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Apartes y narrativa para el

debate sobre la operación del


Sistema de Responsabilidad
Penal para Adolescentes en
Colombia
Ángela María Robledo
12-Octubre-2010

Saludo
Señora Presidenta de la Comisión Séptima de la Cámara de
Representantes, Señora Directora del ICBF, Señor Procurador General de
la Nación, Señor Defensor del Pueblo, Señor Director Nacional de la
Policía, Señor Alcalde de la ciudad de Medellín, Señor Personero de
Medellín, colegas que me acompañan en la citación a este debate de
control político, apreciados colegas de la Comisión, Funcionarios del
Gobierno Nacional presentes, líderes y lideresas de organizaciones
sociales que luchan por la defensa de los derechos de los niños, niñas y
adolescentes, ciudadanos y ciudadanas que asisten a este debate y,
muy importante, ciudadanos y ciudadanas en formación, adolescentes
que se han hecho presentes para escuchar este debate tan importante
porque atañe al presente y futuro de estas nuevas generaciones de
colombianos y colombianas.

Antecedentes de la citación e importancia del debate

Al presentar la propuesta de citación a este debate, que después


de algunas vicisitudes propias del quehacer del Congreso fue aprobada
1
por esta Comisión, mis colegas citantes y yo teníamos muy en claro que
el mismo reviste la mayor importancia. Coincidiendo con el inicio de
nuestra gestión congresional, aparecieron en los medios de
comunicación algunas noticias que dan cuenta de esa difícil realidad que
afrontan nuestros jóvenes, particularmente aquellos que habitan en las
zonas marginadas, tanto rurales como urbanas. El día 20 de agosto de
2010, supimos que 3 de jóvenes habían sido asesinados en el municipio
de Puerto Asís, Putumayo, y que un número mayor había recibido serias
amenazas contra sus vidas que seguramente los obligaron a tomar esa
terrible senda del desplazamiento que, según cifras oficiales, han tenido
que tomar casi cuatro millones de nuestros compatriotas, víctimas de
una situación que la Corte ha descrito como un “estado de cosas
inconstitucional”.

Frente a este hecho tan grave, presentamos una constancia en la


plenaria de la C. de R. del día martes 24 de agosto en la cual
expresábamos nuestro rechazo a esta situación y nuestra solidaridad
con los jóvenes amenazados, con sus familias y con las familias de las
víctimas de esta violencia absurda. A esa expresión de solidaridad
respondió amablemente nuestro colega, el H.R. Guillermo Rivera,
representante por el Departamento del Putumayo.

A la par con las muchas noticias que aparecen sobre los hechos de
violencia de los cuales son víctimas nuestros niños, niñas y
adolescentes, también aparecen con frecuencia noticias relacionadas
con hechos violatorios de la ley penal de los cuales son presuntamente
responsables menores de edad. En las últimas semanas, hemos visto
cómo la situación de violencia en Medellín parece no tener fin, en
particular en la Comuna 13 de esa ciudad, hechos que han dado lugar a
la realización de un Consejo de Seguridad con presencia del Presidente
de la República, y de una visita que éste realizó a la citada comuna en
compañía del Ministro de Defensa y de los altos mandos de las Fuerzas
2
Militares y de Policía. En relación con esta misma situación, el alcalde de
Medellín, Alonso Salazar, se reunió con el presidente Santos para
analizar un plan de choque que contemplaba un aumento en el pie de
fuerza de militares y policías en las ciudades y una reforma al sistema
penal para castigar con más severidad el porte de armas, como también
juzgar como adultos a los menores desde 14 años. Ya mi colega Juan
Valdés tendrá oportunidad de referirse con mayor amplitud y detalle a la
situación que se vive en esa ciudad, a las causas subyacentes de este
clima de violencia que afecta gravemente la seguridad de quienes allí
viven.

Frente a este recetario, tan socorrido, de aumentar la fuerza


pública y endurecer las penas para los adolescentes infractores de la ley
penal, se preguntaba con mucha razón la ”Movida” de La Silla Vacía
¿son éstas las soluciones que se necesitan? ¿Habrá alguna mejor idea
para erradicar el problema de la violencia de raíz?

Los medios de comunicación han seguido cubriendo la situación de


Medellín, con la pasión tan común en nuestro medio, al igual que otros
eventos que tienen que ver con la situación de seguridad que se registra
en algunas ciudades y municipios de nuestro país y que guardan
relación con conductas delictivas en que han incurrido adolescentes.

En medio de ese clima de opinión, surgió nuestro temor de que en


lugar de revisar la manera cómo tanto la familia, como la sociedad y el
Estado estamos cumpliendo con las necesidades de los niños, niñas y
adolescentes. Que como efecto del entendible temor que producen las
situaciones que atentan contra la seguridad de quienes habitamos en las
ciudades, olvidáramos preguntarnos cuál es el papel que está
cumpliendo la familia en el proceso de formación de nuevos ciudadanos
y ciudadanas. Al respecto, el Profesor Emilio García Méndez, experto
argentino en responsabilidad penal juvenil, quien ha asesorado varios

3
códigos de la infancia en América Latina, incluido el nuestro, señala con
claridad que: “no es precisamente la autoridad de los padres o de las
instituciones lo que la Convención de los Derechos del Niño en América
Latina coloca en la ilegitimidad. Estoy convencido que en los tiempos
que corren, niños y adolescentes necesitan hoy más que nunca la
autoridad de los padres y de las instituciones. Lo que la Convención
coloca en la más absoluta ilegitimidad es el autoritarismo entendido
como la “autoridad” despojada de razones. En otras palabras, lo que la
Convención coloca cultural y jurídicamente en la ilegitimidad es el
tratamiento discrecional y arbitrario de las necesidades de la infancia. La
Convención, objetiva las necesidades reales de la infancia y las
transforma en derechos exigibles. Este es concretamente, el paso de las
necesidades a los derechos. Nada más, pero tampoco nada menos.
(García Méndez, Emilio. De las relaciones públicas al neomenorismo: 20
años de Convención Internacional de los Derechos del Niño en America
Latina (1989-2009). Fundación Sur-Argentina).

