte de las ocasiones, a un profundo desconocimiento
de la realidad.
A pesar de que el 69,77% de las mujeres inmigrantes residentes en Castilla y León, se siente cómoda
cuando mantiene rasgos distintivos de su país de procedencia, no podemos por menos de alertar de
que la cuarta parte de estas mujeres (25,42%) se siente mal, o incómoda, cuando mantiene algunos de
los rasgos propios de su cultura (vestido, expresiones lingüísticas, etc.), como podemos observar en la
tabla 10:

Del total de ese 25,42% de mujeres inmigrantes que sufren descontento social, el 21,11% de las
mujeres marroquíes son las que mayormente lo sufren y, además, todas las mujeres encuestadas en
nuestra investigación mostraron, en menor o mayor medida, sensaciones de rechazo como consecuencia
de mantener rasgos distintivos de sus respectivos países de procedencia. Por el contrario, el 19,84% de
las mujeres colombianas son las que mejor se encuentran manteniendo sus rasgos culturales e identitarios
en el seno de la sociedad mayoritaria, como podemos observar en la tabla 11:

+186.
Debemos tener muy en cuenta que uno de los elementos que más favorece el proceso de integración
social no es otro que el simple hecho de encontrarse bien (y mejor aún feliz) en el seno de la sociedad
de acogida. Y para que esto suceda, la tolerancia y el respeto mutuo hacia las diferencias culturales, deben
ser principios insoslayables.
Una investigación reciente realizada a la población inmigrante afincada en cuarenta municipios de
la comarca terracampina de Castilla y León13 reflejaba que el 67% se encontraba bien manteniendo sus
costumbres y tradiciones (porcentaje muy similar al que refleja nuestra encuesta) y que tan sólo el 7%
no se encontraba cómodo (porcentaje que, en nuestro caso, prácticamente se ha cuatriplicado). Bien
es cierto que el análisis fue realizado en el año 2004 y que en él, implicaba tanto a hombres como a
mujeres; pero aun así, los resultados marcan claramente una tendencia anímica negativa que ha aumentado
muy rápidamente y que debe ser tenida en cuenta.
Ciertamente, esta sensación (que a nuestro juicio es muy elevada) impide a la persona sentirse
realmente cómo es ella y mostrar con orgullo, sus propias señas de identidad, aspectos estos imprescindibles
para desarrollar una convivencia armónica.
Estamos de acuerdo en afirmar que cualquier rasgo propio de una cultura, siempre que no afecte a
los derechos humanos, la democracia y la Constitución, debe ser respetado por todos, algo que en el
sentir de las mujeres inmigrantes residentes en Castilla y León (o al menos en esa cuarta parte) no está
sucediendo.

6. Los prejuicios y estereotipos aún existentes


Como ya hemos señalado anteriormente, el estado anímico es otro condicionante en el proceso de
integración social. En este sentido, más de la mitad de las mujeres inmigrantes (58,76%) contestaron que
se habían producido cambios en su estado anímico; por el contrario, el 35,88% manifestó que no lo había
experimentado. Son cambios que, por lo general, no se ven. Son cambios que probablemente pasan
desapercibidos a la mayor parte de la sociedad que les rodea, pero que, en definitiva, afectan muy
directamente al comportamiento, al estado de bienestar y, en consecuencia, a la propia actitud ante la
vida, como podemos observar en la tabla 12:

Como sucedía en los casos anteriores, estos cambios son diferentes, dependiendo del país de
procedencia y de la religión practicada por la mujer inmigrante. En el primero de los casos, dependiendo
del país de procedencia, en síntesis, podemos observar los cambios que se recogen en la tabla 13:

13 APARICIO GERVÁS, J.M.; CARBONERO, M.A.; CARRO, L. y VVAA (2006): Población inmigrante en Tierra de Campos... Op. cit.

+187.
Observamos cómo se produce la paradoja de que son las mujeres colombianas, a la vez, las que
experimentan mayores y menores cambios en su estado anímico (16,35% y 24,41%, respectivamente).
Es interesante observar también cómo la quinta parte de las mujeres marroquíes (20,47%) tampoco ha
experimentado cambios sustanciales en su estado anímico.
Como hemos señalado anteriormente, la religión practicada, también incide en los cambios
experimentados por estas mujeres inmigrantes. De todos modos, constatamos que esta vinculación es
muy estrecha entre las mujeres procedentes de Marruecos y las musulmanas.
Así las cosas, observamos que la mitad de las mujeres que practican la religión católica (54,33%) son
las que más sensaciones de cambio han experimentado, aunque también las que menos (51,97%). Les
siguen, pero en porcentajes muy inferiores, las mujeres ortodoxas (15,38%). Por el contrario, las mujeres
musulmanas (20,47%), después de las católicas, son las que menos han cambiado su estado anímico,
como podemos observar en la tabla 14:

+188.
7. El desarrollo de actividades comunes facilita la convivencia intercultural
Dentro de la amplia variedad de actividades que desarrollan las mujeres inmigrantes residentes en
Castilla y León, hemos seleccionado, a modo de ejemplo, las cuatro siguientes: ir al cine, visitar museos,
visitar otras ciudades de Castilla y León y participar en fiestas típicas. Es evidente que existen otras muchas,
pero por su complejidad y extensión no las podemos recoger en nuestro trabajo.
En este sentido, hemos de señalar que prácticamente la mitad de las mujeres inmigrantes encuestadas
(44,35%) no ha realizado en este último mes actividad alguna. Este hecho es un contratiempo importante a la
hora de poder establecer relaciones con otras personas, conocer otras formas de pensar y de actuar y, en definitiva,
tener la posibilidad de generar lazos que faciliten la convivencia, como podemos observar en la tabla 15:

Además, cuando esas actividades se producen, mayoritariamente (y tan sólo supone el 16,95%)
deciden ir al cine, actividad que, precisamente, no es la que más favorece las relaciones sociales. Por el
contrario, el 11,86% decide visitar y conocer otras ciudadaes castellanoleonesas y el 11,02% opta por
participar en fiestas tradicionales. En ambos casos, estas dos últimas actividades, a pesar de no ser las
más demandadas, sí suponen, en cambio, un estímulo de convivencia importante.
De todos modos, las mujeres procedentes de los países de Europa del Este, prefieren realizar actividades
de carácter más cultural. Así, las procedentes de Rumanía (19,44%) y Bulgaria (17,24%) son las más
interesadas en participar en fiestas tradicionales, así como, también, tanto las mujeres rumanas (11,11%)
como las búlgaras (10,34%) son las que mostraron mayor interés por visitar museos. En cambio, las mujeres
colombianas (23,53%) y las peruanas (20,00%) tienen mayor interés por realizar actividades de ocio y
tiempo libre, frecuentando el ir al cine. Finalmente, las peruanas (20,00%) y las dominicanas (14,29%)
fueron las más viajeras, pues decidieron visitar y conocer otras ciudades de Castilla y León, como podemos
observar en la tabla 16:

+189.
Es interesante observar también cómo las mujeres ecuatorianas (60,53%), las bolivianas (55,56%) y
las marroquíes (55,17%) no realizaron actividad alguna durante el último mes. Esta estadística tan elevada
nos debe obligar a buscar y encontrar cuáles son las razones que les impiden realizar estas y otras
actividades, porque, no lo dudemos, el grado de no participación en actividades socioculturales, es
inversamente proporcional a las posibilidades de integración social.

8. La familia: núcleo de la integración social


A pesar de que prácticamente la mitad de las mujeres inmigrantes encuestadas (49,44%) señala que
en Castilla y León se considera mejor a la mujer que en su país de procedencia, no es menos cierto, que
un porcentaje también elevado de mujeres inmigrantes (39,27%) señala que el trato de la mujer es igual
en ambos países. Pero lo más importante, por su negatividad, es la existencia de un 11,30% de mujeres
inmigrantes que considera que en Castilla y León no se mejora la relación de igualdad y trato, que en
su país de procedencia, como podemos apreciar en el cuadro 17:

De todos modos, las respuestas obtenidas en nuestra investigación dependen de diferentes factores.
Por ejemplo, si analizamos las respuestas en relación con el país de procedencia, podemos observar que
todas las mujeres inmigrantes opinan que existe una mejor consideración familiar de la mujer en Castilla y
León que en sus países de procedencia, excepto las mujeres rumanas (61,11%) y las mujeres peruanas
(44,00%), que opinan que el trato es prácticamente igual. En este sentido, las mujeres brasileñas (71,43%)
y más de la mitad de las mujeres marroquíes (60,34%), bolivianas (55,56%), ecuatorianas (52,63%) y búlgaras
(51,72%) consideran mejor tratada a la mujer en Castilla y León que en su país de procedencia, como
podemos observar en la tabla 18:

+190.
Por el contrario, existe un resultado importante que debemos analizar y tener en cuenta. Se trata de
que al menos una de cada cinco mujeres peruanas considera que en Castilla y León, no se mejora la
relación de igualdad y trato de la mujer que en su país de origen.
Existen también diferencias importantes, en función de la religión practicada por la mujer inmigrante.
Prácticamente la mitad de las mujeres encuestadas (49,44%) opinan que existe una mejor consideración
familiar de la mujer en Castilla y León que en su propio país de procedencia. Un porcentaje también
elevado (39,27%) señala que el trato es muy parecido y, finalmente, un porcentaje bastante menor
(11,30%) opina que el tratamiento es peor. A pesar del descenso porcentual en este último resultado, no
podemos por menos de considerarlo, a nuestro juicio, demasiado relevante, siendo, además, un importante
indicador de que aún tenemos mucho trabajo por hacer.
Si exceptuamos a las mujeres que practican la religión ortodoxa, que en más de la mitad (52,08%)
opinan que el tratamiento de la mujer es igual en Castilla y León que en su práctica religiosa, el resto,
en cambio, opina que la mujer, en Castilla y León, se encuentra mejor considerada. Destacaríamos el
hecho de que el 63,79% de las mujeres musulmanas (y es el porcentaje más alto) opina que existe una
mejor consideración familiar de la mujer en Castilla y León, como podemos observar en la tabla 19:

9. Conclusiones
1. No debemos aplicar protocolos interculturales de actuación, sino aplicaciones específicas para
cada situación.
2. Los cambios interculturales (lingüísticos, sociales, etc.), cuando se han producido, son positivos.
3. La mayor parte de las mujeres inmigrantes tiene escasas competencias lingüísticas básicas.
4. La barrera intercultural lingüística es un condicionante de integración superable, no estando
potenciada por estresores límite.
5. Existe asertividad en el proceso de integración en la sociedad mayoritaria.
6. Las mujeres inmigrantes procedentes de Bulgaria y Rumanía son las más interesadas en conocer
las costumbres y tradiciones españolas.
7. La gastronomía es uno de los aspectos culturales que más favorece la integración social.
8. La sociedad mayoritaria aún presenta determinados prejuicios y estereotipos que perjudican el
proceso de integración social.
9. Las actividades de carácter cultural no son muy demandadas por las mujeres inmigrantes.
10. Aún debemos recorrer mucho camino en la mejora de las relaciones de igualdad.

+191.
≈ Índice de tablas

Tabla 1. Cambios en los hijos


Tabla 2. Cambios experimentados, según el país de procedencia
Tabla 3. Valoración de los cambios detectados
Tabla 4. Valoración de los cambios detectados, por procedencia
Tabla 5. Interés por conocer la cultura del país de acogida
Tabla 6. Interés por conocer la cultura del país de acogida según la religión practicada
Tabla 7. ¿Le interesa conocer la forma de vida y cultura de los españoles?
Tabla 8. Tradiciones y costumbres castellanoleonesas asimiladas
Tabla 9. Tradiciones y costumbres castellanoleonesas asimiladas, por procedencia
Tabla 10. Sentirse mal por mantener sus costumbres
Tabla 11. Sentirse mal por mantener sus costumbres, por procedencia
Tabla 12. Cambio de estado anímico
Tabla 13. Estado anímico, por procedencia
Tabla 14. Estado anímico, según religión
Tabla 15. Actividades realizadas el último mes
Tabla 16. Actividades realizadas el último mes, por procedencia
Tabla 17. Diferencias en las formas de relación familiar
Tabla 18. Diferencias en las formas de relación familiar, por procedencia
Tabla 19. Diferencias en las formas de relación familiar, según religión

≈ Índice de gráficos

Gráfico 1. Procedencia de las mujeres inmigrantes, por continentes

+192.
[ Una visión jurídica de la inmigración laboral femenina
Noemí Serrano Argüello

1. Dos claves para el análisis del marco jurídico migratorio: el derecho a emigrar y los derechos
de los inmigrantes

2. La importancia del trabajo de los extranjeros

3. Perfiles de la actual inmigración femenina

4. Refuerzo de la igualdad entre mujeres y hombres

5. Aspectos destacables de la inmigración laboral de la mujer


5.1. Incorporación laboral de la mujer extranjera: una inmigración para ejecutar trabajos
feminizados
5.2. La mujer extranjera en el trabajo regular

6. Apoyatura jurídica para la tutela de la inmigración laboral

7. Respuestas del ordenamiento jurídico ante el trabajo de los inmigrantes


7.1. La legislación especial de los extranjeros
7.2. Primero: Leyes para la ordenación de los flujos migratorios y autorizaciones para el trabajo
extracomunitario
7.3. Después: Leyes con derechos para la intregración de los inmigrantes
7.4. Restricciones y limitaciones en el derecho a trabajar de los inmigrantes

8. Escrutando el impacto de los derechos sociolaborales de los extranjeros. La percepción de


las mujeres inmigrantes de Castilla y León
8.1. Plenitud de derechos laborales
8.2. Acercamiento al modelo de seguridad social. La protección social del inmigrante
8.3. Parecer sobre las políticas de retorno para los inmigrantes y la posibilidad de exportar la
prestación contributiva por desempleo

9. Conclusiones

+193.
Una visión jurídica de la inmigración laboral femenina | Noemí Serrano Argüello

1. Introducción: Dos claves para el análisis del marco jurídico migratorio: el derecho a emigrar
y los derechos de los inmigrantes

Existe un derecho a emigrar, reconocido por los instrumentos internacionales, aunque se hable
poco o nada de él. Toda persona es libre de abandonar un país cualquiera, incluso el suyo1. Se trataría
de un derecho encerrado dentro del más amplio derecho de libertad de circulación2, pero este segundo
sólo se reconoce en plenitud a quienes se encuentren legalmente en el territorio de un Estado; si bien,
cabe imponer limitaciones justificadas en atención a la seguridad nacional y seguridad pública, el
mantenimiento del orden público, la prevención del delito, la protección de la salud o de la moral y
la protección de los derechos y libertades de terceros.
Sin embargo, es difícil entender que del derecho a emigrar se pueda extraer un correlativo
derecho a la inmigración y un auténtico reconocimiento del mismo, entendido este último como
derecho de entrada en otro país, que siempre estará condicionado por la legislación de extranjería del
país de acogida; no sólo en el acceso sino también durante todo el periodo de permanencia. No
obstante, ya habiendo entrado en un Estado desde los instrumentos internacionales se regulan en
defensa de los inmigrantes aspectos de relevante interés para su protección, lo que incluye la prohibición
de expulsiones colectivas de extranjeros3.
La ordenación de la inmigración se rige por el criterio de la entrada regular en el país de destino.
Así se ha articulado desde la normativa internacional y, también, desde las Leyes españolas, destacando
en el derecho interno tanto la precedente Ley Orgánica 7/1985 como la vigente regulación por Ley
Orgánica 4/2000 de los Derechos y Libertades de los extranjeros en España y su integración social4
(en adelante LOEx). Las situaciones excepcionales para la admisión de extranjeros se refieren al Derecho
de asilo (renovado recientemente por la Ley 12/2009, de 30 de octubre) que goza de una regulación
especial y preferente a la general de extranjería.
La inmigración que recibe hoy España es, sin duda, una inmigración laboral, como lo es cualquier
inmigración del sur al norte, del este a occidente, migraciones que intentan huir de la pobreza. El ánimo
que mueve a emigrar es la búsqueda de mejores condiciones a las del país de origen que permitan
sobrevivir gracias al trabajo humano. Se trata de una huida de la miseria en busca de la prosperidad
(imaginada mejor en países más desarrollados). El volumen de las migraciones se ha visto acrecentado
en los últimos años, alentados por economías más abiertas, en plena expansión y crecimiento productivo,
mayores intercambios y múltiples facilidades del transporte, pero sobre todo debido a cuantiosos puestos
de trabajo vacantes que requieren escasa formación. También en los últimos años se han incrementado

1 Así se recoge en el Protocolo n.º 4 al Convenio europeo para la protección de los Derechos Humanos y de las
Libertades Fundamentales (Convenio de Roma de 1950), reconociendo desde 1963 ciertos derechos y libertades
además de los que figuran en el propio Convenio. El mencionado Protocolo ha sido recientemente ratificado por
España y de aplicación en nuestro país desde el 16 de septiembre de 2009.
2 Que las normas de extranjería denominan libertad ambulatoria.
3 Además, si se trata de extranjeros residentes legales su expulsión debe estar precedida de una resolución motivada
y amparada en la Ley (principio de legalidad), también ha de dotarse al procedimiento de garantías para la defensa
del extranjero. Protocolo n.º 7 al Convenio de Roma, instrumento adoptado en 1984, su art. 1 recoge tres derechos
para proceder a la expulsión de los extranjeros que residan legalmente en un Estado: poder hacer valer razones de
oposición a la expulsión, solicitar el examen de su caso y poder ser representado. Sólo en los casos de razones de
orden público o seguridad nacional podrá realizarse una expulsión preventiva antes de ejercitar esos derechos. Uno
de los medios para esa defensa será el derecho a la asistencia letrada, el art. 62 bis.1 letra f ) de la LOEx regula de oficio
esa asistencia, tratándose de extranjeros en centros de internamiento para su expulsión.
4 Como antecedentes legislativos sólo pueden citarse normas incompletas que regularon aspectos parciales de la
extranjería, entre las que destacan el RD de extranjería de 17 de noviembre de 1852, el RD de 16 de enero de 1931,
de entrada, estancia y establecimiento en España de los extranjeros, el Decreto de 8 de septiembre de 1932 o los
Decretos de 27 de julio de 1968 sobre extranjeros, régimen de empleo, trabajo y establecimiento o de 14 de febrero
de 1974 relativo al régimen de entrada, permanencia y salida del territorio español.

