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¿Y ahora qué?

A tal punto que palabras y letras se confundían con el ruido de la ciudad que avanzaba
mientras el bus lo hacía y ya no se podía concentrar en el relato del magazine, en las escenas
dibujadas paso a paso por el artista quien reseñaba la última galería expuesta en el museo. Alguien
se sentó al lado del joven, silenciosamente, sin pedir permiso. Abrió la ventana. El joven no dejaba
de ver el magazine.

- Esa así desde hace 2 días –dice el desconocido –nadie me nota, nadie me ve. Supongo
que estoy muerto.
- Yo lo veo –le dice el joven.
- Curioso –dice el desconocido.

Una conversación quizá; palabras como pinturas en la galería, se desprenden flashes ante
los cuadros de niños sonriendo ene alambradas, fotos a blanco y negro desnudan la intimidad de
rostros y gestos tácitos que observan desde lejos el final del recinto, donde despachan el refrigerio
y hay palitos de carne y gaseosa.

- No pago en los buses. Nadie me escucha, entro a los cines gratis, duermo en casas
lúgubres –dice el desconocido–, paso por entre las personas ¿Cómo puede decir usted
que no estoy muerto?
- He dicho que lo veo –dice el joven –no he negado su muerte.
- ¿Estoy muerto?
- Tal parece.
- ¿Y ahora?

El joven mira a ambos lados. No hay casi personas en el bus, el conductor habla con su
ayudante y no mira hacia él. Entonces le señala al desconocido el magazine, la galería. Lo mira. El
desconocido asiente temeroso. Aprovecha que el bus frena en la glorieta para desaparecer.

Las imágenes se vuelven a confundir. Son espasmos de luces y pinturas que se vuelven a
mezclar como en un final cíclico de colores y formas que resplandecen en los cuadros. El joven
avanza por entre una historia secuencial, entre varios oleos. Un hombre sale de un bar abrazado a
una mujer. Lo emboscan sombras en una esquina oscura y fría en donde borbotea sangre y fuego
y discurren sollozos débiles y pausados. En la última página un error de luz deja pasar una mancha
blanca que contorsiona la parte derecha del recuadro, un error del flash, un hombre que pasaba
rápido por entre la galería.

El joven baja del bus. Corre hacia la acera. En el parque cientos de desconocidos lo miran y
sonríen. Mira a ambos lados. Nadie lo ve.

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