Temíamos, y tememos, que este clima de miedo imperante nos


llevara a que en lugar de preguntarnos seriamente sobre las
oportunidades que les estamos brindando, o negando, para su
desarrollo, optáramos por el camino fácil, popular pero no
necesariamente eficaz, de modificar la ley, en este caso el Código
de la Infancia y la Adolescencia adoptado mediante Ley 1098 de 2006,
para aumentar las penas a que están sometidos los adolescentes que
infringen la ley penal o, lo que es aún más grave, para tratarlos como
adultos, amenazando con desvertebrar por completo este instrumento
que desarrolla los principios que la Constitución Política establece sobre
el tema de la protección de niños, niñas y adolescentes y que desarrolla
entre nosotros una serie de principios contenidos en las Convenciones y
Pactos Internacionales sobre la materia de los cuales Colombia es

4
signataria y que por ende hacen parte del llamado “bloque de
constitucionalidad”.1

Con esta seria preocupación en mente, leímos y radicamos una


constancia en la plenaria de la C. de R. del día 31 de Agosto en la que
invitábamos a tener presente el viejo adagio popular que nos recuerda
que debemos ir “despacio, porque vamos de afán”; esto es, que antes
de embarcarnos en una nueva reforma normativa – Dicho sea de paso,
desde la adopción de la Carta Política de 1991, se han aprobado
un promedio de cien leyes por año, y deberíamos preguntarnos
cuántas de ellas se han cumplido cabalmente, se han aplicado
efectivamente, se han convertido en verdaderos hechos
políticos para los ciudadanos y las ciudadanos de nuestro país –
habría que examinar, pensábamos y seguimos pensando, cómo se está
aplicando la legislación vigente, y dijimos entonces que antes de pensar
en modificar el Código de la Infancia y la Adolescencia, y en particular el
Sistema de Responsabilidad Penal de Adolescentes que el mismo
consagra, era necesario que se evaluara a fondo cómo está operando
dicho régimen, qué medidas han adoptado los distintos actores que lo
conforman, con el ICBF a la cabeza, para garantizar la correcta
aplicación de un modelo diferenciado de justicia penal para los jóvenes
infractores de la ley que es fruto de largas y muy concienzudas

1
Referentes internacionales como la convención de los Derechos del Niño de 1989 que
entró en vigencia en Colombia a partir de la ley 12 de 1991, las reglas de Naciones
Unidas para la administración de justicia (Reglas de Beijing, 1990), las Reglas de las
Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil (Reglas de Riad, 1990),
las Reglas de Naciones Unidas para la protección de Menores Privados de la Libertad
(Reglas de la Habana, 1990), las Reglas de Naciones Unidas sobre las medidas no
privativas de Libertad (Reglas de Tokio, 1990) y la Observación General de las
Naciones Unidas No. 10 sobre los Derechos del niño en la justicia de menores de 2007
deben ser vistos como necesarios “de cara a la implementación del Sistema de
Responsabilidad penal para las y los adolescentes, como quiera que el legislador no
previó un procedimiento especial para regular la investigación, juzgamiento y control
de la sanción que se imponga a los menores de edad. Todo ellos con el fin de evitar la
arbitrariedad en el proceso mismo.
5
deliberaciones en las que participaron expertos nacionales y extranjeros,
y a los que este Congreso dedicó años de juicioso trabajo.

He ahí la importancia de este debate. Ese es su propósito.

Los retos del SRPA


Como cualquier sistema, el reto principal del SRPA es el de
funcionar articuladamente, cumpliendo cada entidad con sus
responsabilidades propias y actuando armónicamente para garantizar
los fines que justifican su existencia. Y cabe detenerse un momento para
respondernos, ¿cuál es el fundamento del tratamiento diferenciado que
las Convenciones y Pactos Internacionales, la Constitución Política y el
propio Código de la Infancia y la Adolescencia establecen en relación
con los menores de edad que infringen la ley penal?

La respuesta ofrecida por la directora del ICBF al cuestionario que


sirve de base a este debate presenta un argumento muy claro para
defender el tratamiento diferenciado en relación con las infracciones de
la ley penal en que puedan incurrir los y las adolescentes. Ella señala
que se trata de “un derecho que encuentra su reconocimiento en la ley y
se refiere al derecho especial que tienen los adolescentes que han
cometido delitos de ser tratados a través de programas especializados.
Este derecho encuentra su soporte no solo en la Ley de Infancia
y Adolescencia, sino en los diferentes tratados y convenios
internacionales, y más adelante señala: El SRPA “persigue que el
adolescente tome consciencia de su conducta e implicaciones para su
proyecto de vida, el de su víctima, comunidad y la sociedad en general.
Por ende, promueve acciones restauradoras y pedagógicas que
permitan su proceso de formación. Su proceso judicial va de la
mano con el proceso de restablecimiento y protección de de los
derechos, tanto del adolescente como de la víctima de su conducta
punible […] El Sistema de Responsabilidad Penal Adolescentes
6
observa al adolescente como un sujeto de derechos; por tanto,
señala la responsabilidad por su conducta punible en el marco de la
justicia restaurativa.” De esta manera “el Sistema de Responsabilidad
Penal para adolescentes se interesa en la conducta punible y sus
consecuencias, antes que en el delito y la pena.” El punto central
del argumento lo explicita la directora del ICBF: la ley contempla al
adolescente como un sujeto de derechos, de ahí la necesidad de su
tratamiento diferenciado.

En el mismo sentido se expresa la voz autorizada del Profesor


Emilio García Méndez, experto argentino en responsabilidad penal
juvenil, quien ha asesorado varios códigos de la infancia en América
Latina, incluido el nuestro: El tratamiento diferenciado hacia la infancia,
debe girar alrededor de un principio: los niños y niñas son personas que
se encuentran en plena etapa de desarrollo, “motivo por el cual, al
imponerse una pena que afecta su derecho a la libertad ambulatoria, la
misma debe responder, principalmente a su condición de persona menor
de edad.”

Además del de operar como un verdadero sistema, logrando una


adecuada articulación en las acciones de las distintas entidades que lo
integran, y garantizando el respeto de sus principios y el logro de sus
propósitos, el otro reto importante del sistema surge no de su
naturaleza intrínseca, sino del contexto en el que el mismo opera. Y aquí
debemos reseñar cómo una lectura desapasionada de las cifras
disponibles nos muestra que la mayoría de las conductas de las cuales
ha tenido conocimiento el SRPA corresponde a delitos de hurto y tráfico
de estupefacientes.2 A nivel nacional, estos delitos representan cerca del
70% de los delitos que han llegado a conocimiento de las instancias
competentes, en tanto que en Bogotá este porcentaje supera el 80%.
2
Reconocemos que en esta materia, como en otros, puede existir un importante sub-
registro. Pero asumimos que la participación porcentual de las conductas es similar en
ambos campos.
7
Por el contrario, los delitos graves, esto es, el homicidio y las lesiones
personales y el acceso carnal con menor de catorce años, representan
cerca del 8% de los delitos conocidos tanto a nivel nacional como en
Bogotá.