+194.
las inmigraciones irregulares, ya que no siempre se utilizan las herramientas de inmigración diseñadas
por los Estados y sus Derechos. El acceso irregular al territorio español suele articularse mediante entradas
con visado de turista (máximo 90 días y finalidad de visitar el país), lo que provoca un número creciente
de inmigración irregular, otras situaciones trágicas son sufridas por las personas que deciden arriesgar
su propia vida (cruzando en pateras, a veces controladas por redes clandestinas) o, peor incluso, sometidas
a la trata de seres humanos5, reproduciendo el drama y tragedia humana de la inmigración como
esclavitud.
Aunque siempre ha estado presente en las políticas migratorias el control de la inmigración
irregular, en la actualidad se configura como una prioridad política para lograr la gestión eficaz y equilibrada
de los flujos migratorios6, condicionando la entrada a las necesidades económicas y productivas del
momento. No se pueden sostener entradas y migraciones irregulares que, si se producen, niegan toda
operatividad a la ordenación de los flujos migratorios. No son tampoco favorables para la ordenación
de la migración decisiones o iniciativas estatales que conviertan en regulares las entradas irregulares7.
En esa línea, la nueva regulación española dice apostar por una inmigración ordenada en un marco de
legalidad, apoyada en una política que vincula la llegada de nuevos inmigrantes a las necesidades del
mercado de trabajo.
Los inmigrantes desempeñan, casi siempre, aquellos puestos de trabajo a los que ya no quieren
acceder los nacionales, generando una auténtica segmentación de los trabajos entre nacionales y
extranjeros, sólo excepcionalmente ocuparán trabajos que los nacionales no pueden desarrollar debido
a la falta de mano de obra bien formada y/o cualificada8.
De los procesos migratorios se benefician las personas pero también el Estado de destino que
recibe una mejora de su productividad nacional y mayores contribuciones a sus sistemas de Seguridad
Social, junto con una mayor recaudación fiscal. La incorporación de extranjeros al mercado de trabajo
nacional les convierte en participantes del desarrollo económico y social y alivian la falta real de mano
de obra. Por lo que en los tiempos de crisis que suceden a los de bonanza también deben recibir del
Estado de acogida su debida cobertura social y asistencial. En los momentos previos han pagado
impuestos, han consumido, han realizado cotizaciones al sistema de Seguridad Social, ahora siendo
inmigrantes legales en un Estado de Derecho deben poder beneficiarse de la protección que despliega
el Estado del bienestar. Otro tipo de respuesta pública significaría condenar al inmigrante a la marginación
y al apartamiento cívico (las sucesivas reformas en materia de incorporación de nuevos derechos a los
inmigrantes tienden a reconocer determinados derechos de ciudadanía para los inmigrantes de forma
progresiva, siempre acompasados al afianzamiento del periodo de residencia legal en el país). Tampoco
tiene sentido en un Estado social y de Derecho mirar al inmigrante o sólo como sostenedor o sólo como
sostenido por nuestra Protección social, habrá de estarse a ambas posiciones.
El extranjero debe ser tratado como persona y reconocerle los derechos que le asisten, pero en
situaciones de crisis como la que atravesamos esos derechos, a veces, son vistos como disminución de
la protección que alcanza a los nacionales, generando conflictividad entre nacionales y extranjeros,
particularmente en el empleo y en el acceso a servicios y prestaciones sociales, en la atención sanitaria...

5 Por el Consejo de Europa se ha aprobado un Convenio n.º 197 sobre la lucha contra la trata de seres humanos, hecho
en Varsovia el 16 de mayo de 2005.
6 Exigencia que recoge el art. 63 bis del Tratado de Lisboa “garantizar, en todo momento, una gestión eficaz de los
flujos migratorios”. A esta medida se adicionan otras dos, la primera, orientada a ofrecer un trato equitativo para los
nacionales no comunitarios que residan legalmente en los Estados miembros, la segunda, dirigida al férreo control
de la inmigración irregular, particularmente frente a la trata de seres humanos.
7 Ello a la postre supondría un lastre para la legislación de extranjería e, incluso, supondría negar cualquier estímulo
a las migraciones ordenadas y regulares.
8 Por ejemplo, en el ámbito del deporte o de la medicina y profesiones sanitarias, por cierto a estas segundas
colocaciones acceden más los ciudadanos comunitarios que los extracomunitarios.

+195.
Las respuestas sociales y jurídicas ante el fenómeno de la inmigración en tiempos de crisis son más
rigurosas (lo hemos visto en Europa, con la aprobación en el periodo 2003-2009 de un número importante
de Directivas dedicadas a esta materia y en España con la reforma de la LOEx operada en diciembre de
2009). Por otro lado, la débil protección al irregular provoca la falta de reconocimiento de su persona y
de sus derechos humanos, así sucedió con las anteriores versiones de la Ley española de extranjería,
desconociendo algunos de los derechos fundamentales de los extranjeros como la educación, reunión,
manifestación, incluso de contenido laboral, por ejemplo, la huelga, la libertad de sindicación y de
asociación profesional.

2. La importancia del trabajo de los extranjeros


Durante el pasado siglo XX España ha sido un país de emigración, hasta que en los años noventa
y, principalmente, desde principios del siglo XXI nos hemos convertido en país de acogida de inmigrantes9
(de inmigrantes trabajadores). El aumento de la población inmigrante ha permitido en los años precedentes
un ritmo de crecimiento económico que no hubiéramos podido llevar a cabo sin aquélla. La participación
de los extranjeros en el trabajo ha servido para incrementar nuestros niveles de crecimiento económico,
aumento del PIB, nuestra productividad; sus contribuciones han sido relevantes en forma de cotizaciones
a la Seguridad Social.
De 1.999 a 2.008 la participación de los extranjeros en el trabajo con alta en la Seguridad Social
ha pasado del 2,30% al 10,28%10. Castilla y León también se ha beneficiado del trabajo aportado por la
población inmigrante, aunque el porcentaje es mucho menor que en otras partes del país (en nuestra
Región destacan como comunidades foráneas más importantes los extranjeros procedentes de Rumanía
y Bulgaria, hoy ya miembros de pleno derecho de la UE con una regulación comunitaria sobre entrada
y libre circulación y residencia en España11, seguidos por los portugueses, de entre los extracomunitarios
a la cabeza están los marroquíes y después de distintos países iberoamericanos: Colombia, Ecuador,
República Dominicana, Perú, Bolivia). Ahora, en tiempos de crisis, se resiente también la inmigración; los
inmigrantes se han convertido junto con los jóvenes en el colectivo más afectado por la pérdida del
empleo, duplicando las tasas de los nacionales.

3. Perfiles de la actual inmigración femenina


Desde hace unas décadas se ha observado el creciente fenómeno de feminización de la inmigración.
En las primeras fases la mujer migraba en un segundo momento, después del hombre, cuando éste la
requería para su reagrupación. Todavía las normas legales de extranjería miran a la reagrupación familiar
desde esa perspectiva, tratando a la mujer como deuteragonista en los procesos migratorios. Algunas
medidas tímidas del ordenamiento jurídico comienzan a conceder el acceso a la mujer a permisos y
autorizaciones de residencia independientes, pero sólo ante situaciones de debilidad o especial dificultad
(que sufre o padece). La mujer (junto a los hijos y/o ascendientes) sigue siendo el principal sujeto receptor
de las actuaciones de reagrupación familiar, lo que la coloca ante el derecho, guste o no reconocerlo,
en una situación de dependencia del reagrupante (mayoritariamente varones). Ello en ocasiones se
convierte en un obstáculo para la integración en el mercado laboral de las mujeres inmigrantes (aunque
no siempre, en gran medida dependerá de las culturas de origen de los inmigrantes).

9 La población extracomunitaria que reside y trabaja legalmente en España alcanzaba 1.882.223 trabajadores (en diciembre
de 2008), con una población inmigrante total que, probablemente, superaba los 5.000.000 de extranjeros.
10 Datos del Boletín estadístico de extranjería e inmigración (2009), n.º 21, pág. 1.
11 En virtud del RD 240/2007, aplicable también a ciudadanos del Espacio Económico Europeo y a los ciudadanos de la
Confederación Suiza, que recoge la libertad de circulación de personas y trabajadores del art. 45 del Tratado de funcionamiento
de la UE y la Directiva 2004/38/CE.

+196.
No obstante lo anterior, en las migraciones de principios de siglo la presencia femenina es muy
importante, tan sólo se sitúa unos puntos por debajo de la masculina. Se puede hablar de migraciones
con la mujer como protagonista (aquí nos interesan aquellas en que la mujer voluntariamente decide
iniciar un proceso migratorio, aunque no podemos olvidar la existencia de tantos casos donde es obligada
y víctima de la trata de seres humanos12). La presencia de mujeres extranjeras es importante en España,
aunque todavía se encuentra en valores numéricos un poco por debajo de los hombres que emigran,
parece que está en torno a un 47% de la población inmigrante (según datos del observatorio permanente
de inmigración de 2008, si bien en atención a su procedencia esas ratios se ven alteradas, así son
mayoritarias frente a los hombres las mujeres trabajadoras procedentes de la Europa no comunitaria y
de Iberoamérica). Aunque desconocemos el número de mujeres en situación irregular, es sobradamente
conocido que junto con los niños están más expuestas a la economía sumergida, pero también -como
ha puesto de manifiesto Naciones Unidas y la propia OIT- al abuso, a la trata, al trabajo forzoso o a
situaciones de esclavitud como lo es la prostitución.
Una de las grandes preocupaciones europeas es el envejecimiento de su población, que también
irradia a España. Unido a las bajas tasas de natalidad, el envejecimiento de la población supone un
particular reclamo para la migración femenina como aliciente para rejuvenecer nuestra población (y en
general la europea), la edad de los inmigrantes también es un agente de rejuvenecimiento de la población
en su conjunto. Nuestro contexto demográfico necesita de la población extranjera, (1) en lo económico,
para continuar el ritmo de crecimiento y competitividad, evitando caer en la pérdida continuada de la
actividad económica y (2) en lo social, con la finalidad de evitar mermas significativas de población; pues
el envejecimiento progresivo actual ahoga nuestras posibilidades socioeconómicas para el mañana y las
perspectivas de futuro no son nada halagüeñas, ya que en unos años el progresivo envejecimiento de
la población española probablemente se cuadriplicará.
La inmigración contribuye a rejuvenecer la población y para ello es indispensable la llegada de
la mujer inmigrante, lo que en estos años pasados y para los venideros supondrá favorecer el crecimiento
socio-económico (español y de Castilla y León). Ello sin olvidar que la emigración de la mujer supone
una pérdida de capital humano en sus países de origen (pérdida exponencial). Por lo cual, las políticas
de inmigración deben tender a la cooperación al desarrollo con aquellos países evitando irreversibles
despoblaciones, cercenando a esos territorios en su desarrollo y crecimiento presente y futuro. Es necesaria
una ordenación de los flujos migratorios desde los países de procedencia de los migrantes y, también,
atender a criterios de solidaridad de los países ahora exportadores de grandes hilos de personas,
comprometiéndose con el desarrollo de esas zonas, con sus poblaciones y países para favorecer el futuro
progreso en ellos: evitando su despoblación, la irremediable pérdida de capital humano (insustituible)
y su avance económico y social13. Aunque todavía deben desarrollarse medidas más incisivas para evitar
la descapitalización humana de esos países de origen, que no pocas veces frena todas las potencialidades
de desarrollo. El fenómeno de la feminización de la inmigración supone también una merma del desarrollo
de los países que pierden a sus pobladores. La cooperación entre Estados de nacionales emigrantes y
receptores de inmigrantes es básica en este apartado. Desde la Unión europea se subraya la importancia
de llevar las ofertas de empleo extranjero a los lugares de origen para, en la medida de lo posible, evitar
los abusos de las redes ilegales de trata de seres humanos (que afectan mucho más a las mujeres) y las
oleadas de inmigrantes irregulares.

12 El 80% de las personas que son traficadas son, precisamente, mujeres y la mitad de quienes son objeto de este abominable
tráfico de seres humanos son menores, así lo manifiesta cada año el Informe anual sobre la Trata de Personas de EEUU, que
puede ser consultado en Trafficking in Persons Report (TIP), June 2009, su texto se encuentra en la dirección
http://www.state.gov/g/tip/rls/tiprpt/2009/index.htm
13 Aspecto al que se refiere el art. 2 bis 2 letra j) de la LOEx.

+197.
4. Refuerzo de la igualdad entre mujeres y hombres
El problema de la igualdad entre sexos en materia de inmigración preocupa a los legisladores.
En España, siguiendo mandatos que provienen de la Unión europea y se hacen presentes desde la LO
3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, la nueva reforma de la LOEx de diciembre de
2009 incorpora como principio, que deben respetar las Administraciones públicas, la igualdad efectiva
entre hombres y mujeres (art. 2 bis de la LOEx). Alude también a la efectividad del principio de no
discriminación para quienes vivan o trabajen legalmente en España; yendo más allá alude a la igualdad
en el reconocimiento de derechos y obligaciones con los españoles (aunque al circunscribirlo a los
términos previstos en la Ley es un reconocimiento limitado). Igualmente la legislación incorpora la
igualdad de trato en las condiciones laborales y de Seguridad Social, sin embargo, este reconocimiento
debiera transcender de los poderes públicos, haciendo corresponsables a los distintos sujetos implicados
en las relaciones laborales.
La mujer inmigrante está expuesta también a la doble discriminación14, por ser inmigrante y/o
por sus rasgos raciales o étnicos. Sufrirá en no pocas ocasiones discriminación múltiple: por razón de
sexo, discriminación social y racial. Por ello, las medidas de igualdad que se adopten por las Administraciones
o por otros sujetos, públicos o privados, tienen que atender a ese doble o triple perfil discriminatorio en
el acceso e integración laboral (así como en otros ámbitos). Su inmigración laboral resulta más silenciosa,
por la marginación, a veces explotación y, casi siempre, la exclusión social por ser mujer e inmigrante (es
una discriminación intersectorial).
La normativa de empleo, además de consagrar el principio de no discriminación y la efectiva
igualdad de oportunidades, contiene un mandato para que se evite la discriminación en el acceso al
empleo, veta las ofertas discriminatorias por razón de sexo e incorpora, asimismo, una llamada de especial
atención para desarrollar programas de fomento del empleo ante colectivos con especiales dificultades
de integración laboral, entre los que menciona expresamente a mujeres e inmigrantes15. Para borrar esos
estigmas parece necesario incidir más en la formación profesional de las mujeres inmigrantes, también
en el aprendizaje de la lengua del lugar donde residen, evitando que se vean arrastradas a una mayor
exclusión social.
Si con carácter general en el ámbito sociolaboral se ha hablado de la invisibilidad del trabajo
femenino, cuando el trabajo es realizado por una mujer extranjera se sitúa en una posición de mayor
marginalidad, si cabe. A los problemas tradicionales de la mujer en el mundo laboral, suelo pegajoso y
techo de cristal, discriminaciones salariales con respecto al hombre (migrante o no), se unen los de la
condición de inmigrante. Sin duda la mujer inmigrante es más vulnerable que la mujer nacional y que
el hombre inmigrante; también la LO 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva entre mujeres y
hombres, cita como mujeres que presentan especial vulnerabilidad a las mujeres migrantes16, llamando
a los poderes públicos a que adopten medidas de acción positiva. Sólo una paradoja se detecta en la
inclusión laboral de la inmigración femenina pues la integración laboral de la mujer inmigrante es,
ciertamente, superior a la de la mujer nacional, ello es debido a la necesidad de reunir los requisitos
legales para permanecer en el territorio y a que la autorización para trabajar siendo extranjera va ligada
a la efectiva contratación laboral.

14 Situación a la que ya se refirió la exposición de motivos de la LO 3/2007, de 22 de marzo.


15 Arts. 2, 22 bis y 26 de la Ley 56/2003.
16 Art. 14. 6 de la LO 3/2007.

+198.
5. Aspectos destacables de la inmigración laboral de la mujer
5.1. Incorporación laboral de la mujer extranjera: una inmigración para ejecutar trabajos feminizados
La mujer inmigrante viene a España a trabajar (por lo tanto también su migración es laboral), ello
se constata en las mayores tasas de ocupación de las trabajadoras extranjeras frente a las españolas,
aquéllas fueron en 2008 del 54,9%, y más de trece puntos inferiores la de la mujer española situándose
tan sólo en el 41,8% (esa diferencia alcanzó casi dieciocho puntos de diferencia a favor de las extranjeras
durante el año 2004). En los últimos años ha decrecido el trabajo de las mujeres extranjeras, aunque
conviene reseñar que crece el número de mujeres en el porcentaje de personas extranjeras afiliadas a
la Seguridad Social (como efecto inducido por la más abrupta pérdida de empleo de los hombres durante
la crisis).
Desde el mercado se demanda la presencia de mujeres para realizar trabajos feminizados (atención
a niños y mayores, trabajo doméstico, trabajo asistencial o propio del sector socio-sanitario), derivado
de la progresiva integración de las mujeres en el mundo laboral, lo cual provoca, a su vez, una demanda
creciente de determinados empleos para extranjeros vinculados con el hogar, los cuidados familiares y
asistenciales que antes eran cubiertos por las mujeres nacionales no trabajadoras y ahora mayoritariamente
desempeñan las mujeres trabajadoras extranjeras (sustituyéndose la nacionalidad y el trabajo reproductivo
por trabajo productivo pero no el sexo de quienes los realizan).
La migración en femenino es analizada como migración vulnerable, el proyecto migratorio de
muchas mujeres es más duro, tienen mayores dificultades de acceso a empleos regulares y suelen
concentrarse en empleos sumergidos (con lo que ello supone de falta de reconocimiento de su trabajo
y absoluta desprotección social). Si el trabajo de la mujer es en muchas ocasiones invisible, esa característica
se ve acentuada en la mujer inmigrante. Todas las medidas adoptadas por las Administraciones para
combatir el trabajo sumergido serán acciones a favor del reconocimiento laboral del trabajo femenino.
Colocar a la mujer inmigrante dentro del modelo de protección social, con contribuciones y cotizaciones
resultado de su actividad económica y laboral, permite su reconocimiento como trabajadora y como
persona. No hacerlo posterga a la mujer a un segundo lugar (ignominioso). Las Administraciones encargadas
del control, vigilancia y cumplimiento laboral deben poner énfasis en la integración de la mujer inmigrante
en el mercado laboral y su participación. La situación irregular de una mujer puede llegar a ser más gravosa
que la de un varón, por su menor integración, mayor aislamiento y, a veces, miedo a denunciar su situación,
que dificulta su escapada de las condiciones de irregulares (en particular cuando se ven inmersas en la
trata de seres humanos) y les hace más vulnerables, su situación irregular se convierte en un freno que
les impide demandar el disfrute de atenciones y beneficios sociales. Por ello, se necesita impulsar acciones
de tutela jurídica y de refuerzo de las garantías del ordenamiento desde la perspectiva de la inmigración
y el género, más fuertes que las protecciones genéricas a la inmigración. En el ámbito sociolaboral se
puede hacer a través de la mejora de la información que reciben las mujeres, la mejora de la formación y
un mayor conocimiento del ordenamiento laboral y de Seguridad Social.
La situación de estancia irregular frente a la estancia regular provoca una fuerte segmentación
de los extranjeros (no pocas veces los sin papeles ven relegada su condición de persona); si se admite
que el porcentaje de mujeres irregulares es mayor al de los hombres disgregando a los ciudadanos
extranjeros por sexos, la conclusión sería la necesidad de incidir con mayor ahínco en la inclusión
sociolaboral de la mujer inmigrante como respuesta indispensable para la readquisición de su condición
de persona, perdida tantas veces como efecto inducido de la inmigración. El sexo es un factor de
discriminación en el empleo que, añadido a las situaciones de ilegalidad, entraña desconocer cualquiera
de sus derechos laborales (especialmente respecto a las debidas retribuciones, a la limitación de la jornada,
o a la seguridad y salud laboral e, incluso, a veces, posterga a la mujer inmigrante haciéndole sujeto de
mayor explotación laboral y violencia en el trabajo por su condición de mujer en comparación tanto con
la que sufre el hombre extranjero como con la de la mujer española).

