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Prólogo del libro

Manuel Area Moreira: La educación en el laberinto tecnológico. De la


escritura a las máquinas digitales. Octaedro, Barcelona, 2005. ISBN:
8480637404

JUNTO A LAS AGUAS DEL ATLÁNTICO


Herminio Barreiro

Verdaderamente, éste es un libro que llega con el grado de madurez preciso,


máxima oportunidad matemática y en el lugar más apropiado. Un libro justo y
necesario. El mundo de la educación tiene hoy el deber de mirar con hondura y claridad,
con decisión y sin miedo, hacia el universo de la tecnología más puntera. Pues bien, esa
mirada es la que encontramos en esta obra rítmica, trepidante y plena de Manuel Area.
Manuel Area alcanza en este su último libro el cénit de su capacidad creativa y
de investigación. Es como si él ya lo presintiera...En primer lugar, por la seguridad y la
sabiduría con que trata todos y cada uno de los aspectos de la revolución tecnológica,
desde la escritura a las más sofisticadas máquinas digitales. En segundo lugar, por lo
bien que nos orienta en el laberinto tecnológico de estos inicios del siglo XXI. Y, en
tercer lugar, por la presencia viva en sus páginas, explícita o implícita, de sus seres y
lugares queridos, como Laura o Carlos, por ejemplo.
Y si yo utilizo un título “atlántico” para este pequeño prólogo -quizá un poco
fuera de lugar y casi extemporáneo para un historiador de la educación que no es un
especialista en el tema- es porque quiero hablar un poco de Manuel, antes de que él les
hable de la educación y de las tecnologías de la información y la comunicación y de su
interfaz -como se dice ahora-. Y quiero hacerlo trayendo a pelo probablemente un
mensaje casi de otro tiempo, pero que, al fin y al cabo, es mi único mensaje posible para
este libro.
Manuel Area es de Marín, en la misma orilla del Atlántico gallego. Y vive en
Tenerife, en la cresta de la ola atlántica oriental, meridional y central a un tiempo. En la
encrucijada de todas las navegaciones históricas. Es como si, instintivamente, hubiera
escogido las Islas para situarse en el centro de internet y de las tupidas redes de redes,
que extienden sus finas mallas entre Oriente y Occidente, entre el Norte y el Sur. Porque
Manuel siempre ha sido como una especie de hombre-araña de un ¿imaginario? frente
atlántico...
Yo le conocí siempre así: inquieto, insumiso e inconformista. Todo lo contrario
de lo que ahora se lleva. Un hombre con grandes dotes para la investigación científica,
siempre dispuesto a saber más, a profundizar más y a abarcar más. A veces, incluso
demasiado. Cuando él era todavía un estudiante, recuerdo que, a veces, yo le pedía un
poco más de calma...Pero ahora, Manuel Area es ya un investigador hecho y derecho
que nos ofrece, con esta obra, el fruto más reciente de su trabajo tenaz y constante.
Este libro que tienen ustedes en sus manos, recoge lo último de lo último en las
tecnologías de la información y la comunicación, pero es, sobre todo, el resultado de las
pesquisas de un pedagogo que quiere poner al día el mundo de la educación, para que

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entre con buen pie y de la mejor manera posible en las que pueden ser procelosas aguas
del siglo XXI, que se abre ante nosotros con enormes interrogantes; un nuevo siglo
lleno de dudas y poblado de pequeñas –aunque, eso sí, firmes- certezas. De nuevo,
como en el XVIII, es como sí estuviéramos seguros únicamente de lo que no se debe
hacer, de cómo no debemos educar –como diría Rousseau-. Y Manuel Area aparece en
todo momento en esta obra como un consumado didacta, que no sólo es su especialidad
sino aquello que mejor lo define.
No es ésta la obra de un tecnócrata sino la de un hombre ideológica, política y
técnicamente comprometido con su sociedad y con su tiempo. La revolución
tecnológica, la tercera revolución industrial, debe inscribirse en el contexto de la
reforma, de la renovación o de la revolución social. Manuel sigue siendo fiel a los
principios de su concepción del mundo más arraigada. No reniega de nada. No resta. Al
contrario, suma o multiplica. La crítica es una constante a lo largo de toda la obra. La
crítica y la precupación por el rearme crítico de la ciudadanía, destinataria última de sus
reflexiones sobre el papel que las tecnologías deberán desempeñar en el mundo de la
educación.
La educación es hoy mucho más que una simple práctica técnica y más también
que una práctica social, podríamos decir parafraseando a Louis Althusser...La
desaforada marcha del mundo desde el arranque mismo del siglo XXI, el desorden
mundial generalizado, la explotación más despiadada del capitalismo más salvaje y el
descaro desvergonzado del neoliberalismo, están obligándonos a reconsiderar cada día
el papel planetario que debe jugar la educación. Luchar por más y mejor educación es
hoy una necesidad perentoria e insoslayable. La educación es inversión, riqueza directa,
capital humano. Y es además, como dice Manuel Area en varios momentos de su libro,
uno de los derechos fundamentales de la humanidad. Un derecho que es contribución
importantísima en el camino hacia una sociedad más justa e igualitaria. Y, por supuesto,
sigue siendo elemento fundamental para la transformación del mundo y para la
conquista de la libertad. Y, para todos los que vivimos y trabajamos cada día en su
entorno, siempre será una pasión irrefrenable y una emoción permanente. La educación
para la humanidad del mundo de hoy es sinónimo de salvación
En fin, estamos ante un libro imprescindible para aprender a aprender hoy día,
para orientarnos en el laberinto tecnológico y para enfrentarnos críticamente a todas las
dificultades que pueda depararnos el desarrollo de los acontecimientos. Un libro que nos
ofrece informaciones ultimísimas sobre la sociedad del conocimiento y su utilización
por parte de todas las instancias del sistema educativo.
Mil parabienes y felicidades mil para Manuel Area y lean este libro para
conocer de primera mano lo que nos espera.

HERMINIO BARREIRO
Universidad de SANTIAGO DE COMPOSTELA

Noviembre, 2004.

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