Está en la página 1de 36

La tentación del “No puedo”

Reciban este mensaje de


quienes han compartido
estas aulas
Enséñame, Señor, a comenzar de
nuevo,   
con lo que pensaba y creía tan
convencido
   

   
y con lo
que debió
ser de otra
manera.
Enséñame a dejar de decirme a mí
mismo que no puedo, cuando puedo
que no soy, cuando soy;
que estoy atado cuando soy
inmensamente libre.
Te doy gracias, Padre, porque aún
no he llegado
y tengo que
caminar,
seguir y
seguir,  
pues el día en que me siente,
el día en que tire la toalla,
el día en que diga «no puedo» ¡estaré muerto!
No quiero descansar:
ni si alcanzo la meta,
ni si la meta se me marcha más lejos que mis
fuerzas.
m in a n te y s ab e r qu e
ca
Me basta con ser un
puedo.
Que nunca la
verdad la tendré
toda entera; 
que nunca tendré todas las respuestas;
que siempre estará delante el
misterio…
No quiero quedarme tranquilo con
lo que ya he conseguido.
Ni rendido, quejándome, protestando,
dándome lástima porque el esfuerzo no me
llevó adonde yo soñaba.
No quiero
conformarme
con lo que ya
he aprendido:
porque en cada paso de la vida,
en cada etapa superada,
en cada tropiezo y cada herida
puedo descubrir las
huellas de tus pasos,
siempre delante,
que me dicen: ¡camina!
Y mientras
me quede
un suspiro
de aliento,
un
latido
para
amar,
una barrera que saltar,
una palabra que escuchar,
una experiencia de la que aprender,
    y a ti como
compañero
invisible en mi
camino...
No diré nunca «no puedo»,
porque sabré que estoy
vivo.

Con cariño sus profesoras:


Mónica Carmona y Claudia Díaz

También podría gustarte