+199.
La dificultad también es apreciable en la migración femenina porque arrastra responsabilidades
o les ‘deja’ en sus lugares de origen o, en situaciones peores, es víctima de la trata, muchas veces para
su explotación sexual. Debido a múltiples factores la migración de la mujer presenta mayor dureza que
la del varón. También se han apreciado singulares problemas en relación con la violencia de género, por
ello, además de la LO 1/2004 de protección integral contra la violencia de género - de la que con acierto
se dijo que presentaba un olvido a la mujer extranjera17-, nos hemos dotado de herramientas que
combaten esa lacra social tomando en cuenta la condición de extranjero -de la víctima, el agresor o
ambos-. Así, por ejemplo, se ha aprobado un Plan contra la violencia de género en la población inmigrante
(2009-2012)18.
Los poderes públicos se preocupan de la asistencia social integral que reciben las mujeres
inmigrantes, asignándolas como segmento de especial atención (junto a la mujer rural, mujeres con
discapacidad o mujeres de minorías étnicas). Y, como tendremos ocasión de apuntar, la reforma de 2009
de la LOEx facilita el acceso a las autorizaciones para trabajar a las víctimas de la violencia de género, en
su nuevo art. 31 bis permite el acceso a autorizaciones de residencia y trabajo por circunstancias
excepcionales19, regulando incluso la posibilidad de autorizaciones provisionales hasta tanto exista orden
de protección o informe del Ministerio Fiscal. El plan estratégico del gobierno para la igualdad de
oportunidades (2008-2011)20, también se detiene en estas situaciones, y sitúa a la mujer inmigrante
dentro de los colectivos con mayor riesgo de exclusión social. Por otro lado, dedica atención a la mujer
inmigrante cuando es prostituida y víctima de trata de seres humanos, se trata de personas en situación
irregular, a quienes se les niega el más mínimo reconocimiento de la condición humana y de su dignidad
como persona21.

5.2. La mujer extranjera en el trabajo regular


En España la faz de la emigración femenina que muestran las estadísticas responde a una
heterogénea composición en función de las nacionalidades de origen, de forma que las mujeres
provenientes del Magreb se incorporan en menor medida al trabajo regular con afiliación y alta en la
Seguridad Social en relación con los varones provenientes de sus mismos países (argelinas 12% o
marroquíes 23,1%) –señal de que se exportan extremos propios de sus culturas en la incorporación de
la mujer al mercado de trabajo español-. Por el contrario, es muy elevada la integración laboral de las

17 Al respecto RIVAS VALLEJO, P. (2005): “Extranjeras y mujeres, la irregularidad en la precariedad. Sin papeles ni derechos”,
Aranzadi Social n.º 20, pág. 7 de la versión electrónica. También la autora observa desprotección específica a la mujer
inmigrante cuando los beneficios laborales para la víctima de violencia de género contemplados en el Estatuto de
los Trabajadores no resultan aplicables para quienes se dedican al trabajo en el hogar familiar (como, por ejemplo, la
reducción o adaptación de jornada, la posibilidad de suspensión del contrato con vistas a beneficiarse de las medidas
de protección), págs. 22 y 23.
18 Puede consultarse en la dirección URL:
http://www.migualdad.es/ss/Satellite?blobcol=urldata&blobheader=application%2Fpdf&blobheadername1=Content-
disposition&blobheadervalue1=inline&blobkey=id&blobtable=MungoBlobs&blobwhere=1244651909145&ssbinary=true.
19 Elevando a rango legal lo que ya recogía en parte el art. 41.2 b) del RD 2393/2004, aunque disipando ahora, la Ley,
todo miedo a la expulsión fundada sobre el hecho de interponer una denuncia por violencia de género por una mujer
con estancia irregular. Para profundizar sobre esta cuestión, ALMENDROS GONZÁLEZ, M.A. (2010): “La mujer extranjera
trabajadora víctima de violencia de género”, en J.L. Monereo (dir.) Protección jurídico-social de los trabajadores
extranjeros, Comares, Granada, págs. 425 y ss.
20 Aprobado en diciembre de 2007 y localizable en
http://www.migualdad.es/ss/Satellite?blobcol=urldata&blobheader=application%2Fpdf&blobheadername1=Content-
disposition&blobheadervalue1=inline&blobkey=id&blobtable=MungoBlobs&blobwhere=1244651906235&ssbinary=true.
21 Respecto al déficit de ciudadanía de las mujeres prostituidas y la situación concreta de las mujeres inmigrantes
ante la prostitución, véase nuestra obra REY MARTÍNEZ, F., MATA Y MARTÍN, R. y SERRANO ARGÜELLO, N. (2004):
Prostitución y Derecho, Aranzadi, Cizur Menor, passim.

+200.
mujeres procedentes de Hispanoamérica en su conjunto suman un 54,21%, situándose por encima de
los varones (por poner algunos ejemplos, República Dominicana: 62,85, Bolivia: 60,8%, Ecuador: 53,8%),
y de la Europa extracomunitaria (Ucrania: 55,2%) o Asia (China: 42,2%).
Por sectores de actividad la mujer extranjera está presente primero en la agricultura, seguida del
sector servicios, después en la industria y, por último, en la construcción. Mientras los hombres extranjeros,
en primer lugar, trabajan en la construcción, luego en la agricultura, después en la industria y, por último,
en los servicios. Para las mujeres extranjeras por las actividades que realizan (trabajos domésticos, cuidados
a personas dependientes, labores vinculadas a los hogares familiares y otras similares) se ha mantenido
de manera sostenida su ocupación e incluso ha llegado a incrementarse su presencia en el mercado
laboral español (al menos hasta el año 2008), mientras los hombres extranjeros pierden empleos a mayor
ritmo a medida que se intensifica la crisis (lo que también se observa entre la población nacional,
segregando por sexos). La situación actual de crisis se aprecia de manera significativa en la caída de la
demanda de mano de obra extranjera. En nuestros días, es notable y muy progresiva la reducción del
número de ofertas que aparecen en el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura (de los últimos
trimestres). En él se constatan otras necesidades de mano de obra extranjera, mayoritariamente de
personal altamente cualificado (en especial de profesionales sanitarios).
Esa pérdida de empleos de los extranjeros se ha visto acentuada en los últimos años (2009 y
2010), si bien es mayor el decrecimiento del trabajo de los hombres que el de las mujeres. No obstante,
es significativo el descenso de puestos de trabajo entre éstas en los trabajos no cualificados, en servicios
de restauración personales de protección y comercio (datos del observatorio permanente de inmigración22).
Por lo que respecta a las actividades vinculadas al entorno familiar, las tareas ahora son, en mayor número,
efectuadas por trabajadoras extranjeras, lo que significa que en la medida que la mujer española se
integra en el mercado laboral la mujer extranjera tiene un mayor acceso en todos esos trabajos23 (trabajos
feminizados).
Entre los trabajadores inmigrantes se observa que los trabajadores extranjeros (hombres o mujeres)
demuestran una mayor capacidad de movilidad hacia otros lugares de la geografía para continuar
trabajando; movilidad de la que, por el momento, carecemos los europeos24. También muestran una
mayor movilidad entre distintos empleos y una más rápida adaptación al cambio en atención a la
necesidad de continuar trabajando, como requisito sine qua non para su estancia legal (salvo en casos
de reagrupación u otros). Todos los trabajadores extranjeros son, en fin, más activos en la búsqueda de
empleo. Es significativo el nivel de cambios geográficos de los extranjeros cercano al 12% cambiando
de lugar de residencia para continuar trabajando, frente a un 3% de la población española. Si bien, se
nos muestran datos que reflejan una movilidad interna de los extranjeros dentro de una misma Comunidad
Autónoma, quizá esa actitud de no traspasar las lindes de una autonomía esté vinculada a los servicios
sociales y ciertas asistencias sociales que se conceden a los inmigrantes (evitando de esa manera su
pérdida y la necesidad de tener que solicitarla nuevamente en otra parte del territorio en el cual, además,
se ha debido residir al menos un tiempo).
Esa tendencia de movilidad interna, dentro de Castilla y León, también es confirmada por las
respuestas de la encuesta efectuada.

22 Datos de 2008.
23 Así RAMOS QUINTANA, M.I. (2006): “Mujeres inmigrantes: la doble discriminación”, Revista de Derecho Migratorio
de extranjería, n.º 12, pág. 14.
24 Puede consultarse el Libro verde Inmigración y movilidad. Retos de los sistemas educativos de la UE, COM (2008)
423 final, de 3 de julio de 2008 e, igualmente, el Dictamen del Comité de las Regiones “El Plan de Acción Europeo de
Movilidad Laboral (2007-2010)”, DOUE serie C n.º 325, de 19 de diciembre de 2008.

+201.
6. Apoyatura jurídica para la tutela de la inmigración laboral
La protección a la inmigración laboral se desarrolló tempranamente en el ámbito internacional,
buscando erradicar toda conducta de explotación y trata de seres humanos. Tanto la OIT como Naciones
Unidas han incorporado un no desdeñable número de aportaciones e instrumentos internacionales en
favor de la tutela del trabajador migrante. El desarrollo en el seno de la OIT se remonta a su nacimiento,
al exigir que en las políticas migratorias se establecieran principios de protección basados en la equiparación
de nacionales y extranjeros en cuanto a condiciones de trabajo y se hiciese mediante acuerdos entre
Estados para su ordenación. La mención se desarrolla a partir del Tratado de Versalles y en la Constitución
de la OIT en 1919, sus primeros documentos, la Resolución n.º 2 sobre reciprocidad de trato, se afianza
en la Declaración de Filadelfia de 1944, y se acentúa en la proximidad de nuestros días, analizando la
situación de los trabajadores migrantes, afrontando las migraciones irregulares en el contexto de la
globalización económica25.
En materia de extranjería destacan dos Convenios de la OIT, el n.º 97 sobre los trabajadores
migrantes (1949), anclado en el principio de igualdad de trato en el ámbito laboral (pero deteniéndose
sólo en ciertas condiciones de trabajo: la remuneración, la jornada, trabajo de mujeres y niños, formación
profesional y afiliación sindical) y disfrute de la Seguridad Social o el acceso a la justicia y el Convenio OIT
n.º 143 (1975) que incorpora medidas complementarias, dirigidas a lograr la integración social del
inmigrante, proporcionar la igualdad de oportunidades en el empleo de quienes legalmente se encuentran
en el territorio del país de destino (y de sus familiares) y a combatir abiertamente la inmigración irregular
y, en particular, el tráfico de seres humanos26 (aunque el número de ratificaciones es muy reducido27).
En el seno de Naciones Unidas en el año 1990 se alcanzó la Convención internacional sobre la protección
de los derechos de los trabajadores migrantes y sus familias, que desde una perspectiva moderna,
teniendo en consideración las distintas realidades del trabajo (cuenta ajena y cuenta propia), abunda en

25 Un estudio en profundidad en GIL y GIL, J.L. (2009): “Los trabajadores migrantes y la Organización Internacional del
Trabajo”, RL n.º 15, versión electrónica.
26 Los Convenios son complementados por las Recomendaciones n.º 86 y 151, respectivamente. Sin embargo, conviene
destacar que quedan excluidos del principio general de la paridad los trabajadores del mar, los trabajadores fronterizos,
los artistas y también, en ocasiones, los temporeros. Además en caso de irregulares se exige el respeto de los derechos
relativos a la retribución y a la protección social para los llamados empleos anteriores.
27 Tan sólo 23 Estados a inicios del año 2010, del citado Convenio España no es parte.

+202.
esas mismas cuestiones e igualmente se apoya sobre la necesaria consecución de la igualdad de trato
entre inmigrantes y nacionales28. En cuanto a la mujer inmigrante, conviene destacar la protección
especial recibida en el seno de Naciones Unidas en referencia a la trata de seres humanos y específicamente
en todo lo relativo a la lucha contra el tráfico de personas inmigrantes29. Igualmente, la acción en materia
de inmigración de la Unión europea se ha consolidado en la última etapa30. En ella se busca ordenar las
migraciones, combatir las migraciones irregulares, clandestinas o eliminar la trata de seres humanos, con
perspectivas de igualdad entre hombres y mujeres.
La dignidad humana representada por los derechos inherentes a la persona exige su reconocimiento
y respeto a todo extranjero. Bajo ese manto, la normativa internacional se detiene en el reconocimiento
de derechos políticos, económicos, laborales, sociales (asistencia sanitaria, servicios sociales), culturales
y de educación. Con mayor penetración en aras al reconocimiento de la persona que emigra para trabajar,
la Unión europea planea redactar un catálogo común de los derechos que amparan a los trabajadores
de terceros países cuando residan legalmente en un Estado miembro31, entre los que se incorporarían
los llamados derechos básicos, tendencialmente serían los mismos que tienen reconocidos los ciudadanos
comunitarios32. Entre esos derechos fundamentales se vienen a recoger los siguientes: libertad de reunión,
y asociación, educación, igualdad de las condiciones laborales, no discriminación, acceso a los servicios
de colocación, condiciones de trabajo justas y equitativas, seguridad social y ayuda social, protección de
la salud y tutela judicial efectiva y derecho a un juez imparcial. La Propuesta comunitaria detalla en qué
consistirá la igualdad de trato para el extranjero extracomunitario en relación con los nacionales33. En
materia laboral se refiere en concreto al salario, al despido y a la protección de salud y seguridad en el
trabajo, las libertades de asociación y afiliación a organizaciones de trabajadores o empresarios, también
contienen una mención expresa de la mayor parte del acervo comunitario en materia de Seguridad
Social, acceso a bienes y servicios y obtención de ellos, lo que incluye la asistencia ofrecida por las oficinas
de empleo. La inicial extensión de derechos a los inmigrantes es notablemente matizada por la propia
propuesta de Directiva al permitir la limitación de las condiciones laborales reconocidas, las libertades
de asociación y afiliación y las ventajas fiscales y también en materia de Seguridad Social (con una
excepción a la excepción: los subsidios de desempleo). En esa línea la norma española introduce para
las Administraciones públicas en el ejercicio de sus competencias en materia de extranjería el principio

28 Las leyes nacionales trasladarán esa exigencia al regular no pocos derechos de los inmigrantes en igualdad de
condiciones con los nacionales.
29 Podríamos subrayar la importancia del Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente
mujeres y niños, que complementa la convención de las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada transnacional,
conocido como Protocolo de Palermo de 13 de diciembre de 2000. Ratificado por España en 2002.
30 Como se observa desde que se aprobó la Decisión marco 2002/629/JAI del Consejo de 19 de julio de 2002 relativa
a la lucha contra la trata de seres humanos y la Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo,
Lucha contra la trata de seres humanos - enfoque integrado y propuestas para un plan de acción-, COM (2005) 514
final o la Comunicación de la Comisión sobre las prioridades políticas en la lucha contra la inmigración ilegal de los
nacionales de terceros países COM (2006) 402 final. Sin embargo, el inicio de la labor de la Unión europea contra la
trata y en especial la explotación sexual de los niños, será anterior a esas fechas, procede desde los antiguos programas
STOP (1996-2000), STOP II (2001-2002) o los más recientes Daphne (2000-2003), Daphne II (2004-2008) y Daphne III
(2007-2013) enfrentándose a la violencia que sufren menores y mujeres.
31 Vid. la exposición de motivos de la Propuesta de Directiva relativa al procedimiento único de solicitud y que, también,
establece un conjunto de derechos para los trabajadores de terceros países que residen legalmente en un Estado
miembro, COM (2007) 638 final, de 23 de noviembre de 2007.
32 Contenidos en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Ello significará incorporar la igualdad de
trato y la no discriminación entre extracomunitarios y comunitarios, incluyendo así en el Derecho comunitario reglas
de paridad y no discriminación que ya aplican las legislaciones nacionales de los Estados miembros (hay que tener
en cuenta que para aquellos que han ratificado el Convenio n.º 143 de la OIT que exige esa igualdad de trato –sólo
son Portugal, Italia y Suecia-).
33 Así aparece en el art. 12 de la citada Propuesta de Directiva en la que regula un conjunto de derecho para los
trabajadores de terceros países que residen legalmente en un Estado miembro, COM (2007) 638 final, de 23 de
noviembre de 2007.

