Está en la página 1de 10

La Capitulación de los Welser: Génesis de la

historia de la empresa y los negocios en Venezuela


Alejandro E. Cáceres*
Diplomado en Estudios Avanzados sobre el Proceso Histórico Venezolano
Centro de Estudios Latinoamericanos Arturo Uslar Pietri -Caracas
Enero 2007

“Asistían por aquel tiempo en la córte de nuestro


Emperador Carlos Quinto, Enrique de Alfinjer, y
Jerónimo Sailler, ajentes y factores de los Belzares,
caballeros alemanes, á quienes llamaban en la
Europa los de la famosa compañía, por una muy
celebre… traficando caudales muy crecidos en todos
los puertos, y contrataciones del mundo…”

José de Oviedo y Baños,


Historia de la Conquista y Población
de la Provincia de Venezuela

Introducción y justificación
La motivación de este ensayo viene dada por dos razones fundamentales. En primer
lugar, la curiosidad de observar el pasado desde la atalaya a la cual es posible acceder luego
de varios siglos de capitalismo. En particular, estudiar a unos personajes que hace cinco
siglos comenzaron a sentar los cimientos de este modelo económico, hombres de negocios
que devinieron en financistas de los grandes poderes de Europa durante el siglo XVI,
teniendo como sus máximos exponentes dos casas comerciales originarias del sur de la
actual Alemania, concretamente de Augsburgo, otrora Augusta Vindelicorum. Estos son la
Casa Fugger, también conocidos como Fúcares por la castellanización del apellido, y la
Casa de los Welser o Belzares, a las cuales el César Carlos, Quinto de Alemania, y Primero
de España, les debió en gran medida hacerse con la Corona Imperial al “capturar” las
lealtades de los Electores alemanes en 1519 y el financiamiento de sus esfuerzos militares

(*) Alejandro E. Cáceres (Caracas, 1978), Ingeniero Industrial (UCAB-Caracas, 2002), MSc. Finanzas (IESA-Caracas,
2005), MSc. Economía e Historia (Utrecht School of Economics-Utrecht, 2009). Programas en Gerencia Empresarial
(Instituto de Empresa-Madrid, 2004) y Estudios Avanzados del Proceso Histórico Venezolano (CELAUP/UNIMET-
Caracas, 2006). Gerente de Estrategia y Finanzas en ICO Group.
de dominación continental en Italia, Alemania, Flandes y Holanda, así como la
manutención del boato de la corte imperial, y la dotación de recursos para un imperio de
cuya extensión que iba desde las dos Sicilias, pasando por el continente americano, hasta
las Filipinas, se llegó a decir que “nunca se ponía el sol”, pero así ocurría con la magnitud
de sus problemas financieros.

La segunda y no menos importante es la figuración que el territorio venezolano tuvo


durante el advenimiento del mercantilismo en Europa, preludio del capitalismo. Y es que
nuestro país, por su condición de país productor de petróleo en la actualidad forma parte del
pulso capitalista mundial, dado que la cotización de los hidrocarburos es uno de los dos
valores que en buena medida signan el comportamiento de la economía del orbe, id est, el
costo del dinero, medido a través de las tasas de interés, y el costo de la energía, mensurado
en la cotización de nuestro principal producto de exportación. Pero cinco siglos antes
también lo estuvo, ya que apoderados de la Casa Welser en España, el 27 de Marzo de 1528
capitulan sobre el territorio de la Provincia de Venezuela, sentando los linderos primigenios
de lo que varios lustros después, en 1.777 por Real Cédula de Carlos III, será la Capitanía
General de Venezuela, y mediando casi medio siglo, en 1.830, la República de Venezuela.

