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14 de septiembre de 2010

Puebla, Puebla

Re-Evolución Ambiental

“El hombre, desde que es hombre, ha intervenido en la naturaleza a través de sus cosmovisiones, sus
instintos, sus deseos, sus codicias y sus solidaridades. La historia humana a sido un largo proceso de
coevolución de la naturaleza y la cultura” Enrique Leff

La especie humana desde su aparición ha ido modificando su entorno con el objetivo de hacerlo más
cómodo, de convertirlo en su hogar.

Estas intervenciones han provocado la pérdida de ecosistemas, hábitats, especies (animales y vegetales), ha
modificado el curso de los ríos, ha degradado el suelo para extraer sus ricos minerales, ha contaminado el
aire al generar procesos de combustión poco eficientes, ha devastado densos bosques convirtiéndolos en
desiertos. Todas estas acciones están poniendo en riesgo a la especie humana y no a la Tierra.

Ante estos cambios la Tierra como un superorganismo vivo ha comenzado a mostrar los efectos provocados
por el uso indiscriminado de los sus recursos, y que en las últimas décadas se han incrementado debido a los
estilos de consumo, principalmente de los países desarrollados, y en parte de los países en vías de
desarrollo.

Cada día se vuelve más común escuchar en las noticias, sobre el aumento de fenómenos meteorológicos
extremos, como lluvias atípicas, sequías prolongadas, huracanes cada vez más intensos, de igual forma
leemos notas que reafirman la desaparición de glaciares, el desprendimiento de grandes bloques de hielo de
los polos, el aumento del nivel del mar; así como aumento en los niveles de gases contaminantes en la
atmósfera, la escasez y contaminación del agua, entre otros.

Todos estos acontecimientos generar diversos problemas sociales, económicos y ecológicos, mismos que
como nunca en la historia ponen en una situación de riesgo a miles de millones de seres humanos.

La Tierra es nuestra casa, es un ente perfectamente diseñado para contener dentro de ella “vida”, la especie
humana es sólo una parte de la gran familia de seres vivos que existen en nuestro planeta, y como
miembros con el más alto nivel de “conciencia”, de esta vasta familia, es nuestro deber generar aquellas
soluciones y alternativas ante los problemas ambientales que hemos provocado.

Es necesario reformular nuestra escala de valores ante nuestro entorno, ante nuestra casa, ante nuestra
Tierra. Y una vez que comencemos a reconocernos parte de esta gran familia y a reconocer nuestros roles de
responsabilidad, respeto y amor con nuestro entorno podremos adquirir un compromiso real con nosotros
mismos y con los nuestros con el objetivo de proteger, cuidar y salvaguardar nuestra casa y nuestra calidad
de vida.

México vive hoy en día un proceso de evolución, cada día se va despertando en sus habitantes una
conciencia colectiva, el año que estamos viviendo, estos 100 años de ciclo histórico en nuestro territorio,
nos convoca a generar un movimiento que sea escuchado una evolución necesaria para cambiar lo que no
nos gusta a través de la participación social y la negociación, de espacios y procesos democráticos, de
tolerancia, de inclusión, de respeto, de armonía y de compromiso.

El momento histórico, repito, nos convoca a corresponsabilizarnos de los problemas que hemos generado
como especie, de tomar acción, no sólo en materia ambiental, sino en todos y cada uno de los ejes claves
para el desarrollo del país.

Por otro lado este año se celebra en México la COP-16, es decir, la Conferencia de las Partes de Cambio
Climático de las Naciones Unidas, este evento ha generado alrededor del país diversos posicionamientos por
parte de cada uno de los sectores, la academia, la industria, la sociedad civil, los jóvenes, los campesinos, los
investigadores y el gobierno, y a pesar de las diferencias todos concuerdan en algo es necesario generar
procesos de negociación para un consenso además de comenzar a construir las estrategias locales (a nivel
país) para poder enfrentar los impactos del Cambio Climático.

En este marco es imprescindible que los jóvenes en Puebla puedan unirse a este discurso, que formen parte
de los miles de mexicanos y millones de habitantes del planeta que ejercen presión a los gobiernos para
tomar acuerdos jurídicamente vinculantes, que obliguen a las potencias a disminuir sus emisiones, y que
permitan bajo esquemas regulatorios el desarrollo de países en vías de desarrollo, pero principalmente de
acuerdos que busque mejorar genuinamente la calidad de vida y las condiciones ambientales de nuestro
planeta.

Sin embargo, como bien sabemos, los gobiernos no son los únicos responsables de dictar o llevar a cabo las
políticas públicas en materia ambiental, existe una corresponsabilidad inadvertida que día a día debe ir
construyéndose a través de la participación activa de la sociedad en la vigilancia y cumplimiento de dichas
políticas. Y dentro de esa sociedad nos encontramos nosotros los jóvenes, un importante grueso de la
población mexicana que continuamente esta insertándose en diversos espacios de toma de decisión,
nosotros los jóvenes que no somos ningún futuro, somos el presente de esta nación, que demanda re-
evoluciones sociales, políticas, educativas, económicas y ambientales.

¿Qué?, ¿cómo?, ¿en dónde?, ¿cuándo?, ¿por qué?, ¿quiénes?, son preguntas que nos hacemos
generalmente después de escuchar este tipo de discursos, y la respuesta depende de cada grupo de jóvenes,
de las necesidades locales, del compromiso y la participación. Pero también existen procesos que se han
comenzado, que ya cuentan con adeptos, que necesitan de la suma de todos los posibles y que pueden
convertirse en momentos clave para el inicio de un movimiento.

El día de Acción Climática es uno de ellos, el 10-10-10 alrededor del globo, habitantes de este planeta
alzaran la voz y presionaran no sólo para conciliar un número, 350 ppm, sino para demostrar que somos
muchos ya los que deseamos un cambio en las políticas internacionales, que buscamos mejorar día a día la
calidad de vida de cada uno de los seres humanos que habitan la Tierra, que queremos solucionar los
advertidos desequilibrios ecológicos provocados por nuestras actividades y que deseamos legítimamente
cambiar este paradigma consumista, extractivo, inequitativo, excluyente, intolerante e irresponsable.

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