+203.
de la igualdad de trato en las condiciones laborales y de Seguridad Social34. Conviene destacar, no
obstante, que desde el 1 de diciembre de 2009 tiene plena vigencia jurídica la Carta de los Derechos
Fundamentales de la Unión europea, cuyo art. 15.3 reconoce a los extracomunitarios autorizados para
trabajar en el territorio de los Estados miembros el derecho “a unas condiciones laborales equivalentes
a aquellas que disfrutan los ciudadanos de la Unión”. Por su redacción literal parece que se trata del
reconocimiento del principio de igualdad de trato, que habrá de incluir la prohibición de discriminación
basada en la nacionalidad. Igualmente, se instituye como principio de la política migratoria española el
reconocimiento de iguales derechos y obligaciones para los extranjeros que vivan o trabajen legalmente
en España, aunque condicionado a los términos previstos en la Ley, en el nuevo art. 2 bis.2 letra e) de la
LOEx.

7. Respuestas del ordenamiento jurídico ante el trabajo de los inmigrantes


7.1. La legislación especial de los extranjeros
Desde que en el año 2000 se aprobara la vigente LOEx, la ordenación jurídica de esta cuestión
ha sido endeble, frágil y hasta vacilante. En los diez años transcurridos hasta la fecha ha habido cinco
reformas: LO 8/2000 –modificando su articulado original de raíz-, LO 11/2003 –incidiendo en la seguridad
ciudadana-, LO 14/2003 –también de calado siguiendo la línea de lucha contra la inmigración ilegal-, el
RD 2393/2004 que fue en nuestra opinión una reforma encubierta de la Ley35, y su último cambio por
LO 2/2009, con una vuelta más de tuerca hacia la búsqueda de la canalización legal de los flujos migratorios
ajustados “a nuestra capacidad de acogida y a las necesidades reales de nuestro mercado de trabajo”. La
última reforma declara ajustarse a los (constantes) cambios de la realidad migratoria y a retos diferentes
de los acontecidos al inicio de la década, pero sobre todo es una respuesta contundente a los cambios
de la situación del empleo en España y a las exigencias de la Política común de inmigración36, buscando
una eficaz respuesta en la lucha contra la inmigración irregular.
Ha habido modificaciones legislativas en sentido pendular, provocadas, a veces, por cambios en
las mayorías legislativas o por motivaciones contrapuestas o, en fin, por exigencias de la Unión europea
(Acuerdo Schegen37 y la creación de una Política común de inmigración38). Los pilares europeos, sobre
la base de art. 79 del Tratado de funcionamiento de la Unión europea, se sustentan en el control de las
migraciones, su gestión correcta, atendiendo a las necesidades económicas y demográficas de los Estados
miembros, buscando conseguir erradicar las migraciones ilegales (perseguir a los grupos que las estimulan,
a las redes clandestinas de inmigración y el tráfico de seres humanos). La acción común se centra en la
toma de medidas para el ingreso y permanencia de nacionales de terceros países en la Unión europea,
la regulación del derecho de reagrupamiento familiar y la adopción conjunta de reglas administrativas

34 Art. 2 bis.2 letra i) LOEX, habría que cuestionarse si está matizada la real extensión de ese principio por otros
preceptos de la propia LOEx.
35 La LO 2/2009 incorpora con rango legal no pocas regulaciones que primeramente se contemplaron sólo por la vía
reglamentaria.
36 Con alusiones eufemísticas a la “nueva realidad migratoria” MONEREO PÉREZ, J.L. y TRIGUERO MARTÍNEZ, L.A. (2010):
El Modelo de protección legal del trabajador extranjero tras la reforma realizada por la Ley Orgánica 2/2009, de 11
de diciembre, Aranzadi social n.º 19 y 20. BIB 2010/148 y 152.
37 A partir del Reglamento CE 562/2006 del Parlamento europeo y del Consejo, de 15 de marzo, por el que se establecen
las normas para el cruce de fronteras exteriores.
38 Integrada en el bloque dedicado a política exterior y de seguridad común integrada dentro del espacio para la
libertad, la seguridad y la justicia, arts. 67 y ss. del Tratado de funcionamiento de la Unión europea. Su gestación se
inició en Viena (1998), Tampere (1999) y Laeken (2001) sobre la base de la necesidad de control de los flujos migratorios
en todas sus fases, potenciar las migraciones legales en cooperación con los países de origen y combatir la entrada
irregular con una política de retorno de los residentes ilegales así como los fenómenos crecientes de trata de niños
y mujeres.

+204.
para la concesión de permisos, su denegación, la expulsión y, en su caso, repatriación para quienes se
encuentren en situación irregular. La influencia europea pivota sobre la necesidad de reforzar la inmigración
regular y combatir la irregular (desde sus distintos frentes). Un número importante de recientes Directivas
comunitarias apuntan en este sentido39. También se exige que los Estados vigilen sus fronteras (una vez
implantado el mecanismo Frontex) e impidan la inmigración ilegal.
En los años precedentes se han venido produciendo regularizaciones extraordinarias40,
denominadas en la últimas etapas procesos de normalización, a la vista del ingente número de inmigrantes
carentes de una situación regular que, de hecho, vivían y trabajaban (sin papeles) en España, a las que
el Derecho ha tenido que dar respuestas excepcionales: permitiendo a quienes ya se encontraban en
España solicitar una inicial autorización de residencia y trabajo siempre que cumplieran ciertos requisitos
temporales de estancia irregular41. Sin embargo, esas acciones han producido una alteración tal que se
puede llegar a hablar de desnaturalización de las vías ordinarias de acceso a España por parte de los
extracomunitarios. En algunos de esos procesos se ha vendado los ojos el Derecho de extranjería
ignorando sus principios y reglas, validando groseros incumplimientos de la legalidad (por ejemplo, en
los años 2001 y 2005), tomando en consideración las contrataciones con irregulares42. De forma que en
algunos momentos de nuestra historia reciente ha sido más numeroso el ingreso de extranjeros por la
vía extraordinaria que mediante el uso de las medidas comunes de acceso a España de los inmigrantes
contempladas en la Ley. Junto a ellas se ha adicionado una singular y excepcional regularización vía
arraigo, que ha encontrado distintas versiones en la cambiante legislación de extranjería, la regulación
actual parte del RD 2393/200443, determinada por su carácter permanente44. Sin duda, el fin último de
estas respuestas legales ha sido humanitario y/o sensible a la realidad45, pues admite al irregular que
está en España, lleva vinculado al territorio un tiempo, a quien de facto se le ha permitido la entrada o
no se ha procedido a su expulsión al caducarle los permisos, a quien sin posibilidad de “papeles” se le
condenaba a la inseguridad, a la profunda marginalidad o a formar parte de la economía sumergida

39 Sin ánimo exhaustivo, Directiva 2004/81/CE, sobre la expedición de un permiso de residencia a nacionales de
terceros países que sean víctimas de la trata de seres humanos o hayan sido objeto de una acción de ayuda a la
inmigración ilegal que cooperen con las autoridades competentes, Directiva 2004/82/CE, sobre la obligación de los
transportistas de comunicar los datos de las personas transportadas, Directiva 2008/115/CE, de 16 de diciembre-, para
el retorno de los nacionales de terceros países en situación de estancia ilegal -incorpora la necesidad de introducir,
mejor, modificar o incluso endurecer, por parte de las legislaciones nacionales tipos penales propiamente laborales
en materia de inmigración laboral irregular-; la Directiva 2009/50/CE del Consejo, de 25 de mayo, que suaviza las
condiciones de entrada y residencia de los extranjeros altamente cualificados gracias a la tarjeta azul con la finalidad
de empleo altamente cualificado o la Directiva 2009/52/CE que establece normas mínimas sobre sanciones a los
empresarios por dar ocupación a inmigrantes sin autorización. También se trabaja en la aprobación de otra directiva
(aun propuesta) con la finalidad de establecer un procedimiento simplificado que conduzca a la concesión de un
permiso único al tiempo que introducen un catálogo de derechos de los trabajadores extracomunitarios -laborales
y sociales- amparada en el derecho a la igualdad de trato de los extranjeros con los nacionales.
40 En los últimos años se han producido procesos de regularización extraordinaria en 1985-1986, 1991, 1996, 2000-
2001 y 2005.
41 Ahora competencia de algunas CCAA, si la han asumido expresamente en sus respectivos Estatutos de Autonomía,
sobre esta materia GARCÍA MURCIA, J. (2009): “El empleo de extranjeros tras las modificaciones efectuadas por el RD
1162/2009, de 10 de julio”, Derecho de los negocios, n.º 229, págs. 51 y ss.
42 Sobre esta cuestión, por todos, DELGADO CASTAÑEDA, A. (2006): “Procedimientos para la incorporación de los
extranjeros al mercado de trabajo. Consecuencias del trabajo sin autorización”, RGDTSS n.º 11; MARÍN MARÍN, J. y
GALLEGO MOYA, F. (2005): El trabajo de los inmigrantes irregulares. Un estudio jurisprudencial, Bomarzo, Albacete o
MONTOYA MELGAR, A. (2007): El empleo ilegal de inmigrantes, Cuadernos Civitas, Madrid.
43 En particular, los arts. 45 y 46.
44 Así FERNÁNDEZ COLLADOS M.B. (2007): El estatuto jurídico del trabajador extracomunitario en España, Laborum,
Murcia, págs. 269 y ss.
45 Aunque entre la doctrina se habla de un divorcio entre la Ley y la realidad indicando la fuerte presión migratoria
y el hecho de que los ilegales nutren la economía sumergida, véase en este sentido ESCUDERO RODRÍGUEZ, R. (2009):
“Claves legislativas en materia de inmigración y problemática de las vías de acceso al mercado de trabajo por cuenta
ajena”, RL, n.º 15, pág. 6.

+205.
esos datos a las Administraciones locales por el miedo a ser expulsados46 (aunque no ha sido siempre
así pues, efectivamente, los inmigrantes irregulares se empadronan).

7.2. Primero: Leyes para la ordenación de los flujos migratorios y autorizaciones para el trabajo extracomunitario
Un pilar fundamental de toda política migratoria es la regulación de los flujos, en particular
respecto a quienes efectúan migraciones laborales; es imprescindible gestionar las entradas de trabajadores
migrantes, fijando la mirada para logara la integración de aquellas personas que sean necesarias y, como
trabajadores, puedan ser absorbidos por el mercado de trabajo. Leído de otra manera se trata del control
de las necesidades laborales del Estado que recibe inmigrantes. Son necesarias herramientas jurídicas
que ofrezcan respuestas a las realidades migratorias, estableciendo el control de las entradas y permanencias.
Los países de acogida de inmigración restringen el acceso de los extranjeros al mercado de trabajo ya
que tiene absoluta preferencia el mercado nacional de trabajo (o, en su caso, el ciudadano europeo
plenamente equiparado al nacional). Quien siendo extranjero desee trabajar en España por cuenta propia
o ajena necesitará una previa autorización para hacerlo. Existen, en consecuencia, restricciones para el
acceso al mercado de trabajo cuando se trata de extranjeros (arts. 36 y siguientes de la LOEx). La persona
deberá tener una estancia regular, esto es, una autorización de residencia y al tiempo estar en posesión
de autorización de trabajo. Pero pasada esa línea, ya contratados o pudiendo ejercer una actividad por
cuenta propia gozan de plena equiparación con los nacionales.
Como se ha reflejado en las páginas anteriores, la inmigración que recibimos es una inmigración
laboral. Las leyes ordenan la entrada a través de visados y concretas autorizaciones, bajo el control de
los flujos migratorios. La continuidad de la autorización facilita la permanencia y su obtención se consigue
gracias a un trabajo47, a la reagrupación o a otras circunstancias. Puede estar vinculada, en primer lugar,
a actividades de temporada o para ejecutar tareas de campaña48, montajes de instalaciones o construcción
de infraestructuras, deportistas, artistas u otros de modo que cuando termina la actividad están obligados
a retornar a su país de origen o, en segundo lugar, buscar una mayor continuidad permaneciendo en
el país de acogida, es decir, de manera progresiva, primero gracias a autorizaciones de corta estancia y
luego, tras la oportunas renovaciones, pasar a autorizaciones para residir y trabajar de larga duración49.
Inicialmente en España las autorizaciones tienen una triple limitación: (1) en cuanto al ámbito
territorial, (2) respecto al sector de actividad (también determinadas profesiones encuentran mayores
exigencias pues sólo pueden ejercerse si se tiene la homologación necesaria) y (3) temporal. Las primeras
autorizaciones de residencia y trabajo están limitadas en el tiempo, la primera autorización se concede
por un año, renovable por dos años y otros dos años50, con cinco años de residencia continuada puede

46 La LO 14/2003 reformó la LBRL en lo relativo al empadronamiento de inmigrantes. La LO 2/2009 sanciona


expresamente el falseamiento en los datos de empadronamiento cuando la vivienda no constituya el domicilio real
del extranjero, así lo contiene el art. 53.2 letra d) de la LOEX. La infracción se convierte en muy grave si hay ánimo de
lucro con multas desde 10.0001 a 100.000 euros, en otro caso es una infracción grave.
47 Para profundizar sobre el trabajo de los extranjeros pueden consultarse, de entre la abultada literatura, las siguientes
obras: BALLESTER PASTOR, M.A. (2006): El acceso al empleo de los trabajadores extracomunitarios, Tirant lo blanch,
Valencia, FERNÁNDEZ COLLADOS, M.B. (2007): El Estatuto jurídico del trabajador extracomunitario en España, Laborum,
Murcia, TARABANI-CASTELLANI AZNAR, M. (2002): Reforma y contrarreforma de la Ley orgánica de extranjería: análisis
especial del trabajo de los trabajadores extranjeros, Tirant lo blanch, Valencia o VALDUEZA BLANCO, M.D. (2008): El
tratamiento jurídico del trabajo de los extranjeros en España, Lex Nova, Valladolid.
48 Sus especialidades en cuanto régimen de entrada y permanencia se regulan en el art. 42 de la LOEx.
49 Arts. 37 y 38 de la LOEx para el trabajo por cuenta propia y para el trabajo por cuenta ajena, respectivamente.
50 La tramitación de las renovaciones normalmente se solicitará en los 60 días naturales previos a la expiración de la
vigencia o, siendo ya infracción leve, en los 3 meses posteriores a la caducidad de la anterior autorización. Si caducarán
los periodos no cabría renovación, sólo una nueva autorización inicial para el trabajo.

+206.
obtenerse la residencia de larga duración51 (a partir de este momento ya no se exigirá la renovación
periódica de la autorización de trabajo, pudiendo realizar cualquier actividad).
Con carácter permanente, al margen de los procesos extraordinarios de normalización, se ha
permitido proceder a la regularización mediante el llamado arraigo laboral52, mediante la acreditación
del tiempo previo de permanencia en España (2 años) y demostrar que ha realizado prestaciones laborales
(de hecho) al menos durante 1 año. Pero también se ha regulado un arraigo social, en este caso se exige
un año más de permanencia en España (3 años, por tanto) y concertación de contrato de trabajo de
duración no inferior a un año, siempre que además, o bien, existan vínculos familiares con otros extranjeros
residentes53 (en primer grado), o bien, se aporte un informe del municipio en que vive que refleje su
inserción social (conocimiento de la lengua, medios de vida...). Estos dos mecanismos permiten acceder
a la autorización de trabajo siempre que se consiga una contratación de trabajo, con alta en la Seguridad
Social en el plazo de un mes desde que se obtiene la autorización para trabajar. De alguna manera esas
vías de acceso a la regularización reflejan substanciales incoherencias en el modelo de desarrollo de la
inmigración regular en España. Existe una tercera posibilidad de arraigo familiar, el acceso se ve facilitado
gracias a esta vía por ser hijos de padres españoles, en este caso sin necesidad de aportar oferta de
trabajo.

7.3. Después: Leyes con derechos para la integración de los inmigrantes


La normativa actual contempla una amplia gama de derechos y libertades de los extranjeros.
Algunos reconocidos en cuanto personas, otros en cuanto inmigrantes. La evolución normativa de las
normas de extranjería han permitido ir incorporando mayores reconocimientos de derechos y garantías
para con los extranjeros. Una sociedad democrática y moderna es aquella capaz de extender derechos
además de a sus ciudadanos a sus residentes; del mismo modo que impone a los extranjeros las
correspondientes obligaciones que derivan de la condición de residentes, sin importar cual sea su
nacionalidad. Pasarán así las legislaciones de extranjería a introducir no sólo los derechos de la persona
y todos los derechos afectos a su dignidad sino, también, otros, entre los que nos interesa destacar ahora
los derechos de contenido social o laboral.
En esa línea, las leyes de extranjería, apoyadas sobre la fundamentación internacional, incorporan
un catálogo de Derechos reconocidos a los extranjeros. Se han distinguido entre derechos de la persona
y otros derechos, estos últimos no sólo son objeto de posible modulación por los Estados sino, incluso,
pueden ser limitados. Con apoyo en el art. 13 de la CE, desde los años ochenta, el Tribunal Constitucional
realiza una triple categorización de los derechos de los extranjeros54: (1) los que pertenecen a toda
persona y a su dignidad humana donde no cabe distinción entre nacionales y extranjeros, ni limitaciones
ni en su titularidad ni tampoco en su ejercicio, en ningún caso se podría vaciar el derecho o desnaturalizarlo
por ser extranjero, (2) los derechos reconocidos por las Leyes y los Tratados internacionales ratificados
por España, que serán disfrutados por los extranjeros en atención a las condiciones de reconocimiento,
es decir, permiten modulación por las legislaciones y, (3) una negación de los derechos de ciudadanía

51 Regulada en el art. 32 de la LOEx. Residencia que se extingue, entre otros motivos, cuando haya una ausencia
superior a doce meses consecutivos dentro del territorio de la Unión europea, salvo excepciones expresas que han
de desarrollarse reglamentariamente. Aunque les permite recuperar su estatuto de manera simplificada
52 Art. 45.2 del RD 2393/2004.
53 Desde la LO 2/2009 (que reforma la LOEx) se entiende que esa expresión se refiere siempre a una situación de
estancia o residencia legal.
54 STC 99/1985, de 30 de septiembre, doctrina reiterada por Sentencias posteriores, entre otras, SSTC 130/1995, 95/2000
o 13/2001. Sobre esa clasificación, por todos, SOLANES CORELLA, A. (2008): “Una aproximación a los derechos de los
extranjeros en España” en Cabeza Pereiro J. y Mendoza Navas N. Tratamiento jurídico de la inmigración, Bomarzo,
Albacete, págs. 43 y ss. o AJA, E. (coor.), (2009): Los derechos de los inmigrantes en España, Tirant lo blanch, Valencia.