Será pues un experimento inédito en el proceso de exploración y conquista del


Nuevo Mundo, esto es, la entrega de un territorio de la Corona a una casa comercial con
quien tiene estrechos vínculos financieros, y la cual cuenta con factores en Augsburgo,
Venecia, Sevilla, Amberes y Santo Domingo, y en consecuencia un negocio, una operación
que no estuvo motivada por fines evangelizadores o de hacerse noble, sino por el simple
afán de lucro; lo que dará inicio con pie firme al esfuerzo exploratorio de la Tierra Firme
venezolana. Pero a la vez se puede considerar que la historia de la empresa y de los
negocios en Venezuela, se inicia también con este hecho, concretamente en 1529, cuando
Ambrosio Alfinger desembarca en la actual península de Paraguaná, para luego asumir la
responsabilidad dual como factor de los Welser y gobernador de la Provincia de Venezuela,
tal vez tocado con jubón de finos paños de Flandes, armadura labrada por alguno de los
maestros artesanos de Innsbruck, terciado con fino estoque toledano y engalanado el yelmo
con exóticas plumas de aves tropicales caribeñas. De allí que si este hito marca el inicio de

2
la historia de la empresa y los negocios en Venezuela, su partida bautismal será el
documento analizado y comentado en este ensayo, la Capitulación de los Welser, pero esta
vez vista desde una perspectiva netamente comercial, ya que comerciantes y no otra cosa
fueron estos tudescos (voz antigua para el gentilicio alemán), que durante más de tres
lustros, desde 1.529 hasta 1.546, ejercieron jurisdicción sobre nuestro territorio.

La estructura del análisis del documento, tomado del texto de Manuel Donis, El
Territorio de Venezuela, Documentos para su estudio (Ediciones UCAB, 2001), viene dado
por cuatro áreas: descripción, obligaciones de poblamiento con la Corona, derechos de
explotación y posesión de territorio, y beneficios fiscales.
Descripción

La Capitulación se inicia narrando la relación que los apoderados de la Casa Welser,


Jerónimo Sailer y Enrique Ehinger, (con cuyo apellido aún no existe consenso histórico si
se trata del mismo que llevará Ambrosio Alfinger, mencionado en la capitulación como
hermano de este); hacen al Emperador Carlos V acerca del conocimiento que tienen de la
Capitulación de García de Lerma sobre el territorio de Santa Marta, para restituir el orden
luego de la muerte de Rodrigo de Bastidas a manos de “indios naturales… velicosos e
flecheros” en connivencia con “ciertos cristianos e otras gentes”. Para ello como es
razonable pensar se necesita “gente y armas, munición y bastimentos” y por supuesto
alguien que financie la operación, y es allí donde los apoderados de los Welser, Sailer y
Ehinger en palabras del escribano “os ofreceis de hacer una armada de quatro navíos o
más con doscientos honbres o más, armados e avituallados por un año”. Mas así como se
ofrecen a apoyar la logística del restablecimiento del orden imperial en Santa Marta, “me
hizistes relación… que… en la misma costa está otra tierra, que es del Cabo de la Vela y
Golfo de Venezuela y el Cabo de San Román, y otras… hasta el cabo de Marcapaná…
vosotros os ofrecéis a pacificar e poblar de los dichos hombres,... que será trescientos por
todos, muy proveídos e armados,… todo a vuestra costa e misión, sin que en ningund
tiempo seamos obligados a vos pagar ni satisfazer los gastos que en ello hizieredes mas de
lo que en esta capitulación vos será otorgado”. Allí Sailer y Ehinger, ponen de manifiesto
el interés de la Casa Welser en expandir sus horizontes de negocios y corriendo con todos

3
los gastos que la operación implique, pacificar y poblar, además del fin último, generar un
retorno financiero a través de la explotación de los recursos del territorio vecino al de
García de Lerma.

Prosigue la capitulación estableciendo los linderos del territorio, “que comienza