Sabemos muy poco sobre las causas profundas, los factores que
determinan, facilitan o disuaden la comisión de delitos por parte de los
adolescentes. Estoy además convencida que hace falta ahondar en la
comprensión de la situación que enfrentan nuestros adolescentes,
particularmente aquellos que hacen parte de ese casi 50% de población
en situación de pobreza; esos que deben enfrentar la realidad de las
limitaciones en cuanto a la cobertura y baja calidad de la educación
pública3, única a la que pueden aspirar dada la situación social de sus
familias, claro está, en el evento en que dicha situación no los obligue a
entrar en ese mundo del rebusque, o de la informalidad como señalan
los informes tecnocráticos, en que se debate cerca del 60% de nuestra
población.

En este sentido, en respuestas enviadas por el los Señores


Ministros del Interior y de Justicia y de Defensa Nacional, con ocasión de
un debate aún pendiente sobre el tema de seguridad urbana, se señala
que “Desde diversas fuentes se ha señalado a la pobreza como una de
las causas más comunes de inseguridad ciudadana. En un reporte de la
Policía Nacional a propósito de este tema, ellos señalan como causales
3
Según datos de estudios realizados por el experto en temas educativos José Rafael
Toro, existe un serio problema de deserción: el 70% de los adolescentes de 16 años
están en la educación media, el 90% de niños de 10 años están en la escuela básica, y
entre básica y media hay una deserción del 30%.La deserción empieza fuertemente en
noveno, alrededor de los 14 años. Los colegios privados son 3 veces mejores que los
colegios públicos. Frente a las pruebas del ICFES los resultados regionales son muy
desiguales. Las regiones peor clasificadas son Magdalena, Bolívar y la Guajira. Las
mejor clasificadas son Boyacá, Santander y Bogotá. Y se pregunta, ¿dónde están los
jóvenes de 15 años en las capitales de Colombia? En promedio 20% NO están en el
sistema educativo. 15 % en Medellín, 18% en Bogotá, 20% en Pereira, 23% en
Armenia, 26% en Ibagué, 28 % en Cali. ¿Cuál es el beneficio para un joven de 12 a 16
años, perteneciente a las poblaciones vulnerables, de NO seguir en el colegio y
graduarse de bachiller? Obtener unos beneficios económicos transitorios dentro de la
informalidad y posiblemente la ilegalidad
8
de violencia los siguientes aspectos: la pobreza, el desempleo, la falta
de oportunidades para una adecuada educación, la impunidad, la falta
de un adecuado sistema penitenciario, la corrupción, la desintegración
familiar, la violencia intrafamiliar, la violación de los derechos humanos,
y el desplazamiento forzado. La Policía en el mismo reporte asegura que
todos esos factores hacen al delincuente ocasional y que pueden ser
atacados con programas sociales que prevengan las situaciones que
llevan a la delincuencia”.

Y qué decir del tema del narcotráfico, frente al cual la clase


dirigente del país, tanto económica como política, ha tenido una actitud
tan laxa que la ha llevado a cerrar los ojos y taparse la nariz, en el mejor
de los casos, o en el peor de ellos a aliarse en verdaderos acuerdos
mafiosos que se expresan en las llamadas “narco-política” – recuérdese
el proceso 8.000; “para-política” y “para-economía”.

Expertos en política criminal han reiterado el llamado a enfrentar


con toda decisión a las llamadas “Bandas Criminales Emergentes”,
expresión de la capacidad de violencia que caracteriza al narcotráfico y
frente a las cuales se registran a veces actitudes de inaceptable
tolerancia o de franca complicidad por parte de miembros aislados de
las fuerzas armadas; de la clase política o de importantes sectores de
nuestra sociedad. Son estas bandas criminales las que instrumentalizan
a nuestros adolescentes. Hay que arrebatárselos y arrebatárselas
de las manos, abriendo para ellos y ellas caminos de
oportunidad, de inclusión y de esperanza y no tan solo las
puertas de las cárceles.

Los actores del SRPA

Según se puede apreciar en la Tabla 1, el SRPA está integrado por


distintas instituciones públicas que hacen parte de dos procesos
9
paralelos y complementarios, un proceso judicial y uno de
restablecimiento de derechos que confluyen en el propósito de
garantizar, como establece el artículo 19 del Código de la Infancia y la
Adolescencia, que “Los niños, las niñas y los adolescentes que hayan
cometido una infracción a la ley tienen derecho a la rehabilitación y
resocialización, mediante planes y programas garantizados por el
Estado e implementados por las instituciones y organizaciones que este
determine en desarrollo de las correspondientes políticas públicas”.

Tabla 1

El Instituto Colombiano Lasentidadesterritoriales


Lapolicíade Infancia y de Bienestar Familiar quedeben disponerde
lugaresespecialespara
Adolescencia como ente coordinador conducira adolescentesen
del sistema flagrancia

Losfiscales delegados Losdefensoresde familia o


ante los juecespara ensu faltalos Comisarios LASYLOSADOLESCENTES
adolescentes deFamilia

Losjueces decontrol de Losprocuradoresjudiciales


garantíasylosjueces de dela ProcuraduríaGeneral
conocimiento dela Nación

Losmagistradosde LosDefensorespúblicosde
tribunalessuperioresde laDefensoría del Puebloo
distritojudicial losapoderadosparticulares

Fuente: Beatriz Linares-Alianza por la niñez

10
Haciendo una breve revisión de las funciones asignadas a las
entidades que conforman el SRPA encontramos que son por lo menos 17
entidades las que participan en la ruta jurídica del SRPA,4 nos
centraremos acá en las más determinantes para el SRPA y que, por esa
razón, están citadas a este debate.

Evaluación del SRPA por entidad

Cabe, antes de evaluar entidad por entidad involucrada en el


SRPA, obtener una evaluación general del mismo ¿Los propósitos del
SRPA se están cumpliendo?

Como primer punto hay que señalar que además de lo mucho que el
Ministerio Público ha hecho para garantizar la cabal operación del SRPA,
ha cumplido también una tarea muy importante a través de su Instituto
de Estudios para evaluar la operación del Sistema. En tres documentos
recoge diagnósticos, análisis y sugerencias al SRPA y en particular en
“Gotas de Luz” Jóvenes infractores, política pública y Sistema de
Responsabilidad Penal Juvenil, -2009 producido por la Procuraduría
General de la Nación y la Fundación Restrepo Barco, se señalan una
serie de importantes conclusiones a las que habré de referirme más
adelante.