+207.
del art. 23 de la CE, referido a la participación en asuntos públicos y el acceso a cargos y funciones
públicas, en los términos que recoge expresamente el art. 13.2 de la CE. Hay autores que a la lista descrita
añaden una categoría adicional (4) de los derechos que sólo se reconocen al inmigrante, como el derecho
de asilo del art. 13.4 de la CE55.
Las modernas legislaciones de extranjería han incorporado elencos de derechos inalienables de
la persona (vida e integridad física y moral, libertad ideológica, libertad y seguridad, reunión, manifestación,
asociación, tutela judicial efectiva incluyendo, si procede, por la carencia de recursos, la asistencia jurídica
gratuita –derecho remodelado con la nueva redacción de 2009 de la LOEx56-) y de contenido social
(derecho de huelga, libertad sindical y de afiliación) pero como acabamos de apuntar no han reconocido
sino, al contrario, excluido, los auténticos derechos de ciudadanía civil (voto y participación en asuntos
públicos). Además, la libre circulación por el territorio nacional queda restringida a su condición de
regulares.
Respecto a los derechos reconocidos por su condición de persona resulta indiferente que los
inmigrantes se encuentren en el territorio como residentes legales, así poseen los derechos de reunión,
asociación, manifestación, libertad sindical, afiliación a una organización profesional, huelga, asistencia
jurídica gratuita, educación57 (incluso no obligatoria58). También alcanzan al ámbito laboral. El ejercicio
del derecho de huelga no puede condicionarse a estar en posesión de una autorización para el trabajo.
La libertad sindical, la afiliación a una organización profesional y su ejercicio no pueden reconocerse sólo
a quienes sean residentes legales sino a todos59. Bajo estos nuevos parámetros se redacta el nuevo art.
11 de la LOEx reconociendo los derechos colectivos laborales de los extranjeros en las mismas condiciones
que los trabajadores españoles. Esos derechos, por su carácter fundamental, deben ser interpretados de
acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y con los Tratados y Acuerdos
internacionales ratificados por España.
No se admitirán alegaciones de profesión o de creencias religiosas o convicciones ideológicas
o culturales para separarse del reconocimiento universal de los derechos fundamentales ni, tampoco,
para justificar conductas contrarias a la consideración de esos derechos en las Declaraciones y Tratados
internacionales60.
Respecto de otros derechos de contenido social, el reconocimiento del derecho a la asistencia
sanitaria (pública) se supedita a la previa inscripción en el padrón del municipio en que habite el
extranjero61 -se beneficia así a los irregulares sin recursos económicos-, si bien, en los casos de ser
necesaria asistencia sanitaria pública de urgencia por enfermedad grave o accidente, para los menores
o las mujeres durante el embarazo y puerperio no se requerirá ni siquiera el requisito del empadronamiento
(art. 12 de la LOEx). El derecho queda reconocido, nuevamente, en las mismas condiciones que los
españoles. Asimismo, podrán disfrutar de toda la gama de acciones de asistencia social propia de los

58 Art. 9, apartados 1 y 2, de la LOEx.


59 Sobre el alcance de los dos derechos, véase NOGUEIRA GUASTAVINO, M. (2008): “Los derechos sociales fundamentales
de los extranjeros. Las sentencias del Tribunal Constitucional 236/2007 y 259/2007, como reconstrucción de una
doctrina constitucional confusa”, RGDTSS, n.º 18.
60 Art. 3.2 de la LOEx.
61 El número de irregulares que habían solicitado la tarjeta sanitaria en el año 2007 fue de 251.259 personas (datos
del Observatorio permanente de la inmigración), PAJARES, M. (2009): Informe n.º 21: Inmigración y Mercado de Trabajo,
Observatorio permanente de la inmigración, MTIN
http://extranjeros.mtin.es/es/ObservatorioPermanenteInmigracion/Publicaciones/. Todos los extranjeros, desde el año
2003, están llamados a renovar su inscripción en el padrón, cuando no tengan permiso de larga estancia (se trata de
una renovación periódica, cada dos años, para evitar la caducidad de la inscripción padronal). El debate sobre los
efectos de la inscripción en el padrón para los inmigrantes irregulares se ha visto reabierto en 2010, pues, aunque
permite el acceso a derechos asistenciales y sanitarios, no deja de ser una fórmula que pone en conocimiento de las
autoridades la situación irregular del inmigrante.

+208.
servicios sociales, siempre que sea una asistencia social ajena a la Seguridad Social, cuando tengan la
condición de residentes, incorporándose en la nueva regulación una ampliación de derechos para los
discapacitados o menores con domicilio habitual en España (art. 14.2 de la LOEx). Por último, para recibir
servicios y prestaciones sociales básicas no importa cual sea su situación, regular o irregular (art. 14.3 de
la LOEx). Se suele entender por servicios sociales básicos los servicios primarios o atenciones vitales que
suelen consistir en acogida (temporal en albergues u otros alojamientos) y ayudas a domicilio, además
de toda la información en materia de servicios y prestaciones sociales. Su dispensación y amplitud
depende principalmente de cada Comunidad Autónoma y también son importantes en esa tarea los
servicios sociales que prestan los Ayuntamientos y Diputaciones. No obstante, es difícil que puedan
acceder los extranjeros en situación irregular a las llamadas ayudas de inserción, ingresos mínimos de
inserción o rentas garantizadas de ‘ciudadanía’ que dispensan las CCAA, quedarán excluidos precisamente
por su condición de ilegales.
Cuando los extranjeros no tienen la residencia legal no gozan de equiparación con los españoles
en el principal elemento configurador del Estado del bienestar, la acción protectora del Sistema de
Seguridad Social (arts. 10, 14.1 y 36.5 de la LOEx). De modo que el acceso a la Seguridad Social contributiva,
como criterio general, se restringe a quienes siendo extranjeros están inscritos en los distintos Regímenes
de Seguridad Social (con afiliación y alta62) y respecto a la Seguridad Social no contributiva será siempre
necesario que sean residentes legales en España para acceder a sus prestaciones. Para el inmigrante que
después de trabajar en el extranjero retorne a su país, o se mueva por varios Estados, es importante
conocer que en tanto en cuanto exista un Convenio de Seguridad Social con esos países se computarán,
acumularán y totalizarán los periodos cotizados para poder generar prestaciones, y éstas (siendo
económicas) en su mayoría podrán ser exportadas.
La agrupación familiar se sustenta en la protección de la familia, amparada en los textos
internacionales y, en particular, de los derechos de los menores. El derecho a la reagrupación familiar de
los extranjeros se condiciona a la residencia legal (art. 17 de la LOEx). Este derecho permite reagrupar al
cónyuge (sólo a uno) o persona con la que se mantenga análoga relación de afectividad, los hijos menores
o discapacitados del reagrupante o del cónyuge si ejerce en solitario la patria potestad y a los ascendientes
mayores de 65 años (salvo excepciones de edad justificadas en razones humanitarias). Los reagrupados
sólo podrán a su vez reagrupar si cuentan con autorización de residencia y trabajo independiente del
reagrupante, evitándose así efectos encadenados de la reagrupación63. La nueva regulación agiliza el
tránsito al trabajo de los reagrupados, para que de manera inmediata puedan trabajar.
Como ya se ha apuntado, el trabajo que realiza el extranjero suele ser de baja cualificación, ello
se traduce en salarios bajos y, a veces, apartamiento o desconocimiento de las más elementales normas
que ordenan el trabajo (jornada, derechos básicos, seguridad y salud laboral, información, formación,
promoción, encuadramiento profesional, modificación de las condiciones laborales u otras). También se
observa cómo en la realidad el extranjero no recibe un trato equiparable, formando parte de un mercado
de trabajo o bien inferior en calidad (que comparten con una parte importante de la población española
que se ve inmersa en la profunda dualización del mercado de trabajo, trabajos temporales, con menores
derechos y mayores jornadas...) o bien sumergido. Precisamente, al Derecho le corresponde combatir
frente a cualquiera de los entornos laborales perversos que puede conllevar la inmigración. Un instrumento
de primera magnitud para enfrentarse a la marginación, exclusión y la pobreza a la que tendencialmente
se ve abocado el inmigrante es el trabajo regular y la integración laboral. De ahí la necesidad de adoptar
medidas por los poderes públicos que fomenten esa integración. Mandato que recoge el nuevo art. 2

62 Incluso la eficacia de la autorización de residencia y trabajo se condiciona al alta del trabajador en la Seguridad
Social (art. 36.2 de la LOEx). Sobre esta cuestión recientemente MONTOYA MEDINA, D. (2009): “Reflexiones en torno
al alcance de la protección de Seguridad Social del trabajador extranjero no autorizado”, REDT, n.º 144, págs. 863 a 881.
63 En los últimos años el proceso de reagrupación familiar se había convertido en una importantísima fórmula de
entrada en España de inmigrantes.

+209.
ter de la LOEx (en su versión de 2009), señalando el acceso al empleo como uno de los factores esenciales
de integración junto a la educación y el aprendizaje de la lengua.
Quizá la mayor de las innovaciones de las nuevas normativas de extranjería es la pretensión de
lograr la plena integración de los inmigrantes, destacando la preocupación legal por integración sociolaboral
del extranjero (punta de lanza de cualquier integración social). Lo que significa incorporarlos con aceptación
auténtica en la sociedad, como habitantes y/o vecinos en la sociedad en la que viven y trabajan. Sin que
ello suponga tener que renunciar a sus culturas, lenguas, costumbres… sino su incorporación en nuestras
estructuras: económica, social, jurídica (para que sean partícipes de valores, derechos, principios y
oportunidades de nuestras sociedades) y, también en parte política, al igual que en el ámbito cultural y
de respeto de valores y costumbres64. Toda inmigración conlleva diversidad65, es un reto para los países
europeos su buena gestión, sin que ello merme la debida cohesión social y la integración en campos
tales como el mercado laboral, con oportunidades de promoción, se garanticen los derechos sociales y
las condiciones laborales, la educación, la igualdad de oportunidades, el diálogo intercultural, la participación
ciudadana66. La Unión europea ha puesto de manifiesto en numerosas ocasiones un importante déficit
de integración social de los inmigrantes (y no sólo de los recién llegados) la integración debe abarcar
todo el proceso desde la llegada a la incorporación plena social y económica, en particular, en los ámbitos
de educación, salud, vivienda y mercado laboral67. La labor de las distintas Administraciones es relevante
para alcanzar la deseada integración del inmigrante, en esa tarea serán auxiliadas por distintas organizaciones,
por la propia sociedad, la sociedad organizada o no.

7.4. Restricciones y limitaciones en el derecho a trabajar de los inmigrantes


El Derecho al trabajo se ubica dentro de una singular postura para la admisión de los inmigrantes,
de forma que es prioritario en el acceso el nacional español o quienes están a ellos equiparados (los
ciudadanos comunitarios, criterio hecho extensivo a nacionales de terceros países si hay vínculos familiares
o asimilados con los europeos) frente al trabajador extracomunitario. El precepto constitucional que
incorpora este derecho, el art. 35 de la CE, lo contempla para los españoles, limitando su titularidad.
Para acceder al territorio español será necesario un visado (salvo excepciones legalmente
contempladas), es el documento que facilita la entrada y su finalidad: tránsito, estancia –pudiendo ser
para búsqueda de empleo-, residencia o trabajo y residencia. El extranjero ve restringida la entrada para
trabajar, sometida a las necesidades de mano de obra o, lo que es lo mismo, a la situación nacional del
empleo, siendo prioritaria la contratación nacional sobre los extranjeros, por lo cual se ha hablado de
este momento como de “trato desigual”68. El extranjero se ve sometido a autorizaciones administrativas
y sus correspondientes renovaciones, es decir, a restricciones legales en el acceso al trabajo sea por

64 El nuevo art. 2 ter de la LOEx además de llamar al respeto de la Constitución exige a los poderes públicos que lleven
a cabo acciones formativas para el conocimiento y respeto de los valores constitucionales y estatutarios de España,
de la Unión europea, los derechos humanos, las libertades públicas, la democracia, la tolerancia y la igualdad entre
mujeres y hombres.
65 La última reforma de la LOEx en su exposición de motivos se refiere precisamente a la apuesta por lograr un marco
de convivencia de identidades y culturas.
66 Al respecto véase la Comunicación de la Comisión al Parlamento europeo, al Consejo, a Comité económico y social
europeo y al Comité de las Regiones: Una Política común de emigración para Europa: Principios, medidas e instrumentos,
17 de junio, COM (2008) 359 final, pág. 7.
67 Comunicación de la Comisión al Parlamento europeo, al Consejo, a Comité económico y social europeo y al Comité
de las Regiones: Una política común de inmigración, de 5 de diciembre, COM (2007) 780 final, pág. 9.
68 Así lo puso de manifiesto tempranamente la STC 107/84 y entre la doctrina, por todos, FÉRNÁNDEZ COLLADOS,
M.B., CARDENAL CARRO, M., SERRANO VILLAMANTA, J. (2007): “Régimen jurídico específico del trabajo de los extranjeros
en España” en Palomar Olmeda (coor.) Tratado de extranjería, Thomson-Aranzadi (3ª ed), Cizur Menor, págs. 354 y ss.,
de los mismos autores (4ª ed-2010).

+210.
cuenta ajena o por cuenta propia justificadas en su condición de extranjero (aunque también existen
excepciones contempladas en el art. 41 de la LOEx, por su modernidad destacamos la recién aprobada
tarjeta azul para profesionales altamente cualificados, del nuevo art. 38 ter de la LOEx69 o las reglas
especiales para los investigadores del art. 38 bis de la LOEx). También procede señalar que los Tratados
firmados por España anteriores al ingreso en la Unión europea en los que se reconoce la reciprocidad
del derecho al trabajo entre los Estados firmantes exige que se obtenga visado y autorización para trabajar,
pero no se vincula a la situación nacional del empleo (aplicado a chilenos, peruanos70). Igualmente el
art. 40 de la LOEx recoge supuestos específicos de exención de atender al requisito de la situación nacional
del empleo para acceder a un contrato de trabajo (entre las que se incluyen, por su especial vulnerabilidad,
a las mujeres víctimas de violencia de género71 o de trata de seres humanos72).
El art. 10 de la LOEx regula el Derecho al trabajo, condicionado al cumplimiento de requisitos
legales73, aparejado a este derecho irá el reconocimiento del acceso a la acción protectora de la Seguridad
Social en su vertiente contributiva. Ese precepto es completado por los arts. 36 de la LOEx en relación
con la autorización de trabajo y art. 14 de la LOEx, en tanto que regulador del derecho a la Seguridad
Social. Las vías comunes de acceso al trabajo serán: (1) el llamado régimen general que facilita contrataciones
en origen favoreciendo la entada regular de inmigrantes, (2) para los trabajadores que realizan actividades
transnacionales y son desplazados rige una especial regulación, (3) a ellas se une la denominada gestión
colectiva de contrataciones en origen (antes contingente74), con este mecanismo los empresarios realizan
una oferta genérica de necesidades de trabajadores, (4) aunque también el empleador puede buscar un
trabajador extranjero si solicita un puesto de trabajo incluido en el catálogo de ocupaciones de difícil
cobertura –que trimestralmente se publica en el BOE-, por provincia si así fue detectada la necesidad
por el SPEE (antiguo INEM) o, en otros casos, mediante la solicitud individual de autorización de trabajo
respondiendo a una oferta concreta, cuando por el Servicio de empleo se certifique la existencia de
dificultades para cubrirlo con mano de obra nativa y ante la inexistencia de trabajadores con el perfil
adecuado (es deseable que esta contratación también se produzca en origen75).
Pero a estas vías ordinarias de acceso al trabajo por la población inmigrante se han unido
innumerables mecanismos de acceso, transitando de unas a otras autorizaciones, dirigiéndose siempre

69 Resultado de la incorporación al Derecho español de la Directiva 2009/50/CE del Consejo, de 25 de mayo de 2009,
relativa a las condiciones de entrada y residencia de nacionales de terceros países para fines de empleo altamente
cualificado.
70 No a argentinos, ni bolivianos, ni ecuatorianos, ni tampoco uruguayos ya que en los nuevos Tratados, sus
modificaciones o Protocolos adoptados con posterioridad a la entrada en la Unión europea se ha suprimido o ha
desparecido el derecho de preferencia en la contratación laboral.
71 Novedad que incorpora la LO 2/2009, permitiendo que puedan acceder a su regularización y así también denunciar
al agresor para que el delito no quede impune por el miedo a la expulsión, con una específica regulación en el art.
31 bis de la LOEx. Lo que nos hace reflexionar sobre la comisión de otros delitos graves y si sería deseable que esa
regla se ampliara a fin de evitar la impunidad del delito cometido sobre el inmigrante en situación irregular (sobre
todo si el bien jurídico afectado es su persona e integridad en sus distintas expresiones y incluyendo todo ataque a
la dignidad de la persona).
72 Se incorpora un nuevo art. 59 bis de la LOEx que atiende a esta situación del extranjero. Si colabora se ha venido
recogiendo la doble posibilidad de retorno asistido a su país de procedencia o la concesión de autorización de
residencia y trabajo, también incluye una autorización provisional, con facilidades en este caso de integración social.
73 Regulado en el capítulo III del Título II de la LOEx.
74 De muy escaso valor en cuanto al número de ofertas que se tramitan por esta vía, para el año 2010 tan sólo han
salido 168 puestos de trabajo ofertados mediante la gestión colectiva en atención a la situación nacional del empleo
(crítica en 2010). Sobre la nueva regulación de la gestión colectiva, véase CAVAS MARTÍNEZ, F. y FERNÁNDEZ COLLADOS,
M.B. (2010): “La gestión colectiva de las contrataciones en origen. La protección y defensa de la inmigración necesaria:
sentido y alcance de una inmigración económico-laboral ordenada”, en J.L. Monereo (dir.) Protección jurídico-social
de los trabajadores extranjeros, Comares, Granada, págs. 179 y ss.
75 A través de la red EURES en Europa se acomodan ofertas y demandas de empleo foráneo en una subred constituida
dentro de aquélla, denominada Red Europea de Migración (conocida bajo las siglas REM).

