Diez millones de personas sufrirán una severa hambruna si no detenemos la crisis
alimentaria que se cierne sobre la región del Sahel. Los habitantes de esta árida franja -compuesta por Níger, Malí, Burkina Faso entre otros- se ganan la vida en su mayoría con el pastoreo. Sequías cíclicas y lluvias irregulares convirtieron las cosechas del pasado año en poco más que polvo. Las consecuencias son más que evidentes: no llueve, los suelos están muertos, no pueden alimentarse ni a ellos ni a su ganado. Un círculo de hambre y miseria en el que millones de personas pueden verse envueltos. Dona ahora a nuestro fondo de emergencias para que podamos seguir paliando los efectos de ésta y otras muchas crisis.