desde el Cabo de la Vela… hasta Maracapaná, leste oeste norte y sur de la una mar a la
otra, con todas la islas que están en la dicha costa, ecebtadas las que están encomendadas
y tiene a su cargo el factor Juan de Anpiés”. Curiosamente la Majestad Imperial impone
límites este y oeste claramente definidos basándose en accidentes geográficos, en virtud
que el problema de las longitudes fue uno de los más complejos que enfrentaron las
potencias que exploraron el orbe y no había otra manera de hacerlo de forma exacta, en
tanto que la latitud sí se podía establecer con ayuda de los astros. Sin embargo, el límite
norte es el mar Caribe (incluyendo todas las islas que haya frente a la costa, excepto Aruba,
Curazao y Bonaire, capituladas a Juan de Ampíes), pero el límite sur es bastante más vago,
“la otra mar”, refiriéndose al Estrecho que Hernando de Magallanes navegó en 1523
cuando fue en busca de las Molucas o Islas de las Especias, lo cual sugiere a todas luces
que no había conocimiento de la magnitud de territorio que mediaba entre la costa
venezolana y la Patagonia, mas si de la importancia estratégica de controlar dicho estrecho,
dado que ese era el paso sur-oeste, a través del cual el Imperio podría hacerse con los
productos del Lejano Oriente sin necesidad de incurrir en los riesgos asociados al paso por
enclaves portugueses, de allí que los Welser acepten la misión de reconocer el territorio
hasta sus confines australes, con la posibilidad de explotar todo cuanto allí consiguieran.
No extrañe entonces el hecho que Nicolás Federmann, uno de los gobernadores de los
Welser, al ver unas ciénagas en los Llanos venezolanos, crea que se ha tropezado
finalmente con el Mar del Sur (el Océano Pacífico) y el tan ansiado paso sur-oeste.

Por otro lado se establece que el cargo de Gobernador y Capitán General estará en
manos de los apoderados que suscribieron la capitulación, de Ambrosio de Alfinger o Jorge
Ehinger. Asimismo, se ofrece el alguacilazgo mayor y de adelantado “para vos y para
vuestros herederos e subcesores para siempre jamás”.

4
En este sentido, a la vez que jurisdicción política, militar y administrativa, quien
detente este cargo será el factor de los Welser en el sitio, lo cual generará una dualidad de
responsabilidades, para con la Corona y con la Casa Comercial, que hará compleja la
gestión de quienes fueron encargados de esta misión, aunado a la naturaleza leonina de los
contratos privados que suscribía la Casa Welser con sus Gobernadores, tal y como queda en
evidencia a través de los registros de la querella judicial que uno de ellos, Nicolás
Federmann, emprende contra sus patronos.

Obligaciones de poblamiento con la Corona

El contrato establece que deben construir “dos pueblos o más,… y en los lugares
que vieredes que conviene, y que para cada una de las dichas poblaciones llevéis a lo
menos trezientos hombres, y hagáis en dicha tierra tres fortalezas,… a vuestra costa e
misión,… obligado a partir de España con los dichos trezientos hombres… dentro de un
año de la fecha desta capitulación, y… a hazer los dichos dos pueblos dentro de dos años
después de llegados…”. Así, los Welser convienen en fundar al menos dos pueblos y tres
fortalezas. La ventaja que esto ofrece a la Casa Comercial es que dichos pueblos serían
avituallados en su totalidad con productos que estos les venderían, creando un mercado
cautivo en todas las poblaciones, monopolizándolo y generando utilidad financiera a la
Casa Welser. Las fortalezas sirven a la Corona para la protección del territorio, y a los
Welser para repeler cualquier intento de sus competidores, sean alemanes como los Fugger
o genoveses como los Grimaldi, por entrar en sus dominios, ya que reza la capitulación que
“vos haré merced, como por la presente vos la hago, de las thenencias de las dichas tres
fortalezas que a vuestra costa os obligáis a hazer o hiziéredes vosotros en las dichas
tierras por los días de vuestras vidas y de vuestros herederos para sienpre jamás”.

También se establece una claúsula en la cual han de traer “cinquenta alemanes...


maestros mineros, a vuestra costa, para que con su industria e saber se hallen las minas y
veneros del oro y plata y otros metales que hoviere en las tierras e islas,... y... se guarde lo
mismo que esta otorgado y concedido a los mineros alemanes que residen en Galizia en los
mineros de aquel reino”. Se refiere entonces a la alta valía que se daba a los mineros

5
alemanes como expertos, por lo cual para asegurarse, tanto la Corona como los Welser, de
una explotación eficiente de las minas que se descubriesen, se conviene que sean llevados
cincuenta mineros, y de esta forma satisfacer los afanes mercantilistas de cada una de las
partes, otorgándosele los mismos derechos que aquellos que explotaban las minas de
Galitzia, en los territorios heredados por Carlos V al este de Europa, en las actuales Polonia
y Hungría. La minería junto con el comercio de especias, paños y mercaderías en general
fue una de las áreas de negocio que tuvieron las casas comerciales, en particular los Fugger,
y en menor escala los Welser.
Derechos de explotación y posesión de territorio

