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Si acepta el concepto de desarrollo, ¿es posible comprenderlo como procesos con

dimensiones?

Creo que el concepto de desarrollo se puede aceptar. Siguiendo la


recomendació n de Wittgenstein, no es necesario inventar nuevas palabras, sino
darles un significado que permita hacer distinciones. Ademá s, desde una
perspectiva lingü ística, se puede aceptar el proceso de transformació n de las
palabras, que ha ocurrido con todas y cada una en todos los idiomas conocidos.

Lo que considero importante es la modificació n de algunos supuestos de la


palabra. El primero es su teleología ciega, quiero decir con esto, la apuesta al
“progreso”, concepció n moderna plasmada en términos econó micos en
“crecimiento”. Creo que el desarrollo se puede ver como un proceso constructivo,
en el cual son posibles retrocesos que tienen sentido. Y má s aú n, creo que el
“progreso” debería ser reemplazado por una postura ética, que permitiera tomar
decisiones en cuanto a los escenarios má s deseables.

Otro supuesto fundamental del desarrollo que puede ser cuestionado es el


individualismo. En tal sentido, creo que el desarrollo debería atender a una
realidad relacional abierta (ordenada o no segú n la perspectiva). Las teorías de
desarrollo sostenible son una respuesta a esta necesidad.

Ahora bien, creo que el desarrollo como proceso de diversas dimensiones es


viable, y esto tiene que ver con otro de los supuestos del concepto desarrollo: es
un proceso que nació en la disciplina econó mica. Las dimensiones son la
evidencia y la posibilidad de la participació n de otras disciplinas en la
construcció n del desarrollo.

¿Cuáles serían las dimensiones claves para entender y orientar procesos de


desarrollo?

Una pregunta previa muy ú til sería: para qué se usará la palabra desarrollo. Si es
para un asunto teó rico, valdría la pena preguntarse por la coherencia interna del
concepto. Por otro lado, si se trata de orientar procesos de desarrollo, una
cuestió n clave es la medició n de las diferentes dimensiones (Sabina, 2002). Así
que, a la hora de elegir las dimensiones la pregunta del para qué sigue siendo
clave, porque las dimensiones elegidas deberían ser una elecció n en donde la
pertinencia debería guiar y no la concepció n a priori.

Precisamente, la posibilidad de las dimensiones es la flexibilidad que permiten y


la adecuació n del concepto de desarrollo a la realidad y no el esfuerzo irreflexivo
por encasillar la realidad dentro de categorías.

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