Un informe muy serio y completo sobre la operación del SRPA,


contenido en un documento de evaluación del Código de Infancia y
4
Policía Nacional (Infancia y Adolescencia, Vigilancia, entre otras), Fiscalía General de
la Nación, ICBF (Equipo Técnico y Defensoría de Familia), Instituto Nacional de Medicina
Legal y Ciencias Forenses, Ministerio de Protección Social (Articulación con la ley 789
DE 2001“Promoción Social, Seguridad Social y Protección Laboral” de núcleo familiar),
Registraduría Nacional del Estado Civil, Defensoría del Pueblo-Defensoría Pública,
Entidades Territoriales, Operadores, Juzgados Penales (Garantías y Conocimiento),
Consejo Superior de la Judicatura-Sala administrativa, Procuraduría General de la
Nación, Ministerio del Interior y de Justicia, Ministerio de Educación Nacional, SENA,
Ejército Nacional- Dirección Nacional de Reclutamiento y Reservas y Ministerio de
Cultura.
11
Adolescencia – CIA, elaborado por la organización Alianza por la Niñez y
cuya preparación estuvo a cargo de las expertas María Eugenia Gómez
Ch. y Beatriz Linares C., y fechado en Enero del presente año llega a una
conclusión tajante:

“Si bien en Colombia opera por mandato del artículo 250 de la


Constitución Política, un sistema penal acusatorio desde 2004 y si bien
la Ley de Infancia adopta con reglas especiales dicho sistema para la
construcción del modelo de intervención en materia de responsabilidad
penal adolescente, es necesario informar que la aplicación de este libro
no ha alcanzado los avances pertinentes que dieron lugar al cambio de
modelo tutelar a un sistema de responsabilidad penal (…) resulta claro
que su espíritu y filosofía [del SRPA], a la fecha, no han sido
comprendidos. El punto es que quienes ejecutan el sistema de
responsabilidad penal juvenil, no fueron preparados para cumplir el
mandato constitucional de que cuando se trata de regular materias que
directa o indirectamente afecten los derechos superiores de personas
menores de 18 años, dichas leyes, incluida la ley penal no pueden ser
aplicadas de manera aislada y sin concordarlas con el marco legal
internacional y nacional sobre protección integral a la niñez”.

Estas conclusiones resultan enteramente compatibles con las


alcanzadas por un equipo de funcionarios de la Procuraduría General de
la Nación, quienes en un reciente trabajo de evaluación sobre el
funcionamiento del SRPA anotaban “a más de 2 años de iniciada la
instalación del sistema de responsabilidad juvenil se encuentran
preocupantes falencias tales como la insuficiente capacitación en
calidad y duración de sus operadores, ausencia de acuerdos en criterios
ante la imposición de sanciones por parte de los jueces, ajustes poco
significativos en las propuestas terapéuticas por parte de las
instituciones contratadas a ese efecto por el ICBF. Adicionalmente el

12
índice de jóvenes consumidores en sus modalidades de uso y abuso
vienen creciendo de manera preocupante “

Y va más allá la Procuraduría en su informe al señalar con claridad


en donde se encuentran las fallas más protuberantes en la aplicación del
Sistema: “Los adolescentes infractores de la ley penal requieren la
llamada protección especial, siendo la Defensoría de familia la
encargada de llevar a cabo dicha medida. No obstante, en la práctica no
se ha encontrado claridad sobre la manera de cómo se debe llevar a
cabo, dado que es una figura jurídica especial en nuestra legislación. La
situación de la medida implica el estudio de la situación familiar,
económica, social, psicológica y cultural del adolescente y solicita la
presentación del informe en la audiencia. Sin embargo los equipos de la
Defensoría no cuentan con elementos conceptuales y técnicos de
evaluación. Es así como no se diferencian los factores de riesgo en
cuanto a severidad, complejidad y multiplicidad, lo que hace que dicha
evaluación no logre alcanzar el objetivo para el que fue propuesta. Las
instituciones encargadas de la protección especial no poseen claridad de
los elementos que se tuvieron en cuenta para asignar a un adolescente
a esta medida y a ese programa especifico, situación que es similar para
los padres, para el joven y en ocasiones para los fiscales y defensores
del proceso”.

Estas fallas en la operación del SRPA se explica, según señala el


informe arriba citado, a partir de los procesos de formación de sus
operadores: "En todos los sectores, la mayoría de las capacitaciones a
los operadores del sistema de responsabilidad penal juvenil (…) se
brindó bajo la modalidad de talleres y de cursos cortos a los cuales el
33% nunca accedió, un 32% acudió una vez y un 35% al menos a dos de
ellas." Lo crítico de esta situación es que este tipo de “talleres” una
tercera parte (30%) no superó las 4 horas, en 44% alcanzó a lo
sumo 10 horas y tan solo una cuarta parte (25%) superó esta
13
cifra. De esta manera, quedan muchas dudas sobre el grado de
apropiación e interiorización en los operadores del sistema de los
conceptos, principios, objetivos y finalidades del SRPA y de las
responsabilidades de cada uno de ellos como garantes de los derechos
de los adolescentes infractores.

 Policía Nacional y Policía de Infancia y Adolescencia:

 Funciones Básicas: la Policía de Vigilancia y Control y la Judicial,


especializada en Infancia y Adolescencia, al igual que en Derechos
Humanos quienes se encargan de la aprehensión y remisión del
adolescente al Centro de Servicios Judiciales o al Centro Transitorio
del ICBF, así como de prestar apoyo al Fiscal en la construcción del
Programa Metodológico de investigación

 Esfuerzos de la institución:

1. La Policía entiende que en su atención está presente una dimensión


preventiva, si se cuenta con una oferta institucional idónea,
pertinente y estratégica que evite reincidencias y desincentive
futuras conductas punibles. Según lo informado por el Director
General de la Policía.

2. En el primer semestre del año 2010 se tienen como resultados en


vigilancia y control: 31.995 establecimientos registrados, 270.615
personas registradas, 290 personas capturadas, 9.325 armas
blancas incautadas, 2.268 comparendos realizados y 10.049
gramos de estupefacientes incautados.