En la Capitulación les es adjudicado un porcentaje de ganancia de “quatro por


ciento de todo el provecho que en quialquier manera se nos siguiere para vosotros e para
vuestros herederos e subcesores para sienpre jamás, sacadas las cosas y gastos que por
nuestra parte fueren hechas e se hizieren en conservación e población de la dicha tierra en
quialquier manera se proveyeren, pero no se entiende que havéis de llevar parte de las
alcavalas ni almoxarifazgo ni penas de cámara, porque esto no es fruto de la tierra y ha de
quedar enteramente para nos”. Así, la Corona establece condiciones otorgándole
beneficios sobre el usufructo de la tierra, mas no así sobre los tributos que se generen. Es
por ello que con los Welser llegará también la Hacienda Pública a nuestro territorio, con el
objeto de llevar control de los impuestos de Alcabala (impuesto sobre la primera y demás
ventas de mercaderías, frutos y grangerías, equivalente al 2% por transacción),
Almojarifazgo (impuesto a la importación directa de bienes desde Sevilla o distribuidos
desde Santo Domingo, equivalente a un 7,5% sobre el valor de la mercancía) y penas de
cámara (condenaciones por multas donde la Corona representada por el tribunal local
recibía un porcentaje de la pena establecida).

Otra de las mercedes que otorgará el Emperador a la Casa Comercial serán “doze
leguas de quadra de las que ansí descubrieredes... para que sea vuestra propia e de
vuestros herederos e subcesores para siempres jamás”. Esto equivale un cuadrado de
alrededor de 58 kilómetros de longitud por cada lado, es decir 3.300 kilómetros cuadrados,
surgiendo la hipótesis según la cual los gobernadores de los Welser salieron afanosamente a

6
explorar el territorio en busca del lugar donde seleccionarían esas doce leguas, hipótesis
alimentada también por la influencia que el mito de El Dorado, la legendaria ciudad de oro,
ejerció sobre los conquistadores que llevaron a cabo la exploración en Tierra Firme, en
particular de los territorios objeto de la capitulación de los Welser, y la de García de Lerma.

Beneficios fiscales

A los Welser se les exime perpetuamente del pago de impuesto de almojarifazgo,


para todos aquellos bienes que importen de España para uso particular, siempre y cuando
“no seyendo para los vender, contratar ni mercadear con ellos, pero si después de llevados
los vendiéredes después, que seáis obligados a pagar los derechos de almoxarifazgo”.
Asimismo se les otorga licencia para llevar, desde Cuba o la Española, ganado de cualquier
tipo sin pagar impuesto ni tener impedimento alguno; y de “las islas de Tenerife cortar
cient pinos de los que tenemos nuestros,... para que hagáis dellos lo que quisiéredes”.

Mas no solo los Welser fueron objeto de este tipo de exenciones, sino todos aquellos
que se aventuraran a habitar los pueblos fundados en el territorio capitulado, en virtud que
para incentivar el poblamiento de la zona “de cristianos, porque en ella se sienbre y
acreciente nuestra santa fee católica,... es mi merced de les hazer las mercedes
siguientes:”
1. Se da el beneficio fiscal de “que los tres primeros años de la dicha
población no se pague en la dicha tierra a nos del oro de minas solamente
más del diezmo, y el quarto año el noveno, y de aí venga avaxando por esta
orden hasta quedan en el quinto que de lo restante para que se oviere, se
nos pague el dicho nuestro quinto enteramente; pero entiendase que de los
rescates e servicios e otros provechos de la tierra dende luego havemos de
llevar nuestro quinto”. Así el impuesto sobre el oro extraído será del 10%
durante los 3 primeros años, y a partir del cuarto se vaya incrementando
hasta llegar al quinto real, el 20% de lo extraído, que ocurriría al octavo año,
pero quedando claro que sobre cualquier otro recurso que se explotase el
impuesto sería el quinto real.

7
2. Les son otorgados terrenos, “vezindades o dos cavallerías de tierras e dos
solares”, y a partir del quinto año puedan vender la parcela, se les exime del
almojarifazgo para “los mantenimientos e provisiones que llevaren para sus
casas”; les es permitido que puedan consumir la sal que consigan en las
tierras sin tener que pagar impuesto por ello.

