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Jesús está en Jerusalén, en los

últimos días de su vida


Contexto:
Jesús se halla
en abierta
confrontación
con los
dirigentes
saduceos.
Los saduceos representaban a la casta
sacerdotal privilegiada y a los laicos
notables o ancianos.
Se servían de la
religión para
mantener su
poder sobre el
pueblo.
Conciben la vida
como puro
conservadurismo
social y religioso.
La pregunta se basa en la ley del
levirato, con una casuística inventada
y artificial.
La pregunta trata de ridiculizar la fe en
la resurrección de los muertos.
¿Qué ocurre después de la muerte?
Como si pudiéramos con nuestra mente
comprender a Dios.
En realidad
la pregunta
crucial es:
¿quiénes
somos?
Los saduceos no creen en la resurrección.
Y Jesús rechaza la idea pueril de la vida
de los resucitados como prolongación de
esta vida terrena.
Jesús va al fondo: Hay una diferencia
radical entre la vida terrestre y la vida
eterna, sostenida por el amor de Dios.
Esa Vida es absolutamente "nueva".
El Reino de Dios que proclama Jesús es
plenitud de vida.
Afirma que la resurrección no es un simple
revivir, es terminar con todo tipo de
limitaciones y ataduras, para vivir plena y
definitivamente libres y felices.
Dios es Fuente de Vida. Creer en él es
acogerlo como fundamento y meta de vida.
La fe no nos saca de la historia, sino que nos
encarna en ella, trabajando por una vida digna
para todos.
No creo en el Dios que ama el dolor,
el Dios que se hace temer,
el Dios que manda al infierno,
el Dios que pone la ley por encima de la
conciencia,
el Dios árbitro que juzga con el reglamento
en la mano,

Creo que Tú eres un Dios de vida y no de


muerte.
Apoyándonos en Jesús,
creemos que Dios está conduciendo
hacia su plenitud
el deseo de vida, de justicia y de paz
que se encierra en la creación
y en el corazón de la humanidad.
No nos resignamos a que tantos esfuerzos
por un mundo más humano y dichoso
se pierdan en el vacío.
Dios saciará la sed de vida
que hay en nosotros.

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