3. Frente a las labores de inteligencia para combatir las redes


dedicadas a la producción, tráfico o comercialización de sustancias
psicoactivas ilegales que produzcan vigilancia los resultados son: En

14
el año 2007 fueron capacitados 1.619 policiales, 1.343 en el
2008,783 en el 2009 y en lo que va del presente año 670 policiales,
todo por un costo aproximado de 1.000.000 millones de pesos.

4. Por último, la Institución elevó, a principios del año en curso, un


requerimiento al Ministerio de Hacienda y Crédito Público, con el
propósito de fijar líneas de acción que permitieran movilizar y
apropiar los recursos presupuestales necesarios para la
implementación de la Ley 1098 de 2006 en la Policía Nacional. El
Ministerio de Hacienda y Crédito Público se pronuncia indicando que
se ha ordenado un recorte presupuestal a varios entes del Estado
entre ellos la Policía Nacional.

Fallas:

1. Llama la atención que las respuestas de la Dirección Nacional de la


Policía se centran en presentar un análisis despersonalizado del
trato del adolescente, se observa una referencia continua a los
millones invertidos en infraestructura y a la realización de un
balance que muestra la necesidad de realizar mayor inversión. No
se muestra por ejemplo, una relación que permita inferir la
capacidad pedagógica de cada uno de los intervinientes de la
institución en el sistema. Los análisis presentados se limitan a
mostrar las limitaciones frente al presupuesto pero no se analizan
otro tipo de variables fundamentales para que los objetivos del
SRPA se cumplan.

2. Por medio de talleres regionales con autoridades realizados por la


alianza por la niñez, los policías de varias regiones del país
confesaron que no judicializan el delito causado por un menor de
edad ante la fiscalía competente porque no hay fiscalía en ese
municipio, ellos no tienen cómo llevar el reporte de la captura. Los
elementos probatorios existen pero el delito cometido por el
15
adolescente se queda sin proceso y sin sanción, lo que claramente
manda un mensaje al adolescente de que el delito en ellos no es
sancionado y a la sociedad una sensación de que la ley no hace
nada.

3. Convendría que el ICBF, como institución técnica experta en la


garantía de los derechos de l@s niñ@s trabajara
mancomunadamente con la Policía Nacional, con el fin de que los
policías de las comandancias de todo el país recibieran una rigurosa
capacitación que incluya la ruta que establece la ley frente a los
adolescentes detenidos: aunque no se disponga de un lugar para la
recepción inmediata del capturado en flagrancia, aunque no exista
una fiscalía en el lugar mismo de la captura, es mandatorio
entregar el adolescente a su familia o cuidadores y es imperativo
judicializar el caso ante la fiscalía más cercana al lugar de
ocurrencia del hecho, de lo contrario seguirá alimentándose la
percepción de impunidad generalizada y, lamentablemente, en el
marco de una situación de violencia generalizada como la que
impera en muchas zonas de nuestro país, esta percepción lleva a la
aplicación de la justicia por mano propia, en algunos casos llegando
al extremo de las ejecuciones extrajudiciales como las que se han
presentado en el Distrito de Agua Blanca en Cali, y de las que da
cuenta el informe que sobre el SRPA elaboró la Alianza por la Niñez.
El hecho delictivo debe obligatoriamente judicializarse.

 Procuraduría General de la Nación y los procuradores


judiciales:

 Funciones Básicas:

1. La Procuraduría General de la Nación, la Defensoría del Pueblo, las


personerías distritales y municipales como entidades que integran
el Ministerio Público, contribuyen al funcionamiento del SRPA
16
mediante el cumplimiento de sus tareas en el ámbito de la
inspección, vigilancia y control, desde donde garantizan el
cumplimiento de las competencias de las autoridades territoriales
en la materia.

2. La Procuraduría interviene por medio del Instituto de Estudios del


Ministerio Público en la ejecución de la amonestación, ésta provee
un curso educativo sobre respeto a los derechos humanos y la
convivencia ciudadana (artículo 182 del Código de la Infancia y
Adolescencia).

 Esfuerzos de la institución: La Procuraduría, no cabe duda, ha


puesto de su parte para lograr el cabal cumplimiento de los
propósitos que animan al SRPA. Hace pocos días, en una reunión
convocada por la Alianza por la Niñez, la Señora Procuradora
Delegada para la Defensa de los Derechos de la Infancia, la
Adolescencia y la Familia, Dra Ilva Mercedes Hoyos, nos comentaba
que se habían designado 31 Procuradores para atender las tareas
correspondientes a la aplicación de las normas que contemplan el
SRPA. Un esfuerzo importante, pero insuficiente, según lo reconocía
con honestidad la citada funcionaria para atender una problemática
compleja y creciente.

 Fiscalía General de la Nación y los fiscales delegados antes


los jueces para adolescentes:

 Funciones Básicas: Al cuerpo técnico especializado de la Fiscalía


General de la Nación le corresponde desarrollar el programa
metodológico de investigación en conjunto con la Policía Judicial de
Infancia y Adolescencia, y de acuerdo a los resultados solicitar, al
juez de conocimiento, la preclusión del caso y el reintegro familiar
del adolescente o podrá emitir informe de, imputación, acusación y
ser el responsable de la cadena de custodia.
17
 Esfuerzos de la institución: La Fiscalía General de la Nación,
Fiscalía General de la Nación, reporta la recepción de 24.288
casos desde marzo 15 a junio 30 de 2009. Del total de casos
recibidos por la Fiscalía, en 1.051 de estos se ha solicitado la
aplicación del principio de oportunidad, lo que representa menos
del 5% del total de los casos. Las tres principales ciudades del país
(Bogotá: 13.756, Cali: 5.780Medellín:3.611. Total: 24.288)
concentraron, desde 2007 hasta 2009, cerca del 95% de la
demanda de atención del SRPA por parte de la Fiscalía General de
la Nación (Conpes 3629-09).

