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Hoy en día, la palabra “sexo” implica no sólo una actividad necesaria para la supervivencia de

la especie, no es tampoco una mera actividad dedicada al placer y a la adulación del físico, de
lo biológico, el goce de los instintos que el ser humano, por ser tan peculiar como es, ha
llevado hasta su máximo exponente. No, ahora el “sexo” es una herramienta social de la que
se sirve, sobre todo, las agencias publicitarias para conseguir el éxito en la venta de un
producto determinado, sea del tipo que sea dicho producto. Encontramos las huellas de este
“fenómeno” escondidas- o disimuladas, si no es esto un eufemismo- por doquier. En la
televisión, la radio, medios de comunicación de carácter escrito (principalmente revistas), e
incluso en los dibujos animados. Ya desde pequeños estamos siendo sometidos a este tipo de
contaminación mental. ¿Pero de dónde sale esta idea tan útil?

La respuesta a esta pregunta nos lleva a Alemania, lugar donde han crecido tantas mentes
privilegiadas, y no es este caso una excepción. El genio que descubrió cuán importante para el
ser humano era el tema sexual fue el psicólogo Sigmund Freud, padre del psicoanálisis […].

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