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Tipos de mitos

Mitos escatológicos: anuncian el futuro, el fin del mundo. Siguen teniendo amplia audiencia. Estos
mitos comprenden dos clases principales, según el elemento que provoque la destrucción del
mundo: el agua o el fuego. A menudo están vinculados a la astrología. La inminencia del fin se
anuncia por una mayor frecuencia de eclipses, terremotos, y toda clase de catástrofes naturales
que aterrorizan a los humanos.

Mitos cosmogónicos: intentan explicar la creación del mundo. Son los más universalmente
extendidos y de los que existe mayor cantidad. A menudo, se sitúa el origen de la tierra en un
océano primigenio. A veces, una raza de gigantes, como los titanes, desempeña una función
determinante en esta creación; en este caso, tales gigantes, que suelen ser semidioses,
constituyen la primera población de la tierra.

Mitos teogónicos: relatan el origen y la historia de los dioses. La cosmogonía hesiódica bebe de
fuentes babilónicas, hititas y hurritas. Con su Teogonía pretende explicar el universo como un
Todo, cuyo devenir escapa al poder del hombre, a quien no queda otra opción que someterse.
Hesíodo sitúa el origen en el Caos; aunque no hay unanimidad sobre su significado hoy se lo
interpreta como el espacio vacío, abismo primigenio que separa la Tierra de la bóveda celeste, o
bien, el acto de la separación; la versión del Caos como desorden primordial fue un añadido
estoico ajeno al espíritu de la obra. La acción de Eros, principio dinámico, al unir la Tierra y los
Cielos (Gea y Urano) comienza el ciclo de las generaciones divinas. En esta obra late un espíritu
monoteísta cuya finalidad es mostrar el poder de Zeus como rey de dioses y señor de la
Naturaleza. Estos tres elementos teogónicos, la búsqueda del origen, el dinamismo de Eros y la
tendencia monoteísta, continuarán presentes en las cosmologías de muchos pensadores
presocráticos, que en general, poseen ciertos elementos comunes. Otro clásico ejemplo, Atenea,
surgiendo armada de la cabeza de Zeus. A veces, en las sociedades de tipo arcaico, los dioses no
son preexistentes al hombre. Por el contrario, los hombres pueden transformarse frecuentemente
en cosas, en animales y en dioses. Los dioses no siempre son tratados con respeto: están muy
cercanos a los hombres y pueden ser héroes o víctimas de aventuras parecidas a las de los
hombres. 

Mitos antropogónicos: narran la aparición del ser humano, quien puede ser creado a partir de
cualquier materia, viva (un árbol, un animal) o inerte (polvo, lodo, arcilla, etc.). Los dioses le
enseñan a vivir sobre la tierra. Normalmente están vinculados a los mitos cosmogónicos.

Mitos morales: Aparecen en casi todas las sociedades: ángeles y demonio, lucha del bien y del
mal, etc. En definitiva, los inventos y las técnicas particularmente importantes para un grupo social
dado se hallan sacralizadas en un mito. Los ritos periódicos contribuyen a asegurar su durabilidad
y constituyen de esta forma una especie de seguro para los hombres. Las fiestas a que dan lugar,
son para los hombres, ocasión de comunicarse con las fuerzas sobrenaturales y de asegurarse su
bondadosidad. 

Mitos etiológicos: explican el origen de los seres, las cosas, las técnicas y las instituciones.

Mitos fundacionales: cuentan cómo se fundaron las ciudades por voluntad de dioses. Un ejemplo
es el de la fundación de Roma por dos gemelos, Rómulo y Remo, que fueron amamantados por
una loba.

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