+211.
hacia la consecución de la autorización para el trabajo. Se trata de pasarelas legal o reglamentariamente
previstas entre distintos permisos no habilitantes ab initio para el trabajo, es el caso de los visados de
residencia, especialmente si se trata de reagrupados, visados para estudios, de solicitantes de asilo…, de
esta manera se ofrece una mayor facilidad de acceso al trabajo desde una situación de residencia legal
–suavizando requisitos para que se conceda la autorización también para trabajar-, el llamado arraigo,
en particular el arraigo laboral y el arraigo social, o las razones humanitarias para quienes han sido
reconocidos como apátridas o refugiados.
A ellos hay que añadir los convenios bilaterales con reconocimiento de reciprocidad y preferencia
a la hora de delimitar la procedencia de los extranjeros al determinar cada año “el contingente” de
trabajadores, renombrado como gestión colectiva de trabajadores en origen (art. 39.3 de la LOEx). También
se han realizado Acuerdos de preferencia con determinados países, de forma que las ofertas genéricas
del contingente o las de actividades de temporada se canalizan prioritariamente con esos Estados (España
tiene firmados Acuerdos para la regulación y ordenación de flujos migratorios, entre otros países, con
Colombia, Ecuador, República Dominicana, Marruecos y Mauritania –y antes de su plena integración en
la Unión europea con Polonia, Bulgaria y Rumanía-). Puede observarse que la mayor inmigración que
recibe España y, por derivación Castilla y León, procede en su mayoría de esos países.
El ciudadano extranjero que desee realizar un trabajo necesita de la previa autorización para
trabajar y de residencia (art. 36 de la LOEx). Una vez concedida la autorización para trabajar rige un
principio de igualdad de trato y prohibición de discriminación, en la contratación y en el desarrollo de
la relación de trabajo (que, por cierto, ya recoge el Convenio nº 143 de la OIT sobre los trabajadores
migrantes76).
Todo el proceso de concertación laboral, celebración del contrato y desenvolvimiento de la
relación laboral deberá cumplir la normativa laboral, ello abarca tanto a aspectos individuales como
colectivos de las relaciones laborales, también a los derechos sindicales y los derechos de representación
y participación en la empresa, la seguridad y salud laboral, e incluye la Seguridad Social. Una vez integrado
en el trabajo, tras la obtención de la autorización pertinente, rige un principio de equiparación sin importar
a partir de entonces su (foránea) nacionalidad. El inmigrante regular tendrá reconocidos los derechos y
condiciones laborales en idénticas condiciones a los nacionales77. Aunque las legislaciones permiten
que en el reconocimiento de algunos derechos se puedan establecer limitaciones y/o condicionantes
teniendo en cuenta la procedencia extranjera. La equiparación se produce por decisión del legislador,
ya que en su art. 13 la Constitución española permite un amplio margen de decisión, siempre que se
respete la normativa internacional ratificada por España78. Así el art. 3 de la LOEx incorporará la exigencia
del ejercicio de los derechos de los extranjeros reconocidos en aquella Ley en igualdad de condiciones
con los españoles, como criterio interpretativo general. Una manifestación de ese mandato se contiene
en el art. 23 al prohibir actos que supongan discriminaciones, declarando expresamente el apartado 2,

76 Art. 10 del Convenio n.º 143 de la OIT y art. 6 del Convenio n.º 97 de la OIT, el primero, con una regla más extensa
y, el segundo, limitado a materias como la remuneración, tiempo de trabajo (incluidas horas extraordinarias y vacaciones),
aprendizaje y formación profesional, edad de admisión al trabajo, protección a menores y mujeres y en el ámbito
colectivo la afiliación a organizaciones sindicales y el disfrute de las ventajas que contienen los convenios colectivos,
así como la protección de la Seguridad Social. En el ámbito europeo la regla de paridad entre nacionales y extranjeros
es recogida en el Convenio europeo que regula el Estatuto del Trabajador Migrante.
77 La STC 107/84, ya fijó la doctrina de que una vez concertada e iniciada la relación laboral no se pueden fijar diferencias
en las condiciones de trabajo por razón de la nacionalidad. Sobre la situación actual de los derechos reconocidos a
los inmigrantes, por todos, DE LA PUEBLA PINILLA, A. y MORÓN PRIETO, R. (2009): “La protección social de los trabajadores
extracomunitarios en el ordenamiento español: modificaciones legales y tratamiento jurisprudencial más reciente”,
RL , n.º 15, versión electrónica.
78 CRUZ VILLALÓN, J. (2006): “Los derechos constitucionales de los trabajadores extranjeros”, en Casas Baamonde y
otros en Las transformaciones del Derecho del Trabajo en el marco de la Constitución española, La Ley, Madrid, págs.
3 y ss. de la versión electrónica.

+212.
letra c), como tales: los que impongan a los extranjeros ilegítimamente condiciones más gravosas que
a los españoles o restrinjan o limiten, para los que se encuentran en situación regular79, entre otras
cuestiones, el acceso al trabajo, a la formación profesional y a los servicios sociales o socioasistenciales
por su condición de extranjero o por pertenecer a determinada raza, religión, etnia o nacionalidad. La
norma recoge una concreción explícita de la no discriminación en el nuevo art. 2 bis.2, letra e), de la LOEx
y en el marco de cuestiones propias del Derecho social, citando expresamente la igualdad de trato en
las condiciones laborales y de Seguridad Social80. Si bien, hay quien aprecia que la regla es extensible a
los irregulares (porque protege derechos fundamentales de las personas), sin embargo, los preceptos
expresamente se refieren al extranjero que se encuentre regularmente en España o, en otras ocasiones,
a aquellos que vivan o trabajen legalmente en España.
El empresario que contrata debe garantizar la continuidad de la prestación laboral durante la
vigencia de la autorización para trabajar. Lo que hace que, aunque la modalidad de contratación pueda
ser temporal o indefinida, el extranjero se rige por un singular contrato del extranjero pues su duración
prevista se vincula o condiciona directamente al tiempo de vigencia de sus autorizaciones de residencia
y trabajo, no ya tanto con la modalidad contractual estipulada al formalizar el contrato de trabajo.
Desde el Derecho la protección laboral y de Seguridad Social al extranjero se extiende hacia el
residente con permiso de trabajo. En caso de irregulares, su situación no debe servir de plataforma de
posible abuso, así el art. 34 de la Recomendación nº 151 invita a que a pesar de la situación ilegal se
abone la remuneración que le hubiera correspondido por el trabajo efectuado por el inmigrante, evitando
así el enriquecimiento injusto del empresario (aspecto que contiene el art. 9.2 del ET), pero la protección
solicitada desde las instancias internacionales se extiende más allá a las indemnizaciones por finalización
de contrato y a las prestaciones sociales por riesgos profesionales o para recibir la indemnización por
vacaciones no disfrutadas. Especialmente por mandato de las normas internacionales todos los trabajadores
extranjeros gozan de protección frente a los riesgos profesionales (Convenio nº 19 de la OIT); hay quienes
ven en esa respuesta el reflejo del principio de automaticidad de las prestaciones, logrando así una
protección auténtica para el trabajador que sufre un accidente aun encontrándose en situación irregular.
Dentro de la expansión de la consideración de los inmigrantes trabajadores las leyes españolas
reconocen derechos en el seno de la relación laboral, aunque ésta sea de hecho, pese a no tener las
correspondientes autorizaciones para trabajar. El ordenamiento jurídico ha introducido regulaciones
protectoras de los trabajadores irregulares, evitadoras de posibles abusos ante situaciones de necesidad,
como lo es el art. 36.5 de la LOEx81. El precepto contempla para el extranjero sin contrato de trabajo un
reconocimiento expreso de sus derechos laborales así como el acceso a prestaciones de Seguridad Social
(si bien sólo a determinadas prestaciones). De forma que la carencia de autorización para trabajar no
supone la nulidad del contrato para el trabajador sino que despliega una singularísima eficacia frente
al empresario (pudiendo reclamar al empresario las condiciones laborales y el reconocimiento de derechos
legalmente establecidos). Es una garantía para el extranjero, articulada a través de la exigencia de respeto
de sus derechos laborales y cumplimiento por parte del empresario de sus obligaciones. Con ello se
pretende evitar el abuso de la situación irregular, pero no convalidar la falta de autorización para el trabajo.
Se consigue así que ante la relación laboral de hecho se reconozcan derechos laborales por el trabajo
efectuado “no invalidando el contrato de trabajo respeto a los derechos del trabajador extranjero” (aun
en situación de ilegalidad por falta de autorización para el trabajo). Detectada la irregularidad la respuesta

79 Con esas conductas, si fueran constitutivas de delito, podría incurrirse en los tipos penales en particular del art. 313
pero, también de los arts. 311, 312, 314, 315, 316 ó 318 bis del Código Penal.
80 Art. 2 bis., 2 letra i), de la LOEx.
81 Antes de la reforma de la LO 2/2009 era el art. 36.3 de la LOEx.

+213.
será nulidad ex nunc de la relación laboral (no se permitirá la continuidad de futuro del vínculo82), pues
ésta no puede continuar con quien carece de la autorización necesaria para el trabajo (incluyendo a
quienes la han perdido83). Sin perjuicio de las responsabilidades y sanciones laborales (administrativas
y hasta penales) en las que incurre el empresario por contratar a una persona sin autorización y, en ciertas
ocasiones el propio trabajador, en caso de no renovar su permiso. El sistema es complejo hasta que se
obtiene la autorización de larga estancia, mediante las sucesivas renovaciones de permisos temporales.
El legislador es sensible a meros retrasos en la solicitud de renovaciones de las autorizaciones para el
trabajo evitando así su expulsión inmediata del territorio nacional. El trabajador es responsable también
ante sus irregularidades, las más frecuentes se deben a cuando entra como turista y permanece en
territorio nacional con intención de trabajar o cuando entrando regularmente como trabajador con
autorización temporal deviene de manera sobrevenida irregular por no renovar sus autorizaciones o no
salir del territorio una vez finalizada la relación de empleo.
De la encuesta realizada a mujeres extranjeras que viven en Castilla y León, se observa que la entrada
fue mayoritaria por vías distintas del visado para trabajar y al margen de la legalidad o de manera irregular.
La reagrupación familiar se coloca en tercer lugar, destaca así la importancia que representa la llamada
migración de seguimiento al varón cabeza de familia, conocidas también como migraciones de arrastre.

No obstante, el tránsito de las mujeres entrevistadas hacia su plena inclusión en el mercado regularizado
de trabajo parece haber sido bastante importante, como muestra el siguiente cuadro.

82 Lo que plantea extraordinarios problemas jurídico-formales al elucubrarse si estamos ante una extinción del contrato
de trabajo y por qué causa. Se ha hablado que la causa podría ser la ineptitud sobrevenida del art. 52 a) del ET, pero
en no pocas ocasiones la ineptitud va a ser originaria (por razón de las especialidades para contratar del trabajador
extranjero) pues no hubo nunca autorización para trabajar. Otras veces se alude a la extinción por fuerza mayor del
art. 51.12 del ET (con grandes dificultades de admisión). No obstante, es difícil entender que sea una extinción de la
relación laboral de las contenidas en las leyes laborales, más bien el trabajador irregular puede ejercitar una acción
de despido (con acceso a las indemnizaciones que de él derivan) pero sus consecuencias no son las extintivas de
cualquier contrato, pues en estos casos el contrato de trabajo no existe plenamente, sólo de cara al ejercicio y
reclamación de los derechos del trabajador extranjero frente al empresario. No siendo tampoco posible la continuidad
de la prestación y, por ello, resultando imposible la readmisión ante la improcedencia o la nulidad de un despido o,
lo que es lo mismo, en estos supuestos es jurídicamente inviable la ejecución in natura de la reintegración.
83 En este caso un contrato de trabajo plenamente válido habría de extinguirse por causas sobrevenidas, motivadas
por la pérdida de la capacidad para contratar del extranjero (hay quien para esa extinción propone acudir al despido
por causas objetivas).

+214.
Aunque no siempre se trata de autorización para trabajar, como confirman las siguientes respuestas,
la percepción de encontrarse en situación de residencia legal es muy valorada al dar su contestación
cada una de las mujeres inmigrantes encuestadas.

+215.
8. Escrutando el impacto de los derechos sociolaborales de los extranjeros.
La percepción de las mujeres inmigrantes de Castilla y León

8.1. Plenitud de derechos laborales


La legislación de extranjería es sensible con la situación del inmigrante como trabajador. El
ordenamiento jurídico siempre que se trate de residentes legales equipara al extranjero en igualdad con
los nacionales respecto de los derechos de contenido laboral y, como hemos visto, también se extiende
la protección laboral a los inmigrantes irregulares para evitar abusos. La realidad del trabajo de los
inmigrantes nos ofrece otra fotografía, a nadie se le escapa que sus salarios son bajos (pues ejecutan
trabajos poco cualificados), su clasificación profesional está en ocasiones por debajo de sus niveles
formativos, participan en gran medida en el trabajo no declarado o en la economía sumergida (en
particular, todos los que se encuentran en situación irregular). No se les hace partícipes de las acciones
formativas de la empresa o, peor aun, no las conocen o no encuentran la ventaja que ofrece la promoción
profesional en ellas. Se observa difícil el acceso a los servicios de formación y empleo. Por último, conviene
reseñar ahora cómo su incorporación al mercado laboral en tasas de ocupación ha venido siendo superior
a la de los españoles (al menos hasta el inicio de la crisis, a diferencia de nuestros vecinos europeos donde
ya se observaba hace unos años que el desempleo de los inmigrantes era superior entre los ciudadanos
de países no comunitarios). Esas notas se acentúan más en la población femenina que en la masculina,
conforme a las respuestas dadas por mujeres inmigrantes encuestadas.
Los derechos laborales aparecen reconocidos en el art. 4 del ET, su contenido debe ser extensivo
a los trabajadores extranjeros (como hemos anticipado, han de respetarse tanto para los regulares con
la correspondiente autorización para el trabajo como para los irregulares por expreso mandato del art.
36.5 de la LOEx). De entre los derechos básicos se enuncian el derecho al trabajo y a la libre profesión u
oficio (que, como ya hemos adelantado, encuentra diferencia de trato por razón de la nacionalidad), la
libre sindicación, la negociación colectiva, la adopción de medidas de conflicto colectivo, la huelga, el
derecho de reunión, la información, consulta y participación en la empresa. De los llamados derechos
vinculados con la relación de trabajo se recogen: la ocupación efectiva, promoción y formación profesional
en el trabajo, la no discriminación por los siguientes rasgos de segregación especialmente repudiados
por el Derecho: sexo, estado civil, edad, origen racial o étnico, condición social, religión o convicciones,
ideas políticas, orientación sexual, afiliación o no a sindicatos, lengua dentro del Estado español o
discapacidad si gozan de la aptitud necesaria para el desempeño del trabajo. Aunque se observa la falta
de mención a la no discriminación por razón de nacionalidad en el texto del ET, aquélla queda vedada
por la propia normativa de extranjería como ya se ha apuntado anteriormente (arts. 2 bis y 23 de la LOEx
y, en el contexto europeo, por el art. 15.3 de la Carta de los Derechos fundamentales de la Unión europea).
También la legislación laboral menciona la integridad física y adecuada política de seguridad y salud
laboral; respeto de su intimidad y consideración de su dignidad, incluida toda protección frente a distintos
acosos discriminatorios, percepción puntual de la remuneración, ejercicio individual de las acciones
derivadas del contrato y todos aquellos que se deriven específicamente del contrato de trabajo. Lo que
significa que se despliega para el extranjero, una vez admitido al trabajo, todo el haz de los derechos
laborales reconocidos por nuestro ordenamiento (ello se confirma en el art. 36.5 de la LOEx). Por otro
lado, las situaciones precarias en el empleo en no pocas ocasiones se convierten en círculo vicioso que
no permiten promocionarse en el trabajo, otras más trágicas, que derivan a la mujer inmigrante hacia
el empleo informal.
La mujer inmigrante encontrará dificultades añadidas en el trabajo, por ejemplo, en el aprendizaje
de la lengua (ya sea por no trabajar o por realizar trabajos que no permiten instruirse en el conocimiento
de la lengua). Sin ese conocimiento lingüístico se infravalora a la mujer extranjera en el mercado laboral,
ven frustradas algunas oportunidades de mejora de empleo y sobre todo de salida de la economía
sumergida, ello supone, también, la imposibilidad de asistir con aprovechamiento a cursos de formación
profesional que les capacite. La Unión europea detecta que las mujeres inmigrantes tienen un acceso

+216.
limitado a la formación y, en general, a los servicios de capacitación, además es necesario intensificar
esas acciones por parte de los poderes públicos para que así lleguen a este colectivo84. La lengua también
resulta útil para transmitir a sus hijos ayuda para mejorar su educación (para que así los inmigrantes de
la segunda o tercera generación sean generaciones integradas) o para contribuir a facilitar a otros familiares
y parientes la integración social en el Estado de acogida.
Como elemento basal de la integración conviene detenerse en el trabajo que es, sin duda, el
principal elemento de integración social en las migraciones actuales (que recordemos, nuevamente, son
migraciones laborales, para algunos económico-laborales). Desde una perspectiva jurídica es necesario
detenerse en la situación laboral que disfrutan o padecen los inmigrantes, particularmente de las mujeres
encuestadas.
Hemos aludido al reconocimiento de los derechos de los extranjeros. Sin embargo, para su
ejercicio regular es necesario su conocimiento, alcance y significado. Tras interrogar respecto del nivel
que cada persona entrevistada tiene de ellos percibimos un significativo desconocimiento del contenido
de todos los derechos laborales. A la mujer extranjera entrevistada le interesa, por orden de prelación,
la percepción del salario, considerando el derecho y percibo puntual de la retribución como el más
importante de los derechos laborales (por más del 61% de las mujeres entrevistadas). Otras señalarán
como más transcendentes los tiempos de trabajo y el derecho al descanso (pero ya sólo un 11,2%) y
también aparece recogido un derecho colectivo como es el derecho a sindicarse (8,9%). Sorprende que
se dé muy poca importancia en las respuestas recibidas a la promoción profesional (0,3%), a la ocupación
efectiva (1,2%), a los derechos de seguridad y salud laboral (2%) o al ejercicio del derecho fundamental
a la huelga (2,3%) como para situarlos por las mujeres inmigrantes en el primer peldaño de los derechos
laborales. En la práctica, ninguno de estos cuatro derechos no sólo no forma parte de los tres derechos
más importantes relacionados con la prestación laboral sino que son relegados en importancia por las
propias mujeres al último lugar. Sin otorgar tampoco demasiada relevancia a otros derechos entre los
que se sitúan el derecho de reunión (5,1%), el derecho a la negociación colectiva (3,4%) o la no
discriminación en el empleo (4%). La importancia que los derechos laborales tienen para las mujeres
extranjeras entrevistadas se extrae de las respuestas facilitadas, éstas alumbran que es necesaria una
mayor acción de difusión sobre los derechos laborales y de contenido social. También los representantes
de los trabajadores deben asumir la carga de integrar en el mundo laboral a los trabajadores extranjeros
y, en particular, a la mujer inmigrante. Se trata de una corresponsabilidad no declarada por las normas
laborales de modo explícito pero que les atañe en el ejercicio de sus funciones de representación de los
trabajadores (art. 64 del ET).
Si bien es cierto que muchos de los trabajos que desarrollan los extranjeros son mayoritariamente
de poca o ninguna cualificación profesional, también depende de los países de origen. Los extranjeros
y las mujeres inmigrantes desempeñan casi siempre empleos que el trabajador español, hasta el inicio
de la crisis de 2007, ya no desarrollaba y la oferta de esos puestos había sido desplazada hacia los
trabajadores extranjeros. En ciertas ocasiones sus niveles de formación son superiores a los trabajos que
desarrollan, especialmente de algunos trabajadores provenientes de Hispanoamérica. Se ha destacado
que en no pocas ocasiones el nivel de cualificación de la mujer extranjera es superior al trabajo que ejerce
en España85, al menos en relación con el que realiza en las primeras etapas del proceso migratorio. Incluso
las mujeres renuncian en su proceso de migración laboral a desarrollar en algún momento trabajos
adecuados a su formación de origen (lo que justifican en no pocas ocasiones como una necesidad de

84 Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento europeo, al Comité económico y social europeo y al Comité
de las Regiones: Propuesta de Informe conjunto sobre protección e inclusión social 20101, COM (2010) 25 final, págs.
5 y 6.
85 Nuevamente, RAMOS QUINTANA, M.I. (2006): “Mujeres inmigrantes: la doble discriminación”, Revista de Derecho Migratorio
de extranjería, n.º 12, pág. 14.

