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modernidad?
por Marisol Romero Magallán
Ensayo Final para la materia de Literatura y Sociedad
Profa. Patricia Toussaint
3
M. Berman, Ibídem., p. 129.
4
Berman, Op. Cit., p. 129.
5
Ibíd., p. 131
6
Ulrich Beck, Modernización reflexiva, p. 4.
7
Berman, Op. cit., p. 131.
revolucionario: en el asirnos a un momento, que aunque fugaz, es
nuestro momento y en el desprendimiento de la peculiaridad de la
modernidad, al hablar no de una, sino de varias modernidades.
Lo que si cabría diferenciar entre la visión baudeleriana y la
visión sociológica es que Baudelaire no era consciente, al menos no
siempre, de estas tensiones; mientras que Luhmann, Beck, Giddens y
Bauman lo tienen tan presente en su conciencia que lo racionalizan,
conceptualizan y lo entretejen en sus teorías. He ahí la brecha entre
el arte y la sociología. A Baudelaire le venía instintivamente, mientras
que a la sociología contemporánea le llega por medio de la razón.
Pero que conste que conciencia no es a infalibilidad, como tampoco
inconsciencia a falibilidad.
Siguiendo en esta misma línea, y de la mano de Marshall
Berman, nos encontramos una temática crucial de la modernidad,
tanto en su matiz baudeleriano como en el sociológico. Las
interpretaciones de Baudelaire sobre la modernidad no fueron
unívocas, sino que nos conducen por el camino de la modernolatría y
al mismo tiempo, por el de la desesperación cultural8.
Una vez más hace su aparición la ironía para mostrarnos a un
Baudelaire que, contrario a las creencias de un pensamiento
generalizador, se muestra condescendiente con los burgueses. Y no
sólo eso, sino que también <<los adula por su inteligencia, fuerza de
voluntad y creatividad en la industria, el comercio y las finanzas. >>9.
En esto consiste la visión pastoral moderna10 de Baudelaire, de la que
nos habla Berman, en una idolatría de esas consecuencias positivas
de la modernidad, en el reconocimiento e idealización de los avances,
no tanto de la modernización, sino del modernismo burgués: la
realización del progreso humano en todas sus diversas formas, y
especialmente en el arte.
Por su parte, Marx -que aunque es bien sabido que no es un
sociólogo, es más que aceptado como miembro honorario de la
disciplina- sorprendentemente11 nos aplica la misma “jugarreta” que
Baudelaire, aunque su fe radica en otro lado. En el Manifiesto
Comunista, también alaba al modernismo burgués e incluso le
reconoce su carácter revolucionario:
8
Ibíd., p. 132.
9
Ib., p. 133. En esta parte Marshall Berman hace referencia al prefacio del libro Art in París ,
1845-1862, titulado: “A los Burgueses”. Cfr. 132n.
10
Ib., p. 132.
11
Al menos para mí
12
Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto del Partido Comunista, p.56.
13
Ibídem, p. 59.
, sin embargo, su idealización modernista se manifiesta más
concretamente en su fervorosa exaltación del proletariado como la
clase redentora no sólo del mismo hombre, sino también del progreso
moderno, en tanto que es en sus manos en donde se aprovechará
realmente el desarrollo tecnológico de los medios de producción:
<<De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, sólo el
proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás
clases van degenerando y desaparecen con el desarrollo de la gran
industria; el proletariado, en cambio, es un producto más peculiar >>
14
17
C. Baudelaire, Ibídem, p. 80.
18
Ibíd., p. 81.
19
Berman, ibíd.., p. 140.
Sois los dos tenebrosos y discretos: ninguno
el fondo ha sondeado de tus abismos, Hombre;
oh mar, nadie conoce tus íntimas riquezas,
¡pues tan celosos sois de guardar los secretos!
20
Charles Baudelaire, “El Hombre y el Mar”, en: Las Flores del Mal, p. 123.