 Principales fallas:

En algunos de los talleres realizados en el país por la alianza para


evaluar la aplicación del código de infancia y adolescencia, “De
manera reiterada la mayoría de fiscales y jueces se refieren todavía
a “menores” para hablar de los adolescentes que cometen delitos,
[y] persiste en el imaginario de estos operadores y operadoras de
justicia una mirada hacia el adolescente que va de extremo a
extremo: de una parte consideran un adolescentes que cometa un
delito debe ser siempre internado y de otra consideran que ningún
delito cometido por un adolescente debe ser castigado por que ellos
son todavía menores inmaduros y no saben lo que hacen.” (Alianza
por la niñez)

 Instituto Colombiano de Bienestar Familiar:

 Funciones Básicas:

1. El ICBF tiene la responsabilidad de diseñar y poner en


funcionamiento los lineamientos técnicos para la ejecución de las
medidas pedagógicas dispuestas tanto para los programas
especiales de protección y restablecimiento de derechos destinados

18
a la atención de niños, niñas menores de 14 años (art.143) como de
los programas especializados para cumplimiento de la ejecución de
las sanciones impuestas a adolescentes de 14 a 16 años y de 16 a
18 años (art. 148). Tiene a cargo uno de los actores más
importantes del SRPA como son las Defensorías de familia y sus
equipos psicosociales e igualmente las sanciones previstas se
cumplen en los programas de atención especializada del Sistema
Nacional de Bienestar Familiar – SNBF- (art. 177), cuya rectoría el
ICBF ejerce mediante la articulación a nivel nacional,
departamental, municipal de las entidades responsables de la
garantía de los derechos de los derechos de los niños, niñas y
adolescentes, la prevención de su vulneración, la protección y
restablecimiento de los mismos. Por tanto, el ICBF tiene una gran
responsabilidad de liderazgo y articulación que es lo que
precisamente adolece el SRPA para que efectivamente funcione.

2. El papel que le corresponde al ICBF como entidad responsable de la


garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes es: la
prevención de su vulneración, la protección y restablecimiento de
los mismos, en los ámbitos nacional, departamental, distrital y
municipal, según señala el artículo 205 del Código de la Infancia y
la Adolescencia. Y cabe aquí señalar, para que no quede flotando en
el ambiente la menor duda, que el Código de la Infancia y
Adolescencia, y el sistema de protección que el mismo establece a
favor de los niños, niñas y adolescentes es uno todo,
inescindible. Es decir, según el código de Infancia y
Adolescencia, el ICBF es un actor fundamental en el SRPA,
dadas sus funciones esenciales como entidad. No hay dos
códigos, uno encargado de la protección y otro de la aplicación de
las sanciones establecidas para los menores de 18 años de edad
que infringen la ley penal ¡NO! Se trata de un único

19
instrumento, mediante el cual el país ha dado cumplimiento
a sus obligaciones internacionales derivadas de su adhesión
a las normas sobre protección especial a este grupo de
población, al igual que de los principios establecidos en la
Constitución de 1991.

 Esfuerzos de la institución: En las respuestas dadas por la


directora del ICBF al cuestionario que le enviamos, se notan varios
esfuerzos en planes de formación formal e informal, involucrando
metodologías innovadoras y vivenciales, como son las actividades
que trabajan proyectos de vida, dilemas morales y formación
ciudadana. El objetivo de estos planes de formación los
compartimos: aumentar cumplimiento de las normas y la
convivencia.

Reconocemos las diversas acciones sobre prevención que ha hecho


el ICBF.

En Medellín han surgido planes interinstitucionales.

 ¿Cuáles son las principales fallas que se han señalado en el ICBF?:


Llegamos aquí a un punto central de este debate:

1. Existe la necesidad de que el SRPA opere como un verdadero


sistema, esto es, que se produzca una verdadera coordinación y
sinergia entre las entidades que lo integran, trabajando cada una
desde su órbita pero en el marco de unos fundamentos, unos
principios y unos propósitos comunes. Y para que esto suceda, es
absolutamente necesario que el ICBF se apropie de su papel
articulador, que adecúe su estructura, sus planes, programas y
proyectos para cumplir con sus responsabilidades que van mucho
más allá de las de por sí importantes tareas de hacer parte del
SRPA, según señala el artículo 163, numeral 8º del Código, o de la

20
responsabilidad que el numeral 9º Ibídem le asigna en cuanto a la
fijación de los lineamientos técnicos para la ejecución de las
medidas pedagógicas que pudieran adoptarse en aplicación del
mismo.

2. Las respuestas brindadas por la directora del ICBF dan cuenta de


las preguntas formuladas y en algunos casos son satisfactorias sin
embargo, algo que se echa de menos en el documento, y que
preocupa, es que no hay indicadores de impacto por cada
acción. Se dice qué se ha hecho, pero no se muestran los
resultados y avances que han generado esas acciones y tampoco
se explica de qué manera se está haciendo seguimiento a esas
acciones, no se muestra por ejemplo, en qué medida esas
acciones han mejorado la situación crítica de los adolescentes.

3. ¿Se puede medir la reincidencia? La directora del ICBF, en sus


respuestas afirma que hay solo un 8% de reincidencia; sin
embargo, el CONPES 3629-09 afirma que no es posible precisar
el número de adolescentes vinculados al SRPA, en la medida que
la información disponible no está discriminada por individuo, sino
por usuario de cupos, casos, detenciones, ingresos, número de
sentencias, sanciones, entre otros. De hecho cada entidad del
Sistema reporta unidades de medida diferentes, que a la fecha no
son compatibles ni comparables, de ahí las grandes diferencias en
las cifras. "De manera que un adolescente puede ser aprehendido
por la misma o diferente conducta punible. También, podrá tener
en curso diferentes procesos judiciales y sanciones. Así mismo,
podrá ser sujeto de una misma sanción dictada por jueces
diferentes. La información del sistema, a hoy, no filtra
reincidencia, ni identifica individuos." Por otro lado, en una
entrevista publicada el 10 de octubre de 2010 en El Tiempo, Mario
Gómez afirma: “Pese a que la reincidencia de los jóvenes bajó de
21
43 a 33 por ciento en estos años, el esfuerzo no ha sido
recompensado: sólo el 40 por ciento de los casos se sancionan y el
34 por ciento se archivan. Hay impunidad. Adicionalmente, los
jóvenes sancionados desatienden, en un 65 por ciento, las
medidas judiciales relacionadas con libertad vigilada o servicio
comunitario. Y los centros a donde se remiten no tienen
programas contra el consumo de drogas, que afecta, a entre un 45
y un 60 por ciento de esta población.”