+217.
continuar aportando ingresos, aun siendo bajos, en beneficio de sus familias, bajo la errónea creencia
de que el esfuerzo en convalidación de sus estudios restará recursos a la unidad familiar). Si, como regla
general, el inmigrante ejecuta trabajos de baja cualificación, esta característica se agrava si atendemos
en particular a las mujeres inmigrantes. Como ya se ha dicho, en España se concentran en trabajos
vinculados con la limpieza, como auxiliares o cuidadoras en la ayuda a domicilio o la atención sociosanitaria86,
en la hostelería principalmente con categorías profesionales de camareras o pinches de cocina, y, en
menor medida, estarán presentes en el sector del comercio como dependientas o en el sector servicios
realizando funciones de administrativas. También comienza a destacar el número de empleos donde su
función es realizar actuaciones de ayuda a la integración del inmigrante o, en menor medida, de
interpretación lingüística. Se repiten los sectores feminizados para el trabajo de las inmigrantes pero, en
algunos de ellos, la presencia de mujeres inmigrantes se agudiza. En los últimos meses, en plena crisis
económica, la mujer inmigrante compite en las ofertas de trabajo a las cuales concurre con mujeres
nacionales.
El Servicio Público de empleo estatal (SPEE, antiguo INEM) está llamado a realizar concretas
acciones dirigidas a los trabajadores inmigrantes, preferentemente en los países de origen para así facilitar
la ordenación de los flujos migratorios [mandato que se concreta en el art. 13, letra e), de la Ley de
empleo]. Con carácter anual se vienen realizando programas para la formación e inserción de los
inmigrantes. También la norma de empleo regula cuestiones que incorporan dentro de los colectivos
con dificultades de empleo a los inmigrantes y los catalogan como necesitados de programas específicos
de fomento del empleo (art. 26 de la Ley de empleo). La formación de las mujeres inmigrantes es relevante
en el acceso y en el mantenimiento del empleo, de ello son conscientes las Administraciones que valoran
la incorporación a itinerarios formativos de las mujeres inmigrantes87.

86 Con la relevancia que tiene en ese ámbito la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía
Personal y Atención a las personas en situación de dependencia y su desarrollo atendiendo al trabajo realizado por
quienes tienen encomendado el cuidado de personas dependientes. Merece aquí ser destacado por su relevancia
sobre la inclusión de inmigrantes en la protección de la Seguridad Socia el Real Decreto /2007, de 11 de mayo, por
el que se regula la Seguridad Social de los cuidadores de las personas en situación de dependencia, cuando se refiere
a quienes aun no teniendo la condición de familiares y no siendo cuidadores profesionales se encarguen de la atención
de los dependientes en entornos rurales u otros de especial dificultad para la atención profesional.
87 Al respecto, véase, por todas, la Orden FAM/50/2010, de 21 de enero, de Castilla y León, por la que se convocan
subvenciones incluidas en el Programa de Fomento de la Igualdad de Oportunidades y de Apoyo a las Víctimas de
Violencia de Género para el año 2010 (BOCYL de 29 de enero), con especial atención sobre los proyectos o actividades
dirigidas a la formación profesional ocupacional de las mujeres inmigrantes o el estudio de la problemática propia
de la mujer inmigrante o acciones dirigidas a la mejora de las mujeres inmigrantes.

+218.
Las mujeres entrevistadas dicen desconocer o tener muy poco conocimiento sobre la importancia
de la clasificación profesional en la relación laboral; esta cuestión es relevante tanto en relación con las
funciones a las que el trabajador se ha obligado a realizar, en virtud del contrato de trabajo, como para
el abono de las retribuciones directamente vinculadas con el grupo o categoría profesional en el que
se adscriba.

Conviene tener presente que la seguridad y salud laboral se vincula al Derecho a la vida y a la
integridad (art. 15 de la CE), por lo que forma parte de los derechos inalienables de las personas y deben
respetarse sin importar las situaciones de irregularidad de los extranjeros en España, cuando realizan una
actividad laboral. Así lo reconocen los Convenios de la OIT ratificados por España. En determinados
sectores de actividad la siniestralidad laboral del extranjero es mayor que la de los trabajadores nacionales.
Por lo cual, se hace necesaria una mejora de la actuación de los agentes implicados en la acción preventiva
en la empresa teniendo en cuenta a los trabajadores extranjeros. Allí donde se detecte falta de formación
específica en materia preventiva al extranjero debe ser corregida. También el prisma de la seguridad y
salud debe atender al factor inmigrante, por la lengua, y remarcar las acciones tomando en cuenta las
notables diferencias con las obligaciones laborales preventivas de sus respectivos países de procedencia.
El factor de la inmigración supone un elemento al alza en la mayor siniestralidad laboral, ello significa
que la actividad formativa en prevención del extranjero debe ser más intensa (cuestión en la que ya se
trabaja desde la vigente estrategia española de Seguridad y Saludo en el trabajo 2007-201288).

88 Así se pone de manifiesto que la población laboral inmigrante se ha convertido en un colectivo de especial riesgo
por lo cual el acceso a la formación en prevención debe ser singularmente tratado, potenciando aquella formación, al
ser un grupo con especiales necesidades, pág. 30. La estrategia puede consultarse en
http://www.mtin.es/ITSS/web/Atencion_al_Ciudadano/Normativa_y_Documentacion/Documentacion/Documenta
cion_ITSS/001/Estrategia_SSL_2007.pdf

+219.
La ordenación del tiempo de trabajo permite la delimitación de la jornada laboral, la determinación
de los tiempos de descanso diario, semanal y anual (vacaciones), además de los días festivos. En las
preguntas realizadas el mayor conocimiento sobre las múltiples cuestiones que inciden en la regulación
de jornada se refiere a las vacaciones anuales, según se reconoce por las mujeres inmigrantes que viven
en Castilla y León en las repuestas emitidas a la encuesta. Igualmente, en atención al tiempo de trabajo
y respecto a las contrataciones vinculadas con la duración de la jornada se observa que la contratación
también presenta singularidades entre españoles y extranjeros, pues según la encuesta nacional de
inmigrantes es mayor en siete puntos el número de extranjeros contratados con jornadas parciales.

Por último, conviene señalar que a las altas tasas de temporalidad de España, casi un tercio de
la población trabajadora, si se une la condición de ser extranjero los porcentajes se disparan, así casi la
mitad de los extranjeros tienen contrataciones temporales (también es más alta la temporalidad entre
las mujeres extranjeras que entre los hombres).

8.2. Acercamiento al modelo de seguridad social. La protección social del inmigrante


Las normas internacionales también se han preocupado por mantener derechos de Seguridad
Social para el trabajador migrante, evitando que los movimientos migratorios supongan para las personas
la pérdida de protección en el país que abandona y la ausencia de auxilio o, en su caso, restricciones en
el acceso a las prestaciones en el país que ingresa. No puede desconocerse que mucha de la acción
protectora de la Seguridad Social se condiciona a periodos previos de trabajo y cotización o a tiempos
previos de residencia. Nuevamente el principio de igualdad se centra sobre la equiparación con los
trabajadores nacionales y siempre al amparo del principio de reciprocidad (Convenios de la OIT n.º 102

+220.
de 1952, n.º 118 de 1962 y n.º 157 de 1982), combinado con el reconocimiento a “mover sus derechos”
ocasionado por sus traslados de residencia, mediante la posibilidad de conservar derechos adquiridos
o en curso de adquisición, la continuidad de sus contribuciones sociales sin importar que se haya trabajado
en distintos lugares, la exportación de las prestaciones (pero no de todas) y la posibilidad de acumulación
de derechos adquiridos en distintos países, sin que ello repercuta negativamente sobre su actividad
migratoria89. Así se consigue una protección real para el mantenimiento de los derechos de Seguridad
Social de los migrantes. El principio de la igualdad de trato se extiende incluso al trabajo en situación
irregular en materia de indemnizaciones derivadas de accidente de trabajo, por expreso mandato del
Convenio de la OIT n.º 19 (1925). No obstante, la concreción de esas reglas depende de los ordenamientos
jurídicos de cada Estado y de los convenios bilaterales o multilaterales de Seguridad Social de los que
sea parte.
Respecto de las prestaciones de Seguridad Social, la nueva redacción del art. 36.5 de la LOEx
contempla la posibilidad de acceder a prestaciones “derivadas de los supuestos contemplados por los
convenios internacionales de protección a los trabajadores u otras que pudieran corresponderle”, pero
siempre que sean compatibles con su situación, sin delimitar cuáles son esas otras. La norma aclara
algunas de las que no le corresponden al extranjero por carecer de autorización de residencia y trabajo,
con expresa mención de las prestaciones por desempleo90. En todo caso los trabajadores extranjeros
estarán protegidos frente a los riesgos profesionales (accidente de trabajo y enfermedad profesional),
aun sin inclusión formal en la Seguridad Social (por exigencias de los Convenios n.º 19 y 97 de la OIT que
recoge la igualdad de trato entre trabajadores nacionales y extranjeros en relación con los accidentes
de trabajo y la regla de la paridad del Convenio n.º 143 de la OIT sobre los trabajadores migrantes
–disposiciones complementarias-). Hay que tener en cuenta que muchos derechos de la Seguridad Social
están condicionados a formalizar la relación jurídica –afiliación y alta- y a previos periodos de cotización
(carencia), de los que por esas causas pueden quedar excluidos los extranjeros. También podría extenderse
la protección a otros ámbitos de la Seguridad Social en atención a lo que fijen los respectivos convenios
bilaterales de Seguridad Social entre el país de origen del inmigrante y España, por lo que habrá que
estarse a la casuística. Por otro lado, el reconocimiento de prestaciones de Seguridad Social no va a
modificar la situación administrativa del inmigrante, salvo que legalmente esté prevista otra cosa.
La distribución de la afiliación de extranjeros a la Seguridad Social según los distintos Regímenes,
tomando datos de diciembre de 200991, se concentra en el RGSS (65,5%) seguida del REASS (14,04%),
RETA (10,69%) y REEHSS (9,50%), siendo nimias las afiliaciones y cotizaciones de extranjeros en RETM y
REMC sobre el conjunto de la población. En Castilla y León esos porcentajes respecto de los
extracomunitarios difieren un poco de las medias nacionales pues, si bien en nuestra Comunidad
Autónoma sigue siendo mayoritaria la afiliación al RGSS (68,21%), le sigue el REEHSS (16,19%), después
el RETA (8,08%), REASS (7,44%) y, por último REMC (0,07%). La población inmigrante trabajadora e inscrita
en la Seguridad Social en Castilla y León es reducida, tan sólo 31.831 personas (de ellas 14.723 eran
mujeres) del total de 1.178.971 que en España, en diciembre de 2009, eran cotizantes a los distintos
Regímenes de Seguridad Social.
De los resultados de la encuesta efectuada sobre una población de 354 mujeres se observa que
es importante el número de personas que no están incluidas en un Régimen de Seguridad Social (a pesar
de que dentro de ese volumen algunas mujeres han respondido que tienen la autorización para trabajar
y, de hecho, están realizando alguna actividad lucrativa). También se sitúa en primer lugar la afiliación
al RGSS, seguido del de empleados del hogar y, ya con alguna distancia, del agrario. Es casi inapreciable
la incorporación por cuenta propia de la mujer inmigrante. Con carácter general la participación de los

89 GIL y GIL, J.L. (2009): “Los trabajadores migrantes...”, cit. pág. 7 y ss. de la versión electrónica.
90 Recogiendo en este apartado la doctrina mantenida por el TS en Sentencia de 18 de marzo de 2008.
91 Publicados en www.mtin.es.

+221.
extranjeros en el trabajo autónomo es significativamente menor al de los nacionales, ello se debe, en
parte, a que la inmigración laboral busca principalmente la incorporación en el trabajo por cuenta ajena
(en términos económicos se habla de una mayor tasa de salarización del inmigrante) y, además, hay que
añadir los adicionales requisitos que deben reunir los autónomos extranjeros respecto a la suficiencia
de la inversión y el potencial de creación de empleo (art. 37 de la LOEx). Pero la brecha crece si la
comparación se hace por sexos, la mujer inmigrante tiene menos posibilidades de implantarse como
autónoma.

Conviene destacar que la movilidad de trabajadores o las migraciones laborales entre Estados
está mucho más desarrollada en el marco de la Unión europea, que en otros ámbito territoriales, así
como la protección de derechos de Seguridad Social de los migrantes y ésta no sólo protege a los
ciudadanos comunitarios sino también a los extracomunitarios que se mueven dentro de la Unión
europea (Reglamento 1408/71 -hoy renovado mediante el Reglamento 883/2004, y su extensión a los
nacionales de terceros países que residen legalmente en la Unión europea mediante Reglamento
859/2003).
Como hemos tenido ocasión de apuntar en las páginas precedentes, las mujeres extranjeras son
contratadas o trabajan, principalmente, en el sector servicios (dedicándose a servicios de atención a la
familia) o en la agricultura. Son precisamente los regímenes especiales del hogar y agrario los que
abandonan tempranamente para pasar a integrarse, normalmente, en el Régimen General de la Seguridad
Social (RGSS). Ello se debe a que el acceso al mercado laboral es más fácil en esos dos sectores productivos,
donde también es mayor la demanda de trabajadores extranjeros, pues se trata de los sectores necesitados
de mayor mano de obra extranjera al no haber suficiente demanda de trabajadores nacionales (al menos
hasta el inicio de la crisis). En el servicio del hogar se justificaría por la progresiva integración de la mujer
al mercado laboral, necesitándose personas que trabajen en el hogar y que se dediquen al cuidado de
los hijos, a la atención a los mayores, a las personas dependientes y en el agrario, probablemente por dos
factores, por su carácter estacional y por el éxodo rural. El abandono es muy importante en el Régimen
de Empleados del Hogar (hasta un 71,7 %, según datos del observatorio permanente de la inmigración
para 2007). A pesar de ello, este Régimen de empleados del hogar se ha convertido en los últimos años
en un Régimen fuertemente extranjerizado, con una relevante presencia de mujeres extranjeras. El otro

+222.
Régimen de Seguridad Social que marca diferencias entre extranjeros y los españoles será el agrario,
además en Castilla y León la presencia de trabajadores inmigrantes por cuenta ajena en el REASS es la
más importante de todo el territorio nacional, en su conjunto el sector representa un 1,24% del total de
la población extranjera mientras que en nuestra Comunidad Autónoma se eleva hasta el 4,13%92.
El Régimen especial de empleados del hogar (REEHSS) es un Régimen feminizado, la protección
social que cubre es inferior al RGSS (quizá precisamente por ser un régimen feminizado); presenta
limitaciones importantes su acción protectora, no sólo por las bajas cotizaciones que supondrán bajas
prestaciones sino porque no hay protección al desempleo (tampoco cotización, obviamente). Nos hemos
planteado el grado de conocimiento de esta regulación, las respuestas obtenidas han sido las siguientes:

Tampoco es muy alto el nivel de información y conocimiento de las mujeres encuestadas respecto
a las prestaciones que cubre en la actualidad nuestro Sistema de Seguridad Social, como fácilmente se
deduce del siguiente gráfico:

La acción protectora del Estado no se limita a la de Seguridad Social (aunque ésta sea la más
importante) también es de gran relevancia la acción social que llevan a cabo las CCAA y los entes locales,
llamada asistencia social externa a la Seguridad Social. También nos ha interesado el grado de conocimiento
que tienen las mujeres extranjeras al respecto.