3. Se les permite tomar esclavos “a los indios que fueren rebeldes, siendo
amonestados y requeridos,... e desta manera e guardando la dicha orden los
indios que tuvieren los caciuques y otras personas de la tierra por esclavos,
pagándoselos a su voluntad a vista de la justicia e veedores e de los
religiosos que con vos irán, los padáis tomar y conprar, siendo
verdaderamente esclavos, pagándonos el quinto de los dichos esclavos”. De
esta forma se establecen las condiciones para someter al indígena y rescatar
esclavos, si estos se rebelan, mediando la previa amonestación y el
requerimiento. Sin embargo, siendo esclavos de algún cacique u otra
persona, deberá pagárseles, teniendo por testigos a la justicia y los religiosos,
a la Corona el 20% de impuesto. Por ser el rescate de indios y su
subsiguiente venta como mano de obra esclava una manera de generar una
utilidad de forma rápida, se convirtió en una de las mayores fuentes de
ingresos de los gobernadores que representaron a los Welser en Venezuela,
lo cual contribuyó a la leyenda negra que les rodea, cuando la realidad es
que entre las prácticas comerciales de los conquistadores esta era una de las
más comunes.

A manera de conclusión

Este ensayo culmina donde, tradicionalmente, comienza la historia de los Welser en


Venezuela, es decir con la llegada de Ambrosio Alfinger en 1.529 y la expulsión de Juan de
Ampíes, quien sin tener jurisdicción sobre estos territorios, se aprovecha de la cercanía de
sus islas a Tierra Firme y usufructúa sus recursos. Los casi trece años de presencia activa de

8
los Welser en Venezuela revelarán los grandes esfuerzos exploratorios de hombres como el
mismo Alfinger, de Georg Hohermuth, (Jorge de Spira) y particularmente de Nicolás
Federmann, quien nos deja el inestimable legado de la “Historia Indiana”, y presagiarán su
fin con el oscuro capítulo de los asesinatos a traición en las cercanías de Barquisimeto de
Felipe de Hutten y Bartolomé Welser a manos de Juan de Carvajal. La Casa Welser perderá
definitivamente en 1.556 los derechos sobre el territorio venezolano capitulado en 1.528.
Este revés presagiaba uno aún mayor, la moratoria de deuda declarada por Felipe II poco
después de al acceder al trono que le deja su padre Carlos V para retirarse a Yuste, la cual
doblega la salud financiera de la Casa Welser, que habían prestado cuantiosos caudales a la
Corona Imperial, debilitándolos al punto que su poder se va extinguiendo gradualmente,
hasta llegar al año 1.614 cuando se declaran en quiebra.

Así termina la Casa Welser, una de las casas comerciales más importantes y
esplendorosas de Europa, sin dejar prácticamente ningún rastro, porque aún sus archivos
continúan perdidos.

Pero no será este el último evento en la historia venezolana donde hombres de


negocio traten de maximizar su retorno intentando hacerse del poder político, económico, o
ambos inclusive. La llegada de la Compañía Guipuzcoana en el siglo XVIII a Venezuela, y
la “Revolución Libertadora” en los albores del XX son ejemplos de ello. Así, con los
Welser quedan entonces abiertas las páginas de la historia de la empresa y los negocios en
Venezuela, para que encomenderos, contrabandistas y piratas en el siglo XVII, hacendados
cacaoteros en el siglo XVIII, cafetaleros en el XIX, y el auge y caída de empresarios
forjados a la sombra de la riqueza petrolera en el XX, plenen esas páginas.

9
Bibliografía consultada

Documentos
 Donis, Manuel. 2001. El Territorio de Venezuela, Documentos para su estudio.
Caracas. Publicaciones UCAB

Libros
 Federmann, Nicolás. 1986. Viaje a las Indias de la Mar Océano. Caracas. Fundación
de Promoción Cultural de Venezuela
 Oviedo y Baños, José. 1972. Los Belzares. El tirano Aguirre. Diego de Losada.
Caracas. Monte Avila Editores
 Vivas, Fabricio. 1995. La Hacienda Real en Venezuela. Caracas. Historiadores S.C.

10

También podría gustarte