4. Tras casi cuatro años de expedición del código y de haber


transcurrido un largo plazo para que las entidades prepararan la
aplicación de las funciones dentro del Sistema de Responsabilidad
Penal para Adolescentes, sorprende que persisten dificultades en
los citados distritos. Las instituciones del sistema no cuentan con
la suficiente capacidad para brindar una oferta de atención
especializada, oportuna y pertinente al adolescente que ingrese a
éste. También, se presentan inconvenientes de tipo técnico,
interpretativo, logístico e incluso, de organización interna para que
el sistema funcione como tal. Por ejemplo, existe insuficiencia de
recursos o medios para trasladar al adolescente detenido;
funcionarios cuyos servicios se prestan en horarios regulares
(defensores de familia); debilidad de sistemas que permitan
conocer la información del adolescente vinculado, carencia de
personal especializado y logística e infraestructura adecuada.
Hugo Acero, asesor del ICBF, cita en un artículo de Razón Publica
(“Jóvenes delincuentes, zanahoria y justicia”) que se han invertido
65 mil millones de pesos en construcción de nuevos
Centros de Privación de la Libertad para Adolescentes
Infractores de la Ley Penal. La fuente que usa Acero es el
informe sobre la aplicación del Sistema de Responsabilidad Penal
para Adolescentes.

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5. “La constante es observar en la mayoría de instituciones
contratadas por el ICBF para atender a los jóvenes sancionados
pocas modificaciones en sus propuestas y modalidades de
intervención”

6. Los modelos de atención no están debidamente apropiados por


el personal humano de los centros especializados de atención de
infractores, afectando la finalidad que tiene la medida
sancionatoria de ser pedagógica, rehabilitadora y resocializadora.
El recurso humano especializado de estos centros, contratados
por el ICBF, no cumplen con periodos de permanencia que
permitan garantizar una adecuada atención con cada uno de los
adolescentes en conflicto. En las investigaciones existen
evidencias de la falta de claridad de los coordinadores de los
centros frente a los objetivos del SRPA. (Cfr. Informe de la
procuraduría GOTAS DE LUZ. Jóvenes infractores, política pública y
sistema de responsabilidad juvenil)

¿Y si no es el ICBF, quién?

A la cabeza del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes se


encuentra el ICBF, una institución querida por todos los colombian@s, la
cual tuvo desde sus orígenes en la Ley 75 de 1968, la denominada Ley
Cecilia en honor de Doña Cecilia de la Fuente de Lleras, esposa del
entonces Presidente de la República, y quien jugó un papel tan
importante en la adopción de un esquema institucionalizado para la
protección de los niños, niñas y adolescentes centrado en dos
situaciones que, lamentablemente, aún permanecen con fuerza entre
nosotros: en primer lugar, lo que entonces se denominaban “situaciones
irregulares” en que podrían encontrarse miembros de este grupo de

23
población frente a los cuales el Estado debería tomar medidas para
“regularizarlas” se pasaron las funciones de la antigua División de
menores del Ministerio de Justicia al nuevo Instituto, y de otro lado, la
grave situación de desnutrición que afecta a amplios sectores de la
población infantil de nuestro país, en consecuencia se incorporó al ICBF
el Instituto Nacional de Nutrición, tema de una gran relevancia sobre la
cual habrá que hacer un día un serio debate.

Todo niño, niña o adolescente que haya cometido una infracción


penal tiene derecho a la rehabilitación y resocialización mediante
programas de atención especializados y garantizados por el Estado
(art.19 Código de Infancia y Adolescencia), en cabeza del ICBF y bajo los
lineamientos técnicos por éste diseñados. Esta medida debe cumplir
con la finalidad tanto en el proceso como en la sanción establecida por
el SRPA en su carácter pedagógico, específico y diferenciado conforme a
la protección integral.

Dado lo anterior, en todas las actuaciones del proceso penal -


indagación, investigación y juicio - que se adelante contra los jóvenes
infractores, son los defensores de Familia del ICBF quienes tienen la
competencia de garantizar los derechos de los adolescentes. Por tanto,
todos y cada uno de los defensores y defensoras de familia deben
realizar diligente y responsablemente su tarea en su condición de
profesionales especializados, conocedores no sólo de derecho penal, de
infancia y familia, sino también de las normas internas e internacionales
relativas a derechos humanos para ser realmente garantes de derechos
de los jóvenes infractores de la ley penal, y en muchísimos casos esta
obligación no se cumple o se cumple de manera deficiente, como lo
hemos mostrado.

Del mismo modo, si el ICBF cumpliera a través de los equipos


psicosociales especializados de la defensoría de Familia, con los análisis

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individualizados de las condiciones psicológicas, familiares, sociales y
económicas bajo los conceptos consagrados en el Código de Infancia y
Adolescencia, se lograría un mayor conocimiento de la verdadera
situación del joven y se tendrían mayores elementos para ponderar la
sanción. En muchos casos se mantiene, el sesgo del anterior código del
menor.

A la luz de las razones expuestas, resulta claro señalar que es si no


es el ICBF quien EXPRESE y con contundencia RECLAME una mayor
coordinación y articulación en el desarrollo del SRPA, quien EVIDENCIE
dónde se presenta la vulneración de los derechos de los niños, niñas y
adolescentes en el Sistema, quien ABOGUE por ellos/as, en tanto
sujetos de derechos, y en general quien se convierta en garante de los
mismos

ENTONCES QUIÉN?

Conclusiones

Hemos asistido a un buen debate, y quiero agradecer a los


funcionarios que en él han participado, a mis colegas citantes y a los
demás miembros de esta célula legislativa que apoyaron nuestra
iniciativa. Quisiera entonces recoger algunas conclusiones que se
desprenden de los muchos y muy valiosos argumentos que aquí hemos
escuchado:

1. En primer lugar, quisiera señalar que es claro que existe un vacío


en la organización del SRPA. Diecisiete entidades participan, y aquí
sólo hemos tenido oportunidad de ocuparnos de aquellas que
cumplen papeles preponderantes dentro del mismo. Pero qué
estará pasando con el Ministerio de Educación, con el de Cultura,
25
con el Ministerio de Protección Social y con las entidades
territoriales a quienes también corresponden importantes
responsabilidades en la garantía de los derechos de los niños,
niñas y adolescentes y en el logro de los propósitos reeducativos,
pedagógicos y resocializadores que inspiran al sistema. Creo que
será necesario hacer nuevos debates para escuchar a estas
entidades y para seguir avanzando en la búsqueda de un
verdadero sistema en materia de responsabilidad penal de
adolescentes, uno que sea mucho más que la simple suma de sus
partes y se constituya en garante de derechos.

