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Por P. Córdoba, en 22 de febrero de 2008
Desde siempre los profesores y educadores se han quejado de las conductas disruptivas en
clase de determinados niños, que
. Muchos han sido expulsados de las aulas por
distraer a los compañeros, y han sido tildados de J
.
Hoy se sabe que algunos de ellos han sido diagnosticados de
. Entre la sintomatología de estos chicos encontramos:
o secundarios, excesiva agitación debida a la alta activación de base
(arousal) de la que parten, extremada dificultad para permanecer quieto, tendencia a variar
en poco tiempo de juego o tarea, impaciencia ante la espera o los turnos, imposibilidad para
perseverar o finalizar las actividades que inicia, a menudo habla en demasía (verborrea),
pierde material necesario para la actividad escolar (por ejemplo juguetes, lápices, libros,
deberes) habitualmente por distracción, etc.
En el diseño de estas actividades hay que tener en cuenta que el niño hiperactivo no suele
centrarse durante muchos minutos en una misma tarea, por lo que ésta ha de ser clara, breve
y fácil de ejecutar si se quiere obtener buenos resultados. Están orientadas básicamente para
incrementar la inhibición muscular, la relajación, el control corporal y la atención.