Porque, a cierta altura, uno tiene que estar cansado. De qué estoy cansado, no lo sé: De nada me serviría saberlo, Pues el cansancio queda en las mismas. La herida duele como duele Y no en función de la causa que la produjo. Sí, estoy cansado, Y un poco risueño Del cansancio que es sólo esto Una voluntad de sueño en el cuerpo, Un deseo de no pensar en el alma, Y por encima de todo una transparencia lúcida Del entendimiento retrospectivo...
¿Y la lujuria única de ya no tener esperanzas?
Soy inteligente: he aquí todo.
Tengo visto mucho y entendido mucho lo que tengo visto,
Y hay un cierto placer aun en el cansancio que esto nos da, Que al final la cabeza siempre sirve para cualquier cosa.