2. No se derivan las fallas que puedan existir en cuanto a la


aplicación del SRPA de las normas que lo consagran y regulan, ni
en aquellas que lo reglamentan. Los importantes planteamientos
que hemos escuchado a lo largo de este debate nos permiten
señalar, más allá de toda duda razonable, que las fallas que se
puedan presentar en relación con el Sistema no tienen origen en
sus fundamentos; ni en sus propósitos; ni en las reglas específicas
que lo consagran. A pesar del reconocimiento expreso que quiero
hacer de todas las entidades que han participado en este debate,
de los esfuerzos que ellas han hecho para cumplir con sus
importantes responsabilidades, creo que no podemos llegar a
conclusión distinta a que las fallas que existen, y que contribuyen
a crear una cierta sensación de impunidad en este campo, surgen
más bien de la falta de capacidad de los actores del sistema
para garantizar su debida implementación, de la falta de
voluntad política para poner en juego todas las
estrategias, programas y actividades que el mismo
demanda

3. En este orden de ideas, creo que es necesario señalar con toda


claridad que en este momento no sería razonable, ni conveniente,
26
pensar en llevar a cabo una modificación en el SRPA. El país está
cansado de los bandazos en la política criminal: del incremento de
penas – como en el caso del delito de secuestro - a la rebaja por
colaboración – como en el modelo de justicia transicional de la Ley
de Justicia y Paz - y el principio de oportunidad, elemento central
del sistema penal acusatorio hoy vigente.

4. Si no somos cuidadosos al definir la política criminal del Estado, y


en particular en lo que tiene que ver con un SRPA, podemos
terminar abandonando la resocialización como objetivo del mismo,
reemplazándola por el daño infligido al delincuente como “justa
retribución” a su conducta y como mecanismo de “protección de
la sociedad” frente al peligro que representan los delincuentes
juveniles y, por extensión prejuiciosa, todos los adolescentes de
nuestras ciudades y en particular los que habitan las zonas más
pobres de las mismas. Podríamos estar reemplazando políticas de
protección integral para jóvenes por una política de seguridad
frente a ellos que termina criminalizándolos. Lo que necesitamos
es MÁS POLÍTICA SOCIAL Y MEJOR JUSTICIA JUVENIL.

5. Quizás sean necesarias algunas modificaciones en el Código de la


Infancia y la Adolescencia para señalar, con mayor claridad, el
papel de articulador del SRPA que dada su experticia, su fortaleza
institucional y su legitimidad, le corresponde cumplir al ICBF. Invito
cordialmente a su Directora a que asuma sin temor la vocería de
los y las adolescentes para reclamar que se adopten las medidas
necesarias para garantizarles una adecuada aplicación del Sistema
diferencial y garante que en su favor consagran las normas en
materia penal. No tenga temor en levantar su voz para advertir los
riesgos de desvertebrar el sistema y por esa vía, de poner al país
en situación de grave incumplimiento de sus obligaciones
internacionales, surgidas de su adhesión a los Acuerdos y Pactos
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en materia de Derechos Humanos y de protección de la niñez.
Estoy segura que estos jóvenes que están acá, que representan
bien a los adolescentes de las miles de comunas de Colombia, al
igual que las organizaciones sociales que luchan por la defensa de
los derechos de los niños, niñas y adolescentes le agradecerán esa
gestión. Y cuente también con nosotros y con nuestro apoyo,
porque apoyarla a usted en este propósito es apoyar a las niños,
niños y adolescentes colombianos.

6. A la Señora Directora del ICBF, a los Señores Procurador General y


Defensor del Pueblo, al Señor Director General de la Policía
Nacional, al señor Personero, al señor secretario de gobierno de
Medellín, una cordial invitación para que sumemos nuestras
fuerzas, y aunemos nuestros esfuerzos, en hacer que la sociedad
toda, desde su célula básica en la familia hasta la organización
estatal en sus más altos niveles, comprenda que el nivel de
desarrollo, tanto económico como moral de una sociedad, se mide
por la situación que en ella tienen los niños, niñas y adolescentes.
No permitamos que el miedo, esa sensación comprensible pero
peligrosa, nuble nuestra capacidad para comprender una realidad
compleja que demanda soluciones de igual naturaleza.

7. A mis colegas en esta célula legislativa, una invitación para que


sigamos alentando el debate sobre la necesidad de poner en
funcionamiento, de manera plena, y con una adecuada
articulación el SRPA.

8. Igual invitación extiendo a los y las adolescentes. Qué bueno que


nos hayan acompañado en este debate. Ustedes, ciudadanos en
formación, tienen la responsabilidad de alentar un cambio radical
en un estado de cosas que ha perdurado ya por demasiado
tiempo. Las organizaciones que luchan por la defensa de los

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derechos de los niños, niñas y adolescentes, muchas de las cuales
han hecho presencia hoy aquí, seguramente se sienten muy
alentadas por su presencia y su interés a no desfallecer, a seguir
adelante en esta lucha, difícil, sí, pero muy necesaria.

9. La pregunta que cabe tener en mente y que debe quedar


rondando en nuestras mentes como resultado del mismo: ¿hasta
qué punto hay que criminalizar, juzgar y satanizar a los jóvenes,
que en últimas han sido víctimas de nuestro olvido y ahora
queremos que paguen ese descuido? Como dice nuestro Nobel
García Márquez: ¨Nos hemos desgastado luchando contra los
síntomas, mientras las causas se eternizan. Nuestra educación
conformista y represiva parece concebida para que los niños se
adapten por la fuerza a un país que no fue pensado para ellos, en
lugar de poner el país al alcance de ellos para que lo transformen
y engrandezcan¨.

10. Y quisiera terminar este debate diciendo, es hora de que todos y


cada uno de nosotros hagamos un mea culpa, y reconocer que les
hemos fallado a nuestros niños, niñas y adolescentes. No hemos
sido capaces de proteger sus derechos. No hemos sido
capacidades de ofrecerles acceso a una educación de calidad, con
pertinencia, que los forme para convertirse en seres capaces de
producir, de contribuir al bienestar de nuestra sociedad, y capaces
también de definir su propio proyecto de vida; capaces de valorar,
respetar y hacer respetar su cuerpo, su sexualidad, su sensibilidad
y su capacidad para la creación artística, para el arte, para la
rebeldía transformadora.

Como señalaba la voz de América, Mercedes Sosa, en una


entrevista concedida al regreso a su patria después de un largo
exilio, queremos a nuestros jóvenes no solo para acunarlos, para

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abrazarlos y expresarles lo mucho que los queremos, por encima
de todo los queremos para que sean LIBRES!

“Como un pájaro libre de libre vuelo,

Como un pájaro libre así te quiero […]

[…] No hay que andar tras la vida como un mendigo.

El mundo está en ti mismo, debes cambiarlo

Cada vez el camino es menos largo”

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