92 Datos BEEI (2009), n.º 21, pag. 4.

+223.
8.3. Parecer sobre las políticas de retorno para los inmigrantes y la posibilidad de exportar la
prestación contributiva por desempleo

La regulación de políticas de retorno se articula sobre varias bases normativas. Bien sea, en primer
lugar, bajo el paraguas de programas de retorno voluntario. Desde la Administración del Estado se han
incorporado siempre medidas que facilitan la vuelta a los países de origen de los inmigrantes, con la
incorporación de específicos proyectos de retorno. Para colaborar en la organización del retorno suelen
participar organizaciones no gubernamentales de ayuda al inmigrante, que reciben subvenciones estatales
por su participación. En segundo lugar, otra acción pública para el retorno de inmigrantes está hoy
articulada mediante la conocida vulgarmente como Directiva de retorno; se trata de la Directiva
2008/115/CE, del Parlamento europeo y del Consejo, de 16 de diciembre, relativa a las normas y
procedimientos comunes en los Estados miembros para el retorno de los nacionales de terceros países
en situación irregular. Redactada bajo la imperiosa necesidad de organizar el retorno de quienes no han
seguido el proceso de entrada legal o sobrevenidamente han devenido irregulares por perder ya en el
territorio de acogida su condición de inmigrante legal. La vigente regulación establece un plazo voluntario
de abandono del territorio de hasta 30 días, aunque por circunstancias concurrentes como estar a cargo
de menores escolarizados o poseer vínculos sociales o familiares podría aumentarse el tiempo de
referencia. En los otros casos si se procede a un internamiento, sólo posible para los extranjeros mayores
de edad, para ejecutar la expulsión de los inmigrantes la medida de internamiento podrá durar hasta 60
días según la nueva regulación normativa93 (habiéndose ampliado en la última reforma de 2009 los 40
días de la anterior regulación hasta esos 60 días).
Las tasas de desempleo entre la población inmigrante son mayores que entre los españoles, la
situación de continuada pérdida de empleo que se atraviesa desde finales de 2007 ha afectado con
mayor virulencia a los extranjeros que hasta duplican la tasa de paro respecto de los nacionales. Lo mismo
sucede con los autónomos extranjeros que se han dado de baja en los últimos meses, son mucho más
numerosos que los nacionales. La crisis está siendo más virulenta con el trabajo extranjero por cuenta
ajena o por cuenta propia94. Entre los singularmente afectados destaca la comunidad hispanoamericana
(que, por cierto, son, como luego señalamos, las personas que más han utilizado la vía de retorno).
Una novedosa acción de retorno en España es el cobro acumulado de la prestación por desempleo
si se une a una medida de retorno de los inmigrantes, con lo cual se articula un particular retorno
voluntario, permitiendo, excepcionalmente, exportar la prestación contributiva por desempleo al inmigrante
que retorne a su país de origen y se comprometa a no volver en tres años a España. La regulación del

93 Art. 62 de la LOEx.
94 Con una afectación a los extranjeros de un 29,3% del total de las bajas de autónomos en España y un 18,8% en
Castilla y León a lo largo del año 2009.

+224.
desempleo de retorno resulta en principio insólita pues la prestación por desempleo no suele ser una
prestación exportable fuera del país en el que se generó el derecho (encuentra incluso restricciones
temporales en los Reglamentos que ordenan la coordinación de la Seguridad Social dentro de la Unión
europea). Es, por lo tanto, una medida sospechosa de devolver a sus países de origen parte de mano de
obra sobrante, por su condición de extranjeros en situación de desempleo, que si permanecieran en
España disfrutarían de mayores prestaciones y, en particular, podrían acceder a los muy diversos subsidios
por desempleo que existen.
Ésta es una acción extraordinaria, ya que precisamente la prestación por desempleo no suele ser,
como acaba de apuntarse, un derecho de Seguridad Social exportable fuera del territorio nacional, más
bien, al contrario, es la excepción a la exportación de prestaciones de Seguridad Social. Sólo se pueden
acoger a ella los ciudadanos extracomunitarios. Su regulación se produjo por RD-Ley 4/2008, de 19 de
septiembre, sobre abono acumulado y de forma anticipada de la prestación contributiva por desempleo
a trabajadores extranjeros no comunitarios que retornen voluntariamente a sus países de origen. Se trata
de inmigrantes regulares, que perciben el desempleo por haber cotizado el tiempo suficiente para
acceder a esta prestación. La citada medida, que ha tenido muy poca acogida hasta la fecha, se desarrolló
mediante RD 1800/2008, de 3 de noviembre. La regulación, ahora incorporada en el texto de la LOEx,
exige que no se regrese en al menos 3 años a España (hay que entender que impide no el acceso a
territorio español como turista sino como residente y/o trabajador). Por otro lado, se regula una condición
singular y especial de regreso del inmigrante una vez que ha pasado ese plazo del compromiso recuperando
sus autorizaciones y computando los periodos anteriores que estuvo en España, cual paréntesis producido
para facilitar así el posible futuro acceso a autorizaciones de más larga estancia.
Quienes se acojan al cobro del desempleo acumulado con retorno a su país de origen o a cualquier
otra medida de retorno voluntario no podrán regresar a España mientras no transcurra el plazo del
compromiso, ni durante ese tiempo se les concederá autorización para residir y realizar actividades
lucrativas por cuenta propia o ajena, así se introduce ahora en el nuevo art. 36.7 de la LOEx.
La medida no parece atractiva para su fin: incentivar el retorno voluntario del inmigrante a su país
de origen. Por el momento ha tenido una escasa aceptación95. Los ecuatorianos, colombianos, argentinos,
peruanos, uruguayos, brasileños y chilenos son quienes más se han acogido a esta singular acción de
retorno, probablemente por las acciones añadidas que incluyen el abono de los gastos del viaje. El cobro
de desempleo de retorno se ha complementado desde distintos poderes públicos con ayudas adicionales,
orientadas en modo de subvenciones a entidades para que colaboren en el retorno voluntario de
inmigrantes, medidas que en este caso sí han hecho extensivas a ciudadanos comunitarios originarios
de Bulgaria y Rumanía.
La respuesta del inmigrante a regresar a sus países de origen o ir a otro país es muy baja, la gran
mayoría de los inmigrantes que han realizado el viaje “del dorado” deciden permanecer en España (hasta
un 80%96). Dentro de los diferentes programas de retorno voluntario han sido más permeables a regresar
a su país los naturales de los países iberoamericanos y dentro de la Europa comunitaria los ciudadanos
rumanos (aunque éstos quedan fuera de la medida de la exportación del desempleo contributivo de
retorno, siéndoles de aplicación el Reglamento comunitario 883/2004 de coordinación de los Sistema
de Seguridad Social que permite durante 3 ó 6 meses la exportación del desempleo). Suele tratarse en
su mayoría no ya de inmigrantes irregulares sino, además, de quienes no están incorporados en la

95 Hasta el mes de marzo de 2009 la habían solicitado 3.699 personas. Sobre el escaso grado de aceptación de la
medida y sus claves jurídicas, véase el estudio crítico de FERNÁNDEZ ORRICO, F.J. (2009): “Un año de vigencia de la
prestación por desempleo para trabajadores extranjeros que retornan a sus países”, RL, n.º 14, págs. 103 a 127.
96 Datos de 2008, extraídos del ENI realizada por el INE.

+225.
economía (aun irregular) que viven en España en situación de indigencia, o cuando sus familiares, principalmente
sus hijos, residen en sus respectivos países de origen o fueron víctimas de trata de seres humanos.
Preguntadas las mujeres encuestadas si estarían dispuestas a regresar a su país de origen a cambio
del abono anticipado de la prestación por desempleo contributivo generada por su trabajo en España,
por encima del 62% contestarán que no. Ni tan siquiera tiene relevancia alguna para incentivar el retorno
el montante de la cuantía de la prestación por desempleo generada. Las respuestas de la encuesta ponen
de manifiesto y refuerzan la percepción generalizada de que la medida del desempleo de retorno no ha
sido apropiada o, mejor, no ha sido lo suficientemente atractiva a la situación por la que atraviesa el
extranjero para incentivar el regreso a su país de quien pierden su empleo y, sobre todo, nos muestra
que no encuentra gran aceptación entre los inmigrantes.

No es de extrañar ese alto índice de respuestas negativas pues el desempleo de retorno impide
percibir ayudas a los desempleados como el subsidio de desempleo subsiguiente al desempleo contributivo
y, la realidad nos indica que por las condiciones en que se encuentran los extranjeros regulares con derecho
a prestaciones por desempleo (insuficiencia de recursos y cargas familiares) éstos pueden acceder siempre
a esta protección de segundo nivel del desempleo, de hecho en el último periodo el número de extranjeros
que han accedido al subsidio se ha incrementado de manera exponencial, cercano al 230%.

+226.
9. Conclusiones
1.º En el ámbito laboral es imprescindible atender a la cara femenina de la inmigración, utilizando
las herramientas jurídicas existentes. Por parte de todos los actores sociales que intervienen en el mercado
de trabajo hay que combatir los estigmas que provoca, o bien, la precariedad laboral de las extranjeras,
o bien, el anclaje en situaciones de irregularidad de las mujeres inmigrantes, situaciones de las que
muchas veces no pueden salir por sí mismas. Convendría erradicar la invisibilidad de los problemas de
la mujer inmigrante en el mundo laboral. No bastará con hacer efectivos sus derechos como mujeres
inmigrantes trabajadoras mediante el principio de no discriminación e igualdad de trato, también van
a ser necesarias acciones positivas concretas.
2.º Se observa un déficit en la integración laboral de la mujer inmigrante y algunos vacíos de
tutela jurídica protectora de las diferencias, en particular, por la falta de atención a las posibles
discriminaciones combinadas o múltiples que silenciosamente soportan, por ser mujeres e inmigrantes,
por su raza o etnia o por otros rasgos como la edad o la religión. Muchas de estas circunstancias las
abocan en determinadas ocasiones a la exclusión social, a la marginación, a ser objeto de la trata y
también de explotación sexual.
3.º Es desconocida, aunque se presume abultada, la presencia de la mujer inmigrante en el trabajo
no declarado (si bien el número total de trabajo sumergido de las mujeres inmigrantes es menor que
el de mujeres nacionales). Ningún extranjero en situación ilegal padece la ceguera del Estado y su Derecho
pues, a pesar de su situación irregular para impedir el abuso ya sea de su persona ya sea como trabajador,
se le reconocen los derechos laborales y se le ofrecen algunas protecciones propias de la Seguridad
Social (con acceso automático al disfrute de ciertas prestaciones, singularmente aquellas originadas por
riesgos profesionales). Sin embargo, la mencionada regulación protectora es hoy (a la vista de las respuestas
dadas en la encuesta) muy poco conocida entre las mujeres inmigrantes que viven en Castilla y León.
Por lo cual, parece necesario crear redes informativas que transmitan a las mujeres inmigrantes la tutela
legal que les brinda el Derecho español.
4.º Para la consecución de la plena integración social de la mujer inmigrante resulta imprescindible
su integración laboral. Por ello, deben adoptarse medidas de incentivo que coloquen a la mujer inmigrante
en igualdad de condiciones en el trabajo frente al resto de trabajadores, medidas que corresponde realizar
a las Administraciones con competencias laborales (con incentivos económicos y de otro tipo,
intercambiando buenas prácticas en materia de extranjería e integración laboral…) y a los interlocutores
sociales cuando negocian convenios colectivos para que también tengan una mirada hacia la mujer
inmigrante. Además, es necesario desarrollar estrategias específicas que atiendan a las especiales
dificultades de inserción laboral de la mujer extranjera. Igualmente ha de modificarse la legislación que
(injustamente) otorga una menor protección social a determinados trabajos feminizados, que se percibe
en parte de nuestro ordenamiento jurídico.
5.º Para las mujeres se agudizan algunos de los problemas de acceso al mercado de trabajo por
el hecho de ser inmigrantes. Junto a los primeros obstáculos en el acceso al empleo y la colocación están
las barreras previas para el acceso a la intermediación laboral y a la cualificación profesional, pero también
encuentran dificultades añadidas después de tener ya un empleo. Sus empleos son más vulnerables: hay
un mayor refugio en contrataciones atípicas –temporales y a tiempo parcial-, dificultades o imposibilidad
de acceso a la formación profesional para el empleo, bajos salarios… Todas estas dificultades son
compartidas con las mujeres nacionales pero quizás esté más agudizada la “rebaja” de sus condiciones
de trabajo por el mero hecho de ser inmigrantes. También es preocupante el escaso número de mujeres
inmigrantes que pueden establecerse como trabajadoras autónomas si lo comparamos con el número
de hombres extranjeros.
6.º En materia de prevención de riesgos laborales debido a la mayor siniestralidad laboral del
extranjero es necesario realizar específicas acciones formativas para las mujeres inmigrantes e intensificar

+227.
toda la acción preventiva, y de manera generalizada, la atención a la condición subjetiva de inmigrante
y de mujer inmigrante.
7.º La mayor inestabilidad laboral de las mujeres extranjeras implica menores posibilidades de
proyección de futuro y cercena las posibilidades de acceso a autorizaciones de residencia de larga
duración, sobre todo cuando las contrataciones iniciales se ven interrumpidas. A ello corresponde sumar
las mayores dificultades de la mujer inmigrante para el acceso a determinadas prestaciones de Seguridad
Social (bien porque sus carreras de cotizaciones son más breves o por la falta de protección social o, en
fin, por la tenue protección social que reciben).
8.º La importante presencia de las extranjeras como trabajadoras del hogar familiar y como
cuidadoras de niños, personas enfermas, dependientes o mayores, hace que se agrave su desprotección.
Pero en este caso no se trata de una desprotección legal por su condición de inmigrante, sino una
desprotección social de todo trabajador adscrito a este Régimen especial de Seguridad Social de
empleados del hogar, sin cobertura por desempleo y con baja cobertura en otras prestaciones (por regir
en nuestro modelo de Seguridad Social un principio de contributividad). No obstante, por el número de
mujeres inmigrantes adscritas a este Régimen, podríamos estar ante una discriminación indirecta que
ha tolerado la Seguridad Social por razón del sexo (aunque hay planes de reforma e integración progresiva
en el RGSS) y ahora se convierte en discriminación múltiple por razón de la nacionalidad.
9.º La medida del retorno voluntario de inmigrantes con derecho de exportación y cobro
acumulado y anticipado de la prestación contributiva por desempleo para emprender en su país de
origen una actividad no es considerada como una alternativa por la mayoría de los inmigrantes que han
venido a trabajar a España en la última década, tampoco lo es para las mujeres inmigrantes que viven
en Castilla y León.
10.º La inmigración ha tenido positivos efectos en el mercado de trabajo español en los años
pasados, corresponde valorar las singulares aportaciones del trabajo de las mujeres inmigrantes. Sin duda,
por los trabajos y funciones feminizadas que mayoritariamente realizan las trabajadoras inmigrantes,
como cuidadoras de las familias y de la atención al hogar familiar, contribuyen directamente a la creciente
incorporación de la mujer (española) en el mercado de trabajo. La incorporación al trabajo de una mujer
inmigrante en estos casos supone un efecto multiplicador en el número de cotizantes (femeninos) a la
Seguridad Social y de trabajadores activos.

+228.
≈ Documentos consultados

· Encuesta Nacional de Inmigrantes 2007: una monografía (ENI), publicación de 2009, localizable en
http://www.ine.es/prodyser/pubweb/eni07/eni07.htm.
· Libro Verde relativo a una política comunitaria de retorno de los residentes ilegales, de 10 de abril, COM
(2002) 175 final.
· Comunicación de la Comisión al Parlamento europeo, al Consejo, al Comité económico y social europeo
y al Comité de las Regiones: sobre inmigración, integración y empleo, de 3 de junio, COM (2003) 336 final.
· Comunicación de la Comisión al Parlamento europeo, al Consejo, al Comité económico y social europeo
y al Comité de las Regiones: Una Política común de emigración para Europa: Principios, medidas e
instrumentos, 17 de junio, COM (2008) 359 final.
· Comunicación de la Comisión al Parlamento europeo, al Consejo, al Comité económico y social europeo
y al Comité de las Regiones: Una política común de inmigración, 5 de diciembre, COM (2007) 780 final.

≈ Índice de tablas

TABLA nº 1. ¿Qué planes tiene para los próximos tres o cinco años?
TABLA nº 2. ¿Llegó a España con contrato o acuerdo de trabajo?
TABLA nº 3. ¿Dispone de permiso de trabajo?
TABLA nº 4. En la actualidad, ¿qué documentación posee?
TABLA nº 5. Formación profesional
TABLA nº 6. Categoría profesional
TABLA nº 7. Seguridad y salud en el trabajo
TABLA nº 8. Regulación de la jornada laboral
TABLA nº 9. Vacaciones y días libres
TABLA nº 10. ¿Cotiza a la Seguridad Social?
TABLA nº 11. Régimen especial de empleadas del hogar
TABLA nº 12. Subsidios por incapacidad, maternidad…
TABLA nº 13. Complementos a prestaciones sociales
TABLA nº 14. Si pierde su empleo en España y se le abona anticipadamente el importe de la prestación
por desempleo, ¿regresaría a su país de origen?
TABLA nº 15. Si estando en su país, se quedara sin trabajo, ¿regresaría a España?

+229.
≈ ANEXO

> ÁMBITO GEOGRÁFICO

La presente investigación se circunscribe a la Comunidad de Castilla y León.

En la Comunidad de Castilla y León se ha recogido datos de las nueve provincias, focalizando las entrevistas
en las sedes provinciales de Cruz Roja, excepto para Valladolid para la que se recogieron en Valladolid capital y
Medina del Campo.

> LA MUESTRA

El Universo de esta investigación se concreta en aquellas mujeres mayores de 16 años, residentes en alguna
de las demarcaciones provinciales, sobre los que Cruz Roja Española (Castilla y León) ha mantenido o mantiene
algún tipo de relación a través de los distintos programas operativos. El universo, esta constituido por 2.883 mujeres.

El tamaño de la muestra se estableció teniendo en cuenta el nivel de confianza de un 95,5% y un margen de


error del ±3,5%, con un p=q=0,5, de tal forma “n” muestral lo estimamos en 353 individuos.

Muestreo estratificado con afijación proporcional al número mujeres residentes en la provincia. Posteriormente
la selección de la unidad informante dentro de cada una de zonas de entrevista se realizó por cuotas de edad,
quedando la distribución como sigue:

Núm. Total Representa Tamaño Muestral

Ávila 223 7,73 27


Burgos 281 9,75 34
León 231 8,01 28
Palencia 239 8,29 29
Salamanca 361 12,52 44
Segovia 353 12,24 43
Soria 285 9,89 35
Valladolid 838 29,07 103
Zamora 72 2,50 9
2883 100,00 353

> TRABAJO DE CAMPO

Las entrevistas a las unidades informantes seleccionadas se realizaron utilizando la metodología SEW, con objeto
de conseguir en tiempo real la verificación de la información recogida. El trabajo de campo se llevo a cabo en cinco
semanas de 1 de junio de 2009 4 de julio de 2009 con la colaboración de la empresa Technomarketing.

+231.

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